A media noche || Matthew

Recuerdo del primer mensaje :


No se escuchaba absolutamente nada, era el sonido, el aroma y la oscuridad de la noche. La escasa luz de la luna era tapada por nubes enormes y oscuras, era aquella una de esas malditas noches cerradas. Y yo no tuve mejor momento para acabar por allí tirada, lejos de el refugio y las chicas. Me había alejado tanto... Primero, había logrado utilizar un coche abandonado, la carrocería estaba oxidada y aunque parecía que llevase siglos sin arrancar conseguí hacerlo. Debí no alejarme tanto, pues cuando me dejó tirada en aquel sitio ya casi anochecía y para colmo no sabría decir el punto exacto de mi ubicación.

Caminaba por la carretera como alma en pena, la chaqueta que había sacado de Arcadia me estaba grande, pero esto era lo mejor de todo, ya que lograba mantener el frío alejado de mi. Con la linterna en mano caminaba iluminando mis pasos, sin llegar a estar segura de hacia donde me dirigía. Temía caerme y darme de bruces contra el suelo o que una de esas cosas me encontrara antes. Respiré hondo cuando lo vi. Era una luz que parpadeaba con fuerza.  En la lejanía entre tanta oscuridad.

¿Qué podría ser aquello?,con tanta falta de luz apenas era capaz de distinguir nada. Tal vez hubiera allí una casa a la que pode dirigirme, alguien que me pudiera ayudar en aquella noche tan estúpida y es que me sentía así, como una idiota que había metido la pata hasta el fondo. Estirando de las mangas de la chaqueta, me apresuré por seguir con mi camino, dandole vueltas en mi cabeza a aquello que estaba viendo. Tal vez en vez de acercarme más y más debería alejarme. ¿Quien me decía a mi que no me estaba dirigiendo hacia la boca del lobo?

Conforme me acercaba más y más, pude distinguir las formas de lo que aprecía ser un antiguo edificio, pero no uno cualquiera, se trataba de una capilla. Estaba descuidada y el campanario parecía que se iba a caer en cualquier momento. La luz procedía de una de las ventanas, a la que me fui acercando con cautela. Coloqué ambas manos en el marco y me asomé con cuidado. El interior de la capilla estaba lleno de velas, había un altar aún más iluminado, pero lo cubrían sábanas, también había algo en las paredes. Eran pintadas, frases, la mayoría sin sentido alguno: "Veo tu rojo, escucho tu rojo", "Él nos ha castigado, ya no hay solución", "Nunca más", "El pecado ya está hecho", "El impuro será ofrecido", "Él perdonará nuestros pcados si contribuímos en su juicio"... Mil una frases y simbolos dibujados en las paredes de aquella capilla, todos escritos con algo que parecía sangre.

Y aquel era el momento en el que debía huir. Aquella no era la boca del lobo, era algo peor. Iba a retroceder para marcharme, cuando un rostro se asomó por la ventana desde el interior. Me miró fijamente a través del cristal, con los ojos abiertos de par en par. El corazón me dio un vuelco en el interior del pecho. La cara de aquel tipo se mostró furiosa, sus ojos se clavaron en los míos y entonces sus facciones se estiraron en una sonrisa muy macabra. Retrocedí sorprendida, con una mezcla llena de sorpresa, temor y nerviosismo. La carcajada resonó con fuerza desde el interior y cuando pude reaccionar fue tarde. Al volverme había otro hombre allí de pie, de rasgos similares a los del primero, con la misma pinta de lunáticos. Y antes de que pudiera reaccionar de alguna otra forma, me golpeó en plena cara.

