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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Donde juegan el gato y el lobo...[Maeve Fitzgerald]
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Huntington, West Virginia
18:30 PM, Atardecer
En algún lugar apartado del centro, por las montañas donde el frío y la tranquilidad son mucho mayores que estar escuchando incesantemente el quejido de los zombies, se puede escuchar la voz de un hombre cantando de forma apasionada, así como se escuchan notas y acordes de guitarra. Cualquiera que pudiera escuchar el sonido, tendría que subir las montañas y el tramo hasta llegar a la antigua casa de los padres de Adam no era corto precisamente, por eso quizá ha vuelto?
La casa que durante su infancia y la vejez de sus padres una vez fuera un sueño bonito, ahora no es más que pasto de la carcoma el paso del tiempo y de constantes al parecer saqueos, los cristales rotos, las tablas clavadas arrancadas, basura por todas partes. Pero a él no le importa, está demisado ocupado frente al patio, con una hoguerita encendida, dejando que el humo ascienda, sobre ella una sartén sin mango mientras se va calentando y cociendo varias sobras de comida que le quedaban, como pan, carne seca y demás, al menos quiere que esté crujiente. Se ha relajado más que nunca, todo porque ha encontrado cuerdas para su vieja guitarra y ahora puede darlo todo, pateando piedras entre acordes y dando vueltas por allí.
Cerca de la hoguera hay un petate con varias cosas, asoma un rifle y una espada indudablemete, aunque puedan haber más cosas. De verlo de cerca Adam ha cambiado en apariencia, es ligeramente más alto, aunque lo que más destaca es que toda esa portentosa musculatura se ha visto reducida por la falta de alimento constante tras varios años de apocalipsis. Su cabello ha crecido cual melena, lleva bastante barba, se nota que él no es un proyecto ya a sus 35 años camino 36, con mucha más vida de la última vez que se le vio en sociedad, va vestido con unos pantalones raídos, unas botas viejas, un chaleco antibalas que ha decorado con cuero y tachas de acero, descansa junto al petate, ahora mismo tan solo lleva una camisa beige vieja que ahora mismo lleva abierta, sin nada debajo, hace buen tiempo? Probablemente no tanto, pero junto al fuego y a la luz del sol se está genial, aunque dentro de menos de media hora este termine de caer y de paso a la noche, algo que al parecer Adam está aceptando cantando a viva voz y tocando con todas sus ganas, a la lejanía sería difícil saber si lo está haciendo apropósito o no.
Conforme va terminando de tocar se sienta frente a la hoguera repitiendo los últimos punteos y acordes hasta terminar definitivamente. Respira profundamente con sensación de liberación y devuelve la mítica sonrisa a la que está acostumbrado a su rostro.
-Una gran canción sin duda...-Su voz suena más rasgada que hace años, anota algunos cambios en la letra con un carboncillo en unos papeles que tiene cerca, lo bueno es que es una noche sin viento, sabe que el sonido no llegará excesivamente lejos, está tocando y cantando de cara a la montaña.
18:30 PM, Atardecer
En algún lugar apartado del centro, por las montañas donde el frío y la tranquilidad son mucho mayores que estar escuchando incesantemente el quejido de los zombies, se puede escuchar la voz de un hombre cantando de forma apasionada, así como se escuchan notas y acordes de guitarra. Cualquiera que pudiera escuchar el sonido, tendría que subir las montañas y el tramo hasta llegar a la antigua casa de los padres de Adam no era corto precisamente, por eso quizá ha vuelto?
La casa que durante su infancia y la vejez de sus padres una vez fuera un sueño bonito, ahora no es más que pasto de la carcoma el paso del tiempo y de constantes al parecer saqueos, los cristales rotos, las tablas clavadas arrancadas, basura por todas partes. Pero a él no le importa, está demisado ocupado frente al patio, con una hoguerita encendida, dejando que el humo ascienda, sobre ella una sartén sin mango mientras se va calentando y cociendo varias sobras de comida que le quedaban, como pan, carne seca y demás, al menos quiere que esté crujiente. Se ha relajado más que nunca, todo porque ha encontrado cuerdas para su vieja guitarra y ahora puede darlo todo, pateando piedras entre acordes y dando vueltas por allí.
Cerca de la hoguera hay un petate con varias cosas, asoma un rifle y una espada indudablemete, aunque puedan haber más cosas. De verlo de cerca Adam ha cambiado en apariencia, es ligeramente más alto, aunque lo que más destaca es que toda esa portentosa musculatura se ha visto reducida por la falta de alimento constante tras varios años de apocalipsis. Su cabello ha crecido cual melena, lleva bastante barba, se nota que él no es un proyecto ya a sus 35 años camino 36, con mucha más vida de la última vez que se le vio en sociedad, va vestido con unos pantalones raídos, unas botas viejas, un chaleco antibalas que ha decorado con cuero y tachas de acero, descansa junto al petate, ahora mismo tan solo lleva una camisa beige vieja que ahora mismo lleva abierta, sin nada debajo, hace buen tiempo? Probablemente no tanto, pero junto al fuego y a la luz del sol se está genial, aunque dentro de menos de media hora este termine de caer y de paso a la noche, algo que al parecer Adam está aceptando cantando a viva voz y tocando con todas sus ganas, a la lejanía sería difícil saber si lo está haciendo apropósito o no.
Conforme va terminando de tocar se sienta frente a la hoguera repitiendo los últimos punteos y acordes hasta terminar definitivamente. Respira profundamente con sensación de liberación y devuelve la mítica sonrisa a la que está acostumbrado a su rostro.
-Una gran canción sin duda...-Su voz suena más rasgada que hace años, anota algunos cambios en la letra con un carboncillo en unos papeles que tiene cerca, lo bueno es que es una noche sin viento, sabe que el sonido no llegará excesivamente lejos, está tocando y cantando de cara a la montaña.
Los caminos de la vida -y el rumor de que uno de los suyos estaba ahí- habían llevado a Maeve hasta Virginia. Tenía recuerdos de aquel sitio. La última vez había sido poco tiempo antes de que el brote se desatara. Muchas cosas habían cambiado en esos años. La dulce joven ya no era dulce, se había podrido como la fruta y se había agriado. Ya no era la rosa, sino sus espinas. No, peor: ahora era una planta carnívora. Y le iba muy bien así. Tuvo el impulso de acercarse a la base que antaño había visitado, ¿seguiría alguien refugiándose allí? Negó con la cabeza y, mientras su coleta se agitaba, sus ideas parecían volver a acomodarse.
Hacía ya días que vagaba por la ciudad y fue, cuando estuvo a punto de rendirse, que encontró un graffiti escrito en morse:
.-.. .- / -.-. .- ... .- / . -. / .-.. .- / -- --- -. - .- .- .-.-.
"La casa en la montaña"
Y un improvisado mapa que tuvo que hacer coincidir con el de una guía. Se mordió el labio y siguió la pista sin perder más tiempo, en unas horas iba a cernirse la noche sobre ella y no quería estar ahí fuera con esos monstruos. Si bien el sol aún estaba en el punto más alto, se giró levemente y miró hacia las montañas. Le llevaría tiempo llegar hasta allí. Los rayos solares se reflejaron contra el cristal polarizado de sus gafas de sol antes de que le diera la espalda al astro y emprendiera camino hacia su próximo destino, con paso firme.
