Mal augurio [Drake Ackerman]

Apagué la televisión, no soportaba más las noticias, había habido un accidente muy grave en Raccoon City y no paraban de aparecer imágenes de ello, los testimonios de familiares abrumados por la tragedia de haber perdido a sus seres queridos, otros que desconocían si esa persona importante habría estado allí o no... no lo aguantaba, me ponía triste, enferma, me hacía sentir más nerviosa de lo que ya estaba.

Llevaba un par de meses sin ver a Drake y eso no ayudaba, su trabajo, el maldito trabajo... pensaba que iba a ser fácil, Umbrella, un paseo de rosas comparado con la marina. En realidad lo prefería así, era eso o que le enviaran a zonas del mundo en guerra y con esa incertidumbre sí que no podría aguantar. ¿Qué es lo peor que podría pasarle como seguridad en Umbrella? ¿Que uno de los investigadores sw hubiera dejado su pase de seguridad?

Recogí las llaves de la mesita, junto al periódico que anunciaba la gran tragedia en Raccoon City, en primera página. Salí de casa con un termo caliente lleno de café, había pedido la semana libre, me la había ganado con creces tras todas las horas extra que había hecho en el hospital.

Hoy él regresaba a casa y había prometido ir a buscarle. No entendía por qué la empresa le mandaba a otras oficinas de Umbrella en el país, pero le pagaban bien y él decía estar a gusto en la empresa, así que respetaba su decisión de trabajar con ellos. Igualmente, lo profería a su anterior trabajo, o al menos es lo que yo creía.

Las oficinas de Umbrella en Nueva York estaban en pleno centro de la ciudad, pero fue fácil llegar hasta ellas con ayuda de la Harley de Drake. Siempre había preferido viajar en coche, pero supuse que a él le encantaría llevarla después de tanto tiempo. Me detuve justo delante de las puertas de las oficinas, hacía tiempo que no vislumbraba aquel logo rojo y blanco, el maldito paraguas. En el hospital cada vez trabajábamos menos con sus productos. Y entonces ahí apareció él.

Puse la pata de cabra y apoyé ambas piernas en el suelo. Me quité el casco y silbé a mi novio. — ¡Eh bombón! ¿te llevo? — le dediqué una amplia sonrisa, pero esta no tardó en desaparecer, algo no iba bien y me bastó una simple mirada para saber que algo le rondaba por la cabeza.

Aquel beso... después de tanto tiempo sin verle y saborear esos labios, aquel beso supo a gloria. Un pedacito de cielo tras haber pasado semanas y semanas trabajando sin parar, tan solo para dormir y comer algo.

Rodeé su cuerpo con mis brazos pegandome más a él, le devolví el beso y lo seguí hasta que él me saludó. No pude evitar sonreír de nuevo ante aquel gesto.

— Hola, nene — no pude evitar responderle en aquel mismo tono. Drake era así, tan... ¿Él? No sabía explicarlo, era todo un aura el que le envolvía y le hacía tener esa personalidad tan fuerte y excitante. Con él podía ocurrir cualquier cosa. Me hacía sentir siempre alerta, disfrutando de cada seguy, en definitiva con vida.

— ¿Qué tal el viaje? Pareces cansado — mi mano derecha ascendió hasta su rostro acariciando su mejilla. Me sentía feliz de estar con él de nuevo, pero había algo que me mantenía inquieta y preocupada. — Iba a traer el coche, pero creí que te gustaría llevarla... — retrocedí en el asiento a la vez que le daba una pequeña palmada para que subiera. — ...pensé en dar una vuelta, pero si prefieres podemos ir a casa y pasar la tarde allí para que descanses, podría hacer algo rico para comer y darte un masaje — alcé ambas cejas.

Suponía que aquello que le inquietaba era culpa del trabajo, sin embargo... no estaba segura, estaba inquieta y por más que le trataba de animar, ¿qué estaría pasando, iría todo bien en su trabajo?

— ¿Todo bien en el trabajo, mucho lío? Yo no he parado en el hospital — me encogí de hombros, aún tenía mis manos sobre sus hombros y aproveché para acariciar de nuevo su mejilla y sonreirle. — Me alegro de tenerte de vuelta.

