Wreak havoc [Memories]

Sylvia Weis

- ¡Joder! - grité furiosa. Arranqué el auricular de mi oreja a la vez que el resto del grupo repetía la misma acción. Los gritos que resonaban a través de este eran insoportables, en definitiva el equipo Alpha había caído, pero para nada me creía que May hubiera muerto con ellos. - Debemos llegar al As de picas ya - dije refiriéndome así al edificio donde habían localizado a la BOW. Ese era el nombre en clave que le habían puesto los demás.

- ¿Está loca, es que no ha oído lo mismo que nosotros? - uno de los soldados me dirigió la palabra mientras que comenzaba a bajar las escaleras. - ¿Y tú no has escuchado a May? Moriremos antes que fracasar - respondí secamente, él intento replicarme, pero no le dejé hablar. - Y ya habéis escuchado los gritos, todos eran voces masculinas, May sigue viva - cargué un virote en la ballesta y les hice una señal a los hombres del grupo para salir a la de tres.

En cuanto bajé el último dedo de la mano y agité el puño, los cinco salimos del edificio, en formación, golpeando la puerta. Nos encontrábamos en una calle amplia, allí había al menos una docena de zombies que fuimos eliminando juntos, en formación siempre, yo a la cabeza, seguida de la USS. Empuñé la ballesta y apreté el gatillo atravesando la cabeza de uno de ellos, un segundo se acercaba peligrosamente por mi derecha, así que con la izquierda desenfundé la glock de mi cinturón y apreté el gatillo justo en el último momento, cuando el zombie ya me iba a atacar, por lo que se llevó un disparo a bocajarro en plena frente. Deslicé la ballesta hacia atrás, dejándola colgada de mi espalda e intercambié el arma con la mano derecha para disparar a un tercer zombie, que se encontraba más lejos de mi posición, el primer disparo lo fallé, pero el segundo atravesó de lleno su cara.

- ¡En línea recta, quinientos metros! - grité señalando la ubicación del edificio en concreto. - May, aquí Weis, ¿me recibes? vamos hacia el As de picas - traté de contactar con ella de nuevo sin lograr respuesta. En cuanto el grupo recorrió la distancia hacia el edificio entramos por la parte de atrás. Aquel había sido un viejo hotel de la ciudad, uno con cierto renombre... aunque sus estrellas hacía mucho que habían caído. Avanzamos rápidamente por las cocinas hasta acabar en uno de los salones principales, acabando con todos los enemigos que se posicionaban ante nosotros, pero aún sin dar con May o alguno de los activos del grupo Alpha.

- Con sigilo, la BOW se localiza aquí, debemos encontrar a May y proseguiremos con la misión - susurré en voz baja haciendo otro gesto para que se desplegasen por el enorme salón en busca de algún rastro que nos indicase por dónde debíamos seguir a continuación.


- Es May, bajad las armas - les hice un gesto a los hombres que me seguían para que dieran el alto al fuego. Rápidamente avancé por las escaleras en la dirección de May. - ¿Está bien? - pregunté echando un vistazo rápido a ella. A parte de una leve cojera por lo demás parecía que seguiría adelante. Con ella iba otro UBCS, así que di por hecho que el resto de soldados habían caído. Me quité la máscara que cubría mi rostro para hablar mejor con ella.

- Cuando dejamos de escucharla a usted y en cambio comenzaron a sonar los gritos de los otros soldados cortamos la señal - indiqué. May parecía satisfecha con como estaba llevando al equipo Beta. No pude evitar echar la mirada hacia atrás para ver a Angy. La soldado que iba cubierta al cien por cien. Umbrella aún no quería que saliera a la superficie, no sin unos entrenamientos y cuestionarios previos, cosa absurda teniendo en cuenta que ya había trabajado con ellos, pero claro... ahora que había un nuevo líder todo se complicaba. Sin embargo para la poca experiencia que tenía con nosotros y lo poco que le había podido decir lo estaba haciendo a la perfección.

