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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Esto es extraño #C. Grey Lance
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- Ojalá pudierais poneros en mi piel... - Comenté mientras que el médico me ayudaba a incorporarme. Steve me miró con una de sus sonrisas llenas de suficiencia. - Ríete todo lo que tú quieras, pero si no fuera porque mi tía se ha empeñado tú no me verías el pelo - Refunfuñaba para mi sola. - Veo que ya estás en la fase todo me cabrea, eso es buena señal - Sonrió burlón mientras se acercaba a un armarito y tras registrar en él un rato sacó una caja que seguidamente me entregó. - Ya sabes... - Hice un gesto con la mano aburrida. - Dos al día, si, lo sé muy bien, junto a todos mis hematomas, ya solo me las pongo yo - El médico se río. - Eres increible como compañera, como paciente... - Hizo una mueca y le miré enarcando una ceja, el médico sonrió y negó. Ambos salimos de la consulta. Steve se marchaba a hacer algo por ahí, como siempre me indicó que si necesitaba cualquier cosa que tan solo debía avisarle. Una vez sola en el pasillo junto a Grey junior, me apoyé en la pared colocando una mano sobre mi barriga. - A ver cuando te dignas a llegar... - Acaricié mi tripa, estaba como una vaca. - Mi paciencia tiene un limite y pesas demasiado... - Suspiré y comencé mi camino, con calma y procurando que sin prisa, ya me habían regañado varias veces por mi actitud, así que tendría que cuidarme más, ya no solo se trataba de mi.
El embarazo hasta ahora lo había visto siempre en la lejanía, como una cosa normal que alteraba a las mujeres y las volvía histéricas. No, era la cosa más molesta y jodida del mundo. Me dolía el estómago, las piernas, me pesaba el culo, apenas podían tocarme la tripa sin que viera la estrellas a causa de la tirantez, comía como un ogro, me sentía cansada siempre, sin ganas de nada... Y horrible en conclusión. Todas las madres solían decir que aquello era lo mejor del mundo, yo no y ya me empezaba a sentir mala madre por ello. Así que tan solo era pensar en lo que ocurriría cuando tuviera a mi pequeño en brazos y me daban ganas de llorar, porque ahora no estaba segura de nada. Si, ese era otro problema, mis repentinos cambios de humor y las ganas que tenía de pillar a Grey y hacerle cosas muy indecentes. Pero claro, estaba hecha una vaca, tampoco me sentiría cómoda, así que mi mal humor solía ser muy constante como consecuencia.
Lo bueno era la seguridad de Fort Detrick, las instalaciones totalmente limpias de zombies, el ala despejado, seguridad, agua caliente, comida, camas... Tras todo aquel tiempo viviendo fuera del mundo, en el fin de este, aquello era lo mejor, como unas vacaciones eternas. Mis vacaciones eran en verdad obligadas. Desde hacía unos meses me obligaron a no hacer nada, cosa que me costaba y me molestaba.
Continué paseando por el pasillo, no muy lejos de la zona de control, quería encontrar a Arthur y comentarle que todo estaba bien o ayudarle con lo que estuviera haciendo. Tal vez incluso podría ayudar a mi tía con algún papeleo o algo así por el estilo. En aquellos días me sentía demasiado inútil, yo deseaba ayudar en todo lo que pudieran y ellos en mi estado no me dejaban hacer nada. Frustrante. Las mañanas se me hacían así aburridas y muy largas.
El embarazo hasta ahora lo había visto siempre en la lejanía, como una cosa normal que alteraba a las mujeres y las volvía histéricas. No, era la cosa más molesta y jodida del mundo. Me dolía el estómago, las piernas, me pesaba el culo, apenas podían tocarme la tripa sin que viera la estrellas a causa de la tirantez, comía como un ogro, me sentía cansada siempre, sin ganas de nada... Y horrible en conclusión. Todas las madres solían decir que aquello era lo mejor del mundo, yo no y ya me empezaba a sentir mala madre por ello. Así que tan solo era pensar en lo que ocurriría cuando tuviera a mi pequeño en brazos y me daban ganas de llorar, porque ahora no estaba segura de nada. Si, ese era otro problema, mis repentinos cambios de humor y las ganas que tenía de pillar a Grey y hacerle cosas muy indecentes. Pero claro, estaba hecha una vaca, tampoco me sentiría cómoda, así que mi mal humor solía ser muy constante como consecuencia.
