¿Llego santa? // Ireth

A la mierda con el cuidado, yo no soy una persona común y la verdad es que me está empezando a fastidiar un poco el tema de tener que andar buscando en lugares abandonados y todas esas mierdas. Necesitaba un par de armas y algo más de comida así que no dude cuando me pare frente a aquel centro comercial. Estaba seguro que por dentro estaba lleno de mierdas adentro pero de lo que estaba seguro es de como las iba a matar. Porque siendo honesto, no tenía muchas armas a mí favor.

Fue exactamente eso último lo que me hizo sonreír, siempre me había probado a mí mismo en un lugar lleno de armas, está vez me tocaba sobrevivir de la manera más arcaica y ya sé que me pueden llamar loco cabron, pero la verdad es que eso solo me llenaba de adrenalina.

Comencé a caminar con tranquilidad, a lo lejos podía notar a algunos caminantes pero ellos no me habían notado a mí, quizás sería inteligente buscar un auto primero así que a medida que iba por el estacionamiento, intentaba abrir algunos autos. Entonces la vi y creo que puedo decir que me enamoré a primera vista -preciosa- dije mientras me acercaba a ella y pasaba la mano dejando el rastro en la tierra que está tenía  -por favor santa- me subí a ella y comencé a buscar las llaves de la camioneta

Cuando las encontré, casi no podía conmigo mismo, ese sí era un auto hermoso para dar una vuelta, ahora necesitaba probar que estuviera en estado y si no, entraría a ese centro comercial y buscaría lo necesario para ponerlo en estado

La noche anterior ella y Jason se refugiaron en una casa a las afueras de una ciudad. Ireth creyó oportuno el lugar, puesto que estaba lejos de la urbe y por tanto de los zombies y sus peligros. Al día siguiente revisarían un centro comercial que estaba a menos de diez minutos andando de su improvisado refugio. Por la mañana, fue la rubia quien salió en búsqueda de suministros, ya que Jason siguió durmiendo y ella no tenía más sueño. Se había asegurado de que dejaba a su pareja a buen recaudo y que no entrarían zombies a por él.

Ireth no tardó en alcanzar el Centro Comercial y se iba acercando a la entrada con sumo recelo. Evitando a los merodeadores que había por allí. Zombies que avanzaban de un lugar a otro con paso torpe y tambaleándose. Ella se iba ocultando entre los vehículos y estaba a punto de entrar en el edificio cuando se fijó en que no estaba sola, había alguien más allí. Parecía estar probando uno de los vehículos del parking. Su mandíbula se tensó, Ireth no quería cruzarse con nadie, ya que los vivos podían ser mucho más peligrosos que los zombies. Había tenido tan malas experiencias en antaño que decidió mantenerse oculta. Trataría de acceder por otra parte al edificio, solo esperaba que no hubiera más gente o entonces se marcharía sin pensarlo. Aquello no era seguro.

Dado:

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Había abierto el capo del auto con tranquilidad, mientras miraba cada detalle de lo que había allí, todo parecía estar en estado aunque quizás había que cambiarle un par de piezas que parecían viejas. Quizás en el centro comercial podría encontrar algo. La última vez que había estado en uno, un tornado había aparecido por el lugar así que sonreí [color=Firebrick]- veamos si tenemos mejor suerte con este-[/colo] me dije a mí mismo mientras cerraba el capo y guardaba las llaves en mi bolsillo.

Comencé a caminar con tranquilidad cuando de reojo note a alguien escondiéndose detrás de un auto, saque el arma que aunque no tenía municiones, nadie lo sabía y dije con voz clara -se que estás ahí ¿Por qué mejor nos evitamos problemas y vienes para acá?- no sabía de quién se trataba pero siempre tenía que tomarlo como un enemigo, aunque en ese momento no llevaba parches de umbrella que me delataran, nunca sabía si Ligeia ya había abierto la boca sobre mí, o si le unidad me buscaba por no volver. O si incluso eran uno de esos idiotas que iban contra umbrella.

