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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Detroit Metal City #Wolfpack + Agent 4.0
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Yo creo que Hal un día me tira a la piscina esa del motel, si esta que está vacía, para que me abra la cabeza ahí mismo. Yo entiendo que a nadie le puede molar que le tiren los tejos a la parienta, ¿pero y yo que sabía que estaba con ella?, vamos a ver, tampoco es que lo vayan diciendo ni nada, pero se nota que tienen un rollo raro, que lo sé yo, algo se traen, conforme he empezado a vivir con ellos me he ido dando cuenta. No son como Kyle o Katherine que bueno, tienen otro rollo, es más evidente. Los primeros son unos pavos, como dirían mis amigos. En realidad todos son unos pavos... Mira que verme de golpe entre varias parejas, al menos Lena es otra como yo que va de sujetavelas. Así no me siento tan idiota. Eso si, estar con ellos es como diez mil veces de millones mejor que estar con esos gilipollas de los que casi prefiero ni acordarme. Además de que el motel en el que estábamos era una pasada en comparación con la granja y aún me cuesta comprender como Thea finalmente confió en mi para que me fuera con ellos tras el jaleo que armamos en la granja, cosa de la que también mejor casi que me olvido.
Esos primeros días me los pasé de aquí para allá registrándolo todo, poniendo básicamente todo el motel patas arriba para ver si encontraba algo de utilidad y finalmente lo he hecho, estaba en una de las habitaciones cuando vi la guitarra apoyada en la pared, dentro de su funda. Ya pensaba yo que jamás volvería a pillar una. Así que simplemente me la llevé cuando estos decidieron movilizarse. Hemos pasado dos días de aquí para allá, en realidad solo para allá, dirección Nevada, pero aunque estemos cerca de la ciudad del juego quedan unas horas para llegar aún, Hal y yo nos acercamos y de esa fiesta nos trajimos a Taylor, una chica que me cae jodidamente bien, es más mi rollo, no tan centrada o estirada como suelen serlo Hal, Kyle, Thea... Básicamente son muy serios, aunque sé que seguramente son unos cachondos como todo el mundo cuando se olviden de los zombies, el problema es que estos siempre están bien presentes.
Desde que hemos llegado a este motel nuevo no hemos parado, revisando las habitaciones, cuidando de que no quedase nada dentro, limpiando las zonas que ocuparemos... Echaré de menos la otra cocina, la verdad, estaba mucho mejor. Esta no está mal, pero la otra era mucho mejor, sin duda. Hoy me levanto más tarde, la verdad, paso de estar de un lado a otro cargando cosas como un perro cuando seguramente no estemos aquí demasiado tiempo. -No, dejadlo joder, os estáis matando y seguramente nos largaremos dentro de un par de días, quien vaya al otro motel se reirá de los capullos que lo estuvieron limpiando y nos darán las gracias- hablo desde el pasillo, creo que Thea me ha escuchado, en realidad todos porque nuestras habitaciones están juntas y dan al patio central, es el típico motel con su piscina en el centro.
-¡Hoy ni Dios me pone a mover vuestros bártulos y menos limpiar, inauguro los lunes como el nuevo domingo de los Estados Unidos de Zombieland!- voy gritando por el pasillo mientras cargo con la guitarra sobre mi hombro. Sería feliz si encontrásemos megafonía en aquel lugar, me pondría a darles los buenos días a todos y contar los chismes que descubro.
-¡Vamos allá!- ayer arrastré uno de los sofás hasta el patio y lo tiré en el centro de la piscina, así que bajo ahí y me tumbo en él mientras apoyo la guitarra en mi pecho y empiezo a tocar unas notas cualquieras que acaban siendo Feeling good, y aunque tiene demasiadas versiones la mía a guitarra se asimila más a la Michael Buble que a la de Muse como tal vez me gustaría más a mi, pero aún así suena genial.
-Birds flying high... You know how I feel...- y con la melodía no tardo en arrancarme para cantar también. -Sun in the sky... You know how I feel- sonrío mientras que ahí tumbado en el sillón, en mitad de la piscina canto tal vez la canción que mejor me pega para hoy. Mis dedos recuerdan de memoria donde deben ir a cada momento para hacer que la melodía suene, mientras que yo cierro los ojos y disfruto de la calidez del sol, continuando una canción que seguramente llevase muerta desde que se inició el brote y que yo ahora recuerdo. -It's a new dawn..., it's a new day..., it's a new life for me...- hago las pausas correctas, como yo recuerdo que era la canción pero cuando canto esa última frase alargo el momento tocando notas de demás y no puedo evitar respirar y cantarlo con más fuerza. -And I'm feeling good...!!- me río porque no solo disfruto de la canción, me siento así, estoy en uno de esos momentos en los que los zombies, las preocupaciones, el fin... Todo ello da igual, se pueden ir a la mierda, estoy aquí simplemente aprovechando y disfrutando del momento y el resto de cosas, lo siento, pero os podéis ir a tomar por culo con el dichoso fin.
Esos primeros días me los pasé de aquí para allá registrándolo todo, poniendo básicamente todo el motel patas arriba para ver si encontraba algo de utilidad y finalmente lo he hecho, estaba en una de las habitaciones cuando vi la guitarra apoyada en la pared, dentro de su funda. Ya pensaba yo que jamás volvería a pillar una. Así que simplemente me la llevé cuando estos decidieron movilizarse. Hemos pasado dos días de aquí para allá, en realidad solo para allá, dirección Nevada, pero aunque estemos cerca de la ciudad del juego quedan unas horas para llegar aún, Hal y yo nos acercamos y de esa fiesta nos trajimos a Taylor, una chica que me cae jodidamente bien, es más mi rollo, no tan centrada o estirada como suelen serlo Hal, Kyle, Thea... Básicamente son muy serios, aunque sé que seguramente son unos cachondos como todo el mundo cuando se olviden de los zombies, el problema es que estos siempre están bien presentes.
Desde que hemos llegado a este motel nuevo no hemos parado, revisando las habitaciones, cuidando de que no quedase nada dentro, limpiando las zonas que ocuparemos... Echaré de menos la otra cocina, la verdad, estaba mucho mejor. Esta no está mal, pero la otra era mucho mejor, sin duda. Hoy me levanto más tarde, la verdad, paso de estar de un lado a otro cargando cosas como un perro cuando seguramente no estemos aquí demasiado tiempo. -No, dejadlo joder, os estáis matando y seguramente nos largaremos dentro de un par de días, quien vaya al otro motel se reirá de los capullos que lo estuvieron limpiando y nos darán las gracias- hablo desde el pasillo, creo que Thea me ha escuchado, en realidad todos porque nuestras habitaciones están juntas y dan al patio central, es el típico motel con su piscina en el centro.
-¡Hoy ni Dios me pone a mover vuestros bártulos y menos limpiar, inauguro los lunes como el nuevo domingo de los Estados Unidos de Zombieland!- voy gritando por el pasillo mientras cargo con la guitarra sobre mi hombro. Sería feliz si encontrásemos megafonía en aquel lugar, me pondría a darles los buenos días a todos y contar los chismes que descubro.
-¡Vamos allá!- ayer arrastré uno de los sofás hasta el patio y lo tiré en el centro de la piscina, así que bajo ahí y me tumbo en él mientras apoyo la guitarra en mi pecho y empiezo a tocar unas notas cualquieras que acaban siendo Feeling good, y aunque tiene demasiadas versiones la mía a guitarra se asimila más a la Michael Buble que a la de Muse como tal vez me gustaría más a mi, pero aún así suena genial.
-Birds flying high... You know how I feel...- y con la melodía no tardo en arrancarme para cantar también. -Sun in the sky... You know how I feel- sonrío mientras que ahí tumbado en el sillón, en mitad de la piscina canto tal vez la canción que mejor me pega para hoy. Mis dedos recuerdan de memoria donde deben ir a cada momento para hacer que la melodía suene, mientras que yo cierro los ojos y disfruto de la calidez del sol, continuando una canción que seguramente llevase muerta desde que se inició el brote y que yo ahora recuerdo. -It's a new dawn..., it's a new day..., it's a new life for me...- hago las pausas correctas, como yo recuerdo que era la canción pero cuando canto esa última frase alargo el momento tocando notas de demás y no puedo evitar respirar y cantarlo con más fuerza. -And I'm feeling good...!!- me río porque no solo disfruto de la canción, me siento así, estoy en uno de esos momentos en los que los zombies, las preocupaciones, el fin... Todo ello da igual, se pueden ir a la mierda, estoy aquí simplemente aprovechando y disfrutando del momento y el resto de cosas, lo siento, pero os podéis ir a tomar por culo con el dichoso fin.
Mi fuerte no era la cocina, eso lo sabía cualquiera, pero eso si, el café era cosa de otro mundo. Aunque en aquella cocina no sabía donde estaba nada, ya que me había hecho hacía poco a la del otro motel y nos tuvimos que mover... Aunque bueno, me parecía la mejor opción, quedarse en el mismo sitio mucho tiempo y más siendo un grupo numeroso como el nuestro no era la mejor opción. Y hablando de aquello hoy contábamos con un miembro más. Hal y Jay se fueron juntos a echar un vistazo a Las vegas encontrándose con ella. No sé que pensar, la verdad, desde su llegada apenas había cruzado más que un hola y poco más.
La cocina para mi en aquel estado era mucho más que un completo desastre, en el otro motel ya nos habíamos organizado y ahora me sentía perdida como en un laberinto, hasta que conseguí dar con la jarra del café y todo lo demás, la pena era que la leche seguramente se perdió meses atrás. El café solo no me gustaba nada, pero serviría para espabilarnos un poco y sobre todo más tras las guardias y la paliza que nos pegamos todos desde que llegamos a aquel sitio para adecentarlo lo justo. Pues ya nos pasó con el anterior sitio, que prácticamente lo habíamos dejado como si no hubiera pasado años abandonado y ahora tuvimos que dejarlo. Jay parecía el que más molesto estaba por ello. Tras un rato preparando con la cafetera dejé que el agua hirviera y el café se preparase mientras que yo me apoyaba sobre la encimera y releía una revista que parecía ser hacía siglos más que de un par de años. Al parecer aquella mañana me había levantado con buen pie, tal que quise preparar el café a mis compañeros.
Apenas un rato más tarde tras mirar por encima decenas de artículos que para nada me interesaban subía con una jarra de café y varias tazas en una bolsa. Distinguí a Jay al final del pasillo, iba con su guitarra dando voces como el buen loco que parecía ser, no pude evitar sonreír por culpa de ese humor tan suyo. - ¡Buenos días! - Le saludé con la mano libre mientras que entraba en la habitación de Hal, no sé si el rubio me vio, pero yo seguía escuchando sus voces y lo cierto era que tenía mucha razón.
- ¡Buenos días Bella Durmiente! - exclamé mientras que dejaba una taza sobre su mesa, una que previamente había limpiado bien y vertía en ella algo de café. - ¿Has escuchado las últimas novedades del reino?, gracias a nuestro patrón San Jay a partir de ahora los lunes son festivos - Decía con ironía, pero verdaderamente divertida, la verdad es que me gustaba como estaba empezando el día. Jay pese a su aparente mal humor de hoy contagiaba felicidad. - Espero que te guste, hace tiempo que no lo preparo - Sonreí a la vez que me acercaba y besaba su frente con cariño. - Voy a ver si quieren los demás - Tras eso fui a la habitación de Lena que recibió el café con gusto, estuve charlando apenas un momento con ella y seguí con mi reparto. En la puerta de Kyle y Katherine me planteé lo de entrar sin avisar, así que llamé varias veces. - ¡Toc, toc... ¡Servicio de habitaciones! - Exclamé bromeando y cuando Katherine me abrió la puerta sonreí mostrando las tazas y la jarra de café. Me dejaron entrar enseguida para llenárles las tazas y desaparecí más rápido de lo que tal vez hubiera podido hacerlo el mismísimo Flash.
Iba a llamar a la puerta de Taylor, la chica nueva cuando escuché la música, ya había escuchado a Jay tocar la guitarra en varias ocasiones, pero hasta ahora jamás le había escuchado cantar y al hacerlo fui directa en su dirección con curiosidad, aquella versión de Feeling good, sonaba increíble y su voz era también muy buena. - ¡Wooh! - Exclamé mirándole desde el borde de la piscina, el rubio se había tirado en el sofá que había en mitad de esta. Sonreí y bajé por las escalerillas con cuidado, acercándome para ofrecerle una taza de café. - Suena genial y no sabía que además cantabas - Seguidamente me serví una taza de café para mi también y me senté en un lado del sofá para escucharle sin llegar a molestarle. Si, Jay era de esos chicos a los que tal vez veías y juzgabas mal y entonces te sorprendían para bien y seguían sorprendiéndote, pero es que cuando creías que ya lo conocías todo de él volvía a sorprendente. Jamás habría pensado que él pudiera cantar aquella canción y la verdad es que me gustaba demasiado y me hacía sentir bien, nunca mejor dicho, así que apoyé la cabeza en el sofá y cerré los ojos sintiendo la calidez del café al beberlo, pues aún hacía algo de frío de aquella noche pasada, pese a que ahora el sol comenzase a provocar que subiera la temperatura, era un momento agradable, de esos que ya no abundaban demasiado.
