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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Me gustaría... [Pandemonium]
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Por fin le habían asignado un dormitorio. Por fin podía vestir algo más que la bata de de urgencias, que era muy fresquita, pero no le molaba nada que le fueran viendo los calzoncillos todo el día. Llevar calzoncillos de Spiderman a su edad no es que fuera muy adulto, pero no había encontrado nada mejor.
Ya se encontraba mucho mejor, las heridas curaban poco a poco y no dolían tanto. Le habían dicho en numerosas ocasiones si deseaba ver a Aiden y había sido incapaz de ello. Al parecer lo cuidaba una mujer, la misma que se encargaba de la guardería de los más pequeños mientras sus padres trabajaban. Habían pasado más de dos semanas y aún era incapaz de ver al crío, pero esa noche fue diferente. Soñar con Sage no le hizo ningún bien.
Así que esa misma mañana fue directo hacia la guardería y se quedó en el cristal viendo a los pequeños jugar. Aiden parecía pasarlo en grande con los otros niños y eso provocó que a Max se le saltaran las lágrimas. Jamás se hubiera imaginado algo así, Aiden pudiendo jugar con otros niños. Y de pronto el pequeño se giró y le vio, Max se sobresaltó un segundo. Aiden sonrió ampliamente y se puso en pie corriendo hacia la pared a pequeños saltitos y tropezando varias veces en el suelo.
Max tragó saliva tratando de contenerse, pero no pudo y se echó contra la pared cubriéndose, para que no le vieran los niños. Se agachó en el suelo encogiéndose, se hizo tan pequeño... no podía casi ni respirar, rompió a llorar con todas sus fuerzas. Por más que lloraba ese dolor no lograba marcharse y el joven se sentí cada vez más seco y destruido.
- ... - trataba de contenerse, pero era incapaz de ello. Creyó que volvía a tener un hogar, una familia, que tras todo aquel daño volvería a tener algo, y se lo arrebataron en menos de un mes, apenas podía haber disfrutado de ello. Y Aiden era el recuerdo constante de que allá donde iba todos morían.
Ya se encontraba mucho mejor, las heridas curaban poco a poco y no dolían tanto. Le habían dicho en numerosas ocasiones si deseaba ver a Aiden y había sido incapaz de ello. Al parecer lo cuidaba una mujer, la misma que se encargaba de la guardería de los más pequeños mientras sus padres trabajaban. Habían pasado más de dos semanas y aún era incapaz de ver al crío, pero esa noche fue diferente. Soñar con Sage no le hizo ningún bien.
Así que esa misma mañana fue directo hacia la guardería y se quedó en el cristal viendo a los pequeños jugar. Aiden parecía pasarlo en grande con los otros niños y eso provocó que a Max se le saltaran las lágrimas. Jamás se hubiera imaginado algo así, Aiden pudiendo jugar con otros niños. Y de pronto el pequeño se giró y le vio, Max se sobresaltó un segundo. Aiden sonrió ampliamente y se puso en pie corriendo hacia la pared a pequeños saltitos y tropezando varias veces en el suelo.
Max tragó saliva tratando de contenerse, pero no pudo y se echó contra la pared cubriéndose, para que no le vieran los niños. Se agachó en el suelo encogiéndose, se hizo tan pequeño... no podía casi ni respirar, rompió a llorar con todas sus fuerzas. Por más que lloraba ese dolor no lograba marcharse y el joven se sentí cada vez más seco y destruido.
- ... - trataba de contenerse, pero era incapaz de ello. Creyó que volvía a tener un hogar, una familia, que tras todo aquel daño volvería a tener algo, y se lo arrebataron en menos de un mes, apenas podía haber disfrutado de ello. Y Aiden era el recuerdo constante de que allá donde iba todos morían.
Aquella mañana había decidido no utilizar su habitual parche. Al mirarse en el espejo vio la cicatriz que cruzaba su ojo izquierdo y no se preocupó, cada vez se estaba acostumbrando más a ella. Hasta el punto de que los comentarios de terceros le daban igual. Aquella mañana le tocaba turno de vigilancia, su sector había cambiado y eso le animaba a combatir la rutina de la base, así que estaba más animado de lo normal.
Vestía el uniforme reglamentario de seguridad y en los últimos días había mejorado mucho más su aspecto, el pelo bien cortado, no tan despeinado, sus habituales ojeras casi habían desaparecido... en apenas tres semanas su vida volvía a encauzarse desde que Harley se plantó en querer ayudarle. Y se sentía bien, por primera vez en mucho tiempo se sentía a gusto con él mismo.
