¡Café! {Nessa y Paco}

Había vuelto a Nueva York por fin de aquel par de días en Los Angeles, era agotador, pero todo era por ver a Mcguire y Lionel, además de que tenía mi casa allí y el ejército me pegaba el vuelo siempre por lo que para que engañarme no me molestaba mucho... Así bueno 6 horas de un lado a otro y a joderse, pero podía dormir por lo que no era para tanto, la verdad es que me gustaba, era de esas personas que se quedaban dormidas en cualquier sitio y con muy poca facilidad, me dormía en el avión y cuando abría los ojos ya estaba en Nueva York.

Salí al aeropuerto, aún llevaba el uniforme del ejército porque no tenía ropa limpia, me dejaría caer por el apartamento de Josh y dejaría la bolsa de deporte allí para que la nana de Lionel lavase mi ropa, aquella mujer tenía que estar hasta el coño de los cuatro, pero Josh ya le pagaba una pasta gansa para que cuidase del niño cuando nosotros no podíamos, para que limpiase, nos hiciera de comer y lavase nuestra ropa, yo me había acoplado a aquel circulo como quien no quería la cosa y ya estaba casi en la familia de los Mcguire a este paso acabaría siendo el Mcguire 4.

Al llegar a la calle pedí un taxi, con aquellas pintas cualquiera se negaba, llevaba el uniforme del ejército, no el de mi sección, ya que eramos más disimulados con ella, pero si el verde ese que era bien llamativo con la típica pegatina "US ARMY" y debajo la de "BELIKOV", el taxita me saludó con ese apellido por el que todo el mundo me llamaba, ya si me decían Adrian o incluso Jay era como si no me hablaran a mi, me costaba prestar atención a los demás nombres todo el mundo me llamaba por el apellido.

-Buenos días, a la Quita Avenida por favor-Le indiqué al taxista, yo vivía en una zona modesta de East Village, pero Josh era un pijo de mierda y tenía un pedazo apartamento en esa calle flipante, antes vivía en Times Square, pero Zane le suplicó que cambiase a otro sitio, y el estuvo de acuerdo en que no era un buen entorno para Lionel así que al final se mudó a esa zona que era más tranquila, entre comillas...

El taxi me dejó en el sitio que pedí, alargué la mano dándole un billete y dejándole el cambio salí fuera con la bolsa de deporte en la espalda, lo primero que vi fue al viejo Abbe con su carro de los cafés, nada más verme se llevó una mano a la frente a modo de saludo militar, yo imité el gesto medio riendo, aquel tipo estaba ya bastante mal y fui directo hacia él que ya se había puesto a preparar mi café de siempre, era bastante nacionalista, así que a mi que sabía que estaba en el ejército me admiraba como a nadie.
-Ten Belikov, invita la casa.... ¿Cómo va la cosa?-Preguntó con tranquilidad.

Cogí el café y alargué la mano para coger una magdalena también, él se apartó como siempre, la verdad que allí entre unos y otros medio me tenían adoptado.
-Pues ya ve, a ver al crío y al tío... ¿Sabe si Josh ha bajado ya?-Prgeunté mientras que me hacía con una servilleta y le pegaba un mordisco a la magdalena para luego dar un trago de café.

-Si, debe de estar el crío con Sarah, ha subido ya y Josh pasó esta mañana a por un café, me dijo que vendrías y que te dijera que si tienes ropa para Sarah que se la dieras, que le dieras permiso para irse y que te quedes tu con el pequeño-Él seguía con su trabajo y yo asentí mientras que comía.

-Entonces iré antes ha hacer algunos recados, no tardaré mucho...-Añadía.

