¿Nuestro hogar? [Silver Lake]

— Las cosas últimamente se están complicando... — me crucé de brazos a la vez que me dejaba caer sobre el sillón de aquella cabaña que servía como ayuntamiento. Nos encontrábamos en lo que se suponía que era el despacho de Nicholas, pero éste no estaba. Habíamos traído una pizarra y apuntábamos en ella las cosas que necesitábamos del exterior.

— La organización no va bien — habíamos pasado por completo de las charlas y temas de las reuniones habituales para tratar uno que nos preocupaba desde hacía mucho, pero al que no le estábamos prestando atención, hasta ahora. Resultaba doloroso afrontar aquello, pero debíamos hacerlo. Me puse en pie y giré la pizarra para anotar en el otro lado. — Octavia y Sienna se encargaban de la seguridad del refugio, no están ya... — taché sus nombres. — Sienna lleva casi un mes fuera, Octavia ya no va a volver, al igual que Aidan, quien se encargaba de la salud, Helena de Terra Save, Leo de ingeniería... — fui tachando todos los nombres. Al final borré la pizarra y escribí en mayúsculas: SEGURIDAD, SANIDAD, TERRA SAVE, CIENCIA, INGENIERÍA y ALIMENTACIÓN.

— Y Nicholas ha vuelto a desaparecer, así que... — suspiré. — En su ausencia voto porque haya un consejo que vote las decisiones, creo que quienes estamos aquí somos los más adecuados — volví a sentarme en el sillón dejando que la gente decidiera y hablara entre ellos.

Parecieron estar de acuerdo.

— Estas son actualmente todas las tareas que deberíamos llenar con un responsable: en Seguridad necesitamos alguien que dirija la protección del refugio e incluso que organice las partidas de búsqueda. En sanidad alguien que se encargue del centro médico y aquellos que quieran ayudar. Alguien de Terra Save debería seguir dando imagen a la organización, no puede morir y esta persona podría colaborar en el refugio y ayudar a elegir el personal, gestionarlo etc... pero sobre todo colaborar en misiones que Terra Save habría realizado. Ciencia, alguien que se encargue de investigar, esta tarea podría recaer en mi y hasta encontrar a alguien de Sanidad yo podría combinar ambas. Ingeniería, alguien que sea un manitas... no tiene que tener una licenciatura, pero si saber mantener y encargarse de todas las infraestructuras del refugio. Y Alimentación, encargarse de los cultivos, de administrar las comidas en conjunto con cocinas — todos asentían a mis palabras. Apunté en la pizarra mi nombre entre sanidad y ciencia, ya que en aquel momento no contábamos con nadie que fuera médico y lo más cercano era yo.

— Los líderes de estas secciones tendrían que organizar a todos los que quisieran colaborar en su sección. La figura de líder de Terra Save aquí es muy importante, porque le ayudaría con el personal, sería casi como un recursos humanos... y lo ideal es que los jefes de esas secciones sean los que formen el consejo — hice una breve pausa, observando a cada uno y tratando de adivinar en qué pensaban — Así que... decidme dónde os apunto — concluí finalmente.

Silver Lake no había estado en sus mejores momentos durante los últimos meses. Mi situación comenzaba a empeorar de nuevo y las ansias por saborear un poco de carne y sangre caliente llenaban mi boca. Sentía miedo de mí mismo y de lo que podía llegar a hacerle a las demás personas, por esa razón había decidido alejarme del refugio temporalmente, al menos mientras conseguía la manera de saciar esta hambre loca que no podía calmar con absolutamente nada. Maldita sea Umbrella y malditos sean sus experimentos. Gracias a ellos es que estoy sufriendo esta condición en la que no soy ni un muerto viviente ni un humano normal.

Sin embargo, también era consciente que Silver Lake me necesitaba y yo los necesitaba a ellos. No podía abandonar a las personas que he llegado a considerar mis amigos, no podía abandonar a mi hijo entre ellos. Mi deber era regresar y aprender a controlar mis impulsos a como diera lugar. Jamás me perdonaría si llegara a lastimar a alguno de los refugiados, pero tampoco me perdonaría nunca abandonarlos a su suerte. Lo he hecho ya muchas veces, abandonar a quienes he querido, y al final siempre me he arrepentido profundamente, así que ya no más. Dejaré de huir de mí mismo y afrontaré las cosas vengan como vengan.

El primer paso era volver y así lo hice. Cuando llegué, me reconocieron inmediatamente y me dejaron entrar sin ningún problema. Traía comida, agua y provisiones para repartir entre todos, así que dejé las cosas en el almacén y me dirigí a mi despacho para encontrarme con mi hijo. Al llegar, escuché voces en el interior. Era Ashley, hablando con otras personas sobre la situación por la que pasaba el refugio. La mayor parte de los miembros principales habían decidido dejar Silver Lake atrás para tomar sus propios rumbos y yo no podía impedírselos. Después de todo, Silver Lake no era una cadena ni una camisa de fuerza, todos eran libres de irse y volver cuando quisieran.