La cabeza me daba vueltas, era capaz de distinguir voces a mi alrededor, un sonido metálico que no podía describir, mi visión era borrosa, sentía mi cuerpo pegajoso a causa del sudor, la sangre brotaba de mi frente por culpa del golpe y perjudicaba mi visión. Traté de limpiarme, pero una mano me sujetó con fuerza. Me llevaban casi a rastras, sentía el movimiento a mi alrededor y todo me daba vueltas. Tenía ganas de vomitar a causa de aquel mareo y entonces todo se esfumó. Cuando por fin volví a abrir los ojos sentía de nuevo aquel mareo, pero al menos ahora era capaz de ver mejor. Sí, mi visión se había recuperado y todo estaba mejor. En lo que podía. Mi cuerpo parecía pesar más de lo normal. El frío me invadía. Dos cadenas colgaban del techo hasta acabar esposadas en mis muñecas. El agua me llegaba por la cintura, aquel parecía un sótano, uno viejo y descuidado. Las velas cubrían cada centímetro de la estancia. Aquellas frases cubrían las paredes, pero allí eran aún peores. "El infierno en el que vivimos", "Él nos perdonará si continuamos su plan"... Un grito agónico salió de mi garganta mientras que luchaba por zafarme de aquellas cadenas. La próxima vez haría caso a mi intuición...

Me habían quitado mis armas, la chaqueta, todo, una fina camiseta de tirantes y los vaqueros eran lo único que cubría mi cuerpo, incluso aunque no podía ver mis pies, pues el agua llegaba hasta mi cintura. Fui capaz de distinguir que hasta me habían quitado las botas. El pelo me caía en la cara y no era capaz de ver apenas mucho más, además de que aún me sentía desorientada por culpa del golpe. Moví la cabeza bruscamente para apartarme el pelo y al hacerlo, me asusté tratando de retroceder. Un cuerpo yacía boca abajo, colgado justo en frente de mi. Era imposible ver o más bien saber si había sido hombre o mujer, las heridas y cortes cubrían toda su piel. Mi cabeza seguía dando vueltas, no había que ser muy avispado para saber que si no hacía algo acabaría igual, pero me sentía aún aturdida. Grité llena de rabia a la vez que estiraba de mis brazos y trataba de incorporarme, para recobrar fuerzas. Aquellos lunáticos se habían montado su propia secta particular y yo sería parte de uno de esa especie de sacrificios que creían hacer a Dios por su perdón. Respiré hondo y miré hacia las cadenas que me sujetaban, estirando con fuerza de ellas, para tratar de soltarme, pero así no conseguiría nada, debía pensar en otra cosa o aquel sería el último capítulo de mi vida.

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Todo ocurrió tan rápido, que ni pude reaccionar, para cuando quise darme cuenta el hombre estaba tirado en el suelo. Me distraje demasiado con las ropas de aquel zombie en pensamientos que ya daban igual, pues como bien había señalado él, habían hecho aquello para evitar más desastres.

Aprovechando que el zombie estaba distraído con el hombre, me acerqué por detrás para atacarlo. Incrusté el machete en la nuca del no muerto, sin darle tiempo a reaccionar. Una vez que quedó muerto del todo, lo aparté del hombre y le ofrecí mi mano para ayudarle a ponerse en pie.

- ¿Estás bien? - pregunté. No pude evitar revisarle por encima, de forma rápida por si acaso. - Parece mentira, pero a veces esos malditos, nos la juegan... - miré de reojo el cuerpo y luego a él. - Por cierto, soy Thea, creo que no me presenté - volví a ofrecerle mi mano. - Y creo que deberíamos alejarnos más, seguirán viniendo zombies - cuando me preguntó que hacia dónde iba no pude evitar pensar de nuevo en aquella palabra: hogar. Cuando estaba con los Wolfpack siempre decíamos que no debíamos encariñarnos con ningún sitio, que el hogar era con quien estábamos, pero al final Arcadia había sido un auténtico refugio durante tanto tiempo, que era imposible no encariñarse, aunque solo fuera un lugar.

- A casa - añadí sonriendo. Era reconfortante poder decir aquello en voz alta y esperaba que eso no lo gafara, como ocurrió con los últimos moteles en los que dormimos todos antes de separarnos. - ¿Tú tienes algún lugar? - pregunté con curiosidad. - Si necesitas... - no terminé la frase. Confiaba en él, me había ayudado, pero... ¿Hasta ese punto? Esperaba que no fuera un problema. - Kansas - me limité a decir.