Lo bueno era la seguridad de Fort Detrick, las instalaciones totalmente limpias de zombies, el ala despejado, seguridad, agua caliente, comida, camas... Tras todo aquel tiempo viviendo fuera del mundo, en el fin de este, aquello era lo mejor, como unas vacaciones eternas. Mis vacaciones eran en verdad obligadas. Desde hacía unos meses me obligaron a no hacer nada, cosa que me costaba y me molestaba.
Continué paseando por el pasillo, no muy lejos de la zona de control, quería encontrar a Arthur y comentarle que todo estaba bien o ayudarle con lo que estuviera haciendo. Tal vez incluso podría ayudar a mi tía con algún papeleo o algo así por el estilo. En aquellos días me sentía demasiado inútil, yo deseaba ayudar en todo lo que pudieran y ellos en mi estado no me dejaban hacer nada. Frustrante. Las mañanas se me hacían así aburridas y muy largas.
Fort Detrick son unas instalaciones militares amuralladas, los alrededores están llenos de cadáveres, algunos quedamos, cenizas... Restos de la guerra que se libró los primeros días. Aparentemente el lugar está abandonado, no se puede pasar al interior. Si alguien llega de fuera no puede pasar sin más, deberá rondar por los alrededores tratando de ver como entra, ya saldré yo (?)
— Buen trabajo chicos — sonreí y le di mi mano al soldado, que sonrió de forma más amplia también. El buen trabajo agradecido era lo mejor y por ello tuve en cuenta al muchacho, que me había ayudado bastante en aquella ronda de seguridad. — Nos vemos luego, en la comida — el chico asintió y se marchó junto al otro soldado. Mi ruta era diferente, mi cuarto quedaba en la otra dirección: primero iría a mi habitación, me ducharía y luego iría a la cafetería para la hora de comer.
Me quité la vieja y sucia gorra y la sujeté entre mis manos, llevaba el pelo alborotado y el rostro ligeramente manchado de barro, ya que en mi salida matutina habíamos tenido un pequeño problema con una horda de caminantes y nuestra mejor opción había sido ocultarnos en una zona de lodo. Así que me uniforme, antes de color azul, típico de la marina, parecía ahora más bien del ejército de tierra.
Paseaba con paso tranquilo por los pasillos, no tenía prisa y una luz bastante agradable y cálida se filtraba por los enormes ventanales que daban al patio. Escuché a alguien hablar en la lejanía, así que alcé la mirada en su dirección para encontrarme con una mujer de bonitos rasgos y... Enorme barriga. Estaba embarazada. — Hola — sonreí al ver mejor su barriga, ya que estaba más cerca. ¿Había gente que era aún capaz de pensar en tener hijos en una situación como la actual? Casi parecía mentira. — Vaya, no pasas desapercibida y creo que es la primera vez que te veo — ¿cómo no la había visto hasta ahora?, definitivamente tenía que pedir que rebajaran las horas de mis turnos.
— ¿De cuanto tiempo estás? — pregunté porque realmente no sabía que preguntar y ya que me había animado en hablarla quedaría muy feo si me marchaba así sin más. ¿Y el padre?, ¿estaría en la base también? Maldita curiosidad... — Por cierto, soy Catherine, puedes llamarme Cath o Grey — señalé la etiqueta con mi apellido en el uniforme para que entendiera el por qué del mote. Iba a ofrecerle la mano y recordé que estaba sucia de barro seguramente, así que primero la limpié concienzudamente en el uniforme y luego con una amplia sonrisa en mis labios la estiré en su dirección. — Acabo de llegar de lo que ha sido un... día complicado — solté una pequeña carcajada, leve, nada exagerado.
Me quité la vieja y sucia gorra y la sujeté entre mis manos, llevaba el pelo alborotado y el rostro ligeramente manchado de barro, ya que en mi salida matutina habíamos tenido un pequeño problema con una horda de caminantes y nuestra mejor opción había sido ocultarnos en una zona de lodo. Así que me uniforme, antes de color azul, típico de la marina, parecía ahora más bien del ejército de tierra.
