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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Al final de la tormenta [Matthew]
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Trece de mayo de 2016
Silver Lake, California
Silver Lake, California
Afortunadamente no se habían ido muy lejos de Silver Lake, la vuelta al refugio fue más o menos rápida, y aunque salieron de la casa en la que se refugiaron a eso de media tarde, llegaron al campamento bien entrada la noche.
Ashley condujo para que Matt pudiera descansar, lo había pasado muy mal, la fiebre le había dejado K.O. Ashley le observaba de vez en cuando mientras conducía, no podía evitarlo. Era como si pensara que aquello era un sueño y necesitase corroborar de que Matt seguía a su lado. A través del espejo retrovisor podía ver también a Kal, dormido en la parte trasera. El granuja tenía todo el asiento trasero para él solo. ¡Era quien mejor viajaba! Ella estaba también muy cansada, de hecho, hubo un par de veces que se tuvo que obligar a permanecer despierta. Paró con la excusa de querer beber agua, e incluso en una dada, dijo que tenía que orinar, y fingió ir fuer a hacerlo, aunque en realidad era que se moría de sueño y quería despejarse. No quería que Matt condujera, quería que descansara. También, los pensamientos la habían estado atormentando, ideas de lo más disparatadas, los recuerdos de Matt cuando parecía morirse, esa pesadilla lúcida en la que él despertaba convertido en zombie... desde luego el día anterior había sido una tortura.
Entre la oscuridad de la noche, entraron en el viejo camino de tierra hacia Silver Lake. Ashley redujo la velocidad y condujo con prudencia. Un par de conejos se cruzaron en mitad del camino y la asustaron levemente. No se los esperaba, solo esperaba caminantes y eso sumado a la tensión de estar fuera no la ayudaba en nada.
En la lejanía empezaron a verse algunas luces, procedentes de los puestos de vigía del campamento y suspiró aliviada por din de ver los muros.
— Llegamos a casa — se giró para mirar tanto a Matt, como luego a Kal. Necesitaban respuestas y no podían esperar, o por lo menos ella no. estaba agotada pero necesitaba ir con urgencia a su laboratorio. De hecho, cuando atravesaron los muros, tras conducir durante un rato hasta aparcar el vehículo cerca de su cabaña, Ashley se giró hacia Matt y lo acarició con suavidad en el rostro.
— Mi vida, hemos llegado ya — dijo con cariño, pero también, era una forma de volver a comprobar su temperatura. Tenía miedo de que algo extraño estuviera pasando, de que no fuera inmune y que fuera otra cosa... aún estaba preocupada. Se estiró, lo suficiente para besar su frente. — Vayamos a casa, podrás echarte en la cama y descansar mejor — Ashley le sacaría sangre y se iría al laboratorio, quería que estuviera cómodo. — Te tomaré una muestra de sangre y la revisaré, ¿de acuerdo? — volvió a acariciarle, esta vez sin intereses ocultos, nada más que su cariño. — ¿Cómo te encuentras?
- Matt :
Trece de mayo de 2016
Silver Lake, California
Silver Lake, California
No le gustaba que ella condujera sola, pero la verdad es que su cuerpo aún necesitaba el descanso y aunque de vez en cuando se despertaba, ya sea porque ella necesitaba ir al baño o por qué se habían detenido, la mayoría del tiempo se la había pasado durmiendo. Quizás hacía demasiados años que no tenía sueños tan profundo, una que otra pesadilla pero su cuerpo definitivamente había necesitado aquel descanso porque no le había permitido ni siquiera despertar luego de cada pesadilla simplemente estaba allí completamente apagado.
Ni siquiera notó cuando las luces del campamento se vieron a lo lejos simplemente estaba completamente dormido hasta que ella lo tocó para avisarle que habían llegado a casa. Abrió los ojos y la miró, aún era el mismo y no solo eso sino que además sentía mucho menos cansado casi como si se hubiera recuperado por completo de aquella situación ¿De verdad tenía tanta suerte? Le sonrío con dulzura y estiró la mano para acariciarle a la mejilla.
Salió del coche con tranquilidad y lo rodeó para ir donde ella para tomar sus cosas —no deberíamos contar nada hasta estar seguros que no soy un peligro— hasta aquí ya tuvieron la respuesta definitiva prefería no tener contacto con las demás personas para no hacer un riesgo con nadie. Probablemente lo mejor era que se encerrara en su cabaña hasta aquí ya le diera el veredicto final.
Caminaron hasta la cabaña —de hecho me siento casi normal— el perro los siguió como si ya hubiera entendido que ellos eran sus nuevos dueños y que ese era su hogar — ¿Crees que puede darme una ducha mientras paso a buscar lo que necesitas?— probablemente en otro momento Le hubiera pedido que descansara antes de ponerse a trabajar Pero sabía que ella no iba a quedarse con la duda. Y a decir verdad Él tampoco quería sentirse preocupado por atacarla en cualquier momento.