Tardó horas en siquiera acercarse a su destino, siempre guiándose por el mapa, e intentando ser sigilosa. Su única arma para defender de todo aquello era un destornillador. Y una botella de cristal en la que cargaba agua, por lo que no estaba dispuesta a perderla. Pero en el camino se encontró con una imagen inusual. A lo lejos, en la carretera que subía hacia la montaña había una figura tirada en el suelo, parecida a una persona. Lo hubiera ignorado de no ser que debía pasar por su lado para continuar, así que en silencio empuñó su eficiente arma y se acercó, en pose de defensa total. Efectivamente era una persona. O lo había sido hacía mucho tiempo. Sus ropajes estaban cubiertos por sangre y no había ningún signo vital, pero tampoco parecía que fuera a reanimarse. Lo que más llamó la atención de Maeve fue, sin embargo, una suerte de látigo que estaba enganchada a uno de sus lados. Comprobó varias veces que estuviera muerto muerto y fue a hacerse con una nueva recompensa.
Los ojos se abrieron y revelaron unos globos blanquecinos, perdidos.
Las manos enemigas se cerraron sobre los hombros de la irlandesa. Una mandíbula a punto de dislocarse se acercó demasiado a su cara, casi arrancándole la nariz. Su accionar fue rápido, pero poco le sirvió. La fuerza era monstruosa y enseguida estaban rodando en el suelo, batallando. La había desestabilizado fácilmente, pero no se dejaría vencer, no de aquella forma tan estúpida. Forcejearon bastante y decidió utilizar el ingenio y, cuando el zombie bajó la cabeza para darle una certera mordida, Maeve interpuso el destornillador entre ambos y atravesó su cerebro. Cuando hubo abierto los ojos se encontró impregnada de una sustancia negruzca. Se incorporó como un rayo y sintió que algo se removía en su mejilla. Tardó poco en comprobar que era un enorme gusano. Lo tiró al pavimento asqueada y lo aplastó con su bota. Lo raro era que no hubiera encontrado más de esos parásitos encima de ella, pero por si las dudas se sacudió rápidamente la chaqueta de cuero y los vaqueros y arrebató del -ahora sí- cadáver el látigo. Desató la bandana que llevaba al cuello y humedeció con un poco de agua la tela para limpiarse el rostro, antes de que la sangre pegajosa se secara al sol y emanara peste.
No tardó mucho más en ponerse en marcha. A medida que se acercaba el aire le traía el eco de una canción y el punteo de una guitarra. ¿Podía ser verdad? Sabía que Morrison, su amigo, era un aficionado a la música, pero no sonaba nada como él. Respiró hondamente y se acercó a la casa de forma sigilosa, un color anaranjado tintaba los alrededores, pero no era el atardecer: era una hoguera. De espaldas a ella una figura humana con una larga melena. Evaluó la situación, estaba mucho mejor preparada que ella, pero un ataque sorpresa podía darle ventaja. Si hubiera dominado el látigo podría haber arrebatado el rifle sin mayores problemas y dispararle en caso de que decidiera empuñar la espada.
Se mordió el labio inferior y lo intentó... Con un rápido movimiento del látigo logró alcanzar el cañón del arma de fuego y llevársela a las manos. Ágilmente la tomó entre sus manos y apuntó al individuo. Cuál sería su sorpresa al descubrir que no era Morrison, pero tampoco un extraño.
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Con calma usa su navaja multiusos para cocinar, le viene en ella tenedor pequeño y lo está usando para remover la comida y que no se queme, solo quiere evolucionarla a algo preparado, convertir esas sobras en algo decente que echarse a la boca, tras varios días de guardar y guardar durmiendo en el coche.
Gracias a uan radio que ha ido reconstruyendo por piezas, puede escuchar lo que emite Talahasse de música, para poder escucharlo en condición usa un pequeño altavoz conectado a la radio. Totalmente despreocupado de su alrededor, pensativo.
"Ya casi han pasado tres años y no he conseguido mucho por mi cuenta, solo he aliviado el sufrimiento de los viajeros que haya ido encontrando, pero ni rastro de la entrada a las bases de Umbrella. Ni siquiera por contactos...Como pueden haber desaparecido de tal forma? Estoy cansado de correr, dar vueltas y jugarme la vida por nada..."Metido en sus pensamientos es inconsciente de que alguien lo acecha, más con el leve sonido de la radio incluso le dificulta más escuchar los pasos de nadie.
El ruido del látigo chasqueando es lo suficientemente evidente como para alertarle, en otra época habría sido lo bastante rápido para sujetar el látigo con una mano y no dejearlo volver a su punto de partida, pero ya no es el que era, por lo que solo consigue ponerse de pié, al tiempo que saca su anvaja mariposa del bolsillo, abriendola con habilidad, acabando la hoja en la punta de sus dedos suejtandola por encima de su cabeza, listo para lanzar a su objetivo.
-Que...-La mira y se nota su mueca de confusión-...Yo...Te conozco...-Tiene recuerdos borrosos del pasado, recuerda haberla visto en alguna fiesta cuando aun trabajaba para el gobierno.
-Pero soy incapaz de recordar tu nombre...-La sigue mirando y un escalofrío de placer lo recorre, la recuerda en la base con él, en la ducham, corriendo entrenando con él.
"Fue parte de los Navy Seal?"Recuerda haberla besado incluso lo que provoca que un par de lágrimas recorran su rostro por la impotencia.
"Porqué no puedo recordar su nombre?"Mantiene su postura, esperando ver cual será el siguiente movimiento por parte de la mujer.
-Nose que es lo que pretendes y me da igual de que vayas disfrazada, baja el arma o te dejo en pelotas corriendo por este yermo...-Lo normal habría sido amenazar con matarla, probablemente en otra época así habría sido, pero ahora ha hecho un juramento, no volver a matar a ningún ser humano, ya ha matado suficiente, no obstante eso no quiere decir que en su mirada no se note la convicción de un hombre que parece seguro de su victoria.
La observa, debe de estar a menos de 5 metros, por su postura es evidente no que no está simplemente sobreviviendo, parece prosperar, lo que para Adam implica que esta vieja cara conocida cuyo nombre no puede recordar o bien sea una alucinación por el síndrome de abstinencia o es un enemigo que viene de uan base cercana.
Era él. Seguía en el mismo Estado donde se conocieron, pero algo no cuajaba. A oídos de Maeve no tardó en llegar la alta traición cometida contra el gobierno de parte del soldado que había rechazado por eso, por servir a un sistema corrupto. Lo que le dolió no fueron los rumores de que lo habían asesinado, sino la verdad que ella conocía: lo estarían torturando día y noche hasta sacarle información. Recordó cómo un escalofrío recorrió su médula espinal pensando que si la pillaban, se encontraría probablemente en la misma situación. Sin embargo, allí estaba, frente a ella. Desaliñado. El mayor de los cambios estaba en su mirar, la bestia que rugía mientras corrían se había dormido y su alma estaba guardada por un chihuahua ladrador y molesto. La joven afiló la mirada y sujetó con más determinación el rifle.
—Mi nombre ya no tiene importancia, Adam. —Apuntó directamente a su sien—. No estoy buscando problemas.
