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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Un poco de historia — Libre
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Día parcialmente nublado, tiempo frío.
23 de mayo de 2016.
Entrada al museo.
(Aspecto)
Había algo pintado en la acera, pero no lograba descifrar el mensaje, tal vez llevara allí desde antes del brote. Manchas oscuras, que suponía que eran de sangre reseca, impedían una correcta lectura de aquel escrito. En realidad era algo sin importancia, estaba allí por otras razones diferentes a las de descifrar aquel extraño código. Lo más seguro es que fuera alguna chiquillada de años atrás.
— Vamos a ver que encontramos — llevé ambas manos a mi cintura. Los alrededores al museo estaban desolados, había zonas donde la hierba había crecido notablemente y otras donde menos porque en ellas yacían algunos cadáveres. No estaba del todo segura de si estarían muertos del todo o no, ya me había llevado alguna que otra sorpresa en ocasiones anteriores.
Los carteles indicaban varias direcciones, la que me interesaba iba hacia la izquierda. No era ni más ni menos que el museo de historia natural de Los Angeles. Comencé a caminar en esa dirección mientras recogía mi pelo hacia atrás en una rápida coleta.
Había tres cuerpos que yacían en el suelo, conforme me fui acercando descubrí que dos de estos estaban definitivamente muertos, debido a un agujero de bala en sus cabezas. Así que entendía que alguien los había matado hacía un tiempo. La tercera no estaba muerta, al menos no de esa forma que siempre habíamos entendido por "muerte". Había un rastro a través de la hierba, marcas que indicaban que ahí se había arrastrado alguien. Un par de metros más adelante había un cuerpo, o al menos la mitad de este. Le faltaban las piernas y arrastraba parte del interior del estómago; todas las tripas quedaban colgando como si nada. Respiré hondo y desvié la mirada hacia otro lugar algo no tan desagradable.
Me fui acercando, la mujer se ayudaba de sus manos para poder seguir adelante. Al verme gruñó en mi dirección, paró y dirigió sus manos en mi dirección, sentí cierto alivio al no reconocerla. — Lo siento — susurré. Con el machete en la mano me acerqué un poco más, con cuidado de no llevarme ningún arañazo o mordico incrusté la punta de la herramienta en su cabeza, de la forma más limpia que me pude permitir, en dos movimientos acabé con ella. Tan solo en imaginar por lo que esa mujer habría pasado me ponía los pelos de punta... Tratar de imaginar sus últimos días me ponía triste, ¿cómo habría sido, qué habría sido de ella, cómo habría muerto? Triste y enfadada, el odio hacia Umbrella aumentaba y la rabia quedaba almacenada en un hueco de mi ser, toda acumulada para ese momento preciso en el que lo necesitase y entonces la haría sacar a la superficie y me vengaría, no sabía como ni si podría, pero estaba segura de que no me quedaría de brazos cruzados. Tal vez fuera un gran objetivo, pero no estaba sola. Había más gente que pensaba como yo y tampoco se rendirían sin luchar.
El mundo se había vuelto horrible y aunque creías haberlo visto todo, siempre había algo más que te podía sorprender. Suspiré y me puse en pie, sería mejor que llegara ya hasta el edificio. Últimamente me había pasado así las últimas salidas, inspeccionando y tachando lugares en un viejo mapa. Con la esperanza de encontrar a alguien que me odiaba.
- Dados:
- Mi ataque: 4 + 8 = 12.
Su defensa: 2 + 6 = 8.
Mi ataque: 4 + 8 = 12.
Su defensa: 2 + 4 = 6.
20 - 2(8+4) = -4. Muere.
- - - -:
- Solo Bobbi:
- Pandemonium:
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
A punto de cumplirse tres años de la separación de sus hermanas, Blake L. Weis podía decir que estaba bien. O al menos que iba tirando, sí, esa era la mejor expresión para definir su supervivencia. Intentaba moverse de día, por zonas tranquilas, evitar las grandes ciudades, aunque había excepciones como aquel día. Por las noches buscaba lugares en los que refugiarse, si podía quedarse más días lo hacía. En los alrededores buscaba casas, antiguos comercios... cualquier cosa le servía para hacerse con algo de comer. Algo para seguir tirando. Blake vivía al día.
