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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Días extraños... [Silver Lake]
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— Creo que... será mejor que vaya en búsqueda de Nicholas — no podía más, al menos no podía seguir trabajando en las cocinas con aquella idea rondando mi cabeza. Me quité los guantes y los dejé a un lado para salir a la velocidad del rayo de la cabaña. Se trataba de un día soleado y en apariencia muy tranquilo, sin embargo algo iba muy mal.
Tomé aire con una gran bocanada.
— ¿Habéis visto regresar la caravana de Leopold? — pregunté a un grupo de integrantes que se encontraba trabajando en el exterior. Todos negaron lentamente y eso me provocó más ansiedad. — Está bien, gracias — no pude camuflar mi preocupación. Avancé por el campamento en dirección hacia la cabaña de Nicholas, pero me detuve a medio camino. Habían pasado tres días desde que Leopold había partido de Silver Lake junto a Aidan, Octavia y unos pocos más... se suponía que regresarían al atardecer de ese mismo día y aún no sabíamos nada de ellos. Comenzaba a temerme lo peor. La primera noche decidimos esperar al día siguiente, pero a estas alturas no podíamos obviar que había un claro problema.
La única solución que se me ocurría era formar una partida de búsqueda. Salir en búsqueda de ellos y descubrir qué había pasado. Pero no podía evitar ponerme en lo peor, cuando podía haber pasado cualquier cosa, desde que hubieran tenido que quedarse en algún sitio, hasta que la tartana de Leo se hubiera estropeado y por eso estuvieran tardando tanto en volver.
Llamé a la cabaña de Nicholas, pero no obtuve respuesta. Tal vez hubiera salido.
— ¿Habéis visto a Nicholas o a Sienna? — pregunté a unos chicos que paseaban por el campamento, todos negaron y siguieron su camino. — Gracias — me apoyé en la barandilla del porche y miré en dirección del lago. Estaba muy preocupada.
Tomé aire con una gran bocanada.
— ¿Habéis visto regresar la caravana de Leopold? — pregunté a un grupo de integrantes que se encontraba trabajando en el exterior. Todos negaron lentamente y eso me provocó más ansiedad. — Está bien, gracias — no pude camuflar mi preocupación. Avancé por el campamento en dirección hacia la cabaña de Nicholas, pero me detuve a medio camino. Habían pasado tres días desde que Leopold había partido de Silver Lake junto a Aidan, Octavia y unos pocos más... se suponía que regresarían al atardecer de ese mismo día y aún no sabíamos nada de ellos. Comenzaba a temerme lo peor. La primera noche decidimos esperar al día siguiente, pero a estas alturas no podíamos obviar que había un claro problema.
La única solución que se me ocurría era formar una partida de búsqueda. Salir en búsqueda de ellos y descubrir qué había pasado. Pero no podía evitar ponerme en lo peor, cuando podía haber pasado cualquier cosa, desde que hubieran tenido que quedarse en algún sitio, hasta que la tartana de Leo se hubiera estropeado y por eso estuvieran tardando tanto en volver.
Llamé a la cabaña de Nicholas, pero no obtuve respuesta. Tal vez hubiera salido.
— ¿Habéis visto a Nicholas o a Sienna? — pregunté a unos chicos que paseaban por el campamento, todos negaron y siguieron su camino. — Gracias — me apoyé en la barandilla del porche y miré en dirección del lago. Estaba muy preocupada.
- Matt :
Estaba preparándome para partir solo o con quisiera acompañarme. Esto ya no podía ir más lejos. Estaba cabreado, realmente cabreado, y nada ni nadie podría persuadirme de hacer lo que mi mente me pedía que hiciera desde hace mucho tiempo. Y había recolectado información suficiente y, aunque fuera un suicidio, la sangre caliente en mis venas y los fantasmas de todos a quienes alguna vez quise, me impulsaban a ir en búsqueda de la venganza.