Al entrar en la cabaña simplemente se sintió extraño pues una parte de él ya había renunciado a volver a ese lugar pero allí estaba, teniendo un nuevo milagro para el mismo. Sabía que Ashley era una mujer de ciencia Pero él sabía que tenía muchas cosas que agradecerle a aquella energía que los había creado.
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
— Claro, iré a por el material y nos vemos en la cabaña — Ashley, antes de irse se acercó a Matt y aunque en un principio estuvo a punto de besarlo, recordó, por lo que se detuvo mientras se maldecía para sus adentros. — Lo siento — susurró con los ojos cerrados y notable molestia. Pero lo abrazó, eso por lo menos no se lo iban a robar también.
— Procuro no tardar — susurró. Se estiró para besar su mejilla y fue directa a la cabaña. Un par de personas la saludaron, se encontraban fumando en el porche de una cabaña. Ashley casi ni se percató de quiénes eran, saludó y siguió su camino. Estaba cansada y ansiosa de respuestas, no tenía tiempo para nadie que no fuera Matt.
No tardó en alcanzar su laboratorio, no estaba muy lejos de la cabaña en la que vivían ella y Matt. Estaba todo tal y como lo dejó la última vez. Fue directa hacia los estantes para hacerse con diversos materiales, los cuales fue depositando en una caja, estaba tan nerviosa, tan alterada, que tiró algunas cosas por el suelo.
— Maldita sea — se quejó. Empujó la silla contra una esquina, con tanta fuerza que el mueble acabó cayendo al suelo. Ashley se dejó caer, sentada, llevándose ambas manos a la cara. Respiró hondo. ¿Aquello estaba pasando de verdad? Una vez que se vio en su laboratorio, en su zona de confort, en la "normalidad" que podía ofrecerle Silver Lake, tuvo que hacerse aquella pregunta. Llevaba horas dándole vueltas, tratando de apartarlo de su mente. ¿Aquello estaba pasando de verdad?
No tardó mucho en regresar a la cabaña, portaba una caja con diferentes utensilios, entre ellos una jeringuilla y viales con los que tomaría un par de muestras de sangre por si acaso.
— ¿Matt? — preguntó en voz baja al entrar. ¿Se habría dormido? — He traído viales para tomarte un par de muestras, será lo mejor — depositó la caja en una mesa y en ella misma empezó a ordenarlo todo. Lo primero que sacó fue alcohol y algodón. — Siéntate aquí mi vida, será rápido — acercó una silla junto a la mesa. — No más doloroso que el hecho de que te muerdan... — desvió la mirad hacia la caja. — Eso me recuerda que también debo mirarte la mordedura, hay que curarla, con todo lo que ha pasado... se me ha olvidado por completo — suspiró.
— Procuro no tardar — susurró. Se estiró para besar su mejilla y fue directa a la cabaña. Un par de personas la saludaron, se encontraban fumando en el porche de una cabaña. Ashley casi ni se percató de quiénes eran, saludó y siguió su camino. Estaba cansada y ansiosa de respuestas, no tenía tiempo para nadie que no fuera Matt.
No tardó en alcanzar su laboratorio, no estaba muy lejos de la cabaña en la que vivían ella y Matt. Estaba todo tal y como lo dejó la última vez. Fue directa hacia los estantes para hacerse con diversos materiales, los cuales fue depositando en una caja, estaba tan nerviosa, tan alterada, que tiró algunas cosas por el suelo.
— Maldita sea — se quejó. Empujó la silla contra una esquina, con tanta fuerza que el mueble acabó cayendo al suelo. Ashley se dejó caer, sentada, llevándose ambas manos a la cara. Respiró hondo. ¿Aquello estaba pasando de verdad? Una vez que se vio en su laboratorio, en su zona de confort, en la "normalidad" que podía ofrecerle Silver Lake, tuvo que hacerse aquella pregunta. Llevaba horas dándole vueltas, tratando de apartarlo de su mente. ¿Aquello estaba pasando de verdad?
No tardó mucho en regresar a la cabaña, portaba una caja con diferentes utensilios, entre ellos una jeringuilla y viales con los que tomaría un par de muestras de sangre por si acaso.
— ¿Matt? — preguntó en voz baja al entrar. ¿Se habría dormido? — He traído viales para tomarte un par de muestras, será lo mejor — depositó la caja en una mesa y en ella misma empezó a ordenarlo todo. Lo primero que sacó fue alcohol y algodón. — Siéntate aquí mi vida, será rápido — acercó una silla junto a la mesa. — No más doloroso que el hecho de que te muerdan... — desvió la mirad hacia la caja. — Eso me recuerda que también debo mirarte la mordedura, hay que curarla, con todo lo que ha pasado... se me ha olvidado por completo — suspiró.
- Matt :
Trece de mayo de 2016
Silver Lake, California
Silver Lake, California
Una parte de él no quería que ella fuera a ningún lado, quizás porque tenía miedo que aquello solo se haya atraso y la pudiera encontrar desprevenida. De cualquier manera abrió los brazos como si estuviera dispuesto a besarlo, casi al mismo tiempo ambos se dieron cuenta que no podían hacer aquello, así que la abrazo con dulzura —parece que no iré a ninguna parte sin ti amor_ le sonrió y paso la mano por su mejilla, de verdad necesitaba quitarse el sudor de la piel.
