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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Blue jeans {#}Maximillian Von Alexandros
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Me pongo las botas porque es sencillamente lo más importante de cada mañana, ya aprendí a no caminar por el bar sin ellas, aún me duele el pie, también aprendí a que el aburrimiento no debe acompañarse de bebida. ¿Qué vamos a hacer hoy?, nada especial, tareas de bricolaje... ¡Que mejor para mantenerme entretenida!, el antiguo dueño parecía que se dejó varias tareas pendientes que yo voy a terminar. Miro mi viejo papel arrugado en el que están escritas las tareas.
Arreglar el tejado. Con esta tarea me faltó poco para caerme y matarme.
Limpiar la fosa. No hablemos de esta por favor...
_ Reforzar las ventanas. ¡A por ella!
Sé que había unas rejas de hierro en el garaje, como decía el dueño estaba haciendo reformas justo cuando todo se fue a la mierda, así que ahora que he tomado este lugar como mi cuartel general secreto he decidido adecentarlo. El Tallahassee's no es amplio para lo que suelen ser los bares de carretera, consta del bar que es la zona principal, un pasillo que da a los baños y el despacho del dueño, detrás de la barra hay una cocina con despensa y en el pasillo que antes mencioné dos habitaciones, una que sirve de trastero y supongo que lo que fue el dormitorio del dueño, lugar en el que me niego a dormir porque parece la habitación de una prostituta barata y porque antes tengo que limpiar eso con lejía... Hay otra puerta en el bar que da al garaje, ahí hay varias rejas de ventana, apoyadas la una a la otra sobre una pared, al entrar deslizo los dedos por la carrocería del viejo Impala con el que me hice y me hago con la caja de herramientas en una mano y la reja en la otra... En realidad la reja la arrastro hacia la puerta del garaje que da a la calle. Cuando ya estoy fuera me acerco a mi ventana favorita, la queda justo a la mesa donde tengo la radio. Las rejas van a joder la estética del edificio, si es que se puede joder más la estética de ese antro, pero todo sea por asegurar el lugar. Miro hacia mi alrededor, la carretera está desierta, ni un alma. Me agacho para registrar la caja de herramientas y doy con un martillo, una llave inglesa, un destornillador y poco más...
— Vale... — Me digo mientras me rasco la barbilla y ahí miro varias veces la ventana y la reja, porque no tengo ni la más mínima idea de como hacer esto. Bien por mi. — Improvisaré algo... — Hay tornillos que son del tamaño justo de los agujeros de las rejas, tienen unas tuercas y son bastante macizos, solo necesito algo para hacer los agujeros en la fachada del bar, son troncos de madera bastante pesados, me suena que puedo dar con algo, así que lo dejo todo ahí mientras que voy hacia el garaje de nuevo a registrar las estanterías. Creo que hay un taladro manual, espero que el tipo que regentaba el lugar tuviera todo listo, quedarme ahora sin poder hacer eso sería una verdadera pena teniendo en cuenta lo mucho que me ha costado ponerme a ello, esta es tal vez una de las tareas más necesarias que he ido dejando. En vez de dirigirme hacia la estantería del garaje voy al interior del bar, en concreto a mi mesa, con la radio y mis demás cacharros, abro la ventana de par en par, justo debajo de esta están las cosas que he dejado, voy a por una botella de agua, me muero de sed, me planteo también arrancar el motor de luz para poner algo de música, pero prefiero no gastar más gasolina a lo tonto, así que salgo de la cocina en dirección al garaje poniendo yo misma la música, cantando la primera canción de Lana del Rey que se me viene a la cabeza, tengo gustos variados.
— Blue jeans, white shirt, walked into the room, you know you make my eyes burn... — Tarareo incluso en algunas partes la letra haciendo pausas, pues no recuerdo del todo la letra. — I will love you till the end of time, I would wait a million years... — Eso si, el tono y lo demás perfecto, así que sigo cantando mientras que empiezo a registrar la estantería buscando el dichoso taladro.
Arreglar el tejado. Con esta tarea me faltó poco para caerme y matarme.
Limpiar la fosa. No hablemos de esta por favor...
_ Reforzar las ventanas. ¡A por ella!
Sé que había unas rejas de hierro en el garaje, como decía el dueño estaba haciendo reformas justo cuando todo se fue a la mierda, así que ahora que he tomado este lugar como mi cuartel general secreto he decidido adecentarlo. El Tallahassee's no es amplio para lo que suelen ser los bares de carretera, consta del bar que es la zona principal, un pasillo que da a los baños y el despacho del dueño, detrás de la barra hay una cocina con despensa y en el pasillo que antes mencioné dos habitaciones, una que sirve de trastero y supongo que lo que fue el dormitorio del dueño, lugar en el que me niego a dormir porque parece la habitación de una prostituta barata y porque antes tengo que limpiar eso con lejía... Hay otra puerta en el bar que da al garaje, ahí hay varias rejas de ventana, apoyadas la una a la otra sobre una pared, al entrar deslizo los dedos por la carrocería del viejo Impala con el que me hice y me hago con la caja de herramientas en una mano y la reja en la otra... En realidad la reja la arrastro hacia la puerta del garaje que da a la calle. Cuando ya estoy fuera me acerco a mi ventana favorita, la queda justo a la mesa donde tengo la radio. Las rejas van a joder la estética del edificio, si es que se puede joder más la estética de ese antro, pero todo sea por asegurar el lugar. Miro hacia mi alrededor, la carretera está desierta, ni un alma. Me agacho para registrar la caja de herramientas y doy con un martillo, una llave inglesa, un destornillador y poco más...