Di un paso mas, sabiendo que si me atacaba, lo más lógico sería sacar el cuchillo pero quizás era solo una persona un poco más lógica y quizás salía de allí -mira, no quiero problemas. Solo necesito buscar algunas cosas y luego me largo- porque en realidad yo no tenía donde ir, pero si quería un poco de libertad. Así cuando volvía a la base ya no me sentía tan encerrado

Defensa Mich 3+5= 8
Para detectar el sigilo

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La pilló, pretendía evitar problemas y la pillaron. Ireth arrugó su rostro, poniendo cara de pocos amigos, fingiendo gritar por su metedura de pata.

— Está bien, está bien... — la mujer cedió a las palabras del hombre y se puso en pie. Asomando por detrás del vehículo, incluso saludó con la mano derecha al hombre. — En realidad yo pretendía pasar desapercibida por eso mismo... — Ireth movía sus manos señalando el centro comercial y luego hacia el exterior. — Entrar, buscar comida y salir rápido... — así dicho parecía la cosa más sencilla del mundo, pero no lo era. Se colocó bien el gorro de lana y después sacudió su abrigo, mientras salía desde detrás del vehículo y se acercaba al hombre. — ¿Se te ha averiado? — señaló el capó del coche. Aunque conforme se acercaba y distinguía el polvo en el parabrisas se daba cuenta de que lo más probable es que buscase llevarse ese juguete. — Es un buen coche — la joven mantenía las distancias con el hombre, puesto que aunque hubieran intercambiado ese par de palabras ella no se fiaba aún.

— ¿Puedo? — señaló el motor para acercarse a ver. — Ha estado mucho tiempo parado... — quitó el tapón del aceite y extrajo la varilla medidora. — Seco, esto es lo primero que tienes que rellenar y en ese centro comercial seguro que hay tiendas de recambios, los neumáticos parecen estar bien, asegúrate de que los frenos están bien, le añadiría líquido igualmente — Ireth se movía por el motor haciendo girar diferentes tapones para revisarlo todo. — Refrigerante... y los limpiaparabrisas están comidos por el sol — se encogió de hombros cuando acabó. — Mi tío era mecánico — explicó, así que sabía ciertas cosas sobre coches.

Por lo general no esperaba que fuera una chica y una que parecía estar bastante desarmada. Porque comenzaba a entender que era difícil confiar en alguien que no fuera de la base de Umbrella. Por supuesto, yo solo llevaba un uniforme negro, le había sacado todos los parches e insignias de Umbrella, no quería que nadie supiera exactamente quién era. Ella dio un par de paso para apartarse del auto e incluso me saludo con la mano lo que me pareció algo extraño y levante una ceja.

Dijo que sólo quería pasar desapercibida por lo mismo que yo y la verdad es que sin importar cuanto le apuntará, no tenía municiones para hacerle ningún daño. Claro, ella no lo sabía pero yo sí. Baje mí arma lentamente y la coloque en la pistolera para luego mirar el auto -no, en realidad lo acabo de encontrar pero necesito moverme y parece que tendré que ir a dentro y ver si encuentro las cosas que necesito-

No es que estuviera confiando en ella exactamente pero la verdad es que no me parecía que fuera una gran amenaza. Deje que ella se acercara al che y sonreí -si, creo que me enamoré- dije casi de manera divertida mientras la veía meter la cabeza dentro del capo. Por lo general y a mujer que supiera de mecánica solía parecerme sensual pero en los últimos días no dejaba de pensar en la traidora rusa y en lo que había pasado.

Una vez que terminó de hablar sonreí -las damas primero - me hice a un costado para que ella pasara -estos lugares suelen estar llenos de zombies- comence a caminar a su lado -pero tu refugio está cerca ¿No?- ella no llevaba armas a la vista y tampoco una mochila, y aunque fuera nómada siempre llevan algo más que solo su ropa lo que me decía que debía estar con alguien más y que debía estar cerca. Resumiendo, tenía que tener cuidado con ella.