La cocina para mi en aquel estado era mucho más que un completo desastre, en el otro motel ya nos habíamos organizado y ahora me sentía perdida como en un laberinto, hasta que conseguí dar con la jarra del café y todo lo demás, la pena era que la leche seguramente se perdió meses atrás. El café solo no me gustaba nada, pero serviría para espabilarnos un poco y sobre todo más tras las guardias y la paliza que nos pegamos todos desde que llegamos a aquel sitio para adecentarlo lo justo. Pues ya nos pasó con el anterior sitio, que prácticamente lo habíamos dejado como si no hubiera pasado años abandonado y ahora tuvimos que dejarlo. Jay parecía el que más molesto estaba por ello. Tras un rato preparando con la cafetera dejé que el agua hirviera y el café se preparase mientras que yo me apoyaba sobre la encimera y releía una revista que parecía ser hacía siglos más que de un par de años. Al parecer aquella mañana me había levantado con buen pie, tal que quise preparar el café a mis compañeros.
Apenas un rato más tarde tras mirar por encima decenas de artículos que para nada me interesaban subía con una jarra de café y varias tazas en una bolsa. Distinguí a Jay al final del pasillo, iba con su guitarra dando voces como el buen loco que parecía ser, no pude evitar sonreír por culpa de ese humor tan suyo. - ¡Buenos días! - Le saludé con la mano libre mientras que entraba en la habitación de Hal, no sé si el rubio me vio, pero yo seguía escuchando sus voces y lo cierto era que tenía mucha razón.
- ¡Buenos días Bella Durmiente! - exclamé mientras que dejaba una taza sobre su mesa, una que previamente había limpiado bien y vertía en ella algo de café. - ¿Has escuchado las últimas novedades del reino?, gracias a nuestro patrón San Jay a partir de ahora los lunes son festivos - Decía con ironía, pero verdaderamente divertida, la verdad es que me gustaba como estaba empezando el día. Jay pese a su aparente mal humor de hoy contagiaba felicidad. - Espero que te guste, hace tiempo que no lo preparo - Sonreí a la vez que me acercaba y besaba su frente con cariño. - Voy a ver si quieren los demás - Tras eso fui a la habitación de Lena que recibió el café con gusto, estuve charlando apenas un momento con ella y seguí con mi reparto. En la puerta de Kyle y Katherine me planteé lo de entrar sin avisar, así que llamé varias veces. - ¡Toc, toc... ¡Servicio de habitaciones! - Exclamé bromeando y cuando Katherine me abrió la puerta sonreí mostrando las tazas y la jarra de café. Me dejaron entrar enseguida para llenárles las tazas y desaparecí más rápido de lo que tal vez hubiera podido hacerlo el mismísimo Flash.
Iba a llamar a la puerta de Taylor, la chica nueva cuando escuché la música, ya había escuchado a Jay tocar la guitarra en varias ocasiones, pero hasta ahora jamás le había escuchado cantar y al hacerlo fui directa en su dirección con curiosidad, aquella versión de Feeling good, sonaba increíble y su voz era también muy buena. - ¡Wooh! - Exclamé mirándole desde el borde de la piscina, el rubio se había tirado en el sofá que había en mitad de esta. Sonreí y bajé por las escalerillas con cuidado, acercándome para ofrecerle una taza de café. - Suena genial y no sabía que además cantabas - Seguidamente me serví una taza de café para mi también y me senté en un lado del sofá para escucharle sin llegar a molestarle. Si, Jay era de esos chicos a los que tal vez veías y juzgabas mal y entonces te sorprendían para bien y seguían sorprendiéndote, pero es que cuando creías que ya lo conocías todo de él volvía a sorprendente. Jamás habría pensado que él pudiera cantar aquella canción y la verdad es que me gustaba demasiado y me hacía sentir bien, nunca mejor dicho, así que apoyé la cabeza en el sofá y cerré los ojos sintiendo la calidez del café al beberlo, pues aún hacía algo de frío de aquella noche pasada, pese a que ahora el sol comenzase a provocar que subiera la temperatura, era un momento agradable, de esos que ya no abundaban demasiado.
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Giré en la cama de tal forma que acabase abrazada a la almohada. ¿Cuanto tiempo llevaba sin dormir bien?, ¿dormir en una cama de verdad? Antes una cama podía ser la cosa más normal del mundo, ahora era un lujo, casi algo impensable y por eso allí estaba yo, durmiendo y durmiendo, todo cuanto pudiera, pues ahora que había alguien que vigilase yo ahora me sentía sin duda más segura. Mucho más segura. Así que aceptaría esa invitación del sueño por parte de mis nuevos amigos. Quien me diría que acabaría con aquella gente, es decir, con alguien de gente, aunque no estaba segura, por ahora tan sólo tenía pensado quedarme como mucho un par de días, nada permanente. Disfrutaría de las comodidades que aquel grupo me podía ofrecer y entonces me largaría por donde había venido. Así de simple, cuando estaba con más gente todo salía mal y bueno, aquel grupo me agradaba, no quería causarles molestias.
Dormía profundamente cuando los gritos me despertaron y acostumbrada a ello salté en la cama tratando de buscar con mi mano mi machete, como si una de esas cosas me fuera a atacar justo ahora. Estaba a acostumbrada a esa forma de sobrevivir, la verdad, no podía hacer. Cuando me di cuenta de que era el tal Jay gritando disparates me dejé caer sobre el colchón de nuevo, soltando un buen bufido. Ahora que podía dormir, que me quedaba dormida y ese gilipollas me despertaba. Tapé mi rostro con la almohada y ahogué el grito mientras que salía de la cama e iba fuera dispuesta a pegarle un puñetazo al rubio para que dejara de hacer el idiota. La confianza que me tomaba con la gente era así...
Pero al abrir la puerta un delicioso olor a café inundó mis fosas nasales, hasta me relamí al par que la melodía llegaba a mi. Distinguí a la morena, Thea creía que se llamaba bajar a la piscina y no pude evitar enarcar una ceja. Caminé descalza por el suelo hasta llegar abajo y al centro del patio, asomándome a la piscina para ver a Jay tumbado sobre un sofá en el centro y a Thea a su lado con una taza de café, tomando el sol, él tocaba una canción y ella disfrutaba de la melodía. Joder, me costaría dejarles tirados. — ¡Dios que bien huele eso!, ¿hay más? — pregunté mientras que aunque tuviera el pijama bajaba abajo por la escalerilla y me acercaba a la jarra y a una taza que había vacía al lado. Otra de las cosas que echaría de menos de aquel lugar sería la ropa limpia y las duchas. — Suena increíble, prácticamente ya me había olvidado de la música — sonreí mientras me apoyaba en el respaldo del sofá dándole un trago al café. — Hmmm... acabo de correrme — susurré al saborear el café. — Jamás creí que volvería a probar uno, eso si, ojalá aún hubiera leche para un cappuccino o una de esas pijadas que estaban bien ricas... — alcé un dedo mientras que caminaba a un lado y me iba a buscar unas cosas, al rato volví con uno de esos flotadores gigantes que había en recepción y unas Ray Ban que ya me había puesto, lancé el flotador al suelo de la piscina y bajé de nuevo.
— ¿Sabes algo de Guns N' Roses? — pregunté mientras que ponía mi culo en el flotador como si aquello fuera una piscina llena de verdad con agua y me acomodaba para tomar el sol. — Si en vez de café hubieran margaritas... — hice un gesto con los labios lanzando un beso al aire. Si conocía canciones de ese grupo, ya si que me dolería en el alma dejarles. — No seas tímido, toca algo más ya que estamos aquí — crucé las piernas mientras que sacaba del bolsillo del pantalón de mi pijama mi viejo zippo y me colocaba el cigarrillo que llevaba en mi oreja sobre los labios, lo encendí y le di una larga calada, aquello con el café sabía a gloria, y ya sin contar con el sol, la "fiesta" en la piscina que habíamos improvisado y demás. — Por cierto, ¡quien ha preparado el café?, tendría que darle dos besos y un gracias — sonreía la vez que cerraba los ojos y me concentraba en la música y en la calidez del sol, hoy si que era un día de no hacer nada. — Bendito lundingo — susurré bromeando al recordar lo que había dicho Jay antes sobre los lunes.
Dormía profundamente cuando los gritos me despertaron y acostumbrada a ello salté en la cama tratando de buscar con mi mano mi machete, como si una de esas cosas me fuera a atacar justo ahora. Estaba a acostumbrada a esa forma de sobrevivir, la verdad, no podía hacer. Cuando me di cuenta de que era el tal Jay gritando disparates me dejé caer sobre el colchón de nuevo, soltando un buen bufido. Ahora que podía dormir, que me quedaba dormida y ese gilipollas me despertaba. Tapé mi rostro con la almohada y ahogué el grito mientras que salía de la cama e iba fuera dispuesta a pegarle un puñetazo al rubio para que dejara de hacer el idiota. La confianza que me tomaba con la gente era así...
Pero al abrir la puerta un delicioso olor a café inundó mis fosas nasales, hasta me relamí al par que la melodía llegaba a mi. Distinguí a la morena, Thea creía que se llamaba bajar a la piscina y no pude evitar enarcar una ceja. Caminé descalza por el suelo hasta llegar abajo y al centro del patio, asomándome a la piscina para ver a Jay tumbado sobre un sofá en el centro y a Thea a su lado con una taza de café, tomando el sol, él tocaba una canción y ella disfrutaba de la melodía. Joder, me costaría dejarles tirados. — ¡Dios que bien huele eso!, ¿hay más? — pregunté mientras que aunque tuviera el pijama bajaba abajo por la escalerilla y me acercaba a la jarra y a una taza que había vacía al lado. Otra de las cosas que echaría de menos de aquel lugar sería la ropa limpia y las duchas. — Suena increíble, prácticamente ya me había olvidado de la música — sonreí mientras me apoyaba en el respaldo del sofá dándole un trago al café. — Hmmm... acabo de correrme — susurré al saborear el café. — Jamás creí que volvería a probar uno, eso si, ojalá aún hubiera leche para un cappuccino o una de esas pijadas que estaban bien ricas... — alcé un dedo mientras que caminaba a un lado y me iba a buscar unas cosas, al rato volví con uno de esos flotadores gigantes que había en recepción y unas Ray Ban que ya me había puesto, lancé el flotador al suelo de la piscina y bajé de nuevo.
— ¿Sabes algo de Guns N' Roses? — pregunté mientras que ponía mi culo en el flotador como si aquello fuera una piscina llena de verdad con agua y me acomodaba para tomar el sol. — Si en vez de café hubieran margaritas... — hice un gesto con los labios lanzando un beso al aire. Si conocía canciones de ese grupo, ya si que me dolería en el alma dejarles. — No seas tímido, toca algo más ya que estamos aquí — crucé las piernas mientras que sacaba del bolsillo del pantalón de mi pijama mi viejo zippo y me colocaba el cigarrillo que llevaba en mi oreja sobre los labios, lo encendí y le di una larga calada, aquello con el café sabía a gloria, y ya sin contar con el sol, la "fiesta" en la piscina que habíamos improvisado y demás. — Por cierto, ¡quien ha preparado el café?, tendría que darle dos besos y un gracias — sonreía la vez que cerraba los ojos y me concentraba en la música y en la calidez del sol, hoy si que era un día de no hacer nada. — Bendito lundingo — susurré bromeando al recordar lo que había dicho Jay antes sobre los lunes.
Aún teníamos que acostumbrarnos al nuevo motel, habíamos gastado ya algún tiempo en mover todas nuestras cosas de los coche al interior, sabía que a todos nos estaba costando bastante todo esto, pero era lo que había que hacer, movernos, recoger, limpiar... Quién sabe si mañana tendríamos que volver a irnos, joder, no pensaba sacrificar el grupo por un día más de comodidad. Tampoco nos moriríamos por mover unas maletas y limpiar un poco, lo justo, porque tampoco forzabamos a nadie a hacer nada, ¿solo qué, limpiar los cuartos que pensábamos usar y la cocina para poder comer y cenar caliente? Era poco comparado con otras cosas. Además, esa noche les dejé descansar y me quedé yo haciendo guardia en el tejado del edificio de recepción hasta tarde. Había colocado una silla típica de plástico en el tejado para poder hacer guardias, tendríamos que subir una y una mesita tampoco vendría mal. Desde ahí se veía la carretera, la verdad es que el motel estaba bastante bien pues para llegar a las habitaciones o subías por las escaleras de incendio o tenías que pasar por recepción, no había más, y por eso no teníamos nada más que hacer que vigilar la entrada, el resto estaba bien protegido de por si. Esa noche llegué realmente tarde a nuestro cuarto, ya que lo compartía con Thea. Estuve a punto de saludarla al entrar, pero ya llevaría horas dormida por lo que simplemente me pegué a ella en la cama, como todas las noches.
-Uhmmmmmmmmm...- Me tapé las cara con las manos cuando Thea pasó al cuarto llamándome de alguna manera, entonces hice un esfuerzo por no lanzarle una almohada o algo así por despertarme, estaba realmente cansado.-¿Sí? Pues qué bien...- Murmuré, ese chico sólo decía tonterías, cualquier excusa le valía para no mover el culo. -Ya le pondré a currar ya...- Me senté en la cama, mirándola tan radiante como siempre, incluso más contenta de lo normal. -Seguro que me gusta.- Dije cuando se acercó a besar mi frente y yo de paso le robé un beso en los labios, lo de la frente me sabía a poco. -Vale, ahora te veo cielo.- Dejé que se marchara por donde vino con las tazas y el café, suponía que lo repartiría por el resto de cuartos. Me vestí como de costumbre, aunque fuesemos a quedarnos todo el día por aquí. Las botas, unos vaqueros y una camiseta cualquiera servía de sobras para ir junto al resto. Abrí la puerta del cuarto asomándome por la barandilla mientras daba un sorbo al café y veía a Thea Jay y Taylor en el centro de la piscina, enarqué una ceja, parecía que se habían puesto de acuerdo para hacer tonterías. Sería que yo era más serio y esas cosas no iban conmigo, pero puse los ojos en blanco y bajé las escaleras lentamente, sentándome en el borde de la piscina con los pies colgando y mirándoles. Me apetecía más café, y de paso acercarme a Thea, por lo que aunque me costara algo de orgullo bajé hasta el centro, al sofá, sentándome junto a ella y mirando a Jay, por ahora no le cortaría el rollo.