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Quizás cuando había pasado por ese lugar, le habían dicho que se marchara pero suponía que todo pasaba por algo, el se había metido allí para ayudarla y ahora ella le había había ayudado. Por supuesto, se sentía algo estúpido por haber sido tan torpe pero no era algo que iba a ir gritando por todas partes. Así que le tomo la mano y se levantó para mirarse los brazos, no habían cortes y tampoco mordeduras -si, estoy bien. Gracias- se sacudió un poco la ropa y negó. Sí había algo bueno de estar en aquel refugio es que tenía la oportunidad de darse un maldito baño y de limpiar su ropa. Algo que no había podido hacer en mucho tiempo mientras había sido un nómada.

Estiró la mano para tomar la de ella -Matthew- dijo con tranquilidad, no le molestaba que ella lo mirara, estaba claro que no podía viajar con alguien que estaba a punto de transformarse en una de esas mierdas -en un placer conocerte- señaló un par de árboles y algunas ramas que empezó a quitar para dejar a la vista una motocicleta sabía que debían marcharse, el fuego y los gritos seguramente llamarían la atención de más zombies.

Se subió a la motocicleta y sonrió -si. Tengo un lugar, pero está en California- aunque no lo dijera, saber que Ashley estaba allí, le traía bastante paz - vamos, sube. Luego veremos de conseguir algo para que puedas ir a La Kansas- sonrió casi divertido y dijo -yo nací en Kansas- aunque por el trabajo de su padre se habían mudado muchas veces

- Matthew, es un placer - en aquel momento sonreí. Resultaba agradable, poder compartir momentos de paz como en antaño. Conocer a alguien, presentarse... aunque las llamas y gritos borrasen esa tranquilidad. Era terrible. Subí tras él en la motocicleta.

- California queda lejos... - añadí una vez que estuve tras él. Me aferré a sus hombros, por puro instinto cuando arrancó la moto. - Yo era de Nueva York, pero supongo que la vida da muchas vueltas - ahora solo pensaba en regresar a Lebanon, en Kansas. Allí me estarían esperando aquellos que formaban mi nuevo hogar. No podía evitar sentirme aterrada a la vez que deseosa de regresar, ya que siempre temía que lo que fuera a encontrar no me gustase. Después de tantos chascos... tantas personas perdidas. Era imposible no ser negativa.

- ¿Te importa si me apoyo en tu espalda? Espero no quedarme dormida y caerme... pero estoy agotada - no podía más, así que aunque igual fuera algo cortante, necesitaba ese pequeño momento de cerrar los ojos un momento. Podía decir que confiaba en Matthew y aquel día había sido de locos.

Comenzaba a parecer que al fin la chica había dejado de pensar en lo que había pasado y aunque el sabía que iba a pensar en eso, la verdad es que esperaba que pudiera dejar todo atrás. Ambos sonrieron cuando se presentaron casi porque sabían que era muy extraño conocer buena gente en el mundo que estaban viviendo.

Asintió al escuchar que estaban lejos de California y el dejó salir una risilla -bueno, casi podríamos decir que estamos casi a la misma distancia de Kansas.- ambos estaban lejos de casa, eso no tenía duda pero ¿Cómo iban a hacer? -creo que necesitamos buscarte un medio de transporte así cada quien puede regresar a casa- pero el no estaba seguro de concidero aquel refugio como una "casa" jamás había considerado a ningún lugar así, al menos hasta que había conocido a Ashley pero luego la desconfianza había salido a la luz y se había instalado ¿Algún día podría olvidarse de ello?

Cuando subieron a la motocicleta ella hizo una pregunta y el negó -no, trata de relajarte, has pasado por mucho hoy- sabía que tenía que ir atento, no quería que ella se durmiera y terminará cayendo en el medio del viaje. Arranco y comenzó a andar en silencio por un buen rato, cuando sintió que ella soltaba su agarré decidió parar, estaban llegando a un pequeño pueblo que parecía completamente abandonado y sin movimiento.

