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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Metamorfosis #Sylvia Weis
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Tercera persona || Sueños o visiones || Primera persona
Resultaba de lo más inquietante verla dormir. No era raro entonces, que cada mañana se despertase cansada y que pronunciadas ojeras rodeasen sus ojos. Jamás permanecía estática en la cama por mucho tiempo, siempre acababa rodando entre las sábanas, movida por un sin fin de pesadillas que se apoderaban de ella hasta el punto de hacerla hablar en sueños, quejarse o incluso gritar.
A6 no lo sabía, pero la habían cambiado de habitación a una insonorizada solo para poder controlar sus gritos y que estos no molestasen al resto de habitantes de la base. Incluso había una cámara que grababa todos y cada uno de sus movimientos, además de todo lo que decía. Y ella sin enterarse de nada. Al día siguiente las pesadillas eran olvidadas y no recordaba absolutamente nada o si lo hacía, ella lo ignoraba, sin darle la menor importancia.
Rojo de nuevo. Quema, sangra, golpea, abrasa la piel... dorado sobre rojo. Risas, gritos, desesperación, cólera, miedo y amor. El peón dorado grita, teme, pero sigue adelante. El soldado rojo rompe, mata y ríe triunfante. El peón dorado agoniza, muere y renace soldado.
«Y ahora mueres.»
El grito fue ahogado, y más que un grito era una exclamación, de dolor y de sorpresa. La luz se encendió rápidamente, ella estaba sentada en la cama, con la respiración agitada y sudor en la frente. Las imágenes comenzaban a desaparecer conforme la araña metálica de su pecho brillaba.
Me dolía la cabeza, así que me acerqué a por el vaso de agua que descansaba en la mesita y di un trago, tomando una pastilla de la tableta que había allí. Eso aliviaba mis jaquecas, últimamente las sufría cada día al despertar. Había dormido bien, o eso creía, así que daba por sentado que tal vez sufriera migrañas... un dato más sobre mi que aprendía.
No había descansado nada realmente, su rostro se mostraba fatigado y cansado.
Bostecé mientras que me estiraba y me acercaba al baño de la habitación. Aún era temprano, por lo que me despejé con una ducha, tranquila, me arreglé y vestí, todo con calma, aprovechando el tiempo sobrante. Una vez lista salí de la habitación. Colocaba mis guantes mientras que caminaba sin rumbo fijo, no tenía ninguna misión, al menos no por ahora. Así que bajaría a la sala de entrenamiento para seguir mi rutina de cada día: primero tocaba practicar, algo de ejercicio y pelear. Tal vez con Anna o Carlos. Después desayunaría, siempre unas cantidades copiosas de alimentos, casi por obligación. El desayuno era la comida más importante del día. Luego bajaría a la sala de operaciones, tal vez tuviera que rellenar algún informe, hablar de alguna salida próxima, organizar otras... todo variaba dependiendo del día.
En ocasiones me enviaban a alguna salida y todo de última hora, prácticamente sin preparar nada, por lo que no me extrañaba que pudiera llegar a acabar fuera. Más aún cuando llevaba un tiempo sin salir a la superficie.
Avancé hasta la puerta de la sala de entrenamientos. La habitación estaba aún vacía, pues sabía que era demasiado pronto para que la gente fuera a entrenar y realmente me agradaba así. Solía encontrarme con muy poca gente, tal vez Anna, Carlos... y eran los únicos a los que prefería ver por allí. Nadie más. Caminé hasta el centro de las colchonetas mientras que comenzaba a estirar, poco a poco, antes de que comenzase con el ejercicio de verdad.
No memories, no pain, no life...
A veces pensaba en papá y pensaba en cosas buenas, nada malo. Le debía mi vida y no precisamente por ser uno de los responsables en engendrarme. Él me hizo así, él me lo enseñó todo y por tanto era el principal responsable de que siguiera con vida.
- Buenos días - respondí a un saludo sin darme ni cuenta de que lo hacía, era puramente instintivo, segunda naturaleza lo llamaban. Avanzaba por el pasillo hacia la sala de entrenamiento, tranquila, como una mañana normal y corriente, como siempre.
Lo mismo que pensaba en papá pensaba en mis hermanas, desde Angy hasta Blake. Todas excepto Angy habían muerto y eso me hacía preguntarme en si Angy y yo teníamos algo especial, pues habíamos recibido los mismos entrenamientos, las clases, las preparaciones... todo igual. ¿Suerte? No, prefería pensar en que estábamos preparadas, mejor preparadas.