-Uhmmmmmmmmm...- Me tapé las cara con las manos cuando Thea pasó al cuarto llamándome de alguna manera, entonces hice un esfuerzo por no lanzarle una almohada o algo así por despertarme, estaba realmente cansado.-¿Sí? Pues qué bien...- Murmuré, ese chico sólo decía tonterías, cualquier excusa le valía para no mover el culo. -Ya le pondré a currar ya...- Me senté en la cama, mirándola tan radiante como siempre, incluso más contenta de lo normal. -Seguro que me gusta.- Dije cuando se acercó a besar mi frente y yo de paso le robé un beso en los labios, lo de la frente me sabía a poco. -Vale, ahora te veo cielo.- Dejé que se marchara por donde vino con las tazas y el café, suponía que lo repartiría por el resto de cuartos. Me vestí como de costumbre, aunque fuesemos a quedarnos todo el día por aquí. Las botas, unos vaqueros y una camiseta cualquiera servía de sobras para ir junto al resto. Abrí la puerta del cuarto asomándome por la barandilla mientras daba un sorbo al café y veía a Thea Jay y Taylor en el centro de la piscina, enarqué una ceja, parecía que se habían puesto de acuerdo para hacer tonterías. Sería que yo era más serio y esas cosas no iban conmigo, pero puse los ojos en blanco y bajé las escaleras lentamente, sentándome en el borde de la piscina con los pies colgando y mirándoles. Me apetecía más café, y de paso acercarme a Thea, por lo que aunque me costara algo de orgullo bajé hasta el centro, al sofá, sentándome junto a ella y mirando a Jay, por ahora no le cortaría el rollo.
-Lo cierto es que no me gusta nada el café solo, pero puede que hasta le vaya cogiendo el gusto-Iba diciéndole en voz baja a Kyle que seguía bastante somnoliento dando vueltas en la cama. Me senté a su lado pegándome a él, tras dejar la taza sobre la mesita de noche. Me pegué a él para abrazarle y rozar sus labios con los míos en un intento de que se fuera despertando poco a poco sin necesidad de movimientos bruscos, ni voces, ni tirones como en otras ocasiones. Aunque Jay ya se hubiera encargado de servir de despertador con sus voces. Como me volviera a despertar otro día más así, juro que le meteré un calcetín en la boca.-Tienes la taza justo ahí en la mesita-Señalé con cierta pereza, como si Kyle me la contagiase, mientras que me pegaba a él y rozaba su nariz con la mía, de forma cariñosa para acabar al final besando sus labios de esa forma tan tierna.
-Voy a salir fuera y seguramente darle una patada en el culo a Jay, ¿vienes ahora?-Le pregunté mientras que me giraba y caminaba descalza hacia la silla con mi mochila y toda la ropa para buscar la que me pondría hoy. No tardé en hacerme con ella y salir fuera, cerrando los ojos cuando el sol me dio de lleno en plena cara. Vi a lo lejos a Hal bajando al hueco de la piscina y lo miré extrañada mientras que resonaba por el lugar el sonido de una guitarra.
-¿Qué hacéis?-Pregunté mientras que bajaba al patio y me fijaba en ellos; Jay estaba tumbado en un sofá tocando una guitarra y cantando, Thea estaba sentada a un lado junto a Hal, les dediqué una pequeña sonrisa, desviando luego la mirada hacia Taylor, la chica nueva, que al parecer se había tomado lo de estar en la piscina de forma literal. Solté una pequeña carcajada al verla ahí sentada en el flotador con las gafas de sol, disfrutando del calor del día, aprovechando ahora que quedaba poco para el invierno. Me acerqué a las escaleras de la piscina y me llevé la jarra de café para echarme un poco más mientras que me sentaba en el borde sin llegar a bajar.-Al final me estoy acostumbrando al sabor-Susurré mientras daba un pequeño sorbo a la taza y balanceaba los pies como si de verdad estuviéramos en una piscina. Verles allí, verme ahí rodeada de gente, disfrutando del sol, de una taza café, de una buena canción, cosa que jamás pensé que fuera a ocurrir de nuevo, esa agradable compañía... Cerré los ojos un momento y recordé aquellos días negros, aquellos poco antes de encontrar a Kyle. La soledad, la sangre, la muerte, el caos... O después cuando le encontré a él y viajábamos solos de un lugar a otro, viendo tan solo miseria, pena, miedo... Y ahora estaba ahí, sin ver nada de eso. Sonreí de nuevo mientras que me levantaba de forma sigilosa, aprovechando que todos estaban distraídos con sus cosas, la música de Jay, el sol... Llevábamos tanto tiempo preocupados del fin del mundo... Y por fin ahora estábamos ahí, simplemente disfrutando de un día, sin pensar en que todo se había acabado ya.
Apenas un par de minutos más tarde regresaba hacia el centro del patio riéndome en silencio, cargando con un cubo de agua que había llenado en uno de los baños.-¡¡Ehh!!-Llamé su atención gritando.-¡¡¿No os falta algo ahí abajo?!!-Pregunté alzando la voz a los que estaban ya en la piscina, y sin darles tiempo a decir nada más vacié el cubo de agua, lanzándola sobre sus cabezas.
-Voy a salir fuera y seguramente darle una patada en el culo a Jay, ¿vienes ahora?-Le pregunté mientras que me giraba y caminaba descalza hacia la silla con mi mochila y toda la ropa para buscar la que me pondría hoy. No tardé en hacerme con ella y salir fuera, cerrando los ojos cuando el sol me dio de lleno en plena cara. Vi a lo lejos a Hal bajando al hueco de la piscina y lo miré extrañada mientras que resonaba por el lugar el sonido de una guitarra.
-¿Qué hacéis?-Pregunté mientras que bajaba al patio y me fijaba en ellos; Jay estaba tumbado en un sofá tocando una guitarra y cantando, Thea estaba sentada a un lado junto a Hal, les dediqué una pequeña sonrisa, desviando luego la mirada hacia Taylor, la chica nueva, que al parecer se había tomado lo de estar en la piscina de forma literal. Solté una pequeña carcajada al verla ahí sentada en el flotador con las gafas de sol, disfrutando del calor del día, aprovechando ahora que quedaba poco para el invierno. Me acerqué a las escaleras de la piscina y me llevé la jarra de café para echarme un poco más mientras que me sentaba en el borde sin llegar a bajar.-Al final me estoy acostumbrando al sabor-Susurré mientras daba un pequeño sorbo a la taza y balanceaba los pies como si de verdad estuviéramos en una piscina. Verles allí, verme ahí rodeada de gente, disfrutando del sol, de una taza café, de una buena canción, cosa que jamás pensé que fuera a ocurrir de nuevo, esa agradable compañía... Cerré los ojos un momento y recordé aquellos días negros, aquellos poco antes de encontrar a Kyle. La soledad, la sangre, la muerte, el caos... O después cuando le encontré a él y viajábamos solos de un lugar a otro, viendo tan solo miseria, pena, miedo... Y ahora estaba ahí, sin ver nada de eso. Sonreí de nuevo mientras que me levantaba de forma sigilosa, aprovechando que todos estaban distraídos con sus cosas, la música de Jay, el sol... Llevábamos tanto tiempo preocupados del fin del mundo... Y por fin ahora estábamos ahí, simplemente disfrutando de un día, sin pensar en que todo se había acabado ya.
Apenas un par de minutos más tarde regresaba hacia el centro del patio riéndome en silencio, cargando con un cubo de agua que había llenado en uno de los baños.-¡¡Ehh!!-Llamé su atención gritando.-¡¡¿No os falta algo ahí abajo?!!-Pregunté alzando la voz a los que estaban ya en la piscina, y sin darles tiempo a decir nada más vacié el cubo de agua, lanzándola sobre sus cabezas.
Apenas he comenzado con esa canción cuando me veo rodeado de gente, primero Thea que se sienta a mi lado y disfruta d la canción, luego Taylor que llega al rato con un flotador y se sienta en el suelo no muy lejos de nosotros, como si aquí de verdad hubiera agua. Me río negando al verla, lo que yo decía. Me gusta su personalidad. Lo que me sorprende es ver a Hal cuando baja por las escalerillas para sentarse con nosotros en el sofá y de forma rápida retrocedo arrastrando el culo hacia un lado para dejarles más espacio en el sofá. -Hola jefe- le saludo con simpatía pero cierta ironía, sigo pensando que un día de estos me dará una colleja, o qué coño sé yo, pero también creo que la cosa mejora. -Algunas sé, si- comento mientras los saludo con un gesto de cabeza y cojo la taza de café que me ha acercado Thea dándole un sorbo bien largo con el que prácticamente me la bebo de un tirón. Frunzo el ceño porque no estoy acostumbrado al sabor pero finalmente se me pasa.
-Veamos...- me muerdo ligeramente el labio, por la comisura y en cuanto se me ocurre una canción adecuada comienzo a tocar las primeras notas con la clásica. -No sonará igual, es una versión mía- ni de lejos sonará igual y menos en acústico. -Quien me diga el título de la canción le regalo mi tazo de Charmander- comento con ironía, porque ese tazo es solo mío y luego sigo con las primeras notas de la canción ahorrándome el título que sale justo al principio. -We've got fun 'n games, we got everything you want...- empiezo a cantar mientras que toco la canción de forma más animada. -We are the people that can find, whatever you may need, If you got the money, honey, we got your disease...- cuando llego a esa parte no puedo evitar alzar la mirada en la dirección de Taylor y sonreír mientras que toco, pues ella ha sido quien ha pedido una canción de ese grupo y quien espero que adivine el título antes de que yo vaya a cantarlo ahora.
Creo que hay alguien más mirándonos, por la sombra, pero estoy tan distraído que apenas logro decirme quien es hasta que no escucho la voz de Thirteen y lo justo a partir de ahí. Alzo la mirada para ver como nos lanza ese cubo de agua, agua que por cierto está helada. -¡Coño, la guitarra!- es lo primero grito a la vez que salto sobre el sofá tratando de cubrirla y afortunadamente no hay tanta agua como para mojarnos a todos y la guitarra no se moja apenas nada. Pero nosotros si. Me vuelvo hacia ella que se está descojonando prácticamente y me echo a reír casi de forma contagiada al par que me levanto corriendo hacia las escalerillas. Dejo la guitarra a un lado y no tardo en regresar con un vaso de agua. -¡Eh Thirteen!- no dejo que se vaya, la agarro por la cintura tirando de ella y alzo el brazo girando el vaso sobre su cabeza para dejar que todo el agua caiga sobre ella. -¿Ahora no te ríes tanto o si?- me echo a reír con ella. Sinceramente, hace mucho tiempo que no me lo paso así de bien, aunque sea una chorrada, estamos ahí y creo que nadie se acuerde ahora de que es el fin del mundo y del resto de problemas, que son sencillamente una mierda.
-Veamos...- me muerdo ligeramente el labio, por la comisura y en cuanto se me ocurre una canción adecuada comienzo a tocar las primeras notas con la clásica. -No sonará igual, es una versión mía- ni de lejos sonará igual y menos en acústico. -Quien me diga el título de la canción le regalo mi tazo de Charmander- comento con ironía, porque ese tazo es solo mío y luego sigo con las primeras notas de la canción ahorrándome el título que sale justo al principio. -We've got fun 'n games, we got everything you want...- empiezo a cantar mientras que toco la canción de forma más animada. -We are the people that can find, whatever you may need, If you got the money, honey, we got your disease...- cuando llego a esa parte no puedo evitar alzar la mirada en la dirección de Taylor y sonreír mientras que toco, pues ella ha sido quien ha pedido una canción de ese grupo y quien espero que adivine el título antes de que yo vaya a cantarlo ahora.
Creo que hay alguien más mirándonos, por la sombra, pero estoy tan distraído que apenas logro decirme quien es hasta que no escucho la voz de Thirteen y lo justo a partir de ahí. Alzo la mirada para ver como nos lanza ese cubo de agua, agua que por cierto está helada. -¡Coño, la guitarra!- es lo primero grito a la vez que salto sobre el sofá tratando de cubrirla y afortunadamente no hay tanta agua como para mojarnos a todos y la guitarra no se moja apenas nada. Pero nosotros si. Me vuelvo hacia ella que se está descojonando prácticamente y me echo a reír casi de forma contagiada al par que me levanto corriendo hacia las escalerillas. Dejo la guitarra a un lado y no tardo en regresar con un vaso de agua. -¡Eh Thirteen!- no dejo que se vaya, la agarro por la cintura tirando de ella y alzo el brazo girando el vaso sobre su cabeza para dejar que todo el agua caiga sobre ella. -¿Ahora no te ríes tanto o si?- me echo a reír con ella. Sinceramente, hace mucho tiempo que no me lo paso así de bien, aunque sea una chorrada, estamos ahí y creo que nadie se acuerde ahora de que es el fin del mundo y del resto de problemas, que son sencillamente una mierda.
