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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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La alarma sonó y me puse en pie velozmente. Había logrado dormir profundamente y lo más importante descansar. Sabía lo que tocaba aquel día, no tuve ni que pensar. Eran las seis de la mañana y tenía una hora judta para preparar aquella salida. Asearme, vestirme, tomar algo rápido para desayunar en la cafetería y preparar las armas para aquella salida.
Una vez en el hangar, ya estaba listo el jeep, un agente me ayudaba a cargar en el maletero la bolsa de armas y otros útiles para la salida. Ya solo quedaba que Math llegase. Faltaban diez minutos para las siete en punto y comenzaba a temer que me hubiera dejado tirada. Por lo que me planteaba la idea de ir yo misma a buscar a Math y traerlo a rastras si era necesario. Irónico dado que a mi no me terminaba de convencer aquella salida. Nos acompañaría un miembro de SSU, antiguo compañero nuestro. Marcus estabas satisfecho de poder ayudarnos, en el pasado había hecho muy buena amistad con ambos. Nos hacía mucha falta alguien sin taras, ya que yo aún no podía conducir por culpa de mi esguince y no sería muy oportuno dejarle el coche a Math, al menos, no hasta ver cómo se desenvolvía primero.
— Mierda — apenas di dos pasos y Marcus me detuvo. — Harley, son menos cinco aún y Andersen no es que haya destacado nunca por su puntualidad — el SSU me sujetó ambas muletas con una mano y con la otra me ayudó a avanzar hasta el jeep. Me senté en el asiento del copiloto y apoyé la cabeza sobre el respaldo de el asiento, cerrando los ojos durante un instante. Ayer me pareció volver a estar con Math, por un breve momento volví a verle. Aquella salida era toda una oportunidad para que las cosas volvieran a su lugar, por lo que había mucho en juego y si no funcionaba, yo ya no sabría qué lo haría.
Una vez en el hangar, ya estaba listo el jeep, un agente me ayudaba a cargar en el maletero la bolsa de armas y otros útiles para la salida. Ya solo quedaba que Math llegase. Faltaban diez minutos para las siete en punto y comenzaba a temer que me hubiera dejado tirada. Por lo que me planteaba la idea de ir yo misma a buscar a Math y traerlo a rastras si era necesario. Irónico dado que a mi no me terminaba de convencer aquella salida. Nos acompañaría un miembro de SSU, antiguo compañero nuestro. Marcus estabas satisfecho de poder ayudarnos, en el pasado había hecho muy buena amistad con ambos. Nos hacía mucha falta alguien sin taras, ya que yo aún no podía conducir por culpa de mi esguince y no sería muy oportuno dejarle el coche a Math, al menos, no hasta ver cómo se desenvolvía primero.
— Mierda — apenas di dos pasos y Marcus me detuvo. — Harley, son menos cinco aún y Andersen no es que haya destacado nunca por su puntualidad — el SSU me sujetó ambas muletas con una mano y con la otra me ayudó a avanzar hasta el jeep. Me senté en el asiento del copiloto y apoyé la cabeza sobre el respaldo de el asiento, cerrando los ojos durante un instante. Ayer me pareció volver a estar con Math, por un breve momento volví a verle. Aquella salida era toda una oportunidad para que las cosas volvieran a su lugar, por lo que había mucho en juego y si no funcionaba, yo ya no sabría qué lo haría.
Se despertó a eso de las seis y media y no necesitaba nada más. La última vez que había estado en la superficie fue el día de su accidente, así que debía reconocer que estaba algo nervioso por ello. Harley debía haberle conseguido su pase al exterior, porque no tenía ningún mensaje de ella y se reunirían en menos de media hora en el hangar.
Se vistió con sus antiguos pantalones y camiseta táctica, le sorprendió al darse cuenta de que los pantalones les costó algo cerrarlos. Normal, llevaba más de cinco meses sin hacer nada de ejercicio. Ella siempre tenía razón, a ver quién le decía algo después de eso.
Al salir de su habitación se pasó por la cafetería para recoger aunque sea un vaso de café para llevar, no necesitaría más en toda aquella mañana. Al llegar al hangar ya se había terminado el vaso y tiraba el cartón a una de las papeleras, eran las siete en punto.
- Buenos días- dijo con un bostezo al percatarse de que Harley ya estaba en el coche y de que Marcus, un antiguo compañero, se encontraba en el asiento del conductor. Se acercó al soldado y le dio mano, pasando luego por donde estaba ella para simplemente desizar la mano por su cabeza despeinandola. -Sí, no es que estemos en nuestro mejor momento, no - era lógico que les mandaran a un SSU a acompañarles, no le hizo especial gracia tener una niñera, pero era la opción más prudente. - Cuando queráis - no dijo mucho más, se subió en la parte trasera del vehículo, entendía que Harley ya lo había dispuesto todo, como en los viejos tiempos.
Tomó asiento tras ella, aunque odiase el cinturón del lado derecho de los coches. Siempre le había gustado conducir, aunque en su estado actual dudaba que le fueran a dejar hacerlo como si nada. Marcus arrancó el vehículo y fue directo hacia la salida, las puertas del túnel se abrieron y comenzó el camino de regreso hacia la costa. Math se encogió en la parte trasera mirando los paneles de cemento y como al final la luz natural comenzaba a adentrarse en aquel espacio oscuro. Salieron al paseo marítimo y el hombre tuvo que cerrar su ojo sano, a la vez que se llevaba una mano al rostro.