Paseaba con paso tranquilo por los pasillos, no tenía prisa y una luz bastante agradable y cálida se filtraba por los enormes ventanales que daban al patio. Escuché a alguien hablar en la lejanía, así que alcé la mirada en su dirección para encontrarme con una mujer de bonitos rasgos y... Enorme barriga. Estaba embarazada. — Hola — sonreí al ver mejor su barriga, ya que estaba más cerca. ¿Había gente que era aún capaz de pensar en tener hijos en una situación como la actual? Casi parecía mentira. — Vaya, no pasas desapercibida y creo que es la primera vez que te veo — ¿cómo no la había visto hasta ahora?, definitivamente tenía que pedir que rebajaran las horas de mis turnos.
— ¿De cuanto tiempo estás? — pregunté porque realmente no sabía que preguntar y ya que me había animado en hablarla quedaría muy feo si me marchaba así sin más. ¿Y el padre?, ¿estaría en la base también? Maldita curiosidad... — Por cierto, soy Catherine, puedes llamarme Cath o Grey — señalé la etiqueta con mi apellido en el uniforme para que entendiera el por qué del mote. Iba a ofrecerle la mano y recordé que estaba sucia de barro seguramente, así que primero la limpié concienzudamente en el uniforme y luego con una amplia sonrisa en mis labios la estiré en su dirección. — Acabo de llegar de lo que ha sido un... día complicado — solté una pequeña carcajada, leve, nada exagerado.
Por un lado estaba deseando que el pequeño o pequeña llegara ya, por el otro estaba aterrada. Suponía que los típicos miedos de una madre priemriza, pero tenía verdaderas pesadillas en las que no era capaz de hacer nada, la peor: el bebé lloraba una y otra vez, yo me despertaba e iba a ver que quería. Estaba en la cuna y por más que caminaba y caminaba nunca llegaba hasta él, nisiquiera era capaz de ver su rostro, tan solo de escuchar su llanto. Pesadillas así tenía a centenares. Incluso con el extra zombies y estas me agobiaban aún más, porque... Suspiré y me obligué a no pensar en ello o me daría un ataque. Me vi de repente en mitad del apsillo, estática y sujetando mi barriga con ambas manos, como si estuviera tratando de abrazarme a mi pequeño.
- ¿Hmmm...? - Había una mujer rubia justo delante de mi, no tenía muy buen aspecto, estaba llena de barro y además venía de cachondeo. Enarqué una ceja. - Tú tampoco pasas desapercibida, ¿no sueles ir así por la base, no? - Respondí con algo de ironía. Sonreí luego cuando me preguntó por el tiempo del embarazo.
- Salgo de cuentas ya, este granuja... o esta, debe estar a punto de llegar - Acaricié mi barriga y volví a mirar a la mujer. Se presentó como Catherine y bueno, si no tenía en cuenta el barro, parecía una chica de rasgos muy bellos, aunque no sabía decir si la había visto antes o no. - Yo no llevo mucho por aquí, más o menos desde que me enteré de que estaba... embarazada - Sí, aún me costaba decirlo. - Y prácticamente desde entonces no me han dejado hacer nada, no estoy segura de si hemos coincidido o no, lo más seguro es que sí, pero... ¡No me acuerdo! - Sonreí y estreché su mano. - Yo soy Sage - Y me fijé en la etiqueta y en su apellido. - ¿Grey? - Reí. - Así se apellida también el padre de este pequeño alien - Señalé mi barriga bromeando. - Y no tienes que jurarlo... supongo que estarás deseando ir a ducharte, ¿no? - Pregunté con amabilidad. - No falta mucho para la hora de comer, podemos vernos luego - ¿Por qué no? No tenía amigas en la base.
- ¿Hmmm...? - Había una mujer rubia justo delante de mi, no tenía muy buen aspecto, estaba llena de barro y además venía de cachondeo. Enarqué una ceja. - Tú tampoco pasas desapercibida, ¿no sueles ir así por la base, no? - Respondí con algo de ironía. Sonreí luego cuando me preguntó por el tiempo del embarazo.
- Salgo de cuentas ya, este granuja... o esta, debe estar a punto de llegar - Acaricié mi barriga y volví a mirar a la mujer. Se presentó como Catherine y bueno, si no tenía en cuenta el barro, parecía una chica de rasgos muy bellos, aunque no sabía decir si la había visto antes o no. - Yo no llevo mucho por aquí, más o menos desde que me enteré de que estaba... embarazada - Sí, aún me costaba decirlo. - Y prácticamente desde entonces no me han dejado hacer nada, no estoy segura de si hemos coincidido o no, lo más seguro es que sí, pero... ¡No me acuerdo! - Sonreí y estreché su mano. - Yo soy Sage - Y me fijé en la etiqueta y en su apellido. - ¿Grey? - Reí. - Así se apellida también el padre de este pequeño alien - Señalé mi barriga bromeando. - Y no tienes que jurarlo... supongo que estarás deseando ir a ducharte, ¿no? - Pregunté con amabilidad. - No falta mucho para la hora de comer, podemos vernos luego - ¿Por qué no? No tenía amigas en la base.
