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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Día a día [Mathias Andersen]
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15 de mayo de 2016.
Los días se habían sucedido uno tras otro, poco a poco. Parecía imposible, puesto que el paso del tiempo en Pandemonium se le estaba haciendo eterno. Aún así, había pasado más de medio año desde su llegada a la base. Al principio todo había sido muy plano, estaba destrozado por la muertes de Sage, Margot y Nigel. Pero Aiden... oh, ese pequeñajo. Sino fuera por él, tal vez, seguiría hundido en la miseria.
Había decidido hacerse cargo del pequeño y no solo eso, de entrenar, quería un puesto en el ala de seguridad de la base, necesitaba sentirse de utilidad y lo más importante, había tomado posición en la batalla que se estaba librando en el exterior. Ver morir a Nigel, a Sage... algo en su interior se había roto.
Había logrado encontrar a varias personas que lo ayudasen con Aiden, ya que él solo no era fácil, pero ahora, que estaba cerca de cumplir los 21 años, podía sentirse orgulloso de varias cosas: la primera era que pese a todo había aprendido mucho sobre niños y aunque Aiden era su sobrino o algo así... él hacía de padre. El pequeño ya contaba con 17 meses de edad, y cada día era más difícil, pero no imposible, Max se esforzaba mucho y en segundo lugar: cuando no estaba con el pequeño entrenaba todo lo que podía, principalmente por su cuenta, aunque tuvo la suerte de coincidir en varias ocasiones con Ava Aiken, la mujer le ayudaba en cuanto podía. Aquel era uno de esos días en los que tras dejar a Aiden en la guardería se dirigió al gimnasio, solía ir temprano porque así coincidía con Ava y se fiaba mucho más de ella que de nadie, pero aquel día no apareció. ¿Habría salido otra vez? Últimamente viajaba mucho al exterior, según le había explicado buscaba a una chica que había abandonado Pandemonium y se sentía culpable.
Las cosas en la base de momento estaban tranquilas, Jason Hotchner, el subdirector le dijo en una ocasión, en la que se cruzó con él, que si seguía así no tardaría en obtener un puesto en seguridad. Así que eso le llevó a seguir entrenando con mayor esfuerzo cada día.
Se colocó los guantes y comenzó a golpear el saco como de costumbre.
Los últimos meses en la base habían resultado bastante reveladores digamos. Tras su última salida, en la que trató de ganarse de nuevo su puesto en el SSU Mathias decidió dejarlo y volver a seguridad. Le pidió perdón a Køhler porque sentía que todo había sido su culpa y se limitó a trabajar, poco más, ya ni siquiera entrenaba, lo que sí había conseguido era dejar la medicación y para él era la mayor victoria. Incluso tras el daño que sufrió en la última salida, el dolor, no, la dejó de tomar, pese a que sintió rendido y que en cualquier momento cedería... su fuerza de voluntad ganó y se sentía muy orgulloso de ello.
Durante los últimos meses había estado evitando a Harley, a veces de forma intencionada, otras sin darse cuenta. Se sentía avergonzado de muchas cosas.
Aquel día pasó algo extraño. Se despertó muy temprano y no podía dormir.
- Joder... - empezó a dar vueltas en la cama, sin saber muy bien qué hacer y cuando se puso en pie pensando en ir a desayunar a la cafetería recordó que antes solía levantarse siempre temprano para entrenar.
- Buff... - qué pereza pensó. Entonces se vio en el espejo del baño, se había dejado mucho, puede que incluso tuviera algunos kilos de más. Resopló y de golpe se vio vestido con ropa deportiva dirección al gimnasio. ¿Por qué? Quería sentirse bien y el deporte siempre le había ayudado. Al llegar a la puerta del gimnasio sintió que era una tontería, ¿para qué quería entrenar? Se sintió ridículo y estuvo a punto de darse la vuelta. ¿Y por qué no? Que hubiera perdido la vista, su puesto en el SSU... no significaba que tuviera que cambiar su vida tanto, ¿no? A él le gustaba entrenar, siempre le había gustado y le hacía sentir bien.
- Venga Math vamos - por lo menos que no te de asco al verte en el espejo. Y empujó la puerta hacia el interior. Hizo una mueca de fastidio al ver al chavalito en el fondo de la sala, para ser tan temprano había gente, pero fue peor al darse cuenta de quién era y más que ya no había vuelta atrás, la puerta se cerró de golpe.
- Hola Max - recordaba que no le había tratado muy bien la última vez y se sintió mal. Con su toalla en una mano y la botella en la otra se acercó a una de las cintas de correr, haría un poco de cinta para calentar, estiramientos y entraría en materia en la zona de musculación. No pudo evitar mirar de reojo al chaval, estaba bastante cambiado. Pero no le dijo nada, dudaba que quisiera hablar con él después de todo.
Math se subió a la cinta y comenzó poco a poco, una velocidad que en tiempo atrás le habría parecido una risa y que sin embargo ahora aguantaba a regañadientes. Más vergüenza para él.
Durante los últimos meses había estado evitando a Harley, a veces de forma intencionada, otras sin darse cuenta. Se sentía avergonzado de muchas cosas.