Tampoco creí que acabaríamos trabajando para Umbrella y sin embargo allí estábamos, siendo uno más de sus peones. Angy estaba entrando aún, había sido probada y había superado sus pruebas con creces, yo sabía que la admitirían como a la que más. Ella era otra yo, y yo les había resultado de mucha eficacia.
Al abrir la puerta del gimnasio me sorprendió ver que no estaba sola, porque era de las que le gustaba entrenar temprano, para estar sola. Vanessa estaba allí y no pude evitar mirarla con interés, pues una vez su sangre salpicó mis manos, sus últimos alientos escaparon arrebatados por una de mis katanas y sin embargo allí estaba, conviviendo con aquella que la había condenado a aquella vida de ignorancia.
- Buenos días - sonreí, tal vez con más malicia de la que debería, pero me fue imposible no hacerlo, me divertía realmente verla allí, tan sumisa, tan seria... después de todo, de los golpes, de los gritos... Nos habíamos hecho tanto daño... y sin embargo allí estábamos ahora, trabajando codo con codo para la misma organización, aquella a la que ella aborrecía con todas sus fuerzas, al lado de una de las personas a la que seguramente más había odiado, sin darse cuenta de nada, ni de su nombre.
- Buenos días - respondí a un saludo sin darme ni cuenta de que lo hacía, era puramente instintivo, segunda naturaleza lo llamaban. Avanzaba por el pasillo hacia la sala de entrenamiento, tranquila, como una mañana normal y corriente, como siempre.
Lo mismo que pensaba en papá pensaba en mis hermanas, desde Angy hasta Blake. Todas excepto Angy habían muerto y eso me hacía preguntarme en si Angy y yo teníamos algo especial, pues habíamos recibido los mismos entrenamientos, las clases, las preparaciones... todo igual. ¿Suerte? No, prefería pensar en que estábamos preparadas, mejor preparadas.
Tampoco creí que acabaríamos trabajando para Umbrella y sin embargo allí estábamos, siendo uno más de sus peones. Angy estaba entrando aún, había sido probada y había superado sus pruebas con creces, yo sabía que la admitirían como a la que más. Ella era otra yo, y yo les había resultado de mucha eficacia.
Al abrir la puerta del gimnasio me sorprendió ver que no estaba sola, porque era de las que le gustaba entrenar temprano, para estar sola. Vanessa estaba allí y no pude evitar mirarla con interés, pues una vez su sangre salpicó mis manos, sus últimos alientos escaparon arrebatados por una de mis katanas y sin embargo allí estaba, conviviendo con aquella que la había condenado a aquella vida de ignorancia.
- Buenos días - sonreí, tal vez con más malicia de la que debería, pero me fue imposible no hacerlo, me divertía realmente verla allí, tan sumisa, tan seria... después de todo, de los golpes, de los gritos... Nos habíamos hecho tanto daño... y sin embargo allí estábamos ahora, trabajando codo con codo para la misma organización, aquella a la que ella aborrecía con todas sus fuerzas, al lado de una de las personas a la que seguramente más había odiado, sin darse cuenta de nada, ni de su nombre.
Me encontraba sentada en las colchonetas, realizando diferentes estiramientos. Aumentando poco a poco los ejercicios para así comenzar a entrenar lo antes posible, cuando alguien captó mi atención, miré en varias direcciones primero y después me di cuenta de que efectivamente se dirigía hacia mi y eso me resultaba extraño. Y cuando sonrió de aquella forma... un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y para mi sorpresa sentí el impulso de levantarme, huir o golpearla. Ese cabello rojo... ese color...
Y de golpe me sorprendí a mi misma sobre la colchoneta completamente rigida, observando a aquella mujer que me transmitía esas sensaciones contrariadas tan fuertes. Era esa sensación de desasosiego que tenía constamente, a la que me había acostumbrado, pero que ahora se multiplicaba por mil.
— Buenos días — mi voz sonó igual de tensa de lo que se mostraba mi cuerpo. Sentí la necesidad de ponerme en pie, debía ir a buscar a Anna, ella era la única que conseguía transmitirme una sensación más calmada en aquel lugar. Y no comprendía por qué, solo que ella traía paz a mi mente con su sola presencia.