-¡Dios bendiga el sol de California!- exclamó el otro soldado. Math en aquel momento se sintió como un vampiro, se estiró hacia la parte delantera y quitó las gafas de sol del parabrisas para ponerselas antes de quedarse ciego a causa de la luz. Pandemonium imitaba muy bien la luz natural, pero nada que ver con aquello. Se encogió aún más en el asiento, como un borracho con resaca huyendo hacia las sombras que le daban el vehículo. Math tardó un rato en acostumbrarse y asomarse por una de las ventanas, conocía aquellas calles tan bien... que resultaba extraño volverlas a ver después de tanto tiempo y más cuando ya creía que no volvería a subir.
Se vistió con sus antiguos pantalones y camiseta táctica, le sorprendió al darse cuenta de que los pantalones les costó algo cerrarlos. Normal, llevaba más de cinco meses sin hacer nada de ejercicio. Ella siempre tenía razón, a ver quién le decía algo después de eso.
Al salir de su habitación se pasó por la cafetería para recoger aunque sea un vaso de café para llevar, no necesitaría más en toda aquella mañana. Al llegar al hangar ya se había terminado el vaso y tiraba el cartón a una de las papeleras, eran las siete en punto.
- Buenos días- dijo con un bostezo al percatarse de que Harley ya estaba en el coche y de que Marcus, un antiguo compañero, se encontraba en el asiento del conductor. Se acercó al soldado y le dio mano, pasando luego por donde estaba ella para simplemente desizar la mano por su cabeza despeinandola. -Sí, no es que estemos en nuestro mejor momento, no - era lógico que les mandaran a un SSU a acompañarles, no le hizo especial gracia tener una niñera, pero era la opción más prudente. - Cuando queráis - no dijo mucho más, se subió en la parte trasera del vehículo, entendía que Harley ya lo había dispuesto todo, como en los viejos tiempos.
Tomó asiento tras ella, aunque odiase el cinturón del lado derecho de los coches. Siempre le había gustado conducir, aunque en su estado actual dudaba que le fueran a dejar hacerlo como si nada. Marcus arrancó el vehículo y fue directo hacia la salida, las puertas del túnel se abrieron y comenzó el camino de regreso hacia la costa. Math se encogió en la parte trasera mirando los paneles de cemento y como al final la luz natural comenzaba a adentrarse en aquel espacio oscuro. Salieron al paseo marítimo y el hombre tuvo que cerrar su ojo sano, a la vez que se llevaba una mano al rostro.
-¡Dios bendiga el sol de California!- exclamó el otro soldado. Math en aquel momento se sintió como un vampiro, se estiró hacia la parte delantera y quitó las gafas de sol del parabrisas para ponerselas antes de quedarse ciego a causa de la luz. Pandemonium imitaba muy bien la luz natural, pero nada que ver con aquello. Se encogió aún más en el asiento, como un borracho con resaca huyendo hacia las sombras que le daban el vehículo. Math tardó un rato en acostumbrarse y asomarse por una de las ventanas, conocía aquellas calles tan bien... que resultaba extraño volverlas a ver después de tanto tiempo y más cuando ya creía que no volvería a subir.
Por un momento pensé que Math no vendría, pero al final llegó y respiré aliviada. Marcus puso en marcha el coche y me permití recostarme sobre el asiento para dormir un poco durante los escasos veinte minutos que nos quedaban de viaje hasta llegar a las placas. El jeep se adentró finalmente por un camino de tierra, en el que Marcus conducía a gran velocidad, los baches me hicieron despertar, ascendíamos hacia la pequeña colina en la que se encontraban las placas, rodeadas por una alambrada. Los zombies se encontraban al rededor de la alambrada, atraídos seguramente por el ruido que causaban los generadores.
El coche se detuvo delante de las puertas, afortunadamente no había zombies por esa zona, así que bajé rápidamente del coche y fui directa a la puerta para abrirlas y que Marcus pudiera pasar dentro, entonces cerré las puertas con el candando, a la vez que algunos zombies llegaban para recibirnos, tarde porque se quedaron atrás.
— Echemos un vistazo rápido, que esté todo en orden y nos ponemos con los zombies, o... ¿Math quieres el barrett ya? — abrí el maletero y saqué la bolsa de deporte donde estaban nuestras armas. Me coloqué el chaleco táctico y guardé las armas en las fundas. — Puedes subirte a esa torre si quieres y mientras Marcus y yo revisamos las placas — al fin y al cabo Math estaba allí para poner a prueba su puntería.
El campo de placas solares estaba como siempre. La tierra de un tono rojizo, las placas que parecían espejos, en los que se reflejaba el sol, así que hacía un calor bastante considerable, por eso me había puesto una camiseta de tirantes en vez de la habitual táctica. Al girarme vi a un zombie en la puerta, nos miraba gruñendo y estirando los brazos a través de los barrotes de la puerta. Desenfundé la five seven y disparé en su dirección. Lo divertido sería después, cuando tuviéramos que recoger los cadáveres e incinerarlos. Allí, en una esquina había una vieja ranchera, donde realizábamos ese trabajo. Pero eso sería después.