Jensen no era él único que había sufrido un cambio drástico. Luego del comienzo del apocalipsis la heredera al trono de los Fitzgerald no era más la niña que aparecía en televisión y revistas, siempre sonriente. Su rostro podía no recordar cómo hacerlo más. No permitiría que la amedrentara nadie, ni siquiera él. Se había desentendido de todos sus contactos menos su gente cercana, con los que no se veía muy a menudo. Temió por el posible encuentro entre su amigo y el teniente y quiso salir de dudas. Necesitaba información.
—Estoy buscando a uno de los míos... —Explicó—. Alto, de tez morena, se hace llamar Morrison. ¿Lo has visto?
Si bien no tenía ese aura agresiva que lo caracterizaba años atrás, Maeve no podía confiar en las apariencias. Ella misma fue un cachorro indefenso ante los ojos de una nación. Pero no ante los ojos de él. Apretó la mandíbula ante el recuerdo de esa noche y mentiría si dijera que no sintió una oleada de alegría recorrerle el cuerpo al darse cuenta de que ese rebelde Navy Seal había traicionado a los enemigos de la irlandesa. Y ahora se encontraba frente a él. Toda esa locura cambió a las personas. ¿Pero le guardaría rencor Adam, sabiendo que la familia Fitzgerald estaba involucrada con Umbrella, principales responsables?
Decidió dejarse guiar por su instinto felino y bajó el arma. La sujetó por el cañón y con un hábil giro se la ofreció a su legítimo propietario. Era su forma de demostrar que venía en señal de paz, si bien no mostró cambio alguno en su expresión de ceño levemente fruncido y barbilla alzada, en señal de altanería.
—Ha pasado tiempo, es normal que no me recuerdes. —La confusión ajena le había producido una punzada de dolor en su orgullo, porque ella sí tenía grabado a fuego en la memoria su encuentro—. Soy Maeve.
No tenía intención de quedarse allí aún cuando la penumbra refugiara a los peores seres. Sacaría la información necesaria y se marcharía, no había rastro del hombre que le había llegado a interesar más que su físico, demacrado.
Adam no se ha movido un solo milímetro, es cierto que su mirada es apacible, no obstante ella empieza a ver que él no está muy preocupado, porque tampoco baja la navaja. La estudia, por su altura, por la forma en la que empuña el rifle, incluso dobla el cuello a un lado viendo que lo está apuntando directamente a la cabeza de la forma más precisa posible, a pesar de la distancia que hay entre ellos se ha dado cuenta de lo que pretende.
-Me llamo BalioN, nose quien es Adam te has confundido de persona...-Hace una pausa mientras ella sigue apuntándole y hablando, baja lentamente la mano hasta dejar ambas al lado de sus caderas en posición de reposo.
-Está muerto, como todos los que han intentado saquearme...-Su mirada se vuelve mucho más fiera y afilada.Miente, pero se la suda, si es un mimebro de Terra Save ya estará a salvo, no suele ser raro verles en misiones de recuperación, demasiados nombres que luego no recordará, ni rostros que probablemente vuelva a ver.
Adam colabora con Nicholas Robles desde hace tiempo, aunque no se haya unido a su refugio oficialmente, pero lo que le preocupa, es quien es ella, para quien trabaja y porqué busca a su contacto aquí en la zona más apartada de Huntington, por las montañas, de hecho la familia de Adam vive muy en la altura de esas mismas montañas.
Ella puede notar como él está completamente en guardia y alerta aun así no parece muy preocupado de recuperar el rifle, antes de que se lo tienda con un rápido movimiento vuelve a enfundar dentro de las guías la hoja de la navaja mariposa. Adam dado al fin del mundo lleva años desarollando su empatía, enemigos, supervivientes, aliados, se ha vuelto un animal mucho más eficiente, además ya no es como antes, no puede jugarsela a todo o nada siempre, no hay el nivel de medicina ni ayudas de las que antes disponía.
Toma el rifle con calma y antes de nada le quita el cargador(vacío) y se lo enseña, dejando el rifle apoyado sobre su torso con el cañón hacía arriba tira de la palanca de extracción para enseñarle que la recámara también está vacía. Mostrándole que si no la ha atacado es porque no ha querido tampoco.
-Llegué aquí esta misma mañana, aun no he tenido tiempo de cargarlo...-Lo suelta todo dejándolo caer al suelo y hace crujir su cuello sonoramente, pareciera estar apunto de decir su típica frase de "Tienes 10 segundos para decirme para quien trabajas"
Pero algo sucede, como una conexión extraña Adam se queda completamente frenado, le vuelven más recuerdos cuando ella pronuncia su nombre, "Maeve". Su mirada se intensifica enfocándola como un lobo a su presa.
Una sonrisa muy leve empieza a dibujarse en su rostro mientras su cuerpo vuelve a relajarse también, poco a poco va recordando más cosas, la motivación vuelve a embargarle poco a poco, la comida se está quemando, pronto su sonrisa es de oreja a oreja.
-Sabía que eras una espía!-La señala de golpe, Adam ya no se comporta como una fiera enjaulada, en el fin del mundo se siente uno más, no parece que sienta que tenga que demostrarle nada a nadie.
-Maeve...-La mira con nostalgia-...Yo siempre cumplo mis promesas, de normal nada...-Se abre un poco más la camisa y colgado junto a sus tags del ejército lleva colgando una anilla de plástico tan desgastado que a simple vista debe der haberle resultado difícil reconocerla.
-Jamás podría olvidarte, ni nuestros asuntos pendientes, como para ahora sí...-Asiente varias veces con la cabeza, vovliendo por un instante a ser quien siempre fue-...Me digas para quien trabajas realmente...El placer puede esperar...-Entrecierra los ojos ligeramente alzando la mirada mostrándose por primera vez altivo en todo el encuentro.
Claro que no la ha olvidado, no recuerda exactamente hasta el último detalle, pero sabe que ella estaba con el gobierno, de hecho su suegro era el ministro de defensa y por culpa de aquello Skrooger siempre se la tuvo jurada a Adam. La emoción lo sigue bombardeando descarga tras descarga a tal punto en que parece tener la misma cara que cuando paro de abrocharse el cinturón tras bajar la tirolina, aunque ahora lleve más melena y barba. Su mirada sigue intacta, ahora que ya llegado el momento de ser excepcional. Lo está deseando tanto que hasta tiembla de la emoción. Le importa una mierda el puto Morrison ni aunque fuera el puto Jim Morrison le importaría, solo quiere volver a sentirlo, como llega a los límites como ser humano. Casi que directamente quisiera saltarse la carrera y empezar a darse de ostias por como sonríe, como si hubiera encontrado la fuente de todo su dolor y agonía.
-Tienes miedo?-Le susurra sin abandonar su postura.
La recordaba. Un sentimiento de positivismo la invadió mas no lo demostró. Su expresión se mantenía serena incluso frente a la sorpresa de que el rifle estuviera cargado. Adam sólo conocía su nombre en clave, lo que le hizo pensar que debía haber sufrido algún traumatismo o era todo producto de las torturas a los que suponía lo habían sometido. Aprieta los labios al ver la anilla plástica aún colgando del cuello de Balion y eleva una ceja cuando éste la acusa de ser una espía. Sí, lo había sido, pero jamás se lo confirmó. Ahora sólo era otra superviviente cuyo refugio y grupo no pensaba revelar a nadie, ni siquiera a él. Una de las comisuras de sus labios se elevó, formando una mueca burlesca y soberbia. Sabía que Morrison no iba a ser tan idiota de dejarse atrapar y menos de verse en un altercado contra él. No por nada Maeve se había encargado de instruirles acerca de Balion cuando hubiera vuelto de la visita a base. Todos podían reconocer su cara. Era el Navy Seal referente; para el que se preparaban en caso de guerra. Morrison aún vivía.