Aquel día pasó algo extraño. Se despertó muy temprano y no podía dormir.
- Joder... - empezó a dar vueltas en la cama, sin saber muy bien qué hacer y cuando se puso en pie pensando en ir a desayunar a la cafetería recordó que antes solía levantarse siempre temprano para entrenar.
- Buff... - qué pereza pensó. Entonces se vio en el espejo del baño, se había dejado mucho, puede que incluso tuviera algunos kilos de más. Resopló y de golpe se vio vestido con ropa deportiva dirección al gimnasio. ¿Por qué? Quería sentirse bien y el deporte siempre le había ayudado. Al llegar a la puerta del gimnasio sintió que era una tontería, ¿para qué quería entrenar? Se sintió ridículo y estuvo a punto de darse la vuelta. ¿Y por qué no? Que hubiera perdido la vista, su puesto en el SSU... no significaba que tuviera que cambiar su vida tanto, ¿no? A él le gustaba entrenar, siempre le había gustado y le hacía sentir bien.
- Venga Math vamos - por lo menos que no te de asco al verte en el espejo. Y empujó la puerta hacia el interior. Hizo una mueca de fastidio al ver al chavalito en el fondo de la sala, para ser tan temprano había gente, pero fue peor al darse cuenta de quién era y más que ya no había vuelta atrás, la puerta se cerró de golpe.
- Hola Max - recordaba que no le había tratado muy bien la última vez y se sintió mal. Con su toalla en una mano y la botella en la otra se acercó a una de las cintas de correr, haría un poco de cinta para calentar, estiramientos y entraría en materia en la zona de musculación. No pudo evitar mirar de reojo al chaval, estaba bastante cambiado. Pero no le dijo nada, dudaba que quisiera hablar con él después de todo.
Math se subió a la cinta y comenzó poco a poco, una velocidad que en tiempo atrás le habría parecido una risa y que sin embargo ahora aguantaba a regañadientes. Más vergüenza para él.
El saco le absorbía por completo, escuchaba su música mientras golpeaba con fuerza, los auriculares le aislaban del mundo exterior y por tanto no se percató de la llegada de Mathias a la sala. La última vez que se vieron Max no se llevó muy buenas impresiones del hombre, por lo que casi fue hasta mejor así. Ni se percató del saludo, seguía golpeando el saco hasta lo típico, esa sensación que tienes cuando te están observando.
Max paró y miró hacia las cintas para cruzarse con la mirada de Mathias Andersen. Le sorprendió verlo allí, de hecho solo lo había visto en un par de ocasiones tras su charla, una de ellas él se pasaba por la instalación como un guarda más. Mathias desvió la mirada se colocó en las cintas de andar.
Max, muy lentamente prosiguió con sus ejercicios, y así estuvo un rato hasta que sin saber por qué se giró para ver qué hacía el guardia de seguridad. Había escuchado algunos rumores sobre su situación actual: al parecer trató de volver al SSU, pero hubo un accidente en el que casi moría una de sus compañeras.
Dejó el saco y fue directo a las cintas, en concreto a la que había junto al hombre. Max hizo como si nada, se subió, pulsó el play y comenzó a subir la velocidad. Se quitó uno de los auriculares.
- Hola - saludó. - ¿Qué tal estás? - empezó a caminar a un ritmo rápido y conforme fue creciendo la velocidad, Max empezó a trotar, pero aún de forma suave.
Así, sin más rodeos. Creyó que tal vez había sido borde con Max por sus problemas y el joven creyó que merecía una segunda oportunidad. Y si no, estaba dispuesto a mandarlo a tomar por culo.
Max paró y miró hacia las cintas para cruzarse con la mirada de Mathias Andersen. Le sorprendió verlo allí, de hecho solo lo había visto en un par de ocasiones tras su charla, una de ellas él se pasaba por la instalación como un guarda más. Mathias desvió la mirada se colocó en las cintas de andar.
Max, muy lentamente prosiguió con sus ejercicios, y así estuvo un rato hasta que sin saber por qué se giró para ver qué hacía el guardia de seguridad. Había escuchado algunos rumores sobre su situación actual: al parecer trató de volver al SSU, pero hubo un accidente en el que casi moría una de sus compañeras.
Dejó el saco y fue directo a las cintas, en concreto a la que había junto al hombre. Max hizo como si nada, se subió, pulsó el play y comenzó a subir la velocidad. Se quitó uno de los auriculares.
- Hola - saludó. - ¿Qué tal estás? - empezó a caminar a un ritmo rápido y conforme fue creciendo la velocidad, Max empezó a trotar, pero aún de forma suave.
Así, sin más rodeos. Creyó que tal vez había sido borde con Max por sus problemas y el joven creyó que merecía una segunda oportunidad. Y si no, estaba dispuesto a mandarlo a tomar por culo.
No supo cuanto tiempo llevaba Max a su lado, pero apenas lo había escuchado con el ruido de las cintas, por no hablar de que no tenía visión ninguna en su ojo malo, por lo que... tampoco lo había visto, hasta que escuchó como lo saludaba. Al girarse a su lado sí se percató de los auriculares y eso le hizo reír en silencio. No le había escuchado antes.