Caminaba por los pasillos como de costumbre. Se acababa de tomar un café y tiraba el vaso a una de las papeleras cuando se dio cuenta de algo que no era normal en la decoración de Pandemonium: un joven tirado en el suelo del pasillo, hecho un ovillo, con un llanto totalmente descontrolado. Mathias miró a su alrededor, no había nadie más. Por un instante dudó, pero entonces avanzó acercándose a él poco a poco. Estaba justo delante de la ventana que daba a la guardería, pero el muchacho había tenido la consideración, entendía Math, de agacharse para que los niños no le vieran.
-¿Un mal día? - preguntó el guardia de seguridad, se mordió el labio inferior mientras volvía a mirar a su alrededor y se agachó frente a él. - Eh chaval, venga... seguro que tiene solución - Math sacó de su bolsillo un paquete de pañuelos y se los acercó al joven.
Vestía el uniforme reglamentario de seguridad y en los últimos días había mejorado mucho más su aspecto, el pelo bien cortado, no tan despeinado, sus habituales ojeras casi habían desaparecido... en apenas tres semanas su vida volvía a encauzarse desde que Harley se plantó en querer ayudarle. Y se sentía bien, por primera vez en mucho tiempo se sentía a gusto con él mismo.
Caminaba por los pasillos como de costumbre. Se acababa de tomar un café y tiraba el vaso a una de las papeleras cuando se dio cuenta de algo que no era normal en la decoración de Pandemonium: un joven tirado en el suelo del pasillo, hecho un ovillo, con un llanto totalmente descontrolado. Mathias miró a su alrededor, no había nadie más. Por un instante dudó, pero entonces avanzó acercándose a él poco a poco. Estaba justo delante de la ventana que daba a la guardería, pero el muchacho había tenido la consideración, entendía Math, de agacharse para que los niños no le vieran.
-¿Un mal día? - preguntó el guardia de seguridad, se mordió el labio inferior mientras volvía a mirar a su alrededor y se agachó frente a él. - Eh chaval, venga... seguro que tiene solución - Math sacó de su bolsillo un paquete de pañuelos y se los acercó al joven.
Max se sujetaba la cabeza con fuerza, sentía las lágrimas caer por su rostro y solo alzó la mirada cuando alguien le habló.
- ¿Qué? - miró al hombre. Por un momento a punto estuvo de gritarle. ¿Cómo iba a tener solución? Pero entonces respiró hondo, pensó con mayor calma, él no conocía la situación y solo trataba de ayudarle.
- No tiene solución - negó lentamente. La solución para sus problemas era que Nigel, Sage, Margot y Peter estuvieran allí con él. - La muerte no tiene solución - añadió mientras se sorbía los mocos y se limpiaba las lágrimas.
- ¿Qué? - miró al hombre. Por un momento a punto estuvo de gritarle. ¿Cómo iba a tener solución? Pero entonces respiró hondo, pensó con mayor calma, él no conocía la situación y solo trataba de ayudarle.
- No tiene solución - negó lentamente. La solución para sus problemas era que Nigel, Sage, Margot y Peter estuvieran allí con él. - La muerte no tiene solución - añadió mientras se sorbía los mocos y se limpiaba las lágrimas.
¿Cómo no se le ocurrió pensar en ello? La respuesta del chaval fue muy contundente y para aquello no tenía respuesta. Suspiró. ¿Qué le iba a decir ahora?
-Lo siento chico - colocó una mano sobre su hombro. -Vamos, ponte en pie, ¿quieres tomar algo en la cafetería... o... que llame a alguien? - sentía pena por el muchacho. No quería indagar en el tema, porque sabía que sería empeorar las cosas, hacerle sentir peor y lo mejor era evitar el tema. Math creía que era lo mejor, aunque tal vez eso no fuera a ayudarle. Pero si él mismo era el primero en huir de sus problemas... ¿Cómo iba a ayudar a otra persona?
-¿Por qué has venido hasta aquí? - preguntó a la vez que alzaba la mirada hacia la guardería. Tal vez simplemente estaba deambulando o igual conocía a algunos de los críos que estaban allí.