— Vale... — Me digo mientras me rasco la barbilla y ahí miro varias veces la ventana y la reja, porque no tengo ni la más mínima idea de como hacer esto. Bien por mi. — Improvisaré algo... — Hay tornillos que son del tamaño justo de los agujeros de las rejas, tienen unas tuercas y son bastante macizos, solo necesito algo para hacer los agujeros en la fachada del bar, son troncos de madera bastante pesados, me suena que puedo dar con algo, así que lo dejo todo ahí mientras que voy hacia el garaje de nuevo a registrar las estanterías. Creo que hay un taladro manual, espero que el tipo que regentaba el lugar tuviera todo listo, quedarme ahora sin poder hacer eso sería una verdadera pena teniendo en cuenta lo mucho que me ha costado ponerme a ello, esta es tal vez una de las tareas más necesarias que he ido dejando. En vez de dirigirme hacia la estantería del garaje voy al interior del bar, en concreto a mi mesa, con la radio y mis demás cacharros, abro la ventana de par en par, justo debajo de esta están las cosas que he dejado, voy a por una botella de agua, me muero de sed, me planteo también arrancar el motor de luz para poner algo de música, pero prefiero no gastar más gasolina a lo tonto, así que salgo de la cocina en dirección al garaje poniendo yo misma la música, cantando la primera canción de Lana del Rey que se me viene a la cabeza, tengo gustos variados.
— Blue jeans, white shirt, walked into the room, you know you make my eyes burn... — Tarareo incluso en algunas partes la letra haciendo pausas, pues no recuerdo del todo la letra. — I will love you till the end of time, I would wait a million years... — Eso si, el tono y lo demás perfecto, así que sigo cantando mientras que empiezo a registrar la estantería buscando el dichoso taladro.
- Motocicleta:
-El tan cerca de mí no creí que estuviera, que por la radio oyera o que tras tanto tiempo a un ángel su voz me pareciera. Dime, pequeño amigo ¿Tú crees que ella aun me puede recordar?¿Qué feliz de verme va a estar o que mi presencia sólo le va a incomodar? -
En moto estoy viajando y a Tallahassee voy llegando mientras que un zombi voy arrastrando. Esta mañana cuando la moto empecé a arrancar este zombi de la parte de atrás se fue a agarrar y en todo el trayecto no se ha quedado soltar aunque sus muñecas de él se están por divorciar.
-aggaggg- de pronto oí mientras algo a quemado olí "quizás me está contestando" de pronto creí.
-Quizás debería traer algo para juntos beber, balas para los muertos barrer o quizás una linda rosa para que oler, y hablando de oler, así de sucio no me puedo dejar ver-
Un lago cercano en el mapa encontré así que una tienda saqué, en el lago me bañé y mis ropas cambié. Claro que para entonces el zombi atrás ya no podía encontrar y sólo una mano me fue a dejar pero tal cosa a una dama no le puedo presentar. Mientras los regalos en una tienda buscaba el cadaver de un sobreviviente ante mi se presentaba cual dos machetes, una eagle y 23 balas que portaba.
El tema de que traer a mi mente pronto volvió y es que por una horda nocturna me sorprendió y todo lo que tenia se perdió...Con todo eventualmente mi regalo logre decidir y un par de cosas logre conseguir así que mi camino ya puedo seguir.
-Vaya que es un buen día - De mis labios pronto se escaparía y poco despues ante mis ojos mi objetivo aparecería. Pronto frente al edificio mi moto estacioné y una sonrisa alcé
-Así que este es el lugar...parece que alguien lo ha intentado reparar aunque mucho de ese intento se pudo mejorar...-
Un par de muertos entraron en mi visión así que antes de saludar hay que darles extinción, pero para no pegarme el olor de su putrefacción un impermeable primero me pongo por precaución. Con una patada el primero fue a caer y mi pie en su cabeza fue lo último que alcanzó a ver, el segundo a mi machete se acercó y su cabeza por el suelo rodó. El tercero como una larga nariz tenía de un golpe en su cerebro pronto enterraría.
-En un hoyo más tarde los voy a meter, que si no la hermosa vista se va a perder, pero primero a esa rubia linda debo ver...-
Obviamente la puerta a entrar no me estaba invitando así que pronto ya la estaba tocando.
