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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Gajes del oficio [Jesse Doe]
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17 de noviembre de 2011.
12:37 - Raccoon City, EE.UU.
Había pasado una semana, pero los recuerdos eran tan duros y aterradores que Alice aún seguía tensa, que sus ojos analizaban cualquier esquina con miedo a que una de esas criaturas apareciera. Sus marcadas ojeras indicaban que apenas dormía y sus perfectas uñas de color negro ya no eran tan perfectas, porque básicamente se había estado arrancando el esmalte. Se la veía más inquieta de lo normal y cualquier ruido la ponía alerta.
Se encontraba sentada en el banco de madera que había junto a la puerta de O'Hara. Habían sido suspendidos, oficialmente. Y O'Hara tenía aún la poca desfachatez de decirles que tenían que agradecer que la unidad no fuera desmantelada. Que iba a pelear por ello, pero que no prometía nada.
Alice, quien siempre había tenido famas de no callarse una, le devolvió los gritos. Sacó fuerzas de donde no las había para recriminar que los estaba vendiendo. Que tenía que escucharles, que debían hacer una redada a la de ya en las oficinas de Umbrella... y sugerir que tal vez, solo tal vez, O'Hara se estaba comportando como una bruja... era quedarse cortos con lo que había pasado realmente. La echó, y ahora tenía que quedarse allí fuera y esperar a que los pocos compañeros que habían sobrevivido a Arklay salieran del despacho. Solo pensar en ello... el nudo en el estómago la oprimió de nuevo. Respiró hondo, soltó el aire y miró a varios lados del pasillo tratando de contener las lágrimas.
- No puedo más... - susurró para sí misma limpiándose las lágrimas que habían comenzado a caer. Aún podía recordar el olor de la sangre de Elizabeth, los gritos de su prometido, su llanto suplicando porque la salvara, los ladridos de los canes fuera de la entrada.
El sonido de la puerta del despacho de O'Hara al abrirse la sacó de aquel estado de ensoñación. Alice se puso en pie de un salto, totalmente alerta. Se podía ver perfectamente que había estado llorando, básicamente porque se le había corrido todo el lápiz de ojos negro.
- ¿Y bien, qué más ha dicho esa zorra de O'Hara? - no dio ningún rodeo, siempre había sido muy clara y concisa con sus pensamientos. Se pasó las manos por las mejillas en un intento de mostrarse tranquila, pero esa maraña de nervios que era Alice no se podía disimular.
12:37 - Raccoon City, EE.UU.
Había pasado una semana, pero los recuerdos eran tan duros y aterradores que Alice aún seguía tensa, que sus ojos analizaban cualquier esquina con miedo a que una de esas criaturas apareciera. Sus marcadas ojeras indicaban que apenas dormía y sus perfectas uñas de color negro ya no eran tan perfectas, porque básicamente se había estado arrancando el esmalte. Se la veía más inquieta de lo normal y cualquier ruido la ponía alerta.
Se encontraba sentada en el banco de madera que había junto a la puerta de O'Hara. Habían sido suspendidos, oficialmente. Y O'Hara tenía aún la poca desfachatez de decirles que tenían que agradecer que la unidad no fuera desmantelada. Que iba a pelear por ello, pero que no prometía nada.
Alice, quien siempre había tenido famas de no callarse una, le devolvió los gritos. Sacó fuerzas de donde no las había para recriminar que los estaba vendiendo. Que tenía que escucharles, que debían hacer una redada a la de ya en las oficinas de Umbrella... y sugerir que tal vez, solo tal vez, O'Hara se estaba comportando como una bruja... era quedarse cortos con lo que había pasado realmente. La echó, y ahora tenía que quedarse allí fuera y esperar a que los pocos compañeros que habían sobrevivido a Arklay salieran del despacho. Solo pensar en ello... el nudo en el estómago la oprimió de nuevo. Respiró hondo, soltó el aire y miró a varios lados del pasillo tratando de contener las lágrimas.
- No puedo más... - susurró para sí misma limpiándose las lágrimas que habían comenzado a caer. Aún podía recordar el olor de la sangre de Elizabeth, los gritos de su prometido, su llanto suplicando porque la salvara, los ladridos de los canes fuera de la entrada.