- ¡Taylor!, ahí dejé una taza para ti, preferí no despertarte - La saludé con la mano, volviéndome para ver como la rubia se acercaba y se llenaba la taza que allí había dejado. me reí con sus comentarios. - Cierto, es una pena - Susurré a la vez que volvía a relajarme justo en el sofá, con Jay al lado que seguía tan tranquilo con su música. Alcé la mano cuando Taylor preguntó por quien había preparado el café y me giré en su dirección lanzándole un beso rompiendo a reír cuando la vi con el flotador y las gafas de sol. - Tú si que sabes - Añadí volviendo a acomodarme en el sofá para escuchar la canción que Jay iba a tocar ahora. Taylor parecía buena gente también, según Jay y Hal había dicho era buena chica y no la tendríamos ahí si no fuera de fiar, iba un poco a su bola al parecer, pero se la veía simpática. Cuando Hal se acercó le hicimos un hueco en el sofá.
Apoyé la cabeza sobre el hombro de Hal cuando se sentó a nuestro lado y cerré los ojos disfrutando de Welcome to the Jungle, la canción de Guns N' Roses que Jay había empezado a tocar a petición de Taylor Iba a responder con el título de la canción pero entonces todos escuchamos la característica voz de Thirteen, nos llamaba. Alcé la mirada en su dirección, pues estaba arriba en el borde de la piscina. Cuando vi el cubo ya fue tarde para reaccionar y menos con el sueño que me había dado al estar tan tranquila y cómoda ahí, la calidez del sol, la música... Me había quedado prácticamente medio dormida, si, pero ya se encargó entonces mi amiga de espabilarnos a todos cuando nos lancé aquel cubo de agua.
- ¡DIOOOOS! - Grité de golpe saltando sobre el sofá al igual que Jay que en verdad se había preocupado más de su guitarra que por otra cosa. - ¡Está helada! - Alcé ambas manos soltando la jarra de café vacía sobre el sofá, temblando ligeramente. Miré a Hal, luego a Jay y Taylor y finalmente a Thirteen que estaba ahí arriba partiéndose el culo de la risa. - ¡Eres de lo peor Katherine! - La señalé bromeando a la vez que gritaba aún tiritando, ya menos, pero es que no podía enfadarme por aquello y menos al ver como se reía ella de aquella forma, contagiándome. Menos cuando Jay salió de la nada arriba, prácticamente no me di ni cuenta de que se había ido y ahora estaba ahí arriba sujetando a Thirteen para tirarle aquel vaso de agua y mojarla también. Ese fue el detonante que necesitaba para romper a reír a carcajadas con ellos. Olvidándome ya del frío y corriendo hacia las escalerillas para intervenir en aquella batalla de agua que habían organizado en menos de un momento aquellos dos.
- ¡Oh si, te vas a enterar! - Empecé a gritar mientras que corría recogiendo el cubo que ella había traído del suelo. - ¡Jay no la sueltes! - Rápida como la pólvora fui hacia el grifo que había en el patio para llenar el cubo de agua. Corriendo luego con cuidado de no resbalar me acerqué a ellos dos. Hice ademán de tirárselo, pero entonces me giré y a la que mojé fue a Taylor que estando más alejada abajo y apenas se había mojado cuando Katherine nos atacó primero. Eso si, aún me quedaba agua en el cubo que usé contra mi amiga, ya que esta estaba más fría. - ¿Qué, está fresquita? - Empecé a preguntarle aprovechando que Jay la sujetaba para vaciar lo que quedaba del cubo sobre ella entre risas.
Apoyé la cabeza sobre el hombro de Hal cuando se sentó a nuestro lado y cerré los ojos disfrutando de Welcome to the Jungle, la canción de Guns N' Roses que Jay había empezado a tocar a petición de Taylor Iba a responder con el título de la canción pero entonces todos escuchamos la característica voz de Thirteen, nos llamaba. Alcé la mirada en su dirección, pues estaba arriba en el borde de la piscina. Cuando vi el cubo ya fue tarde para reaccionar y menos con el sueño que me había dado al estar tan tranquila y cómoda ahí, la calidez del sol, la música... Me había quedado prácticamente medio dormida, si, pero ya se encargó entonces mi amiga de espabilarnos a todos cuando nos lancé aquel cubo de agua.
- ¡DIOOOOS! - Grité de golpe saltando sobre el sofá al igual que Jay que en verdad se había preocupado más de su guitarra que por otra cosa. - ¡Está helada! - Alcé ambas manos soltando la jarra de café vacía sobre el sofá, temblando ligeramente. Miré a Hal, luego a Jay y Taylor y finalmente a Thirteen que estaba ahí arriba partiéndose el culo de la risa. - ¡Eres de lo peor Katherine! - La señalé bromeando a la vez que gritaba aún tiritando, ya menos, pero es que no podía enfadarme por aquello y menos al ver como se reía ella de aquella forma, contagiándome. Menos cuando Jay salió de la nada arriba, prácticamente no me di ni cuenta de que se había ido y ahora estaba ahí arriba sujetando a Thirteen para tirarle aquel vaso de agua y mojarla también. Ese fue el detonante que necesitaba para romper a reír a carcajadas con ellos. Olvidándome ya del frío y corriendo hacia las escalerillas para intervenir en aquella batalla de agua que habían organizado en menos de un momento aquellos dos.
- ¡Oh si, te vas a enterar! - Empecé a gritar mientras que corría recogiendo el cubo que ella había traído del suelo. - ¡Jay no la sueltes! - Rápida como la pólvora fui hacia el grifo que había en el patio para llenar el cubo de agua. Corriendo luego con cuidado de no resbalar me acerqué a ellos dos. Hice ademán de tirárselo, pero entonces me giré y a la que mojé fue a Taylor que estando más alejada abajo y apenas se había mojado cuando Katherine nos atacó primero. Eso si, aún me quedaba agua en el cubo que usé contra mi amiga, ya que esta estaba más fría. - ¿Qué, está fresquita? - Empecé a preguntarle aprovechando que Jay la sujetaba para vaciar lo que quedaba del cubo sobre ella entre risas.
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Me cuesta mucho adaptarme a los sitios nuevos, y aún viajando tanto, no me acostumbro. Habíamos llegado a un motel abandonado, el cual oteé hasta en la mínima esquina sólo para sentirme segura, y sin embargo, por más que vi todo despejado no me reinaba la sensación. Me conformé con una habitación genérica, igual a la de al lado, y que estaba al lado de la de al lado. Era un motel, por lo que todas las alcobas eran iguales, a menos que hubiese alguna élite, pero no me animé a averiguarlo. El sitio en el que me iba a quedar también fue registrado, no me puse muy cómoda, dejé lo poco que tenía en sitios estratégicos. La chaqueta impermeable en un perchero cerca de la puerta y mi mochila junto a la cama. Las mesitas de noche que rodeaban la cama matrimonial permanecerían vacías, a excepción de mi bote de agua, que de seguro me haría falta en algún momento de mi estadía. Era bueno poder quedarse durmiendo en una cama y no en un saco de dormir en el medio de la nada, o al menos, poder dormir en absoluto. Resoplé. Seguro podría pegar un ojo, quién sabría, nada era seguro hasta que me tirase en aquel colchón sobre el cual pudo haberse hecho cualquier tipo de cosas que, como era evidente, me encantaría ignorar.
La noche llegó, pero no pude dejarme caer en los brazos de Morfeo. Calculé el tiempo, estuve dando vueltas entre las sábanas por aproximadamente cuatro horas, cerrando los ojos sin ir mucho más allá. No lo resistí, tuve que levantarme y coger mis cosas, vestirme, y salir afuera. Todo estaba muy quieto… Y oscuro. Suspiré, no quería creer que no se les había ocurrido no hacer guardia, así que no hice más que sentarme en los alrededores de la piscina vacía y observar en silencio. El cabello lo tenía suelto, y muy enmarañado, no se me ocurrió idea más brillante que arreglármelo allí mismo. Lo amarré en una trenza larga, que me rozaba la cintura, y estilizaba mi rostro. De esta clase era las que mi mamá siempre aprobaba, les parecía adorables.
El recuerdo evocó una sonrisa de cariño sobre mis labios. Por más que lo deseara, no podría olvidarla, ¿cómo hacerlo? Vivía en mí, como lo hacía esta terrible realidad, que me hizo reducirme a esto: una masa. Un cuerpo que se dedica a arrastrarse y a aferrarse a la posibilidad de sobrevivir a esto. No es el mundo ideal, pero es lo que tengo, yo y todos los que han llegado a este punto. Tengo que resignarme, poniéndome de pie, y caminando lejos de allí. Sé que no debería ir sola, pero tampoco levantaré a alguien para que acompañe. Me valgo mejor por mi cuenta.
Hay una zona aledaña que está repleta de árboles, por lo que trepo uno que me da una vista completa del motel. Dejo que mis piernas se balanceen en el aire mientras me siento sobre una rama gruesa, que soporta mi peso. Mi cabeza reposa sobre el tronco y las hojas forman un claro sobre mi cabeza, permitiéndome observar el cielo estrellado, con la luna brillando. Es la única fuente de luz en esa noche. Y pronto es reemplazada por el sol, que perezoso, se despierta poco a poco, se asoma tímidamente tras las montañas, y finalmente, toma su lugar allí arriba, siendo testigo de todo. Suficiente ayuda con su luz, eso quiero imaginarme.
Un jaleo lleno de algarabía reclama mi atención de vuelta al motel. La hora de bajarme del árbol ha llegado. Ni sé por dónde se ha ido el tiempo, sólo sé si nos quedamos otra noche más aquí, tomaré la guardia sentada en ese mismo árbol. Ha sido un tiempo muy ameno que me vi obligada a finalizar, caminando con pasos lentos al lugar en donde todos se estaban reuniendo, pero ante mis ojos se formó una especia de batalla de agua. Entre risas, se empapaban a propósito. Yo me escabullí silenciosamente a mi habitación, dejando mi bolso y la chaqueta, quedando en una blusa muy ligera. Gato hizo aparición, paseándose entre mis piernas. Yo le sonreí, y lo cogí entre mis brazos.
—Hola, pequeñín.—Susurré con cariño. El animal ronroneaba, y cerraba sus ojos con mis caricias, cediendo a ellas, poco a poco. Yo me atreví a salir de nuevo con Gato, la diversión no había terminado. Me apoyé en una de las columnas que estaba frente a la puerta de mi habitación, observando todo con el fantasma de una sonrisa sobre mis labios, mientras Gato comenzaba a dormirse. Fue entonces, con un suspiro resignado, que me arrepentí de no haber aprovechado la noche para descansar.
La noche llegó, pero no pude dejarme caer en los brazos de Morfeo. Calculé el tiempo, estuve dando vueltas entre las sábanas por aproximadamente cuatro horas, cerrando los ojos sin ir mucho más allá. No lo resistí, tuve que levantarme y coger mis cosas, vestirme, y salir afuera. Todo estaba muy quieto… Y oscuro. Suspiré, no quería creer que no se les había ocurrido no hacer guardia, así que no hice más que sentarme en los alrededores de la piscina vacía y observar en silencio. El cabello lo tenía suelto, y muy enmarañado, no se me ocurrió idea más brillante que arreglármelo allí mismo. Lo amarré en una trenza larga, que me rozaba la cintura, y estilizaba mi rostro. De esta clase era las que mi mamá siempre aprobaba, les parecía adorables.
El recuerdo evocó una sonrisa de cariño sobre mis labios. Por más que lo deseara, no podría olvidarla, ¿cómo hacerlo? Vivía en mí, como lo hacía esta terrible realidad, que me hizo reducirme a esto: una masa. Un cuerpo que se dedica a arrastrarse y a aferrarse a la posibilidad de sobrevivir a esto. No es el mundo ideal, pero es lo que tengo, yo y todos los que han llegado a este punto. Tengo que resignarme, poniéndome de pie, y caminando lejos de allí. Sé que no debería ir sola, pero tampoco levantaré a alguien para que acompañe. Me valgo mejor por mi cuenta.
Hay una zona aledaña que está repleta de árboles, por lo que trepo uno que me da una vista completa del motel. Dejo que mis piernas se balanceen en el aire mientras me siento sobre una rama gruesa, que soporta mi peso. Mi cabeza reposa sobre el tronco y las hojas forman un claro sobre mi cabeza, permitiéndome observar el cielo estrellado, con la luna brillando. Es la única fuente de luz en esa noche. Y pronto es reemplazada por el sol, que perezoso, se despierta poco a poco, se asoma tímidamente tras las montañas, y finalmente, toma su lugar allí arriba, siendo testigo de todo. Suficiente ayuda con su luz, eso quiero imaginarme.
Un jaleo lleno de algarabía reclama mi atención de vuelta al motel. La hora de bajarme del árbol ha llegado. Ni sé por dónde se ha ido el tiempo, sólo sé si nos quedamos otra noche más aquí, tomaré la guardia sentada en ese mismo árbol. Ha sido un tiempo muy ameno que me vi obligada a finalizar, caminando con pasos lentos al lugar en donde todos se estaban reuniendo, pero ante mis ojos se formó una especia de batalla de agua. Entre risas, se empapaban a propósito. Yo me escabullí silenciosamente a mi habitación, dejando mi bolso y la chaqueta, quedando en una blusa muy ligera. Gato hizo aparición, paseándose entre mis piernas. Yo le sonreí, y lo cogí entre mis brazos.
—Hola, pequeñín.—Susurré con cariño. El animal ronroneaba, y cerraba sus ojos con mis caricias, cediendo a ellas, poco a poco. Yo me atreví a salir de nuevo con Gato, la diversión no había terminado. Me apoyé en una de las columnas que estaba frente a la puerta de mi habitación, observando todo con el fantasma de una sonrisa sobre mis labios, mientras Gato comenzaba a dormirse. Fue entonces, con un suspiro resignado, que me arrepentí de no haber aprovechado la noche para descansar.