Di un sorbo de aquel café y seguí leyendo en voz alta sin importarme demasiado lo que la gente pudiera decir de mi, eso era lo bueno de Nueva York, todo el mundo iba a su bola, llevaba la mochila colgada sobre un hombro, el café en una mano y el libro en la otra, iba a la biblioteca, era aún bastante temprano pero tenía que terminar mi trabajo sobre Baudelaire antes de que empezasen las clases de nuevo y dado que en mi apartamento aún estaba Aaron roncando como él solo sabía pues me largué de allí, de seguro que llegaría Nico más tarde y entonces no podría hacer nada, me quedaría en la biblioteca todo el día si hacía falta...


Iba completamente absorta con aquel poema que fui a dar otro sorbito de café y me di cuenta de que ya no me quedaba más, genial, no exageraba nada cuando decía que me gastaba seguramente la mitad de mi dinero de cada mes en café, cerré el libro con resignación, porque no me había enterado de la mitad por mucho que lo intentase, pero aún estaba bastante dormida, así que fui directa hacia el primer carro de café que vi, otra cosa perfecta de Nueva York, la abundancia de café que había por todas partes, guardé el libro en la mochila y lo cambié por la cartera, tiré el vaso vacío a una papelera y me acerqué al tipo que hablaba con un... Soldado. Alcé una ceja, ¿de dónde se había escapado este?.

-Un café con leche por favor...-Pedí de forma educada mientras que cogía la cartera y sacaba el dinero que marcaba en un pequeño cartel en la chapa metálica del carrito.

-Pero lo primero es lo primero...-Anuncié mientras que alzaba mi vaso de plástico con el café en una mano y la magdalena en la otra, a la que le di otro mordisco y después volví a beber del café, primero iría al banco tenía que dejar un papel con mis datos y cosas raras... Me lo tendrían que explicar yo no era muy dado a aquellas cosas, el dinero se tenía que guardar de toda la vida de Dios debajo del colchón, no como estos yankees que eran muy modernos con aquellas cosas, si mi padre levantase cabeza...

Di un sorbo al café cuando me fijé en la chica que acababa de llegar y pedía otro, me sonaba de algo, pero no tenía ni idea de que podía ser, mi memoria solía ser bastante mala, hasta que de golpe al fijarme en la ropa caí en todo, las medias que llevaba con el liguero y todas esas cosas raras... Hacía ya un par de meses en una de mis visitas a la ciudad como era esta tuve que pasarme por la comisaría y me fijé en que en el calabozo había una chica sentada en uno de los bancos, estaba medio tumbada, era rubia, con el pelo largo, no me fijé mucho en la cara, pero si en el cabello largo y rubio y finalmente en la ropa bastante parecida a esta, por no decir que podría ser la misma y el colgante, era el mismo... Sonreí ligeramente divertido, cuando la vi o primero que pensé fue que era una prostituta, que la habrían pillado haciendo la calle y que por eso estaba allí, pero ahora que la miraba mejor me fijé en que era bastante joven, ¿ya tan jóvenes se dedicaban a ello?, hasta Bill, el tipo del café, la miraba como si se la fuera a comer.

-Bill, yo pago su café...-Dije de golpe, para luego acercarme a la chica en cuestión y ofrecerle la mano. -Soy Belikov-Añadí con una sonrisa amable recordando que la primera vez que la vi me puse malo al fijarme tan solo en la ropa, pero que ahora que la veía bien no era para menos. Y yo ahora tenía mis curiosidades, el banco podría esperar.

Saqué de la cartera el dinero y lo coloqué sobre el carro para luego volverme hacia ella una vez más. Parecía más joven que yo, no mucho, pero más.

Estaba completamente concentrada en como el tipo del café preparaba mi pedido que no me percaté de lo que hacía el otro, hasta que dijo que pagaba lo mío, alcé la mirada a la vez que alzaba una ceja en su dirección.

-Gracias Soldado...-Comenté en voz baja con una sonrisita divertida, si me ahorraba el café, pues bueno, entonces se presentó como Belikov yo por mi parte cogí el vaso de plástico que el dueño me ofrecía, no sin antes rodearlo con una servilleta para evitar quemarme, el tal Belikov ofreció su mano, yo la miré al igual que antes y eché a andar hacia adelante pasando de ambos.