El centro comercial estaba abierto, lo que para mí quería decir que seguramente ya estaba bastante saqueado pero al menos teníamos que arriesgarnos. Al entrar note que tenía muy poco luz así que metí la mano en bolsillo y busque la linterna -¿Quieres ir por tu parte o prefieres que nos mantengamos juntos?- porque la verdad es que a mí no me molestaba ninguna de las dos

— Vaya, hasta hemos superado lo del arma... — añadió con aire irónico. — Y no me juzgues, es mejor así, bastante hay con los zombies como para que encima los vivos también nos llevemos mal — comentaba en voz baja mientras que ellos dos andaban en dirección a la entrada del Centro Comercial. — ¿Mi refugio? Si acaso se le puede llamar así... sí — Ireth se había estado refugiando junto a Jason, su pareja, en una casa no muy lejos de allí. No había sido gran cosa en el pasado y ahora lo era menos, pero al menos habían podido descansar.

— ¿Y qué hay de ti? — añadió mientras introducía sus manos en los bolsillos del abrigo. Las temperaturas eran cada vez más bajas y el frío insoportable. Ireth no se cortó en preguntarle, al igual que él había hecho con ella. Resultaba curioso que fueran juntos como si nada hacia el edificio, después de todo se acababan de encontrar y el mundo apestaba, literal y figuradamente. La gente ya no guardaba ningún tipo de moral y había que andarse con mil pares de ojos. Pero allí estaban ellos dos, yendo de compras juntos.

— Por cierto... soy Ireth — lo miró de reojo. — Bueno, ya que me he presentado, sigamos juntos, ¿no? — encogió sus hombros. Los ojos de Ireth observaban los azules de él y después le siguió hacia el interior del edificio. Bajo el abrigo portaba sus armas. Ni siquiera traía su mochila porque creyó que de encontrar algo interesante que llevarse, también encontraría donde guardarlo.

Se trataba de un enorme hall, rodeado en su inicio por establecimientos que habían sido de comida basura. El olor era asqueroso y ella lo achacó a que seguramente toda la comida que pudiera quedar allí ya habría caducado hacía mucho tiempo atrás. En frente tenían lo que debió ser una fuente y ahora no era más que una figura sucia y vieja. — Las tiendas están más adelante — primero deberían dejar restauración atrás. El suelo estaba lleno de polvo y más suciedad, pero a parte de la dejadez por falta de cuidados, lo que más le sorprendía era la tranquilidad que había en el lugar. De haberse encontrado un par de zombies hasta habría estado más tranquila, pero esa calma la tensaba, porque solo parecía avecinar una gran tormenta.

— Será mejor que vayamos con calma y sin hacer ruido — avisó en un susurro, mientras se fijaba dónde ponía sus pies. — Demasiada calma... — su voz sonó suave y muy baja. Ireth ponía sus ojos en todas partes, mientras levantaba con cuidado su abrigo para sacar de su cinturón el machete que la había estado acompañando durante todo aquel tiempo.

Levante una ceja con su frase de superar el arma ¿Que clase de loca era? Porque ella no sabía si yo era uno de esos hijos de puta que andaba por allí ¡Espera! Si lo soy, porque todos dicen que los pertenecemos a Umbrella somos unos verdaderos hijos de puta sin alma ¿No? A ver, si tuviera que dispararle por algo importante supongo que lo haría pero no somos unos idiotas que repartimos plomo porque si ¿Se entiende? En fin, su frase me hizo gracia y estuve a punto de responderle de una de esas maneras bien machistas que le joden a las mujeres, pero creí que lo mejor era mantener todo en son de paz

Bueno, ella decía que no podía llamarse refugio a donde se estaba quedando pero yo había tenido razón, ella estaba con más personas y si alguien se enteraban que yo era un indeseable de umbrella probablemente tendría problemas. Pero estaba seguro de poder guardar el secreto lo suficiente como para encontrar lo que necesitaba para el auto y largarme de allí ¿No?