Me puse en pie rápidamente y recogí mis cosas para marcharme lo antes posible de aquel lugar. Salí por la puerta respirando profundamente sin comprender qué me pasaba. La cabeza me daba vueltas y sentía un sudor frío recorrer mi cuerpo. Quise gritar y en lugar de ello me erguí y golpeé con todas mis fuerzas la pared ante la frustración de no comprender absolutamente nada. Sabía que había algo mal en mi, ¿pero el qué?
Casi como si se tratara de un flash A6 se mostró de golpe más calmada, su cuerpo se relajó y alzó la cabeza rápidamente, en sus ojos apareció el logo de Umbrella apenas durante unos segundos, la mujer pestañeó, desapareció y todo volvió a quedar en un olvido profundo.
Y de golpe me sorprendí a mi misma sobre la colchoneta completamente rigida, observando a aquella mujer que me transmitía esas sensaciones contrariadas tan fuertes. Era esa sensación de desasosiego que tenía constamente, a la que me había acostumbrado, pero que ahora se multiplicaba por mil.
— Buenos días — mi voz sonó igual de tensa de lo que se mostraba mi cuerpo. Sentí la necesidad de ponerme en pie, debía ir a buscar a Anna, ella era la única que conseguía transmitirme una sensación más calmada en aquel lugar. Y no comprendía por qué, solo que ella traía paz a mi mente con su sola presencia.
Me puse en pie rápidamente y recogí mis cosas para marcharme lo antes posible de aquel lugar. Salí por la puerta respirando profundamente sin comprender qué me pasaba. La cabeza me daba vueltas y sentía un sudor frío recorrer mi cuerpo. Quise gritar y en lugar de ello me erguí y golpeé con todas mis fuerzas la pared ante la frustración de no comprender absolutamente nada. Sabía que había algo mal en mi, ¿pero el qué?
Casi como si se tratara de un flash A6 se mostró de golpe más calmada, su cuerpo se relajó y alzó la cabeza rápidamente, en sus ojos apareció el logo de Umbrella apenas durante unos segundos, la mujer pestañeó, desapareció y todo volvió a quedar en un olvido profundo.
No memories, no pain, no life...
- Y se fue... - alcé los dedos imitando a un pájaro volando, si aquella mujer había mostrado aunque fuera un atisbo de quien fue Vanessa este desapareció en cuestión de segundos. - Quién nos iba a decir Ness... - pronuncié aquel mote con más énfasis del normal, a sabiendas de que no me escucharía o de que esa máquina le haría olvidar en breve todo aquello.
Es que parecía cosa del destino, o del karma... justo allí delante de a quien una vez quiso matar, tan servicial y sumisa.
- A6 - llamé bruscamente moviendo una mano delante de sus ojos para que me hiciera caso. - Vamos a ver, me gustaría entrenar contigo, vamos al gimnasio - aquella mujer me puso en jaque en un par de ocasiones, me preguntaba hasta qué punto había mejorado ahora o si simplemente había sido suerte. Ahora que de verdad estaba entrenada, como Ice, sería hasta más divertido.
Comencé a caminar en dirección al gimnasio, donde la zona de colchonetas. Allí había un par de USS.
- Vosotros dos, ahora contra mi, quien gane se queda entrenando aquí - fue lo único que dije. Ambos me miraron enfadados, sabía que estaba siendo una estúpida, una creída... pero quería entrenar ahora, no después y ese momento no podía esperar. Uno de ellos se piró sin decir nada más que un "zorra pelirroja" entre dientes, a lo que sonreí y despedí lanzandole un beso en el aire. El otro se prepararó para pelear y yo hice lo propio.
El hombre cayó en la colchenta en apenas un par de minutos, le miré enarcando una ceja. Pensé que al seguirme el juego y enfrentarse a mi aguantaría mucho más.
- Que decepción, ni cansada estoy - me coloqué bien el pelo, él se marchó con la cabeza gacha y yo me acerqué a beber agua mientras le indicaba a la rubia que debía prepararse.
Dado: nivel de esfuerzo empleado.
Es que parecía cosa del destino, o del karma... justo allí delante de a quien una vez quiso matar, tan servicial y sumisa.
- A6 - llamé bruscamente moviendo una mano delante de sus ojos para que me hiciera caso. - Vamos a ver, me gustaría entrenar contigo, vamos al gimnasio - aquella mujer me puso en jaque en un par de ocasiones, me preguntaba hasta qué punto había mejorado ahora o si simplemente había sido suerte. Ahora que de verdad estaba entrenada, como Ice, sería hasta más divertido.