— ¡Que va, no suelo ser tan desastre! — solté otra pequeña carcajada al hablar de mi, en realidad a lo mejor ese era mi verdadero uniforme, ya que siempre regresaba de fuera hecha un cristo. La mujer me explicó entonces que en breve llegaría su bebé y que aún desconocía si era niño o niña. Sonreí con ternura al escucharla.
— Debes estar deseando ver a tu pequeño o pequeña — aquella sonrisa no desapareció de mi rostro, no me parecía algo indiferente del todo y realmente me interesaba, pues seguramente podría ser el único o uno de los pocos bebés que hubieran en la tierra. Algo que era bonito, aunque me seguía pareciendo muy imprudente tener un hijo a estas alturas, pero claro, ya era un pelí tarde para que cerrase las piernas, ¿no?
— Un placer Sage, siempre gusta conocer gente nueva, aunque no estemos seguras... — reí divertida por mi comentario, ya que era probable que nos hubiéramos cruzado antes y que no nos diéramos ni cuenta, pero con todo el trabajo que había en la base, era algo comprensible.
— ¿De verdad? — pregunté incrédula al escuchar que el padre se apellidaba como yo, por un momento pensé que tal vez mis hermanos... — ¿Y dónde está él ahora? — pregunté con interés. — Tal vez sea la tita Cath y no me haya enterado hasta ahora — realmente ya bromeaba pues era consciente de que mis hermanos no estaban allí.
— Eso sería perfecto, marcho a ducharme y nos vemos en la cafetería para comer juntas — sin dar tiempo a nada más, me despedí con la mano y salí disparada hacia mi habitación todo para poder charlar con alguien en la hora de la comida. No es que me sobrarán los amigos últimamente y siempre me gustaba pasar un rato entretenido con alguien.
— Debes estar deseando ver a tu pequeño o pequeña — aquella sonrisa no desapareció de mi rostro, no me parecía algo indiferente del todo y realmente me interesaba, pues seguramente podría ser el único o uno de los pocos bebés que hubieran en la tierra. Algo que era bonito, aunque me seguía pareciendo muy imprudente tener un hijo a estas alturas, pero claro, ya era un pelí tarde para que cerrase las piernas, ¿no?
— Un placer Sage, siempre gusta conocer gente nueva, aunque no estemos seguras... — reí divertida por mi comentario, ya que era probable que nos hubiéramos cruzado antes y que no nos diéramos ni cuenta, pero con todo el trabajo que había en la base, era algo comprensible.
— ¿De verdad? — pregunté incrédula al escuchar que el padre se apellidaba como yo, por un momento pensé que tal vez mis hermanos... — ¿Y dónde está él ahora? — pregunté con interés. — Tal vez sea la tita Cath y no me haya enterado hasta ahora — realmente ya bromeaba pues era consciente de que mis hermanos no estaban allí.
— Eso sería perfecto, marcho a ducharme y nos vemos en la cafetería para comer juntas — sin dar tiempo a nada más, me despedí con la mano y salí disparada hacia mi habitación todo para poder charlar con alguien en la hora de la comida. No es que me sobrarán los amigos últimamente y siempre me gustaba pasar un rato entretenido con alguien.
- No lo sé, Arthur es un culo inquieto, palabras como "vacaciones" o "descansar" no entran en su vocabulario, debe estar por ahí ayudando con algo - Sonreí mientras que me llevaba una mano a la barriga. - Y creo que este renacuajo va a salir igual, no deja de dar patadas y... no, aún no sé que será - Se me hacía raro poder hablar con alguien de aquello, ya que hasta ahora solo mi tía se quedaba para escuchar aquella parte de la historia. Enarqué ambas cejas cuando Catherine me dijo de comer juntas, ni siquiera me dejó responderla, la mujer se marchó rápidamente por el pasillo.