Probablemente lo mejor sería mentir pero me daba algo de vagancia así que dije -en realidad estoy solo y sin refugio, creo que me gusta la idea de libertad- dije con tranquilidad una pequeña sonrisa. No había mentido en nada, solo evite el tema de que solía vivir en un refugio de umbrella, que jamás había estado tanto tiempo intentando sobrevivir en el mundo actual y que por lo general donde yo vivía el mundo estaba a la perfección.

Estire la mano y dije - Mich- no soy de ponerme formal y mucho menos en esa situación. Por lo que cuando ella dijo que lo mejor era seguir juntos asentí -la última vez que entre a un centro comercial estaba lleno de zombies así que deberías prepararte para eso- por mí parte el hecho de que me mordieran no era una molestia en total.

Una vez que entramos el olor a mí en general no me molestaba - vamos a las cocinas, quizás encontremos algo- de golpe de mí mochila salió un mapache, si, como lo dije, un mapache. Lo había encontrado hacía como dos semanas ya, estaba algo lastimado pero se había acostumbrado a mí presencia y quizás el hecho de que lo haya curado hacía que se quedará conmigo. Salió de la mochila y comenzó a caminar hacia la cocina más cercana -oye, no te pierdas, o me iré sin ti- le dije al animal mientras comenzaba a revisar los estantes de una cocina.

Miré a la chica con una sonrisa -creo que es mí compañero. Lo encontré lastimado y se ha acostumbrado a mí, es algo independiente pero siempre que hay zombies vuelve a mí. Así se que tengo que irme- sonreí con algo de tranquilidad

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No pudo evitar sonreír con cierta extrañeza al sujetar su mano. Mich, así se llamaba y a ella le resultó tierno que le ofreciera su mano. Resultó ser una vieja costumbre de la que prácticamente se había olvidado, por lo que fue agradable para variar.

— ¡¿Pero qué...?! — Ireth se echó a un lado cuando la mochila del hombre se abrió. Se llevó un buen susto al ver como aquel animal salía como si aquella cosa fuera lo más normal del mundo. — ¿Tú sabes que los mapaches muerden, no? Transmiten enfermedades, pueden tener la rabia... — se acercó lentamente hacia uno de los laterales del restaurante para mirar de reojo como el animal se iba por ahí. — Ya suficiente hemos tenido con una pandemia, ¿quieres otra para terminar de rematar a los que quedan? — fue imposible que a Ireth no le saliera su vena de médico y se pusiera alerta. Pero también quería encontrar comida y aquella cocina no parecía un lugar tan malo, así que lo haría lo más lejos posible del mapache.

— ¿Tiene nombre el mapache? — se sintió curiosa, aunque no quería saber mucho más de él. Cuanto más lejos mejor, le parecían criaturas impredecibles y no podía evitar sentir cierto temor. Se acercó a las taquillas de los empleados, allí encontró unos vaqueros que parecían de su talla y una camiseta, dentro de una bolsa de deporte. Como estaban limpios se colgó la bolsa al hombro, ya que no se sabía cuándo volvería a encontrar ropa. En los muebles, pese a todo el desorden, suciedad y comida podrida, que prefirió no mirar, se topó también con comida y todo lo echó en la misma bolsa. Parecían tener suerte, ya que no se veía gran cosa y entonces de la nada, tras los fogones se levantó un zombie, que provocó que Ireth soltara un grito ahogado ante la sorpresa y cayera hacia atrás, torpemente.

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Deje salir una risa cuando la escuché hablar de lo que el mapache podía llegar a hacer y dije -si, se que muerde, cuando lo encontré con la pata lastimada me mordio- me encogió de hombros, el virus T me había hecho un hombre más que fuerte - los perros también trasmiten la rabia y otros animales. No hay vacunas pero si fuera un perro probablemente no lo mirarlas tan mal. No deberías ser tan racista. El mapache es un buen compañero, es un cabron egoísta y tiene un carácter asqueroso pero creo que le caigo bien, al siempre vuelve-

Seguía mirando el lugar cuando ella pregunto el nombre del animal -¿Mapache?- dije sonriendo, la verdad es que no había pensado en eso. Me gire buscando cosas mientras ella y yo hablabamos. Casi me sentí un completo suertudo cuando encontré unos frascos de café, quizás si tenía la suficiente suerte también podría encontrar algo de agua para calentarla y beber un café.