Comencé a caminar en dirección al gimnasio, donde la zona de colchonetas. Allí había un par de USS.
- Vosotros dos, ahora contra mi, quien gane se queda entrenando aquí - fue lo único que dije. Ambos me miraron enfadados, sabía que estaba siendo una estúpida, una creída... pero quería entrenar ahora, no después y ese momento no podía esperar. Uno de ellos se piró sin decir nada más que un "zorra pelirroja" entre dientes, a lo que sonreí y despedí lanzandole un beso en el aire. El otro se prepararó para pelear y yo hice lo propio.
El hombre cayó en la colchenta en apenas un par de minutos, le miré enarcando una ceja. Pensé que al seguirme el juego y enfrentarse a mi aguantaría mucho más.
- Que decepción, ni cansada estoy - me coloqué bien el pelo, él se marchó con la cabeza gacha y yo me acerqué a beber agua mientras le indicaba a la rubia que debía prepararse.
Dado: nivel de esfuerzo empleado.
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
— Mis entrenamientos tal vez no estén a la altura de los suyos — no supe por qué pero aquella mujer me transmitía algo que no me gustaba, una sensación extraña que me decía que era mucho mejor alejarme, sin embargo no podía negarme a entrenar con ella. Sería de gran utilidad practicar con alguien que tenía más experiencia que yo, o al menos eso pensaba. Pese a ello... seguía pensando que no era buena idea, una parte de mi quería que marcharse.
Me coloqué en la colchoneta a la vez que me quitaba la sudadera y dejaba mis cosas en uno de los bancos.
— Preparada — coloqué mis pies tal y como me habían enseñado en los últimos meses, preparé mis manos y observé a la pelirroja. Definitivamente necesitaba hablar más de tarde de aquello con Anna, tal vez Carlos y a ser preferible fuera de la base de Nevada.
Una vez que estuve bien colocada fui a atacar a Sylvia, sabía que aquello era lo menos prudente posible y que debía esperar primero a ver cuáles eran sus movimientos, sin embargo pensé que eso era lo que la pelirroja se esperaba y que si atacaba nada más que ella se preparase jugaría con un factor sorpresa muy útil. Mi idea era sujetarla de ambos brazos, no golpearla aún, de tal forma que intentaría hacerla girar y propinar una patada para entonces sí, hacerla caer sobre la colchoneta, solo había que ver cómo reaccionaba ella.
Me coloqué en la colchoneta a la vez que me quitaba la sudadera y dejaba mis cosas en uno de los bancos.
— Preparada — coloqué mis pies tal y como me habían enseñado en los últimos meses, preparé mis manos y observé a la pelirroja. Definitivamente necesitaba hablar más de tarde de aquello con Anna, tal vez Carlos y a ser preferible fuera de la base de Nevada.
Una vez que estuve bien colocada fui a atacar a Sylvia, sabía que aquello era lo menos prudente posible y que debía esperar primero a ver cuáles eran sus movimientos, sin embargo pensé que eso era lo que la pelirroja se esperaba y que si atacaba nada más que ella se preparase jugaría con un factor sorpresa muy útil. Mi idea era sujetarla de ambos brazos, no golpearla aún, de tal forma que intentaría hacerla girar y propinar una patada para entonces sí, hacerla caer sobre la colchoneta, solo había que ver cómo reaccionaba ella.
Lanzada de dados: números. Mi personaje ataca.
No memories, no pain, no life...
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Me sorprendió bastante como respondió Vanessa a continuación. Por lo general siempre solía esperar a que reaccionara yo, me dejaba atacar a mi para estudiar mis movimientos. Por ello cuando apenas me dejó posicionarme y ya me estaba atacando, me pilló completamente desprevenida. Para ella era la primera vez que peleabamos, para mi no y yo ya tenía marcada una rutina. Iba a ser cierto que era prácticamente una persona nueva.
En el momento en el que la rubia me atacó y sujetó mis brazos hice girar mis muñecas, tal y como me habían enseñado de joven en aikido, hasta que conseguí zafarme de ella. Me agaché velozmente y con mi hombro la embestí, a la vez que la agarraba yo a ella esta vez por los brazos y la hacía caer hacia atrás, con todas mis fuerzas. Y no pude evitar golpearla con el codo en la cara a la vez que caía. En cuanto su delgado cuerpo cayó al suelo me aparté y me estiré de nuevo.
