I don't want to remember... No more. [Terry's Memories]

 En un barrio Estadounidense, en un típico barrio de los Estados Unidos, de esos en los que todas las casas son iguales, con familias perfectas de película. Cada típica casa, calcada a la anterior, tiene un jardín delantero en perfectas condiciones, cada uno siendo exacto al siguiente, quizás cambiando algunos detalles. En un barrio tan monotono como ese, vivían los Cassidy. Dos familias que rompen el esquema de familia perfecta que tratan de aparentar el resto, en dos casas una en frente de la otra. La primera es lo más cercana a lo estaudinense. La segunda es una curiosa mezcla, mitad irlandesa, mitad alemana. A esta última de puertas para adentro se la suele mirar mal, como si fueran nazis. Es extrañamente típico en estos barrios.
 En el jardín interior de los Cassidy más estadounidenses, se encuentran dos primos. Uno con triple nacionalidad y otra que jamás ha visto algo que no sea tierra americana. Ambos "juegan" apaciblemente. Realmente solo ella juega, él se dedica a hablar mientras la mira hacer, respondiendo con absoluta sinceridad las preguntas de su prima, Theresa. Drake, sin dudar, responde segundos después, al sopesar la respuesta más adecuada para la pequeña, ocho años menor que él. Se puede ver a simple vista la buena relación que tienen, llegando a parecer hermanos con una buena relación. Quizás incluso podría llegar a más, la confianza que se tienen el uno al otro se puede palpar.
 —Y... ¿Me caerá bien? —inquiere la pequeña, soltando lo que tenía entre manos, mientras sentada en el suelo mira a su primo, que se apoya en el único árbol que aporta sombra en ese jardín.
 —Bueno, a ti no se, a mi, sí. —dijo Drake, con una de sus sonrisas de tiburón. A algunos chicos del instituto les daba miedo esa sonrisa, pero a Theresa no, ella las conocía desde el mismísimo día que nació, adoraba esas sonrisas. —¿Por qué preguntas?
 —Si es tu novia, quiero saber si me caerá bien. No quiero que me dejes de hablar si me enfado con ella. —soltó la castaña, mientras con un suave puchero volvía a retomar su tarea de "jugar". ¿Se podría considerar jugar a cavar un agujero? Quizás. —Es que... No quiero que por una zorra nos separemos. —concluyó Theresa, sorprendiendo por su lenguaje a su primo, que miraba a la menor ojiplático.
 —¿Quién te enseñó esa palabra? —inquirió molesto el pelirrojo.
 —Tú... Hace un rato dijiste: "Si simplemente esa zorra se hubiera callado no me habrían pillado", ¿sabes? No se muy bien que significaba, pero creo que es malo. —respondió, con falso aire ausente, quitándole hierro al asunto.
 —Yo... Mierda. Da igual. No lo digas delante de los tíos o me estrangularán. ¿Por qué crees que iba a dejar de hablar contigo por una zorra? Eso no pasará, Terry. —dijo Drake.
 —¡Yo si que te estrangularé como sigas llamándome así! —dijo molesta, levantándose y poniendo pose seria, mientras inclinaba un poco el cuerpo hacia su primo, tratando de intimidarlo.
 —Vale, vale, fiera. Pero Terry te paga, que lo sepas. —Y tras decir esto, le dio una tova en la nariz, cosa que hizo que la menor se tomase la nariz con ambas manos dolorida y soltase un bufido. —Mira, no es mi novia. Son cosa de mayores. —dijo, usando la aburrida y típica escusa de los adultos cuando no querían hablar de temas como sexo o cosas similares. De igual manera, Drake no quería "contaminar" a su prima con todo eso. —Vamos a dentro, a ver si la tía nos da limonada. —Y, sin molestarse en esperar, salió corriendo hacia la puerta trasera de la cocina.
 —¡Espérame, mierda! —dijo Theresa, cual esponja, corriendo tan rápido como podía tras el pelirrojo.
 —¡Cállate o me meterás en líos!
 Como Drake decía, ellos no se iban a separar por "una zorra". Lo que ninguno de ellos sabía, era que sería Theresa, la que buscando una vida que fuera con ella, se iría, tan lejos como pudiera de su familia, dejando como única explicación una carta que solo su querido primo leería. Sin duda los Cassidy aportaban vida y novedad al monotono barrio, aunque eso al resto les pareciera negativo.