-!Hola! ¿Hay alguien aquí con vida? ¡Traigo flores, herramientas y comida, pero sólo para quien Ulliel se apellida!-
Apoyo las palmas de mis manos en los bordes de la estantería y observo bien entre el gran caos de cosas que hay por ahí, no dudo en pillar un destornillador y ponerlo en el cinturón que llevo, lo guardaré en la caja de herramientas para organizar mejor todo esto. Tarareo la melodía de Lana del Rey mientras continúo con mis tareas. Sí, me queda aún una larga lista de quehaceres en el bar, una limpieza exhaustiva, ordenar todo cuanto hay por allí... — Y no me olvido de ti, pequeño... — Sonrío acariciando la elegante carrocería del chevrolet que hay aparcado a mi lado. Un bonito impala negro del sesenta y siete. En él encontré muchas cosas que me servirán en mi día a día, todas se encuentran en cajas en la parte trasera del garaje y en cuanto termine con las ventanas me encargaré de ellas y ver todo lo que hay allí. No sabía a quién debía haber pertenecido, pero de seguro lo había cuidado muy bien, ya que estaba impecable, con una fina capa de polvo por fuera. Eso quería decir que cuando lo encontré, su dueño, llevaría poco muerto, no tenía pinta de llevar desde el inicio del apocalipsis.
— Parece mentira que lo único que tengo es tiempo... — Me digo en voz baja mientra que vuelvo a otro de los estantes dando por fin con el maldito taladro de mano. — Oh, podré morir con esto... — Me digo en voz baja cuando me dedico a examinar el utensilio. Me encojo de hombros y salgo fuera. Con el metro tomo las medidas correctas, hago las marcas en la pared, sigo cantando partes de esa vieja melodía de Lana del Rey, colo el lápiz en mi oreja, rasco mi frente, examino el lugar, suspiro...
— Venga Kennedy, ¡tú puedes! — Trato de animarme mientras que recojo el taladro de nuevo y comienzo a hacer el agujero en el sitio marcado. Me cuesta bastante, ya que esto es todo manual, no necesita luz, no hace ruido y... Con lo que me está costando me pregunto si lograré hoy terminar aunque sea esta ventana. — Creo que antes de hacer el primer agujero llegará el fin del apocalipsis — Me digo sarcástica mientras que sigo haciendo fuerza, entonces algo me detiene. ¿Acaban de llamar a la puerta? Mierda, sí, era alguien, deposito el taladro en el suelo, con cuidado de no hacer ruido.
Avanzo por el costado del edificio hasta la esquina que da a la entrada del local, llevo mi fiel glock en la cintura, así que la desenfundo y apunto al frente. Llevar la emisora de radio no es una tarea fácil, sé que me la juego cada día al dar mi localización, pero también es una tarea necesaria. Avanzo pegad a la pared, cabizbaja, apuntando con el arma a quien ha llamado a la puerta, me voy acercando sigilosamente.
Se trata de un hombre, parece joven, pelo pelirrojo, gafas de aviador... Me levanto de golpe, bajando el arma.
— ¿Max? — Pregunto con la boca abierta. Era él. — ¡Oh maldita sea! — Soy incapaz de creérmelo, pero es él. Recorro los últimos metros que nos separan veloz y me lanzo a por él para abrazarle con todas mis fuerzas. — Siempre nos acabábamos encontrando y de golpe... dejamos de hacerlo, creí que habías muerto — Lo rodeo entre mis brazos con fuerza, hundiendo mi cara en su hombro. — No me lo puedo creer, gracias a Dios, ¿estás bien?, ¿qué ha pasado durante todo este tiempo? — Tengo muchas preguntas que hacerle. Maximillian es una de esa personas que cuando todo el mundo en el fin te decepciona, él te sorprende.
— Parece mentira que lo único que tengo es tiempo... — Me digo en voz baja mientra que vuelvo a otro de los estantes dando por fin con el maldito taladro de mano. — Oh, podré morir con esto... — Me digo en voz baja cuando me dedico a examinar el utensilio. Me encojo de hombros y salgo fuera. Con el metro tomo las medidas correctas, hago las marcas en la pared, sigo cantando partes de esa vieja melodía de Lana del Rey, colo el lápiz en mi oreja, rasco mi frente, examino el lugar, suspiro...
— Venga Kennedy, ¡tú puedes! — Trato de animarme mientras que recojo el taladro de nuevo y comienzo a hacer el agujero en el sitio marcado. Me cuesta bastante, ya que esto es todo manual, no necesita luz, no hace ruido y... Con lo que me está costando me pregunto si lograré hoy terminar aunque sea esta ventana. — Creo que antes de hacer el primer agujero llegará el fin del apocalipsis — Me digo sarcástica mientras que sigo haciendo fuerza, entonces algo me detiene. ¿Acaban de llamar a la puerta? Mierda, sí, era alguien, deposito el taladro en el suelo, con cuidado de no hacer ruido.
Avanzo por el costado del edificio hasta la esquina que da a la entrada del local, llevo mi fiel glock en la cintura, así que la desenfundo y apunto al frente. Llevar la emisora de radio no es una tarea fácil, sé que me la juego cada día al dar mi localización, pero también es una tarea necesaria. Avanzo pegad a la pared, cabizbaja, apuntando con el arma a quien ha llamado a la puerta, me voy acercando sigilosamente.