-Lo siento chico - colocó una mano sobre su hombro. -Vamos, ponte en pie, ¿quieres tomar algo en la cafetería... o... que llame a alguien? - sentía pena por el muchacho. No quería indagar en el tema, porque sabía que sería empeorar las cosas, hacerle sentir peor y lo mejor era evitar el tema. Math creía que era lo mejor, aunque tal vez eso no fuera a ayudarle. Pero si él mismo era el primero en huir de sus problemas... ¿Cómo iba a ayudar a otra persona?
-¿Por qué has venido hasta aquí? - preguntó a la vez que alzaba la mirada hacia la guardería. Tal vez simplemente estaba deambulando o igual conocía a algunos de los críos que estaban allí.
- Eh... - se puso en pie lentamente, limpiándose las lágrimas. - Mi primo está ahí - Max se acercó al cristal y señaló al pequeño que jugaba con otros niños. - Nuestra tía, su madre, mi amigo... todos murieron salvo nosotros dos - Max hablaba lentamente mientras miraba fijamente al muchacho.
- No pude hacer nada por mi familia... - sollozó y rápidamente volvió a frotarse ambos ojos con las manos. - Me pidieron que cuidara de él, pero... creo que no podría hacer nada por él, deberían buscarle una familia, que viva con un padre y una madre... ¿Si no qué podría hacer yo? - se apartó rápidamente de la ventana. - Casi ni yo puedo cuidar de mi - aún estaba algo magullado y herido de sus anteriores heridas. No habían curado del todo.
- No pude hacer nada por mi familia... - sollozó y rápidamente volvió a frotarse ambos ojos con las manos. - Me pidieron que cuidara de él, pero... creo que no podría hacer nada por él, deberían buscarle una familia, que viva con un padre y una madre... ¿Si no qué podría hacer yo? - se apartó rápidamente de la ventana. - Casi ni yo puedo cuidar de mi - aún estaba algo magullado y herido de sus anteriores heridas. No habían curado del todo.
Y efectivamente se trataba de otra vida más, reducida a cenizas por culpa de unos pocos. Mathias se acercó junto al muchacho al cristal para ver a los niños jugar, ajenos a todo lo que estaba pasando. Escuchó las palabras del muchacho y miró con atención sus movimientos y expresiones, tratando de comprenderle mejor.
-¿Y tú qué es lo que quieres? - preguntó. -Piensa bien qué quieres para ti y qué quieres para él... - volvió a mirar a los niños. -Seguro que quieres lo mejor para él, pero eso de tener que haber siempre un padre y una madre nunca va enlazado con una familia feliz, tú puedes ser también su familia, tú podrás hablarle de sus padres, de vuestra tía... tú le llevaste hasta aquí y créeme que es el lugar perfecto para aprender a defenderse y cuidar de otros... - eso no era problema, pero el muchacho tenía que saber también qué era lo que quería él.
-Pero después de todo lo que has pasado, sería mejor que pensaras qué quieres tú también - asintió varias veces y se apartó del cristal, no quería que le confundieran con vete a saber qué pervertido.
-Si necesitas que alguien te ayude a entrenar... yo podría echarte un cable, seguro que sí que sabes defenderte y cuidar de ti y tu familia - Mathias no deseaba tampoco obligarle a nada, pero sí plantearle todas las opciones.
-¿Y tú qué es lo que quieres? - preguntó. -Piensa bien qué quieres para ti y qué quieres para él... - volvió a mirar a los niños. -Seguro que quieres lo mejor para él, pero eso de tener que haber siempre un padre y una madre nunca va enlazado con una familia feliz, tú puedes ser también su familia, tú podrás hablarle de sus padres, de vuestra tía... tú le llevaste hasta aquí y créeme que es el lugar perfecto para aprender a defenderse y cuidar de otros... - eso no era problema, pero el muchacho tenía que saber también qué era lo que quería él.
-Pero después de todo lo que has pasado, sería mejor que pensaras qué quieres tú también - asintió varias veces y se apartó del cristal, no quería que le confundieran con vete a saber qué pervertido.
-Si necesitas que alguien te ayude a entrenar... yo podría echarte un cable, seguro que sí que sabes defenderte y cuidar de ti y tu familia - Mathias no deseaba tampoco obligarle a nada, pero sí plantearle todas las opciones.
- Lo que yo quiero... - susurró Max sin desviar la mirada del niño. Aiden jugaba con un cochecito y lo tiraba de un lado a otro. ¿Hablarle de sus padres? Cuando él dijo aquello, a Max se le encogió el corazón, puesto que aquello había sido lo que le había pedido, que le hablase de ella y de Arthur, de Margot, de Peter incluso y de Nigel. Si él no lo hacía nadie lo haría.