- Bueno, tal vez acabe teniendo una niñera para los viernes por la tarde - Comenté con ironía hacia mi tripa. Solían decir que me escuchaba, pero aún no lo tenía del todo claro. Me marché por el pasillo, en la otra dirección de Catherine, lentamente hacia la cafetería, haría tiempo dando vueltas por el patio antes, a estas alturas andar era bueno para mi, aunque a mi me siguiera costando la vida dar veinte pasos seguidos. Lo tenía claro, en cuanto diese a luz y pasara el tiempo requerido de reposo me mataría a hacer deporte, ya fuera por estar en forma y recuperar la figura, en los últimos meses lo máximo que había hecho era dar paseos por aquel edificio.
Media hora más tarde.
El olor a comida que procedía de la cafetería comenzó a provocar que mi estómago rugiera con fuerza. Miré en la dirección del pasillo de la que tendría que venir Catherine, debería estar al caer, ¿no? Por si acaso fui directa hacia la cafetería para reservar una mesa y luego me puse en la cola.
- Bueno, tal vez acabe teniendo una niñera para los viernes por la tarde - Comenté con ironía hacia mi tripa. Solían decir que me escuchaba, pero aún no lo tenía del todo claro. Me marché por el pasillo, en la otra dirección de Catherine, lentamente hacia la cafetería, haría tiempo dando vueltas por el patio antes, a estas alturas andar era bueno para mi, aunque a mi me siguiera costando la vida dar veinte pasos seguidos. Lo tenía claro, en cuanto diese a luz y pasara el tiempo requerido de reposo me mataría a hacer deporte, ya fuera por estar en forma y recuperar la figura, en los últimos meses lo máximo que había hecho era dar paseos por aquel edificio.
Media hora más tarde.
El olor a comida que procedía de la cafetería comenzó a provocar que mi estómago rugiera con fuerza. Miré en la dirección del pasillo de la que tendría que venir Catherine, debería estar al caer, ¿no? Por si acaso fui directa hacia la cafetería para reservar una mesa y luego me puse en la cola.
Tras despedirme de Sage fui lo más rápida posible en llegar a mi habitación, ducharme, secarme el pelo, vestirme y salir. Apenas había pasado media hora cuando ya iba de camino hacia la cafetería, cosa que no estaba nada mal teniendo en cuenta que hacía años que no quedaba con nadie para comer y casi me parecía que habían pasado siglos desde la última vez.
Cuando entré en la cafetería lo primero que distinguí fue el agradable a olor a comida cocinándose, mi estómago rugió avisando del hambre que cada vez era más intenso, ya que desde bien temprano no había probado bocado y encima de todo me había pasado la mañana entera fuera, trabajando en una misión y en no ser devorada viva por más de una espeluznante criatura. Tras un momento de desorientación logré localizar a Sage al final de la cola, me acerqué a ella rápidamente. — ¿Llevas mucho tiempo esperando? — pregunté con gesto de pena en mi expresión.
— Ya las llevo yo, no te preocupes — arrebaté las bandejas de sus manos y las acerqué al mostrador, tras este había personal sirviendo lo que habían hecho de comer. Allí no se podía pedir cualquier cosa, no era una barra libre de comida, tal vez antes sí, ahora que había que racionar lo mejor posible la comida, cocinaban siempre lo mismo para todos y lo repartían como mejor era posible.
— ¿Sabes que hay para comer? — le pregunté a la morena. — Creo que huele otra vez a gachas — suspiré, aquel plato no me desagradaba, pero cuando era lo único que comíamos en las últimas semanas... Por eso me gustaba salir de vez en cuando, encontraba alguna que otra lata de comida, chocolatinas etc...
Cuando entré en la cafetería lo primero que distinguí fue el agradable a olor a comida cocinándose, mi estómago rugió avisando del hambre que cada vez era más intenso, ya que desde bien temprano no había probado bocado y encima de todo me había pasado la mañana entera fuera, trabajando en una misión y en no ser devorada viva por más de una espeluznante criatura. Tras un momento de desorientación logré localizar a Sage al final de la cola, me acerqué a ella rápidamente. — ¿Llevas mucho tiempo esperando? — pregunté con gesto de pena en mi expresión.
— Ya las llevo yo, no te preocupes — arrebaté las bandejas de sus manos y las acerqué al mostrador, tras este había personal sirviendo lo que habían hecho de comer. Allí no se podía pedir cualquier cosa, no era una barra libre de comida, tal vez antes sí, ahora que había que racionar lo mejor posible la comida, cocinaban siempre lo mismo para todos y lo repartían como mejor era posible.