El sonido de la puerta del despacho de O'Hara al abrirse la sacó de aquel estado de ensoñación. Alice se puso en pie de un salto, totalmente alerta. Se podía ver perfectamente que había estado llorando, básicamente porque se le había corrido todo el lápiz de ojos negro.
- ¿Y bien, qué más ha dicho esa zorra de O'Hara? - no dio ningún rodeo, siempre había sido muy clara y concisa con sus pensamientos. Se pasó las manos por las mejillas en un intento de mostrarse tranquila, pero esa maraña de nervios que era Alice no se podía disimular.
-Vi cosas terribles en la guerra... Muchas de ellas permanecerán conmigo hasta el día en que muera. Pero nunca, jamás, vi nada igual a lo que había en esa mansión- vivos y muertos tenían razón, La Capitana O'Hara tenía el corazón helado y sin embargo lo que Jesse nunca se imagino fue que seguiría siendo así incluso con los miembros de su propia unidad. Aún luego de lo sucedido -¿quieren desgarrar lo poco que quedo de nosotros? Pueden servirse- el capitán siempre había sido representado una figura de respeto para el joven, ¿Cómo llenar esos zapatos? Hasta ahora se había caracterizado por ser una personalidad sarcástica y pese a lo que sabía hacer, imperfecta... A pesar de eso, tras su paso por La Mansión Spencer, Jesse parecía haber envejecido unos años -pero una amenaza de riesgo biológico de la magnitud que experimentamos debe ser sometida a investigación- suponía que el prometido de Elizabeth no había hecho más que construir obstáculos entre ellos y La Capitana, y continuaba haciéndolo -somos la unidad Alpha de S.T.A.R.S., éramos los mejores- mantener la compostura siempre había sido uno de sus fuertes, pero no estaba dispuesto a permanecer callado -vimos lo que vimos, y todas las historias concuerdan- excepto la de ese desgraciado, y fue esa la carta que La Capitana O'Hara utilizo en su contra -La Corporación Umbrella realiza experimentos en seres vivos hasta convertirlos en abominaciones mortales, hay una conspiración y somos cabos sueltos, ¿Qué no ven la posición vulnerable a la que nos están arrinconando?-
Escucho lo siguiente: "Stephens le lavo el cerebro. Cree saber lo que dice, pero es casi un niño".
La mirada de Jesse podía llegar a ser pesada, demasiada adrenalina que solía mantenerse bajo control -¿que pensaría Elizabeth si se diera cuenta de la basura que tenía a su lado...? Llámame niño... una vez más- fue audible el grito que provenía de la oficina, pero en esa ocasión no se trató de Alice, sino de La Capitana.
Jesse salió por la puerta de primero, y no porque no hubiese sido capaz de seguir hablando. No iba a obtener nada ni ofreciéndole a esa mujer su carrera y buen nombre -la boca, Alice. Ven- cruzo al lado de su compañera con gesto sombrío más que alterado -hablemos en otra parte- ese lugar sería el segundo piso de la zona este de la comisaria, que no solía tener mucho movimiento a menos que el helipuerto se encontrara en uso.
-Estamos peor de lo que pensaba- suspiro con pesadez, La Capitana no solo no quería verlos con su uniforme o dotación -tampoco quiere vernos a nosotros. No hasta que nos llame ella misma- de cuando en cuando observaba los alrededores simulando que lo que buscaba ver era la belleza del cielo de esa hora -no habrá investigación, ni interna ni oficial- sus ojos se enfocaron por último en los de su compañera -a este paso todos habrán muerto en vano, pero lo que es peor, Umbrella y sus experimentos son una amenaza para cualquiera, si no hacemos algo-
Escucho lo siguiente: "Stephens le lavo el cerebro. Cree saber lo que dice, pero es casi un niño".
La mirada de Jesse podía llegar a ser pesada, demasiada adrenalina que solía mantenerse bajo control -¿que pensaría Elizabeth si se diera cuenta de la basura que tenía a su lado...? Llámame niño... una vez más- fue audible el grito que provenía de la oficina, pero en esa ocasión no se trató de Alice, sino de La Capitana.