—Trabajo para mí misma... —Rompió el tenso silencio que se había creado—. Y para la supervivencia de los míos. De lo único que tengo miedo... —Dejó al aire lo que iba a decir y con paso lento, felino, se acercó al soldado lo suficiente como para llevar su delicado dedo índice, de uña afilada, hacia la barbilla del mismo. Se ha acercado tanto que sus respiraciones se entrecruzan—. Es que pierdas la comida que estás cocinando, Capi.
Ahora esa era ella. No había necesidad de disfrazarse frente a él, que ya sospechaba que algo no era correcto a su alrededor. Sin más dilación se dio la vuelta y comenzó a girar la comida, para que no siguiera cocinándose por el mismo lado, que ya comenzaba a carbonizarse. Estaba en desventaja, sin visión de él, pero no se sentía amenazada en ningún momento. Siempre había confiado en sus habilidades, pero también en ese sexto sentido que despertaba en situaciones complejas. En ese caso en particular no estaba segura del todo de si era ese sexto sentido, o el haber conocido un poquito al Adam del pasado lo que la hacía actuar tan despreocupadamente. Se mantenía alerta y no dudaría en defenderse, pero no tenía intención de atacar. No había nacido con ella, aunque supiera fingirla a la perfección. Pero tampoco quería adentrarse en un terreno pantanoso del que no pudiera salir. No quería revivir lo vivido con él. Estaba demasiado preocupada ahogada en su egocentrismo y en su diminuto círculo de aliados como para dejarse quebrar. Pero hacía mucho tiempo que estaba completamente sola, sin emoción en su vida, con un único propósito que no iba a alcanzar sola. Sabía que si él volvía a alegrarla se quebraría como un tronco carcomido.
—Tenías razón cuando lo dijiste hace años, Ad-... Balion. Pero ya no hay tal cosa como los espías, al menos no gubernamentales, no de los que tú te encargues. —Estaba agachada frente a la hoguera. Antes de pronunciar sus siguientes palabras, miró a su cara. Desde aquella posición sus ojos azules se veían mucho más grandes y aniñados. Reflejaba actitudes opuestas que se contraponían. Inocencia y seducción, agresividad y pasividad. Desprendía un aura de misterio y feminidad insoportables—. ¿Quieres saber la verdad? No, esa no es la pregunta. —Se humedeció los labios—. ¿Estás preparado para saberla?
Ver como ella se ha vuelto tan altiva le repugna, pues ha discernido claramente que no es una superviviente, no ha comprobado si el arma estaba cargada, no se ha fijado en si realmente Adam está allí solo, si hubiera más gente dentro de la casa? Comprende rápidamente que es la propia actitud que tiene lo que está haciendo que Maev baje la guardia, él no la recuerda así, pero al mismo tiempo si la recuerda así.
"Aunque se muestre amigable debo seguir haciéndole creer que estoy loco...Todo esto me pone de los nervios..."
La amnesia es una de las peores dolencias para alguien como Adam, que siempre ha tenido una memoria y una capacidad de procesamiento cognitivo superior a la media. No obstante, dentro de todo lo que puede ir recordando, no recuerda que Maev lo hubiera tratado mal o tratado de engañarle nunca, aunque ha recordado que la besó, también recuerda que justo después le rechazó.
Se queda simplemente mirándola pensativo, hasta que finalmente se deja caer en el suelo para sentarse frente a la hoguera, la sonrisa se ha borrado de su rostro, vuelve a tener la misma expresión que cuando Maeve lo encontró, está demasiado disperso para pensar en nada.
"Como ha llegado aquí? Porqué ahora? Vine aquí a decidir, si volvía el asesino refinado o moría para dar paso finalmente al mercenario altruista y ella...Aparece en un momento así?..."Mientras sigue pensando se frota la cara, cuando se cubre los ojos no puede evitar ver los rostros de su mujer y de su hija muertas frente a él. Lo cual le produce un escalofrío muy humano.
Respira hondo apartandose el cabello del rostro y recoge el rifle del suelo, junto al cargador para dejarlo al lado del petate sin apenas decir nada, cuando quiere sabe escuchar mucho más de lo que parece, no solo escucha sus palabras, es su expresión corporal, como lo dice, sabe que ya no lo ve como un aliado si esque acaso en el pasado lo fueron por lo que él recuerda de ella.
"Cuando estás de mierda hasta el cuello..."Por algún motivo la voz de Coleman el sargento que lo instruyó en todo lo que sabe acerca de no morir se le presenta de nuevo en su cabeza, la mira de golpe cual depredador atento a cualquier movimiento.
-Empieza a hablar Maev, porque es muy extraño que aparezcas así ahora y con esa actitud de mierda, que yo recuerde por mucho que me divirtiera contigo jamás te apunté directamente a la sien con un arma y te parecerá que exagero, pero ni mucho menos, tu que sufres síndrome post-traumático no puedes entenderlo...-La mira a los ojos sin pena ninguna, probablemente ha perdido igual o más que el resto del mundo y qué? Para Adam lo más importante es actuar con pasión no con compasión.
-Oh sí, tu crees que eres un libro cerrado a cal y canto verdad? Que tu actitud no la he visto antes cierto? Déjame decirte algo, tienes la misma puta cara que todos los que vuelven del frente trastocados, locos, deprimidos, creyendo que la empatía es algo que debe morir para dejar paso a la fuerza en un mundo en el que solo los fuertes sobrevivien sabes cuantas veces he escuchado esa mierda?, Mierda! estás igual que yo cuando lo perdí todo...Nose que cojones has hecho pero aunque te haya proporcionado libertad o tiempo extra te ha destruido como ser humano.
hace una pausa cuando ella le inquiere con lo de la verdad.
-Nací preparado...-Le sonríe tratando de quitarle hierro al asunto y le da un toque con el puño a su hombro, después recoge un porro bien cargado de hierba y se lo lleva a los labios, sabe que le van a contar una tremenda historia y no quiere faltarle al respeto interrumpiendola o ignorandola.
-Nose porqué crees que soy tu enemigo o que alguna vez lo fuí a pesar de todo, pero...Creo que si merezco respuestas, a cambio...Te prometo que te contaré toda la verdad pero...-La mira acercándose a ella a una distancia incluso incómoda.
-Esta vez sin mentiras vale?-No se lo dice en un tono familiar o parental, es más bien el de un ex-novio harto de cuernos. No tarda en abrir el zippo y encenderlo, con la primera calada vuelve a mover las cejas como el día que la conoció, dándole a entender que sabe que la situación es íncomoda, como la noche que se conocieron pero se alegra de estar con ella, si aun conserva algo de empatía sabe que lo captara.