Se trata de un hombre, parece joven, pelo pelirrojo, gafas de aviador... Me levanto de golpe, bajando el arma.
— ¿Max? — Pregunto con la boca abierta. Era él. — ¡Oh maldita sea! — Soy incapaz de creérmelo, pero es él. Recorro los últimos metros que nos separan veloz y me lanzo a por él para abrazarle con todas mis fuerzas. — Siempre nos acabábamos encontrando y de golpe... dejamos de hacerlo, creí que habías muerto — Lo rodeo entre mis brazos con fuerza, hundiendo mi cara en su hombro. — No me lo puedo creer, gracias a Dios, ¿estás bien?, ¿qué ha pasado durante todo este tiempo? — Tengo muchas preguntas que hacerle. Maximillian es una de esa personas que cuando todo el mundo en el fin te decepciona, él te sorprende.
Cuando esperaba por mi cabeza mil preguntas llegaron a pasar; Que si hermoso me logro apreciar, que si sudor de mí se puede olfatear o si alguno mis presentes le va a gustar. Siento como si el nerviosismo de pronto me inundara tal cual submarino donde una ventana se quebrara y en el fondo del océano me estrellara.
He aquí parado casi como un puberto asustado frente a la casa de quien se ha profesado ¿Dónde quedo aquel galante caballero que a todo peligro se lanza sin ningún pero con sus nervios de acero? Aquel caballero entrenado para salir airoso cualquier situación sin la más mínima preocupación. Y quien, al ver a los muertos levantarse para de los vivos alimentarse sólo le preocupase que su cliente ya no le pagase.
Mi garganta seca pronto comencé a sentir como si los dos litros que hace poco fui a ingerir nunca hubieran llegado a existir. Quizás tocar tan pronto no fue tan buena idea, quizás mal momento este sea o quizás sólo hay algo mal en mi azotea, pero sea como sea será mejor que así ella no me vea.
Pronto me vi inhalando y exhalando así mis nervios voy calmando cuando una pradera verde en mi mente estoy visualizando. No soy tal forma de vida patética que considera cualquier preocupación hipotética como si fuera una profética. Es Keny a quien estoy por encontrar, aquella con quien mil y un aventuras fui a pasar y a quien profundamente llegue a apreciar. Es Keny a quien en ese pequeño café conocí buscando la calidez de un café blonde que nunca bebí, pero que en mi corazón por siempre sentí.
De pronto al calmarme sentí mi instinto pateando, ese instinto al peligro que he estado afilando durante la infinidad de veces que mi vida ha estado peligrando. Tal vez es que ningún ruido en la casa oía, o quizás un aroma que aun no conscientemente percibía, pero sea como sea algo malo presentía.
Mi mano pronto en mi machete descansa con la suavidad de una mariposa cual de volar se cansa. Mis goggles sobre mis ojos pronto se posarían pues así el mirar mis alrededores no se notarían mas a cualquier peligro reaccionarían…Pero tal como si en una pipa hubieran estado al ver a Keny mis pensamientos se han esfumado y de dichosa alegría mi pecho se ha inundado.
Ella por un lado de la casa fue a aparecer y pronto nuestros brazos al otro se fueron a atener como si entre nosotros nos quisiéramos coser. Parece que mi vida le preocupaba así que por verme el alivio hallaba, por supuesto, lo mismo me pasaba.
Mis labios sobre esa dorada caballera se posaron y aunque el más simple de los besos en esta depositaron miles de sentimientos de mi pequeño corazón se desbordaron. Era como si en el volcán de mi pecho la presión se hubiera acumulado y finalmente hubiera estallado, o como si los muros de una enorme presa finalmente se hubieran derrumbado.
-Innumerables fueron las veces en que miré el firmamento contigo como único pensamiento iluminando así mi días en este mundo de eterno tormento, pero tampoco había noche en que no me llegara a asustar con la idea de que algo te hubiera llegado a pasar, por lo que dichoso soy ahora que con bien te haya llegado a encontrar. - Mis palabras apenas se escuchaban pero todos mis sinceros sentimientos portaban.
-Mis mil y un historias ahora te contaría pero si nos quedamos aquí el día se pasaría y quizás mi sexy carne a mil muertos atraería. ¿Qué tal si el lugar empiezas a abrir para así mis historias dejar fluir y mis presentes lucir?-
Hoy ya no era aquel guerrero que a cientos de muertos se enfrentaba sin preocupación, o aquel asesino que sin miramientos mataba por una comisión, no, hoy en sus brazos era sólo un chico con una muy feliz expresión…
He aquí parado casi como un puberto asustado frente a la casa de quien se ha profesado ¿Dónde quedo aquel galante caballero que a todo peligro se lanza sin ningún pero con sus nervios de acero? Aquel caballero entrenado para salir airoso cualquier situación sin la más mínima preocupación. Y quien, al ver a los muertos levantarse para de los vivos alimentarse sólo le preocupase que su cliente ya no le pagase.