- Debo decir que está siendo bastante sorprendente trabajar con los USS - me giré para ver a Harper y posteriormente al otro soldado. - Se están portando y la coordinación está siendo perfecta - informé rápidamente a Xia. Por lo general cada unidad de Umbrella trabajaba por separado desde siempre, ya que cada una tenían sus propias funciones, hoy en día esa línea era cada vez más difusa y gracias a los entrenamientos recibidos (los mismos para todos), aunque por separado, sabíamos como actuar con diferentes compañeros.

Las palabras de May eran directas, observaba sus movimientos y asentía a todas sus indicaciones. Me encontraba asegurando mi arma y recagándola cuando me la arrebató. Hice una leve mueca divertida al ver como el resto se tensaban con sus palabras. Sabía que a Angy le habría dado igual, ella era valiente como nadie... ¿pero y los demás?

- Entendido, procedemos a la localización del maletín: Harper, Santos y Craig seguidme... Tomas y Julia, por ahora venís conmigo, pero serviréis de seguro a May, atentos a cuando os necesite - di rápidamente las órdenes. Julia era el alias que había tomado Angy para referirme a ella: el nombre de nuestra madre. Prefería que el seguro de May fueran dos UBCS, Tomas y mi hermana, ya que ella seguramente cumpliría todos los objetivos de la asiática. Si debía confiar en alguien el trabajo más delicado se lo daría a ella con los ojos cerrados.

Los seis observamos la maestría con la con la que May se enfrentó a la BOW. - Joder, los tiene bien puestos - susurré en voz baja. Cuando May nos dio el paso les hice un gesto a los demás.

- Ahora, ahora, vamos en formación, seguidme - armada con la glock avancé ligeramente agachada a las espaldas de aquella abominación. - Tomas, Julia, estad atentos... si May os necesita tendréis que distraer a esa cosa y cubrirnos para que no nos vea a nosotros - les decía en voz baja. Trataba de moverme lo más sigilosamente posible, al igual que los demás. - Localizad el maletín plateado, sin él no haremos nada - y es que sin el dispositivo la misión habría caído directamente a la basura.

Sylvia Weis

Esta era tal vez la primera misión oficial que hacía en Umbrella como miembro de la unidad UBCS. Nunca me había gustado tener que rendir cuentas a un jefe, antes me bastaba ya con un cliente testarudo y aún así era yo siempre quien tenía la última palabra. El día a día sin Angy me había obligado a acabar trabajando para la empresa que había destruido el mundo. ¿Miedo, soledad? Realmente no era ni una cosa ni la otra, necesitaba tan solo cambiar de aires y aquella opción al final me interesó. Desde la primera vez que había trabajado con Umbrella en el fin del mundo, cuando me hicieron una oferta para los UBCS, yo la rechacé, pero hice saber que no sería para siempre y que realmente me interesaba su ofrecimiento y ahora, apenas un tiempo después allí estaba.

Una fría brisa golpeaba mi rostro mientras que el barco surcaba veloz las agua del lago Ontario, ya nos encontrábamos en aguas canadienses, habiendo partido hacía unas horas de Old Fort Niagara, en Estados Unidos. Sí, mi primera misión era en Canadá y encima iba acompañada por otro tipo de los USFU. No, realmente no me hacía gracia trabajar en equipo con un completo extraño. McNeill, un muchacho con el que apenas había cruzado más de dos o tres palabras desde la salida de Nevada, tan solo las justas y necesarias.

Ahora que por fin llegaban días cálidos nos hacían irnos al norte, por ende iba abrigada con un enorme anorak, con el típico logo de Umbrella en un costado. — Eh McNeill, ya estamos llegando a las islas, prepárate para desembarcar — el tipo que estaba manejando el barco nos hizo señas de donde nos iba a dejar, ya que él no vendría. Me acerqué al lado por donde descendería y me quité la chaqueta dejándola caer detrás: el anorak solo molestaría a mis movimientos. Llevaba un traje de color negro que había diseñado expresamente para mi por la compañía. Alcé mi teléfono móvil, uno perteneciente a Umbrella, no era exactamente un móvil, pero lo parecía, coloqué el mapa y se lo pasé al moreno. (Mapa)

— El punto rojo somos nosotros, debemos llegar hasta el túnel, que es el punto verde, para ir a la ciudad, la isla va a ser un problema, hay que cruzar el aeropuerto y según el informe está plagada de infectados que se contagiaron cuando trataban de huir del país — fui explicando mientras que revisaba mis armas. — Ten, espero que eso te sirva para que no nos mates a ambos — comenté sarcástica mientras le pasaba la bolsa de deporte con una de mis katanas, la ballesta y un carcaj con virotes.