Cuando ella solto el grito, fue exactamente cuando me gire para notar a un zombie que iba contra ella. Saque el cuchillo de mí cintura y me fui hacia ella. Tome al zombie del hombro y el intento morderme pero clave el cuchillo en la base de su cabeza por la parte de atrás, dejó de moverse en el instante y yo lo dejé caer al suelo mientras sacaba el cuchillo de la cabeza del zombie -estas bien?- pregunté mientras sacaba la linterna de mí bolsillo y comenzaba a iluminar el lugar con el grito de ella seguramente había atraído a más caminantes

■ Cuchillo militar:  [Daño: 10 + Fuerza]
Daño: 10 + 4= 14

Ataque Mich AC 3+10= 14
Defensa Mich 3 + 8= 11

Ataque zombie 2 + 2= 4
Defensa zombie 1 + 4=5
Vida [0/10] zombie Muerto

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#1 '¿Qué hay ahí?' :

#1 Resultados :


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#2 'Números' :

#2 Resultados :


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#3 'Números' :

#3 Resultados :

No le dio tiempo a reaccionar, nada más que a asustarse por la impresión y poco más. Además de sentirse muy, pero que muy torpe. — Sí, solo es mi ego herido... — con un largo suspiro se puso en pie y sacudió sus ropas. — Y tú mismo acabas de marcar las diferencias entre un perro y un mapache, son animales salvajes, impulsivos, impredecibles... un perro al contrario me parecen más cariñosos y... — Ireth se cayó cuando el mapache regresó con ellos. Fue como si el animal la mirase fijamente, entendiendo sus palabras y molesto por ellas. La rubia cayó lentamente hasta dejar de decir nada.

— Había un mapache en unos cómic, Rocket creo que se llamaba, pero el hablaba y este solo parece juzgarte con la mirada... — sus ojos se pusieron en blanco cuando volvió a mirar al animal. Ireth salió de las cocinas, para seguir investigando, siguiendo de cerca a Mich. Pese al zombie que los había sorprendido todo se veía muy tranquilo y ella estaba bien tensa, porque no quería más sorpresas como la de hacía apenas un momento.

— ¡Oh, pero que lujo! — exclamó al encontrar una lata de comida tirada en el suelo, oculta por unos muebles rotos. Ireth la echó en su mochila. — ¿Entonces no tienes a nadie...? — añadió mientras se colocaba a un lado de él. La joven le miró con curiosidad, el hombre parecía disfrutar de esa soledad, libertad, sí, pero no pudo evitar sentir cierta lástima.

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'¿Qué hay ahí?' :

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Parecía que esa cosa no había llegado a tocarla y está vez ha Is terminado con el de una manera muy rápida, comenzaba a pensar que realmente me gustaba ese cuchillo y que cuando volviera a la base, le lo quedaría, porque desde que había salido de la base, este era la única manera cosa que realmente me había servido -bueno, supongo que yo me hubiera sentido peor si no lo hubiera matado. Antes de toda esta porquería era policía- y no mentía, solo evitaba contar que luego había renunciado y había terminado trabajando para Umbrella.