- Hola Max, bien, ¿y tú? - le señaló la oreja. - Al entrar te dije hola, pero entiendo que no me escuchaste y tampoco quise molestarte. Te veo bien - habló con bastante amabilidad. Teniendo en cuenta que la última vez... quería compensar un poco lo que ocurrió. Él no era así.
- Yo... - la conversación se había tornado muy neutra hasta el punto de que se sentía un poco incómodo. No deseaba forzar la situación. - Estoy tratando de recuperar mi rutina de entrenamiento. Llevo bastante sin pasar por aquí y noto que... en fin - hizo una mueca. Estaba hablando mientras caminaba ligero y de hecho se sentía ya cansado. Qué ridículo, lo peor era que le faltaba el aire. Sí, había perdido bastante fondo.
- ¿Qué tal al pequeño... Aiden, verdad? - se alegró de acordarse del nombre al menos. Max avanzaba mucho más ligero, de hecho acababa de llegar y prácticamente duplicaba su velocidad. Math trató de animarse mentalmente, era normal, llevaba mucho tiempo acomodado, sin hacer prácticamente nada. Poco a poco. Había decidido tomar un cambio, quería por lo menos recuperar ciertas cosas de su vida anterior, ya que por ejemplo la vista o su puesto anterior no podía. Eso le haría sentirse mejor, últimamente no estaba satisfecho con sus actos. Y eso le recordaba que había otro punto a tratar, con otra persona, pero de momento tendría que esperar.
- Hola Max, bien, ¿y tú? - le señaló la oreja. - Al entrar te dije hola, pero entiendo que no me escuchaste y tampoco quise molestarte. Te veo bien - habló con bastante amabilidad. Teniendo en cuenta que la última vez... quería compensar un poco lo que ocurrió. Él no era así.
- Yo... - la conversación se había tornado muy neutra hasta el punto de que se sentía un poco incómodo. No deseaba forzar la situación. - Estoy tratando de recuperar mi rutina de entrenamiento. Llevo bastante sin pasar por aquí y noto que... en fin - hizo una mueca. Estaba hablando mientras caminaba ligero y de hecho se sentía ya cansado. Qué ridículo, lo peor era que le faltaba el aire. Sí, había perdido bastante fondo.
- ¿Qué tal al pequeño... Aiden, verdad? - se alegró de acordarse del nombre al menos. Max avanzaba mucho más ligero, de hecho acababa de llegar y prácticamente duplicaba su velocidad. Math trató de animarse mentalmente, era normal, llevaba mucho tiempo acomodado, sin hacer prácticamente nada. Poco a poco. Había decidido tomar un cambio, quería por lo menos recuperar ciertas cosas de su vida anterior, ya que por ejemplo la vista o su puesto anterior no podía. Eso le haría sentirse mejor, últimamente no estaba satisfecho con sus actos. Y eso le recordaba que había otro punto a tratar, con otra persona, pero de momento tendría que esperar.
La sorpresa se vio reflejada en el rostro de Max, sus pensamientos no iban muy desencaminados, tal vez la última vez hubiera tenido un mal día.
- Sí, perdona... cuando me pongo delante del saco y más con los auriculares... me olvido de todo y el mundo entero - sonrió algo tímido. - Para nada, no te preocupes, se agradecen los saludos y charlas, parece que tras el apocalipsis la gente se ha vuelto... bueno, parece que nos hemos vuelto más sosos, no está demás recuperar las buenas costumbres - cualquiera pensaría que Max era mucho más mayor de lo que aparentaba y es que durante el fin del mundo se había visto obligado a madurar a la fuerza.
- Si quieres podemos venir juntos a entrenar... quiero decir... - se trabó un poco al hablar por timidez pero continuó. - Quiero decir, lo que más me costó al principio de entrenar fue precisamente crear rutina y con alguien detrás que te apoye suele ser más fácil y así me ayudas, tengo entendido que era... ¡Eres, eres! un gran miembro del SSU - conforme iba hablando se le fue bajando el nivel de volumen a sus palabras. Sentía que la había liado un poco y se quedó en silencio apenas unos segundos hasta que prácticamente decidió cambiar de tema, por si ese comentario lo molestaba.
- Aiden está muy bien, cada día más guapo y grande, me da mucha pena verlo crecer tan rápido, pero a veces solo deseo que cumpla ya la mayoría de edad para que me deje tranquilo - se echó a reir. Todo ello sin dejar de andar en la cinta.
- Sí, perdona... cuando me pongo delante del saco y más con los auriculares... me olvido de todo y el mundo entero - sonrió algo tímido. - Para nada, no te preocupes, se agradecen los saludos y charlas, parece que tras el apocalipsis la gente se ha vuelto... bueno, parece que nos hemos vuelto más sosos, no está demás recuperar las buenas costumbres - cualquiera pensaría que Max era mucho más mayor de lo que aparentaba y es que durante el fin del mundo se había visto obligado a madurar a la fuerza.
