Melomanía crónica [Kennedy]

Primera hora de la mañana, Entrando a Waccisa por la nacional 19.
Rumbo Monticello.

Como las cosas no podían ir mejor, se decide a abrir una de las cervezas frías que ha rescatado del parque de orlando. Ha vuelto a quedarse solo con su mustang, aunque está todo desperdigado por dentro del coche, la sangre ha salido prácticamente toda. Una victoria es una victoria, además ya queda poco para volver a casa.
Lleva todas sus armas excepto la navaja en el maletero, descargadas y las balas fuera del cargador además, no tiene pensado usarlas así que simplemente las guarda por si acaso.

Cuando enciende la radio para relajarse con el programa de Talahasse y completar el triunfo, se da cuenta, de que sigue fallando, desde que terminó la tormenta que no ha vuelto a tener señales, han sido 3 largos días de tormenta, parece que en pocos días habrá más tormentas con la llegada del invierno, que no había forma de detener el cambio climático?

Soundtrack

-Hola? Hola? Me recibe alguien?...Ya van venti...Da igual...Mierda!...-Saca el mapa y al ver cual es el recorrido que debe tomar, hacía allí se dirige, metiendo un cd en el equipo de música del coche, sabe que está a una media hora en teoría si no hay mayor dificultad. Cambiando su rumbo, algo peligroso en estos tiempos.
-No me van a dejar sin mi radio y sin mi Sentinel...Si la han secuestrado...No, eso ya sería personal, significaría que quieren hacerme daño...Ahhh no, esto ya personal!...-Pisa a fondo, no le queda mucha gasolina, pero no parece estar pensando en ello ahora mismo.

Tres días. Habían pasado tres días y la radio seguía sin funcionar. Me gustaba estar en el bar, pero no sin la radio, las horas pasaban mucho más lentas. Estos días atrás había habido muy mal tiempo, quizá las tormentas o el mismo aire la habían estropeado. Y el problema era que no estaba muy puesta en aquello como para saber cuál era el fallo.

Para variar, aquel día había decidido madrugar. Ya que de verdad necesitaba reparar la dichosa radio. El bar estaba más desordenado de lo normal. La caja de herramientas estaba completamente vacía y todas las herramientas desperdigadas por el suelo de madera, yo en el centro tumbada, con las piernas apoyadas sobre de una de las mesas mirando distraída al techo. Se suponía que debía prestar atención a un viejo manual de instrucciones, pero no lograba concentrarme en él.

Resoplé y di un trago al botellín de cerveza que tenía a mi lado.

— Esto es perder el tiempo... — dejé caer el manual a un lado y me quedé en la misma posición, con la vista fija en la lámpara que había dejado de funcionar hacía mucho tiempo atrás. — ¿Eso es un chicle? — enarqué una ceja. Pero tanto mirar el techo pensé que igual debería subirme al tejado y ver si el viento había movido algo.

Soundtrack

La llegada al bar su produce con un retraso de varios minutos con respecto a lo que él había planeado pero eso no cambia la intención con la que llega, la torre, que ya ha visto a lo lejos le sirve de guía mientras busca el camino, sabe que puede estar atrayendo a los zombies, pero para su suerte parece que el parque de atracciones los ha hecho moverse bastante, no solo allí, sino por el camino, lo cual es bueno y al mismo tiempo malo para él.

-Ehhh! Zorra!...-Adam se considera un gran actor, pero hay veces que no sabe ver la diferencia-...He venido a por tu culo! Y si crees que apagando la radio te vas a salvaaaar...-Va alargando las vocales pareciendo un poco más imbécil de lo que ya es si cabe.
-...Te equivocas!...-El coche frena cerca del lugar, reduciendo la velocidad casi de golpe, se baja de golpe sin apagar el motor, ni cerrar la puerta del piloto, la navaja se despliega veloz con un par de movimientos de su mano siniestra y como un gato se pega lo máximo posible a una de las paredes del bar, evitando ser visto.
"Si están aquí y han venido a por ella puede que esto les distraiga y haga salir alguno..."Respira muy despacio dejando el tiempo pasar, preocupado de haber llegado tarde.