Mi garganta seca pronto comencé a sentir como si los dos litros que hace poco fui a ingerir nunca hubieran llegado a existir. Quizás tocar tan pronto no fue tan buena idea, quizás mal momento este sea o quizás sólo hay algo mal en mi azotea, pero sea como sea será mejor que así ella no me vea.
Pronto me vi inhalando y exhalando así mis nervios voy calmando cuando una pradera verde en mi mente estoy visualizando. No soy tal forma de vida patética que considera cualquier preocupación hipotética como si fuera una profética. Es Keny a quien estoy por encontrar, aquella con quien mil y un aventuras fui a pasar y a quien profundamente llegue a apreciar. Es Keny a quien en ese pequeño café conocí buscando la calidez de un café blonde que nunca bebí, pero que en mi corazón por siempre sentí.
De pronto al calmarme sentí mi instinto pateando, ese instinto al peligro que he estado afilando durante la infinidad de veces que mi vida ha estado peligrando. Tal vez es que ningún ruido en la casa oía, o quizás un aroma que aun no conscientemente percibía, pero sea como sea algo malo presentía.
Mi mano pronto en mi machete descansa con la suavidad de una mariposa cual de volar se cansa. Mis goggles sobre mis ojos pronto se posarían pues así el mirar mis alrededores no se notarían mas a cualquier peligro reaccionarían…Pero tal como si en una pipa hubieran estado al ver a Keny mis pensamientos se han esfumado y de dichosa alegría mi pecho se ha inundado.
Ella por un lado de la casa fue a aparecer y pronto nuestros brazos al otro se fueron a atener como si entre nosotros nos quisiéramos coser. Parece que mi vida le preocupaba así que por verme el alivio hallaba, por supuesto, lo mismo me pasaba.
Mis labios sobre esa dorada caballera se posaron y aunque el más simple de los besos en esta depositaron miles de sentimientos de mi pequeño corazón se desbordaron. Era como si en el volcán de mi pecho la presión se hubiera acumulado y finalmente hubiera estallado, o como si los muros de una enorme presa finalmente se hubieran derrumbado.
-Innumerables fueron las veces en que miré el firmamento contigo como único pensamiento iluminando así mi días en este mundo de eterno tormento, pero tampoco había noche en que no me llegara a asustar con la idea de que algo te hubiera llegado a pasar, por lo que dichoso soy ahora que con bien te haya llegado a encontrar. - Mis palabras apenas se escuchaban pero todos mis sinceros sentimientos portaban.
-Mis mil y un historias ahora te contaría pero si nos quedamos aquí el día se pasaría y quizás mi sexy carne a mil muertos atraería. ¿Qué tal si el lugar empiezas a abrir para así mis historias dejar fluir y mis presentes lucir?-
Hoy ya no era aquel guerrero que a cientos de muertos se enfrentaba sin preocupación, o aquel asesino que sin miramientos mataba por una comisión, no, hoy en sus brazos era sólo un chico con una muy feliz expresión…
- Off:
- Espero que te haya gustado La verdad siempre me he preguntado de si mis post con versos son realmente buenos así que me dije a mi mismo que para esta gran ocasión tenia que escribir el post más lindo que jamas hubiera hecho con este personaje o que de otra forma lo mejor sería empezar a narrar normal con él así que espero puedas darme tu honesta opinión
- Spoiler de spoilers:
- Vestimenta:
- Aunque la sangre no nos una somos familia:
- Awards:
No soy capaz de creerlo, no doy crédito a lo que mis ojos ven, o más bien a quién ven. Llevo tanto tiempo sola, sin ver a aquellas personas a las que llegué a apreciar tiempo atrás... Belikov, Arthur, Maximillian... y he pasado por tantas otras... suspiro, sigo abrazada a Max, con fuerza, hundiendo mi cabeza en su hombro, por un instante creo que me voy a echar a llorar, de incredulidad, de alegría... no lo sé, solo sé que él está ahí y me hace muy feliz.
— Ya hasta había olvidado tu forma de hablar — sonrío y me aparto apenas un os centímetros, coloco mis manos sobre sus mejillas y observo bien su rostro, como si quisiera comprobar que no me he equivocado, que es él, que todo está bien, que no está herido... y entonces le vuelvo a abrazar.
— Está bien, pero promete que no te asustarás, está todo muy desordenado — aún no me separo de él, me permito un par de segundos y entonces me aparto, me río sin saber qué decir. — Creo que estaba abierto — empujo la puerta hacia el interior. El bar no es gran cosa, una estancia amplia llena de cosas que he creído de utilidad. Al menos está limpio, eso sí que no me lo pueden discutir.