No lograba dormir. Por mucho que me hundía en el mullido colchón, embutida entre las mantas, cada vez que cerraba los ojos, las únicas imágenes que pasaban por mi cabeza eran de muertos vivientes. Desperté sobresaltada una y otra vez. No sé cuantas vueltas pude a dar en la oscuridad, pero al final el agotamiento pudo conmigo, y comencé a pasar una noche sembrada de pesadillas.
Estoy abriendo las cortinas de par en par, y observando la cantidad de minúsculos puntitos que flotan en el aire, cuando llega Thea con una taza de café.
-Oh, gracias. Muy buenos días-digo ya con la taza de café entre las manos-
Tras una breve conversación ella se va, y yo salgo a terminar con el frugal desayuno a la terraza. Sorbo a sorbo, inmersa en mis cavilaciones, la cafeína comienza a espabilarme. Doy vueltas con la cucharilla, mientras pienso. "Por mucho que limpiemos, sigue todo hecho una mierda. Llevamos demasiadas cosas a cuestas, y somos demasiada gente, si un día hay que largarse atropelladamente, tendremos problemas. Lo cual me recuerda que deberíamos hacernos con un vehículo."
Pese a lo mal que he dormido, no estoy tan malhumorada como cabía esperar, y la musiquilla que flota en el aire lo vuelve todo más agradable. Me asomo a la barandilla para descubrir de donde viene. Allí abajo, en el centro de la piscina vacía, Jay toca alegremente una guitarra -a saber de dónde la habrá sacado-. Con él, en el sofá, está la nueva. Apenas he hablado con ella, sin embargo, tiene pinta de que esos dos se llevan bien. Al final, seré yo la única solterona del grupo, y me liaré con el gato de Gata. Lo presiento. Con un suspiro resignado, me apoyo en la valla metálica que delimita la terraza, y sigo observando.
Según veo que van apareciendo uno tras otro, y que están liando una buena, empiezo a sentirme sola. Salgo con sigilo de la habitación. En el pasillo me doy cuenta de lo tétrico que es todo sin la presencia de los demás. El silencio es espeluznante. Eso me anima, a andar con más ganas en dirección a la piscina.
Mientras todos están haciendo el tonto con el cubo, miro a un lado y a otro, para encontrar lo que busco. Al encontrarlo, lo arrastro conmigo acercándome a ellos.
Una vez en el bordillo , los miro a todos alzando una ceja.
-Aquí hace mucho calor, y hay gente muy seca ¿verdad? Así que, esto va, por comenzar una fiesta sin mí
Acciono el mecanismo, y comienza a salir agua a borbotones por la manguera, en todas direcciones. Tiene tanta presión, que la acabo soltando por que no tengo fuerzas para sostenerla, y serpentea ella sola, en el aire, como si la sostuviera un fantasma.
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Por la mañana, los primeros rayos de sol me ayudan a desperezarme. Despierto algo aturdida, pero aliviada por librarme de los malos sueños. Mientras aún duermen los demás, con la luz tenue del alba, termino de adecentar la habitación. Limpiar el polvo con la mano no es la mejor opción, pero es lo primero que se me ocurre. Al abrir el armario para dejar al fondo la mochila, escapan un par de polillas. Me doy por vencida al darme cuenta de lo obvio; Aunque haya cuatro cosas en el cuarto, tiene un aspecto caótico sin remedio. Jay parece llegar para darme la razón, se le oye gritar idioteces. A veces me pregunto si sería mejor darle una buena leche para hacerle madurar, o ayudarle a preparar una candidatura para la presidencia. Estoy abriendo las cortinas de par en par, y observando la cantidad de minúsculos puntitos que flotan en el aire, cuando llega Thea con una taza de café.
-Oh, gracias. Muy buenos días-digo ya con la taza de café entre las manos-
Tras una breve conversación ella se va, y yo salgo a terminar con el frugal desayuno a la terraza. Sorbo a sorbo, inmersa en mis cavilaciones, la cafeína comienza a espabilarme. Doy vueltas con la cucharilla, mientras pienso. "Por mucho que limpiemos, sigue todo hecho una mierda. Llevamos demasiadas cosas a cuestas, y somos demasiada gente, si un día hay que largarse atropelladamente, tendremos problemas. Lo cual me recuerda que deberíamos hacernos con un vehículo."
Pese a lo mal que he dormido, no estoy tan malhumorada como cabía esperar, y la musiquilla que flota en el aire lo vuelve todo más agradable. Me asomo a la barandilla para descubrir de donde viene. Allí abajo, en el centro de la piscina vacía, Jay toca alegremente una guitarra -a saber de dónde la habrá sacado-. Con él, en el sofá, está la nueva. Apenas he hablado con ella, sin embargo, tiene pinta de que esos dos se llevan bien. Al final, seré yo la única solterona del grupo, y me liaré con el gato de Gata. Lo presiento. Con un suspiro resignado, me apoyo en la valla metálica que delimita la terraza, y sigo observando.
Según veo que van apareciendo uno tras otro, y que están liando una buena, empiezo a sentirme sola. Salgo con sigilo de la habitación. En el pasillo me doy cuenta de lo tétrico que es todo sin la presencia de los demás. El silencio es espeluznante. Eso me anima, a andar con más ganas en dirección a la piscina.
Mientras todos están haciendo el tonto con el cubo, miro a un lado y a otro, para encontrar lo que busco. Al encontrarlo, lo arrastro conmigo acercándome a ellos.
Una vez en el bordillo , los miro a todos alzando una ceja.
-Aquí hace mucho calor, y hay gente muy seca ¿verdad? Así que, esto va, por comenzar una fiesta sin mí
Acciono el mecanismo, y comienza a salir agua a borbotones por la manguera, en todas direcciones. Tiene tanta presión, que la acabo soltando por que no tengo fuerzas para sostenerla, y serpentea ella sola, en el aire, como si la sostuviera un fantasma.
— Me encanta esto — susurré refiriéndome a todo aquello, me sentía tan bien... Sujeté el cigarrillo con los dedos de la mano derecha y bajé apenas un poco las gafas sobre la nariz para mirar por encima de ellas a Jay, Hal y Thea, sobre todo a estos dos últimos. Sonreí y luego miré en la dirección de Jay, quien seguramente sería uno de los más jóvenes del grupo, pues se le notaba en la cara y en su forma de actuar. ¿Cuantos años tendría, veinte, veinticuatro como mucho? Se ayudaba de la ligera barba para aparentar más edad, si te fijabas en su rostro aún tenía pinta de crío. Pero había que concederle sus buenos gustos en música. Rompí a carcajadas a escuchar los primeros acordes de Welcome to the Jungle de Guns N' Roses, como le había pedido. — ¡Por Dios que complicada! — grité con sarcasmo dejando que el rubio prosiguiera con la canción hasta que ya me preparaba para dar la nota, nunca mejor dicho. — ¡IN THE JUNGLEEE!... — me puse de pie de un salto para cantar el estribillo pese a mi voz de loca psicópata, porque había que decirlo, cantaba como el culo aunque me gustase. — ¡AHHH...! — grité casi histérica cuando el agua me salpicó haciendo que se me apagase el cigarrillo directamente, aunque no me acabase cayendo tanto como a Hal, Jay y Thea que estaban en el sofá.
— ¡Jungleee, welcome to the jungleee...! — y aunque me estuviera matando de la risa y el agua estuviera helada terminé de cantar aunque fuera aquello a gritos, claro que si. Aplaudí incluso al ver a la tal Thirteen con el cubo de agua ahí arriba partiéndose de la risa. Todavía más cuando Jay se lanzó a por ella junto a Thea. — ¡AHH..., me cago en la puta Thea! — empecé a dar saltos cuando la morena me tiró el agua a mi, estaba completamente helada y el cigarrillo definitivamente lo tiré al suelo porque ya no servía una mierda.
— Dios que frío... — empecé a quejarme mientras trataba de acercarme a las escaleras para subir arriba y vengarme, el problema fue que Lena hizo acto de presencia y acompañada de refuerzos. Una manguera con la que lo empezó a llenar todo de esa agua congelada, como si yo ya tuviera poco frío. Y claro con todo aquello la piscina resbalaba y yo corriendo descalza no era una buena combinación. — ¡Ahh...! — tenía que ser la típica histérica de las películas gritando, pero cuando me caí de culo en el suelo me empecé a reír aún más haciendo un gran esfuerzo por arrastrarme hacia la escalerilla y subir arriba ya empapada. — ¡Lena cuando llegue ahí te vas a enterar...! — la señalé pero en ese momento se le escapó la manguera poniéndolo todo aún peor. Provocando que me riera aún más. Allí prácticamente no quedaba nadie sin tocar por el agua, hasta que me fijé en alguien que estaba al fondo del patio. La chica a la que llamaban Gata estaba apoyada en una columna con su mascota. No lograba recordar su nombre, pero estaba bien segura de que no se llevaría tampoco muchos años con el rubio, junto a él serían los dos más jóvenes del grupo. Le dediqué una sonrisa traviesa mientras me acercaba. Iba chorreando. — ¿Comprobamos si es eso cierto de que a los gatos no les gusta el agua? — pregunté guiñándole un ojo mientras agarraba una de sus manos y estiraba de ella para llevarla al centro de aquel campo de batalla acuática que habíamos organizado en cuestión de minutos. Sin cortarme un pelo, porque yo era así con casi todo el mundo tiré de Gata hasta prácticamente rodearla con ambos brazos para mojarla y que viniera conmigo. — ¡Aquí hay una Gata que no se quiere mojar! — exclamé mientras prácticamente la arrastraba en la dirección de la manguera que soltaba agua de forma libre en todas las direcciones acompañada por el sonido de las risas de todos.
Habían conseguido que me olvidase de varias cosas que quería olvidar y que me costaba demasiado alejar de mi cabeza, la primera era que quería largarme, ¿de verdad quería dejar a este grupo?, la segunda eran todos mis problemas, aquellos que me atormentaban día y noche y que se habían ido por aquel rato, el fantasma de mi hermano ya no me atormentaba al igual que tampoco lo hacía aquel viejo o los miles de millones de fantasmas que vagaban ahora por ahí, en lo que era el fin del mundo. Se decía que el mundo había muerto el 27 de Octubre de 2012, pues sin duda nosotros los estábamos haciendo resucitar en aquel preciso instante, con las risas, las tonterías... Habíamos dejado atrás las caras largas, la pena, el miedo y simplemente disfrutábamos de la vida y las pequeñas cosas, sintiéndonos verdaderamente vivos por primera vez desde aquel trágico 27.
— ¡Jungleee, welcome to the jungleee...! — y aunque me estuviera matando de la risa y el agua estuviera helada terminé de cantar aunque fuera aquello a gritos, claro que si. Aplaudí incluso al ver a la tal Thirteen con el cubo de agua ahí arriba partiéndose de la risa. Todavía más cuando Jay se lanzó a por ella junto a Thea. — ¡AHH..., me cago en la puta Thea! — empecé a dar saltos cuando la morena me tiró el agua a mi, estaba completamente helada y el cigarrillo definitivamente lo tiré al suelo porque ya no servía una mierda.
— Dios que frío... — empecé a quejarme mientras trataba de acercarme a las escaleras para subir arriba y vengarme, el problema fue que Lena hizo acto de presencia y acompañada de refuerzos. Una manguera con la que lo empezó a llenar todo de esa agua congelada, como si yo ya tuviera poco frío. Y claro con todo aquello la piscina resbalaba y yo corriendo descalza no era una buena combinación. — ¡Ahh...! — tenía que ser la típica histérica de las películas gritando, pero cuando me caí de culo en el suelo me empecé a reír aún más haciendo un gran esfuerzo por arrastrarme hacia la escalerilla y subir arriba ya empapada. — ¡Lena cuando llegue ahí te vas a enterar...! — la señalé pero en ese momento se le escapó la manguera poniéndolo todo aún peor. Provocando que me riera aún más. Allí prácticamente no quedaba nadie sin tocar por el agua, hasta que me fijé en alguien que estaba al fondo del patio. La chica a la que llamaban Gata estaba apoyada en una columna con su mascota. No lograba recordar su nombre, pero estaba bien segura de que no se llevaría tampoco muchos años con el rubio, junto a él serían los dos más jóvenes del grupo. Le dediqué una sonrisa traviesa mientras me acercaba. Iba chorreando. — ¿Comprobamos si es eso cierto de que a los gatos no les gusta el agua? — pregunté guiñándole un ojo mientras agarraba una de sus manos y estiraba de ella para llevarla al centro de aquel campo de batalla acuática que habíamos organizado en cuestión de minutos. Sin cortarme un pelo, porque yo era así con casi todo el mundo tiré de Gata hasta prácticamente rodearla con ambos brazos para mojarla y que viniera conmigo. — ¡Aquí hay una Gata que no se quiere mojar! — exclamé mientras prácticamente la arrastraba en la dirección de la manguera que soltaba agua de forma libre en todas las direcciones acompañada por el sonido de las risas de todos.
Habían conseguido que me olvidase de varias cosas que quería olvidar y que me costaba demasiado alejar de mi cabeza, la primera era que quería largarme, ¿de verdad quería dejar a este grupo?, la segunda eran todos mis problemas, aquellos que me atormentaban día y noche y que se habían ido por aquel rato, el fantasma de mi hermano ya no me atormentaba al igual que tampoco lo hacía aquel viejo o los miles de millones de fantasmas que vagaban ahora por ahí, en lo que era el fin del mundo. Se decía que el mundo había muerto el 27 de Octubre de 2012, pues sin duda nosotros los estábamos haciendo resucitar en aquel preciso instante, con las risas, las tonterías... Habíamos dejado atrás las caras largas, la pena, el miedo y simplemente disfrutábamos de la vida y las pequeñas cosas, sintiéndonos verdaderamente vivos por primera vez desde aquel trágico 27.