- No ha estado mal, se nota que te han entrenado, pero te sigo llevando mucha ventaja - mis labios, cerrados, se curvaron en una media sonrisa. Le ofrecí igualmente mi mano para ayudarla a ponerse en pie.
En el momento en el que la rubia me atacó y sujetó mis brazos hice girar mis muñecas, tal y como me habían enseñado de joven en aikido, hasta que conseguí zafarme de ella. Me agaché velozmente y con mi hombro la embestí, a la vez que la agarraba yo a ella esta vez por los brazos y la hacía caer hacia atrás, con todas mis fuerzas. Y no pude evitar golpearla con el codo en la cara a la vez que caía. En cuanto su delgado cuerpo cayó al suelo me aparté y me estiré de nuevo.
- No ha estado mal, se nota que te han entrenado, pero te sigo llevando mucha ventaja - mis labios, cerrados, se curvaron en una media sonrisa. Le ofrecí igualmente mi mano para ayudarla a ponerse en pie.
WOW. Yo ya me daba por perdida y un diez. No me lo creo.
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«¿Y ahora qué? Mueres». La cabeza me daba vueltas y no era solo por el golpe que había recibido, Sylvia tenía una facilidad pasmosa para hacerme sentir cosas que no comprendía y me ponían de mal humor.
— Bueno, poco a poco, estoy entrenando... — añadí mientras me ponía en pie gracias a su ayuda. Parecía muy contenta con aquello. Me pasé el dorso de la mano por la nariz y entonces me di cuenta de que sangraba. ¿Aquel golpe fue necesario?
Volví a atacarla de nuevo, sin esperar a nada.
— Bueno, poco a poco, estoy entrenando... — añadí mientras me ponía en pie gracias a su ayuda. Parecía muy contenta con aquello. Me pasé el dorso de la mano por la nariz y entonces me di cuenta de que sangraba. ¿Aquel golpe fue necesario?
Volví a atacarla de nuevo, sin esperar a nada.
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- A6, si quieres hacerme la pelota dímelo, pero deja de ponerte en evidencia... - soltó sarcástica, pues la joven había iniciado otro ataque no pintaba demasiado bien precisamente. Sylvia realizó un ágil movimiento para esquivarla, haciendo ver que la rubia se la había jugado bastante dejando su defensa en una muy mala posición.
Sujetó uno de sus brazos y la hizo girar bruscamente, golpeó con su izquierda el estómago de Vanessa y la hizo caer al suelo. Tal vez se hubiera pasado con su fuerza, puesto que estaban entrenando, pero Sylvia tenía muy claro que después de todo lo que había pasado con esa mujer, no la iba a tratar con simpatía porque ahora estuvieran en el mismo bando.
- Uff... me ha dolido hasta a mi - colocó ambas manos sobre sus caderas y la miró enarcando una ceja. - Igual deberíamos dejarlo - le ofreció de nuevo su mano para ayudarla a ponerse en pie, aunque ahora había una notable sonrisa de suficiencia en su rostro.
Sujetó uno de sus brazos y la hizo girar bruscamente, golpeó con su izquierda el estómago de Vanessa y la hizo caer al suelo. Tal vez se hubiera pasado con su fuerza, puesto que estaban entrenando, pero Sylvia tenía muy claro que después de todo lo que había pasado con esa mujer, no la iba a tratar con simpatía porque ahora estuvieran en el mismo bando.
- Uff... me ha dolido hasta a mi - colocó ambas manos sobre sus caderas y la miró enarcando una ceja. - Igual deberíamos dejarlo - le ofreció de nuevo su mano para ayudarla a ponerse en pie, aunque ahora había una notable sonrisa de suficiencia en su rostro.
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Aquel nuevo golpe me cortó la respiración. Caí a la colchoneta estrepitosamente, mi cuerpo rebotó ligeramente contra esta y me quedé durante unos segundos allí tirada mirando el techo. ¿El dolor de los golpes o el de mi orgullo herido, cuál dolía más? No sabría decirlo.
Sujeté su mano para ponerme en pie, Sylvia parecía tan satisfecha con aquello, que hasta me preocupó, al menos sin darme cuenta, una parte de mi sentía que la pelirroja no era trigo limpio. Y no por aquella simple pelea.
— No lo vamos a dejar ahora, ¿no? — cuestioné mientras respiraba con cierta pesadez. Me coloqué y esta vez esperé a que actuara ella primero. — Adelante Sylvia — le hice una señal con la mano derecha.