— Estoy tratando de mejorar el sitio, de hacerlo más seguro, estoy cansada de ir dando tumbos por ahí... — miró al suelo, frotando una de mis manos. Los últimos meses antes de llegar hasta aquí no lo pasé bien, aún hay cicatrices por mi cuerpo que lo demuestran. — Hay un baño en ese pasillo, bueno dos y un par de habitaciones, la cocina está allí al fondo, detrás de la barra... y hay un garaje ahí atrás con un coche que encontré... todo está bien ahora... y mi radio — señalo la mesa que hay bajo la ventana, donde la radio, hay un tocadiscos a un lado y un par de botellas de cerveza vacías que recojo y tiro rápidamente a la basura. — Ahora se me hace raro tenerte aquí, no esperaba vista... — vuelvo a sonreír nerviosa, reconozco que los últimos meses me han hecho ser más introvertida de lo que era y eso me aterra. Es más fácil hablar a través de la radio.
— Ya hasta había olvidado tu forma de hablar — sonrío y me aparto apenas un os centímetros, coloco mis manos sobre sus mejillas y observo bien su rostro, como si quisiera comprobar que no me he equivocado, que es él, que todo está bien, que no está herido... y entonces le vuelvo a abrazar.
— Está bien, pero promete que no te asustarás, está todo muy desordenado — aún no me separo de él, me permito un par de segundos y entonces me aparto, me río sin saber qué decir. — Creo que estaba abierto — empujo la puerta hacia el interior. El bar no es gran cosa, una estancia amplia llena de cosas que he creído de utilidad. Al menos está limpio, eso sí que no me lo pueden discutir.
— Estoy tratando de mejorar el sitio, de hacerlo más seguro, estoy cansada de ir dando tumbos por ahí... — miró al suelo, frotando una de mis manos. Los últimos meses antes de llegar hasta aquí no lo pasé bien, aún hay cicatrices por mi cuerpo que lo demuestran. — Hay un baño en ese pasillo, bueno dos y un par de habitaciones, la cocina está allí al fondo, detrás de la barra... y hay un garaje ahí atrás con un coche que encontré... todo está bien ahora... y mi radio — señalo la mesa que hay bajo la ventana, donde la radio, hay un tocadiscos a un lado y un par de botellas de cerveza vacías que recojo y tiro rápidamente a la basura. — Ahora se me hace raro tenerte aquí, no esperaba vista... — vuelvo a sonreír nerviosa, reconozco que los últimos meses me han hecho ser más introvertida de lo que era y eso me aterra. Es más fácil hablar a través de la radio.
Mi rostro pronto Kenny manoseaba checando que fuera la persona que recordaba aunque al parecer mis versos olvidaban. El abrazo de la rubia más fuerte lo empecé a sentir y siento que mucho llego a sufrir por lo que por contribuir me sentía morir. No pudiendo dejar esto ser más fuerza en mi abrazo empecé a ejercer como si en esta linda mujer me quisiera coser; como si le quisiera asegurar que de nuevo no nos vamos a apartar y que de la pesadilla puede despertar.
-Y eso que por mis versos son mi marca personal que me deja sin ningún dual, aunque supongo que es porque lo revele al considerarte especial-
Pronto al Talahasse estaría entrando, aunque Keny por no asustarme me estaba implorando aunque con una suave risa me estaba encantando -Descuida, una vez a una loca fui a ver cuál miles de cabezas zombi tenía por doquier, pero yo sólo le pregunté si tenía té para beber jeje-
Extrañamente la puerta no estaba cerrada y por esto ella no estaba preocupada. ¿Qué si un loco llegara a aparecer? ¿Qué si algo a Keny le fuera a suceder? Aquí una cerradura de golpe hay que poner.
Pronto el interior estaba observando y una exclamación fui solando. - Pero si esto está casi tan limpio y ordenado como los grandes hoteles en los que me he hospedado aunque admito que aquí nunca te habría buscado-
Al parecer el lugar poco a poco quería mejorar pues ya cansada estaba de vagar…sólo para dolor encontrar. Repentinamente la mano que frotaba tomaría y dicha mano suavemente besaría con todo el cariño que alguien podría y de pronto una rosa charlotte con magia aparecería -Creía que yo sólo podía matar y destruir, pero si es para que usted feliz usted pueda vivir tal vez mis habilidades para más podrían servir. Déjame a mí la remodelación y tendrás el último bastión-
El lugar fui viendo mientras Keny lo iba describiendo y su toque en todo iba sintiendo -Realmente me gusta y para sobrevivir bien se ajusta - Pronto al toca discos me moví y una de las cajas de disco abrí -La música pocas veces escuché y eso sólo cuando a alguien más visité, pero te puedo decir que la instrumental adoré-
Pronto frutos, té y la carne seca que siempre almorzaba de la mochila sacaba y junto a unas herramientas los juntaba. -…A mí también se me hace raro el estar en casa de alguien más, de hecho de visita nunca he estado jamás. Quizás mejor debí traerte un par de gemas, pero como sea no temas que al menos tengo de que contarte hasta que te duermas-
A la radio miré y de pronto de algo me acordé -…Sabes, por la radio una vez llegue a hablar, aunque no sé si me llegaste a escuchar, quizás en la próxima transmisión te pueda acompañar.-
-Y eso que por mis versos son mi marca personal que me deja sin ningún dual, aunque supongo que es porque lo revele al considerarte especial-
Pronto al Talahasse estaría entrando, aunque Keny por no asustarme me estaba implorando aunque con una suave risa me estaba encantando -Descuida, una vez a una loca fui a ver cuál miles de cabezas zombi tenía por doquier, pero yo sólo le pregunté si tenía té para beber jeje-
Extrañamente la puerta no estaba cerrada y por esto ella no estaba preocupada. ¿Qué si un loco llegara a aparecer? ¿Qué si algo a Keny le fuera a suceder? Aquí una cerradura de golpe hay que poner.