La música del coche sigue sonando, no a un nivel muy alto, pero con la quietud se escucha perfectamente, así como algunos fallos en el motor, parece que se está quedando sin gasolina, no tardará en ahogarse por la falta de éste.

— ¡Pero qué coño! — me puse en pie de un salto. El ruido del motor, las voces, la música... Bueno, la música no estaba mal, pero... — ¡Me cago en la puta ya! — recogí mi vieja Glock de encima de la barra, que ya parecía que estaba de pisapapeles. Revisé el arma y la recargué rápidamente mientras que me movía hacia la ventana y veía el mustang aparcado fuera, con la puerta abierta.

Si no fuera porque el coche me parecía bonito igual ya le hubiera metido un tiro a modo de advertencia.

— No, si esto es culpa mía... igual en vez de el programa de radio tendría que haber puesto un cartel de luces: estoy aquí, los tarados beben gratis — me dije en voz baja con sarcasmo, mientras quitaba el seguro y me pegaba a la pared.

— ¡Eh capullo! Si has escuchado mi programa sabrás que no tengo precisamente mucha paciencia con gilipollas como tú — grité a viva voz para asegurarme de que me escuchaba. — Y ya me estás tocando las narices, así que aléjate, apaga la maldita música e igual te invito a una cerveza, sigue haciendo el capullo y abriré otro agujero en ese culo de imbécil — siempre tenía una cerveza para mis oyentes, con la condición de que se largasen pronto y sin molestar. Pero empezaba a pensar que aquel iba a ser un problema. También que mi léxico de palabrotas había aumentado desde que estaba en Tallahassee, pero ese era otro tema a parte.

Soundtrack

Conforme ella grita su rostro ya se relaja bastante, le ha sonado bastante a mujer. Baja las manos despacio pensando si quizá se ha equivocado.
"Suena a su voz, no es igual, pero lo parece..."No tarda en guardar la navaja en otro rápido movimiento.
Conforme escucha sus últimas aclaraciones frunce el ceño y se queda pensativo un momento, además la música cambia a algo que no le trae buenos recuerdos.

"En cierta manera me lo merezco...Pero joder entonces porqué no va la radio?..."Respira hondo de nuevo y con mueca de hastío se acerca al vehículo paso a paso, con las manos levantadas, lleva unos vaqueros, unos zapatos marrones y una camiseta hawaïana abierta, a pecho descubierto, va tatuado por todo el torso y los brazos hasta las manos, como también cubierto de cicatrices por extraño que parezca excepto en la cara.

Ha podido ducharse, aun se puede oler el jabón y el desodorante barato de muestra, que es casi todo alcohol. Quizá por eso se le ve tan tranquilo y de buen humor.
-Está bien tú ganas...Pero enciende la radio al menos no?...-Se acerca al asiento del piloto y apaga el motor directamente, después levanta las manos y se pone de frente mirando el bar.
-Pensaba que Umbrella ya había venido a secuestrarte!...Te he asustado?-Levanta de nuevo la voz, otra respiración profunda y espera un poco, es su casa no la de él, no quiere ser más descortés de lo que ya lo ha sido.
-Mira...No quiero problemas...Al contrario he venido pensando que necesitabas ayuda...-Es ahí cuando ya decide guardar silencio hasta que ella le responda. No puede evitarlo, siente que está apunto de conocer a una celebridad, si es que no le dispara primero.

Observaba de reojo, a través de la ventana, ya que seguía pegada a la pared. Enarqué una ceja al ver la situación.