En cuanto dejo que saliera comenzó a quitarse la ropa lentamente y se marchó al pequeño cuarto de baño que tenían. Podía ver la mordedura roja y marcada, tomo una barra de jabón y luego de mojar la herida, la frotó para limpiar la herida —mierda— se quejó y vil como Kal se asomaba por la puerta —tranquilo chico, estoy bien— entonces tomo agua y comenzó a limpiarse el cuerpo aunque de vez en cuando su mirada se dirigía hacia aquella dientes marcados.
Viendo ella volvió ya se había cambiado la ropa, tenía solo puesto el pantalón y se secaba el trozo con una toalla. La vio llegar con una caja llena de cosas —si te digo que descanses ¿No me vas a hacer caso? — sabía perfectamente que no lo iba a hacer pero no perdía nada con intentar que ella descansara. Aunque tomo asiento donde ella le indicaba y la miró tomar sus cosas.
No pudo evitar sonreír al verla hacer su trabajo —esta bien, la limpie un poco mientras me enjuagaba— la verdad es que no quería estar en ninguna zona común mientras no estaba seguro que no era ningún peligro para todos allí.
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
— Imposible. No iba a poder dormir nada en toda la noche y mira que tengo sueño — suspiró, se acercó a él, no sin antes dejar la caja sobre la mesa. — Necesito saber qué ha pasado — lo miró fijamente. Sujetó su rostro con ambas manos y besó su nariz.
— Vamos, siéntate — le pidió. Fue preparando las cosas sobre una mesa, liga, viales, jeringuilla, alcohol, algodones... todo listo. Una vez que Matt se colocó, le indicó cómo colocar el brazo y después se dispuso a localizar la vena, no fue difícil, en el brazo de él se marcaban bastante bien.
— Creo que es la primera vez que hacemos esto, ¿verdad? — le había sacado sangre a varios conocidos, a su hermana, amigos, e incluso algunas personas del refugio, pero jamás a Matt. Era evidente teniendo en cuenta que hacía relativamente poco que sabía de su verdadero oficio, pero quiso hablar de cualquier cosa para distraerse un poco, tanto ella como él. — Durante la carrera, en un par de ocasiones practiqué con mi hermana, ¿te lo puedes creer? — se rió al recordar como Elizabeth estuvo semanas evitándola hasta que ya no pudo más.
No tardó en tener los viales listos. Ashley fue muy cuidadosa y tapó la pequeña herida durante un rato.
— Es bueno que presiones un ratito — comentó. — Una vez, de niña, cuando me sacaron sangre, no lo hice bien y al rato me vi el brazo y la ropa llena de sangre, a Elizabeth le dio tal impresión que creo que hasta se mareó.
Estaba nerviosa, de lo contrario no divagaría tanto, decía lo primero que se le pasaba por la cabeza.
— Bueno... me vuelvo al laboratorio, tardaré un rato... ¿Quiéres...? — negó rápidamente. — Descansa, te vendrá mejor — se acercó de nuevo y lo abrazó con fuerza, aprovechando que seguía sentado besó su frente. Quería decir que todo iba a ir bien, pero seguía asustada. ¿Y si no?
— Vamos, siéntate — le pidió. Fue preparando las cosas sobre una mesa, liga, viales, jeringuilla, alcohol, algodones... todo listo. Una vez que Matt se colocó, le indicó cómo colocar el brazo y después se dispuso a localizar la vena, no fue difícil, en el brazo de él se marcaban bastante bien.
— Creo que es la primera vez que hacemos esto, ¿verdad? — le había sacado sangre a varios conocidos, a su hermana, amigos, e incluso algunas personas del refugio, pero jamás a Matt. Era evidente teniendo en cuenta que hacía relativamente poco que sabía de su verdadero oficio, pero quiso hablar de cualquier cosa para distraerse un poco, tanto ella como él. — Durante la carrera, en un par de ocasiones practiqué con mi hermana, ¿te lo puedes creer? — se rió al recordar como Elizabeth estuvo semanas evitándola hasta que ya no pudo más.
No tardó en tener los viales listos. Ashley fue muy cuidadosa y tapó la pequeña herida durante un rato.
— Es bueno que presiones un ratito — comentó. — Una vez, de niña, cuando me sacaron sangre, no lo hice bien y al rato me vi el brazo y la ropa llena de sangre, a Elizabeth le dio tal impresión que creo que hasta se mareó.
Estaba nerviosa, de lo contrario no divagaría tanto, decía lo primero que se le pasaba por la cabeza.
— Bueno... me vuelvo al laboratorio, tardaré un rato... ¿Quiéres...? — negó rápidamente. — Descansa, te vendrá mejor — se acercó de nuevo y lo abrazó con fuerza, aprovechando que seguía sentado besó su frente. Quería decir que todo iba a ir bien, pero seguía asustada. ¿Y si no?