Nos marchábamos por fin. Me coloqué el casco de nuevo y me apoyé sobre la espalda de Drake, rodeé su cintura y me abracé a su cuerpo. En aquel momento mi mirada se fijó en el enorme letrero de Umbrella que descansaba sobre la puerta de la oficina. En los últimos años había decaído bastante, en el hospital habían pasado de comprar todo el material médico a esta empresa a solo un poco porcentaje. No estaba segura de por qué, pero ya no me gustaba tanto que Drake trabajase para ellos.

La moto comenzó a rugir con fuerza, tal y como a él le solía gustar llevarla. Cerré los ojos y dejé que condujera entre los vehículos, escapando de la ciudad, del trabajo, de los quebraderos de cabeza... en definitiva huyendo de los problemas. Drake tenía unos días libres y yo también, después de las últimas semanas era lo único que importaba.

— ¿A dónde vamos? — quise saber a los pocos minutos después de haber dejado el centro, no supe si fue Drake quien no me escuchó, tal vez yo a él o simplemente estaba ensimismado en la conducción, como solía pasarle la mayoría de veces.

Después de unos minutos más, cuando por fin detuvo la moto bajé con calma, no fue necesario quitarme el casco para ver mejor dónde estábamos, a través de la visera ya sabía que se trataba del puerto. Me quité el casco y lo dejé en el asiento.

— A veces no sé si debería sentirme celosa de este cacharro — bromeé fingiendo molestia, pasando la mano por el manillar mientras que me ponía justo delante de él. — ¿Qué planes tienes? — me giré hacia los muelles para ver el agua mientras que me estiraba un poco, brazos y piernas. Después me coloqué bien el pelo y volví la mirada hacia Drake.

— Amor... — empecé a decirle, habíamoa bajado de la Harley y ahora paseabamos por el muelle juntos, de la mano, pero Drake seguía aún con esa mirada. — ¿Qué es lo que te preocupa? — su respuesta fue una sorpresa para mi.

— ¿Lo que ha pasado en Raccoon City? Ha sido un fallo terrible, pero de ahí a que se vuelva a repetir... la Central Nuclear de Indian Point está muy cerca de nosotros, pero después de ello, te aseguro que los encargados de la seguridad de todas las Centrales del país se van a poner las pilas con ello y a asegurarse de que todo esté en orden, no te preocupes cielo — me detuve y sujeté ambas manos con las mías, quedando frente a él. Quería aliviar sus pensamientos, pero no estaba segura de nada. ¿Por qué se preocupaba por lo que había ocurrido en Michigan? Había algo... algo que me inquietaba y mucho.

— Si te parece podemos irnos unos días lejos de la ciudad y todo este caos, a mis padres no les importaría dejarnos las llaves de la casa de campo, eso sí, tendremos que arrimar el hombro. Te podrías poner uno de esos petos de granjero sin nada debajo... — arqueé mis cejas varias veces a la vez que me pegaba más a Drake, en un intento de quitarle hierro al asunto, finalmente terminé por reírme. — Todo irá bien, tranquilo, estamos juntos y hemos pagado por adelantado tres meses de alquiler, a eso lo llamo yo sobrevivir de sobrados en Nueva York — volví a sonreír, pero esta vez sujetando el rostro de Drake para asegurarme de que él también sonreía.

— Te quiero — acaricié sus mejillas con ternura, su cuello hasta dejar mi otra mano sobre su pecho y me acerqué para besar sus labios de forma muy cariñosa. Drake había conseguido traspasarme esa sensación de... ¿Inquietud? Sí, esa era la palabra, un estado de alerta en el que podría saltar al más mínimo ruido, ¿qué era lo que había pasado en su trabajo en estoa día para que volviera así? No, definitivamente no me gustaba que trabajara para Umbrella. Algo me decía que era culpa de esa maldita empresa su inquietud o tal vez estaba totalmente equivocada y solo se le había juntado el cansancio con todo lo que la prensa nos había bombardeado a noticias sobre la tragedia de Raccoon City y como de la noche a la mañana una ciudad entera había sido arrasada, sin más.

— Tal vez debas descansar, mañana será otro día, lo de Raccoon City ha sido muy reciente y los medios no paran de atosigarnos con información de ello, es normal que te sientas así, pero igualmente podemos irnos si quieres y desconectar de todo — eso en verdad no era para nada mala idea, sonaba demasiado bien, unos días fuera de la jungla de asfalto.