— ¿Sabes que hay para comer? — le pregunté a la morena. — Creo que huele otra vez a gachas — suspiré, aquel plato no me desagradaba, pero cuando era lo único que comíamos en las últimas semanas... Por eso me gustaba salir de vez en cuando, encontraba alguna que otra lata de comida, chocolatinas etc...
- ¡Aquí Catherine! - Cuando la vi aparecer por la puerta de la cafetería alcé mi mano para atraer su atención a mi, ella no tardó en llegar y hacerse con las dos bandejas que llevaba. - Oh no, déjalo, no es necesario, de verdad... - Me encogí de hombros. - Lo cierto es que no y sí, me temo que huele a eso, les he cogido bastante asco, la verdad... - Reí. - Pero no sé si es por el embarazo o porque sí - Solté una pequeña carcajada mientras que daba un par de pasos cuando avanzaba la cola.
No tardaron en llenarnos un buen cuenco de gachas para nuestra desgracia, eso, un trozo de pan casero y un vaso de agua. - Bueno, al menos hay algo para comer... - Suspiré recogiendo mi bandeja y caminando hacia una de las mesas libres, para tomar sitio con Catherine. Arthur seguramente estaría realizando alguna guardia.
- Antes cuando salía más a menudo iba en busca de otras cosas para comer: latas, chocolatinas y las iba alternando con las comidas de aquí, ahora con suerte me dejan dar dos pasos seguidos sin llamarme la atención... - Fruncí los labios mientras tomaba asiento. La bandeja se encontraba delante de mi y realmente no tenía muchas ganas de comer. - Bueno, habrá que hacer el esfuerzo - Aunque detestase aquel plato todos ería por el pequeño que llevaba dentro de mi. Debía comer por dos y eso sí que me preocupaba bastante, y no solo yo, el empleado de la cocina me había servido una ración doble, siempre lo hacían desde que se corrió la voz de mi estado. - ¿Y cómo están las cosas fueras? echo de menos un poco de acción - Comencé a comer con notable desgana.
No tardaron en llenarnos un buen cuenco de gachas para nuestra desgracia, eso, un trozo de pan casero y un vaso de agua. - Bueno, al menos hay algo para comer... - Suspiré recogiendo mi bandeja y caminando hacia una de las mesas libres, para tomar sitio con Catherine. Arthur seguramente estaría realizando alguna guardia.
- Antes cuando salía más a menudo iba en busca de otras cosas para comer: latas, chocolatinas y las iba alternando con las comidas de aquí, ahora con suerte me dejan dar dos pasos seguidos sin llamarme la atención... - Fruncí los labios mientras tomaba asiento. La bandeja se encontraba delante de mi y realmente no tenía muchas ganas de comer. - Bueno, habrá que hacer el esfuerzo - Aunque detestase aquel plato todos ería por el pequeño que llevaba dentro de mi. Debía comer por dos y eso sí que me preocupaba bastante, y no solo yo, el empleado de la cocina me había servido una ración doble, siempre lo hacían desde que se corrió la voz de mi estado. - ¿Y cómo están las cosas fueras? echo de menos un poco de acción - Comencé a comer con notable desgana.
— Yo echo de menos la tranquilidad del hogar — la miré con una sonrisa de lado. — Odio esto... — fingí un escalofrío, pero igualmente comencé a comer. Necesitaba los nutrientes para poder llegar hasta la noche sin sufrir un desmayo. — Como echo de menos un buen filete de ternera... ¿crees que podríamos buscar una vaca que no estuviera infectada? — enarqué ambas cejas ante aquella idea. — Eso o plantar comida en los jardines, pero sinceramente, no me fío mucho de comer nada que haya sido cultivado en estas tierras... — resoplé. No tenía claro hasta que punto aquel lugar era seguro para cultivar y si no lo habían pensado hasta ahora... por algo sería, ¿no?
— Pues, déjame que piense... ¿vistes los zombies? — comenté con algo de ironía mientras que comenzaba a comer de mi plato. — Pues sigue todo igual, con algún que otro monstruo también, pero igual... menos comida, más supervivientes gilipollas, lo de siempre — me encogí de hombros y proseguí con la comida. — Aprovecha todo este tiempo Sage, tú, el embarazo, el descanso y cuidar de tu pequeño o pequeña, cuando vuelvas a la acción lo echarás de menos, créeme — le di una leve palmada en el hombro y proseguí con la comida.
