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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Hasta aquí — Max A. Walcott
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Los Angeles, California.
Base de Pandemonium.
01 de diciembre de 2015.
Base de Pandemonium.
01 de diciembre de 2015.
Sala de entrenamientos.
(Vista del lugar)
(Aspecto)
Era una mañana de lo más típica dentro de la base de Pandemonium, como era de costumbre en mi, me vestí con ropa cómoda para salir a entrenar antes de que tuviera trabajo que hacer. Los últimos días habían sido ajetreados, pero más por lo ocurrido en los últimos días y la sombra de Umbrella sobre nosotros que otra cosa. La gente estaba nerviosa, ya no éramos un secreto y ahora podrían encontrarnos y atacarnos en cualquier momento, así que aquellos que lo sabían andaban nerviosos.
El saco de boxeo se mantenía estático hasta que yo aparecí en escena. La sala de entrenamiento, no era muy grande, en la base había varias, siendo aquella la más pequeña y la que casi nadie usaba. Por eso, yo siempre acudía a allí, me gustaba entrenar sola, escuchando música con mi viejo reproductor en los auriculares. Todo aquello mientras que golpeaba el saco una y otra vez como todas las mañanas.
Aún era incapaz de usar un arma de fuego, por lo que tenía que mejorar en el resto de mis habilidades y nunca era suficiente, nunca me lo parecía y eso me llevaba a que todas las mañanas debía esforzarme hasta el punto de casi no poder más para quedar satisfecha. Era lo único que me ayudaba a medio sentirme bien conmigo misma, puesto que los errores seguían ahí para recordarme todo lo que había hecho mal. Algunas cicatrices no iban a desaparecer nunca.
Respiré hondo, tras alzar los guantes y volví a golpear rápidamente el saco, una, dos, tres, cuatro veces... Seguido de una patada rápida. Respiré y vuelta a repetir.
- - - -:
- Solo Bobbi:
- Pandemonium:
Las últimas semanas habían sido bastante extrañas. Aún se me hacía raro vivir en aquel lugar, pero era agradable, después de todo. Había obtenido un trabajo en la cafetería para ayudar en las tareas relacionadas con las comidas. Limpiar, recoger y ordenar... Aiden seguía creciendo, sano y feliz, en la guardería pasaba las mañanas y cuando yo estaba trabajando. Mi tiempo libre lo pasaba con él. Los primeros días fueron muy duros, echaba de menos a todos y era evidente, pero poco a poco se fue acostumbrando a la gente de la base y la rutina de Pandemonium. Yo llevaba unos días pensando en lo mucho que quería empezar a entrenar, pero ni había encontrado el momento ni a la persona que me quisiera ayudar. Keith se había marchado de la base.
Decidí que comenzaría por mi cuenta, con una rutina de ejercicios sencilla. Por eso, aquella mañana tras dejar a Aiden en la guardería fui directo hacia una de las salas de entrenamiento. Había alguien más.
- Hola, ¿Ava verdad? - ya había hablado con aquella mujer, era una de las personas que lo recibió al principio o más bien que se decidió a darle una oportunidad de charlar. Entendía que no resultaba agradable, Max había estado tan desanimado a su llegada... que sabía que algunos le evitaban. - Lo siento, igual querías estar sola - añadió tímidamente. Se había vuelto muy introvertido en los últimos tres años, ya que apenas había tenido la oportunidad de estar con apenas nadie.
Decidí que comenzaría por mi cuenta, con una rutina de ejercicios sencilla. Por eso, aquella mañana tras dejar a Aiden en la guardería fui directo hacia una de las salas de entrenamiento. Había alguien más.
- Hola, ¿Ava verdad? - ya había hablado con aquella mujer, era una de las personas que lo recibió al principio o más bien que se decidió a darle una oportunidad de charlar. Entendía que no resultaba agradable, Max había estado tan desanimado a su llegada... que sabía que algunos le evitaban. - Lo siento, igual querías estar sola - añadió tímidamente. Se había vuelto muy introvertido en los últimos tres años, ya que apenas había tenido la oportunidad de estar con apenas nadie.
Una presencia provocó que me girase bruscamente. Alcé ambas manos y cacé el saco a tiempo de evitar que me golpease con su balanceo.
— Max — saludé con sorpresa a la par que quitaba los auriculares de mis oídos. — No esperaba ver a nadie por aquí y menos a ti tan temprano — el muchacho parecía algo dubitativo. — No, tranquilo, quédate, esta sala no es mía... — señalé la estancia con mi derecha a la vez que escrudiñaba con la mirada al joven.
— Te ves mucho mejor que el otro día... ¿Qué tal te sientes en la base? — sonreí con suavidad, en un intento de mostrar amabilidad. Últimamente... era incapaz de sentir esa empatía con alguien y sin embargo con aquel joven... ¿Qué culpa tenía él de aquello? — ¿Vienes a entrenar? — pregunté dejando el saco en su posición inicial, para no enfriarme mientras que hablaba con él comencé a golpearlo con suaves puñetazos. — ¿Te han mandado rehabilitación o algo así por algún golpe? — no sería extraño. — Puedo ayudarte si quieres.