Escuché toda la conversación desde detrás de la puerta, hasta que Ashley pidió que se postularan a un puesto. Ahí decidí entrar finalmente.

— ¿Todavía hay un espacio para mí en esa lista?

Desde que tuve aquella conversación con Ashley hacía ya casi una semana no había podido dejar de darle vueltas a nuestra conversación. Había pasado los últimos días en aquel refugio, viviendo con aquellas personas, su día a día, y eran buena gente. Ashley había demostrado interés en que me quedase con ellos, pero me daba miedo de que al hacerlo pasara como siempre. Tenía la maldición de que cada vez que encontraba a gente buena junto a la que sobrevivir... estos morían. Siempre me pasaba lo mismo al final y no deseaba condenarles a una muerte segura. Pero resultaba tan tentadora la idea de quedarme. Una cama, comida, más personas...

Me encontraba sentada en el embarcadero cuando llegó Adrian a saludarme.

— ¡Hola!

— Es bonito, ¿verdad?

Asentí.

— Me alegra tenerte aquí — dijo.

— Adrian... yo no tengo pensado quedarme.

— ¿Por qué? — me miró extrañado, como si mi decisión fuera una locura.

— ¿Recuerdas cuando me encontrasteis el convoy? — Adrian asintió. — Al poco todo se fue a la mierda, como la gente con la que iba, como el grupo de Atlanta... como todos aquellos con los que...

— ¡Menuda gilipollez! — Adrian se puso en pie. — Cuando llegué aquí fue porque habían acabado con prácticamente todos los miembros de Terra Save y vinimos a ayudar. Nadie da mala suerte, simplemente se cometen fallos y nosotros hemos aprendido de todos esos fallos. Seguimos adelante, peleando y tú deberías hacer lo mismo. Si te vas espero que vengas a despedirte al menos — Adrian se marchó.

— Maldita sea.

Un rato más tarde decidí acercarme en busca de Ashley, al parecer estaba reunida con otras personas. Me quedé fuera esperando hasta que alguien que llegaba tarde me dijo que no me quedase fuera.

— No si yo no... — no me dio la oportunidad de terminar de hablar, me hizo pasar dentro. Ashley estaba hablando para las personas de la cabaña. Tomé asiento y escuché lo que decían con mucha atención. Necesitaban ayuda, pero eso no era lo que me hizo recapacitar, era que ella seguía luchando, después de todos los golpes que se había llevado, no huía como estaba a punto de hacer yo. Alguien interrumpió pidiendo sitio, era un hombre a quien no conocía, pero que irremediablemente me transmitió buenas vibraciones y no supe por qué, me adelanté junto a él.

— Yo también he decidido ayudar en lo que pueda Ash — había tomado una decisión finalmente y aunque me daba miedo, algo me decía que no me arrepentiría de ello. Ahora las cosas eran diferentes.

— Nicholas — Ashley se quedó por un momento sin palabras, dado que no esperaba que el hombre estuviera allí. Pero aunque en un primer momento se sintió culpable al creer que estaba haciendo algo malo, recapacitó: no estaba haciendo nada malo. — Espero que esto no sea un problema... pero necesitamos una nueva organización y con tus viajes... no podemos depender siempre de ti — lo dijo, tragó saliva y se cruzó de brazos. La sorpresa llegó con K-Mart.

— Podrías ser el nuevo rostro de Terra Save, me dijiste que fuiste voluntaria, ¿no? — sonrió con cierta esperanza, sin darle la oportunidad de decir nada se giró y escribió su nombre en la pizarra. Que la joven hubiera decidido quedarse era sin duda algo muy bueno.

— Nicholas — Ashley escribió su nombre arriba del todo, encima de las palabras que había anotado con anterioridad. — Tú sigues siendo el líder de esto, quien nos organice, si te parece bien — tras apuntarlo se giró de nuevo hacia el resto para saber que opinaban, todos asintieron. — Hasta que encontremos un médico, como decía, me encargaré del consultorio, ya que realmente no puedo hacer gran cosa de ciencia sin material — decía casi más para ella misma que para el resto. Ashley quería poder tomar unas nuevas muestras y analizarlas, pero estando donde se encontraban era muy complicado continuar su investigación. Además de que en aquellos momentos sería de mayor utilidad en el consultorio que analizando muestras de sangre.

Sienna, Octavia, Aidan y Leopold eran las ausencias que más repercutirían en el campamento, debido a las funciones de vital importancia que ejercían. Si no fuera por Sienna y Octavia, no tendríamos la seguridad con la que contamos ahora. Si no fuera por Aidan, varios de nosotros ya estaríamos muertos. Si no fuera por Leopold, no tendríamos el sistema de electricidad y de riego de cultivos con el que contamos.