Espero que ella se despertara y dijo -creo que deberíamos buscar un lugar para descansar un poco y luego seguiremos- los coches que alcazaba a ver desde allí se veían en bastante mal estado pero quizás si entraban más en el pueblo lograrán encontrar algo - deberiamos buscar algo para resguadarnos- murmuró mientras sacaba su arma porque jamás sabías con lo que podías encontrarte

Una vez que ambos estuvimos sobre la motocicleta, Matt condujo. La idea de buscarme un coche para mi resultó ser muy tentadora, solo esperaba que resultase ser uno mejor que los anteriores. En Arcadia necesitaban más vehículos, ya que no podrían estar para siempre compartiendo la vieja furgoneta de Jay, por más que esta fuera bastante útil y espaciosa. El viaje estaba siendo tranquilo, pasé algo de frío, pues eran temperaturas muy bajas y la sensación térmica en la moto en marcha era peor aún. Y eso que estaba bien abrigada, puesto que había recuperado mi chaqueta antes de salir de aquel infierno.

El ruido del motor quedó en un segundo plano cuando mis ojos se entrecerraron ligeramente. Llevaba mucho tiempo despierta, viajando y descansado lo más mínimo, por lo que aquel pequeño momento de paz fue mucho para mi.

Cuando volví a abrir los ojos nos encontrábamos bastante cerca de un pequeño pueblo. Bajé de la moto mientras frotaba mis ojos con suavidad, tratando de desperezarme. Asentí a sus palabras, a partir de ahí sería mejor seguir a pie, para evitar llamar la atención de cualquier indeseable. Y en esa descripción entraban tanto no muertos como vivos.

- La verdad que estaría genial poder descansar algo, suena terriblemente bien - estiré ambos brazos mientras caminaba tras él. Acto seguido sujeté en mi derecha mi viejo machete, era sencillo, viejo, pero eficaz. Avanzábamos por la antigua carretera adentrándonos poco a poco en aquel pueblo. - Vaya... ¿Crees que encontraremos algún vehículo no tirado por tracción animal por aquí? - bromeé al ver como la mayoría de casas y edificios eran de madera o ladrillo viejo. Recordaba bastante a un poblado del antiguo oeste, solo esperaba no encontrar zombies vaqueros. Las calles se veían muy tranquilas, salvo por algunas figuras que caminaban a lo lejos de forma torpe. Si nos dábamos prisa en avanzar o en acercarnos a alguna de las casas no sería un problema. - Vamos por ahí - señalé una calle y avancé por esta. Ahora apuntaba con mi linterna y en la otra mano con el machete. Parecía una zona más residencial del pueblo. No había muchos indicios de batalla, como si la mayoría de sus habitantes hubieran huido. Una de las casas contaba con un amplio jardín, la puerta del garaje estaba a medio abrir y podía distinguirse un vehículo tras ella. No iba a encontrar nada que no hubiera estado mejor cuidado, así que empujé las puertas de entrada y avancé en silencio hacia el garaje.

Me agaché para poder pasar al interior del garaje, cuando una mano se abalanzó a por mi. Yo giré, bruscamente tratando de esquivarla y provocando que cayera torpemente al suelo. Básicamente me arrastré alejándome de la pesada puerta para evitar que me devorasen o tener mayor distancia para atacar y defender. El zombie comenzó a agacharse para salir, y un segundo ya se arrastraba por el suelo en mi búsqueda.

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Ella definitivamente necesitaba descansar y el no quería arriesgarse a que ella terminará por caer al suelo mientras el iba conduciendo la motocicleta. A demás sería estúpido decir que el no estaba cansando también. Tomo la motocicleta y comenzó a moverla mientras los dos caminaban, ella llevaba un machete en la mano y aunque quizás el debía hacer lo mismo, decido confiar en ella. Solo esperaba que si se encontrarán con algo, solo fueran unos malditos zombies y nada de esas cosas raras que últimamente parecía cruzarse por todas partes.

