Una vida en el fin [Adia]

Jesse aún podía recordar aquellos días de su pasado en los que tuvo una vida en Georgia y más específicamente en la ciudad de Atlanta, de la cual era originario. Por mucho tiempo se había tratado de días que no le gustaba recordar, pero que en el presente eran lo más cercano que había tenido a una vida tranquila, claro, no todo lo sucedido en Raccoon City era para desechar, pero había tenido ya tantas pesadillas con la ciudad que su mente solo solía relacionarla con los sucesos más macabros ocurridos en la ciudad de los que tenía conocimiento. Las calles de Atlanta habían vivido una historia similar con el tiempo y años después solo quedaban los vestigios de una fiesta de mil demonios... Habría dado su vida por evitar todo lo que sucedió, y a menudo pensaba si seguir con vida para ver el mundo era su condena.

Y por esa condena, se negaba a tomar la salida fácil y morir, aun cuando lo realmente difícil era ver a otros hacerlo. Haría lo que pudiera por cualquiera que siguiera con vida, y tal vez eso le seguiría dando una razón para continuar cargando el peso de no haber hecho suficiente por el mundo y sus amigos... Al menos estos últimos no Vivian para ver lo que Umbrella había provocado.

Su visión seguía siendo perfecta, y muy pronto sus ojos se acostumbraron a la oscuridad que invadía los pasillos del edificio que llevaba ya un buen rato recorriendo en busca de algo que pudiera durarle lo suficiente como para alejarse de la ciudad. Cualquiera que siguiera con vida para entonces sabía que mantenerse lejos de los masivos cúmulos de escondites y monstruosidades que podía albergar una ciudad era ya una regla de manual, pero por esa misma razón edificios como los de Atlanta podían ser el lugar de reposo de provisiones variadas para quienes estaban dispuestos a asumir el riesgo, y Jesse más que dispuesto, estaba necesitándolo. La comida se le había terminado y sobrevivir al último ataque de una criatura monstruosa le había significado no la vida, pero si la perdida de todo su equipo.

Adentrado ya en un edificio de una de las principales calles de la ciudad, había tenido suerte de no encontrarse a ningún indeseado hasta ese momento pero en igualdad, seguía sin dar con nada que realmente pudiera alimentarlo o servirle de protección.

¿Cuánto más pasaría antes de que se metiera en una trampa mortal?

Camina despacio muy despacio moviéndose con calma de una habitación a otra, tomándose el tiempo que requiere para comprobar que la habitación está despejada y sigue moviéndose entonces, con paso calmado, está cansada y hambrienta, se le ha terminado el agua y la comida y comienza a sentirse desesperada.

Usa una pequeña linterna a la que ya apenas le quedan pilas para emitir más que una tenue luz, que le sirva para verificar donde está o que ve, pero poco más. No tiene mucho tiempo para pensar así que busca lo que pueda encontrar.

Entre armarios y muebles logra rescatar un bote de café, una chocolatina rancia y unos guantes de goma, que decide guardar en su mochila por si acaso, siempre son útiles.
"Estoy bien jodida, me muero de sed" Cierra los ojos y los aprieta con fuerza, buscando las fuerzas para seguir, hasta que finalmente se encara hacía la puerta de la habitación.

Decide salir al pasillo. Abre la puerta muy despacio, con la linterna apagada y al asomarse y no ver nada sale al pasillo y vuelve a encenderla quedándose parada un momento al alumbrando al joven con el que acaba de encontrarse en mitad del pasillo. No se la ve asustada ni sorprendida, sino seria, el único ojo que su cabello deja ver, con una mueca de seriedad.
-Te has perdido?-Pregunta con tono de voz bajo y ligeramente grave, a pesar de ello suena bastante femenina, su postura parece indicar que no es una simple civil, y el fusil de asalto que cuelga de su hombro también parece ser un indicador, otro sería como va vestida, completamente de negro aunque el polvo también parece llevarlo como accesorio.

A pesar de todo no se muestra agresiva con él, solo interrogante.

OFF::