-Pasito, pasito, salto, pasito, pasito, salto...- Así es como me pasaba la mayor parte del tiempo, repitiendo eso una y otra vez, culpa de Peto, claro, ¿de dónde se saca este perro la energía? Suspiré mirándole, Peto se acercó a mí, le acaricié y volvimos al camino.
-Peto, ¿esta carretera nos llevará a algún lado?- Éste sólo me miró, pegó un ladrido y continuó su viaje. Esto de hablar con el perro por lo menos me servía para no volverme loca, tanto tiempo sola hacía de las suyas. Empezaba a tener sed y supongo que Peto también, y a lo mejor hambriento puesto que estaba lamiendo el suelo... Llegué a donde estaba, le acaricié el lomo. -Aquí no hay comida, pero seguro que pronto encontraremos algo, incluyendo el agua...- Maldita carreta y maldito apocalipsis, ¿por qué tendría que haber ocurrido esta mierda? Indignada, estaba indignada pero ya de poco servía.
Iba caminando pateando una piedra, tranquilamente sin pausa pero si prisa, aunque sí con algo de temor por si aparecía de la nada, como quien no quiere la cosa, un zombie. Meh, que asco de bichos. De pronto el perro se paró en seco levantó las orejas y se puso a ladrar -Peto, ¡cállate!- Y así como si nada salió corriendo carretera arriba -Ven aquí joder ¡quieto, siéntate!- Pues nada, como el perro no hacía caso tuve que salir corriendo tras él, genial. -Maldito perro, si no te quisiese tanto te estrangulaba.- ¿Y si se dirigía a algún lugar lleno de zombies? Joder, lo que me faltaba, esto sería bastante gracioso si hubiese alguien viéndome, una carretera abandonada, de repente en pantalla aparece un perro corriendo como loco y una chica detrás gritándole al perro como si su vida dependiese de ello, bueno, tal vez exagere...
Cuando levanté la vista del perro y vi un motel, fue como un orgasmo... Ummm... Tal vez deba dejar de exagerar tanto. Pero sí que me hizo bastante ilusión. Estábamos acercándonos al motel y ya no me quedaba casi nada de aire, era agotador, desde que se empezaba a vislumbrar el motel, hasta tenerlo tan cerca pasó un rato, ya notaba el sabor a hierro, por la sangre en la garganta, asqueroso, sí. Además, contando que estaba agotada ya que no había dormido nada en la noche, esto ya me mataba, seguramente que tendría una pinta horrible, pero ya poco importaba... Al fin, la puerta, me apoyé en la pared respirando un poco mientras que Peto se apoyaba y la rascaba intentando entrar. -Va Peto, va... Ten cuidado.- La intenté abrir, pero estaba cerrada, como las puertas eran de cristal al mirar dentro se veía todo limpio. -No hay bichos, apártate que vamos a entrar chiqui.- Miré mi alrededor mientras pensaba en algo para romper el cristal. Cogí la pistola que guardaba en mi bota, la sujeté del revés mientras miraba el cristal suspirando. -Venga Bonnie, con valor... Tu puedes, es muy sencillo, esto lo has visto en las películas. Venga, ármate de valor, tú puedes.- Me daba ánimos a mí misma mientras suspiraba dando pequeños saltitos y alternando la mirada entre el cristal y la pistola. -Tres... Dos... Uno... Con fuerzas golpeé el cristal con la culata de la pistola, un ruido molesto me hizo darme cuenta de que el cristal se había roto, acaricié la pistola con una pequeña sonrisa. Los cristales que quedaban los quité con el pie para que el perro no se hiciese nada, que por cierto estaba desesperado, con la lengua fuera. -Con cuidado Peto...- Y así fue como entró corriendo como si su vida dependiese de ello, entré despacio, con la pistola en la mano, no tenía balas, pero podría usarla así. Entonces fue cuando escuché risas y gritos, me quedé con los ojos como platos puesto que eso sonaba a personas, y hacía tanto tiempo que no me encontraba ni hablaba con nadie que me respondiese, me sorprendí bastante la verdad... Me adentré por donde oí que procedían los ruidos, pasando la recepción y una puerta. Personas, habían personas de verdad, nada de esos bichos repugnantes... Me quedé en medio de la puerta los miraba aún sorprendida, mi perro estaba bajo el chorro de una manguera que iba por ahí sola, bebiendo y refrescando, a la vez que se tiraba encima de un chico rubio que estaba con un vaso en la mano. Y sobre mí... Simplemente no pude decir nada, tenía tantas emociones mezcladas, por ejemplo la sorpresa, alegría, emoción y más de encontrar a personas vivas, personas como yo. Después de tanto tiempo sola esto era lo mejor que me podía haber pasado nunca, acabé sin darme cuenta de rodillas en el suelo por el mismo cansancio y emoción.
-Peto, ¿esta carretera nos llevará a algún lado?- Éste sólo me miró, pegó un ladrido y continuó su viaje. Esto de hablar con el perro por lo menos me servía para no volverme loca, tanto tiempo sola hacía de las suyas. Empezaba a tener sed y supongo que Peto también, y a lo mejor hambriento puesto que estaba lamiendo el suelo... Llegué a donde estaba, le acaricié el lomo. -Aquí no hay comida, pero seguro que pronto encontraremos algo, incluyendo el agua...- Maldita carreta y maldito apocalipsis, ¿por qué tendría que haber ocurrido esta mierda? Indignada, estaba indignada pero ya de poco servía.
Iba caminando pateando una piedra, tranquilamente sin pausa pero si prisa, aunque sí con algo de temor por si aparecía de la nada, como quien no quiere la cosa, un zombie. Meh, que asco de bichos. De pronto el perro se paró en seco levantó las orejas y se puso a ladrar -Peto, ¡cállate!- Y así como si nada salió corriendo carretera arriba -Ven aquí joder ¡quieto, siéntate!- Pues nada, como el perro no hacía caso tuve que salir corriendo tras él, genial. -Maldito perro, si no te quisiese tanto te estrangulaba.- ¿Y si se dirigía a algún lugar lleno de zombies? Joder, lo que me faltaba, esto sería bastante gracioso si hubiese alguien viéndome, una carretera abandonada, de repente en pantalla aparece un perro corriendo como loco y una chica detrás gritándole al perro como si su vida dependiese de ello, bueno, tal vez exagere...
Cuando levanté la vista del perro y vi un motel, fue como un orgasmo... Ummm... Tal vez deba dejar de exagerar tanto. Pero sí que me hizo bastante ilusión. Estábamos acercándonos al motel y ya no me quedaba casi nada de aire, era agotador, desde que se empezaba a vislumbrar el motel, hasta tenerlo tan cerca pasó un rato, ya notaba el sabor a hierro, por la sangre en la garganta, asqueroso, sí. Además, contando que estaba agotada ya que no había dormido nada en la noche, esto ya me mataba, seguramente que tendría una pinta horrible, pero ya poco importaba... Al fin, la puerta, me apoyé en la pared respirando un poco mientras que Peto se apoyaba y la rascaba intentando entrar. -Va Peto, va... Ten cuidado.- La intenté abrir, pero estaba cerrada, como las puertas eran de cristal al mirar dentro se veía todo limpio. -No hay bichos, apártate que vamos a entrar chiqui.- Miré mi alrededor mientras pensaba en algo para romper el cristal. Cogí la pistola que guardaba en mi bota, la sujeté del revés mientras miraba el cristal suspirando. -Venga Bonnie, con valor... Tu puedes, es muy sencillo, esto lo has visto en las películas. Venga, ármate de valor, tú puedes.- Me daba ánimos a mí misma mientras suspiraba dando pequeños saltitos y alternando la mirada entre el cristal y la pistola. -Tres... Dos... Uno... Con fuerzas golpeé el cristal con la culata de la pistola, un ruido molesto me hizo darme cuenta de que el cristal se había roto, acaricié la pistola con una pequeña sonrisa. Los cristales que quedaban los quité con el pie para que el perro no se hiciese nada, que por cierto estaba desesperado, con la lengua fuera. -Con cuidado Peto...- Y así fue como entró corriendo como si su vida dependiese de ello, entré despacio, con la pistola en la mano, no tenía balas, pero podría usarla así. Entonces fue cuando escuché risas y gritos, me quedé con los ojos como platos puesto que eso sonaba a personas, y hacía tanto tiempo que no me encontraba ni hablaba con nadie que me respondiese, me sorprendí bastante la verdad... Me adentré por donde oí que procedían los ruidos, pasando la recepción y una puerta. Personas, habían personas de verdad, nada de esos bichos repugnantes... Me quedé en medio de la puerta los miraba aún sorprendida, mi perro estaba bajo el chorro de una manguera que iba por ahí sola, bebiendo y refrescando, a la vez que se tiraba encima de un chico rubio que estaba con un vaso en la mano. Y sobre mí... Simplemente no pude decir nada, tenía tantas emociones mezcladas, por ejemplo la sorpresa, alegría, emoción y más de encontrar a personas vivas, personas como yo. Después de tanto tiempo sola esto era lo mejor que me podía haber pasado nunca, acabé sin darme cuenta de rodillas en el suelo por el mismo cansancio y emoción.
Detroit Metal City
Y TODO IBA BIEN HASTA QUE SE ROMPIÓ EL SILENCIO...
El astro rey reinaba los cielos como de costumbre, abrasando con su calor la desolada tierra. No había gran movimiento, tal vez un ave carroñera surcaba el cielo de muy de vez en cuando. Se observaba en el viejo asfalto las ondas que se producían a causa del calor... Era una de esas estampas desérticas en las que en cualquier momento se observaría hasta un arbusto de esos rodadores, como en tantas películas habíamos visto antes, antes cuando la vida era otra cosa.
Esa estampa tan tranquila fue rompiéndose lentamente. El silencio iba desapareciendo, era como si la vida comenzara a florecer en aquel lugar a causa del ruido. Risas, gritos, golpes... Todos ellos denotaban vida. Y como siempre desde que la muerte se interpusiera sobre la vida aquel negro veintisiete de octubre, esta vez no iba a ser menos. La muerte llegaría y aplastaría aquellos tallos verdes de esperanza, hasta que no quedase nada más que muerte una vez más.
Como moscas atraídas por miel, esa pequeña comitiva, como si de una extraña procesión macabra se tratase comenzaron a acercarse atraídos por el ruido. Caminaban de forma lenta, torpe, con heridas imposibles que habrían tumbado o matado de la misma impresión al más pintado. Uno de ellos arrastraba un pie roto, este parecía que el cualquier momento terminaría por desprenderse de la persona. Con él iba dejando un pequeño rastro de un color negruzco, algo que hacía ya mucho tiempo atrás debió ser sangre, ahora no era más que la sombra de ello, que iba pintando el suelo conforme aquel extraño ser arrastraba su extremidad. Eran ocho. Avanzaban siempre en busca de saciar una necesidad infinita, su hambre nunca acababa y cuando escucharon aquel ruido, aunque estuvieran algo lejos ellos supieron hacia donde avanzar. Poco a poco por aquellas desoladas carreteras. Cuando vieron el edificio a lo lejos ni siquiera se percataron apenas de este, simplemente continuaron su camino hasta la entrada, donde el ruido era aún más escandaloso, ruido que les indicaban a ellos que allí encontrarían seguramente cuanto buscaban. De forma torpe pasaron hacia el interior del lugar. El sonido de sus pies al pisar los cristales fue bastante desagradable y pese a que un par iban descalzos ni se inmutaron cuando los cristales cortaron la pálida piel. Uno de ellos se dejó caer al suelo pasando a gatas, el resto le siguió. Aquellos ocho no venían solos, atraídos tal vez por estos últimos, cuatro más salieron de la parte trasera del edificio. Su piel desentonaba bastante con los ocho primeros que a duras penas lograban ponerse ya de pie en la recepción del edificio. Los otros cuatro pasaron de forma más ágil y rápida, su piel ligeramente rojiza denotaba que no eran como el resto y menos aún cuando estos cuatro cruzaron la recepción como un rayo dejando atrás a los otros ocho. El primero de estos cuatro golpeó con fiereza la puerta de madera que estaba entreabierta y daba al patio.
Un terrible chillido, agudo y desagradable resonó por el lugar, pese a que ya hubiera más ruido este se hizo valer quedando por encima. Como si aquel fuera el sonido del inicio de la batalla los otros tres de piel rojiza salieron de la recepción a gran velocidad, lanzándose sobre los primeros vivos que encontraban. El que parecía ser el cabecilla hizo lo propio también.
DESAFÍO: Los ocho zombies aún no son problema. Los cuatro que respondan a continuación será atacados por uno de los crimson head, que vienen a ser esa cosa hermosa del enlace. Entonces, tenéis que tener en cuenta que son más rápidos, fuertes y tienen más mala leche. Por lo que no servirá matarlos de forma sencilla. (Si veo que alguien se carga a uno de forma que no convenza, aunque el dado salga que gana, diré que no) Por lo que cada uno que sea atacado deberá realizar una lanzada de dados para ver si acaba con él. Escribe su rol con normalidad y cuando dispare o ataque deja el post ahí, le da a previsualizar, selecciona el dado de desafíos y envía. Dependiendo del resultado lo mata a o no, si no lo mata deberá decir que cae al suelo con el crimson head y que tratará de defenderse forcejeando con él. Ahí otro de vosotros que no haya sido atacado deberá ir a ayudarlo, no tendrá que realizar lanzada de dados, podrá matar al crimson head y salvar a la persona. Dudas por MP.