El coche se detuvo delante de las puertas, afortunadamente no había zombies por esa zona, así que bajé rápidamente del coche y fui directa a la puerta para abrirlas y que Marcus pudiera pasar dentro, entonces cerré las puertas con el candando, a la vez que algunos zombies llegaban para recibirnos, tarde porque se quedaron atrás.
— Echemos un vistazo rápido, que esté todo en orden y nos ponemos con los zombies, o... ¿Math quieres el barrett ya? — abrí el maletero y saqué la bolsa de deporte donde estaban nuestras armas. Me coloqué el chaleco táctico y guardé las armas en las fundas. — Puedes subirte a esa torre si quieres y mientras Marcus y yo revisamos las placas — al fin y al cabo Math estaba allí para poner a prueba su puntería.
El campo de placas solares estaba como siempre. La tierra de un tono rojizo, las placas que parecían espejos, en los que se reflejaba el sol, así que hacía un calor bastante considerable, por eso me había puesto una camiseta de tirantes en vez de la habitual táctica. Al girarme vi a un zombie en la puerta, nos miraba gruñendo y estirando los brazos a través de los barrotes de la puerta. Desenfundé la five seven y disparé en su dirección. Lo divertido sería después, cuando tuviéramos que recoger los cadáveres e incinerarlos. Allí, en una esquina había una vieja ranchera, donde realizábamos ese trabajo. Pero eso sería después.
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
El sol de Los Angeles... Una puta mierda, le molestaba demasiado y más aún cuando se bajó del vehículo. Aunque agradecía sentir ese calor sobre su piel, eso no tenía precio y más después de tanto tiempo.
-Oh... esa parte del trabajo - se limitó a decir cuando sus ojos se posaron sobre la vieja ranchera que quedaba a un lado de la entrada. Se acercó a la bolsa de deporte y sacó el barrett de Harley. -Y luego está esa parte del trabajo - con un suspiro se giró para marcharse hacia la torre, pero antes volvió junto a ella. -Ayer encontré esto - le entregó una vieja foto que llevaba en el bolsillo y ahora sí que se permitió marcharse hacia la torre. Subió las escaleras de mano hasta la parte superior y se agachó para preparar el barrett. Colocó el arma y después se tumbó en el suelo. Se suponía que ahí no debía haber perdido mucha destreza, al fin y al cabo solo utilizaba un ojo. Sonrió con sarcasmo a la vez que miraba a través de la mira, mientras a tientas buscaba en su pantalón el mechero para encenderse el cigarrillo que llevaba un buen rato esperando en su oreja.
Se colocó el cigarrillo entre los labios y apuntó al primer zombie que consideró un buen disparo. Presionó el gatillo con el dedo índice en un rápido movimiento y veloz tiró del cerrojo para liberar el casquillo. Entreabrió los labios los justo para soltar el humo y volvió a dar otra calada. Movió el barrett sobre el soporte y volvió a apretar el gatillo cuando tuvo a tiro a otro de esos hijos de puta.
Respiró más calmado. El segundo disparo sí que fue bueno. Pero debía comprobar que no se había tratado de suerte. Tiró del cerrojo de nuevo.
-joder, la puta nube rosada ahora es negra - otra calada al cigarrillo, otro disparo y Mathias se giró quedando tumbado sobre su espalda y mirando al cielo a través de los cristales tintados de las gafas de sol. Sujetó el cigarrillo con sus dedos y soltó todo el humo hacia arriba. Había fallado un disparo de tres. Cerró su ojo sano y se concentró en el sonido de su respiración. Después de tantos meses con aquel bloqueo... debería haber muerto ese día por gilipollas.
-Oh... esa parte del trabajo - se limitó a decir cuando sus ojos se posaron sobre la vieja ranchera que quedaba a un lado de la entrada. Se acercó a la bolsa de deporte y sacó el barrett de Harley. -Y luego está esa parte del trabajo - con un suspiro se giró para marcharse hacia la torre, pero antes volvió junto a ella. -Ayer encontré esto - le entregó una vieja foto que llevaba en el bolsillo y ahora sí que se permitió marcharse hacia la torre. Subió las escaleras de mano hasta la parte superior y se agachó para preparar el barrett. Colocó el arma y después se tumbó en el suelo. Se suponía que ahí no debía haber perdido mucha destreza, al fin y al cabo solo utilizaba un ojo. Sonrió con sarcasmo a la vez que miraba a través de la mira, mientras a tientas buscaba en su pantalón el mechero para encenderse el cigarrillo que llevaba un buen rato esperando en su oreja.
Se colocó el cigarrillo entre los labios y apuntó al primer zombie que consideró un buen disparo. Presionó el gatillo con el dedo índice en un rápido movimiento y veloz tiró del cerrojo para liberar el casquillo. Entreabrió los labios los justo para soltar el humo y volvió a dar otra calada. Movió el barrett sobre el soporte y volvió a apretar el gatillo cuando tuvo a tiro a otro de esos hijos de puta.
Respiró más calmado. El segundo disparo sí que fue bueno. Pero debía comprobar que no se había tratado de suerte. Tiró del cerrojo de nuevo.