— Va fumado — concluí. Esperé un momento, pensando qué hacer a continuación. Tras pensarlo decidí tratar con mi protocolo de visitas, en vez de meterle un tiro directamente. Abrí la puerta de madera y me asomé por esta con la glock aún en la mano, sin bajarla siquiera. Para la ocasión llevaba una sencilla camiseta blanca, que seguramente perteneció a alguien mucho más grande que yo, puesto que me quedaba enorme y mis viejas botas. La comodidad ante todo.

— Bienvenido a Tallahassee — sonreí con cierta diversión a la vez que alzaba ambas cejas. No era nada personal, que podía serlo... pero trataba así a todo el mundo que se acercaba hasta que tenía claro que podía bajar el arma. — Venga, pasa, que se escapa el gato — le hice una señal y me adentré de nuevo en el interior del bar.

Había limpiado en profundidad el local, pero mi desorden era ya algo patológico. Cada cosa estaba bien donde estaba, y cuando las ordenaba, luego me volvía loca buscándolas. — Cuidado por donde pisas — las herramientas seguían tiradas por el suelo, las mesas del antiguo bar estaban en su mayoría pegadas a una pared, para ahorrar espacio. La única que quedaba en mitad de la sala era la que tenía la radio, justo debajo de la ventana principal, junto al tocadiscos. La barra estaba aún más desordenada; libros, revistas, discos, botellas vacías...

— No funciona, estoy tratando de repararla, creo que el viento o la tormenta... no sé — me encogí de hombros mientras pasaba detrás de la barra y observaba algunos botellines, por si me había dejado alguno abierto que podía terminar ahora. Una puerta detrás de mi daba a la cocina, que por extraño que pareciera esa sí que estaba ordenada y limpia.

El bar en realidad era bastante grande, para lo que solían ser los bares de carretera, la cocina contaba con una pequeña despensa. Luego en la sala principal del bar había un pasillo, que daba a los baños, a una habitación que debió ser el dormitorio del dueño y despacho a la vez, la cual posteriormente yo arreglé como mi dormitorio, otra que literalmente sospechaba que perteneció a una puta y mantuve cerrada hasta la fecha y la puerta del fondo que daba al almacén, ahora garaje.

— ¿Qué? ¿Has pasado unas buenas vacaciones... en Hawai? — con la mano libre le serví una cerveza. El hombre parecía bastante aseado, cosa que me hacía sospechar que tenía un buen refugio... y eso no me solía hacer gracia.

Soundtrack (ella puede darse cuenta de que de fondo en los silencios se escucha música por lo bajito)

Seguir escuchando su voz en cierta forma es un consuelo, pues aunque salga apuntándole con un arma, nunca lo habían recibido sin pantalones y encañonado con un arma al mismo tiempo, por separado si, ambas cosas juntas no.
-Buenos días...-No puede evitar quedarse sin mucho más que decir, ni se la esperaba tan guapa, ni tan joven ni sin pantalones.
"Llevo demasiado tiempo sólo, empieza a afectarme..."Niega con la cabeza, motivo por el que sale de sus enrevesados y pervertidos pensamientos.

Baja las manos con tranquilidad, antes de entrar al abr toma una bolsa de tela que va ligeramente abultada, lleva bastantes cosas dentro, ninguna parece un arma, son, envases de plástico de comida, medicinas, un par de botellas de agua.
-Te he traído algunas cosas, pensaba que estarías más jodida...-Cuando al fin entra y ve el interior se toma un par de segundos y después vuelve a sonreír relajado. Pues se puede imaginar como ha podido vivir todo este tiempo, desde que empezó con la radio, al mismo tiempo que recuerda donde ha estado él en ese tiempo también.
"De lo que ya estás"Se calla pensando para sus adentros, por respeto y admiración.