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
La reacción de Jay fue divertida, aunque luego lo lamenté por su guitarra, pero el rubio estuvo atento y apartó el instrumento musical a tiempo. Yo por mi parte dejé el cubo ya vacío en el suelo mientras que me reía a carcajadas de ellos, sobre todo de Jay y Thea que dieron el brinco de sus vidas cuando les cayó el cubo de agua que estaba totalmente congelada.-¡Por Dios que cara habéis puesto!-Decía entre risas sin poder evitarlo, por que de verdad me estaba partiendo yo sola y para cuando quise darme cuenta Jay no estaba abajo, si no arriba y tiraba de mi hablando de una forma que no me gustó.
-¡Ahhh!-Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo cuando Jay me tiró aquel vaso de agua, pero no pude más que echarme a reír con todos los demás, como hacía mucho tiempo que no me reía.-Thea, eso no, a mi sola no por Dios...-Cuando la pelinegra se acercó a nosotros con el cubo Jay me agarró con fuerza para que no huyera. Incluso hubo un momento que me levantó en el aire porque me puse hasta a patalear y aunque le estuviera rogando que no lo hiciera por dentro me reía al verlos a todos, sus expresiones, sus propias risas...-¡Taylor!-Exclamé entre carcajadas junto al resto al ver como Thea nos engañaba y le tiraba el agua a ella, pero no contenta con solo mojar a la rubia el resto del agua fue para mi. Thea alzó el cubo sobre mi cabeza y dejó que toda el agua cayera sobre mi cabeza entre gritos y risas.
Me aparté el pelo viendo el panorama, Taylor corría por el patio, Lena llegaba con la manguera por si alguien quedaba seco... La manguera se le escapó de las manos y comenzó a mojarlo todo a su paso. Aún con aquellas risas corrí también por el patio tratando de atraparla, la rubia se acercó a Mara y tiraba de ella para que se mojase también.-¡Lena!-Me lancé a por ella con ese buen humor sujetándola con una especie de abrazo también para arrastrarla bajo el chorro de la manguera de agua que parecía estar viva. Aunque cuando escuchamos aquel ladrido la diversión cesó, fue como si de golpe se apagara un interruptor. Todos miramos perplejos como el animal se lanzaba a por Jay, pero lo más sorprendente fue ver a una mujer allí en la entrada, que nos miraba casi como si hubiera visto un fantasma.
Corrí como mejor pude hacia la llave del agua y la cerré provocando que la manguera cayera lentamente al suelo. Hasta ahí llegaba nuestra pequeña fiesta.-Hola-Saludé a la chica mientras que me acercaba lentamente a ella. ¿Quién sería?, la única explicación lógica era que aquella mujer era una supervivientes que se había acercado a este lugar para refugiarse, encontrándose con esta panda de chalados.-¿Estás bien?-Pregunté cuando todos distinguimos entonces aquel terrible chillido. Cuando vi en la puerta a aquella cosa y como salían corriendo en nuestra dirección aparté a la recién llegada hacia un lado, de forma poco prudente, pero con buenas intenciones, pues quise evitar que la atacaran a ella, pero eso provocó que acabase quedando yo entre ella y esa criatura.
Sin pensarlo dos veces saqué la pistola que llevaba en la funda de mi cintura y apunté a aquel caminante, iban más rápido que los normales y además parecían mucho más agresivos, en el último momento apreté el gatillo tres veces consiguiendo que el muerto cayera finalmente como cadáver al suelo. ¿Pero qué diablos pasaba ahora?, ¿no bastaban con que los muertos se levantasen y arañas gigantes?, no, ahora también tenían que ser más espabilados...-¡Corred!-Grité al ver que además se acercaban más caminantes, estos parecían más normales, como los de siempre, el problema era que aún quedaban tres de aquellos de piel rojiza y yo aún estaba paralizada por el shock, no entendía como había sido capaz de matar a ese ser, suerte seguramente. Pero cuando traté de disparar al resto me encontré a mi misma moviéndome en varias direcciones, tratando de apuntar sin éxito, pues se movían demasiado rápido y ya no solo aquello, si no los nervios de que algo malo pudiera pasarle a alguno de mis compañeros. Eso si, había sido capaz de dejar a la recién llegada justo detrás de mi, protegiéndola.
-¡Ahhh!-Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo cuando Jay me tiró aquel vaso de agua, pero no pude más que echarme a reír con todos los demás, como hacía mucho tiempo que no me reía.-Thea, eso no, a mi sola no por Dios...-Cuando la pelinegra se acercó a nosotros con el cubo Jay me agarró con fuerza para que no huyera. Incluso hubo un momento que me levantó en el aire porque me puse hasta a patalear y aunque le estuviera rogando que no lo hiciera por dentro me reía al verlos a todos, sus expresiones, sus propias risas...-¡Taylor!-Exclamé entre carcajadas junto al resto al ver como Thea nos engañaba y le tiraba el agua a ella, pero no contenta con solo mojar a la rubia el resto del agua fue para mi. Thea alzó el cubo sobre mi cabeza y dejó que toda el agua cayera sobre mi cabeza entre gritos y risas.
Me aparté el pelo viendo el panorama, Taylor corría por el patio, Lena llegaba con la manguera por si alguien quedaba seco... La manguera se le escapó de las manos y comenzó a mojarlo todo a su paso. Aún con aquellas risas corrí también por el patio tratando de atraparla, la rubia se acercó a Mara y tiraba de ella para que se mojase también.-¡Lena!-Me lancé a por ella con ese buen humor sujetándola con una especie de abrazo también para arrastrarla bajo el chorro de la manguera de agua que parecía estar viva. Aunque cuando escuchamos aquel ladrido la diversión cesó, fue como si de golpe se apagara un interruptor. Todos miramos perplejos como el animal se lanzaba a por Jay, pero lo más sorprendente fue ver a una mujer allí en la entrada, que nos miraba casi como si hubiera visto un fantasma.
Corrí como mejor pude hacia la llave del agua y la cerré provocando que la manguera cayera lentamente al suelo. Hasta ahí llegaba nuestra pequeña fiesta.-Hola-Saludé a la chica mientras que me acercaba lentamente a ella. ¿Quién sería?, la única explicación lógica era que aquella mujer era una supervivientes que se había acercado a este lugar para refugiarse, encontrándose con esta panda de chalados.-¿Estás bien?-Pregunté cuando todos distinguimos entonces aquel terrible chillido. Cuando vi en la puerta a aquella cosa y como salían corriendo en nuestra dirección aparté a la recién llegada hacia un lado, de forma poco prudente, pero con buenas intenciones, pues quise evitar que la atacaran a ella, pero eso provocó que acabase quedando yo entre ella y esa criatura.
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Sin pensarlo dos veces saqué la pistola que llevaba en la funda de mi cintura y apunté a aquel caminante, iban más rápido que los normales y además parecían mucho más agresivos, en el último momento apreté el gatillo tres veces consiguiendo que el muerto cayera finalmente como cadáver al suelo. ¿Pero qué diablos pasaba ahora?, ¿no bastaban con que los muertos se levantasen y arañas gigantes?, no, ahora también tenían que ser más espabilados...-¡Corred!-Grité al ver que además se acercaban más caminantes, estos parecían más normales, como los de siempre, el problema era que aún quedaban tres de aquellos de piel rojiza y yo aún estaba paralizada por el shock, no entendía como había sido capaz de matar a ese ser, suerte seguramente. Pero cuando traté de disparar al resto me encontré a mi misma moviéndome en varias direcciones, tratando de apuntar sin éxito, pues se movían demasiado rápido y ya no solo aquello, si no los nervios de que algo malo pudiera pasarle a alguno de mis compañeros. Eso si, había sido capaz de dejar a la recién llegada justo detrás de mi, protegiéndola.
El miembro 'Katherine Temple' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Seguramente desde el inicio del fin nunca, nunca hasta ahora me había reído de aquella forma. Era un día diferente, todos estaban de buen humor, incluso Hal parecía más abierto a aquello diversión. Reí como nunca al ver la reacción de mi amiga Thirteen y como Taylor se puso a corretear por todo el patio para buscar nuevas víctimas de aquel juego. Mara fue la siguiente porque Lena ya se había encargado de no solo mojarse ella misma, si no que si había alguien que se había podido escaquear ella ya soltando la manguera aseguró que todos acabásemos chorreando. En otro momento seguramente me habría enfadado, me habría puesto paranoica y habría cerrado el grifo con argumentos como que el agua no era infinita y cosas del estilo. Pero ahora me hacía verdaderamente falta aquel momento. Necesitaba reírme con ellos, por todos esos meses de oscuridad y soledad y lo más importante olvidarnos de que fuera de esas paredes luchábamos contra el fin del mundo. Y aquel día habíamos logrado ese algo imposible.
El patio de aquel motel que llevaba años muerto había cobrado vida con todo ese alboroto. Entre risas, carreras y aquel derroche de agua disfrutábamos de la vida misma como nunca, hasta que llegó aquella mujer y todos nos quedamos prácticamente paralizados. Katherine fue la más prudente cortando finalmente el agua de la manguera. Allí habíamos mucha gente y aún así nos quedamos paralizados antes la recién llegada y su perro, como si jamás hubiéramos visto a una persona viva. Claro que si, lo diferente era que no la conocíamos de nada. Y se ella pareció tan impactada como nosotros. De nuevo Katherine actuó con prudencia, Jay estaba con el perro, ya que el animal fue directo a por él. Y Katherine de forma muy amable se acercó a la pelirroja. Seguramente esta se habría acercado por el ruido que habíamos organizado. - Hola... Tranquila, no tienes que temer nada, si necesitas algo... Agua, comida... - Me acerqué a ellas dos lentamente, siendo tan amable como lo estaba siendo mi compañera. En el trayecto me volví hacia el resto, sus expresiones eran igual de sorprendidas. - ¿Alguien me acompaña a la cocina? - Me volví hacia la recién llegada y Katherine. - Te traeremos algo para beber y comer, estarás agotada - Y es que por su aspecto y su tono rojizo de piel juraría que había venido andando, parecía bastante cansada y Nevada era un paraje terrible para aquellos aventureros que no llevaban vehículo alguno, lo más probable es que entre una cosa y otra estuviera en estado de shock incluso, estaría deshidratada, cansada...
Iba a ir hacia la cocina cuando me obligué a parar de golpe en aquel recorrido. Estaba cerca de Thirteen cuando escuchamos ese chillido. Mierda. Fue lo único que pensé al ver a esos seres, crimson heads, no eran caminantes normales. - ¡Corred, rápido! - Grité cuando empezaron a salir de la recepción hacia nosotros. Desenfundaba la pistola que llevaba conmigo para disparar a uno de ellos, pero para mi sorpresa Katherine actuó antes acabando con él. Eso me dio tiempo para adelantarme a ellas dos. -¡Thirt hacia atrás! - No estaba sobreprotegiéndolas. Si no que había que actuar así con esos seres, eran demasiado rápidos y antes de poder disparar se lanzarían sobre ti para devorarte. - ¡Kyle, Hal, Jay! - Los llamé a ellos, pronunciando el nombre de Kyle aún más alto, pues él ni siquiera había salido aún de la habitación. Los llamé a ellos porque eran los que tenían también armas de fuego, Hal contaba con el viejo revólver que había encontrado. La prioridad ahora era acabar con esos tres que quedaban, el resto de caminantes los podríamos matar ya entre todos. Alcé mi pistola en la dirección de aquel ser que iba a por mi y apreté el gatillo.
La bala dio de lleno en su cabeza y aún así aquel ser siguió moviéndose rápido, demasiado. Cuando se lanzó a por mi ambos caímos al suelo, el problema es que la five seven también cayó lejos de mi, se me escapó de las manos mientras que luchaba y forcejeaba con aquel ser para evitar ser devorada allí mismo. Le golpeé con furia con ayuda de las rodillas mientras que sujetaba ambas manos contra su propio rostro para evitar que me mordiera o arañase. Giré quedando sobre él sin dejar de luchar por mi vida, golpeando su cabeza contra el suelo, pero aquella cosa era demasiado dura e hiperactiva. Así no conseguiría más que agotarme y él no. Mis fuerzas fallarían en cualquier momento, entonces no podría seguir y estaría perdida.
El patio de aquel motel que llevaba años muerto había cobrado vida con todo ese alboroto. Entre risas, carreras y aquel derroche de agua disfrutábamos de la vida misma como nunca, hasta que llegó aquella mujer y todos nos quedamos prácticamente paralizados. Katherine fue la más prudente cortando finalmente el agua de la manguera. Allí habíamos mucha gente y aún así nos quedamos paralizados antes la recién llegada y su perro, como si jamás hubiéramos visto a una persona viva. Claro que si, lo diferente era que no la conocíamos de nada. Y se ella pareció tan impactada como nosotros. De nuevo Katherine actuó con prudencia, Jay estaba con el perro, ya que el animal fue directo a por él. Y Katherine de forma muy amable se acercó a la pelirroja. Seguramente esta se habría acercado por el ruido que habíamos organizado. - Hola... Tranquila, no tienes que temer nada, si necesitas algo... Agua, comida... - Me acerqué a ellas dos lentamente, siendo tan amable como lo estaba siendo mi compañera. En el trayecto me volví hacia el resto, sus expresiones eran igual de sorprendidas. - ¿Alguien me acompaña a la cocina? - Me volví hacia la recién llegada y Katherine. - Te traeremos algo para beber y comer, estarás agotada - Y es que por su aspecto y su tono rojizo de piel juraría que había venido andando, parecía bastante cansada y Nevada era un paraje terrible para aquellos aventureros que no llevaban vehículo alguno, lo más probable es que entre una cosa y otra estuviera en estado de shock incluso, estaría deshidratada, cansada...
