I’m outta time — Jemma E. Croft

30 de mayo de 2015.
Sala de entrenamientos.
(Aspecto)


Aquella mañana había recibido un extraño aviso, tenía una misión, pero una muy diferente de lo habitual. Me habían pedido primero que me presentara en uno de los despachos, así que había acudido rauda tras saber la petición: vestía una camiseta gris sencilla, pantalones cortos blancos, deportivas y una chaqueta oscura. Pensaba que tal vez me iban a enviar fuera a realizar alguna que otra extraña tarea de esas raras... Pero en vez de ello me habían enviado a una de las salas de entrenamiento. Debía darle algunas lecciones a una joven científico de la base. ¿Raro, no? Me habían especificado que la sala había sido dispuesta para nosotras dos solamente, la doctora Jemma Croft y yo.

Tenía mis dudas acerca de aquella tarea, pero la acepté de buena gana, aún seguía así, aceptando todos y cada uno de los trabajos que me asignaban, por miedo a que quejarme supusiera desconfianza hacia mi persona. Había pasado el tiempo, pero aún sentía como la gente desconfiaba de mi, la marca de Umbrella me perseguía a todas partes.

Me había pasado antes de llegar por mi habitación para cambiarme de pantalones y recoger un par de cosas, no tardé en salir de la habitación con una bolsa de deporte en la que llevaba lo fundamental para mis entrenamientos, lo cierto es que me vendría bien incluso porque hacía una temporada que no me pasaba por allí.

Efectivamente que me encontré con la sala vacía, por lo que sí, la chica debía suponer algún interés para que quisieran entrenarla, entendía que tendrían pensado que realizase trabajo de campo o algo así, ¿no? Ella aún no había llegado por lo que lo me fui preparando dejando caer la bolsa de deporte a un lado, la chaqueta también la lancé sobre la bolsa y seguidamente caminé por las rojas colchonetas, respirando hondo y cerrando los ojos mientras que estiraba y comenzaba con un calentamiento rápido. Me quité la camiseta quedando con una interior de tirantes y como no, también la lancé sobre mi bolsa de deporte, al montón de mis cosas... ¿Para qué iba a acercarme a utilizar una mesa?

Aquel silencio comenzaba a poder conmigo, así que me permití acercarme a la minicadena que había a un lado de la habitación y la encendí: las primeras notas de una canción de Madonna comenzaron a sonar. Enarqué una ceja, ¿de verdad había un disco de esa mujer ahí? My love’s a revolver, My love’s a revolver... Puse los ojos en blanco. — Eres odiosa... — presioné el botón del aparato para pasar de esa canción a otra: 4 Minutes, sin duda mucho mejor que la anterior para mi gusto.

— Bueno, tengo entendido que siempre has sido una obsesa de la gimnasia, así que... — me encogí de hombros y me puse en pie. Realmente no era mi estilo favorito de música, pero para entrenar serviría. Seguía con mis ejercicios cuando de repente la puerta de la sala se abrió. — ¿Jemma Croft? te estaba esperando, puedes llamarme Bobbi — dije a la vez que me giraba en su dirección con una cálida sonrisa en mi rostro.

— No te preocupes, por lo que veo a ambas nos ha tomado esto por sorpresa — observé mejor a la chica en concreto, la conocía de vista, de haberla encontrado por los pasillos de la base, o de haberla visto en la cafetería, lo normal. Pero por fin, ahora, le ponía nombre y división a su rostro. — ¿Tienes pensado salir de la base o algo así? — me atreví a preguntar mientras que me acercaba un par de pasos a ella. Si no me equivocaba, solo entrenaban a aquellos del personal científico que tenían pensado realizar trabajo de campo.

— Primero calentemos los músculos antes de empezar, no queremos lesionarnos — expliqué cuando vi que ella ya había empezado a hacer movimientos con las muñecas. — Eso está muy bien, es bueno para las muñecas, si puedes ve moviéndolas de forma más rápida progresivamente, sin hacerte daño, claro — comencé a hacer yo también el mismo ejercicio que ella y cuando pasó un minuto más o menos cambié a otro para las piernas, luego proseguí de la misma forma con otro para las rodillas, tobillos, brazos... Así hasta que ya llevábamos un rato en la sala. Le explicaba siempre a la doctora la mejor forma de hacer los movimientos, ya que de otras maneras podríamos conseguir justo lo contrario y lesionarnos antes de tiempo. Una vez que estuvimos listas me detuve en el centro de la colchoneta y le hice un gesto a ella para que se colocara frente a mi. Recogí unos guantes del banco para ella y otros acolchados para mi.

— Veamos tu gancho, golpéame, vamos, pero aquí, claro — señalé en la base de los guantes con una amplia sonrisa, algo divertida. Jemma parecía una buena chica, nada similar al tipo de personas que salían fuera de la base, ¡podría conseguirlo? Eso me llevaba también a preguntarme los motivos que tendría para querer subir ahí arriba.

— No está mal, pero puedes hacerlo mejor, golpea con todas tus fuerzas Jemma, ¡vamos! — trataba de animarla. — Apoya bien los pies en el suelo y cuando vayas a golpear procura echar todo tu cuerpo hacia adelante, dejando todo el peso en el golpe, para así usar toda tu fuerza posible — iba explicándole mientras sonreía, lo cierto era que me estaba divirtiendo con todo aquello, nunca había tenido la oportunidad de enseñar mis conocimientos a otra persona, aunque en realidad no fueran nada del otro mundo.

— Prueba a echar todo el peso de tu cuerpo hacia adelante, golpéame con fuerza y siempre cubriendo tu rostro con los puños, que lo que dicen en las pelis no es coña... o decía — me encogí de hombros haciendo rodar mis ojos. Alcé los brazos de Jemma de tal forma que sus puños quedasen delante de su barbilla y boca. En esa misma posición la dejé practicando sus golpes, haciendo comentarios sobre la forma y método, para que fuera mejorando, poco a poco, aún podía mejorar muchísimo más, pero no iba nada mal. — Muy bien, y ahora... ¿cómo andas de reflejos? —pregunté con una sonrisa. Me quité mis guantes y los lancé a un lado de la sala.

— Vamos a empezar lento, voy a golpearte... — me eché a reír porque así sonó mal. — No de esa forma, solo voy a hacer como que te golpeo, muy lento y sin fuerza y tú vas a ir apartando mis puños con el antebrazo, también lento de primeras e iré aumentando la velocidad poco a poco, siempre debes golpear en mi antebrazo con el tuyo para esquivar mis golpes, ¿vale? empecemos — y tras la breve explicación comencé: era sencillo, simulaba que le iba a dar un puñetazo con mi derecha y ella solo tenía que apartar mi brazo con su antebrazo. — Con el antebrazo golpeas debajo de mi brazo y lo levantas hacia arriba, apartándolo de tu dirección, como si estuvieras apartando bichos — bromeé. — Así una y otra vez... — iba diciendo mientras ambas nos movíamos de forma muy lenta y sin llegar siquiera a darle con fuerza, eran toques muy leves. Poco a poco iba aumentando la velocidad.

Off: Si quieres haz una lanzada de dados números para ver, a partir de que lo hagamos más rápido, cuantas veces logras esquivar mis golpes.