-Buenos días...-Solo dije eso mientras que pasaba de ambos y echaba a caminar en dirección a la biblioteca, preguntándome por qué la gente de Nueva York estaba tan mal de la cabeza, podían ser tan amables como tan idiotas.

Volví a guardar la cartera en la mochila, echando esta a un lado y sacando mi libro de Las Flores del mal de Baudelaire continué con la lectura. Pero esta vez en voz baja mientras que con cuidado de no quemarme daba algunos tragos al café.

Spoiler:

Me quedé con la mano allí alzada sin que ella respondiera o me diera al menos su nombre, Bill me miró de forma divertida y yo le contesté igual, la chica se marchaba.

-¡Nos vemos Bill!-Saludé para echar a correr en la dirección en la que se había dio ella, acercándome por detrás hasta que llegué a su altura. -¿Y ese libro?-Pregunté mientras que lo señalaba y caminaba junto a ella, pude leer el título: "La flores del mal" de Baudelaire. -Parece interesante.-Di por hecho que me tacharía de pesado a la primera de cambio, pero tenía aún esa curiosidad y tampoco le iba a preguntar en la cara si era eso o no...

-No me has dicho tu nombre-Añadí para luego terminar de comer la magdalena y tirar el papel en una papelera que había por ahí en un lado de la cera, volví a dar un trago al café y luego a añadir otra cosa. -¿Estás estudiando?-Si me respondía a esa pregunta lo sabría fijo todo, pero al final decidí ir directo al grano.

-¿Por qué te detuvieron hace un par de meses?, eras tu la que estaba en el calabozo...- A saber como se tomaba aquello, pero es que debía ser ella, el mismo cabello, el mismo tono de piel, ropa similar, diría que esas botas eran las mismas incluso.

Spoiler:

Estaba bastante cansada, el sueño empezaba a apoderarse de mi y yo me empezaba a plantear la posibilidad de volver al apartamento y tirarme en la cama para no volver a levantarme hasta que no pasaran horas... Ni el café me despertaba y eso que me había tomado ya dos, con este tres... Tanto café en toda mi vida que me había acabado volviendo inmune a él, que bien. Bostecé ligeramente llevándome una mano a la boca, la sujetaba el libro y me tapé con el antebrazo por costumbre, justo en ese preciso instante apareció otra vez el soldado, ¿ahora me seguía?. Bueno no iba a escondidas empezó ha hablar conmigo.

Preguntó por el libro y yo le miré alzando una ceja, ¿de verdad le parecía interesante?, no se lo creía ni él, a mi en ocasiones me aburría, aunque la verdad es que no estaba mal... Teniendo en cuenta mi afición por leerme hasta las etiquetas de los botes de champú... Luego me dijo que no le había dicho mi nombre y medio reí por lo bajo a la vez que me paraba en mitad de la acera y me volvía hacia él.

-Ni tu, esos trajes solo muestran el apellido y Belikov es el mismo que hay ahí bordado, así que... ¿Por qué?-Me encogí de hombro y seguí avanzando, pero él me seguía, ¿qué era aquello un maldito interrogatorio?, entonces cuando finalmente fue directo al grano paré de golpe y le miré con una sonrisa sarcástica, incluso solté una pequeña carcajada...

-¡Ahora lo entiendo todo!-Dije alzando las manos ante lo evidente mientras que volvía a guardar el libro en la mochila, en Estados Unidos aún no era mayor de edad y ya me había metido en problemas decenas de veces, Brandon se había hecho cargo de mi custodia, bueno quien decía cargo decía "cargo", en realidad solo firmaba algunos papeles para que pudiera seguir aquí, tal vez estuvieran investigando mi caso por todo el número de líos en el que me había metido en los últimos meses.-No pienso contestar a no ser que esté mi tutor conmigo...-Y quien decía tutor decía la abogada de Brandon, pues este nunca estaba muy lúcido. ¿Es qué no me podían dejar tranquila?, que mirasen mis malditas notas, eran mediocremente suficientes... Lo que no me cuadraba era el traje del soldado.