Eso al menos cuando se encontraba fuera de St. Friedrich, como estaba siendo ese día. Llevaba pocos meses viviendo en Pensilvania. Al principio compartía casa con una familia, pero hace poco le dieron una casa que se había quedado libre porque alguien murió, una pedazo de casa... había escuchado rumores de que si eran gente importante y que la líder se había hartado... A ella le daba igual, lo que le importaba era que tenía un refugio al que llamar hogar y una pedazo de cama para ella sola. La bañera también ayudaba.
Con ese nuevo update en su vida las cosas empezar a ir mejor. Salía para buscarse útiles o algún que otro trabajo. En esta ocasión acababa de terminar un trabajo y se encontraba en Los Angeles, sin coche porque la había dejado tirada y no entendía demasiado de mecánica para arreglarlo. Por ello cargaba con una enorme mochila militar con todas sus cosas a la búsqueda de algún modo de transporte que le permitiera cruzar el país. Y si no encontraba algo pronto, ya tenía pensado quedarse a dormir en un museo que había visto por la zona. Estaba todo muy bien calculado o eso se decía ella para estar tranquila.
Se encontraba apoyada en una pared, pegando su cara al cristal del edificio. Estaba algo cansada, solo quería descansar un poco y comenzaba a pensar que lo ideal sería hacer noche ya allí.
— No se ve un carajo — se quejó. ¿Cómo iba a saber si era un lugar seguro o no? En principio no se veían ventanas rotas, ni puertas abiertas... daba la sensación de que nadie había ido hasta allí en años. Es decir, cuando se desató el fin del mundo... Nadie había pensado: ¡Eh vamos a refugiarnos en los museos! Por lo que a Blake no le parecía una idea tan mala quedar allí. Tampoco parecía que hubieran saqueado el edificio... El arte tampoco había sido una prioridad al irse todo al garete, ¿no? Estaba allí tratando de ver algo por el cristal cuando se giró y observó a alguien a lo lejos. Automáticamente se agachó detrás de un arbusto. No parecía un zombie, parecía alguien con vida. Y eso sí que era una sorpresa.
DADO SIGILO.
Eso al menos cuando se encontraba fuera de St. Friedrich, como estaba siendo ese día. Llevaba pocos meses viviendo en Pensilvania. Al principio compartía casa con una familia, pero hace poco le dieron una casa que se había quedado libre porque alguien murió, una pedazo de casa... había escuchado rumores de que si eran gente importante y que la líder se había hartado... A ella le daba igual, lo que le importaba era que tenía un refugio al que llamar hogar y una pedazo de cama para ella sola. La bañera también ayudaba.
Con ese nuevo update en su vida las cosas empezar a ir mejor. Salía para buscarse útiles o algún que otro trabajo. En esta ocasión acababa de terminar un trabajo y se encontraba en Los Angeles, sin coche porque la había dejado tirada y no entendía demasiado de mecánica para arreglarlo. Por ello cargaba con una enorme mochila militar con todas sus cosas a la búsqueda de algún modo de transporte que le permitiera cruzar el país. Y si no encontraba algo pronto, ya tenía pensado quedarse a dormir en un museo que había visto por la zona. Estaba todo muy bien calculado o eso se decía ella para estar tranquila.
Se encontraba apoyada en una pared, pegando su cara al cristal del edificio. Estaba algo cansada, solo quería descansar un poco y comenzaba a pensar que lo ideal sería hacer noche ya allí.