Iba a ir hacia la cocina cuando me obligué a parar de golpe en aquel recorrido. Estaba cerca de Thirteen cuando escuchamos ese chillido. Mierda. Fue lo único que pensé al ver a esos seres, crimson heads, no eran caminantes normales. - ¡Corred, rápido! - Grité cuando empezaron a salir de la recepción hacia nosotros. Desenfundaba la pistola que llevaba conmigo para disparar a uno de ellos, pero para mi sorpresa Katherine actuó antes acabando con él. Eso me dio tiempo para adelantarme a ellas dos. -¡Thirt hacia atrás! - No estaba sobreprotegiéndolas. Si no que había que actuar así con esos seres, eran demasiado rápidos y antes de poder disparar se lanzarían sobre ti para devorarte. - ¡Kyle, Hal, Jay! - Los llamé a ellos, pronunciando el nombre de Kyle aún más alto, pues él ni siquiera había salido aún de la habitación. Los llamé a ellos porque eran los que tenían también armas de fuego, Hal contaba con el viejo revólver que había encontrado. La prioridad ahora era acabar con esos tres que quedaban, el resto de caminantes los podríamos matar ya entre todos. Alcé mi pistola en la dirección de aquel ser que iba a por mi y apreté el gatillo.
- - - - - - - - - - - -
La bala dio de lleno en su cabeza y aún así aquel ser siguió moviéndose rápido, demasiado. Cuando se lanzó a por mi ambos caímos al suelo, el problema es que la five seven también cayó lejos de mi, se me escapó de las manos mientras que luchaba y forcejeaba con aquel ser para evitar ser devorada allí mismo. Le golpeé con furia con ayuda de las rodillas mientras que sujetaba ambas manos contra su propio rostro para evitar que me mordiera o arañase. Giré quedando sobre él sin dejar de luchar por mi vida, golpeando su cabeza contra el suelo, pero aquella cosa era demasiado dura e hiperactiva. Así no conseguiría más que agotarme y él no. Mis fuerzas fallarían en cualquier momento, entonces no podría seguir y estaría perdida.
- :
El miembro 'Thea Grayson' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
— ¡Joder! — grité cuando vi a aquellos seres, tal vez lo de la recién llegada se fue a otro plano, pese a que fue impactante ver llegar de la nada a una superviviente más junto a un perro. Nada fue comparado contra el hecho de ver llegar a esos seres. Con todo aquel caos y que ni siquiera portaba arma alguna encima no me quedó de otra que echar a correr hacia el pasillo de las habitaciones. Al pasar por la habitación de Kyle aporreé la puerta con el puño y me lancé a la de mi habitación para entrar rápida y coger lo primero que fui capaz. La Ithaca y los cartuchos que pude meter en los pantalones del pijama. En serio, vaya pillada nos acababan de hacer. Un poco más con los pantalones bajados.
— ¡Kyle sal de una puñetera vez de ahí! — aporreé de nuevo la puerta de su habitación con la culata de la escopeta mientras que avanzaba y cargaba el arma. — ¡Thea, aparta! — grité al par que avanzaba en la dirección de ella pese a aquel caos y disparaba una sola vez en la cabeza del zombie al que la morena golpeaba. Quedaban dos de esos seres corriendo por el patio.
— ¿Y estos quién coño son, familiares de Jesse Owens? — grité con sarcasmo cuando uno de ellos se lanzó a por mi, no dudé en apartarme hacia un lado y golpear su cabeza con la culata de la escopeta tratando de que cayera, pero nada de eso sirvió. No eran como los zombies normales, se movían de forma más salvaje y rápida, eran incluso más fuertes por lo visto. ¿De verdad era necesario complicar tanto las cosas? Al golpearle yo pretendía que se cayera, que perdiera el equilibrio, pero como resultado solo conseguí cabrearle aún más. Porque ahora iba directamente a por mi una vez más. Así que antes de que pudiera arañarme o morderme me giré hacia otra dirección apuntando con la escopeta en la dirección de su asquerosa cabeza y sin más dilaciones apreté el gatillo.
No contenta con aquello disparé una segunda vez con el objetivo de matar definitivamente a aquel ser, pues por lo visto no era suficiente con un solo disparo y el segundo voló prácticamente su cabeza. La sangre salpicó en varias direcciones. Pero no era momento de preocuparse de si me había manchado de demás o de si era asqueroso... No, giré sobre mis talones angustiada tratando de localizar al resto de mis compañeros y aún más de ver donde estaba el cuarto corredor de fondo. Para colmo llegaban más zombies, aunque fue un alivio ver que estos se lo tomaban con más calma, por llamarlo de alguna forma. — ¡Vamos! — grité una vez más tratando de animar a mis compañeros. — ¡¿Estás bien?! — pregunté seguidamente con angustia mientras que cargaba nuevos cartuchos en el arma y avanzaba rápida entre ellos vigilando que no hubieran mordido a nadie o simplemente para encarar a los otros que llegaban.
— ¡Kyle sal de una puñetera vez de ahí! — aporreé de nuevo la puerta de su habitación con la culata de la escopeta mientras que avanzaba y cargaba el arma. — ¡Thea, aparta! — grité al par que avanzaba en la dirección de ella pese a aquel caos y disparaba una sola vez en la cabeza del zombie al que la morena golpeaba. Quedaban dos de esos seres corriendo por el patio.
— ¿Y estos quién coño son, familiares de Jesse Owens? — grité con sarcasmo cuando uno de ellos se lanzó a por mi, no dudé en apartarme hacia un lado y golpear su cabeza con la culata de la escopeta tratando de que cayera, pero nada de eso sirvió. No eran como los zombies normales, se movían de forma más salvaje y rápida, eran incluso más fuertes por lo visto. ¿De verdad era necesario complicar tanto las cosas? Al golpearle yo pretendía que se cayera, que perdiera el equilibrio, pero como resultado solo conseguí cabrearle aún más. Porque ahora iba directamente a por mi una vez más. Así que antes de que pudiera arañarme o morderme me giré hacia otra dirección apuntando con la escopeta en la dirección de su asquerosa cabeza y sin más dilaciones apreté el gatillo.
No contenta con aquello disparé una segunda vez con el objetivo de matar definitivamente a aquel ser, pues por lo visto no era suficiente con un solo disparo y el segundo voló prácticamente su cabeza. La sangre salpicó en varias direcciones. Pero no era momento de preocuparse de si me había manchado de demás o de si era asqueroso... No, giré sobre mis talones angustiada tratando de localizar al resto de mis compañeros y aún más de ver donde estaba el cuarto corredor de fondo. Para colmo llegaban más zombies, aunque fue un alivio ver que estos se lo tomaban con más calma, por llamarlo de alguna forma. — ¡Vamos! — grité una vez más tratando de animar a mis compañeros. — ¡¿Estás bien?! — pregunté seguidamente con angustia mientras que cargaba nuevos cartuchos en el arma y avanzaba rápida entre ellos vigilando que no hubieran mordido a nadie o simplemente para encarar a los otros que llegaban.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
El día está resultando tal vez el mejor desde que toda esa mierda se propagó, escucho las risas, los gritos de alegría y las coñas y la verdad es que no me puedo sentir mejor. -¡Venga aguaa, que hace falta para que no vayáis cantando!- grito como los locos mientras que dejo a Thirteen y echo a correr por el patio persiguiendo al personal. Mi objetivo es Mara, tal vez la que más seca está de nosotros, pero es la rubia quien se me adelanta primero y tira de ella hacia la manguera que Lena ha traído hasta nosotros. El problema ocurre en seguida, es como si esto del apocalipsis no te pudiera dejar ni un maldito respiro, en cuanto disfrutas un poco de las cosas pequeñas todo se va a tomar por culo y no hablo de la recién llegada ni nada similar, porque antes, tengo que reconocer que la cosa me hace gracia.
El pastor alemán se lanza a por mi y resbalo con el agua cayendo al suelo de culo, sin comprender muy bien lo que ocurre hasta que no veo mejor al animal sobre mi. Me da un par de lametones y me quedo más que paralizado ante tal cosa, ¿pero de dónde coño ha salido? -¡Cucho quita coño, ya me has fastidiado el baño!- entre el alboroto distingo alguien al fondo, una mujer pelirroja que nos mira como si fuéramos aliens. Así que supongo que el perro es suyo, el animal parece encantado conmigo, continúa dándome lametones por toda la cara. Yo procuro apartarme sin éxito, me da por reír mientras que me pongo a jugar con él sobándolo por la cabeza y cuello. -¿Qué pasa pulgoso?- le voy diciendo y la verdad es que me distraigo fácilmente porque hasta que no escucho el grito y el perro sale disparado quedando detrás de mi no me doy cuenta de lo que ocurre.
-¡La madre que los parió!- me pongo de pie de un salto al par que me acerco al banco del pasillo para recoger la funda con la recortada y los cartuchos. Lo había dejado ahí todo cuando Thirteen lo loca se puso a mojarnos. El pánico cunde en cuestión de segundos. Esos corredores de fondo lo joden todo en muy poco tiempo y yo empiezo a gritar cabreado haciendo gestos para que el resto haga algo, se aparte, luche... Algo para no acabar más muertos que ellos. Thirten se carga a uno, Thea casi y acaba en el suelo, pero es Taylor quien salva a la morena y se carga a un tercero. Yo no me lo pienso dos veces meto dos cartuchos en la recortada y corro hacia el último hijo de puta, ambos nos lanzamos el uno a por el otro, uno de los dos morirá y espero que ese no sea yo.
-¡Que te jodan!- grito en el último momento cuando estamos muy cerca y coloco la recortada entre ambos, ocurre muy rápido, pero para mi casi a cámara lenta, el cañón roza la frente de esa cosa y antes de que le de tiempo a más yo aprieto el gatillo. La cabeza de ese capullo explota en mil añicos, la sangre, materia gris y resto de esa asquerosidad me salpica, pero al menos el resto del cadáver cae al suelo y yo resoplo ligeramente asqueado, pero es normal dado que la recortada dispara dos cartuchos a la vez, toda una pasada, la verdad. -¡Toma ya!- alzo una mano y seguidamente me limpio algo el rostro cuando me fijo en que estos eran ton solo los emisarios. Un grupo de zombies más normales, menos mal, están entrando por la puerta de la recepción y ahora mismo no sabemos cuantos son, pero la cosa no pinta nada bien. -Me cago en mi suerte...- susurro a la vez que alzo una mano y les señalo al resto los zombies de la entrada casi rezando para que no vengan más de los otros, mientras nos preparamos para luchar y seguir con vida.
El pastor alemán se lanza a por mi y resbalo con el agua cayendo al suelo de culo, sin comprender muy bien lo que ocurre hasta que no veo mejor al animal sobre mi. Me da un par de lametones y me quedo más que paralizado ante tal cosa, ¿pero de dónde coño ha salido? -¡Cucho quita coño, ya me has fastidiado el baño!- entre el alboroto distingo alguien al fondo, una mujer pelirroja que nos mira como si fuéramos aliens. Así que supongo que el perro es suyo, el animal parece encantado conmigo, continúa dándome lametones por toda la cara. Yo procuro apartarme sin éxito, me da por reír mientras que me pongo a jugar con él sobándolo por la cabeza y cuello. -¿Qué pasa pulgoso?- le voy diciendo y la verdad es que me distraigo fácilmente porque hasta que no escucho el grito y el perro sale disparado quedando detrás de mi no me doy cuenta de lo que ocurre.
-¡La madre que los parió!- me pongo de pie de un salto al par que me acerco al banco del pasillo para recoger la funda con la recortada y los cartuchos. Lo había dejado ahí todo cuando Thirteen lo loca se puso a mojarnos. El pánico cunde en cuestión de segundos. Esos corredores de fondo lo joden todo en muy poco tiempo y yo empiezo a gritar cabreado haciendo gestos para que el resto haga algo, se aparte, luche... Algo para no acabar más muertos que ellos. Thirten se carga a uno, Thea casi y acaba en el suelo, pero es Taylor quien salva a la morena y se carga a un tercero. Yo no me lo pienso dos veces meto dos cartuchos en la recortada y corro hacia el último hijo de puta, ambos nos lanzamos el uno a por el otro, uno de los dos morirá y espero que ese no sea yo.
To be continued...
-¡Que te jodan!- grito en el último momento cuando estamos muy cerca y coloco la recortada entre ambos, ocurre muy rápido, pero para mi casi a cámara lenta, el cañón roza la frente de esa cosa y antes de que le de tiempo a más yo aprieto el gatillo. La cabeza de ese capullo explota en mil añicos, la sangre, materia gris y resto de esa asquerosidad me salpica, pero al menos el resto del cadáver cae al suelo y yo resoplo ligeramente asqueado, pero es normal dado que la recortada dispara dos cartuchos a la vez, toda una pasada, la verdad. -¡Toma ya!- alzo una mano y seguidamente me limpio algo el rostro cuando me fijo en que estos eran ton solo los emisarios. Un grupo de zombies más normales, menos mal, están entrando por la puerta de la recepción y ahora mismo no sabemos cuantos son, pero la cosa no pinta nada bien. -Me cago en mi suerte...- susurro a la vez que alzo una mano y les señalo al resto los zombies de la entrada casi rezando para que no vengan más de los otros, mientras nos preparamos para luchar y seguir con vida.
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