Fui tras ella sin desistir en mis intentos de saber algo más sobre su persona, madre mía me había levantado aquella mañana hecho todo un maruja, pero es que ya la había visto hacía bastante y en esa ocasión no pude hablar con ella, seguí sus pasos justo a su izquierda esquivando a algunas personas que a esas horas solo podían ir a trabajar, todos trajeados y bastante pijos como era normal en aquella zona de Nueva York y anda que la rubia y yo no desentonábamos nada, entre el uniforme de militar que ya estaba algo sucio y las pintas de ella...

Sonreí de forma bastante divertida cuando puso en duda mi pregunta, fue bastante hábil con aquello, se lo tenía que reconocer.
-Muy buena... Pero es que todo el mundo me llama ya así, mi nombre es Adrian y no solo mis conocidos se han olvidado de él incluso yo lo he hecho, Adrian Jay Belikov...-Aclaré sin que fuera una molestia cederle mi nombre, además de que volví a insistir con la presentación. -Ahora si me podrás contestar ¿no?, no suelo comerme a nadie por saber su nombre-Añadía antes de dar un nuevo sorbo al café, en Los Angeles no se servía el mismo tipo de café y se echaba en falta, no había comparación con el de Nueva York.

Con mi pregunta dejó de caminar, parecía bastante molesta y ahora según ella lo entendía todo, ¿pero que era "todo"?, si solo era una pregunta curiosa, ¿me habría leído la mente?, pues me llevaría una hostia fijo, pero entonces habló de un tutor y me quedé mirándola aturdido, ¿a qué se referiría con aquello?, al menos ahora sabía que tenía menos de 21 años.

-No, creo que no me has entendido, no soy ningún... ¿asistente social?, ni nada por el estilo, trabajo en el ejército, si, pero nada más... Es solo que hace ya fui a la comisaría a dejar unos papeles y te vi en el calabozo, solo tenía curiosidad, no te lo tomes a mal...-Fui diciendo ya de forma sincera. Pues al fin y al cabo era eso mismo lo que había ocurrido.

Off: la cuestión es que siempre me tienes que llevar la contraria.

¿Es que simplemente no podía entender que no quería hablar con él?, tenía prisa por llegar a la maldita biblioteca, en estos días antes de que empiecen de nuevo las clases la gente se da de hostias por ir y luego no quedaba ningún sitio bueno o cercano a la ventana para poder aprovechar la luz... ¡Pero no se daba por aludido! Le miré con resignación cuando empezó a presentarse oficialmente, así que su nombre como yo había adivinado ya no era Belikov, si no Adrian. No sonaba muy estadounidense.

-Vanessa Walcott-Dije finalmente cediendo ante su insistencia pensando que no, que aquel nombre era más bien ruso o típico de los países del este de Europa y como él se tomaba la libertad de acosarme con preguntas raras yo decidí ser igual.-¿Y dime Adrian, eres de Estados Unidos?-Había entendido perfectamente que no le gustaba que le llamasen Adrian, no lo había dicho pero lo había notado por lo que aún con más razón lo llamé por ese nombre.

Luego de la revelación con aquella pregunta de por qué me habían encerrado aclaró que no, que era simple curiosidad pero yo no me acababa de tragar aquella idea estúpida, pues ya sería cotilla el tío... Le miré un tanto sin dar a torcer mi brazo, de forma seria esperando que dijese algo más y finalmente me encogí de hombros.
-No lo sé... Me verían con gente con la que no suelo ir nunca y se pensaron que iban con ellos...-Mentí, pero no iba a ir diciéndole a cualquier desconocido que me encontrase por la calle que me detuvieron porque le pegué un puñetazo a un policía... Avancé junto a él y asentí.