Sujeté su mano para ponerme en pie, Sylvia parecía tan satisfecha con aquello, que hasta me preocupó, al menos sin darme cuenta, una parte de mi sentía que la pelirroja no era trigo limpio. Y no por aquella simple pelea.
— No lo vamos a dejar ahora, ¿no? — cuestioné mientras respiraba con cierta pesadez. Me coloqué y esta vez esperé a que actuara ella primero. — Adelante Sylvia — le hice una señal con la mano derecha.
No memories, no pain, no life...
- Muy bien Ne... - Sylvia empezó a hablar, regodeándose, divertida, con auténtica malicia, hasta que se dio cuenta de que estuvo a punto de decir su nombre, al menos uno de esos motes como loa solían llamar, pero calló en el momento justo. - Es un paso, vamos a ver cómo te desenvuelves... - sin darle tiempo a nada más, Sylvia se lanzó a por ella utilizando una de sus llaves favoritas, consistía en dar la sensación de que atacabas por delante, pero en el último momento rodeabas a la persona, la agarrabas prácticamente por el cuello quedando a su espalda... y entonces tratabas de impulsarte, a la vez que girabas el cuerpo y tratabas de rodear el cuello del oponente con tus piernas, para hacerlo caer.
Quería hacerla daño, daño de verdad y con esa llave lo conseguiría.
DADO 1 ATAQUE.
DADO 2 DEFENSA.
Quería hacerla daño, daño de verdad y con esa llave lo conseguiría.
DADO 1 ATAQUE.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Asentí. Yo estaba lista, o eso creía. Pero entonces escuché algo que me hizo parpadear con nerviosismo. "¿Ne...?". "¡Nessa!" Gritó una voz en mi cabeza y entonces otra, otra... miles voces en lo más hondo de mi cabeza gritaban aquel nombre y en diferentes situaciones.
— ¿Qué...? — susurré fuera de mi, sin prestarle atención a la realidad que tenía a mi alrededor, Sylvia había desaparecido. ¿Anna, Max, Jared...? Sylvia me golpeó con furia, lanzándome al suelo con furia, con todas sus fuerzas.
"Y entonces mueres". La vi a ella, a ella misma y a su hermana detrás. Empuñaba una katana y con ella atravesaba mi estómago. Grité. Tratando de defenderme de ella, pero fue imposible.
— Tú... — susurré, justo antes de perder el conocimiento, cuando la araña parpadeó mucho más brillante que en otras ocasiones.
DADO 1 ATAQUE.
DADO 2 DEFENSA.
— ¿Qué...? — susurré fuera de mi, sin prestarle atención a la realidad que tenía a mi alrededor, Sylvia había desaparecido. ¿Anna, Max, Jared...? Sylvia me golpeó con furia, lanzándome al suelo con furia, con todas sus fuerzas.
"Y entonces mueres". La vi a ella, a ella misma y a su hermana detrás. Empuñaba una katana y con ella atravesaba mi estómago. Grité. Tratando de defenderme de ella, pero fue imposible.
— Tú... — susurré, justo antes de perder el conocimiento, cuando la araña parpadeó mucho más brillante que en otras ocasiones.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
- Sí que te han frito bien el cerebro... - Sylvia observó a la rubia, quien se había desmayado, enarcando una ceja. Se apartó con tranquilidad mientras recogía una toalla del banco para limpiarse el sudor. No le dio mucha importancia porque sabía lo que le había ocurrido.
- Que te vaya bien el resto del día... - dijo sin más mientras que bebía un trago de su botella de agua y salía por la puerta del gimnasio. Por el pasillo pasaba un guardia. - La jefa de la división Ice se ha desmayado ahí adentro, igual deberían llamar a alguien - Sylvia señaló con el pulgar la sala mientras se alejaba, el hombre miró en aquella dirección y entonces salió corriendo hasta allí.
Sylvia se alejó, le daba igual lo que fuera a ocurrir, se iba a su habitación.
- Que te vaya bien el resto del día... - dijo sin más mientras que bebía un trago de su botella de agua y salía por la puerta del gimnasio. Por el pasillo pasaba un guardia. - La jefa de la división Ice se ha desmayado ahí adentro, igual deberían llamar a alguien - Sylvia señaló con el pulgar la sala mientras se alejaba, el hombre miró en aquella dirección y entonces salió corriendo hasta allí.
Sylvia se alejó, le daba igual lo que fuera a ocurrir, se iba a su habitación.
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