Umbrella, esos malditos, todo había sido culpa de ellos. Poco a poco, mientras me encontraba en la armería del refugio alistando el arsenal pesado, haciéndole mantenimiento a las armas y buscando munición suficiente, pasaban por mi mente todos esos desagradables recuerdos. Primero mi hermana, siendo devorada viva por una cantidad ingente de zombis que se peleaban entre ellos por arrancar trozos de su carne; luego mi ojo, arrebatado por la garra inmunda de una de esas cosas que, tras del hecho, me infectó convirtiéndome en la cosa monstruosa que soy ahora; pasando por Esmeralda, la madre de mi hijo que desapareció en una de las bases de Umbrella. Tuve suerte y logré sobrevivir a dos secuestros de esos malditos, el primero en la base de Nevada y el segundo en Alaska, ¿pero qué hay con todos aquellos que no corrieron con la misma suerte que yo? Esmeralda entre los desafortunados. Mi anterior refugio, el AURT, todos masacrados por Umbrella, mi amigo Baekho y su sobrina también asesinados por Umbrella, los miembros anteriores de Terra Save también masacrados, y ahora Leopold, Aidan y Octavia desaparecidos. No podía ser coincidencia. Si durante mi estancia en Alaska ellos me identificaron como miembro del grupo enmascarado que saboteaba sus planes, Aidan y los demás también debían estar identificados.
— Tranquilos, amigos. Ya iré yo. Que si no puedo rescatarlos, al menos podré vengarlos.
Hablaba a la nada, preparando la ametralladora, los lanzallamas, los fusiles y los rifles. Un vehículo me esperaba afuera, listo para ser cargado con armas y suministros suficientes para mantener a un pequeño ejército. Cualquiera ayuda sería bien recibida, pero sabía bien que muchos en Silver Lake tenían ahí a sus familias y no estarían dispuestos a seguirme en una misión cuasi suicida sin un plan firme.
Salí de la armería, cargando todo ese armamento al hombro en una bolsa negra de acampar. Me encontré con Luisa, una de las civiles que habíamos acogido en el campamento. Ella, por supuesto, me preguntó, no sin algo de miedo, que a dónde iba.
— Voy a buscar la caravana de Leopold. Denme por muerto si no regreso en cinco días. Cuida bien de Louis y de Celina por mí, ¿quieres?
Umbrella, esos malditos, todo había sido culpa de ellos. Poco a poco, mientras me encontraba en la armería del refugio alistando el arsenal pesado, haciéndole mantenimiento a las armas y buscando munición suficiente, pasaban por mi mente todos esos desagradables recuerdos. Primero mi hermana, siendo devorada viva por una cantidad ingente de zombis que se peleaban entre ellos por arrancar trozos de su carne; luego mi ojo, arrebatado por la garra inmunda de una de esas cosas que, tras del hecho, me infectó convirtiéndome en la cosa monstruosa que soy ahora; pasando por Esmeralda, la madre de mi hijo que desapareció en una de las bases de Umbrella. Tuve suerte y logré sobrevivir a dos secuestros de esos malditos, el primero en la base de Nevada y el segundo en Alaska, ¿pero qué hay con todos aquellos que no corrieron con la misma suerte que yo? Esmeralda entre los desafortunados. Mi anterior refugio, el AURT, todos masacrados por Umbrella, mi amigo Baekho y su sobrina también asesinados por Umbrella, los miembros anteriores de Terra Save también masacrados, y ahora Leopold, Aidan y Octavia desaparecidos. No podía ser coincidencia. Si durante mi estancia en Alaska ellos me identificaron como miembro del grupo enmascarado que saboteaba sus planes, Aidan y los demás también debían estar identificados.
— Tranquilos, amigos. Ya iré yo. Que si no puedo rescatarlos, al menos podré vengarlos.
Hablaba a la nada, preparando la ametralladora, los lanzallamas, los fusiles y los rifles. Un vehículo me esperaba afuera, listo para ser cargado con armas y suministros suficientes para mantener a un pequeño ejército. Cualquiera ayuda sería bien recibida, pero sabía bien que muchos en Silver Lake tenían ahí a sus familias y no estarían dispuestos a seguirme en una misión cuasi suicida sin un plan firme.
Salí de la armería, cargando todo ese armamento al hombro en una bolsa negra de acampar. Me encontré con Luisa, una de las civiles que habíamos acogido en el campamento. Ella, por supuesto, me preguntó, no sin algo de miedo, que a dónde iba.
— Voy a buscar la caravana de Leopold. Denme por muerto si no regreso en cinco días. Cuida bien de Louis y de Celina por mí, ¿quieres?
— Maldita sea... — me quejé cuando escuché a uno de los refugiados hablarme sobre Nicholas y la salida que estaba organizando. Rápidamente fui hacia la armería, que era el último lugar donde le habían visto. Afortunadamente se encontraba allí, junto a Luisa.