-Pues si, voy a la universidad... Periodismo, ¿algo más?-Pregunté de forma bastante sarcástica.

Off:

Medio reí cuando me preguntó si era estadounidense y es que tendría razón, seguro que lo decía porque mi nombre no era muy común por la zona y ya menos el apellido.

-Soy rumano, de Bucarest, nací allí y mira la de vueltas que da la vida, ahora estoy por aquí...-Dije sincero pues la verdad es que no me importaba mucho decir cual era mi origen, sabía que a Bill le daría algo si se enterase de que un rumano trabajaba en el ejército estadounidense, pondría el grito en el cielo y como el café gratis no es que sobre precisamente, siempre le he ignorado mi origen, él cree yo creo, que soy newyorkino natal, al igual que Josh que para colmo tampoco lo es, él es Francés, ni el mocoso, ni siquiera Zane son de aquí, la verdad es que mis amigos de por la zona no eran ningunos de allí, estaba Francisco, hindú, Kenneth, inglés, bueno los DNYC, aunque esos iban más a su bola, me los presentó Josh, buena gente pero estaban demasiado centrados en su carrera musical.

-¿Y tú, eres de Nueva York o de los alrededores?-Pregunté para seguir la conversación, entonces ella me contestó de forma más tranquila, ya no parecía tan esquiva y yo medio me eché a reir con su respuesta.-¿En serio, no tenías otra escusa que sonase más creíble como que intentaste asesinar a Obama con un tacón cuando vino de visita?-Añadía con ironía, escuchando que estudiaba periodismo y seguidamente me acordé de Paco, pero no solo porque mencionase el oficio de mi colega, también, si no porque pasábamos por un quiosco en el que estaba el Times con su portada, vaya pardillo, ni siquiera él se había ganado ese artículo, prefirió salvar al chiquillo y eso le describía a la perfección, sin duda todos estábamos muy orgullosos de él, me acerqué al quiosco y compré el ejemplar, yo no tenía ninguno y bueno me lo quedaría aunque fuera para hacer la gracia y perdile un atógrafo más tarde.

Guardé el ejemplar en la mochila, Paco ni siquiera estaba allí ya, el número era antiguo, pero la polémica que había despertado hacía que se siguiera vendiendo.
-Interesante... Mi amigo es periodista-Pero ni mencioné que se trataba de él.-¿Vas hacia algún sitio en particular?-No me importaría acompañarla para seguir hablando.

Así que él era rumano, si, había acertado, era de esa zona de Europa.
-Yo tampoco soy de aquí, nací en Londres-Añadí cuando me respondió, si él lo hacía y parecía que de forma sincera, ¿por qué yo no?, total ya me había dado cuenta de lo persistente que era, de seguro que no se iba con tanta facilidad y yo aún tenía que llegar a la biblioteca que estaba a aún de aquí a unos cinco minutos justos.

Conforme seguí hablando vi también su perspicacia.
-Sisisisisi... Me detuvieron por mi culpa, pero es que quieres que te diga, todos los policías de esta ciudad son gilipollas, detuvieron a un amigo y yo les encaré para que no se lo llevaran, finalmente nos llevaron a los dos-Fui diciendo mientras recordaba a Nico que estaba bastante furioso con el agente y yo tras él insultando hasta a su madre, a la del agente, por lo que definitivamente no acabamos muy bien, él en un calabozo y yo en el otro y una hora después Brandon junto a Aaron mirándonos de mala hostia desde el exterior por entre los barrotes. Si, mi vida era bastante ajetreada, si no estudiaba podía estar en un bar o en una celda y si no a saber, si una fabrica abandonada, atracando un colegio, desvalijando alguna tienda de veinticuatro horas... Borracha, colocada... De todo, no me privaba de mucho.