El término por dejar salir y a risa -bueno, no creo que vamos a encontrar un Ferrari pero vamos, podemos conseguirte algo funcional, no parece estar tan mal este lugar- si, era un pueblo pero creia que una de esas camionetas de granjero, ella podía llegar a donde necesitaba llegar y el podía sentirse más tranquilo, que ella podía llegar a casa tranquila.

Ella pareció encontrar un lugar así que pare la motocicleta y le coloque la pata de estacionamiento mientras sacaba su propio machete, quizás las armas de fuego fueran más efectivo pero serían más ruidosas y ellos querían evitarse los problemas. Por lo que cuando aparecieron los zombies no se sorprendió pero si se puso alerta. Dos salieron pero Matt trato de golpear a uno en el suelo, pero este se movió, entonces cuando el segundo fue hacia el, giró la mano y clavo el machete en la cabeza de este


■  Machete [Daño: 8 + Fuerza]
Daño: 8 + 5= 13

Ataque Matt Ac 3+3= 6
Defensa Matt 5 + 3= 8
Ataque Matt Ac 3+2= 5
Defensa Matt 5 + 6= 11

Defensa zombie(1) 1 + 9=10
Ataque zombie(1) 2 + 4= 6
Vida [10/10] zombie vivo

Defensa zombie(2) 1 + 3=4
Ataque zombie(2) 2 + 2= 4
Vida [0/10] zombie muerto

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Matt fue capaz de acabar con uno de ellos, yo que ya me había puesto a cubierto avancé también para golpear al zombie que había logrado esquivar el ataque del militar. Empuñé el machete con decisión y lo incrusté en la cabeza del no muerto, acto seguido, me introduje en el interior del garaje.

Di un leve respingo al ver a la pequeña niña con camisón mirarme fijamente. No tendría ni diez años cuando murió. Su ropa estaba llena de manchas de sangre y su rostro demacrado me observaba con mucha atención.

- Joder - antes de que la niña se lanzase a por mi alcé la mano y justo cuando ella saltó incrusté el arma en su frente. Sujeté el cadáver de la pequeña para acompañarlo hasta el suelo. La observé apenas unos segundos, sin poder evitar sentir pena por ella. - ¿Estás bien? - pregunté acercándome al hombre para examinarlo bien.

- Trataré de arrancarlo - avancé hasta el vehículo. Se trataba de un volvo de 2005 ó así. No estaba mal, afortunadamente las llaves estaban colgadas en la pared del garaje y el coche abierto. Me introduje en este e hice girar la llave de contacto, afortunadamente arrancó. - Eso está bien, pero... debería mirar que tuviese bien del motor y demás si no quiero que me deje tirada por ahí - saliendo del coche me acerqué al motor para abrir el capó. - ¿Entiendes de coches? - no sabía mucho, sí que había que mirar siempre el aceite. ¿Pero dónde quedaba eso?

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Habían podido terminar con los zombis y la vio meterse en la garaje –Supongo que tendríamos que revisar la casa- le dijo algo más tranquilo sin saber lo que ella estaba viendo adentro. La verdad es que los dos necesitaban un poco de tranquilidad y aunque ya debía estar por amanecer, el no dejaba de pensar que necesitaba algo de tranquilidad antes de volver al campamento.

Camino junto a ella para poder mirar como acostaba el cadáver de una niña y suspiro, aquel virus era una verdadera mierda y el hecho de ver esas cosas no ayudaba mucho, las personas no merecían ese final y mucho menos una niña pero así eran las cosas y lo mejor era tratar de sobrevivir lo mejor posible.

Dejo que arrancara el coche y sonrió al escuchar como este rugía –Si, algo se de autos, así que debiéramos buscar si hay algunas cosas aquí- Miro la puerta que conectaba por la casa y avanzo lentamente, no se oía nada dentro así que comenzó a abrir las alacenas y encontró algunas cosa –Toma- Le entrego dos latas de macedonia y dos paquetes de fideos instantáneos, mientras el guardo la otra mitad –Deberíamos revisar toda la casa, quizás encontremos algo más de utilidad- Le dijo mientras avanzaba lentamente

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'¿Qué hay ahí?' :

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