-joder, la puta nube rosada ahora es negra - otra calada al cigarrillo, otro disparo y Mathias se giró quedando tumbado sobre su espalda y mirando al cielo a través de los cristales tintados de las gafas de sol. Sujetó el cigarrillo con sus dedos y soltó todo el humo hacia arriba. Había fallado un disparo de tres. Cerró su ojo sano y se concentró en el sonido de su respiración. Después de tantos meses con aquel bloqueo... debería haber muerto ese día por gilipollas.
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
— Harley, estará bien... tú misma me has dicho esta mañana que necesita ese espacio, déjale que se ponga las pilas, ha pasado mucho tiempo — Marcus tiraba de mi brazo mientras yo miraba como Math se iba hacia la torre. — Sí — al seguirle, él me soltó, una vez que Marcus me adelantó yo observé el papel que me había dado Math. — Joder... — me empecé a reír, en silencio, con una mezcla de sentimientos que ni yo misma comprendía, porque no solo se trataba de alegría, si no de pena.
— Parece que todo está en orden, ¿no? — adelanté a Marcus y ambos caminamos juntos, a la par que los disparos del barrett sonaban detrás de nosotros. Algunos zombies se agolpaban en la alambrada y nos seguían.
— Deberíamos ponernos ya con los zombies, los paneles funcionan, hacen sus ruidos... y según los lectores todo está correcto — mientras avanzábamos iba mirando los lectores en la base y continuaba. Desenfundé la five seven y me acerqué a la alambrada.
Un disparo, dos disparos, tres disparos... solo logré matar a uno.
— ¿Marcus? — había perdido de vista a mi compañero. Me giré hacia atrás y tampoco estaba allí. Ni siquiera se escuchaban ya los disparos de Math. Y entonces un rugido, me giré rápidamente, arma en mano, para ver a uno de esos perros malditos frente a mi.
— No otra vez no... — alcé la five seven y disparé, la criatura saltó sobre mi haciendo que cayera al suelo, y me golpease con furia contra el suelo. Volví a disparar, provocando que el perro cayera definitivamente muerto al suelo. Pero no estaba solo, había otro más. Empecé a correr rápidamente hacia la torre de Math, todo el tiempo en zig zag, sabiendo que esa cosa podría saltar sobre mi en cualquier momento. — ¡MAAAATH! — grité con todas mis fuerzas. — ¡DISPARA! — volví a gritar, sin dejar de correr, mientras me metía entre el laberinto de paneles.
— Parece que todo está en orden, ¿no? — adelanté a Marcus y ambos caminamos juntos, a la par que los disparos del barrett sonaban detrás de nosotros. Algunos zombies se agolpaban en la alambrada y nos seguían.
— Deberíamos ponernos ya con los zombies, los paneles funcionan, hacen sus ruidos... y según los lectores todo está correcto — mientras avanzábamos iba mirando los lectores en la base y continuaba. Desenfundé la five seven y me acerqué a la alambrada.
Un disparo, dos disparos, tres disparos... solo logré matar a uno.
— ¿Marcus? — había perdido de vista a mi compañero. Me giré hacia atrás y tampoco estaba allí. Ni siquiera se escuchaban ya los disparos de Math. Y entonces un rugido, me giré rápidamente, arma en mano, para ver a uno de esos perros malditos frente a mi.
— No otra vez no... — alcé la five seven y disparé, la criatura saltó sobre mi haciendo que cayera al suelo, y me golpease con furia contra el suelo. Volví a disparar, provocando que el perro cayera definitivamente muerto al suelo. Pero no estaba solo, había otro más. Empecé a correr rápidamente hacia la torre de Math, todo el tiempo en zig zag, sabiendo que esa cosa podría saltar sobre mi en cualquier momento. — ¡MAAAATH! — grité con todas mis fuerzas. — ¡DISPARA! — volví a gritar, sin dejar de correr, mientras me metía entre el laberinto de paneles.
- Dados:
- Los tres primeros grupos de dados son los zombies.
Los dos últimos grupos de dados, son los dos ataques al perro.
Salud 20 chaleco 60 - 10 = 50.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
El cigarrillo se fue consumiendo lentamente y Andersen apagó la colilla contra uno de los hierros de la torre. El primer disparo lo había fallado, pero los otros dos dio de lleno en su cabeza. Se volvió a girar para apuntar de nuevo al primer cabrón con el que había errado, no dejaría que se le escapara.
Tiró del cerrojo, expulsando el casquillo y lo volvió a empujar para que entrase la nueva bala. Iba a seguir disparando a otros de los zombies de la alambrada, cuando escuchó los gritos de Harley.
-Mierda- movió el rifle, buscando a la morena a través de la mira. Uno de los malditos perros de Umbrella la perseguía. ¿Cómo había logrado entrar ahí? Esas criaturas se movían demasiado rápido y en aquel momento se quedó bloqueado. Fue incapaz de apretar el gatillo, pero si no lo hacía ella iba a morir, movió rápidamente la mira y persiguió al perro hasta que lo tuvo a tiro. No lo pensó, disparó una vez. El perro cayó muerto al suelo y él se levantó velozmente, había perdido de vista a la mujer. Comenzó a descender las escaleras prácticamente dejándose deslizar hacia abajo.