— Max — saludé con sorpresa a la par que quitaba los auriculares de mis oídos. — No esperaba ver a nadie por aquí y menos a ti tan temprano — el muchacho parecía algo dubitativo. — No, tranquilo, quédate, esta sala no es mía... — señalé la estancia con mi derecha a la vez que escrudiñaba con la mirada al joven.
— Te ves mucho mejor que el otro día... ¿Qué tal te sientes en la base? — sonreí con suavidad, en un intento de mostrar amabilidad. Últimamente... era incapaz de sentir esa empatía con alguien y sin embargo con aquel joven... ¿Qué culpa tenía él de aquello? — ¿Vienes a entrenar? — pregunté dejando el saco en su posición inicial, para no enfriarme mientras que hablaba con él comencé a golpearlo con suaves puñetazos. — ¿Te han mandado rehabilitación o algo así por algún golpe? — no sería extraño. — Puedo ayudarte si quieres.
- - - -:
- Solo Bobbi:
- Pandemonium:
- Genial... quiero decir, que sí, está bien - sonrió ligeramente avergonzado. Se quedó completamente quieto observando a la mujer, sin saber muy bien qué decir.
- ¡Ah sí, estoy mucho mejor! - asintió rápidamente varias veces. - No, quiero entrenar, no me pasa nada - especificó. - Quiero... saber poder defenderme, a mi y a la gente que quiero - sonrió aún más tímido, pero la sonrisa desapareció al recordar todo lo que sucedió en Fort Detrick. Aquella era su causa, esa y el pequeño Aiden.
- ¿Me ayudarías? - se le iluminó la mirada. - No quiero molestarte, pero lo cierto es que me vendría genial, no soy muy diestro en esto, de hecho es la primera vez que vengo aquí - miró a su alrededor. Le gustaría explicarle a Ava que quería sumarse a la seguridad de Pandemonium, pero le daba vergüenza, hasta que no viera constancia y mejoría en él mismo no lo haría. Entonces explicaría sus motivos, razones y vería cómo evolucionaba todo.
- ¿Estabas en el SSU, verdad? - quiso saber repentinamente. Se sentía un poco nervioso y preocupado. ¿Y si no valía para aquello? Todos sus planes se irían al traste y sentía que decepcionaría a Sage y a Nigel.
- ¡Ah sí, estoy mucho mejor! - asintió rápidamente varias veces. - No, quiero entrenar, no me pasa nada - especificó. - Quiero... saber poder defenderme, a mi y a la gente que quiero - sonrió aún más tímido, pero la sonrisa desapareció al recordar todo lo que sucedió en Fort Detrick. Aquella era su causa, esa y el pequeño Aiden.
- ¿Me ayudarías? - se le iluminó la mirada. - No quiero molestarte, pero lo cierto es que me vendría genial, no soy muy diestro en esto, de hecho es la primera vez que vengo aquí - miró a su alrededor. Le gustaría explicarle a Ava que quería sumarse a la seguridad de Pandemonium, pero le daba vergüenza, hasta que no viera constancia y mejoría en él mismo no lo haría. Entonces explicaría sus motivos, razones y vería cómo evolucionaba todo.
- ¿Estabas en el SSU, verdad? - quiso saber repentinamente. Se sentía un poco nervioso y preocupado. ¿Y si no valía para aquello? Todos sus planes se irían al traste y sentía que decepcionaría a Sage y a Nigel.
Su explicación me hizo detener los golpes un momento. Me giré hacia él, apoyando las manos en las caderas mientras lo observaba con curiosidad. Había algo en la manera en que hablaba, en la forma en que titubeaba, que me hacía recordar a algunas personas que había conocido antes del desastre. Personas que querían marcar una diferencia, aunque fuera pequeña.
— Está bien, Max. Claro que te puedo ayudar, pero solo si estás dispuesto a sudar y dejar las excusas fuera de esta sala — mi tono era firme, pero no hostil. Estaba acostumbrada a hablar así cuando alguien pedía ayuda con el entrenamiento. A veces hacía falta un pequeño empujón.
Sonreí un poco al escuchar su pregunta.
— Sí, estoy en el SSU — dije, haciendo un gesto con la mano que abarcaba mucho más que las paredes de esa sala. — Si tu objetivo es aprender a defenderte y proteger a los tuyos, ya tienes el primer paso cubierto: la motivación.
Di un golpe al saco, esta vez más fuerte, para demostrar mi punto.
— El resto es trabajo duro y tiempo. Y sí, puedes hacerlo — hice una pausa y le señalé un banco cercano. — Vamos a empezar con lo básico. Primero, necesito saber qué tan bien estás físicamente. ¿Sabes algo de combate o empezamos desde cero?
Lo observé atentamente mientras esperaba su respuesta. No quería presionarlo demasiado, pero también sabía que ser directo era la mejor forma de sacar lo mejor de alguien, sobre todo si aún cargaba con los fantasmas del pasado.