- ¿me ayudarías? - Max pareció muy interesado, se giró repentinamente hacia el hombre y asintió. Luego volvió a mirar a Aiden, era su única familia. - Pero... yo no sé si podré cuidar solo de un bebé, apenas sé cuidar de mi, y ya no hablo de defenderlo, si no de alimentarlo, educarlo... eso es muy difícil - suspiró, no sabía qué hacer.
- Por un lado claro que quiero cuidar de él, pero por el otro me da miedo... yo solo no puedo hacerlo - concluyó, ¿pero a quién podía pedirle ayuda? La mujer de la guardería se fijó entonces en el y salió rápidamente.
- Max, llevas evitándome los últimos días y tenemos que hablar sobre Aiden - Max se giró al hombre y luego a la mujer, asintió y fue hacia ella. - Gracias - susurró al girarse hacia el hombre, antes de entrar en la guardería, le había hecho que pensar.
La mujer le habló sobre la responsabilidad que era cuidar de Aiden, ella había cuidado de él con gusto esos días, pero no podía seguir con él y si Max no hacía nada lo darían en adopción a alguna familia del lugar, eso hizo que Max se replanteara la situación. Tenía claro que no quería que Aiden se criase con otra familia que no fuera la suya, él tenía que crecer sabiendo quién era, aunque eso supusiera que sus padres no estuvieran. Max se sintió algo egoísta, pero consideró que era lo que Sage hubiera querido. Que Max cuidase de él, así que le explicó a la mujer que quería encargarse él de su primo, pero que necesitaría ayuda y ella accedió a buscar a alguien que estuviera interesado en echarle una mano con el pequeño.
- ¿me ayudarías? - Max pareció muy interesado, se giró repentinamente hacia el hombre y asintió. Luego volvió a mirar a Aiden, era su única familia. - Pero... yo no sé si podré cuidar solo de un bebé, apenas sé cuidar de mi, y ya no hablo de defenderlo, si no de alimentarlo, educarlo... eso es muy difícil - suspiró, no sabía qué hacer.
- Por un lado claro que quiero cuidar de él, pero por el otro me da miedo... yo solo no puedo hacerlo - concluyó, ¿pero a quién podía pedirle ayuda? La mujer de la guardería se fijó entonces en el y salió rápidamente.
- Max, llevas evitándome los últimos días y tenemos que hablar sobre Aiden - Max se giró al hombre y luego a la mujer, asintió y fue hacia ella. - Gracias - susurró al girarse hacia el hombre, antes de entrar en la guardería, le había hecho que pensar.
La mujer le habló sobre la responsabilidad que era cuidar de Aiden, ella había cuidado de él con gusto esos días, pero no podía seguir con él y si Max no hacía nada lo darían en adopción a alguna familia del lugar, eso hizo que Max se replanteara la situación. Tenía claro que no quería que Aiden se criase con otra familia que no fuera la suya, él tenía que crecer sabiendo quién era, aunque eso supusiera que sus padres no estuvieran. Max se sintió algo egoísta, pero consideró que era lo que Sage hubiera querido. Que Max cuidase de él, así que le explicó a la mujer que quería encargarse él de su primo, pero que necesitaría ayuda y ella accedió a buscar a alguien que estuviera interesado en echarle una mano con el pequeño.
Mathias podría haberse marchado y es más, a punto estuvo de hacerlo. Algo le hizo quedarse en el último momento para esperar al joven Max a que saliera.
-¿Qué has hecho?- preguntó. -Igual no me importa, pero... sí, podría ayudarte- y no solo quiso referirse al tema de los entrenamientos, si no que de verdad... Math suspiró. -Chaval, nunca he... nunca... ni sabría por dónde empezar, pero si alguna vez puedo echarte una mano con el pequeño, aquí me tienes, o si necesitas despejarte...- alzó las manos, estaba seguro de que se iba a arrepentir de aquello, pero en aquel momento solo pensó en que el muchacho iba a necesitar a gente a su alrededor.
Tampoco quería sonar como un delincuente o peor un pervertido, aún así ofreció su ayuda.
-¿Quieres que vayamos a la cafetería? Puedo invitarte a algo, vamos- evidentemente Max necesitaba eso en aquel momento, desconectar. -¿Un chocolate caliente... tal vez una cerveza?- Math enarcó una ceja. -¿Has bebido alguna vez?- aquello pareció divertirle.