Corrió en busca de ella, pasando antes por el jeep, allí estaba la bolsa de deporte aún, recogió la five seven y tras quitarle el seguro siguió corriendo.
- ¡Harley! - gritó de nuevo su nombre, sentía que le faltaba el aire, no estaba en forma, había perdido mucho fondo físico.
Tiró del cerrojo, expulsando el casquillo y lo volvió a empujar para que entrase la nueva bala. Iba a seguir disparando a otros de los zombies de la alambrada, cuando escuchó los gritos de Harley.
-Mierda- movió el rifle, buscando a la morena a través de la mira. Uno de los malditos perros de Umbrella la perseguía. ¿Cómo había logrado entrar ahí? Esas criaturas se movían demasiado rápido y en aquel momento se quedó bloqueado. Fue incapaz de apretar el gatillo, pero si no lo hacía ella iba a morir, movió rápidamente la mira y persiguió al perro hasta que lo tuvo a tiro. No lo pensó, disparó una vez. El perro cayó muerto al suelo y él se levantó velozmente, había perdido de vista a la mujer. Comenzó a descender las escaleras prácticamente dejándose deslizar hacia abajo.
Corrió en busca de ella, pasando antes por el jeep, allí estaba la bolsa de deporte aún, recogió la five seven y tras quitarle el seguro siguió corriendo.
- ¡Harley! - gritó de nuevo su nombre, sentía que le faltaba el aire, no estaba en forma, había perdido mucho fondo físico.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
No podía huir de aquella cosa, tenía que dispararle antes de que me atrapara o estaría perdida. Me giré bruscamente y la criatura había desaparecido. El eco del disparo resonó con fuerza en las instalaciones. Lo siguiente fue la voz de Math. Corrí hacia él, pasando al lado del cadáver. Math lo había matado de un solo disparo. — ¡Math! — salté hacia él y lo abracé con todas mis fuerzas. Ya no se trataba solo de lo que acababa de pasar, no era solo eso, era él, había vuelto a ser él. En aquel momento vi a mi Math de siempre.
— ¡Solo has usado un disparo Math! — sentía los ojos humedecidos, pero sonreía. — ¿Te das cuenta de que has estado todo este tiempo creyendo cosas que no eran verdad? — volví a abrazarle con todas mis fuerzas. Las lágrimas no tardaron en caer y entonces... — Mierda, Marcus — me aparté bruscamente de Math. — ¡Marcus! — me moví rápidamente entre los paneles, con la pistola entre mis manos, avanzaba rápidamente por aquel laberinto plateado, encontrando al hombre por fin. Estaba tirado en el suelo, uno de esos perros devoraba sus tripas y estiraba de estas con furia, la expresión en su rostro era demoledora.
Cerré los ojos un segundo y luego disparé al perro, que estaba distraído con el cadáver de Marcus. Dos disparos.
— ¡Solo has usado un disparo Math! — sentía los ojos humedecidos, pero sonreía. — ¿Te das cuenta de que has estado todo este tiempo creyendo cosas que no eran verdad? — volví a abrazarle con todas mis fuerzas. Las lágrimas no tardaron en caer y entonces... — Mierda, Marcus — me aparté bruscamente de Math. — ¡Marcus! — me moví rápidamente entre los paneles, con la pistola entre mis manos, avanzaba rápidamente por aquel laberinto plateado, encontrando al hombre por fin. Estaba tirado en el suelo, uno de esos perros devoraba sus tripas y estiraba de estas con furia, la expresión en su rostro era demoledora.
Cerré los ojos un segundo y luego disparé al perro, que estaba distraído con el cadáver de Marcus. Dos disparos.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
¿Dónde estaba? Era la única pregunta que rondaba su mente, desesperado, al no encontrarla. Si le ocurría algo por su estúpido capricho... no se lo perdonaría jamás. Había estado muy perdido en los últimos meses, pero eso no quería decir que no le preocupase su destino. Harley seguía siendo la única persona que le importaba a día de hoy, incluso más que él mismo. Si se había apartado de ella tanto en los últimos meses había sido porque ni él era capaz de comprender en qué punto estaba, porque se sentía otro, porque había perdido su identidad, en resumidas cuentas se había vuelto un auténtico perdedor. Había estado a punto de morir, cuando creía que era intocable y eso significaba que también la podía matar a ella y se había olvidado de eso. Así que si le ocurría algo... pero la escuchó y Math respiró profundamente aliviado.
Durante apenas un momento él también la abrazó, rodeó su cintura y la estrechó entre sus brazos como en antaño. Pegó su cabeza a la de ella y olió su característico perfume. Definitivamente no se perdonaría que le ocurriese algo por su culpa, lo tenía muy claro.
-Harley, no... para por favor - no quería seguir escuchando sus palabras. No podía seguir escuchándola. No significaban nada para él, seguía sintiéndose un perdedor. Comprobar que su puntería seguía intacta no le ayudaba en nada, incluso era peor, porque al menos antes tenía una justificación para sus problemas. Él sabía quién era, lo sabía perfectamente, sabía sus capacidades, pero jamás se había visto envuelto en problemas tan atroces como aquellos de mayo. Estaba decepcionado. Se sentía roto, en aquel trabajo no se podía fallar y él había fallado. La gente podía morir, de hecho la gente moría si se cometían errores y él tuvo la desgracia de seguir vivo. Lo veía así, era un problema para los demás, podía causar errores incorregibles, así que estar en seguridad podía ser lo mejor que le quedaba a alguien como él. Encontrar a Marcus solo le hizo reafirmarse.