— Nicholas... — carraspeé, llamando la atención de ambos. — ¿Podemos hablar un momento? — pregunté. — A solas, por favor — pedí con toda la calma del mundo, ya que no deseaba molestar a nadie y mucho menos a él, pero comenzaba a sentirme algo molesta con sus decisiones.
— Sé que tratas de llevar esto lo mejor posible y sabes cuanto te agradecemos todos lo que haces, pero... — empecé a decir cuando nos encontramos al margen. — Aquí también viven familias, ancianos... no somos exclusivamente un grupo militar, no puedes llegar y decir que te vas a vengar a tus compañeros caídos, no puedes gritarlo a los cuatro vientos... ahí afuera hay más peligros que Umbrella, pueden haberle pasado 20.000 cosas, desde que sí, hayan sido abatidos por ellos, hasta que se hayan quedado sin gasolina, que los hayan atacado una horda... o que Leo haya vuelto a sufrir un ataque de locura de los suyos y se haya tragado las llaves de Rosalie... pero no puedes dar por sentado que ha sido Umbrella y mucho menos asustar a todo el mundo de esa forma... — no deseaba comportarme como una madre y mucho menos regañar a la persona que más había ayudado en este lugar, pero últimamente aquellas formas tan radicales de llevar las cosas no me parecían las mejores. — El otro día mismamente cuando Sutton fue mordida, diste la alarma y asustaste a todo el mundo, sin tratar de hablar primero con ella para que te explicara dónde estaba el zombie que la atacó. Y ahora por ejemplo todo el mundo está preocupado y paranoico pensando que Umbrella puede habernos encontrado... no te digo que no hagas batidas, investigaciones, tienes un grupo de gente armada que te seguirá hasta el fin del mundo si hace falta... pero habla solo con ellos, no dramatices tanto las cosas... la gente ya se piensa que te vas para morir, la última vez que te fuiste ya te daban por muerto... debes ser más cauto Nicholas — y sí, finalmente solté todo lo que pensaba. — Sé que no soy quién para decirte esto, pero de verdad que lo hago con toda la buena intención del mundo. Estoy viendo a los niños, a las familias que hay aquí y están asustados... sé que no estamos de vacaciones, que no es momento de relajarse... pero se merecen un respiro, se merecen cierta calma, al menos ellos...
— Nicholas... — carraspeé, llamando la atención de ambos. — ¿Podemos hablar un momento? — pregunté. — A solas, por favor — pedí con toda la calma del mundo, ya que no deseaba molestar a nadie y mucho menos a él, pero comenzaba a sentirme algo molesta con sus decisiones.
— Sé que tratas de llevar esto lo mejor posible y sabes cuanto te agradecemos todos lo que haces, pero... — empecé a decir cuando nos encontramos al margen. — Aquí también viven familias, ancianos... no somos exclusivamente un grupo militar, no puedes llegar y decir que te vas a vengar a tus compañeros caídos, no puedes gritarlo a los cuatro vientos... ahí afuera hay más peligros que Umbrella, pueden haberle pasado 20.000 cosas, desde que sí, hayan sido abatidos por ellos, hasta que se hayan quedado sin gasolina, que los hayan atacado una horda... o que Leo haya vuelto a sufrir un ataque de locura de los suyos y se haya tragado las llaves de Rosalie... pero no puedes dar por sentado que ha sido Umbrella y mucho menos asustar a todo el mundo de esa forma... — no deseaba comportarme como una madre y mucho menos regañar a la persona que más había ayudado en este lugar, pero últimamente aquellas formas tan radicales de llevar las cosas no me parecían las mejores. — El otro día mismamente cuando Sutton fue mordida, diste la alarma y asustaste a todo el mundo, sin tratar de hablar primero con ella para que te explicara dónde estaba el zombie que la atacó. Y ahora por ejemplo todo el mundo está preocupado y paranoico pensando que Umbrella puede habernos encontrado... no te digo que no hagas batidas, investigaciones, tienes un grupo de gente armada que te seguirá hasta el fin del mundo si hace falta... pero habla solo con ellos, no dramatices tanto las cosas... la gente ya se piensa que te vas para morir, la última vez que te fuiste ya te daban por muerto... debes ser más cauto Nicholas — y sí, finalmente solté todo lo que pensaba. — Sé que no soy quién para decirte esto, pero de verdad que lo hago con toda la buena intención del mundo. Estoy viendo a los niños, a las familias que hay aquí y están asustados... sé que no estamos de vacaciones, que no es momento de relajarse... pero se merecen un respiro, se merecen cierta calma, al menos ellos...
- Matt :
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