Mencionó que su amigo era periodista y mi interés aumentó de repente de casi cero a bastante en menos de dos segundos, quise preguntarle por él pero el tal Adrian fue directo a por el Times así que no dije nada, pro me gustaría conocer a alguien que ya estuviera en el mundillo para que me aconsejase.
-A la biblioteca, ¿tu me seguirás siguiendo?-Dije sin rodeos mirándole con una ceja ligeramente alzada ironizando la pregunta.

Tras haber estado unos días en el Memorial Grady de Nueva York, el Times Square me había ofrecido unos días de tranquilidad por la ciudad, más bien de baja para recuperarme del todo, incluso me habían querido regalar un pasaje a la India para pasar allí aquella estancia, pero me negué, quería seguir trabajando y me jefe me dio algunas noticias que cubrir por la ciudad, cosas bien simples que a veces se me hacían hasta más agobiantes que estar en pleno conflicto bélico.

Las rebajas, aquellas señoras y mujer locas me mataban con sus gritos al ver todas esas colecciones tan pijas en oferta, precios que a mi gusto me seguían pareciendo desorbitados, pero ellas gritaban de locura al ver una simple camiseta al precio por el que yo me compraría veinte en cualquier tienda, toda una locura, demasiado surrealista después de haber donde había estado, me enfurecía de tan solo pensar en aquella gente que vivía ajena al mundo que le rodeaba, por eso quise hacer mi trabajo, por eso estaba donde estaba. Aunque no iba a negar que necesitaba unos días de descanso alejado de aquel mundo, apenas llevaba cuatro días en Nueva York, medio día fuera del hospital, ya me habían dado el alta y ya estaba aburrido yendo de tienda en tienda tomando algunas notas y fotografías. Eso me recordaba que tenía que llamar a Josh para avisar de que estaba en la ciudad, no me gustaba ser así de caradura, pero él siempre me dejaba dormir en su piso y aunque la verdad que si era tener un poco de morro me había acostumbrado a su hospitalidad y casi sentía aquel lugar como un hogar, además de que él ya se encargaba de cobrarse el salario del alquiler a base de fotografías a su sobrino, entonces al recordarlo fui directo al primer quiosco con el que di para comprar un paquete de gusanitos y uno más pequeño con esas figuritas de juguete.

-Gormiti...-Dije señalando la caja, solo un detalle para el niño, me hacía bastante gracia aquel mocoso. Guardé las cosas en mi mochila y avancé por las calles alzando la cámara para tomar algunas fotos de los enormes carteles que colgaban en los edificios anunciando aquellas dichosas rebajas, cuando poco a poco bajando el objetivo vi en la cámara a Belikov, me eché a reir, iba con su uniforme, en plena ciudad, acabaría de llegar y me pareció una muy buena fotografía, el soldado en la ciudad, tomé la foto y al hacerlo me fijé en la pantalla, caminaba con una rubia, una a la que yo ya conocía.

-¡Será posible!-Exclamé al alzar la mirada y ver a la novia de aquel matón junto a mi viejo amigo.

Solté una carcajada, tampoco muy escandalosa al escuchar su comentario, por un momento dudé, aquella chica era todo sarcasmo, pero bueno, dejé el café cuando se acabó tirandolo a la papelera más cercana, finalmente pareció contarme la verdad. -Lo de Obama habría sido más divertido...-Sonreí divertido avanzando con ella por la calle, el día estaba resultando interesante y todo cuando entonces a lo lejos sin dar crédito a lo que estaba viendo me di cuenta de que no era otro que Lachowski, alcé la mano para saludarlo.

Pensaba que estaba a saber dónde, por esos mundos de Dios, pero no ahí estaba comprándose una figuras de Gormiti. -Puede que si, la verdad es que ando algo aburrido y seguirte se me hace lo más entretenido que hay por aquí, pero mira, ahí está mi colega, del periodista que te hablaba hacía un rato-Señalo a Paco y voy hacia él para darle un abrazo.