Se giró para apartar la mirada de aquella atrocidad, miró al cielo a la vez que alzaba ambas manos sobre su cabeza y trataba de contener las lágrimas. Le conocía desde el inicio del brote y pese a que nunca hubieran tenido una estrecha relación se sentía muy dolido por su muerte. Había sido un buen compañero, siempre, era un buen hombre y nadie se merecía una muerte así. Otro soldado más caído... sin importar la vida que había tenido, su honradez... y su madre, él mismo la rescató y ella vivía en la base.
-Tiene a su madre en la base y creo que tenía novia... una chica que trabaja en la cafetería - dijo en voz baja mientras se levantaba e iba al jeep. Allí sacó un sudario, no era muy buen augurio llevarlas siempre en el coche, pero cuando ocurrían estas cosas... -Tenemos que tener cuidado Harley, no sé cómo han podido entrar - dijo al regresar. Estiró la bolsa al lado del cuerpo. ¿A cuántos había enterrado ya? ¿Y por qué el seguía vivo? Después de todos sus fallos, ni siquiera lo merecía.
Mathias terminó cerrando la bolsa. Alzó la vista y observó entre las placas, divisó en la alambrada un agujero y el hombre lo señaló. No era muy grande, lo justo para los perros. Los alambres estaban ensangrentados, como si lo hubieran arrancado y pasado sin importar lo estrecho que era.
-¿Queda material para arreglarlo o tenemos que pedir ayuda? - el problema sería que hubieran más de esos sarnosos perros en las instalaciones. -Debemos ir con cuidado - se alzó y avanzó con lentitud, sujetando su five seven hacia el agujero en la valla.
Durante apenas un momento él también la abrazó, rodeó su cintura y la estrechó entre sus brazos como en antaño. Pegó su cabeza a la de ella y olió su característico perfume. Definitivamente no se perdonaría que le ocurriese algo por su culpa, lo tenía muy claro.
-Harley, no... para por favor - no quería seguir escuchando sus palabras. No podía seguir escuchándola. No significaban nada para él, seguía sintiéndose un perdedor. Comprobar que su puntería seguía intacta no le ayudaba en nada, incluso era peor, porque al menos antes tenía una justificación para sus problemas. Él sabía quién era, lo sabía perfectamente, sabía sus capacidades, pero jamás se había visto envuelto en problemas tan atroces como aquellos de mayo. Estaba decepcionado. Se sentía roto, en aquel trabajo no se podía fallar y él había fallado. La gente podía morir, de hecho la gente moría si se cometían errores y él tuvo la desgracia de seguir vivo. Lo veía así, era un problema para los demás, podía causar errores incorregibles, así que estar en seguridad podía ser lo mejor que le quedaba a alguien como él. Encontrar a Marcus solo le hizo reafirmarse.
Se giró para apartar la mirada de aquella atrocidad, miró al cielo a la vez que alzaba ambas manos sobre su cabeza y trataba de contener las lágrimas. Le conocía desde el inicio del brote y pese a que nunca hubieran tenido una estrecha relación se sentía muy dolido por su muerte. Había sido un buen compañero, siempre, era un buen hombre y nadie se merecía una muerte así. Otro soldado más caído... sin importar la vida que había tenido, su honradez... y su madre, él mismo la rescató y ella vivía en la base.
-Tiene a su madre en la base y creo que tenía novia... una chica que trabaja en la cafetería - dijo en voz baja mientras se levantaba e iba al jeep. Allí sacó un sudario, no era muy buen augurio llevarlas siempre en el coche, pero cuando ocurrían estas cosas... -Tenemos que tener cuidado Harley, no sé cómo han podido entrar - dijo al regresar. Estiró la bolsa al lado del cuerpo. ¿A cuántos había enterrado ya? ¿Y por qué el seguía vivo? Después de todos sus fallos, ni siquiera lo merecía.
Mathias terminó cerrando la bolsa. Alzó la vista y observó entre las placas, divisó en la alambrada un agujero y el hombre lo señaló. No era muy grande, lo justo para los perros. Los alambres estaban ensangrentados, como si lo hubieran arrancado y pasado sin importar lo estrecho que era.
-¿Queda material para arreglarlo o tenemos que pedir ayuda? - el problema sería que hubieran más de esos sarnosos perros en las instalaciones. -Debemos ir con cuidado - se alzó y avanzó con lentitud, sujetando su five seven hacia el agujero en la valla.
Cuando el perro murió me acerqué al cuerpo de Marcus y me arrodillé a su lado, no podía desviar la mirada de su rostro.
— Lo sé, era un buen hombre, no se merecía esto — susurré agachando la mirada. — Nadie lo merece.
Ayudé a Math con el cuerpo y lo llevamos a la parte trasera del jeep. Luego regresé a la valla para examinar el agujero. Coloqué los alambres empujando con los dedos, con mucho cuidado de no mancharme con la sangre, utilicé unos guantes.