Se sintió molesta por la actitud del hombre, sobretodo porque no le faltaba razón. Jamás le había apuntado, ni amenazado, y sin embargo ella había estado dispuesta a pegarle un tiro en la sien si daba un paso, independientemente de no saber que el arma estaba descargada. Repudiaba la violencia y el asesinato, pero eran tiempos difíciles en los que las cosas no salían como una quería. Si no se cuidaba, nadie lo haría por ella. No tenía a la gente que amaba a su alrededor para cuidarse las espaldas mutuamente. Cuando la noche caía sobre sus hombros no lograba dormir, no por los zombies, sino por el miedo que le provocaba la simple idea de convertirse en algo que detestaba. Y se detestaba por estar comportándose así. Lo único que la podía llegar a consolar era notar que Adam, por más mierda que hubiera soltado por su boca, todavía esperaba que ella no fuera ese ser despreciable que ahora el mundo creía que era. De repente, lo que era una misión de búsqueda se convertía en una suerte de interrogatorio, o más bien una terapia de pareja, en la que ambos prometían contarse la verdad. Una fiesta de pijamas en la que hablarían de los chicos que les gustaban y se harían mascarillas versión post-apocalíptica.
—Lo eras. Eras mi enemigo porque estabas con el gobierno, bajo órdenes de un comandante que recibía consignas de boca de mi suegro. —Ya no hay mentiras que ocultar. Maeve está segura de que el mundo no volverá a ser como antes pronto. Su traición al Estado morirá con ella—. ¿Crees que te rechacé por estar casada? —Suelta una suave risa sardónica—. No me podría importar menos mi matrimonio. Era por conveniencia, como todo lo que sucedía en mi vida en esa época. Quería vengarme, ¿sabes? Quería romper las cadenas de los Fitzgerald, de mis suegros. Luchaba por lo que creía y, aún creo, un mundo más igualitario. Eras mi enemigo porque estabas del lado de los muchachos que investigaban las amenazas de muerte hacia mí y mi familia. Las mismas amenazas que redactaba y enviaba yo. —Hizo una pausa, mirando las llamas danzar frente a sus ojos—. Le apunté a mi padre con un arma desde un piso franco; saboteamos actos públicos bajo riesgo de ataque; pusimos bombas y... —Maeve ya no estaba contando una verdad, estaba divagando por sus recuerdos. Se abrió como un libro. No hacia Adam, hacia ella misma. Abrió la puerta de un ático y dejó escapar a los endemoniados espectros que llevaban años recluidos ahí. Sintió sus ojos humedecerse y un nudo en su garganta. Por su mente se sucedían los carteles de las noticias. Ese fatídico día en el que la información recibida no era certera y cuando la bomba explotó, segó las vidas de algunos civiles—. No queríamos que saliera así, no debía haber nadie allí, ¿cómo íbamos a saber que la tarde anterior los planes cambiaban? —Tampoco intentaba excusarse ante el hombre. Intentaba no sentir la culpa tan grande que pesaba sobre su corazón y el de los suyos.
Necesitó parar y tomar aire. Se puso de pie inmediatamente y hastiada por el calor se apartó de la hoguera. Nuevamente le dio la espalda a Adam. Cerró los ojos y apretó la mandíbula. Pudo contenerse. Recuperó el semblante serio.
—Cuando fuimos de visita a la base sí que estaba allí para recaudar la mayor información posible. Pero no me acerqué a ti por eso. —Confesar, de pronto, también la hacía sentir una liberación absoluta, aunque su corazón se hubiera quebrado por todo lo que acababa de revivir. No era lo mismo guardárselo dentro que soltarlo así, porque de esa forma sí que admitía que había sucedido lo que ella no podía creer—. Lo hice porque parecías tan harto de toda esa mentira como yo. Eras el único entre toda esa gentuza que no sonreía falsamente, como lo hacía yo.
Se giró para mirarlo nuevamente.
—Puede que pienses que soy un ser repugnante, puede que lo sea. Pero no me arrepiento de haber luchado por mi causa, sólo de no haber tenido suficiente cuidado.
La suave brisa hizo que el humo del cigarro y de la hoguera se dirigiera en su dirección, lo que provocó en ella ahogo. Tosió un poco. El olor a quemado volvía a invadir sus fosas nasales y sólo podía pensar en lo desagradable que era. Casi tanto como ella.
Todo empieza con una ligera sonrisa que aumenta y aumenta mientras la mira recordando "Layla" de Eric Clapton, creyendo que podría ser, ensimismado en un sueño, pero sin una sola sino varias cosas que ella dice, que lo conducen a tener clara una cosa, por su mirada y por como durante un instante mira de reojo el horizante, el paisaje que les rodea, el murmullo en la ligera brisa y ese cosquilleo inconfundible que le recorre la espalda."Ya están aquí..."Baja un poco la mirada.
La comprende perfectamente, no es ningún imbécil, no obstante, cuantas han sido ya...
"Rebecca,Maeve,Maria,Victoria,Kyra,Alexandra,DJ,Hope..."Hay un momento en el que para de contar"Joder...Pero cuantas van ya?..."mientras termina ella de hablar, no la ha interrumpido ni una sola vez, pero ella si puede ver algo curioso.
"Son siempre los mismos demonios..."
Cuanto más cuenta de su historia más se va encogiendo va Adam, frotándose los brazos por el frío, bajando la mirada, tomando la comida y empezando a ponerla encima de una bandejita de metal de esas de supervivencia. Claro que la está escuchando y ella lo sabe, no hay ningún pensamiento más que ya recorra su mente, ya sabe lo que debe hacer.
"...Los que nos persiguen."
Apenas con un reojo, observando sus reacciones, no es sherlock holmes, ni el detective más mordaz, es precisamente porque él es el máximo maestro indiscutible de esa clase de érrores de los que su conocida habla. Sabe que por una vez, ha llegado el momento de superar esa debilidad, de ser mejor de lo que una vez fue y enterrar al despiadado asesino, hedonista, drogadicto, sociopata y manipulador egocéntrico que una vez fué.
-Maev...-...La vida puede darte las mayores palizas que te puedas imaginar, puede darte de palos de tal manera que parece que va a romper tu espíritu, pero solo puede moldearlo no romperlo...Aunque parezca que está apunto no se rompe créelo...-Poco a poco ha ido recuperando su porte-...Estamos hechos de miedos deshazte de ellos...-Aparta la sartén del fuego de un salto bailoteando, mientras entona casi como una canción lo que sigue, durante todo este momento ha estado hablando en español. Aapaga finalmente el fuego de la hoguera con una cantinplora de agua, mientras sigue canutito en la boca.
-El momento perfecto de ser como quiero es ahora, no es el próximo lunes, ni el próximo enero, me toca.
La mira fijamente durante un instante para seguir sin haber parado, puede parar? Quien le va a parar ahora?, muy animado, es curioso, cuanto se parece bailar y cantar a pelear, una faceta que pocos han visto de él en el apocalipsis, no por nada Adam empezó como músico en esta vida.
-La vida me golpeó, pero no me cosió la boca y...Es mi turno de decirle un par de cosas!-Termina de canturrear y hablar en español con una amplia sonrisa, observándola por un instante, mostrándole que aun habiendolo perdido todo ha sido capaz de encontrar como ser feliz.