La mira y se queda mirándole el culo torciendo el cuello, asombra la velocidad con la que disimula en el momento correcto, en el instante preciso. Da unos pasos evitando las herramientas y trastos desperdigados por el suelo sin darles mucha importancia y sobre la barra le deja:
- x2 Botellas de agua limpia de 2L.
-x5 envase de plástico con cosas únicas como (Bacon, chocolate, cereales crujientes de varios sabores, queso...)
- x2 Paquetes de gasas
- x1 Rollo de hilo quirúrgico
-x3 Sobres de comida
-x1 caja de productos de higiéne de mujer
-x1 paquete de cigarrillos
-1/2 caja de Adravil
-1/2 Bote de Uspirim (Se nota que ha sido estrenado hace pocos días)
-x1 Diario del aventurero(Para que por radio diga como matar a las criaturas que Adam ha ido cazando, gracias a las anotaciones que ha ido tomando)
-(Dentro de una cajita de madera=x1 foto de una familia de 21 personas, han firmado todos, "Gracias por avisarnos de la tormenta"
-x53 placas de identificación de agentes de Umbrella en una bolsita de palstico de asas arrugada, todas ellas de clasificación militar, algunas son muy viejas, otras se nota que tienen algo de tiempo, incluso hay alguna que aun brilla.
-1/2 botella de Jack Daniels
-Espero que sea suficiente...-Respira hondo aliviado de nuevo con una sonrisa y sigue con sus cosas.

-Bueno, la única vez que estuve en Hawäi fue una puta locura, una secta secuestró a cincuenta persona, "Il Veltro" y joder....Pensaron que allí no habría capacidad de respuesta...-De lo que falta por decir en la bolsa, saca un canuto bien largo y gordo, la mira antes de llevarse el zippo cerca del cacharro.
-No te molesta no?...-Sin esperar a que ella le diga nada se lo enciende igualmente, un lema claro, no importa si es en tu cumpleños o en tu funeral, desde que cayó el gobierno, todos los días son fiesta.
-Un día sin reír es un día perdido no?...-Da una calada y empieza a toser ligeramente.-...Joder...fumado no...Fumadíssssímo...-Se echa a reír apoyando los codos en la barra, ni se imagina cuan fino es el oído del ex-capitán de los navy seals.

Hacía unos minutos creía que iba a tener que enterrar a este hombre detrás del bar y resulta que decía traerme cosas. Abrí mucho los ojos, bastante sorprendida y me acerqué a la bolsa de tela para empezar a cotillear las cosas que portaba.

— Wow... — en aquel momento me dejó sin palabras. — ¿En serio? — me limité a decir a la vez que volvía a mirarle mientras sujetaba una de las latas. — ¿Suficiente? Esto es demasiado — no me podía creer que de verdad estuviera trayendo cosas para mi, dada la situación que nos envolvía a todos... ¿No lo necesitaría mejor él, quién era tan generoso hoy en día y por qué? al terminar de vaciar la bolsa, habiendo dejado todas las cosas ordenadas en la barra me fijé en objetos diferentes que llamaron mi atención. Uno era una caja de madera y el otro una bolsa. — ¿Y esto? — al abrir la caja, encontré una fotografía. — Esto... — suspiré, aquello me había emocionado, aunque no deseaba mostrarlo. — Gracias — me moví por el bar hasta la mesa de la radio y coloqué la fotografía en la pared. La observé durante unos segundos: había ocasiones en las que creía que estaba perdiendo el tiempo, y que deseaba marcharme de aquí... aquello me recordaría que no estaba perdiendo el tiempo.

— Genial — tomé aire y sonreí dándome la vuelta para evitar ponerme más melancólica. — Vienes a mi bar, me llamas zorra, te quiero llenar de balazos, me traes cosas interesantes y consigues que me despiste y me olvide de la glock... ¿A por qué fase vamos ahora? — señalé el arma que descansaba en la estantería de las bebidas y me acerqué hasta él para tomar sitio en uno de los taburetes.

— Esto pesa bastante... — sujeté la bolsa y saqué una de las chapas, arqueé ambas cejas. — Vaya... creo que alguien se ha llevado unos cuantos trofeos, ¿todos los has...? — pasé el pulgar por mi cuello y puse mi mejor cara de fingir estar muerta. — Podría hacerme una armadura con esto — bromeé mientras las apartaba a un lado.