— Habrá que llamar a un equipo, necesitará puntos de soldadura o qué coño sé yo... — me aparté con un largo suspiro, el ánimo estaba por los suelos. Fui a por algunos alambres para atar los agujeros de la valla, siendo la única idea que se me ocurrió para mantener la alambrada cerrada. — Al menos no parecen que hayan entrado más — miré a nuestro alrededor. Todo estaba en calma a excepción de los zombies de la alambrada, que quedaban en el exterior.
— Math... — me acerqué hasta él y sujeté su mano. — ¿Estás bien? — ni siquiera sabía por qué preguntaba. No estaba bien, era evidente que no. — No, no es nuestra culpa... — no pude terminar la frase porque sabía si lo hacía rompería a llorar. — Estas cosas pasan... cuando nos alistamos lo sabíamos — respiré hondo y me acerqué para abrazarlo. Me aparté con suavidad de él, acariciando su rostro y me alejé.
— Despejemos esto para el grupo que venga después — antes de volver a la alambrada utilicé la radio para llamar a la base e informar de lo ocurrido, iban a enviar a un grupo de hombres y nosotros podíamos esperarles hasta que llegasen. — Estarán aquí en media hora — no dije más, comencé a merodear por la alambrada disparando a los zombies que se quedaban allí.
— Lo sé, era un buen hombre, no se merecía esto — susurré agachando la mirada. — Nadie lo merece.
Ayudé a Math con el cuerpo y lo llevamos a la parte trasera del jeep. Luego regresé a la valla para examinar el agujero. Coloqué los alambres empujando con los dedos, con mucho cuidado de no mancharme con la sangre, utilicé unos guantes.
— Habrá que llamar a un equipo, necesitará puntos de soldadura o qué coño sé yo... — me aparté con un largo suspiro, el ánimo estaba por los suelos. Fui a por algunos alambres para atar los agujeros de la valla, siendo la única idea que se me ocurrió para mantener la alambrada cerrada. — Al menos no parecen que hayan entrado más — miré a nuestro alrededor. Todo estaba en calma a excepción de los zombies de la alambrada, que quedaban en el exterior.
— Math... — me acerqué hasta él y sujeté su mano. — ¿Estás bien? — ni siquiera sabía por qué preguntaba. No estaba bien, era evidente que no. — No, no es nuestra culpa... — no pude terminar la frase porque sabía si lo hacía rompería a llorar. — Estas cosas pasan... cuando nos alistamos lo sabíamos — respiré hondo y me acerqué para abrazarlo. Me aparté con suavidad de él, acariciando su rostro y me alejé.
— Despejemos esto para el grupo que venga después — antes de volver a la alambrada utilicé la radio para llamar a la base e informar de lo ocurrido, iban a enviar a un grupo de hombres y nosotros podíamos esperarles hasta que llegasen. — Estarán aquí en media hora — no dije más, comencé a merodear por la alambrada disparando a los zombies que se quedaban allí.
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
-Soy yo... - calló y no terminó la frase, no pudo. ¿Quién decidía quién vivía y quién moría? Porque parecía un juego cruel de suertes. ¿A caso no merecía vivir Marcus más que él mismo? O simplemente debió morir, si no puedo cuidar de él aquel 25 de mayo, no podría cuidar de nadie más, ni siquiera de Harley y mucho menos de Marcus.
-Es mi culpa Harley, soy el que estaba ahí arriba observando - señaló la torre y se marchó a esta para recoger el arma. Antes pudo ver a través de la mira como la morena terminaba de arreglar la alambrada, o al menos de cerrarla, para esperar al equipo de reparación. No volvería a salir nunca más. Era un peligro, ya no servía para anda, ahora por su culpa se cometían errores y el último error que necesitaba era que Harley muriese por su culpa.
Se volvió a tumbar en la chapa y siguió a Køhler. Estaba acabando con los zombies de la alambrada, siempre tuvo una gran puntería, algo nato. Recordaba las prácticas, como solían ir juntos al campo de tiro o incluso a esa vieja granja abandonada... eran buenos tiempos, diferentes, más seguros. No salías a la calle y te la jugabas con una horda de zombies.
Apuntó al grupo de zombies que quedaba más adelante. Eran solo cinco ya, apuntó y presionó el gatillo. Tiró del cerrojo, lo volvió a mover para colocar la bala y repitió cuatro veces más. No supo que le movió a ello, porque no quería seguir disparando. Solo pensaba en regresar a la base y llevar a Marcus de vuelta. Falló tres de los cinco disparos.
No se limitó a nada más que recoger el barrett y guardarlo en la funda. Bajó cargando con él a la espalda y fue directo al coche.
- Entre conducir tú o yo... - ¿había algún protocolo de prioridad? ¿Quién quedaba por encima el tuerto o la coja? Si la morena se iba a hacer más daño, prefirió colocarse él en el asiento del conductor. Así que mientras Harley terminaba con los zombies que quedaban Mathias fue colocando los espejos a su altura. En comparación con aquella mañana su humor ahora era pésimo y no es que últimamente él fuera el colmo de la alegría. La muerte de un compañero siempre era una de las peores cosas a las que debía enfrentarse alguien. No era el miedo, no era que te hiriesen en combate... era tener que ver a un amigo caer y pensar en su familia, pensar en que no volvería a casa y en todo el dolor que dejaba. Era no poder haber hecho nada, y pensar en todas las posibilidades, en lo que se hizo y no se hizo, en qué se habría cambiado, en la tortura mental que suponía aquello... para él era la peor parte de su trabajo, y ahora suponía algo más. No estaba preparado y no volvería a estarlo nunca.
