Melomanía crónica [Kennedy]

Recuerdo del primer mensaje :

Primera hora de la mañana, Entrando a Waccisa por la nacional 19.
Rumbo Monticello.

Como las cosas no podían ir mejor, se decide a abrir una de las cervezas frías que ha rescatado del parque de orlando. Ha vuelto a quedarse solo con su mustang, aunque está todo desperdigado por dentro del coche, la sangre ha salido prácticamente toda. Una victoria es una victoria, además ya queda poco para volver a casa.
Lleva todas sus armas excepto la navaja en el maletero, descargadas y las balas fuera del cargador además, no tiene pensado usarlas así que simplemente las guarda por si acaso.

Cuando enciende la radio para relajarse con el programa de Talahasse y completar el triunfo, se da cuenta, de que sigue fallando, desde que terminó la tormenta que no ha vuelto a tener señales, han sido 3 largos días de tormenta, parece que en pocos días habrá más tormentas con la llegada del invierno, que no había forma de detener el cambio climático?

Soundtrack

-Hola? Hola? Me recibe alguien?...Ya van venti...Da igual...Mierda!...-Saca el mapa y al ver cual es el recorrido que debe tomar, hacía allí se dirige, metiendo un cd en el equipo de música del coche, sabe que está a una media hora en teoría si no hay mayor dificultad. Cambiando su rumbo, algo peligroso en estos tiempos.
-No me van a dejar sin mi radio y sin mi Sentinel...Si la han secuestrado...No, eso ya sería personal, significaría que quieren hacerme daño...Ahhh no, esto ya personal!...-Pisa a fondo, no le queda mucha gasolina, pero no parece estar pensando en ello ahora mismo.

Soundtrack

Aprovecha el momento que se queda asolas para recoger un poco todo aquelllo, no demasiado, pero manías del ejército probablemente. Recoge lo poco que se ha quitado de ropa allí y la camiseta de esta, casi baja de un salto, pero por suerte aun le queda sangre en el cerebro.
"Relájate...Ella lo está deseando igual que tú..."Aun así una sonrisa casi macabra se dibuja en su rostro por un segundo, acabando en una mueca de alegría.

Deja caer la ropa entre besos, volviendo a abrazarse contra ella, primero caen al suelo algunas cosas de las cuales él tampoco se fija, como un baile lleno de furia, ninguno quiere hacerle daño al otro pero es eso realmente lo que parece desde fuera o simplemente parece que estén compitiendo por ver quien tiene más ganas del otro?
La vuelve a coger con muchas más ganas que antes, esta vez no le cabe duda de que ella quiere exactamente lo mismo que él.
-Y una ropa interior muy bonita...-Muede su labio inferior con cierta fuerza al tiempo que arranca con bastante violencia su sujetador. la levanta del culo de nuevo clavandole las pocas uñas que lleva y la sienta sobre la mesa de la radio, no va a negar que lleva tiempo soñando con algo así.
Hunde su cara entre su pecho, mordiendola y lamiendola con cierta ansia, pegando su cuerpo al de ella en todo momento posible, disfrutando de morder y llenarse la boca con sus pechos, como si ella fuera el manjar más exquisito del fin del mundo, que lo és.

-Me encanta tu puto bar!...-Le da la vuelta sobre la mesa y empieza a apretar su espalda con las manos, a besarla y a moderla, mientras la empuja inconscientemente con su cadera contra la de ella, solo le gustaría poder seguir escuchando la música más alto, busca el momento en que esté distraída para tomar una de sus manos y ponerla contra su espalda, sometiéndola.
Nadie más volverá a hacerla daño mientras él siga vivo y lo tiene tan claro que no se reprime ni por un segundo en darle todo lo que se lleva guardando tanto tiempo.
-Tienes una piel muy suave me encanta...Se nota que estuviste en el ejército aun queda algo de eso...-Pasa las manos con habilidad por el cuerpo de ella deteniéndose en su abdomen por un instante y subiendo muy despacio hacía sus pecho, pero obligándola a mantener esa postura en cierta manera humillante.

-Me pregunto que dan duro debería darte...Tienes muchas ganas? O esa ansía de comerme vivo es solo que te gusta jugar?-Se acerca a su oído para decir esto último.
Al escuchar un ligero crack mira por encima de ella la mesa con todas las cosas de la radio.
Se despista un segundo de su agarre, aunque no deja de estar bien pegado a ella, haciendo que todos sus músculos se tensen para transmitirle que está a su merced, o al menos eso cree él.
-Le tienes mucho cariño a la mesa?...-Trata de mantenerla en esa postura para darle un buen azote si ella no hace nada para liberarse. Es ambidiestro le da igual con cual darle, lo va a disfrutar igual.