Deje que ella se levantará mientras miraba pie allí si había algo más para encontrar una botella de agua. Es raro, jamás había pensado que eso podía ser oro puro hasta que me había quedado fuera de la base. No dude en abrirla y beber un poco de ella, había estado realmente sediento. Así que cuando hablo del mapas - pero no todos queremos macostas que estén pegadas a nosotros. El es independiente, pero aprendio que puede confiar en mí como para ir conmigo y yo puedo confiar en sus instintos animales ¿Para que más? - busque algo donde ponerle un poco de agua al mapache que se acercó rápidamente a beber y le pase la mano por la espalda -lo siento amigo, aún no tengo nada de comida-

Luego de eso me levanté y le tendi la botella de agua a la chica - ¿Quieres?- salimos de las cocinas y sostuve la puerta para que el mapache me siguiera, cosa que hizo y yo me quedé pensando con su pregunta -bueno hace poco me encontré con una amiga pero ella parece tener personas a las que quieres y yo desde muy pequeño aprendí a no aferrarte a nadie- eso no tenía nada que ver con umbrella sino con la única lección que le habían dado sus padres biológicos, siempre estás solos y debes aprender a sobrevivir así -¿Que hay de ti? ¿Un grupo grande o pocas personas?-

Trate de no pensar en Ligeia, no porque me molestara que ella no volviera conmigo sino por ese cosquilleo raro que sentía al pensar en ella. Osea, ella siempre me había gustado, yo no había escondido eso pero ¿Que había cambiado? Quizás que ahora solo pensaba en matar al imbécil de Miles por lo que había hecho con ella y ese es el maldito punto, ella no era nada mío para que quisiera vengarme por ella. No había notado que me ha Is quedado quieto hasta que levante la vista y negué -lo siento, me quedé pensando en una estupidez- sonreí de costado y seguí avanzando

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'¿Qué hay ahí?' :

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— Sigo con mi pareja — respondió pensando en Jason. — Tengo una hija y una hermana... — al hablar de ellas su expresión cambió. Puesto que no sabía decirlo en presente o en pasado, pero ella se negaba a hacerlo. Una parte de Ireth estaba furiosa con Jason por no haberla dejado ir busca de ellas y tendría que vivir con ello toda su vida.

— Bueno, tu mapache parece tener sus pros y sus contras... los pros no están mal — al final el tipo parecía haberla convencido de que tenerlo de mascota no parecía algo tan descabellado, pero ella por si acaso seguiría manteniéndose a un lado de él. Por si las moscas. — ¿Seguro que aprendiste a no aferrarte a nadie? — contestó ella. — La has llamado amiga y a juzgar por tu expresión se nota que te importa — puntualizó ella, aunque tal vez se estuviera equivocando. — Yo debí haberme esforzado más por mi hija y mi hermana... — Ireth tomó la botella para darle un trago y se la devolvió seguidamente. — Gracias — hizo una breve pausa y continuó con sus palabras mientras caminaba. — Lo que quiero decirte es que si las encontrase de nuevo, nada ni nadie me haría volver a perderlas. Hasta ese mapache te importa, ¿y qué nos queda hoy en día a parte de los zombies? — Ireth hablaba en voz baja, no muy lejos del hombre. — Poder apoyarnos en alguien es lo único bueno a lo que podemos aferrarnos después de toda esta mierda Mich — Ireth se adelantó al hombre. — Yo era, y supongo que sigo siendo, médico, si necesitas algo... menos recetas... — alzó ambas manos con deje irónico. Había encontrado un par de latas de leche en polvo y le cedió una al hombre, creyendo que compartir no era tan mala idea. La mujer avanzaba por el pasillo, saliendo del restaurante hacia el hall, se mordió el labio con cierto nerviosismo cuando vio que no estaban solos, y que más zombies llegaban en dirección hacia la tienda, como si los hubieran escuchado llegar.

— Mierda — Ireth desenfundó su machete. Trató de atacar al zombie, pero en el último momento este se giró para morderla e Ireth se lanzó hacia un lateral esquivando su ataque. Sus ojos se abrieron mucho mirando de reojo al otro hombre. El mismo zombie volvió a tratar de atacarla y ella giró sobre su cuerpo, prácticamente rodando para evitar que la lastimara. Su machete cayó de su mano sin que pudiera atacarle, tan torpemente que hasta se sintió culpable.

Dados:

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#1 '¿Qué hay ahí?' :

#1 Resultados :


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#2 'Números' :

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