— Lo estás haciendo muy bien, Ashley. Con la ausencia de los demás, es necesario volver a organizarlo todo. Necesitamos reclutar personas que puedan encargarse eficientemente de las labores que requieren vacantes, pero mientras tanto, viene bien cualquier ayuda voluntaria— al decir eso último, me dirigía a todos.

Al fijarme en todos, descubrí que ahí dentro había un rostro que desconocía. Era la mujer que Ashley decía que había sido voluntaria en Terra Save. Sin duda, esa mujer conocería mejor del pasado de Terra Save que yo y que muchos aquí que llegamos casi por casualidad al campamento. Sería una excelente adición a nuestras filas.

— Me gustaría conocer a la nueva gerente de Terra Save. ¿Cuál es tu nombre?

Si Ashley depositaba su confianza en ella, yo haría lo mismo sin importar qué. Todos los refugiados en Silver Lake eran mi familia.

— Quiero ser sincero con ustedes, aprovechando que todos están aquí. En mi último viaje tuve un nuevo encuentro con Umbrella. Me encerraron en una ciudad artificial y tuve la oportunidad de conocer a nuevas criaturas monstruosas con la capacidad de usar armas de fuego. Logré escapar, por suerte, pero me di cuenta que Umbrella está avanzando mucho más rápido que nosotros.

Entiendo que hay personas en el refugio que no son soldados y están aquí por la necesidad de recibir un plato de comida y dormir con la seguridad de que no van a morir en medio de la noche. Incluso entre ustedes hay algunos que se rehúsan en esta campaña contra Umbrella. Pero si no vamos a la acción pronto, no habrá manera de proteger a todas las personas que vivimos aquí.

Por esa razón, propongo un nuevo puesto: alguien encargado de planear el ataque final.

Resultó del todo inesperado cuando se dirigió a mi, en un primer momento no pude evitar girarme hacia atrás para ver si había alguien más. Deseaba que lo hubiera, estaba muy desacostumbrada a hablar con más de una persona a la vez y allí había hasta más de quince.

— Ho-Hola — tragué saliva. — Soy K-Mart — fui bajando paulatinamente la voz y desviando la mirada de ellos, agradecida de que Nicholas continuara con su discurso, al cual presté mucha atención. Al parecer en estos meses me había perdido mucho. Me había recluido tanto... y sobre todo había cuidado mucho de no cruzarme con gente, por lo que no tenía noticias de Umbrella ni de nada de lo que estaba pasando.

— ¿Ataque final? — murmuré frunciendo el ceño. Busqué con la mirada la de Ashley para ver su expresión. No sonaba nada bien, y entendía que hubiera que pelear, aquello era esencial. ¿Pero ya se podía planear un ataque final y a dónde? No podía evitar ser muy negativa con aquello, pero tampoco quería decirlo en voz alta. No deseaba asustar a nadie.

— Habría que ir por partes — me atreví a decir finalmente. — Debemos cuidar nuestros pasos... para no repetir problemas anteriores — recordé las palabras de Adrian apenas hacía un rato antes. No podíamos volver a chocarnos con la misma piedra. Era primordial evitar que descubrieran aquel refugio. — Por lo que sé, antes Terra Save atacaba convoys de Umbrella, igual es el momento de volver a hacer algo así y recordarles que no están solos haciendo lo que les plazca — no pude evitar mirar de reojo a todas partes, para ver impresiones.

— ¿Esas son las máscaras que llevaban no? — señalé una máscara que descansaba colgada en una de las paredes de las cabaña. — Igual es el momento de que regresen los Salvajes — sentencié.

— Es mi opinión — añadí tímidamente.

Ashley escuchó con atención las palabras de la joven, eran dos opciones totalmente diferentes, las de Nicholas y ella. Ambas tenían sus puntos positivos y sus contras.

— Desde mi punto de vista deberíamos actuar en base a lo que K-Mart pide, pero también enfocarnos en ese ataque a Umbrella... — al decir esto último Ashley se quedó algo pensativa y se volvió para mirar la pizarra.


— No sé si llamarlo ataque final es lo más apropiado... — era imposible que hubiera un ataque final. — Conozco de la existencia de más bases, no el punto exacto, pero sé que tienen más y ni siquiera suponen un 25 % de su totalidad, en Washington D. C., Nevada... sin contar con las que están fuera del país... son demasiadas y tendríamos que ir poco a poco — Ashley se acercó a la pizarra y comenzó a anotar los nombres de las bases que conocía: Nueva York, Washington D. C., Nevada, California, Kansas...

— Ni siquiera sé si siguen activas, pero mínimo tenían una por estado — dio un suave golpe con la tiza en la pizarra. — Deberíamos comenzar a descartar y ver cuáles siguen en pie — se quedó pensativa mirando la pizarra. — Y retomar esos ataques, necesitamos volver a meterles el miedo en el cuerpo — asintió con suavidad, muy pensativa aún.