Jesse salió por la puerta de primero, y no porque no hubiese sido capaz de seguir hablando. No iba a obtener nada ni ofreciéndole a esa mujer su carrera y buen nombre -la boca, Alice. Ven- cruzo al lado de su compañera con gesto sombrío más que alterado -hablemos en otra parte- ese lugar sería el segundo piso de la zona este de la comisaria, que no solía tener mucho movimiento a menos que el helipuerto se encontrara en uso.
-Estamos peor de lo que pensaba- suspiro con pesadez, La Capitana no solo no quería verlos con su uniforme o dotación -tampoco quiere vernos a nosotros. No hasta que nos llame ella misma- de cuando en cuando observaba los alrededores simulando que lo que buscaba ver era la belleza del cielo de esa hora -no habrá investigación, ni interna ni oficial- sus ojos se enfocaron por último en los de su compañera -a este paso todos habrán muerto en vano, pero lo que es peor, Umbrella y sus experimentos son una amenaza para cualquiera, si no hacemos algo-
- La boca - le imitó haciendo rodar los ojos. - Bastante poco le he dicho para lo que se merece... - mientras seguía a Jesse, Alice desvió la mirada hacia el despacho de O'Hara. - Menuda jefa de policía, nos está vendiendo - insistió hablando bien alto para que ella pudiera escucharla.
Siguió a Jesse, no estaban muy lejos de la zona que servía de despacho para los STARS, Alice se sintió apenada. No pudo evitar pensarlo, aquel era su segundo hogar y ahora... no solo dejaría de serlo, tendría que ir a por sus cosas y ver la mesa de Elizabeth y los demás. Sintió una punzada en el corazón
- Jesse... - respiró hondo. - Todo está mal - la cabeza le daba vueltas y se sentía tan abrumada... - ¿Por cierto, dónde está Brad? - preguntó con algo de exasperación. - Dijo que vendría a dar su testimonio, maldito traidor... - estaba muy enfadada con él, no dejaba de abandonarlos en las peores situaciones.
- Jesse, tengo una teoría - su rostro se puso más pálido de lo que ya estaba. - Pero... igual es algo muy descabellada, aunque después de lo que hemos vivido... creo que cualquier cosa puede pasar - una amarga sonrisa apareció en su rostro. - Creo que... - calló un segundo mirando a su alrededor. - Pienso que O'Hara nos ha vendido literalmente, bueno, que se ha vendido ella en realidad. Sospecho que Umbrella la tiene en nómina - bajó algo más la voz, tanto que se preguntó si le habría escuchado de verdad.
- ¿Cómo explicarías si no lo que está haciendo? Pasa de nosotros, no nos cree y suspende nuestra unidad... - se estaba poniendo nerviosa por momentos conforme recordaba todo. - No tiene sentido.
Siguió a Jesse, no estaban muy lejos de la zona que servía de despacho para los STARS, Alice se sintió apenada. No pudo evitar pensarlo, aquel era su segundo hogar y ahora... no solo dejaría de serlo, tendría que ir a por sus cosas y ver la mesa de Elizabeth y los demás. Sintió una punzada en el corazón
- Jesse... - respiró hondo. - Todo está mal - la cabeza le daba vueltas y se sentía tan abrumada... - ¿Por cierto, dónde está Brad? - preguntó con algo de exasperación. - Dijo que vendría a dar su testimonio, maldito traidor... - estaba muy enfadada con él, no dejaba de abandonarlos en las peores situaciones.
- Jesse, tengo una teoría - su rostro se puso más pálido de lo que ya estaba. - Pero... igual es algo muy descabellada, aunque después de lo que hemos vivido... creo que cualquier cosa puede pasar - una amarga sonrisa apareció en su rostro. - Creo que... - calló un segundo mirando a su alrededor. - Pienso que O'Hara nos ha vendido literalmente, bueno, que se ha vendido ella en realidad. Sospecho que Umbrella la tiene en nómina - bajó algo más la voz, tanto que se preguntó si le habría escuchado de verdad.
- ¿Cómo explicarías si no lo que está haciendo? Pasa de nosotros, no nos cree y suspende nuestra unidad... - se estaba poniendo nerviosa por momentos conforme recordaba todo. - No tiene sentido.