— No se ve un carajo — se quejó. ¿Cómo iba a saber si era un lugar seguro o no? En principio no se veían ventanas rotas, ni puertas abiertas... daba la sensación de que nadie había ido hasta allí en años. Es decir, cuando se desató el fin del mundo... Nadie había pensado: ¡Eh vamos a refugiarnos en los museos! Por lo que a Blake no le parecía una idea tan mala quedar allí. Tampoco parecía que hubieran saqueado el edificio... El arte tampoco había sido una prioridad al irse todo al garete, ¿no? Estaba allí tratando de ver algo por el cristal cuando se giró y observó a alguien a lo lejos. Automáticamente se agachó detrás de un arbusto. No parecía un zombie, parecía alguien con vida. Y eso sí que era una sorpresa.
DADO SIGILO.
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Ir al museo tal vez no fuera la opción más lógica, pero buscaba algún lugar que hubiera podido servir de refugio a Ryder y eso me hacía tener que investigarlo todo. Sí, estaba buscando una aguja en un pajar. Avanzaba con calma cuando observé una figura agacharse, ¿espera, qué? ¿Ryder? No podía ser, pero lo deseaba.
— ¿Eh? — se me escapó. Desenfundé de nuevo el machete. — ¿Quién eres? — alcé la voz. — Bueno, seguramente si me dices tu nombre... lo que quiero decir es que no eres un zombie, no se habría escondido y tampoco pienso hacerte daño — explicaba mientras que me iba acercando al lugar en concreto.
— El machete es por... precaución, sé que no suena muy bien, pero no nos conocemos... — me quedé a una distancia de unos cinco metros del lugar donde se había escondido. — Me llamo Ava Aiken, estoy... buscando a una amiga, espero que esté viva — mi tono de voz se apagó ligeramente al pronunciar las últimas palabras. No quería admitirlo, pero sí, sentía que Ryder se había marchado por mi culpa y eso me quemaba.
— Se llama Ryder Ketchup... — me llevé una mano a la frente con pesadez, o más bien al darme cuenta de lo que acababa de decir. — Más bien... se hace llamar — guardé el machete al final. Sabía que no era un zombie, me habría atacado, y seguramente no sería un peligro... también me habría atacado, ¿no? ¿O solo esperaba a que sus compañeros lo hicieran por detrás? Miré a mi alrededor... la paranoia crecía.
— Tengo una fotografía de ella — expliqué. La saqué del bolsillo de mi pantalón. Era una imagen en la que Ryder salía junto a Jemma, fue esta misma quien me la dio por si podía enseñarla, como era el caso, con el objetivo de que alguien la reconociera.
— ¿Eh? — se me escapó. Desenfundé de nuevo el machete. — ¿Quién eres? — alcé la voz. — Bueno, seguramente si me dices tu nombre... lo que quiero decir es que no eres un zombie, no se habría escondido y tampoco pienso hacerte daño — explicaba mientras que me iba acercando al lugar en concreto.
— El machete es por... precaución, sé que no suena muy bien, pero no nos conocemos... — me quedé a una distancia de unos cinco metros del lugar donde se había escondido. — Me llamo Ava Aiken, estoy... buscando a una amiga, espero que esté viva — mi tono de voz se apagó ligeramente al pronunciar las últimas palabras. No quería admitirlo, pero sí, sentía que Ryder se había marchado por mi culpa y eso me quemaba.
— Se llama Ryder Ketchup... — me llevé una mano a la frente con pesadez, o más bien al darme cuenta de lo que acababa de decir. — Más bien... se hace llamar — guardé el machete al final. Sabía que no era un zombie, me habría atacado, y seguramente no sería un peligro... también me habría atacado, ¿no? ¿O solo esperaba a que sus compañeros lo hicieran por detrás? Miré a mi alrededor... la paranoia crecía.
— Tengo una fotografía de ella — expliqué. La saqué del bolsillo de mi pantalón. Era una imagen en la que Ryder salía junto a Jemma, fue esta misma quien me la dio por si podía enseñarla, como era el caso, con el objetivo de que alguien la reconociera.
- DADOS:
- PERCEPCIÓN: 2 + 5 = 7.