- Si quieres podemos venir juntos a entrenar... quiero decir... - se trabó un poco al hablar por timidez pero continuó. - Quiero decir, lo que más me costó al principio de entrenar fue precisamente crear rutina y con alguien detrás que te apoye suele ser más fácil y así me ayudas, tengo entendido que era... ¡Eres, eres! un gran miembro del SSU - conforme iba hablando se le fue bajando el nivel de volumen a sus palabras. Sentía que la había liado un poco y se quedó en silencio apenas unos segundos hasta que prácticamente decidió cambiar de tema, por si ese comentario lo molestaba.
- Aiden está muy bien, cada día más guapo y grande, me da mucha pena verlo crecer tan rápido, pero a veces solo deseo que cumpla ya la mayoría de edad para que me deje tranquilo - se echó a reir. Todo ello sin dejar de andar en la cinta.
¿Cuánto tiempo llevaba Max en Pandemonium? No recordaba si la última vez o había visto actuar de aquella manera, pero ahora, le observaba y parecía diferente, para nada se trataba de aquel muchacho asustado con cargas. Le parecía alguien mucho más maduro y con las ideas claras, hasta le sorprendió que le ofreciera su ayuda y más después de todo. Le observaba hasta con admiración, desde luego que había cambiado y más aún madurado. ¿Quién le iba a enseñar a quién?
- Tú lo has dicho, era... - una sonrisa amarga apareció en su rostro y no supo muy bien si aquello le dolía o le alegraba en cierta manera. - Podría haber sido así, pero tampoco tanto como dices... eso sí, era muy buen tirador y ahí tal vez te pueda dar algunos consejos - sonreía con cierto entusiasmo mientras avanzaba en la cinta. Era curioso lo que podía hacer algo de motivación acompañada de un poco de peloteo, porque Math de golpe se vino arriba.
- Me encantaría entrenar contigo, sí - dijo finalmente, con más alegría tal vez de la que hubiera querido mostrar. - Bueno tío, te ha tocado ser padre sin ser padre durante el fin del mundo, te has enfrentado a zombies, a Umbrella... y ahora un crío, creo que eso ya no es nada para ti - se rió un poco. Aumentó algo el ritmo en la cinta, con pendiente y empezó a trotar.
- ¿Qué edad tienes exactamente? - preguntó. - Dentro de un tiempo podrías estar dirigiendo el SSU de Pandemonium... lo veo claramente Max - le dio una palmada en la espalda.
- Tú lo has dicho, era... - una sonrisa amarga apareció en su rostro y no supo muy bien si aquello le dolía o le alegraba en cierta manera. - Podría haber sido así, pero tampoco tanto como dices... eso sí, era muy buen tirador y ahí tal vez te pueda dar algunos consejos - sonreía con cierto entusiasmo mientras avanzaba en la cinta. Era curioso lo que podía hacer algo de motivación acompañada de un poco de peloteo, porque Math de golpe se vino arriba.
- Me encantaría entrenar contigo, sí - dijo finalmente, con más alegría tal vez de la que hubiera querido mostrar. - Bueno tío, te ha tocado ser padre sin ser padre durante el fin del mundo, te has enfrentado a zombies, a Umbrella... y ahora un crío, creo que eso ya no es nada para ti - se rió un poco. Aumentó algo el ritmo en la cinta, con pendiente y empezó a trotar.
- ¿Qué edad tienes exactamente? - preguntó. - Dentro de un tiempo podrías estar dirigiendo el SSU de Pandemonium... lo veo claramente Max - le dio una palmada en la espalda.
Era. Dijo él, y Max sintió muchísima pena por la forma en la que lo dijo.
- Es posible que no vuelvas a ser el mismo que antes, tu ojo no lo vas a recuperar... - Max se sintió muy mal en aquel momento por lo que acababa de decir, porque quería animarlo y sintió de golpe que estaba haciendo todo lo contrario. - Pero eso no quiere decir que no puedas ser una nueva versión de ti que quieras ser - explicó. - No es lo mismo como si hubieras perdido ambas piernas, pues te diría... oye dudo que vayas a poder volver a andar, pero sigues teniendo un ojo, sigues viendo y puedes aprender a disparar de nuevo - paró la cinta y se giró para mirarle mejor y dedicarle mayor atención.
- Si pudiste aprender la primera vez a disparar, ¿por qué no vas a poder hacerlo otra vez? - Max apoyó ambos brazos en el lateral de la cinta. - Igual eres tú el próximo líder del SSU - sonrió. - Veinte años, para eso, que dudo que pase, quedaría mucho tiempo y solo si tú me enseñases, igual tal vez - se animó. Parecía mentira que estuviese hablando con la misma persona que la de la cafetería. Mathias parecía otro. ¿Era posible que la versión que conoció fuera la de alguien que sufría en silencio el daño de su accidente? ¿Era esta versión la persona que siempre fue? Porque le caía bien de verdad y además hasta se emocionó con la idea de tener a un instructor fijo.