— Lo típico, algunas cosas más desagradables que otra, ya sabes, un par de accidentes... y bueno — me encogí de hombros, no quería abrumar a Drake con aquellos detalles escabrosos, a veces me quitaban el sueño y me revolvían el estómago durante el día entero, lo último que quería era que él se pasara las próximas horas sin hambre como yo había estado los últimos días. — Por lo demás aburrido, todo muy aburrido — arqueé ambas cejas y me adelanté un par de pasos para caminar el línea recta sobre un bordillo, luego me giré en su dirección. La luz del atardecer aportaba un color rojizo increíble, seguramente muy pocos admirarían la belleza de aquella zona destartalada del puerto, las naves, los barcos... pero aquel atardecer, con la ciudad de fondo era maravilloso. Los últimos rayos de luz se reflejaban en el agua, y el sonido del mar y los barcos paraban el tiempo y dejaban atrás las prisas y el estrés que generaba la Gran Manzana.

Me detuve al igual que Drake en un punto exacto, sin saber por qué y me senté con cuidado en el suelo, en el borde observando los rascacielos a lo lejos.

— Oh, mi hermana me ha enviado un SMS, me manda saludos para ti y... — empecé a leer en la pantalla del móvil. — Que me instale WhatsApp, que está muy bien... qué pesada, lo peor es que le acabaré haciendo caso — negué y sin llegar a responderle guardé el teléfono móvil en mi bolsillo. Me giré hacia Drake y le hice un gesto para que se sentara a mi lado.

— Acabaré cediendo seguramente — sonreí levemente, mi hermana era así, no dejaría de insistir hasta que no cediera a sus peticiones. Cuando Drake se sentó a mi lado apoyé la cabeza sobre su hombro y cerré los ojos; el olor a salitre del mar se entremezclaba con ese aroma tan característico de Drake. Una mezcla entre su desodorante y su propio olor corporal, era tan reconfortante volver a tenerle allí, así... — Echaba de menos cosas como esta — los dos solos, sin preocupaciones, juntos y nada más.

Su voz tembló levemente y eso me hizo mirarle con curiosidad, Drake se había apartado y sujetaba algo entre las manos, el corazón me dio un vuelco cuando reconocí lo que parecía que era. Recordé entonces todas las veces que conocidos me habían preguntado por cuando ocurriría, muchas veces incluso yo pensé en la posibilidad de pedírselo yo, pero no surgió. Y entonces ahí estaba él haciéndome la pregunta, pero no de la forma que me había imaginado siempre, fue la introducción a esta lo que me sorprendió más. Drake parecía tan preocupado por algo que solo quise abrazarlo en un intento de hacerlo sentir mejor, de tranquilizarlo.

— Por supuesto que sí mi vida — fue lo primero que respondí, prácticamente sin darme cuenta ni de lo que estaba diciendo, así de segura estaba de dar aquel paso con él. No me importaba dejar el mundo atrás si hacía falta, mi trabajo, nuestro apartamento... no importaba absolutamente nada, la inceridumbre daba igual, pues lo únio estable que tendría mi vida sería Drake y eso eclipsaba todo lo demás. — Contigo a dónde sea — me aparté apenas unos centímetros de él y acaricié su rostro con ambas manos, rocé sus labios con los míos y besé a Drake. Sin saber nada más que lo único ue me importaba comenzar una vida junto a él.

— Te amo — Jenna miró fijamente a Drake cuando le colocó el anillo y se echó a reir con sus palabras. — Estás conmigo, claro que tienes buen gusto — le guiñó un ojo bromeando.

Se puso en pie y tiró de su mano suavemente, cuando Drake se levantó Jenna se volvió a pegar al que ahora era su prometido. A cada segundo que pensaba mejor aquello y lo asimilaba, ella se emocionaba más. Estaba deseando contarselo a su familia, amigos... observó el anillo en su dedo y luego a Drake. — Es hermoso — sonrió de nuevo sintiendose un poco idiota por ello, pero estaba feliz de estar allí con el hombre que amaba para dar el siguiente paso.

— Vamos, te invito a comer algo — Jenna pensaba en alguna buena forma de celebrar aquello, tal vez pedir algo de comida para casa y cenar tranquilos a la luz de las velas frente a una de las ventanas... O incluso... Aquella idea era un poco loca, tal vez rara, pero podía estar bien para variar. Le apetecía algo sencillo y bonito junto a su prometido.

— ¿Vamos señor prometido? — se abrazó a él tan risueña como ella sola, rodeando su cuello con ambos brazos y acercando los labios a la mejilla de Drake para darle un beso que se convirtió en un suave y coqueto mordisco.