— Ya podrás follarme todo lo bien que tú quieras, que como se rompa la radio te mato — pese a estar bajo su mando, sin poder moverme apenas. — Te recuerdo que todavía tienes que repararla — sonreí ligeramente, aunque no pudiera ver mi rostro y es que pese a estar en esa posición tan comprometida mi voz sonó totalmente autoritaria. Traté de soltarme en ese último momento, haciendo girar mi muñeca para así librarme de su agarre.

— Dime, ¿eso te funciona con otras? — pregunté al girarme enarcando una ceja, mientras me apoyaba sobre la mesa, con cuidado de que no se viniera abajo a la primera de cambio. — Claro que ellas igual no se saben defender... — alcé mi bota colocándola sobre su pecho, tal vez estuviera jugando con fuego al tratar de picarlo de aquella manera, pero debía reconocer que era divertido.

— Prueba a ver... — me encogí de hombros, respondiendo a su anterior pregunta. Acabé por mirarle a él alzando ambas cejas. Casi como si le estuviera desafiando, y esa idea me excitó más.

Comencé a deslizar lentamente mis manos hasta prenda inferior para bajarla a lo largo de mis piernas y prácticamente se la tiré a la cara.

La posición no dejaba escapar nada a la imaginación.

— Me gustan estas botas — alcé de nuevo una de mis piernas mirandola, como si aquello no fuera conmigo, o simplemente no estuviera sentada sobre mi mesa de radio completamente desnuda.

Luego, volví la mirada hacia él. Con una sonrisita traviesa. En realidad me moría de ganas por ver con qué haría ahora.

Adam odia perder, tanto que ha sido entrenado de manera en la que cuando las reglas del juego no le favorecen ha de cambiarlas a su favor. Sorprendido se deja hacer, no puede negar que está enbobado. Al mismo tiempo que muy complacido. Aun con la bota en su pecho observa como ella cuidadosamente se desnuda y se tumba en la mesa habiéndolo retado de una forma muy desafiante.
-Bueno, yo creo que todas tenian sus cualidades...-Cuando se tumba, empieza a quitarle las botas con calma.
-Entonces, mejor dejarlas a un lado, no queremos que echen a perder, como la mesa o la radio verdad?...-Con suavidad empieza a masajear sus pies, no se ha movido mucho de su posición, los aprieta con fuerza para desorientarla, la reflexología podal, es algo que aprendió durante su matrimonio y siempre le fue muy útil.
-Mmmm...No te parece que los mejores ataques son aquellos de los que no puedes defenderte?...-Aunque sabe que no es de buen gusto cuando le haces a alguien algo tan placentero, un reto es un reto.

Tratando de aprovecharse de que esté desprevenida se baja de la mesa, para quedar sobre ella, de frente con la cabeza cerca de sus piernas, en vez de sujetarla simplemente por los hombros, lo hace por sus pechos pellizcándole, pero para ponerselo aun peor, le muerde la nuca y acto seguído el lóbulo de su oreja izquierda. No agrega ninguna palabra más entregado a lo que hace.

Observé pensativa cuánto tenía por hacer o decir y no pude evitar sentir cierta decepción al verlo tan tranquilo después de mis provocaciones.

— ¿La radio que tienes que reparar aún? — pregunté de esa forma algo irónica, y a la vez como el que no  se enteraba de nada.

Pero el podía seguir con aquello, claro. Me estremecí al sentir sus manos en mis pechos y un escalofrío muy placentero me recorrió cuando me mordió. Por más que quisiera molestarle, en aquel momento era él quien seguía jugando conmigo. De mis labios se escapó un suave jadeo.

— Puede que tengas razón, Adam — respondí de esa forma mía, sin querer darle la razón del todo.

Antes había comenzado algo que no había terminado, y ahora estaba más cerca. Solo un botón de sus pantalones los mantenía aún en su sitio. Los desabroché a la vez que los dejaba caer al suelo. Y aprovechando la posición me estiré para morderle con fuerza justo bajo el ombligo, sin importar siquiera si le hacía algo de daño. Observé su piel algo enrojecida y luego le miré a él. Respiré hondo y en esta ocasión pasé mi lengua por la misma zona, muy lentamente.