- Es posible que no vuelvas a ser el mismo que antes, tu ojo no lo vas a recuperar... - Max se sintió muy mal en aquel momento por lo que acababa de decir, porque quería animarlo y sintió de golpe que estaba haciendo todo lo contrario. - Pero eso no quiere decir que no puedas ser una nueva versión de ti que quieras ser - explicó. - No es lo mismo como si hubieras perdido ambas piernas, pues te diría... oye dudo que vayas a poder volver a andar, pero sigues teniendo un ojo, sigues viendo y puedes aprender a disparar de nuevo - paró la cinta y se giró para mirarle mejor y dedicarle mayor atención.
- Si pudiste aprender la primera vez a disparar, ¿por qué no vas a poder hacerlo otra vez? - Max apoyó ambos brazos en el lateral de la cinta. - Igual eres tú el próximo líder del SSU - sonrió. - Veinte años, para eso, que dudo que pase, quedaría mucho tiempo y solo si tú me enseñases, igual tal vez - se animó. Parecía mentira que estuviese hablando con la misma persona que la de la cafetería. Mathias parecía otro. ¿Era posible que la versión que conoció fuera la de alguien que sufría en silencio el daño de su accidente? ¿Era esta versión la persona que siempre fue? Porque le caía bien de verdad y además hasta se emocionó con la idea de tener a un instructor fijo.
- Lo sé, pero... no es fácil y... estoy cansado, todo el mundo me dice qué hacer y... - Mathias también detuvo la cinta y se giró para mirarle bien. - No te lo tomes a mal, pero no estáis en mi lugar, no sabéis lo que es... y venís con esas buenas ideas, porque lo son, es muy fácil decirlo, pero ahora tengo que empezar - se rió en silencio y se pasó ambas manos por el pelo, alborotándolo aún más. Se sentía cansado, de todo aquello, pero no se iba a molestar, y mucho menos sabiendo que lo hacía con buena intención.
- Agradezco todas esas buenas palabras - le miró. - Pero desde lo más hondo de mi, no creo que funcione - se encogió de hombros. - Voy a entrenar y ponerme las pilas, pero no alcanzaré más del 60% de lo que fui y al asumirlo, me siento en paz - y sus palabras transmitieron esa calma.
Estaba en paz consigo mismo, ya no más esfuerzos inútiles, ni más decepciones. Hasta donde llegase, lo había asumido y eso hacía que estuviera incluso más animado. Colaboraría en todo cuanto pudiera dentro de Pandemonium, tal vez de esa manera también estuviera en paz con el resto, después de todo no había actuado y el cambio de redimirse podía empezar con Max.
- Gracias - añadió al final por sus buenas palabras. Colocó su manos sobre su espalda y se limitó a asentir, no le llevaría la contraria.
- ¿Entonces quieres aprender a disparar? - preguntó. Porque estaba pensando en llevárselo a la zona de entrenamiento para practicar.
- Agradezco todas esas buenas palabras - le miró. - Pero desde lo más hondo de mi, no creo que funcione - se encogió de hombros. - Voy a entrenar y ponerme las pilas, pero no alcanzaré más del 60% de lo que fui y al asumirlo, me siento en paz - y sus palabras transmitieron esa calma.
Estaba en paz consigo mismo, ya no más esfuerzos inútiles, ni más decepciones. Hasta donde llegase, lo había asumido y eso hacía que estuviera incluso más animado. Colaboraría en todo cuanto pudiera dentro de Pandemonium, tal vez de esa manera también estuviera en paz con el resto, después de todo no había actuado y el cambio de redimirse podía empezar con Max.
- Gracias - añadió al final por sus buenas palabras. Colocó su manos sobre su espalda y se limitó a asentir, no le llevaría la contraria.
- ¿Entonces quieres aprender a disparar? - preguntó. Porque estaba pensando en llevárselo a la zona de entrenamiento para practicar.
Max lo escuchó asintiendo apenado, aunque trataba de sonreír. Le podía entender, de hecho le entendía mucho mejor ahora. Sus encuentros, sus charlas... ¡Claro que le había caído mal! En su situación Max tampoco habría sido la persona más amigable del mundo.
- Pero te lo estás proponiendo, ir a por el 60%, bueno es algo, cuando veas que logras el 120% hablamos - le guiñó un ojo y sonrió ampliamente. - ¿Aprender a disparar? Vamos, ¿dónde debo firmar? - en Pandemonium había una galería de tiro a la cual había acudido pocas veces. Tenían varias divisiones: una con munición no real y otra con real.
- ¿Vamos ahora? Sería genial - de golpe el joven estaba mucho más emocionado de lo normal. Se bajó de la cinta de un salto y comenzó a caminar hacia la salida del gimnasio, parando antes a recoger sus cosas. Sentía que era una gran oportunidad poder aprender de Andersen, ya que Ava Aiken jamás le había enseñado a usar armas, de hecho, cuando le había sacado el tema era como si no le gustasen. Como si algo le molestase. Así que con el tiempo decidió no volver a preguntarle.
Ni siquiera le importó el hecho de no pasar por su cuarto a darse una ducha, después de entrenar era un básico inaplazable. Lo haría después, Aiden estaba en la guardería, por lo que no había problema si se retrasaba una hora.