— Está bien, Max. Claro que te puedo ayudar, pero solo si estás dispuesto a sudar y dejar las excusas fuera de esta sala — mi tono era firme, pero no hostil. Estaba acostumbrada a hablar así cuando alguien pedía ayuda con el entrenamiento. A veces hacía falta un pequeño empujón.
Sonreí un poco al escuchar su pregunta.
— Sí, estoy en el SSU — dije, haciendo un gesto con la mano que abarcaba mucho más que las paredes de esa sala. — Si tu objetivo es aprender a defenderte y proteger a los tuyos, ya tienes el primer paso cubierto: la motivación.
Di un golpe al saco, esta vez más fuerte, para demostrar mi punto.
— El resto es trabajo duro y tiempo. Y sí, puedes hacerlo — hice una pausa y le señalé un banco cercano. — Vamos a empezar con lo básico. Primero, necesito saber qué tan bien estás físicamente. ¿Sabes algo de combate o empezamos desde cero?
Lo observé atentamente mientras esperaba su respuesta. No quería presionarlo demasiado, pero también sabía que ser directo era la mejor forma de sacar lo mejor de alguien, sobre todo si aún cargaba con los fantasmas del pasado.
- - - -:
- Solo Bobbi:
- Pandemonium:
Los ojos de Max se iluminaron al escuchar la respuesta de Ava. Un brillo de emoción y determinación se mezcló en su mirada mientras asentía rápidamente, casi sin pensar.
- ¡Sí! Estoy dispuesto, no te preocupes. No soy de los que se rinden fácil - aseguró, apretando los puños con entusiasmo. Su voz llevaba esa energía propia de alguien joven, pero con un peso de responsabilidad que lo hacía sonar más adulto de lo que parecía.
Se llevó una mano a la nuca, algo avergonzado, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
- Aunque... la verdad es que no tengo mucha experiencia en esto. Bueno, más bien, ninguna - admitió con un pequeño encogimiento de hombros. - Mis "combates" hasta ahora han sido más bien correr, esconderme, y rezar para que nadie me encuentre. Pero eso ya no es suficiente, ¿sabes?
Hizo una pausa, su expresión se suavizó un poco al hablar de sus motivos.
- Quiero estar listo para cualquier cosa. Aiden depende de mí, y aunque la base es segura... no quiero quedarme de brazos cruzados esperando a que algo pase. Quiero protegerlo, proteger lo que tenemos aquí - explicó con sinceridad, aunque sin perder ese tono optimista que lo caracterizaba.
Max se acercó al banco que Ava le señaló, moviéndose con esa energía algo nerviosa de quien está ansioso por empezar.
- Así que, cero experiencia, pero muchas ganas. ¿Crees que con eso es suficiente para no salir de aquí arrastrándome al primer día? - preguntó con una risa ligera, aunque había un toque de seriedad en sus palabras. - Estoy listo para sudar, Ava. Prometo no decepcionarte.
Se sentó en el banco, enderezando la postura como si ya estuviera preparándose mentalmente para lo que venía.
- Bueno, dime por dónde empezamos. Soy todo oídos.
Su entusiasmo era evidente, pero también lo era la madurez detrás de sus palabras. Max estaba decidido a aprovechar cada segundo de esa oportunidad, no solo por él, sino por el pequeño que dormía seguro en la guardería mientras él daba el primer paso hacia un cambio.
- ¡Sí! Estoy dispuesto, no te preocupes. No soy de los que se rinden fácil - aseguró, apretando los puños con entusiasmo. Su voz llevaba esa energía propia de alguien joven, pero con un peso de responsabilidad que lo hacía sonar más adulto de lo que parecía.
Se llevó una mano a la nuca, algo avergonzado, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
- Aunque... la verdad es que no tengo mucha experiencia en esto. Bueno, más bien, ninguna - admitió con un pequeño encogimiento de hombros. - Mis "combates" hasta ahora han sido más bien correr, esconderme, y rezar para que nadie me encuentre. Pero eso ya no es suficiente, ¿sabes?
Hizo una pausa, su expresión se suavizó un poco al hablar de sus motivos.
- Quiero estar listo para cualquier cosa. Aiden depende de mí, y aunque la base es segura... no quiero quedarme de brazos cruzados esperando a que algo pase. Quiero protegerlo, proteger lo que tenemos aquí - explicó con sinceridad, aunque sin perder ese tono optimista que lo caracterizaba.
Max se acercó al banco que Ava le señaló, moviéndose con esa energía algo nerviosa de quien está ansioso por empezar.
- Así que, cero experiencia, pero muchas ganas. ¿Crees que con eso es suficiente para no salir de aquí arrastrándome al primer día? - preguntó con una risa ligera, aunque había un toque de seriedad en sus palabras. - Estoy listo para sudar, Ava. Prometo no decepcionarte.
Se sentó en el banco, enderezando la postura como si ya estuviera preparándose mentalmente para lo que venía.
- Bueno, dime por dónde empezamos. Soy todo oídos.
Su entusiasmo era evidente, pero también lo era la madurez detrás de sus palabras. Max estaba decidido a aprovechar cada segundo de esa oportunidad, no solo por él, sino por el pequeño que dormía seguro en la guardería mientras él daba el primer paso hacia un cambio.
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