— ¿Sabes? Estás presumiendo mucho de lo duro que me puedes dar, pero aún nada... — volví a mirarle en un intento de molestarlo de nuevo, pero en esta ocasión no me salió ninguna sonrisa irónica, ni nada por el estilo. E incluso me arrepentí de decirle aquello. Simplemente le miré, aún excitada, aún la cabeza dando vueltas y el corazón a mil por hora. Quería seguir con aquello, quería más, pero no molestándole, igual ya había más tiempo para ello después. — Ven — me levanté de la mesa y sujeté una de sus manos tirando de él. En esta ocasión tuve mucho cuidado de por dónde pisaba, ya que no era la primera vez que me cortaba por andar descalza en el bar. Le guié por el pasillo hasta mi habitación y me dejé caer en la cama boca arriba, acomodandome a la vez que le hacía una señal para que me siguiera.

Soundtrack

Sus movimimientos poco a poco se van acompasando con los de ella, el calor que empieza a hacer dentro del lugar es mucho más notorio, apunto de llegar al medio día, no parece haber posibilidad de que se arregle esa radio antes del anochecer.
-La estoy arreglando...-Le da otro beso, sin decir tanto esta vez, dejando más lugar a las emociones que a las palabras.
Cuando lo muerde lo priva de probar la miel por un instante lo que le provoca una risilla muy animada, ella es como él se imaginaba y eso lo tiene al rojo vivo.

-Eres educada y responsable...-La mira antes de que se levanten, pone una mano en su pecho y sigue acariciando su cuerpo.
-Seguramente tu familia te protegía y te quería mucho, tienes mucho carácter, valor y fuerza por lo que estoy seguro de que fuiste una gran soldado...-Mira un momento alrededor y le da la mano, ayudándola a levantarse para irse con ella.
-Por como es este lugar, se que también eres caótica y que te preocupas mucho por la gente al mismo tiempo, extraña combinación...Además tienes claro lo que quieres que no quieres ni esperarpara conseguirlo, ni me dejarás comprobar si ya estás lista, me lo dirás antes...Me hubiera encantado tenerte en mi escuadrón en Ramhadi...-La abraza y besa uno de sus hombros subiendo por el cuello hasta su rostro.
Adam no lleva ropa interior, no suela usarla en el fin del mundo.
-Creo que acerté al venir aquí, creo que desde esa mañana hace un año sabía que había acertado, solo que soy tan egoísta que quería verlo antes de créermelo...-Sin más dilación la empuja sobre la cama, puede escuchar el sonido del crujir del cuello del ex-navy seal cuando este libera toda la tensión que acumula en él.

Se abalanza rápido sobre ella cual depredador acechando a su presa, tratándo de mantenerla medio de lado, la besa al mismo tiempo que se disfruta toda la parte del cuerpo de esta cintura para abajo. No pasa ni un minuto hasta que decide sin pensar en nada unirse de golpe con ella. Ha empezado muy despacio, aunque la primera haya sido una embestida violenta, le encantaría hacerla gritar y no puede esperar más, más cuando ella se lo está ya casi pidiendo a gritos.
Conforme se une con ella ha ido dejando su cuerpo tras el de Kennedy, para poder rodearla y abrazarla, sin dejar de besarla, su cadera empieza a moverse de forma más agresiva, ya no es solo la intensidad, es la intención con la que la besa y juguetea con ella, se nota que ya no tiene nada más que decir sobre la radio ni su vida o la de ella, solo quiere hacerla sentir, sentir como ella le ha hecho sentir a él.

Me fui perdiendo lentamente en el sonido de su voz, como si de una melodía tratase, dejándome llevar por cada uno de sus movimientos, acompañándolos con mi propio cuerpo. Mis manos se moldeaban a sus brazos, los cuales recorría hasta sus hombros mientras besaba sus labios de nuevo, en una caricia delicada que se fue haciendo más intensa conforme empezaba a saborear su boca. Mis piernas se movían rozando las suyas, todo mi cuerpo quería acariciar el suyo y unirse a él. Un gemido se escapó de mis labios, casi de forma inesperada, cerré los ojos y me aferré a sus hombros con fuerza, recreándome en cada uno de sus movimientos a los que yo también me unía, presionando mis caderas contra él.

Rodeé de nuevo su cuerpo con mis piernas provocando que estuviéramos más unidos aún. Mis labios se paseaban por su oído acariciando su piel, bajando hasta su cuello, dejando un rastro de besos y gemidos, volviendo a subir de nuevo justo bajo su barbilla. En esa parte de su cuello terminé por deleitarme, bensado su piel e incluso lamiendola muy despacio. Movida por esa sensación de placer, casi como una droga, que te hace perder la razón.