- Pero te lo estás proponiendo, ir a por el 60%, bueno es algo, cuando veas que logras el 120% hablamos - le guiñó un ojo y sonrió ampliamente. - ¿Aprender a disparar? Vamos, ¿dónde debo firmar? - en Pandemonium había una galería de tiro a la cual había acudido pocas veces. Tenían varias divisiones: una con munición no real y otra con real.
- ¿Vamos ahora? Sería genial - de golpe el joven estaba mucho más emocionado de lo normal. Se bajó de la cinta de un salto y comenzó a caminar hacia la salida del gimnasio, parando antes a recoger sus cosas. Sentía que era una gran oportunidad poder aprender de Andersen, ya que Ava Aiken jamás le había enseñado a usar armas, de hecho, cuando le había sacado el tema era como si no le gustasen. Como si algo le molestase. Así que con el tiempo decidió no volver a preguntarle.
Ni siquiera le importó el hecho de no pasar por su cuarto a darse una ducha, después de entrenar era un básico inaplazable. Lo haría después, Aiden estaba en la guardería, por lo que no había problema si se retrasaba una hora.
No dijo mucho más al respecto, pero no pudo evitar sonreír ante la insistencia del muchacho, sobre todo por como hablaba.
- Está bien, practicaremos ahora - asintió, bajó de la cinta y le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera. - ¿Habrás disparado, no? Alguna vez me refiero, o ¿has entrenado? - Mathias recogió sus cosas. Después se fue hacia el pasillo, le pedía que le fuera siguiendo. No tardaron mucho en llegar a la zona de tiro, como era temprano estaban prácticamente solos. En esa zona no se practicaba con armas y munición real, por lo que sería muy interesante que el joven empezase por ahí.
- ¿Tienes alguna preferencia de arma? - se acercó a la zona para pedir munición y arma, tras meditar brevemente pidió una glock, empezarían por un arma más ligera y ya irían avanzando.
- Primero con esto, sígueme - les asignaron una galería de tiro con los típicos paneles. Mathias colocó el arma y la munición en una mesa, después le entregó las gafas y auriculares de protección. - Aunque el arma y la munición parecen reales, no lo son, pero ayudan bastante a practicar cómo cargarla, montarlas o desmontarla, limpiarla y sobre todo cómo cogerla. Tu puntería también - se posicionó, le explicó como cargar el arma por si no sabía, mientras que él lo iba haciendo y después la posición.
- Jamás lleves el dedo en el gatillo, es el error más común de novato, a no ser que estés seguro de que vas a disparar - se colocó, apuntó, respiró hondo y por su mente pasaron 20.000 pensamientos. Apuntó a la cabeza.
Pulsó el botón para que el cartel se adelantase. La bala había dado en la cabeza, no en el centro como a lo mejor hubiese hecho antes, pero lo había logrado. Suspiró, colocó el arma sobre la mesa, no sin antes quitarle la munición.
- Tu turno, te toca empezar de nuevo, quiero ver cómo lo haces, es fácil, te he enseñado antes, vamos - señaló la mesa.
- Está bien, practicaremos ahora - asintió, bajó de la cinta y le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera. - ¿Habrás disparado, no? Alguna vez me refiero, o ¿has entrenado? - Mathias recogió sus cosas. Después se fue hacia el pasillo, le pedía que le fuera siguiendo. No tardaron mucho en llegar a la zona de tiro, como era temprano estaban prácticamente solos. En esa zona no se practicaba con armas y munición real, por lo que sería muy interesante que el joven empezase por ahí.
- ¿Tienes alguna preferencia de arma? - se acercó a la zona para pedir munición y arma, tras meditar brevemente pidió una glock, empezarían por un arma más ligera y ya irían avanzando.
- Primero con esto, sígueme - les asignaron una galería de tiro con los típicos paneles. Mathias colocó el arma y la munición en una mesa, después le entregó las gafas y auriculares de protección. - Aunque el arma y la munición parecen reales, no lo son, pero ayudan bastante a practicar cómo cargarla, montarlas o desmontarla, limpiarla y sobre todo cómo cogerla. Tu puntería también - se posicionó, le explicó como cargar el arma por si no sabía, mientras que él lo iba haciendo y después la posición.
- Jamás lleves el dedo en el gatillo, es el error más común de novato, a no ser que estés seguro de que vas a disparar - se colocó, apuntó, respiró hondo y por su mente pasaron 20.000 pensamientos. Apuntó a la cabeza.
Pulsó el botón para que el cartel se adelantase. La bala había dado en la cabeza, no en el centro como a lo mejor hubiese hecho antes, pero lo había logrado. Suspiró, colocó el arma sobre la mesa, no sin antes quitarle la munición.
- Tu turno, te toca empezar de nuevo, quiero ver cómo lo haces, es fácil, te he enseñado antes, vamos - señaló la mesa.
- DADOS:
- MI DISPARO: 5 + 8 = 13.
DEFENSA: 2 + 10 = 10.