Una vez que el barco se detuvo bajé de este con un pequeño salto, cayendo en la costa. — Rápido, esto está plagado de infectados, no tardarán en venir por el ruido — nos encontrábamos en una playa, podíamos seguir perfectamente por allí y ascender la pendiente para cruzar el aeropuerto y llegar lo antes posible al túnel.

Sylvia Weis

« ...es-estoy muerta, no vengáis por mi, os quiero» el mensaje fue tan claro, pese a la estática que sonaba entre cada palabra. Pocas veces en la vida unas palabras la habían apuñalado con tan furia como aquellas.

— Blake, dinos dónde estás — la voz de Angy sonó clara y cortante. — Mierda, creo que lo ha apagado, vamos a buscarla — la pelirroja sujetó la mochila y se puso en pie dispuesta a marcharse. — Sabes que no la vamos a encontrar, al menos no antes de que se convierta — Sylvia tenía la mirada fija en el suelo.

— ¿Y quieres dejarla morir sola? — cuestionó su hermana en un tono de voz notablemente molesto.

— Es lo que ha elegido ella, respétalo — Sylvia se dio la vuelta y se acercó al enorme ventanal que daba a un pequeño patio. Se sentó en el escalón, apoyando los pies en un viejo y polvoriento césped artificial carcomido por el sol. Su expresión era seria y reservada. Angy se sentó a su lado y apoyó la cabeza sobre su hombro. Ahora solo quedaban ellas dos. Sylvia se limpió una lágrima que cayó fugazmente en su mejilla. No se sentía cómoda, no se sentía a gusto, no sentía que nada de lo que hubieran hecho estuviera bien. Primero porque habían fracasado, perder a Blake era un error y su padre les había enseñado a base de golpes que errar tenía consecuencias. Segundo porque era Blake, Blake... Sylvia no podía quitarse de la mente la imagen de la hermana pequeña de los Weis la primera vez que apareció en la casa, tan pequeña, indefensa, y arrugada. Era el bebé más feo que había visto en su vida, pero... suponía que tanto ella como Angy dejaban de ser las pequeñas e indefensas de al familia. Allí tenían una bolita diminuta que cuidar. Y ahora, esa bebé rugosa y llorona estaba sentenciada a muerte sin que hubieran podido hacer nada por ella. La importancia de la familia, una familia que habían perdido en un abrir y cerrar de ojos. Ahora estaban solas, teniendo que cargar con esa culpa.

No se dijeron nada, pero se quedaron la una junto a la otra, abrazadas, con la mirada fija en el cielo. Perder a Blake era perder una parte de sí mismas. Era extraño, era de lo más raro. En cierta manera siempre habían sido Angy y ella contra el mundo. Pero ahora era oficial. Las dos últimas de los Weis.

— Espero que haya podido pegarse un tiro, no soporto la idea de que acabe por ahí convertida en una de esas cosas... — Sylvia recogió sus cosas y se puso en pie.

— Yo también lo haría — Angy la acompañó. Ambas se miraron fijamente, era evidente que tanto Angy como Sylvia tenían los ojos ligeramente llorosos, pero ninguna rompía a llorar. Al darse cuenta de ello ambas desviaron la mirada, respiraron hondo y Angy sacó un mapa de carreteras para enseñarle a Sylvia la nueva ruta a seguir. Sylvia estuvo debatiendo con ella más opciones hasta que se pusieron de acuerdo y dejaron la cas atrás. En la pared que daba al jardín, entre ambas, habían dibujado con la ayuda de un cuchillo, la silueta de una flor de lis.