- Matt :
Trece de mayo de 2016
Silver Lake, California
Silver Lake, California
La verdad es que lo había intentado pero en las últimas horas había aprendido lo terca que podía llegar a ser su esposa, por lo que decidió no seguir ese camino. Era mejor para todos que supieran lo que estaba sucediendo con su cuerpo antes de dar cualquier paso. Así que se sentí u dejo que ella besara la punta de su nariz, en ese momento necesitaba más de ella pero por el momento solo le dedicó una pequeña sonrisa tierna —de acuerdo, veamos que está pasando aquí, pero luego te haré dormir dos días seguidos— le advirtió.
La vio buscar sus cosas y sacar la sangre que necesitaba, por alguna razón espero verla de algún color extraño algo que indicara que la infección todavía seguía dentro de él pero esta en cambio se veía completamente normal. Por supuesto que eso no hacía la diferencia Pero de alguna manera le dio cierta tranquilidad.
La escuchó contar sobre sus prácticas y como es es que su hermana la ayudaba, sabía que hablar de ella solía dolerle así que imagino que ella estaba en un punto donde hablaba más por nervios que por otras cosas. Tomó el algodón y lo coloco en la pequeña punzada mientras la miraba, d vez en cuando se quedaba viendo la belleza de ella. Era increíble que aún en el fin del mundo ella se viera como una diosa. Así que no podía evitar verla completamente embobado. —bueno, en casa todos teníamos que tener cierto temores, aunque Mía podía ser algo más frágil— la verdad es que él tampoco hablaba mucho de su hermana.
Ella tenía que ir al laboratorio y el suspiro —¿Quieres que vaya contigo? — el perro necesitaba un baño pero aún no quería ir a los lugares donde podría encontrarse con alguien más por lo que tendría que esperar. La verdad es que el no estaba seguro de poder dormir en ese momento.
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
— Y estoy deseando que llegue ese momento, de verdad — se rió, estaba bastante cansada, así que se creía que podría dormir eso y hasta más. — ¿Quiéres venir? — preguntó ella. Por un lado, quería que estuviera con ella, no quería estar sola, no deseaba dejarle solo... pero por otro lado quería que descansara, sabía que la fiebre lo había dejado agotado.
— No sé cuánto tardaré, puede que poco o... — puso los ojos en blanco y se encogió de hombros. — Si quieres, puedes dormir, y cuando tenga los resultados te despierto, ¿vale? — no sabía qué hacer, no le quería obligar tampoco, por lo que volvió a acercarse. — Descansa, ahora nos vemos — lo abrazó con fuerza, tanta que no pudo ni evitar darle un beso en el cuello. — Te amo — había sentido auténtico terror por perderlo, pero él estaba ahí ahora.
Ashley se marchó al laboratorio, en su camino a este estuvo pensando en el último día. En todo lo que había ocurrido. Sentía como si las piernas le fallasen y no pudiera andar, se trataba de su propi cuerpo, atemorizado por lo que pudiera salir en las pruebas.
Ashley, como siempre, entró a su zona de trabajo, se sentó en su escritorio y comenzó a prepararlo todo. Era muy metódica y por norma general cuando trabaja se concentraba al máximo, hasta tal punto que el tiempo la absorbía. Aquella no era la misma situación ni de lejos. No paraba de pensar que aquellas muestras tenían la sangre de Matt, de su Matt y que lo que pasara a continuación podría marcar sus vidas para siempre.
Ashley ya se conocía al virus T como si lo hubiera creado directamente ella misma, en cuanto lo observaba en una muestra no tardaba en reconocerlo y sin embargo, tras un buen rato junto al microscopio no vio nada fuera de lo normal en la sangre de Matthew. Se mordió el labio y como había sido bastante precavida analizó la segunda muestra, después de un rato vio exactamente lo mismo. Ashley siempre había sido muy perfeccionista y después de aquello, aunque su corazón ya latía con fuerza en el interior del pecho. De pura felicidad, aún no quiso terminar. Tenía unas muestras de sangre infectada y quiso observarlas, simplemente para ver que lo que estaba viendo era correcto, que no se trataba de una mala jugada de su vista. Allí estaba el virus T, lo estaba viendo y sabía cómo era, en la sangre de Matt no había ni rastro de él.
El suspiro que dio fue tan grande que hasta se tuvo que agarrar a la mesa para no caerse, Matt no se había contagiado... y eso le llevaba a la siguiente pregunta: ¿qué era lo que había pasado? Tenía que hacer un estudio mayor.
— No sé cuánto tardaré, puede que poco o... — puso los ojos en blanco y se encogió de hombros. — Si quieres, puedes dormir, y cuando tenga los resultados te despierto, ¿vale? — no sabía qué hacer, no le quería obligar tampoco, por lo que volvió a acercarse. — Descansa, ahora nos vemos — lo abrazó con fuerza, tanta que no pudo ni evitar darle un beso en el cuello. — Te amo — había sentido auténtico terror por perderlo, pero él estaba ahí ahora.