-Tu mundo es tuyo Maev!-La señala muy serio, como cambia la mirada de un asesino involuntariamente.-A ti no puede entenderte nadie, lo comprendo...-Hace una pausa y baja la mano, sonriendo de nuevo levemente, quizá no es tanto un sociópata? Simplemente se emociona tanto que va evolucionando de esa forma? Hay momentos en los que él mismo sabe que debe poner todo de su parte para respaldar lo que dice, no solo bastan las palabras.
-Cada uno en la vida cuando se le presenta la opción ha de elegir, hundirse en la pena o luchar contra ella...-Bastante serio hace una mueca con sus labios para enfatizar-...Puedes aceptar ayuda de fuera o no...-Baja un poco la voz al decir esto, casi como si parcialmente proyectara el problema de no pedir ayuda.
-Pero al final quien debe resolverlo eres tú, eres tú quien debe encontrar la salida al final del laberinto...-Sonríe ligeramente-...Cuando estás buscando la sálida eres uno y cuando lo encuentras eres otro...Nunca es la misma persona aquella que sale que aquella que entra...-Termina de decir respirando hondo en mitad de la oscuridad creciente, con algo de luz aún.
-Lo sé por experiencia Maev...Querría haberte contado mi vida y mis "pecados"...-Hace cierto enfásis-...Pero creo que solo te traería dolor...-Niega con la cabeza y se acerca a ella-...Nos lo han arrebatado casi todo, han querido quitarnos nuestras ganas de ser felices, de sonreír y disfrutar, de amar y de tener una vida plena, de elegir, de vivir! Lo consiguieron mucho antes de que empezara el apocalipsis...-Su mirada aunque vidriosa no revela lágrima alguna, sigue hablando con seriedad, aun así, con calma.
-...He prometido contarte la verdad y lo haré, yo lo sabía todo pero me da daba igual, solo quería ser el mejor con mis colegas que habían sido mi banda desde putos críos, eramos unos asesinos locos de la hostia, huaaa joder! Pero te equivocas en una cosa!-La vuelve a señalar, todos incluso los redimidos tienen orgullo, más alguien como él, sobretodo alguien como él.
-Yo he jamás he cazado a nadie que no se le mereciera, aunque este sea ahora mi destino, aunque ahora esté aquí! En mitad la nada! Saqueando la casa de mis padres! He hecho daño a nadie que no se lo mereciera...-Baja la mano y la mirada-...Pero ojo, no te juzgo...-Se puede ver la pena en su rostro y como aprieta los puños-...Tampoco hice nada por evitarlo...Y para cuando los chicos y yo empezamos a putear a Skrooger...Era tarde... Y mira que fuíste tú quien me inspiró ya a cambiar aquel entonces aquella noche, que parecías tan atrapada y libre exactamente igual que yo...Aunque como ha acabado todo...-Abre los brazos y respira hondo.-...El mundo se ha ido a la mierda igual, para buenos o malos como lo quieras ver...Hace una última pausa antes de concluir.
-Por eso me niego a que esto sea el punto y final, esa no será la historía que contarán de mí, sino la que está por delante, y tú? Como quieres que te recuerden?...-Mira al cielo respirando hondo, no está tan cerca como para haberla amenazado pero ha sido todo tan intentso que quizá haya sido confuso, lo cual en él no sería nada raro.
Maeve no consideraba su historia trágica, ni siquiera triste. No le había faltado nada, si acaso la libertad de hacer y deshacer, de decidir. Claro que tampoco recordaba los laboratorios, puede que por eso no sintiera autocompasión. No, lo que más la dañaba era lo que había causado ella con sus errores. Destruyó familias, a personas. Y esas personas reclamaban por la cabeza de los responsables. De no haber sido por el viejo Craig, se hubiera entregado a las autoridades y hubiera pedido perdón, aún cuando sus palabras no pudieran curar el daño infligido en los inocentes. Pero Adam pasó por cosas mucho más duras, o al menos eso parecía por su forma de hablar. ¿Eran dos almas rotas? Probablemente, pero la pregunta era quién no estaba roto después de que el mundo hubiera cambiado para siempre.
Muchas veces la irlandesa consideraba dejarse morir. Ya no había muchas más injusticias por las que pelear. Pero Umbrella seguía allí, de pie, regocijándose en su gloria. Tenía la certeza de que continuaban dando rienda suelta a las atrocidades que fluían de sus retorcidas mentes. Esa era la única esperanza de seguir de Maeve, no podía parar hasta destruir eso. Por más que su corazón se rompiera, resurgiría como la hierba entre las grietas del pavimento. Y si bien no sonreía, la actitud de Adam y sus palabras la alegraron. La sacaron de esa pesadilla que estaba formándose aún estando despierta. Lo miró y sus párpados se movieron rápidamente arriba y abajo repetidas veces. Que confesara que ella había inspirado un cambio en él la sorprendió. Le costaba aceptar que pudiera causar un impacto en alguien, a pesar de que solía hacerlo. Por algo se había hecho con el liderazgo de su grupo.
¿Cómo quiero que me recuerden?
Esa pregunta hizo eco en su cabeza. No lo había pensado jamás. Nunca tuvo intenciones de que la recordaran. Era más del tipo de persona que prefería pasar desapercibida, una titiritera de la vida que manejaba los hilos desde las sombras. En ese entonces tampoco quería ser recordada, no quería pasar a la historia ella, sino que sus actos lo hicieran. Que no hubiera que repetirla.
—Yo... —Lo miró fijamente y negó lentamente con la cabeza—. No quiero ser recordada. Quiero que mis acciones lo sean. Las buenas y las malas, para enseñarle a la gente lo que no debería suceder. —Romper el anonimato habría sido una condena. Maeve quería ser libre, quería volar—. Te la jugaron, ¿verdad? Cuando me enteré de que habías traicionado a tu país me sentí tan bien... —Bajó la mirada un segundo y volvió a posarla sobre los ojos de Adam—. Me sentí más parecida a ti que nunca. Pero temí por lo que iban a hacerte, fuera mentira o no. —No pudo controlar su mano, que se posó sobre la mejilla ajena y la acarició con la yema del pulgar. La sensación rasposa en su piel. La apartó—. ¿Entonces no has visto a Morrison, eh?¿Te importa si echo un vistazo dentro? Puede que haya dejado alguna pista. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que pasó por Virginia.
De nuevo volvía a ser fría, lejana. No quería inmiscuirse en trivialidades ni cegarse por ellas, pues había ido allí con un propósito.
-Sí, me la jugaron, aunque yo no fuera un santo precisamente, se inventaron los cargos para culparme de cosas que habían estado haciendo a espaldas del gobierno durante años, pero claro con tantos implicados quien se salva?...-Sonríe cruzandose de brazos apagando el porro con el píe.
"Se sintió parecida a mí?...Creo que puedo entenderla..."No se mueve cuando acaricia su cara, tan solo la observa en paz, sabe que ha hecho lo correcto.
-Adelante, pero es la casa de mis padres, si ese cabrón ha puesto marcas ahí dentro le rompere los dedos de las manos...-Se echa a reír ligeramente y se sienta a comer, obviamente aquello no se va a desperdiciar, ese cuerpo hay que llenarlo. La deja a su aire un rato, prefiere mirar al horizonte, comiendo tranquilamente, de solsayo va mirando el reloj de muñeca que cuelga del petate, sabe que quedan apenas unos minutos de luz.