-¡Paco, te hacía en uno de esos países raros que acaban en stán...!, ¿cómo estás?, ¿vienes de descanso?-Empecé a acosarlo a preguntas mientras que la rubia se acercaba o al menos eso era lo que yo me esperaba, ¿no?

Me ha quedado corto, disculpad.

Reí por su comentario cuando dijo que me seguiría porque no tenía nada mejor que hacer y andaba aburrido. -Pues si que tienes que estar aburrido para seguir a una estudiante preparándose sus exámenes...-Decía aquello mientras que terminaba y saboreaba el café, sin duda me compraría otro cuando llegase a la biblioteca, en aquellos días con la falta de sueño acumulada lo que mejor me venía era sin duda un buen café. El tal Bécker parece un buen tipo, resulta que me está empezando a caer bien y todo, río también con sus bromas y me vuelvo mientras que él mira algo, yo me concentro en un quiosco, en los periódicos concretamente, todavía se está hablando del incidente que ocurrió en Raccoon City, una pequeña ciudad que fue arrasada por un accidente en la Central Nuclear de dicha ciudad, también se habla sobre una cinta de video que apareció y que hablaba de lo que supuestamente había pasado en verdad, una broma de muy mal gusto que citaba un apocalipsis zombie, ni más ni menos... Así de claro y llano.

Había visto fragmentos del video en el telediario y me ponían los pelos de punta, era demasiado real todo, un asco total, pero rápidamente desacreditaron la cinta y la tacharon de broma perversa, ahora buscaban a los culpables del engaño. Me volví tras mirar los periódicos para oir como me presentaban a alguien y darme cuenta de que no hacían falta presentaciones, ya le conocía. -Joder-Fue lo único que me salió al ver a aquel idiota de Francisco Lachowski. -Ya le conozco y tampoco es que me agrade demasiado, así que así sin más... me largo, tengo cosas que hacer-Y así, sin darles tiempo a decir nada más decidí irme antes de que me lo impidiesen en dirección a la biblioteca, tenía muchas cosas que hacer y ahora para colmo había vuelto a recordar aquellas imágenes tan desagradables de la cinta, zombies... Si y qué más.

Tampoco es que conociera el hecho de que estos dos ya se habían topado antes, al saber que la rubia quería estudiar periodismo creí que le gustaría conocer a Paco, que para miera sin duda todo un héroe en el oficio, pero al parecer no se llevaban nada bien y ella con su actitud de mala gana lo dejó claro, no solo con eso, si no que también quiso largarse y bueno, ya había jugado demasiado con ella, ahora si que parecía de verdad molesta y que tenía cosas que hacer, madre mía, pues no sería yo quien la impidiera irse.

-Bueno, rubia, un placer y hasta otra-Le dije con total amabilidad-Suerte con lo tuyo-Añadí en el mismo tono dejándola marchar, la saludé con la mano y me volví hacia Paco. -¿Y tú qué tal por esos mundos dejados de la mano de Dios, has conocido algún bombón que debas presentarnos?-Comenté con cierta ironía mientras colocaba una mano sobre su hombro y empezaba a caminar con él.-Vamos, te invito a desayunar y nos acercamos a casa de Josh, que Lionel tiene que estar loco por vernos, anda que no se va a alegrar de verte a ti-Añadí mientras avanzábamos por las calles de Nueva York en dirección de la casa de los Mcguire, Josh estaría molesto por llegar tan tarde, pero bueno, que más daba, había sido un paseo entretenido. También había algo que me decía que pronto volvería a ver a la rubia, tarde o pronto nuestros caminos se volverían a cruzar, el problema es que no sabía la situación y nunca nos llegaríamos a imaginar lo que el futuro tenía reservado para nosotros.