Pronto el interior estaba observando y una exclamación fui solando. - Pero si esto está casi tan limpio y ordenado como los grandes hoteles en los que me he hospedado aunque admito que aquí nunca te habría buscado-
Al parecer el lugar poco a poco quería mejorar pues ya cansada estaba de vagar…sólo para dolor encontrar. Repentinamente la mano que frotaba tomaría y dicha mano suavemente besaría con todo el cariño que alguien podría y de pronto una rosa charlotte con magia aparecería -Creía que yo sólo podía matar y destruir, pero si es para que usted feliz usted pueda vivir tal vez mis habilidades para más podrían servir. Déjame a mí la remodelación y tendrás el último bastión-
El lugar fui viendo mientras Keny lo iba describiendo y su toque en todo iba sintiendo -Realmente me gusta y para sobrevivir bien se ajusta - Pronto al toca discos me moví y una de las cajas de disco abrí -La música pocas veces escuché y eso sólo cuando a alguien más visité, pero te puedo decir que la instrumental adoré-
Pronto frutos, té y la carne seca que siempre almorzaba de la mochila sacaba y junto a unas herramientas los juntaba. -…A mí también se me hace raro el estar en casa de alguien más, de hecho de visita nunca he estado jamás. Quizás mejor debí traerte un par de gemas, pero como sea no temas que al menos tengo de que contarte hasta que te duermas-
A la radio miré y de pronto de algo me acordé -…Sabes, por la radio una vez llegue a hablar, aunque no sé si me llegaste a escuchar, quizás en la próxima transmisión te pueda acompañar.-
- Spoiler de spoilers:
- Vestimenta:
- Aunque la sangre no nos una somos familia:
- Awards:
— Me alegra mucho que me hayas encontrado — me apoyo en la mesa de la radio, observo como Maximillian mira a su alrededor y se fija en cada detalle del local. — Oh no, no, no... consiento que me ayudes, pero no que te encargues tú de todo el trabajo — sonrío ligeramente.
— Oh perdona, disculpa mis modales, pero no te he ofrecido nada, ¿te gustaría una cerveza, whiskey, agua...? Es lo que hay principalmente en el bar, ya sabes, creo que también hay algunas bolsitas de té — me acerco hacia la barra y rebusco por los estantes. — Anda sí; poleo menta, manzanilla, tila, té verde, té rojo... hay muchas cajas — prácticamente ni me he dado cuenta de esas cosas, sabía que estaban ahí y poco más.
— Y... si quieres comer algo hay varias latas, he estado abasteciendo el bar en los últimos meses, así que... está bien, incluso me gustaría hacer un pequeño huerto detrás, un porche y poder comer fuera cuando haga buen tiempo — ideas, ideas, ideas... tal vez aquello no dure, o sí, puede que siga allí muchos más años. No estoy segura, no sé cuánto aguantaré... solo sé que lo necesitaba, que necesitaba un lugar así, fijo y eso me da esperanzas, por fin algo de estabilidad.
— Oh perdona, disculpa mis modales, pero no te he ofrecido nada, ¿te gustaría una cerveza, whiskey, agua...? Es lo que hay principalmente en el bar, ya sabes, creo que también hay algunas bolsitas de té — me acerco hacia la barra y rebusco por los estantes. — Anda sí; poleo menta, manzanilla, tila, té verde, té rojo... hay muchas cajas — prácticamente ni me he dado cuenta de esas cosas, sabía que estaban ahí y poco más.
— Y... si quieres comer algo hay varias latas, he estado abasteciendo el bar en los últimos meses, así que... está bien, incluso me gustaría hacer un pequeño huerto detrás, un porche y poder comer fuera cuando haga buen tiempo — ideas, ideas, ideas... tal vez aquello no dure, o sí, puede que siga allí muchos más años. No estoy segura, no sé cuánto aguantaré... solo sé que lo necesitaba, que necesitaba un lugar así, fijo y eso me da esperanzas, por fin algo de estabilidad.
-Me alegra mucho encontrarte también...- Contesté con total honestidad con una sonrisa grande en verdad, mientras un disco empiezo a tomad. Un soplido suave en la superficie del disco fluía quitandole el polvo que poseía, aunque mi manga aun le pasaría.
Era el primer disco que encontré y como no sé de música lo pondré, pues igual poco me concentraré.