Un nuevo gemido mucho más fuerte se escapó de mis labios provocando que acabase por morder de nuevo su piel, con cierta brusquedad, justo en la base del cuello. Todo mientras mis manos se iban moviendo libremente por su espalda, masajeando sus hombros y agarrandome con fuerza a él, no queriendo separarme ni medio centímetro de Adam.

Soundtrack

Adam Jensen, BalioN era apodado así por ser la "Máquina de guerra" Incansable, incapaz de conocer la derrota, extrapolandolo a esta situación, lleva más de un año sin sexo, alguien con una personalidad tan activa, ahora que roto cualquier tipo de hielo que pudiera quedar entre ellos es cuando se da rienda suelta, a la pasión y a la lujuría.

Pudiera ser que al principio fuera despacio, no ha tenido mucha prisa en ponerse como un animal porque ella tampoco parece estar gritando ni deséandolo, pero lo hace con todas las ferzas que tiene, una y otra vez, sujetándola con fuerza, al tiempo que ella lo sujeta a él y lo mima.
Hay momentos en que quiere sentirse tan profundamente unido a ella que empuja con todas sus fuerzas, forzando el límite de lo razonable.

La mira con tanto deseo que casi parece que quiere comérsela. Joder esque lo hace, mordisco a mordisco y beso a beso, cuando ella le da tiempo también disfruta de recorrer con los labios su cuerpo.
Sin darle opción a opinar Adam abre bien sus piernas e inclina aún más si cabe su cuerpo contra el de ella, doblandola por la pelvis, para que quede mirándo al techo, es cuando si que empieza a embestirla como un animal, con su diestra la coge del cuello, parando un momento, disfrutando de la situación.
-Estoy seguro que has visto y hecho de todo, no vengo a impresionarte, sino a que se nos vaya la puta olla juntos...-Le da una bofetada con la mano izquierda y después juguetea con cogerla del pelo, enredando sus dedos en este, empezando a poner una sonrisa muy malévola.

Adam lleva todo el torso tatuado, los tatuajes son muy inconexos y medioborrosos, por la multitud de cicatrices y tiempo sin retocarlos, además, por los brazos también los lleva, algunos ella los puede identificar del ejército, por las manos lleva cosas relacionadas con su banda de música y forma de vivir.
las cicatrices las hay de varios tipos, unas se nota que fueron quemaduras, otras latigazos, cuchilladas, heridas de bala, tanto orificio de entrada como de salida en algunos casos, es todo un museo.

Gime con fuerza y cargado de aliento, enrogecido por la exitación del momento, apretando los dientes, respirando con profundidad, empezando a gruñir, con todos los músculos en tensión, la cama empieza a moverse mientras parece empujar tan fuerte que dejaría en ridículo a un escuadrón de asalto de los Swat tratando de derribar una puerta de madera.

Y entonces algo cambió, ese deseo, después de tanto tiempo pasó a convertirse en algo mucho más irracional e incluso animal. Le miró fijamente cuando la abofeteó, ni siquiera se asustó, al contrario, aquello la excitó más. Se le escapó un gemido de dolor y placer a la vez, todo mientras empujaba sus caderas contra él. Adam la sujetaba del pelo y eso la volvía aún más loca. Estiraba una de sus manos hasta la de él, que tenía libre, y la guiaba sobre su propio cuerpo, presionando contra su piel, moviéndola sobre su pecho.

Kennedy le miraba fijamente, mientras recorría uno de sus dedos con la lengua y seguidamente lo introducía en su boca lamiéndolo con verdadera devoción casi. Todo entre jadeo y jadeo conforme sentía como él la empujaba con auténtica violencia contra el colchón. No dejaba de prestarle atención, ella seguía sujetando la mano de Adam y ahora la movía hasta su cuello, invitándole a presionar contra su cuello, a dejarla sin respiración.

Y era la forma de verle moverse, el propio sonido de sus gemidos, como se tensaba su mandíbula... cada cosa por pequeña que fuera, ella se fijaba y la excitaba más hasta el punto de perder el control. Gritó, de forma ahogada por la falta de aire, por la combinación de placer, una y otra vez, con cada uno de sus movimientos. Y en un momento dado le obligó a pararse en seco, deteniéndolo con sus piernas, dentro de ella, presionando contra él todo su cuerpo para sentirle bien. Aunque la sujetaba del pelo se estiró hasta prácticamente rozar sus labios para gemir sobre ellos.