- - - -:
- Solo Bobbi:
- Pandemonium:
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
«El machete es por... precaución». La cara de Blake fue todo un poema. Ella apenas estaba armada, no entendía dicha precaución... aunque bueno, en su defensa diría que no lo podía saber.
— Ya claro, qué vas a decir... — dijo para sí misma. No pudo evitar quejarse, se sintió idiota por no haber tenido más cuidado. Se había confiado demasiado, no es que hubiese gente por ahí como antes, pero claro que la había. Y a ella le parecían hasta más peligrosos que los zombies. Estos últimos tenían una forma de actuar, las personas vivas podían actuar de tantas formas... y todas diferentes a la vez que inquietantes.
— Mi nombre es Liss — dijo su segundo nombre, en realidad era Lisbeth pero le gustaba acortarlo. Desde que se separó de Angy y Sylvia siempre decía ese nombre, no deseaba volver a encontrarlas. Era triste, pero ahora sentía mayor libertad que cuando estuvo con su familia. Se asomó por el arbusto para ver a la mujer, era rubia y... a simple vista a ella no le pareció un peligro, pero claro. ¿En quién podía confiar? Se puso en pie lentamente.
— ¿Ryder Ketchup? — enarcó una ceja. — Si quieres distraerme o algo cúrrate una historia mejor... — dijo con sorna, pero ahí le mostraba la fotografía. Se hacía llamar Ryder Ketchup, Blake no era quién para juzgarla, por lo menos había tenido más originalidad que ella misma. — Supongo que si quisieras engañarme te inventarías algo mejor... — se acercó apenas un poco para poder ver la imagen con las manos ligeramente alzadas. Aunque había guardado el machete se quería mostrar con cauta. — ¿De quién huye? — observó la imagen. Aparecían dos jóvenes y la de la derecha era a quién buscaba. Blake negó, no le sonaba de nada. — ¿Huye de ti? — alzó la mirada ahora en la dirección de la rubia. — Tiene que huir de alguien, ¿no? de lo contrario no usaría un nombre falso — pensó en voz alta.
— Ya claro, qué vas a decir... — dijo para sí misma. No pudo evitar quejarse, se sintió idiota por no haber tenido más cuidado. Se había confiado demasiado, no es que hubiese gente por ahí como antes, pero claro que la había. Y a ella le parecían hasta más peligrosos que los zombies. Estos últimos tenían una forma de actuar, las personas vivas podían actuar de tantas formas... y todas diferentes a la vez que inquietantes.
— Mi nombre es Liss — dijo su segundo nombre, en realidad era Lisbeth pero le gustaba acortarlo. Desde que se separó de Angy y Sylvia siempre decía ese nombre, no deseaba volver a encontrarlas. Era triste, pero ahora sentía mayor libertad que cuando estuvo con su familia. Se asomó por el arbusto para ver a la mujer, era rubia y... a simple vista a ella no le pareció un peligro, pero claro. ¿En quién podía confiar? Se puso en pie lentamente.
— ¿Ryder Ketchup? — enarcó una ceja. — Si quieres distraerme o algo cúrrate una historia mejor... — dijo con sorna, pero ahí le mostraba la fotografía. Se hacía llamar Ryder Ketchup, Blake no era quién para juzgarla, por lo menos había tenido más originalidad que ella misma. — Supongo que si quisieras engañarme te inventarías algo mejor... — se acercó apenas un poco para poder ver la imagen con las manos ligeramente alzadas. Aunque había guardado el machete se quería mostrar con cauta. — ¿De quién huye? — observó la imagen. Aparecían dos jóvenes y la de la derecha era a quién buscaba. Blake negó, no le sonaba de nada. — ¿Huye de ti? — alzó la mirada ahora en la dirección de la rubia. — Tiene que huir de alguien, ¿no? de lo contrario no usaría un nombre falso — pensó en voz alta.