Yo también apoyé ambos codos sobre la mesa y le miré fijamente a la vez que me empezaba a reír por la situación y cuanto hacía. ¿De dónde había salido aquel tipo? Seguramente habríamos hablado en alguna ocasión, si me ponía a pensar... así más tranquilo, sin gritarme o amenazarme. Sí, me sonaba su voz.

— No me molesta mientras que lo compartas — le quité el cigarrillo y le di una larga calda para luego soltar el humo en su dirección. — Ni tan mal — se lo devolví y me aparté de la barra, mientras estiraba mis brazos. — ¿Tú entiendes algo de antenas, radios...? — señalé al techo. Igual era cosa del destino que él hubiera aparecido en aquel preciso instante. ¿Yo creía en eso? No, pero tenía una escalera y si él estaba tan fumado como decía... seguro que no le importaba ayudar.

Se queda observándola, mirando todo lo que ha traído. Aun recuerda cuando le iba a traer mucho más que esto, muchíssimo más, un camión entero de cosas, un trailer hasta reventar.
Con cierta pena va viendo que tan poco le queda hasta ahora que la ha encontrado. No dice nada, tan solo se queda serio y callado un isntante.
"Suficiente?..."Cierra los ojos pensativo, alzando la barbilla, no ha dejado de suspirar, como si le costara decir algo.
"Como podría ser suficiente..."Niega y se rié dejando que la paz que ha logrado crear aquí dure un poco más.

-Hace tiempo los mataba sí...Ahora les robo las chapas y les abandono en el yermo del fin del mundo...Es curioso que lo menciones, he forrado mi chaleco anti-balas con ellas.-Suelta el humo de golpe, apoyando la espalda en la barra, viendo como disfruta de las cosas que le ha traído. Para él es tan poco a comparación.

-Umbrella está secuestrando gente, es un hecho, llevo casi 2 años recogiendo piezas de una radio y otra, acercándome a las estaciones, tratando de contactar con alguien, pero nada...-Se rasca la cabeza-...Alguna noche de tormenta puede que haya conseguido decir algo, entre interferencias, pero creo poder decir oficialmente, que esta es la primera vez que hablamos.-Hace una pausa para dar otra calada.

-Así que esta mañana tras varios días sin oir tu programa no lo he podido evitar, fui hacía el sur por culpa de la tormenta, pero mi objetivo era venir hacía aquí, viene el invierno, seguramente te iban a hacer falta cosas, he traído mantas y algunas cosas más en el coche...-Por el tono de su voz todo lo que dice le parece poco.
-Lo siento si te he asustado, no escuchaba nada, creía que ya te tenían, me la he jugado...-Ríe de nuevo y accede a darle el "canutito".
Ha pasado tanto tiempo escuchándola por radio que cada palabra que dice en persona la atesora, poco a poco.
-Me alegro de que te guste...-Asiente con la cabeza-...Si te gustan todos esos detalles, tengo el coche lleno, antes guardaba, balas, armas y esas cosas, ahora me guardo todos los recuerdos que puedo...-Cuando se lo vuelve a pasar le hace la pregunta del millón a lo que el inevitablemente se ríe antes de responder muy cómicamente.
-Así que en esa fase estámos ahora...-Por su cara dirías que va bastante fumado, pero como para haber perdido su capacidad de razonar, ni mucho menos, lo que parece es que gracias a eso, está consiguiendo relajarse y quitarse mucha tensión de encima, lo puedes ver su expresión corporal.
-Soy ex-capitán de un grupo de navy Seals, no soy experto de nada...Bueno, puede que en un par de cosas...-Se echa una risilla-...Pero al mismo tiempo se un poquito de todo, tienes una escalera para subirme al tejado?...-Deja el canuto encima de la barra con un ligero suspiro de hastío por tener que separarse de él.
-Y no, no espero que me des las gracias, he venido a ayudarte por voluntad propia no quiero nada a cambio...Suficiente haces ya por todos nosotros, bueno, quizá para concentrarme, si te pusieras pantalones...-La mira un momento quedando muy cerca de ella y después empieza a caminar para salir del bar.
-No te importará si uso mis propias herramientas no? Tengo cable y fusibles rescatados de por ahí...-De espaldas hacía la entrada sale del lugar, es curioso en el fin del mundo el bonito día que puede llegar a hacer.