Ashley se marchó al laboratorio, en su camino a este estuvo pensando en el último día. En todo lo que había ocurrido. Sentía como si las piernas le fallasen y no pudiera andar, se trataba de su propi cuerpo, atemorizado por lo que pudiera salir en las pruebas.
Ashley, como siempre, entró a su zona de trabajo, se sentó en su escritorio y comenzó a prepararlo todo. Era muy metódica y por norma general cuando trabaja se concentraba al máximo, hasta tal punto que el tiempo la absorbía. Aquella no era la misma situación ni de lejos. No paraba de pensar que aquellas muestras tenían la sangre de Matt, de su Matt y que lo que pasara a continuación podría marcar sus vidas para siempre.
Ashley ya se conocía al virus T como si lo hubiera creado directamente ella misma, en cuanto lo observaba en una muestra no tardaba en reconocerlo y sin embargo, tras un buen rato junto al microscopio no vio nada fuera de lo normal en la sangre de Matthew. Se mordió el labio y como había sido bastante precavida analizó la segunda muestra, después de un rato vio exactamente lo mismo. Ashley siempre había sido muy perfeccionista y después de aquello, aunque su corazón ya latía con fuerza en el interior del pecho. De pura felicidad, aún no quiso terminar. Tenía unas muestras de sangre infectada y quiso observarlas, simplemente para ver que lo que estaba viendo era correcto, que no se trataba de una mala jugada de su vista. Allí estaba el virus T, lo estaba viendo y sabía cómo era, en la sangre de Matt no había ni rastro de él.
El suspiro que dio fue tan grande que hasta se tuvo que agarrar a la mesa para no caerse, Matt no se había contagiado... y eso le llevaba a la siguiente pregunta: ¿qué era lo que había pasado? Tenía que hacer un estudio mayor.
- Matt :
Trece de mayo de 2016
Silver Lake, California
Silver Lake, California
Prefería no dejarla sola, los dos habían pasado por una situación muy estresante y sabía que ella necesitaba un poco de compañía —por supuesto que quiero ir— aunque él había descansado bastante gracias a la fiebre Aún se sentía bastante agotado y era lógico que necesitaba una cama. Aunque se decía que había pensado por peores momentos en realidad Jamás había sentido tan mal como ese día, quizás ella tenía razón y él debía dormir un poco más —¿Estás segura que no me necesitas ahí?— aunque no lo dijéramos alta una parte de él tenía miedo de dormirse y ya no levantarse más, que aquel maldito virus si llegara directamente a su cerebro.
La rodeo con sus brazos y cerró los ojos un segundo pero cuando ella beso su cuello casi gruño de deseo —no hagas eso— le murmuró, ella siempre había tenido el don de hacer que la deseara en todo momento y solo necesitaba una mirada de ella para sentirse atraído por esa mujer, así que un beso podía provocar más de lo que ella imaginaba. La soltó lentamente y la vio dejar la cabaña.
Se recostó en la cama y aunque estuvo mucho tiempo mirando al techo de aquella cabaña no podía conciliar el sueño. La verdad es que no importaba lo cansado que estuviera simplemente no podía dormir pensando en que las cosas podían llegar a terminar muy mal. Se giró para tomar la almohada y sintió el perfume de su esposa en esta. Mierda, si era el tipo más afortunado.
Se levantó poco después y se vistió para terminar saliendo la cabaña de dirigirse directamente al laboratorio de ella. Dio unos pequeños golpes antes de entrar —sé que me dijiste que tenía que descansar pero la verdad es que no puedo hacerlo, así que ¿Que te parece si me quedo contigo?— estaba agarrada de la mesa y tenía una expresión que no pudo descifrar en ese momento —¿Ash? ¿Que paso? — se dio cuenta que ella tenía un resultado así que se quedó en silencio ¿Rogarle a dios era pedir mucho? El ya le había dado tanto.
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
Dio un fuerte respingo al escuchar el sonido en la puerta. Se llevó una mano al pecho y respiró de forma agitada, sonrió al ver a Matt.
— Me has asustado — no esperaba a nadie y estaba tan concentrada en su tarea, que prácticamente se había aislado del mundo entero. Lo miró fijamente, desde su viejo taburete, se encontraba sentada con las manos apoyadas en el extremo de la mesa. Ashley se puso en pie, recorrió la distancia entre ambos como un torbellino. Sujetó su rostro y se estiró para besar sus labios. Se moría de ganas por hacerlo, más después de todo lo ocurrido y ahora estaba segura de que podía hacerlo sin ningún tipo de miedo.
No terminaba de entenderlo, aunque tenía un par de teorías. Pero aprovechó aquel momento, para fundirse con él como no había tenido oportunidad en todo ese tiempo. Para matar los miedos y el dolor que habían dejado atrás. Acarició su rostro con suavidad y se apartó lentamente de él.
— No hay ni rastro del virus T en tu sangre — susurró con una sonrisa. Instantáneamente volvió a besar sus labios sonriendo aún más. — Estás limpio, no vas a... — suspiró, ni siquiera pudo acabar la frase. — Siempre he pensado que eres la persona más fuerte que conozco, conforme pasa el tiempo no haces más que demostrármelo — seguía acariciando su rostro entre ambas manos, sin apartar los ojos de él.