— Liss hola — traté de sonar amable, puesto que consideraba que las buenas formas no solo debían conservarse, si no que además era una manera de entrar bien con la gente. — Eh... Sí, ya, sé que no es muy... — «¿De quién huye?» Aquellas palabras me hicieron detenerme. ¿De quién huía Ryder? Sus palabras me hicieron darme cuenta de que siempre la había criticado por usar ese nombre, de que siempre había pensado que algo nos ocultaba. ¿Pero y si no era a nosotros y si era que se ocultaba de otra gente? Sentí de nuevo una punzada de culpabilidad en el pecho. A ver, la buscaba porque me arrepentía de como la había tratado, porque al final comprendía que no era mala por mucho que la liase o nos ocultase cosas...
— No... lo sé — susurré. O tal vez sí, ¿de quién se podía ocultar, quién la podría buscar? ¿Un ex conflictivo, familia... Umbrella? ¿Por qué podría buscar Umbrella a Ryder? la cabeza me daba vueltas. — Nunca nos lo dijo, yo, cuando la conocí ya se hacía llamar así, si huyese de mi no me lo habría dicho, ¿no? — fue la única lógica que saqué en claro.
— Tampoco me has contestado — la observé. — No la has visto, ¿verdad? — volví a preguntar. — La busco por su bien, me da miedo que vaya por ahí sola... discutimos y simplemente se marchó, estoy preocupada — y fui lo más sincera que pude.
— ¿Tú huyes de alguien? Porque sabes mucho del tema, ¿no? — alcé una ceja.
— No... lo sé — susurré. O tal vez sí, ¿de quién se podía ocultar, quién la podría buscar? ¿Un ex conflictivo, familia... Umbrella? ¿Por qué podría buscar Umbrella a Ryder? la cabeza me daba vueltas. — Nunca nos lo dijo, yo, cuando la conocí ya se hacía llamar así, si huyese de mi no me lo habría dicho, ¿no? — fue la única lógica que saqué en claro.
— Tampoco me has contestado — la observé. — No la has visto, ¿verdad? — volví a preguntar. — La busco por su bien, me da miedo que vaya por ahí sola... discutimos y simplemente se marchó, estoy preocupada — y fui lo más sincera que pude.
— ¿Tú huyes de alguien? Porque sabes mucho del tema, ¿no? — alcé una ceja.
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- Pandemonium:
— Eso tiene sentido... — se llevó una mano a la barbilla. — Te doy la razón, pero bueno, solo era una observación — Blake alzó una ceja con curiosidad. Le llamaba la atención el rostro que ponía la tal Ava. — No, lo siento y bueno, espero que la encuentres, solo si ella quiere — se encogió de hombros.
— Vaya... — se echó a reír. — Puede que me hayas pillado, pero bueno, yo no soy Ryder y tú no me estás buscando a mi — se metió las manos en los bolsillos. — Espero que Ryder esté bien — fue bastante sincera.
— Busco un sitio donde pasar la noche, así que... — Blake se giró para volver a la ventana y tratar de abrirla. — ¿Tú te quedarás por aquí? — se giró hacia ella mientras que continuaba tratando de abrir la ventana. Luego se volvió de nuevo al cristal, estaba tan sucio que podía estar llamando a las mismísimas puertas del infierno sin darse cuenta. Y entonces ocurrió, a la velocidad de la luz. La ventana estalló en mil añicos, el gruñido la sangre coagulada, unas manos que trataban de aferrarla... cayó hacia atrás, o más bien se dejó caer para evitar que la aferrasen. Prácticamente gateó hacia atrás hasta quedar al lado de Ava para observar a varios zombies gruñendo desde la ventana tratando de salir a por ellas. Casi resultaba hipnotizante, quedaban restos de cristales en los bordes. Se cortaban con ellos, la piel grisácea era rasgada, dejando ver la sangre coagulada. La visión era asquerosa.
— Descarto el museo como hotel de cinco estrellas y se las bajo a dos... — resopló y se giró. No parecían poder salir así que miró a su alrededor, pensando en irse a otro sitio. Se había llevado un buen susto.