Sylvia Weis

— ¡An...! — me fue inevitable, pero fui capaz de contener el grito a tiempo. Lo último que necesitábamos ahora mi hermana y yo era delatarnos. Se la había jugado ella sola, como nadie y a punto estuvo de que esa cosa acabara con ella de no ser por su preparación.

Negué rápidamente, debía pensar más fríamente. Los últimos meses sin Angy me habían afectado hasta el punto de que ahora me preocupaba por ella sin motivos. Angy era tan o más capaz que yo. Pero haberla dado por muerta había sido duro... — Nos toca a nosotros — susurré mientras que ellas dos evitaban a la BOW.

— Tomas, quiero que seas el apoyo de ellas, atento a cualquier peligro para servir de cebo y distraer a la BOW en caso de que se necesite. Santos, te quiero atrás, Harper a mi derecha y Craig a mi izquierda, formación en uve — alcé la mano un poco y cuando fue el momento oportuno la alcé del todo para empezar a correr y que me siguieran.

May había lanzado el dispositivo hacia mi dirección. Corría lo más sigilosa posible por el salón y me deslicé en el suelo para recoger el dispositivo. Aseguré que este se encontrara en buen estado, ya que había sufrido muchos golpes a lo largo del día. El tubo que contenía las plagas parecía correcto y el dosificador igual. Alcé la mirada en dirección de mi hermana, el ustanak y May. No tendría muchas posibilidades.

— Harper, tú vienes conmigo, Craig y Santos, quedaros a un lado, si fallamos no podemos permitir que esa cosa nos vea a todos — señalé a un lado del salón para que se ocultaran y comencé a correr hacia la BOW para tratar de repetir la jugada de Angy. — ¡Ten! — le pasé el dispositivo a Harper mientras que corríamos. Realizaríamos la jugada de Angy, sí, pero en dos pasos. Para asegurarnos la victoria.

Conforme nos acercábamos le hice un gesto a la USS para que se detuviera. Quedaban unos cinco metros que deberíamos recorrer lenta y sigilosamente. Cuando estuve a menos de un metro de distancia de su espalda me arrodillé y entrelacé mis manos para que Harper pudiera saltar e impulsarse hacia arriba: trabajo en equipo.


Cuando quise darme cuenta las cosas se habían ido un poco de madre. El dispositivo había desaparecido y me encontraba con esa cosa entre Xia Li May y yo.

— Me cago en la puta — dije al verlo, en apenas un susurro. Esto no quedaría así. Angy había perdido el dispositivo, pero May lo había localizado y provocaba a la bestia haciendo que viniera a por mi. No tardé en entender lo que pretendía, una jugada tan arriesgada que hasta sentí cierto reparo. Pero no. Me había enfrentado a cosas peores.

La asiática se dejó caer deslizándose bajo sus piernas, para escapar de él.

— Hija de puta, qué narices tienes... — dije con el micro abierto. Y entonces el dispositivo brilló en sus manos, al tiempo que escuchaba como gritaba mi nombre y lo lanzaba en mi dirección. Corrí con todas mis fuerzas, salté en el último momento y sujeté esas cosa entre ambas manos. La BOW, que se distraía tratando de localizar a la mujer con los ovarios más grandes de toda Umbrella, no se percató de mi presencia. Corría tras él con todas mis fuerzas, al llegar a su espalda me lancé para poder engancharme a su espalda y trepar lo más veloz posible, cuando alcancé el cuello, en cuestión de segundos, hundí el dispositivo en su piel, haciendo presión, todo cuanto pude. Y hasta que no dejó de zarandearse, no me solté. Caí al suelo con un fuerte estruendo, había dolido tanto, que sabía que posiblemente me habría fracturado algo, pero sonreí, lo habíamos conseguido. Fueron las palabrotas de Harper, los gritos de Santos, o la enhorabuena de May lo que hicieron que hasta me riera con una carcajada.

— Ha sido trabajo en equipo chicos... — y pese a mis reticencias de haber querido venir sola... hasta lo había disfrutado.