Teeth [Drake Ackerman]

— Creo que estamos llegando — la rubio interrumpió el silencio repentinamente. Había comenzado a reducir la velocidad del jeep hasta prácticamente detenerse en mitad de la carretera. El deteriorado asfalto, coches abandonados... nada de aquello llamó su atención, solo el cartel oxidado, que indicaba algunas ciudades cercanas. Encima, con spray rojo chillón alguien había pintado las palabras "THE ENCLAVE", acompañado de una flecha que señalaba hacia adelante.

— Lo suyo no debe ser la sutilidad — frunció el ceño y desvió la mirada hacia Ackerman. — ¿Cómo vas? — no habían hablado mucho durante el trayecto. Había sido largo, porque habían tenido que parar a descansar. Sin muchos sobresaltos durmieron en el mismo coche, aunque ella se pasó la mayor parte del tiempo con un ojo abierto, por temor a que fueran asaltados o a que apareciera una horda nómada.

— Tucumcari — pronunció al leer el cartel. Condujo durante unos pocos kilómetros más hasta que las enormes murallas se alzaron delante de ellos. Confirmó que aquel lugar no pretendía esconderse cuando su mirada se detuvo en el cartel de luces que indicaba que había alojamientos disponibles. — Curioso — conforme se acercaba con el vehículo, las puertas principales se abrieron, así que Erica, ni corta ni perezosa se adentró en el lugar con el jeep.

Había hombres armados por todas partes, varios le señalaron a la mujer dónde tenía que aparcar y detuvo el vehículo. Al bajarse uno de ellos le saludó y le indicó que debían pasar primero por la recepción; a la derecha. Observé a Drake aún en el vehículo dudosa.

— No os van a morder, ahí está recepción, os atenderán, darán una habitación, horarios y os cobrarán, es obligatorio, también os explicarán las normas del refugio, venga, no perdáis el tiempo — explicó el tipo, el cual por cierto no tenía pinta de ser muy agradable.

— Está bien — cedió con un encogimiento de hombros. Le hizo una seña a Drake para que la siguiera. La rubia entró en la oficina de recepción: se trataba de la típica recepción de un motel. En la pared había cuadros de paisajes y algunas fotografías. Erica se acercó al mostrador y tras observar la típica campana la hizo sonar.

Una mujer morena, de tez pálida y grandes gafas de pasta de color negras asomó de lo que parecía una oficina.

— Hola, buenas tardes, ¿en qué les puedo ayudar? — vestía un traje negro con americana y parecía alguien agradable, la típica persona que Erica no habría pensado que sobreviviría al fin del mundo.

— He oído de este lugar, somos mercenarios — se señaló a ella y a Drake.

— ¡Genial! Todo el mundo es bien recibido, pero en especial los mercenarios... Tenéis que apuntaros en el libro de huéspedes y os guiaré a vuestra habitación — la mujer les acercó un libro con un bolígrafo y se dio la vuelta para buscar entre las llaves de un panel. — Deberán entregarnos un pago a modo de fianza, se les devolverá cuando hagan su primer encargo, El Enclave se lleva una comisión, evidentemente — sonrió, acto seguido les entregó un folleto de información: normas.

— El pago de fianza debe ser algo interesante, deben enseñarme armas, medicina, comida, objetos de valor... yo os diré si nos interesa, la fianza no se devolverá si pasan quince días desde vuestro ingreso sin realizar algún encargo. En esa situación deberán volver a realizar otro pago — la joven iba señalando rápidamente las normas en el folio, le dio la vuelta y comenzó a hablar sobre la instalación, horarios de comidas, desayunos... todo eso era para ellos simplemente por acercarse al tablón de anuncios y realizar trabajos.

3# Diario de Actividad

THE ENCLAVE

■ @Erica Ashcroft y @Drake Ackerman llegan a nuestro querido refugio el día dos de junio por la tarde. Son aceptados y se les ofrece una habitación y estancia durante quince días. Aceptando una fianza de un REVÓLVER Y CINCO BALAS. De no realizar un encargo en esos quince días ambos objetos serán retirados de su perfil.

■ Se les hace entrega de las llaves de la habitación número 015. Esta habitación se encuentra en la planta baja, se trata de un espacio amplio, con dos camas individuales y baño privado.

CITO EL MENSAJE ORIGINAL EN EL CENTRO DE OPERACIONES.

V Un servidor aprueba las características aportadas en este post (hasta el momento) de El Enclave. Respetan el contexto aportado en el Centro de Operaciones del refugio. Gracias.

— No te pongas nervioso si te digo que no lo sé, porque... — hizo una mueca, mientras hablaba por lo bajo. — No lo sé — le hizo gracia su propio comentario y se rió. Había hablado en un momento de despiste de la recepcionista, que señalaba una cosas más allá. Erica ya no sabría de qué hablaba.

Se sentía como si estuvieran de vacaciones en un resort, aquel no era el lugar más lujoso del mundo, pero después de haber vivido como había vivido... El Enclave parecía un hotel de cinco estrellas. Aunque su hogar en St. Friedrich era el más acogedor del mundo. No lo había reconocido ni pensado nunca, pero era la primera vez que hogar significaba algo en ella.

— Genial — asintió ella por decir algo simplemente, ya que se había concentrado en revisarlo todo. El pago que hizo Drake le pilló por sorpresa, ya que por sus expresiones parecía que en cualquier momento se liaría a puñetazos y se largaría de aquel lugar.

— Más que suficiente para estos quince días, esta es la llave de su habituación, está en la primera planta, cuando salgan al patio por esa puerta hacia la derecha, la número 015 — Erica sujetó las llaves y le dio las gracias. — Si necesitáis algo en recepción siempre estamos disponibles, les deseo una maravillosa estancia en El Enclave — Erica no pudo evitar asentir y sonreír, sorprendida de encontrar en mitad del fin del mundo con aquella amabilidad.

— Vamos Drake — le hizo un gesto con la cabeza y fue en la dirección indicada. Erica ya estaba pensando cuáles serían sus siguientes pasos a continuación: enterarse de todo. Así tendría información que contarle a Harvey a su regreso.

Salió al patio, observando la piscina en el centro de este, el edificio rodearla, las habitaciones... y no tardó en ver la suya. Fue directa con la llave y abrió la puerta.

— Te dejo disfrutar de las primeras impresiones, ya que tú has pagado — Erica le hico un gesto para que entrase.