— Me has asustado — no esperaba a nadie y estaba tan concentrada en su tarea, que prácticamente se había aislado del mundo entero. Lo miró fijamente, desde su viejo taburete, se encontraba sentada con las manos apoyadas en el extremo de la mesa. Ashley se puso en pie, recorrió la distancia entre ambos como un torbellino. Sujetó su rostro y se estiró para besar sus labios. Se moría de ganas por hacerlo, más después de todo lo ocurrido y ahora estaba segura de que podía hacerlo sin ningún tipo de miedo.
No terminaba de entenderlo, aunque tenía un par de teorías. Pero aprovechó aquel momento, para fundirse con él como no había tenido oportunidad en todo ese tiempo. Para matar los miedos y el dolor que habían dejado atrás. Acarició su rostro con suavidad y se apartó lentamente de él.
— No hay ni rastro del virus T en tu sangre — susurró con una sonrisa. Instantáneamente volvió a besar sus labios sonriendo aún más. — Estás limpio, no vas a... — suspiró, ni siquiera pudo acabar la frase. — Siempre he pensado que eres la persona más fuerte que conozco, conforme pasa el tiempo no haces más que demostrármelo — seguía acariciando su rostro entre ambas manos, sin apartar los ojos de él.
- Matt :
Trece de mayo de 2016
Silver Lake, California
Silver Lake, California
La vio asustarse y por un momento creyó que no sabía hacer nada de aquella situación, que de alguna manera seguía infectado y que probablemente jamás podría volver a tocarlo. O quizás simplemente habían pasado tan malas cosas que su mente no dejaba de ver los peores escenarios. De cualquier manera intento no parecer nervioso por las ideas en su mente, de hecho le sonrió —lo siento, no podía dormir— aunque era lo más lógico tomando en cuenta lo que había sucedido.
De golpe ella se levantó y se movió hasta él con rapidez para tomar lo del rostro y besarlo en los labios, hubiera querido poner cierta resistencia hasta no estar seguro de que no había nada mal en él pero la verdad es que había necesitado aquel beso. El rodeo la cintura con los brazos y le apretó su cuerpo para hacer que aquella sensación se extendiera por todo su cuerpo. No estaba seguro como era posible amarla tanto y que el hecho de no poder besarla solo simplemente había hecho que todo fuera una tortura, una que de alguna manera había terminado en ese segundo.
Entonces ella se separó de él y le dijo que no había rastro del virus en su sistema —¿Cómo es posible?— entonces el chico había tenido razón, habían personas inmunes al virus y el parecía ser uno. Eso estaba muy lejos de hacer lo invencible pero si él tenía ese tipo de sangre y otras personas más ¿Había manera de hacer una cura? Probablemente eso umbrella ya lo sabía Y lo tenía en cuenta, quién sabe incluso si ya tenían una cura y simplemente eras muy cabrones habían decidido no compartirlo con la poca gente viva que quedaba en el mundo.
La levantan sus brazos y la hizo girar mientras dejó escapar una risa —no tengo idea como es que tengo tanta suerte— le robo un beso —pero le agradezco a dios poder seguir estando a tu lado— quizás para muchas personas era un poco extraño que él siguiera creyendo en Dios a un fin del mundo pero tenía que admitir que alguien más allá lo quería demasiado le había dado la suerte de conservar a la mujer que amaba y ahora de no irse gracias a ese virus. —te amo Ashley, no quiero volver a verte llorar asi— de golpe su cuerpo sintió cómo le habían quitado ese peso encima, no tenía idea lo que le preparaba al futuro Pero al menos sabía que podía transitarlo junto a ella.
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
— Creí que te perdía — susurró con la voz rota al recordar aquellas horas infernales que pasaron. — Y eso sí era el auténtico fin para mi — confesó con la mirada cabizbaja. Su cabeza seguía pensando, analizando todo lo ocurrido. Su mente trabajaba a una velocidad vertiginosa, aún dudando de todo, puesto que no tenía pruebas que concluyeran con su hipótesis, pero entendía que era lo más razonable.
— La fiebre la hemos visto siempre como un síntoma de infección, que en parte lo es, pero no se trata más que de una respuesta del cuerpo tratando de eliminar una infección — se apartó apenas un poco de él. Se acercó a la mesa, donde estaba su microscopio. — Aquí puedes ver tu muestra de sangre — lo señaló por si quería asomarse a ver. — No hay ni rastro del virus, por lo que... entiendo que a diferencia de la gran mayoría de la población que acaba sucumbiendo al virus, tú has logrado eliminarlo de tu organismo — era la conclusión más lógica a todo lo que había ocurrido.
— Me gustaría hacer más pruebas para terminar de confirmarlo, pero estoy convencida de que ha sido así — empezó a caminar de un lado a otro, sin darse cuenta, todo mientras que hablaba. — También me pregunté: ¿es posible que no te contagiases? No, porque enfermaste, pasaste fiebre, pero ahora no hay virus en tu organismo — si hubiera podido sacarle sangre n ese momento, tal vez hubiera podido verlo mejor.