-¿Qué has hecho?- preguntó. -Igual no me importa, pero... sí, podría ayudarte- y no solo quiso referirse al tema de los entrenamientos, si no que de verdad... Math suspiró. -Chaval, nunca he... nunca... ni sabría por dónde empezar, pero si alguna vez puedo echarte una mano con el pequeño, aquí me tienes, o si necesitas despejarte...- alzó las manos, estaba seguro de que se iba a arrepentir de aquello, pero en aquel momento solo pensó en que el muchacho iba a necesitar a gente a su alrededor.
Tampoco quería sonar como un delincuente o peor un pervertido, aún así ofreció su ayuda.
-¿Quieres que vayamos a la cafetería? Puedo invitarte a algo, vamos- evidentemente Max necesitaba eso en aquel momento, desconectar. -¿Un chocolate caliente... tal vez una cerveza?- Math enarcó una ceja. -¿Has bebido alguna vez?- aquello pareció divertirle.
- Durante mucho tiempo estuve solo... - empezó a decir cuando el hombre le preguntó. - Buscando a mi familia, o a alguien... Aiden es la única familia que me queda, no puedo olvidarme de él - Max tenía los ojos ligeramente rojos, se estaba aguantando las lágrimas, porque la idea de que todo aquel que se le acercaba moría era cada vez más fuerte.
- Gracias - Max se mostró feliz por un instante. Se alegraba de llegar a Pandemonium, allí, hasta ahora le habían tratado bien. Era un buen lugar y al parecer seguro. Tenía miedo, a que ocurriese como Fort Detrick, pero debía seguir ahí por Aiden.
- ¿Beber? - dudó durante un instante, apenas había tenido oportunidad. - Eso no es muy responsable, por tu parte, pero... creo que estaría bien - se rió. Alguna vez había bebido con sus amigos y nunca salía bien. Ahora quería que fuera igual. Que no saliera bien, que se fuera a dormir hasta el día siguiente, eso igual le ayudaría con las pesadillas en las que Pandemonium era destrozada por Umbrella, como ocurrió con Fort Detrick, como ocurría con todo cuanto amaba.
- Gracias - Max se mostró feliz por un instante. Se alegraba de llegar a Pandemonium, allí, hasta ahora le habían tratado bien. Era un buen lugar y al parecer seguro. Tenía miedo, a que ocurriese como Fort Detrick, pero debía seguir ahí por Aiden.
- ¿Beber? - dudó durante un instante, apenas había tenido oportunidad. - Eso no es muy responsable, por tu parte, pero... creo que estaría bien - se rió. Alguna vez había bebido con sus amigos y nunca salía bien. Ahora quería que fuera igual. Que no saliera bien, que se fuera a dormir hasta el día siguiente, eso igual le ayudaría con las pesadillas en las que Pandemonium era destrozada por Umbrella, como ocurrió con Fort Detrick, como ocurría con todo cuanto amaba.
- Últimamente la responsabilidad no me acompaña... - se encogió de hombros. - Y diría que te vendría bien - caminó al lado del muchacho mientras que hablaba. - No son tiempos fáciles, y menos mal que el alcohol está limitado o de lo contrario tendrían que plantearse una sala de ocio para alcohólicos anónimos, la gente está jodida... - hubo algo en sus palabras que lo hizo sentir incómodo. Había hablado sin pensar y se arrepintió al momento de ello.
- Pero volviendo a lo de antes... has elegido bien, la familia es lo que importa - comentó pensativo, su cabeza en aquel momento visualizó a Harley. No eran familia, pero sí la única persona que podía considerar como tal, la única importante. Tragó saliva, no era lo mismo, no era la misma situación, pensó. Trataba de convencerse de que el bebé necesitaba a alguien, Harley no necesitaba una carga como él ahora. Así que de esa forma tan estúpida se auto convenció.
Caminaron hasta llegar a la cafetería y allí pidió dos cervezas, enseñando su pase a uno de sus conocidos. Este le miró por encima del hombro, ya que Andersen sabía que no tenía permitida una segunda y mucho menos para el muchacho. - La tarjeta de mi amigo va debajo - insistió, no era verdad. Debajo tan solo había un papel, él le guiñó un ojo y el otro asintió sonriendo. Acto seguido entregó las dos botellas.