Usando la navaja multiusos a modo de tenedor termina con los últimos trozos y no le ofrece nada a Maeve, por muy vieja amiga suya que sea, él es un mercenario disciplinado y en el apocalispis hay unas normas no escritas entre mercenarios que hay que respetar, lo seas o no. No apuntar a uno con su arma sin presentarse siquiera debería ser una.
"Eso tengo que anotarlo..."Al acabar de comer, bebe la poco agua que le queda en la cantimlora antes de guardarla.
Sin parar se limpia las manos con una toallita húmeda sobrante de un paquete de raciones militares, se dispone a preparar su equipo para salir. Saca la M1911 y pone tres balas en el cargador, lo amartilla y lo guarda en la funda que se ata a la pierna, equipo táctico viejo que tenía en casa su viejo y cosas de Adam al ir de visita. Al cargador del rifle le pone 6 balas y después al cargarlo mete una en la recámara dejándolo listo para disparar, aunque le pone el seguro y lo deja a un lado. No tarda en atarse la camisa y ponerse el chaleco. Un chaleco antibalas con cuero curtido y tachas de acero ccosidas por encima,para hacerlo más resistente a puñaldas. Se cuelga con su funda a un lado de la cadera la espada y en la espalda a un lado el petate al otro el rifle. Con los utensilios recogidos y poco más se dispone a ir hasta la casa para reunise con Maeve, sujetando la cinta del petate con una mano y limpiando ligeramente con la mano la navaja multiusos.
-Ya lo tienes? Dentro de nada esto se va a conertir en un hervidero...-La busca con la mirada al principio, pero no ve nada, el interior de la casa es amplio.
La planta baja es completamente abierta, decorada con cosas militares y hippies al mismo tiempo, hay fotos de Adam de niño con su familia y amigos,en la nevera aun se conserva una foto del grupo Jericho al que Adam pertenecía a tachado todas las caras y solo queda la suya bien con unos signos de "¿?" al lado. Su madre era muy guapa y su padre de facciones muy duras, de ahí el resultado de como es él.
El choque de culturas es cariñoso y comprensible, aunque no hay ni rastro de los cuerpos de estos.
Si ve las habitaciones, la de sus padres tiene una gran cama, con cortinas de colores, hay fotos de más familia aun de Adam, incluso de la época de la guerra civil, larga tradición.
Está también la habitación de Adam, que está toda revuelta y saqueada, se lo lleva todo. Parece que Adam se larga? Pues sí, eso parece.
El cobertizo está cerrado, no se puede abrir cuando tiras de la cuerda que baja la escalera. Finalmente hay un sótano pero también parece cerrado con llave. Por lo demás es una casa lujosa, pero al mismo tiempo lleno de recuerdos, aunque los más importantes como álbumes de fotos y demás ya se las han llevado.
-Maeve?...-
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
No perdió ni un segundo. Cuando recibió el permiso se adentró en la propiedad, atenta a cualquier detalle que pudiera escapar a la vista de quien no busca. Las pistas podían encontrarse en cualquier sitio, así que ver tachones en las imágenes encuadradas le llamó la atención. Si bien no encontró absolutamente nada relevante, no pudo evitar observar las fotos de un niño, quien seguramente era Adam. La diferencia entre el pequeño, el soldado que había conocido aquella remota noche en Virginia y el superviviente que tenía en frente, era tan grande como el impacto de dos culturas y modos de vida totalmente opuestos, como la decoración de la vivienda. ¿Tantos cambios había experimentado el hombre a lo largo de su vida? Se preguntaba cómo había sido su familia, sus amigos de la infancia. Sentía curiosidad por saber el pasado de quien estaba aún parado en el jardín. Y también llegaba a sentirse estúpida por no confiar en él. La noche que se habían conocido, confió en él para escapar de la fiesta y le siguió por el suelo de grava, las azoteas de los edificios y el barro del campo de entrenamiento. No temió cuando el jeep se acercó demasiado a ellos, ni cuando lo siguió hasta los barracones. Tampoco lo pudo considerar un enemigo del todo, a pesar de que sus objetivos y labores eran diferentes. Miró el diseño interior. Dos mundos que se mezclaban. Apretó los puños. Demasiadas distracciones alrededor, no era una casa cualquiera cuya historia no le interesaba. Les gustara o no, se habían inmiscuido el uno con el otro. Él era una distracción. Cuanto más pasara en su compañía más riesgo corría de perder el rumbo y ralentizar el trabajo de tantos meses.
Cuando volvió a las andadas fue que encontró la señal. En el salón, en el mueble que se encontraba bajo la televisión, una guía telefónica yacía tapada por una bandana roja como la que ella tenía en su bolsillo. Morrison había estado allí. Y para cuando Adam entrara, ella ya estaba sentada, con la guía en sus piernas y bolígrafo en mano, escribiendo en un trozo de papel. Rebuscaba entre las páginas avejentadas, humedecidas, las pistas. Con un lapicero azul habían redondeado varios teléfonos de interés a lo largo y ancho del libreto, intercalando hojas. Era una táctica vieja, que habían utilizado decenas de veces, pero tenía sus variantes. Si siempre seguía las mismas reglas, entonces era mucho más fácil descubrir qué decía. No era la primera letra de cada nombre, tampoco había un número marcado que simbolizara la posición en el abecedario. Ni palabras encadenadas. Resopló varias veces hasta que captó el patrón. Según la posición que ocupaban en la página eran una letra u otra. Así, si era el quinto número en la hoja, se correspondía con la "e". En unos minutos tenía por fin escrito el mensaje. Por primera vez, Maeve sonrió sinceramente al leerlo. ¡Morrison estaba más vivo que nunca!
"Donde nació el pollo más capitalista."
¡Kentucky! Su siguiente punto era el Estado contiguo. Se puso de pie, atándose el pañuelo de su compañero alrededor del cuello. ¿Dónde estaba Jensen? En otra situación habría desaparecido, pero ahora tenía que agradecerle. Era su casa y le había permitido remover entre las cosas buscando algo que no lo involucraba. Y la última vez no se habían despedido como correspondía. Quizá de esa forma cerraba el capítulo de su vida en el que él aparecía. Escuchó un crujido a sus espaldas y pensando que era él se giró. La escena de uno de esos monstruos a varios metros la alertó. ¿Estaba solo?¿Un renegado? Y entonces, cuando escuchó que su nombre era pronunciado en la estancia contigua, el zombie dejó de rechinar los dientes, emitió un sonido gutural y con las fauces preparadas para atacar emprendió camino lo más rápido que sus putrefactos músculos le permitían. La irlandesa lo siguió, preocupada estúpidamente por si lo pillaba desprevenido. Preocupada por él.
Sabe que debe de haber rebuscado entre sus cosas, pero no le importa, se marcha, se acabó el vagar, lo ha pensado claramente, va a pedirle que se una a él para irse a Silver Lake juntos, quizá si le presental grupo de Nick cambie de opinión sobre lo "mala persona" que és.
Sobre la entrada asoma un poco más la cabeza cuando en principio no obtiene respuesta.
-Maeve...Oye...-Pero sus instintos se agudizan cuando escucha los dientes del zombie rechinar, suelta el petate dejándolo caer y toma la espada con la mano pegándose a la puerta.
La salida para el zombie parece despejada, pero cuando va a pasar por la puerta Adam lo espera espada preparada, hace un movimiento muy practicado y estudiado para impactar en la cabeza del zombie por encima de sus brazos.