Lo miró con una pequeña sonrisa en su rostro. No sabía cómo asimilar aquello, solo podía sentirse feliz de que estuviera bien. Corrió, prácticamente, a por él y lo abrazó para volver a besarlo, con todo el cariño del mundo, a modo de respuesta.
— No me des más sustos — añadió después y volvió fundirse con él en otro beso bien largo y apasionado.
— La fiebre la hemos visto siempre como un síntoma de infección, que en parte lo es, pero no se trata más que de una respuesta del cuerpo tratando de eliminar una infección — se apartó apenas un poco de él. Se acercó a la mesa, donde estaba su microscopio. — Aquí puedes ver tu muestra de sangre — lo señaló por si quería asomarse a ver. — No hay ni rastro del virus, por lo que... entiendo que a diferencia de la gran mayoría de la población que acaba sucumbiendo al virus, tú has logrado eliminarlo de tu organismo — era la conclusión más lógica a todo lo que había ocurrido.
— Me gustaría hacer más pruebas para terminar de confirmarlo, pero estoy convencida de que ha sido así — empezó a caminar de un lado a otro, sin darse cuenta, todo mientras que hablaba. — También me pregunté: ¿es posible que no te contagiases? No, porque enfermaste, pasaste fiebre, pero ahora no hay virus en tu organismo — si hubiera podido sacarle sangre n ese momento, tal vez hubiera podido verlo mejor.
Lo miró con una pequeña sonrisa en su rostro. No sabía cómo asimilar aquello, solo podía sentirse feliz de que estuviera bien. Corrió, prácticamente, a por él y lo abrazó para volver a besarlo, con todo el cariño del mundo, a modo de respuesta.
— No me des más sustos — añadió después y volvió fundirse con él en otro beso bien largo y apasionado.
- Matt :
Trece de mayo de 2016
Silver Lake, California
Silver Lake, California
Negó ante sus palabras, odiaba escucharla decir que para ella eso hubiera sido el fin. Pero discutir con ella no era opción, en cambio le acarició el rostro —creo que hemos tenido nuestro propio milagro preciosa, así que deja de pensar así. Aunque yo no estuviera, tu eres importante para este lugar, para las personas a nuestro alrededor— porque el hecho de que fuera inmune a los zombies no significaba que él no podría terminar muerto en cualquier otra situación y esperaba que ella siguiera adelante por todas las personas que la necesitaban.
La vio acercarse a la mesa y darle espacio para que él vea la muestra —¿Estás diciendo que mí cuerpo si llego a combatirlo? — miro por el microscopio como si pudiera entender algo de lo que estaba viendo —¿Se podría crear una vacuna?— ella definitivamente era la mujer más inteligente que conocía y estaba seguro de que si encontraba los materiales necesarios quizás podría crear alguna especie de vacuna para las personas que no eran inmune como él.
Sonrió casi con ternura a verla Cómo empezaba a caminar de un lado al otro preocupada por lo que estaba sucediendo. —puedes analizar lo que quieras, pero no me pidas que me deje morder otra vez— Puede que sea el mundo pero definitivamente no quería volver a pasar por ese dolor y esa incomodidad otra vez en su vida.
De golpe la vio sonreír e ir hacia el, así que abrió los brazos y volvió a fundirse con ella en un beso, por un momento había creído que jamás podría volver a hacer aquello Así que simplemente decidió disfrutarlo no más que podía —lo siento preciosa, no quise hacerlo— le dijo con dulzura, mientras la tomaba del trasero para levantarla y ponerla alrededor de si cintura. Probablemente hubiera sido mejor llevarla a su cabaña pero en ese momento solo quería una cosa.
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
— Y yo te necesito a ti — lo miró apenada, en aquella tesitura. Respiró hondo, no se lo quería ni imaginar, menos después de haberse librado.
— No — sentenció. Tan seria que podría echarse a llorar solo de pensar en volver a pasar por aquello otra vez. Ni aún sabiendo que se salvaría, no, no lo pondría en riesgo de esa manera. Porque... ¿Y si no era así, y si no funcionaba así? Era incapaz de aquello.
— No solo combatiste el virus, sino que lo eliminaste de tu organismo amor — acarició su rostro mientras que él la sujetaba. — Una vacuna... — repitió en voz baja con la mirada perdida. Se le humedecieron los ojos a la vez que se le escapaba una leve risa en voz baja. — Ni siquiera me había planteado eso mi amor, estaba tan preocupada en ti, que era incapaz de pensar en nadie más y... es lo que hubiera pensado seguramente con otra persona, en otra situación, pero contigo, solo podía pensar en ti — sintió como un leve escalofrío la recorría de arriba abajo. Aún se ponía fatal de recordar el miedo que había pasado.