- Ya nos veremos por ahí Andersen... - recalcó el otro, pese a usar un tono amable, sus palabras estaban cargadas de doble intención. Tendría que pagar aquel favor, como todos últimamente. Sabía que debía unos cuantos y comenzaban a pesarle cada vez más y más. Pero en aquel momento no le importó, eran problemas de su yo del futuro.
- Nos vamos a esa mesa - señaló a la vez que le entregaba la bebida al joven y la alzaba para brindar. - Por... el pequeño - tras hacer chocar los cristales, Mathias bebió mientras tomaba asiento en uno de los bancos junto a la mesa que eligió.
- Pero volviendo a lo de antes... has elegido bien, la familia es lo que importa - comentó pensativo, su cabeza en aquel momento visualizó a Harley. No eran familia, pero sí la única persona que podía considerar como tal, la única importante. Tragó saliva, no era lo mismo, no era la misma situación, pensó. Trataba de convencerse de que el bebé necesitaba a alguien, Harley no necesitaba una carga como él ahora. Así que de esa forma tan estúpida se auto convenció.
Caminaron hasta llegar a la cafetería y allí pidió dos cervezas, enseñando su pase a uno de sus conocidos. Este le miró por encima del hombro, ya que Andersen sabía que no tenía permitida una segunda y mucho menos para el muchacho. - La tarjeta de mi amigo va debajo - insistió, no era verdad. Debajo tan solo había un papel, él le guiñó un ojo y el otro asintió sonriendo. Acto seguido entregó las dos botellas.
- Ya nos veremos por ahí Andersen... - recalcó el otro, pese a usar un tono amable, sus palabras estaban cargadas de doble intención. Tendría que pagar aquel favor, como todos últimamente. Sabía que debía unos cuantos y comenzaban a pesarle cada vez más y más. Pero en aquel momento no le importó, eran problemas de su yo del futuro.
- Nos vamos a esa mesa - señaló a la vez que le entregaba la bebida al joven y la alzaba para brindar. - Por... el pequeño - tras hacer chocar los cristales, Mathias bebió mientras tomaba asiento en uno de los bancos junto a la mesa que eligió.
Max se quedó sentado en el banco, observando el botellín. Había segudio a Mathias todo el tiempo en silencio, pensando que no estaba mal aquella idea y sin embargo ahora no se sentía seguro de nada, pero si acompañante sí que estaba bebiendo.
- Tenías sed - soltó un poco avergonzado por la situación. Y sin venir a cuento, Max sujetó rápidamente la botella e imitó a su interlocutor, dando un trago bien largo a la amarga bebida. Cuando depositó de nuevo la botellita en la mesa hizo un gesto de auténtico desagrado.
- Me había olvidado de su sabor... - frunció el ceño. Claro que había bebido antes, probar ciertas cosas, poco más y no le gustaba nada. - Pero está bien... - carraspeó sintiendo como la bebida calentaba su estómago.
- Oye, ¿tú cuánto llevas aquí? - preguntó alzando la mirada en esta ocasión hacia él.
- Tenías sed - soltó un poco avergonzado por la situación. Y sin venir a cuento, Max sujetó rápidamente la botella e imitó a su interlocutor, dando un trago bien largo a la amarga bebida. Cuando depositó de nuevo la botellita en la mesa hizo un gesto de auténtico desagrado.
- Me había olvidado de su sabor... - frunció el ceño. Claro que había bebido antes, probar ciertas cosas, poco más y no le gustaba nada. - Pero está bien... - carraspeó sintiendo como la bebida calentaba su estómago.
- Oye, ¿tú cuánto llevas aquí? - preguntó alzando la mirada en esta ocasión hacia él.
- ¿No será tu primera cerveza, no? - enarcó una ceja depositando la botella en la mesa. - La verdad es que no pareces muy mayor... ¡Joder! ¿No serás menor de edad? - exclamó él. tampoco le importaba demasiado, ¿por una vez iba a pasar algo? Suspiró, ahora más relajado. No, no iba a pasar nada, tal vez en otra época se hubiera preocupado más, porque sí... Max tenía razón, no era muy maduro por su parte.
- La familia es importante... - comentó en un susurro mientras que volvía a darle un trago al botellín. Sí, estaba pensando en Køhler. Si él podía llamar familia a alguien esa era ella... y ahora ni siquiera estaba seguro de que fuera alguien para la mujer. - Pero a veces... - se calló. Miró al muchacho fijamente, igual había metido la pata en decirle que lo había hecho bien. Max parecía un crío, podía ver cómo contenía su rostro en un intento de no mostrar su cara de asco ante la cerveza. ¿E iba a cuidar de un bebé?