-Demasiado tarde, my lady. Todo lo que falte arreglar lo arreglaré y lo que se necesite crear lo crearé, pero encantado su apoyo durante todo el proceso tomaré-
De hacer todo sólo nunca tuve realmente la intención, sólo quería su cooperación y una excusa para mantener la conversación. Por ahora la musica estaba escuchando y un poco la estaba disfrutando, mientras revisaba las herramienta estaba tarareando.
-Oh, ¿Tienes té? A un caballero ingles si que sabe conquistar, pues cualquier té me encantará probar, pero un té verde sería bueno para empezar. Un Whisky le vendría bien a mi garganta seca, pero mejor esperemos a que anochezca. En un rato si quieres comemos y con la comida que te traje quizás hasta celebremos, pero primero deja tus herramientas vemos-
Al parecer muchos planes Kenny tenía y, claro, en todo lo que pueda la apoyaría. -No es problema preparar un lugar relativamente seguro para comer afuera, pero dudo que un huerto bien me saliera, así que el leer algun libro de eso primero debiera. -
Por ahora las cosas que prometi me puse a meter que si no la comida bajo el sol se va a coser, así que algunas herramientas y comida me puse a poner. Entonces lentamente hacía Kenny me moví y un brazo hacia ella extendí, entonces una flor con un truco aparecí.
-Una flor que palidece ante su rostro tan encantador...-
Tal vez muy cool había sonado,...pero vaya que yo estaba sonrojado, sin duda nunca algo así a alguién le había dado.-...Como la casa de una dama por primera vez iba visitar muy preparado debía estar, espero no llegarte a incomodar. - Realmente no sabía que decir, así que al garaje me empecé a ir. -¿Con las ventanas estabas trabajando? Pregunto para ir empezando...-
Era el primer disco que encontré y como no sé de música lo pondré, pues igual poco me concentraré.
-Demasiado tarde, my lady. Todo lo que falte arreglar lo arreglaré y lo que se necesite crear lo crearé, pero encantado su apoyo durante todo el proceso tomaré-
De hacer todo sólo nunca tuve realmente la intención, sólo quería su cooperación y una excusa para mantener la conversación. Por ahora la musica estaba escuchando y un poco la estaba disfrutando, mientras revisaba las herramienta estaba tarareando.
-Oh, ¿Tienes té? A un caballero ingles si que sabe conquistar, pues cualquier té me encantará probar, pero un té verde sería bueno para empezar. Un Whisky le vendría bien a mi garganta seca, pero mejor esperemos a que anochezca. En un rato si quieres comemos y con la comida que te traje quizás hasta celebremos, pero primero deja tus herramientas vemos-
Al parecer muchos planes Kenny tenía y, claro, en todo lo que pueda la apoyaría. -No es problema preparar un lugar relativamente seguro para comer afuera, pero dudo que un huerto bien me saliera, así que el leer algun libro de eso primero debiera. -
Por ahora las cosas que prometi me puse a meter que si no la comida bajo el sol se va a coser, así que algunas herramientas y comida me puse a poner. Entonces lentamente hacía Kenny me moví y un brazo hacia ella extendí, entonces una flor con un truco aparecí.
-Una flor que palidece ante su rostro tan encantador...-
Tal vez muy cool había sonado,...pero vaya que yo estaba sonrojado, sin duda nunca algo así a alguién le había dado.-...Como la casa de una dama por primera vez iba visitar muy preparado debía estar, espero no llegarte a incomodar. - Realmente no sabía que decir, así que al garaje me empecé a ir. -¿Con las ventanas estabas trabajando? Pregunto para ir empezando...-
- Spoiler de spoilers:
- Vestimenta:
- Aunque la sangre no nos una somos familia:
- Awards:
— ¿Y qué ha sido de ese café? — Kennedy se echó a reír, al recordar aquella ocasión en Las Vegas, ¿sería allí? Ya apenas recordaba, había pasado mucho tiempo, había pasado por muchas malas situaciones, así que no estaba de más poder conversar con un buen amigo por fin, tras tanta soledad.
— Puede que haya algo por aquí Maximillian — dijo sin cambiar su expresión. Aquel era un buen hombre, se alegraba de comprobar que seguía con vida. Así que no le molestó que se quedase en el bar algo más, no era lo habitual en las visitas, pero al fin y al cabo Max había sido un buen amigo durante el apocalipsis y ambos se habían ayudado demasiado como para no compartir un par de tragos y una larga charla, en la que pudieran ponerse al día. Estaba bien para variar después de tantos meses sin cruzar ni una palabra con nadie en persona.
— Puede que haya algo por aquí Maximillian — dijo sin cambiar su expresión. Aquel era un buen hombre, se alegraba de comprobar que seguía con vida. Así que no le molestó que se quedase en el bar algo más, no era lo habitual en las visitas, pero al fin y al cabo Max había sido un buen amigo durante el apocalipsis y ambos se habían ayudado demasiado como para no compartir un par de tragos y una larga charla, en la que pudieran ponerse al día. Estaba bien para variar después de tantos meses sin cruzar ni una palabra con nadie en persona.
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