Siempre había sido alguien más que funcional bajo presión, pero comenzaba a decirse a sí mismo que aquello era simplemente demasiado, y sabia como desde ese punto todo podía irse cuesta abajo. No obtendrían la justicia que buscaban, no con O'Hara, y pensar que a la sombra de lo que quedo del equipo acechaba una tragedia anunciada no le ayudaba a organizar más sus ideas, ¿realmente habían sobrevivido a ese infierno solo para morir como ratas? Él mismo no estaría allí de no ser por Alice, ¿acaso no había nada que pudiera hacer por ella? ¿Cuál era el significado de lo que había sucedido? ¿Y dónde estaba la lección? -...- Jesse se perdió en sus pensamientos por un instante, impotente, más casi inexpresivo bajo el objetivo de mantener las apariencias -estamos cada vez más solos, y no creo que vaya a mejorar- realidad que los abofeteaba.
Su mirada giro en torno a la de su compañera al escucharla, si había algo que se le estaba escapando, quería saberlo -¿mhm?- los mismos ojos se entrecerraron en torno a ella al escucharla, como si la estuviera juzgando por la gravedad de lo que decía aunque no fuera así, durante unos segundos lo proceso como pudo -desearía pensar que el estrés te frio el cerebro- pero Alice no estaba loca y a él no le parecía descabellada su teoría, aun cuando en lo más profundo de su ser quería aferrarse a no ver tal posibilidad, más las palabras de su compañera lo desarmaron en el acto. No había mirado los alrededores nuevamente debido a que ella ya lo había hecho, pero antes de responder con disimulo paseo nuevamente su mirada por el espacio, divisando a dos oficiales que como ellos, se plantaron a platicar a una distancia prudente -a las siete en punto. No... te gires, nos observan- se froto con su mano derecha la sombra de la barba que le había crecido en los últimos días -si lo que dices resulta ser cierto, entonces deberíamos ir por nuestras cosas, salir de este lugar y desaparecer por un tiempo. Presiento que querrán silenciarnos- y aquello estaba causando un conflicto en su interior, no era solo que pudieran matarlos, la Corporación Umbrella no podía seguir experimentando y salirse con la suya -¿te veo en la oficina? Iré a… recoger unos papeles-
Su mirada giro en torno a la de su compañera al escucharla, si había algo que se le estaba escapando, quería saberlo -¿mhm?- los mismos ojos se entrecerraron en torno a ella al escucharla, como si la estuviera juzgando por la gravedad de lo que decía aunque no fuera así, durante unos segundos lo proceso como pudo -desearía pensar que el estrés te frio el cerebro- pero Alice no estaba loca y a él no le parecía descabellada su teoría, aun cuando en lo más profundo de su ser quería aferrarse a no ver tal posibilidad, más las palabras de su compañera lo desarmaron en el acto. No había mirado los alrededores nuevamente debido a que ella ya lo había hecho, pero antes de responder con disimulo paseo nuevamente su mirada por el espacio, divisando a dos oficiales que como ellos, se plantaron a platicar a una distancia prudente -a las siete en punto. No... te gires, nos observan- se froto con su mano derecha la sombra de la barba que le había crecido en los últimos días -si lo que dices resulta ser cierto, entonces deberíamos ir por nuestras cosas, salir de este lugar y desaparecer por un tiempo. Presiento que querrán silenciarnos- y aquello estaba causando un conflicto en su interior, no era solo que pudieran matarlos, la Corporación Umbrella no podía seguir experimentando y salirse con la suya -¿te veo en la oficina? Iré a… recoger unos papeles-
- Ojalá fuera una broma de muy mal gusto, pero... - no continuó con la frase. Su rostro estaba tan serio, que podría echarse a llorar. Se mordió el labio inferior, había escuchado lo que Jesse le explicaba, había gente tras ellos. Oficiales de policía, no miró, confió en él. Por eso había callado, tratando de disimular.