Resopló y se despeinó el cabello aún más. Apenas llevaba abierto el botellín un minuto y ya se había bebido más de la mitad, sonrió ligeramente para él.
- Da igual, lo harás bien chico - mostró amabilidad, una sonrisa amable, tal vez algo falsa, pues por dentro comenzaba a pensar que todo aquello era una auténtica mierda.
- La familia es importante... - comentó en un susurro mientras que volvía a darle un trago al botellín. Sí, estaba pensando en Køhler. Si él podía llamar familia a alguien esa era ella... y ahora ni siquiera estaba seguro de que fuera alguien para la mujer. - Pero a veces... - se calló. Miró al muchacho fijamente, igual había metido la pata en decirle que lo había hecho bien. Max parecía un crío, podía ver cómo contenía su rostro en un intento de no mostrar su cara de asco ante la cerveza. ¿E iba a cuidar de un bebé?
Resopló y se despeinó el cabello aún más. Apenas llevaba abierto el botellín un minuto y ya se había bebido más de la mitad, sonrió ligeramente para él.
- Da igual, lo harás bien chico - mostró amabilidad, una sonrisa amable, tal vez algo falsa, pues por dentro comenzaba a pensar que todo aquello era una auténtica mierda.
- ¿Estás bien? De repente es como si... - Max ni supo explicarlo, pero veía diferente a Mathias. - No, pero casi - miró de reojo la cerveza y luego al hombre allí sentado. - En realidad sí... tengo veinte - el muchacho hizo una pequeña mueca, como quien pone cara de no haber roto un plato. - No se lo diremos a nadie - tampoco es que le hubiera gustado mucho la cerveza y estaba hasta a punto de dársela a Math. Sin embargo algo le dijo que era mejor que el hombre no bebiese mucho más...
- Esto... - empezó a decir sin apartar la mirada de él. - No me has contestado - no supo si lo había hecho a posta, si debía evitar el tema... pero hasta quería preguntarle cómo se había hecho lo del ojo. Lo que ocurría es que no veía a Math muy por la labor de hablar con él. Y al muchacho le interesaba, quería formar parte de Pandemonium y algo le decía que le iba a costar bastante.
Pero ahora... Max se empezaba a sentir incómodo, era como si el hombre que había conocido hace un momento en el pasillo ahora fuera otro completamente diferente. Todo por una simple cerveza. No había dicho absolutamente nada, pero fue su semblante. Max lo miró un último momento, ahora sonreía y eso le relajó, también sonrió, tal vez fueran imaginaciones suyas. Así que s dispuso a beber un segundo trago a aquella bebida tan horrible.
- Esto... - empezó a decir sin apartar la mirada de él. - No me has contestado - no supo si lo había hecho a posta, si debía evitar el tema... pero hasta quería preguntarle cómo se había hecho lo del ojo. Lo que ocurría es que no veía a Math muy por la labor de hablar con él. Y al muchacho le interesaba, quería formar parte de Pandemonium y algo le decía que le iba a costar bastante.
Pero ahora... Max se empezaba a sentir incómodo, era como si el hombre que había conocido hace un momento en el pasillo ahora fuera otro completamente diferente. Todo por una simple cerveza. No había dicho absolutamente nada, pero fue su semblante. Max lo miró un último momento, ahora sonreía y eso le relajó, también sonrió, tal vez fueran imaginaciones suyas. Así que s dispuso a beber un segundo trago a aquella bebida tan horrible.
- Bueno... - Mathias se quedó un momento en silencio al enterarse de que era menor de edad. - Tampoco parece que te haya gustado mucho - se bebió lo que quedaba de su botella de un trago y estiró el brazo para tomar la otra y beber también. Luego se encogió de hombros. - ¿Qué parece? - su expresión se tornó más seria. No le gustaban aquellas palabras, en los últimos meses todo el mundo siempre le cuestionaba si estaba bien. ¿Se le veía pinta de estar bien?
- Trabajaba para Pandemonium desde mucho antes del brote, cuando ocurrió todo esto me enviaron aquí - se encogió de hombros nuevamente y volvió a beber.