-Es mi culpa Harley, soy el que estaba ahí arriba observando - señaló la torre y se marchó a esta para recoger el arma. Antes pudo ver a través de la mira como la morena terminaba de arreglar la alambrada, o al menos de cerrarla, para esperar al equipo de reparación. No volvería a salir nunca más. Era un peligro, ya no servía para anda, ahora por su culpa se cometían errores y el último error que necesitaba era que Harley muriese por su culpa.
Se volvió a tumbar en la chapa y siguió a Køhler. Estaba acabando con los zombies de la alambrada, siempre tuvo una gran puntería, algo nato. Recordaba las prácticas, como solían ir juntos al campo de tiro o incluso a esa vieja granja abandonada... eran buenos tiempos, diferentes, más seguros. No salías a la calle y te la jugabas con una horda de zombies.
Apuntó al grupo de zombies que quedaba más adelante. Eran solo cinco ya, apuntó y presionó el gatillo. Tiró del cerrojo, lo volvió a mover para colocar la bala y repitió cuatro veces más. No supo que le movió a ello, porque no quería seguir disparando. Solo pensaba en regresar a la base y llevar a Marcus de vuelta. Falló tres de los cinco disparos.
No se limitó a nada más que recoger el barrett y guardarlo en la funda. Bajó cargando con él a la espalda y fue directo al coche.
- Entre conducir tú o yo... - ¿había algún protocolo de prioridad? ¿Quién quedaba por encima el tuerto o la coja? Si la morena se iba a hacer más daño, prefirió colocarse él en el asiento del conductor. Así que mientras Harley terminaba con los zombies que quedaban Mathias fue colocando los espejos a su altura. En comparación con aquella mañana su humor ahora era pésimo y no es que últimamente él fuera el colmo de la alegría. La muerte de un compañero siempre era una de las peores cosas a las que debía enfrentarse alguien. No era el miedo, no era que te hiriesen en combate... era tener que ver a un amigo caer y pensar en su familia, pensar en que no volvería a casa y en todo el dolor que dejaba. Era no poder haber hecho nada, y pensar en todas las posibilidades, en lo que se hizo y no se hizo, en qué se habría cambiado, en la tortura mental que suponía aquello... para él era la peor parte de su trabajo, y ahora suponía algo más. No estaba preparado y no volvería a estarlo nunca.
El miembro 'Mathias Andersen' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
El equipo de reparación no tardó el llegar, nos quedamos hasta que terminaron de reparar la valla y entonces nos fuimos. En dos coches. Math se encargó de conducir.
— No te culpes — dije una vez sentada en el asiento copiloto, mientras que él arrancaba el motor. — Estas cosas le pasan hasta al más preparado y tú hoy has demostrado que no estás tan mal como creías — observé como maniobraba con el coche. Podía haberle dicho a alguno de los del otro grupo que se encargasen de llevarnos, pero en el último momento no quise hacerlo, consideré que quería ver cómo se movía él con el vehículo.
Cuando llegamos a la base, entregamos el cuerpo de Marcus y rellenamos el típico informe de misión. Cada uno por un lado, más tarde nos llamarían para comprobar que era cierto y asegurarse de que no había ocurrido nada extraño. Mientras les dejarían asearse y descansar.
— ¿Math? — me giré hacia él antes de que se marchara. Me sentía muy preocupada por él, puede que incluso más ahora que antes. Ya que casi hasta podía imaginarme lo que se le estaría pasando por la cabeza, o bueno, no, pero estaba segura de que no sería nada bueno. — Por favor, no vuelvas a desaparecer — me acerqué a él. — Estoy aquí, para cualquier cosa, cuenta conmigo, por favor — rogué. No quería volver a perderlo.
— No te culpes — dije una vez sentada en el asiento copiloto, mientras que él arrancaba el motor. — Estas cosas le pasan hasta al más preparado y tú hoy has demostrado que no estás tan mal como creías — observé como maniobraba con el coche. Podía haberle dicho a alguno de los del otro grupo que se encargasen de llevarnos, pero en el último momento no quise hacerlo, consideré que quería ver cómo se movía él con el vehículo.
Cuando llegamos a la base, entregamos el cuerpo de Marcus y rellenamos el típico informe de misión. Cada uno por un lado, más tarde nos llamarían para comprobar que era cierto y asegurarse de que no había ocurrido nada extraño. Mientras les dejarían asearse y descansar.
— ¿Math? — me giré hacia él antes de que se marchara. Me sentía muy preocupada por él, puede que incluso más ahora que antes. Ya que casi hasta podía imaginarme lo que se le estaría pasando por la cabeza, o bueno, no, pero estaba segura de que no sería nada bueno. — Por favor, no vuelvas a desaparecer — me acerqué a él. — Estoy aquí, para cualquier cosa, cuenta conmigo, por favor — rogué. No quería volver a perderlo.
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