Entendía su postura hasta cierto punto, seguramente se aburría como nadie y estaba totalmente segura de que estar en su posición a mi me pasaría exactamente igual, pero... realmente lo bueno era aquello, descansar, evitar el miedo, la destrucción y todo lo conllevaba aquel mundo de mierda.
— Pues, déjame que piense... ¿vistes los zombies? — comenté con algo de ironía mientras que comenzaba a comer de mi plato. — Pues sigue todo igual, con algún que otro monstruo también, pero igual... menos comida, más supervivientes gilipollas, lo de siempre — me encogí de hombros y proseguí con la comida. — Aprovecha todo este tiempo Sage, tú, el embarazo, el descanso y cuidar de tu pequeño o pequeña, cuando vuelvas a la acción lo echarás de menos, créeme — le di una leve palmada en el hombro y proseguí con la comida.
Entendía su postura hasta cierto punto, seguramente se aburría como nadie y estaba totalmente segura de que estar en su posición a mi me pasaría exactamente igual, pero... realmente lo bueno era aquello, descansar, evitar el miedo, la destrucción y todo lo conllevaba aquel mundo de mierda.
- Oh Dios... no digas eso, que hambre me da - Aquel plato de comida no era nada comparado con lo que sería poder comer un buen bistec de ternera, solo de pensarlo se me caía hasta la baba. - No te creas, siemore se ha tenido mucho cuidado con ese tipo de cosas pese a los rumores - Trabajando un tiempo allí descubrí varias cosas: por lo general se tenía mucho cuidado con las investigaciones y muchas de las leyendas que se contaban eran sólo eso: leyendas.
- Sigue lenta la cosa, ¿no? - Bromeé, ya que hoy en día solo quedaba el humor. - Y lo sé, tienes razón - Proseguí comiendo, con calma, debía cuidarme al máximo.
- Tendré cuidado, en verdad lo haré, aunque me cueste - Sonreí con cierto cariño, lo haría por él. Acaricié mi tripa y proseguí con la comida. Solía quejarme a menudo de lo que me estaba pasando, de como debía quedarme al margen, pero cumpliría con todos y cada uno de los requisitos. Ya no se trataba solo de mi salud.
- Sigue lenta la cosa, ¿no? - Bromeé, ya que hoy en día solo quedaba el humor. - Y lo sé, tienes razón - Proseguí comiendo, con calma, debía cuidarme al máximo.
- Tendré cuidado, en verdad lo haré, aunque me cueste - Sonreí con cierto cariño, lo haría por él. Acaricié mi tripa y proseguí con la comida. Solía quejarme a menudo de lo que me estaba pasando, de como debía quedarme al margen, pero cumpliría con todos y cada uno de los requisitos. Ya no se trataba solo de mi salud.
— ¡Claro que la tengo! — alcé ligeramente las manos riéndome apenas un poco. — Ahora en serio, aprovéchalo — nada más terminar con la comida me limpié ambas manos y coloqué una mano sobre su tripa. — Este pequeñín de aquí será muy importante — le guiñé un ojo y me puse en pie a la vez que recogía mi bandeja.
— Bueno Sage, ha sido un placer, si me necesitas con algo no dudes en buscarme, de todas formas te estaré vigilando — sonreí. — Iré a la Sala de Control a hacer un par de cosas y ver si el mundo sigue en estado off... nos vemos — saludé con mi mano libre y recorrí el camino hasta la encimera para dejar la bandeja sucia. Me despedí de los que estaban haciendo el turno de comidas aquel día y salí de la cafetería.
No tenía planeada aquella visita, pero había recordado que debía informar sobre mi salida de hoy y sobre todo ponerme al día con el resto de futuras y posibles salidas. Hacía falta mucho trabajo para seguir con Fort Detrick adelante.
— Bueno Sage, ha sido un placer, si me necesitas con algo no dudes en buscarme, de todas formas te estaré vigilando — sonreí. — Iré a la Sala de Control a hacer un par de cosas y ver si el mundo sigue en estado off... nos vemos — saludé con mi mano libre y recorrí el camino hasta la encimera para dejar la bandeja sucia. Me despedí de los que estaban haciendo el turno de comidas aquel día y salí de la cafetería.
No tenía planeada aquella visita, pero había recordado que debía informar sobre mi salida de hoy y sobre todo ponerme al día con el resto de futuras y posibles salidas. Hacía falta mucho trabajo para seguir con Fort Detrick adelante.
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