¿Había cambiado todo mucho desde tiempo atrás? Pues sí, y él sentía que ya no volvería a ser el mismo, eso le atormentaba. Se terminó la botella de él, también muy rápido y se puso en pie. - Marcho ya chaval, espero de verdad que te vaya bien, vas a tener que echarle narices - sin decir mucho más, se despidió con un saludo de mano y se marchó dirección a la salida de la cafetería. Pensando en lo que acababa de pasar, no se sentía orgulloso, de hecho al salir al pasillo abrió el frasco que llevaba de pastillas en el bolsillo y se tomó una.
- Trabajaba para Pandemonium desde mucho antes del brote, cuando ocurrió todo esto me enviaron aquí - se encogió de hombros nuevamente y volvió a beber.
¿Había cambiado todo mucho desde tiempo atrás? Pues sí, y él sentía que ya no volvería a ser el mismo, eso le atormentaba. Se terminó la botella de él, también muy rápido y se puso en pie. - Marcho ya chaval, espero de verdad que te vaya bien, vas a tener que echarle narices - sin decir mucho más, se despidió con un saludo de mano y se marchó dirección a la salida de la cafetería. Pensando en lo que acababa de pasar, no se sentía orgulloso, de hecho al salir al pasillo abrió el frasco que llevaba de pastillas en el bolsillo y se tomó una.
- Igual... no deberías beber más... - Max siguió con la mirada el botellín que le quitó de su lado y observó como bebía. - Yo... discúlpame, igual no debería... quiero decir, que debería marcharme - sí, de golpe Mx pasó a sentirse muy incómodo y no sabía cómo proceder ante aquel cambio de humor. Porque realmente pareció molestarse por aquella pregunta.
- Siento si te ha molestado, no era mi intención - el muchacho se rascó la cabeza sin saber muy bien qué hacer o decir, ya se le notaba hasta en la voz. Pero hasta su acompañante, pese a todo, parecía importarle un bledo la situación. Después de la charla que habían tenido en el pasillo, ahora él no comprendía su forma de actuar, era como si se tratase de otra persona.
Miró como bebía.
- Así que llevas tiempo en Pandemonium... - sus ojos se centraron en la botella. Su cabeza le gritaba que algo no estaba bien con aquel hombre, pero no que fuera él, si no... algo le atormentaba. Y de golpe se despidió y se marchó.
- ¡No Math, espe...! - dejó al joven con la palabra en la boca, sin poder decir más, viendo como el hombre desaparecía entre la gente de la cafetería. Max tomó asiento de nuevo y suspiró. Sí, tenía que echarle narices a muchas cosas. Suspiró, se llevó ambas manos a la cabeza despeinándose el cabello aún más y se puso en pie para marcharse. Más tarde trataría de hablar con Mathias sobre... algo. Sabía que si le mencionaba aquello se molestaría, era evidente que algo le atormentaba y deseaba ayudarlo. ¿Por qué? Él lo había hecho en el pasillo. Resultaba difícil de explicar, sin embargo algo le gritaba en su cabeza que el hombre no era mala persona, sino que no estaba en su mejor momento. Pero lo primero sería poner un poco en orden su vida, antes de tratar de ayudar a los demás.
- Siento si te ha molestado, no era mi intención - el muchacho se rascó la cabeza sin saber muy bien qué hacer o decir, ya se le notaba hasta en la voz. Pero hasta su acompañante, pese a todo, parecía importarle un bledo la situación. Después de la charla que habían tenido en el pasillo, ahora él no comprendía su forma de actuar, era como si se tratase de otra persona.
Miró como bebía.
- Así que llevas tiempo en Pandemonium... - sus ojos se centraron en la botella. Su cabeza le gritaba que algo no estaba bien con aquel hombre, pero no que fuera él, si no... algo le atormentaba. Y de golpe se despidió y se marchó.
- ¡No Math, espe...! - dejó al joven con la palabra en la boca, sin poder decir más, viendo como el hombre desaparecía entre la gente de la cafetería. Max tomó asiento de nuevo y suspiró. Sí, tenía que echarle narices a muchas cosas. Suspiró, se llevó ambas manos a la cabeza despeinándose el cabello aún más y se puso en pie para marcharse. Más tarde trataría de hablar con Mathias sobre... algo. Sabía que si le mencionaba aquello se molestaría, era evidente que algo le atormentaba y deseaba ayudarlo. ¿Por qué? Él lo había hecho en el pasillo. Resultaba difícil de explicar, sin embargo algo le gritaba en su cabeza que el hombre no era mala persona, sino que no estaba en su mejor momento. Pero lo primero sería poner un poco en orden su vida, antes de tratar de ayudar a los demás.
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