— Podría ser, podría ser... — le iba a explotar la cabeza. — Esto no puede salir de aquí, no puede saberlo nadie — sabía cómo era la gente, así que no quería poner a su marido en riesgo. Que otros supieran lo sucedido podía complicar las cosas y era más fácil que trabajasen de forma confidencial en aquella vacuna. Aunque ella ya era consciente de lo complicado que resultaría sintetizar algo así en un laboratorio así, solo intentarlo en uno normal... era difícil.
— Vayámonos a casa, mejor, ya, ¿no? — limpió un poco el desorden y guardó las muestras a buen recaudo. Necesitaba despejarse y lo más importante, dormir abrazada a él durante dos días seguidos.
— No — sentenció. Tan seria que podría echarse a llorar solo de pensar en volver a pasar por aquello otra vez. Ni aún sabiendo que se salvaría, no, no lo pondría en riesgo de esa manera. Porque... ¿Y si no era así, y si no funcionaba así? Era incapaz de aquello.
— No solo combatiste el virus, sino que lo eliminaste de tu organismo amor — acarició su rostro mientras que él la sujetaba. — Una vacuna... — repitió en voz baja con la mirada perdida. Se le humedecieron los ojos a la vez que se le escapaba una leve risa en voz baja. — Ni siquiera me había planteado eso mi amor, estaba tan preocupada en ti, que era incapaz de pensar en nadie más y... es lo que hubiera pensado seguramente con otra persona, en otra situación, pero contigo, solo podía pensar en ti — sintió como un leve escalofrío la recorría de arriba abajo. Aún se ponía fatal de recordar el miedo que había pasado.
— Podría ser, podría ser... — le iba a explotar la cabeza. — Esto no puede salir de aquí, no puede saberlo nadie — sabía cómo era la gente, así que no quería poner a su marido en riesgo. Que otros supieran lo sucedido podía complicar las cosas y era más fácil que trabajasen de forma confidencial en aquella vacuna. Aunque ella ya era consciente de lo complicado que resultaría sintetizar algo así en un laboratorio así, solo intentarlo en uno normal... era difícil.
— Vayámonos a casa, mejor, ya, ¿no? — limpió un poco el desorden y guardó las muestras a buen recaudo. Necesitaba despejarse y lo más importante, dormir abrazada a él durante dos días seguidos.
- Matt :
Trece de mayo de 2016
Silver Lake, California
Silver Lake, California
Una parte de él quería soltar de alegría y festejar aquel pero la otra simplemente quería meterse en la cama junto a su esposa y hacerle el amor hasta que los dos perdieran completamente el conocimiento. Nadie podía juzgarlo por eso pues había pensado que no iba a tener la oportunidad de volver a besarla nunca Y ahora no quería perder cada momento que pudiera estar con ella —parece que me tendrás más tiempo— en un mundo como en el que vivía no podía prometerle y quedarse con ella hasta que fueran ancianos pero después de todo lo que había vivido ya no podía descartar nada.
Ambos quedaron de acuerdo en que no volverían a ser aquello ni siquiera por el bien de la humanidad. No quería volver a pasar por esa experiencia y tampoco arriesgarse de que el virus definitivamente se quedara en su cuerpo por lo que era mejor simplemente analizar las cosas desde afuera.
Por alguna extraña razón no pudo evitar pensar en la idea de que si él podía combatir el virus entonces debía haber alguna clase de vacuna. Puede que no tuvieran los recursos suficientes para crear una Pero había escuchado sobre otros refugios, era una idea descabellada Pero quizás si podían comenzar a correr la voz, también podrían encontrar aliados gente que estuviera dispuesto a juntar todos los recursos posibles para crear una vacuna. No negaba que siempre había alguien que quisiera hacerse con aquella vacuna o con el poder con tal de controlar a los pocos sobrevivientes que quedan en el mundo por eso debían ir con cuidado pero en su mente ya comenzaba a armar cosas.
Tenía razón en decir que no podían contarle a nadie pues tampoco podían correr antes de caminar Y aún así él dijo —se lo diré a Balion, confío en el. Parece que está loco pero me ha cubierto la espalda y confío en el— quizás también debía decirle a Ligeia pero eso lo vería luego, la verdad es que la había notado muy distante en el último tiempo y necesitaba primero saber que sucedía con ella.
Asintió cuando dijo que fueran a casa y la levanto en brazos de golpe —señora Kowalski, se que está cansada pero no pretendo dejarla dormir— le dijo mientras salía con ella en brazos. No podía creer que Dios lo quisiera tanto en ese momento, pero iba a aprovechar ese milagro hasta que ella no pudiera aguantar más su cuerpo de tanto placer.
No tardó mucho en llegar a la cabaña y como pudo abrió la puerta, el perro que parecía haber estado acostado levantó la mirada hacia ellos y volvió a dormirse, quizás él también había necesitado un poco de tranquilidad y de seguridad. El en cambio la coloco con suavidad en la cama y se quitó la camioneta. Aquella mordida estaba tapada con una venda y era mejor así pues no tenía la intención de que ella viera aquella cicatriz y recordara todo lo mal que había pasado las últimas horas, se acercó a ella pero está vez la beso lentamente mientras acariciaba su cuerpo.
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