El miembro 'Mathias Andersen' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Números' :
Resultados :
'Números' :
Resultados :
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Sonrió al ver el disparo de él. Había dado de lleno en la figura, de hecho era un buen disparo pese a todo lo que había estado contando de que había perdido puntería y demás. Admiraba y valoraba mucho su humildad, Max seguía pensando que aquello era cuestión de que él se adaptase y practicase, todo era plantearlo desde su nueva situación.
- Sí claro - Max estaba un poco nervioso, siempre le ponía nervioso disparar, aunque fuera entrenando. No tardaron en alcanzar la zona de entrenamiento y tras observar a su profesor asintió y se preparó para su turno. Imitó sus movimientos y prestó atención a todo cuanto le había dicho. Se colocó las gafas y audífonos.
Apuntó, fijó su mirada en el muñeco una vez que estuvo listo y apretó el gatillo del arma. El retroceso fue suave, lo contuvo más o menos. Estaba seguro de que no le había dado ni al cartel.
- Vaya pifia... - susurró de bajón. Pulsó el botón que hacía llegar el cartel de vuelta y conforme se acercaba podía ver que no había ninguna marca en el papel.
- Puff... - no sabía si reírse, lo hizo por estar sumamente nervioso. - Qué mal - ni siquiera era capaz de entender cómo en el pasado había logrado darle a algo. Había tenido mucha suerte y más de seguir con vida.
- Mi puntería es pésima, como mentor vas a tener mucho trabajo por delante, pero yo pondré todo lo mejor de mi, eso por descontado - explicó mirando a Mathias. Se sentía un poco mal por el resultado, pero era evidente que no iba a llegar desde el primer día acertando tal y como había hecho él. Aquello no era una película.
- Sí claro - Max estaba un poco nervioso, siempre le ponía nervioso disparar, aunque fuera entrenando. No tardaron en alcanzar la zona de entrenamiento y tras observar a su profesor asintió y se preparó para su turno. Imitó sus movimientos y prestó atención a todo cuanto le había dicho. Se colocó las gafas y audífonos.
Apuntó, fijó su mirada en el muñeco una vez que estuvo listo y apretó el gatillo del arma. El retroceso fue suave, lo contuvo más o menos. Estaba seguro de que no le había dado ni al cartel.
- Vaya pifia... - susurró de bajón. Pulsó el botón que hacía llegar el cartel de vuelta y conforme se acercaba podía ver que no había ninguna marca en el papel.
- Puff... - no sabía si reírse, lo hizo por estar sumamente nervioso. - Qué mal - ni siquiera era capaz de entender cómo en el pasado había logrado darle a algo. Había tenido mucha suerte y más de seguir con vida.
- Mi puntería es pésima, como mentor vas a tener mucho trabajo por delante, pero yo pondré todo lo mejor de mi, eso por descontado - explicó mirando a Mathias. Se sentía un poco mal por el resultado, pero era evidente que no iba a llegar desde el primer día acertando tal y como había hecho él. Aquello no era una película.
El miembro 'Max A. Walcott' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Números' :
Resultados :
'Números' :
Resultados :
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
- Tranquilo... - susurró, aunque habló tan bajo que seguramente no le habría escuchado, ya que tampoco deseaba agobiarlo. Supo que no le había dado a la figura antes de que la trajera, quizás rozarla, pero no... la evitó por completo. No pudo evitar sonreír con cierta ternura hacia el chaval.
- Está bien, yo también empecé así y es lo más normal del mundo - explicó. - Sé que estás nervioso y ojo, eso es bueno, es importante tenerle respeto al arma, se trata de algo muy importante y sobre todo peligroso - explicó mientras recogía el arma y comenzaba a revisarla. Seguía teniendo munición pero quería que Max viera como se sacaba el cartucho, para cambiar munición, limpiarla... - Te voy a enseñar primero cómo funciona, ¿vale? A montarla y desmontarla, iremos poco a poco y avanzando - iba añadiendo mientras sacaba el cartucho, las balas, e iba desmontando las piezas.
- Aquí, aquí y aquí, tenemos que estar seguros de que estas piezas están limpias y estas bien lubricadas - iba señalando. - Siempre me ha cabreado esa gente que cuando cogen un arma lo hacen con toda la chulería del mundo, como si fuera un juguete o un complemente con el que te luces, no, un arma puede matar y por tanto merece un trato y cuidado muy importante - iba hablando mientras comenzaba a volver a montarla. - Así que me alegra de verte nervioso, eso es bueno, porque sabes lo que hay, y ojo, nunca hay que perder ese nervosismo, sí relajarlo, pero tampoco quiero que te relajes al 100% La gente cuando se relaja comete errores... ¿Entiendes por donde voy? - cuando terminó de montarla le miró enarcando una ceja. - Cuidado con la bala de la recámara, más de uno se ha olvidado de revisarla y se ha volado la tapa de los sesos al limpiarla, se saca así - con un rápido movimiento dejó que esta cayera y ahora sí, se la entregó al chico. - Tu turno, hazlo como yo.
- Y por cierto, la primera vez que disparé un arma mi padre puso un garrafón frente a nosotros, le di al garrafón, al que estaba a cinco metros a la derecha de al cual se suponía que tenía que dispararle... - se rió al contar esa anécdota. - Es cuestión de práctica, de saber controlar el arma, puntería, profundidad... aprender - al pronunciar aquellas palabras Math pensó si él podría aprender de nuevo.