El cuerpo del zombie cae al suelo, aun queda vida en él, pero no se esperaba algo así, Adam levanta la mirada observando como MAeve venía corriendo y el tan solo sonríe.
-Mira...Se me había colado un invitado no deseado...-Los zombies no dejan de ser peligrosos, hará Maeve algo con él para rematarlo, o deberá ser Adam?
- Spoiler:
Dif 6 [Éxito]
Armas Ligeras 3
Dado mínimo= 3
Daño: 13 de impactar PV del zombie: 7/20 está a un latigazo xD
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
El cuerpo del zombie cayó tras la embestida con la espada. Maeve se alegró de no haber sido la primera en entrar. Pero el condenado seguía retorciéndose y se levantó del suelo con el único propósito de cenarse a Adam. Maeve no permitiría eso. Con un chasquido de su látigo dominaba a las bestias como un domador dominaba a los tigres de los circos. La punta del azote se enredó alrededor del pie del maltrecho cazador y tirando hacia ella con fuerza hizo que cayera de espaldas sobre una cómoda. Su cabeza resonó fuertemente por toda la estancia cuando se golpeó contra la esquina del mobiliario y nuevamente al darse contra el suelo. Estaba en tal estado de descomposición y parecía haberse dado tantos golpes a lo largo de su no-vida que su cráneo estaba debilitado.
Sobre todo después del espadazo que se había llevado.
—He encontrado lo necesario, pero... —Un rápido vistazo por la ventana le bastó para ver la clase de lío en la que estaban. Ya entendía a qué se refería Balion con lo del "hervidero". Y algo le decía que se lo iban a pasar en grande, ¿acaso no se divertían con los retos?— Bueno, parece que sólo podemos encontrarnos en las fiestas, ¿eh?
- Spoiler:
- Bueno, no sé si he comprendido bien el rollo de las habilidades, así que si me equivoco me puedes pegar.
HE SACADO UN DIEZ. CHÚPATE ESA ZORRO, SOY MEJOR QUE TÚ CON EL LÁTIGO.
¿Se supone que le he hecho 13 de daño, no? Me cargué al zombie
PV del zombie: -6. Ha vuelto a renacer (?)
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
"...El tiempo parece detenerse..."La amnesia es una dolencia tan cruel, que incluso en la actualidad se siguen destinado grandes cantidades de dinero para su investigación y tratamiento. Al no poder recordar todo su pasado ya ha entrado en una fase de la que no hay vuelta atrás, pero además, sabe que por la actitud que tiene Maeve...Ella no aceptará que le diga que huyan.
El tiempo sigue pasando tan despacio para él, mientras ella comienza a hablarle, el está de perfil.
Observa el horizonte cercano, aunque es un terreno montañoso es bastante llano, cualquiera que tenga una resistencia sobrehumana se sentiría tentado, pero Adam ya no es un chaval estúpido, prefiere hacerlo como lo debe hacer, no como lo ha hecho hasta ahora.
-Hay un quad en el garaje por la parte contraria a la que estamos...-Saca las llaves del petate y se las lanza.
-Pon el quad aquí bajo el techo de la terraza para que pueda saltar y nos largamos...-Hace una pausa, la mira fijamente a los ojos.
"Al menos no son personas...O ya no lo son verdad?..."Se siente tranquilo de poder matar unos cuantos zombies.
Usa la esquina de una pared para limpiar la peor parte de la espada que ha mantenido a un lado con cuidado para él. La envaina y rifle en la espalda junto al petate, escala directamente desde un salto hasta la terraza con ayuda de la fuerza de su espalda.
"...Todos habéis aprendido a no morir...De manea y forma que se consideraría inhumano para todo lo que habéis sido sometidos..."
Deja el petate en el suelo y se hace la coleta para que no le moleste el viento.
"Porque el gobierno cree que sois los activos más valiosos..."
Mientras las palabras de su sargento suenan su cabeza saca los cargadores de su bolsillo correspondiente y empuja el saco de arriba abajo para ahcer salir las putas balas de donde estén.
"Se han gastado millones de dólares en vuestro entrenamiento"
Comienza a meter las balas como un condenado, sabe que le caben 8 por cargador, llenará los tres aunque el tercero esté incompleto, tenía 24 o 26? No, no importa
"No solo el gobierno, Umbrella fué quien sugirió el proyecto "Jericho"...
Listo el primer cargador. Sabe que para que el Quad arranque MAeve tendrá que llenar el depósito y realizar algunas comprobaciones mecánicas de última hora para poder salir de allí con vida, por eso no lo ha dudado, sabe que debe ganar tiempo.
"Despúes muchas otras empresas se ofrecieron a colaborar, Pandemonium, Black Water, Weiss(...), todos han querido aportar para después poder aprovechar..."
Segundo cargador listo y la mirada de Adam ya es todo un poema. Cuanta ira puede albergar un hombre en su interior?
"...Todo vuestro talento..."
Con el cargador medio vacio en la mano se asoma y los empieza a contar, son al menos 3 los que están llegando a la línea de 150 metros, donde su rifle ya tiene un alcance mortal para cualquiera.
"..Así que, decidme, creéis que lo que aprendería cualquier soldado sobre matar..."
Mete el cargador en el rifle, tira de la palanca y mete la bala en la recámara, puede sentirlo, hacía tanto que no usaba un arma de fuego, pero parece no haberlo olvidado en absoluto. Ni siquiera lleva el seguro, que necesidad? Sin apoyarse en la barandilla ya empieza a calcular la trayectoria con el primero.
"...Es lo mismo que os hemos enseñado aquí?...De verdad pensáis que con el dinero que se ha invertido en vosotros...Os dejaríamos morir tan fácilmente?..."
Sale ya de una maldita vez de sus pensamientos, dejando de escuchar la voz de su instructor, John Coleman, quien le enseñó todo sobre ser Balion.
-Maeve! Date prisa! Son más de 200!...-Ya no hay vuelta atrás, las tacticas de Adam solo funcionan cuando viaja solo, la horda que distrajo, solo sirvió de forma temporal, todo vuelve a su cauce como siempre, así es la vida, la rueda, el equilibrio.
El sonido del rifle se empieza a escuchar, es un calibre 7,66mm, lo que más le molesta, a él, francotirador experimentado es que los disparos a la cabeza son raros, pero contra estos enemigos, es la única solución definitiva.
-Están a menos de 100 metros!...-Apunta al siguiente para abrir fuego.
- OFF:
Armas Pesadas 2
Dificultad 5 (Al fin y al cabo es un tiro simple dentro de lo que cabe)
3 o + = Headshot! que lo es! [Éxito]
Daño del arma Springfield M14 : [Daño: 25] PV del zombie -5/20(Headshot!)
Los puntos de vida (PV) es Condición física x 10 (En mi caso 40[4x10])
Cualquier duda con el sistema MP o Discord xD Maeve, que veo que no lo acabas de xD
//
Con lo de tu post el látigo hace 2+Fuerza nose cuanta fuerza tienes pero el crítico es doble daño haría 4+tu fueza para el daño(la fuerza no se suma en el daño crítico, se suma despés de calcular el daño), pero vamos que por esta vez a modo de prática te lo has cargado, pero ten cuidado, que los zombies también son jodidos xD
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