— Bueno Ava... un placer — y sin más comenzó a andar alejándose.
— Vaya... — se echó a reír. — Puede que me hayas pillado, pero bueno, yo no soy Ryder y tú no me estás buscando a mi — se metió las manos en los bolsillos. — Espero que Ryder esté bien — fue bastante sincera.
— Busco un sitio donde pasar la noche, así que... — Blake se giró para volver a la ventana y tratar de abrirla. — ¿Tú te quedarás por aquí? — se giró hacia ella mientras que continuaba tratando de abrir la ventana. Luego se volvió de nuevo al cristal, estaba tan sucio que podía estar llamando a las mismísimas puertas del infierno sin darse cuenta. Y entonces ocurrió, a la velocidad de la luz. La ventana estalló en mil añicos, el gruñido la sangre coagulada, unas manos que trataban de aferrarla... cayó hacia atrás, o más bien se dejó caer para evitar que la aferrasen. Prácticamente gateó hacia atrás hasta quedar al lado de Ava para observar a varios zombies gruñendo desde la ventana tratando de salir a por ellas. Casi resultaba hipnotizante, quedaban restos de cristales en los bordes. Se cortaban con ellos, la piel grisácea era rasgada, dejando ver la sangre coagulada. La visión era asquerosa.
— Descarto el museo como hotel de cinco estrellas y se las bajo a dos... — resopló y se giró. No parecían poder salir así que miró a su alrededor, pensando en irse a otro sitio. Se había llevado un buen susto.
— Bueno Ava... un placer — y sin más comenzó a andar alejándose.
— Que perspicaz eres, ¿no? — pensativa la observé unos segundos, aunque en realidad no la estaba mirando a ella. En mi mente tenía a Ryder. ¿Estaría bien? Así que a ella la estaban buscando también, volví a la realidad de un segundo a otro.
— ¿Necesitas ayuda...? — iba a decirle que si alguien la estaba buscando y no deseaba ser encontrada, que tal vez yo pudiera echarle una mano, pero entonces el cristal saltó por los aires. Ambas retrocedimos bruscamente. Por puro instinto me agaché a su lado para tratar de ayudarla a levantarse, pero no fue necesario.
— Joder que susto — me quejé. Observé a los zombies, pensando en hacer algo, apenas parecían más de tres, pero Liss se marchaba.
— ¡Oye! No te vayas aún — fui tras ella. — Yo necesito encontrar un lugar también, podríamos echar un vistazo en el museo, lo mismo solo están esos tres, entre las dos podemos acabar con ellos — expliqué. No quería que se marchara así, me había inquietado un poco la situación y quería averiguar si realmente estaría bien. No la podía llevar a Pandemonium, pero eso no significaba que no pudiera ayudarla. — ¿Qué me dices, formamos un equipo? — los zombies seguían gruñendo y molestando, si no acabábamos pronto con ellos, atraerían a muchos más y eso sí que sería un problema.
— ¿Necesitas ayuda...? — iba a decirle que si alguien la estaba buscando y no deseaba ser encontrada, que tal vez yo pudiera echarle una mano, pero entonces el cristal saltó por los aires. Ambas retrocedimos bruscamente. Por puro instinto me agaché a su lado para tratar de ayudarla a levantarse, pero no fue necesario.
— Joder que susto — me quejé. Observé a los zombies, pensando en hacer algo, apenas parecían más de tres, pero Liss se marchaba.
— ¡Oye! No te vayas aún — fui tras ella. — Yo necesito encontrar un lugar también, podríamos echar un vistazo en el museo, lo mismo solo están esos tres, entre las dos podemos acabar con ellos — expliqué. No quería que se marchara así, me había inquietado un poco la situación y quería averiguar si realmente estaría bien. No la podía llevar a Pandemonium, pero eso no significaba que no pudiera ayudarla. — ¿Qué me dices, formamos un equipo? — los zombies seguían gruñendo y molestando, si no acabábamos pronto con ellos, atraerían a muchos más y eso sí que sería un problema.
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