- Está bien, yo también empecé así y es lo más normal del mundo - explicó. - Sé que estás nervioso y ojo, eso es bueno, es importante tenerle respeto al arma, se trata de algo muy importante y sobre todo peligroso - explicó mientras recogía el arma y comenzaba a revisarla. Seguía teniendo munición pero quería que Max viera como se sacaba el cartucho, para cambiar munición, limpiarla... - Te voy a enseñar primero cómo funciona, ¿vale? A montarla y desmontarla, iremos poco a poco y avanzando - iba añadiendo mientras sacaba el cartucho, las balas, e iba desmontando las piezas.
- Aquí, aquí y aquí, tenemos que estar seguros de que estas piezas están limpias y estas bien lubricadas - iba señalando. - Siempre me ha cabreado esa gente que cuando cogen un arma lo hacen con toda la chulería del mundo, como si fuera un juguete o un complemente con el que te luces, no, un arma puede matar y por tanto merece un trato y cuidado muy importante - iba hablando mientras comenzaba a volver a montarla. - Así que me alegra de verte nervioso, eso es bueno, porque sabes lo que hay, y ojo, nunca hay que perder ese nervosismo, sí relajarlo, pero tampoco quiero que te relajes al 100% La gente cuando se relaja comete errores... ¿Entiendes por donde voy? - cuando terminó de montarla le miró enarcando una ceja. - Cuidado con la bala de la recámara, más de uno se ha olvidado de revisarla y se ha volado la tapa de los sesos al limpiarla, se saca así - con un rápido movimiento dejó que esta cayera y ahora sí, se la entregó al chico. - Tu turno, hazlo como yo.
- Y por cierto, la primera vez que disparé un arma mi padre puso un garrafón frente a nosotros, le di al garrafón, al que estaba a cinco metros a la derecha de al cual se suponía que tenía que dispararle... - se rió al contar esa anécdota. - Es cuestión de práctica, de saber controlar el arma, puntería, profundidad... aprender - al pronunciar aquellas palabras Math pensó si él podría aprender de nuevo.
El muchacho observó con toda la atención del mundo y escuchó con mucho interés. Se sentía afortunado de que él le estuviera enseñando. Se había sentido ligeramente avergonzado de su mala puntería, pero las palabras de Mathias le animaron a querer seguir aprendiendo y sobre todo a querer mejorar.
- Lo entiendo perfectamente, y nunca lo había pensado - comentó dándole vueltas a aquello. Le pareció tan lógico y a la vez algo en lo que nunca se había detenido a pensar. Él quería aprender a disparar a toda costa. Sabía que un arma no era un juguete, que se trataba de algo que le ayudaría en su lucha contra Umbrella, un objeto para defenderse y pelear por ello. Pero claro, la parte difícil, la parte peligrosa de llevar un arma... no lo había pensado. Imágenes de él volándose la cabeza solo le aparecieron por su mente cuando Mathias le explicó sobre la bala en la recámara.
- Te prometo que a partir de ahora será algo de lo que no me olvidaré nunca - apuntó el joven. Cuando Math le indicó que era su turno, Max sujetó el arma y revisó la recámara aunque esta estaba vacía, pero él quiso practicar el gesto por lo que acababan de hablar.
- Genial, se haría así - musitó, y después prosiguió con los pasos que le había indicado el muchacho. Poco a poco y mucho más despacio que Mathias, logró desmontar el arma, señaló qué zonas había que limpiar y cómo hacerlo y por último, volvió a montar las piezas. Tropezó en un par de pasos, pero logró hacerlo a la perfección finalmente.
- ¿He tardado mucho? - alzó la mirada hacia él.
- Lo entiendo perfectamente, y nunca lo había pensado - comentó dándole vueltas a aquello. Le pareció tan lógico y a la vez algo en lo que nunca se había detenido a pensar. Él quería aprender a disparar a toda costa. Sabía que un arma no era un juguete, que se trataba de algo que le ayudaría en su lucha contra Umbrella, un objeto para defenderse y pelear por ello. Pero claro, la parte difícil, la parte peligrosa de llevar un arma... no lo había pensado. Imágenes de él volándose la cabeza solo le aparecieron por su mente cuando Mathias le explicó sobre la bala en la recámara.
- Te prometo que a partir de ahora será algo de lo que no me olvidaré nunca - apuntó el joven. Cuando Math le indicó que era su turno, Max sujetó el arma y revisó la recámara aunque esta estaba vacía, pero él quiso practicar el gesto por lo que acababan de hablar.
- Genial, se haría así - musitó, y después prosiguió con los pasos que le había indicado el muchacho. Poco a poco y mucho más despacio que Mathias, logró desmontar el arma, señaló qué zonas había que limpiar y cómo hacerlo y por último, volvió a montar las piezas. Tropezó en un par de pasos, pero logró hacerlo a la perfección finalmente.
- ¿He tardado mucho? - alzó la mirada hacia él.
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