- Sí, debería ir al despacho a recoger mis cosas - pronunció lentamente las palabras, no quería ir. No quería enfrentarse a aquellos fantasmas aún, porque primero sería regresar a un lugar en el que todo le recordaría a aquellos que habían perdido, segundo, recoger sus cosas sería afirmar que lo que estaba pasando era el fin de su carrera.
- No sé sí... - estaba dudando. No quería ir, pero debía ir. - A las siete, en la oficina - asintió. Alice tragó saliva. Las palabras de Jesse no habían caído en saco roto, aquel "silenciarnos" se le había clavado bien hondo y hasta le había revuelto el estómago. No se lo podía creer, todo aquello parecía sacado de una película de terror.
Trataba de mostrarse natural, de hacer como que todo estaba bien, pero era evidente que no. Sus marcadas ojeras bajo los ojos, los tics en sus manos, lo recta y tensa que estaba. No, era evidente que Alice estaba nerviosa y le ocurría algo.
- Nos vemos en unas horas... - ni siquiera quería irse o separarse de él, no quería quedarse sola con sus pensamientos. Se dio la vuelta para marcharse. Los dos agentes estaban allí apoyados en la pared. Alice caminó, tratando de ir calmada, saludó como si nada, tratando de mostrar naturalidad, no supo si lo había conseguido.
Bajó las escaleras hacia el vestíbulo y cuando salió fue directa hacia la parada del bus, ni había venido en coche, no fue capaz de conducir. Se sentó en el banco y observó hacia el frente. Le pareció ver algo, alguien que caminaba torpemente. Alice se puso en pie de un salto, aterrada, tratando de alcanzar su arma, que ya no estaba en el cinturón... se puso aún más nerviosa y entonces, se dio cuenta de que la persona era Jerrow, lo había conocido en alcohólicos anónimos. Llevaba una bolsa de papel en la mano, seguramente llevaba una botella dentro. Se reía, no había conseguido dejarlo y parecía, que pese a todos sus problemas, estaba bien, reía, caminando torpemente, dándole igual su estado, su ropa sucia... Alice volvió a sentarse lentamente en el banco, sin darse cuenta de que estaba temblando.
- Sí, debería ir al despacho a recoger mis cosas - pronunció lentamente las palabras, no quería ir. No quería enfrentarse a aquellos fantasmas aún, porque primero sería regresar a un lugar en el que todo le recordaría a aquellos que habían perdido, segundo, recoger sus cosas sería afirmar que lo que estaba pasando era el fin de su carrera.
- No sé sí... - estaba dudando. No quería ir, pero debía ir. - A las siete, en la oficina - asintió. Alice tragó saliva. Las palabras de Jesse no habían caído en saco roto, aquel "silenciarnos" se le había clavado bien hondo y hasta le había revuelto el estómago. No se lo podía creer, todo aquello parecía sacado de una película de terror.
Trataba de mostrarse natural, de hacer como que todo estaba bien, pero era evidente que no. Sus marcadas ojeras bajo los ojos, los tics en sus manos, lo recta y tensa que estaba. No, era evidente que Alice estaba nerviosa y le ocurría algo.
- Nos vemos en unas horas... - ni siquiera quería irse o separarse de él, no quería quedarse sola con sus pensamientos. Se dio la vuelta para marcharse. Los dos agentes estaban allí apoyados en la pared. Alice caminó, tratando de ir calmada, saludó como si nada, tratando de mostrar naturalidad, no supo si lo había conseguido.
Bajó las escaleras hacia el vestíbulo y cuando salió fue directa hacia la parada del bus, ni había venido en coche, no fue capaz de conducir. Se sentó en el banco y observó hacia el frente. Le pareció ver algo, alguien que caminaba torpemente. Alice se puso en pie de un salto, aterrada, tratando de alcanzar su arma, que ya no estaba en el cinturón... se puso aún más nerviosa y entonces, se dio cuenta de que la persona era Jerrow, lo había conocido en alcohólicos anónimos. Llevaba una bolsa de papel en la mano, seguramente llevaba una botella dentro. Se reía, no había conseguido dejarlo y parecía, que pese a todos sus problemas, estaba bien, reía, caminando torpemente, dándole igual su estado, su ropa sucia... Alice volvió a sentarse lentamente en el banco, sin darse cuenta de que estaba temblando.
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