Escuchaba cada una de sus palabras con verdadera atención. Por norma general solía molestarme cuando llegaban extraños hasta aquí, era amable, les invitaba a un trago y en cuanto podía los largaba del bar. Desconfiaba, prefería mi bonita soledad... y sin embargo aquel hombre comenzaba a resultarme de lo más interesante. Misterioso, extraño, divertido... ¿había dicho ya raro? Pero me gustaba, pese a que hubiera llegado llamándome zorra. Eso parecía que no lo iba a olvidar, lo cual era muy irónico dado que el fin del mundo la gentuza solía mostrarse amable al principio, con él parecía al revés. Y conforme me contaba cosas me apetecía saber más de él.

— Es justo, pagarles con su misma moneda, ¿querían el fin del mundo?, yo te daré fin del mundo — alcé el botellín de cerveza que me había servido y bebí. Aunque no pude evitar sentirme bastante mal al recordar que yo misma había sido parte de esa plaga de parásitos. Era algo que prefería ignorar.

— También estuve en el ejército, ¿sabes? — cierta nostalgia se vio reflejada en mi rostro. — Y era una puta mierda, pero me encantaba... — resoplé recordando las largas horas de discusión con mi familia. — Me alisté porque para mi, mi padre y mi hermano fueron un orgullo, ¿y sabes? ellos mismos me convencieron de dejarlo y tonta de mi les hice caso — hice una mueca de enfado. De haberlo sabido todo... habría pasado de ellos seguro.

— Oh... cuando tú te abroches esa camisa... — coloqué mi índice sobre su abdomen. — ...yo me pondré unos pantalones — me levanté para ir en busca de la escalera que me había pedido.

— ¡Tengo más cosas por aquí, por si te sirvieran! — exclamé mientras cruzaba el pasillo hasta la puerta del garaje. Lo había organizado muy bien en los últimos meses. Las estanterías estaban pegadas a la pared, llenas de cosas que había ido encontrando interesantes, u otras que ya estaban en el bar y no quise tirar. El impala descansaba pegado a la pared del fondo, tapado con una lona. Aún tenía una caja enorme llenas de cosas que estaban en el coche cuando lo encontré.

— Aquí está — la escalera era prácticamente igual de alta que yo. La llevé con mucho cuidado hasta fuera mientas le explicaba todo lo que había intentado con la radio para que funcionase. — ¿Por qué nunca se me ha ocurrido subirme aquí? — pregunté en lo alto de la escalera al ver el tejado, que era un simple suelo de cemento con el letrero del bar a un lado y la antena en el otro extremo. — Sería una terraza cojonuda para tomar el sol... — comenté solo para mi. Tal vez fuera el sol, la música que seguía sonando en el coche... todo incitaba a pasarse el día ahí tirada sin hacer absolutamente nada. Además de que era un sitio estratégico genial, se veía todo en kilómetros.

— Por cierto no me has dicho tu nombre — me asomé a la vez que fruncí el ceño y comencé a descender lentamente.

Cuando sale del bar lo hace con una sonrisa, al principio vino aquí por admiración, contento de poder ayudar pero poco a poco va pensando en ello.
"Joder...Porqué tiene que ser tan guapa y gustarme tanto...Bueno, al menos estoy bastante limpio..."Un último suspiro de liberación lo inunda para salir al instante tan rápido como entra. Parece haberse quitado un gran peso de encima. Se estira alargando los brazos lo máximo posible, doblando la espalda en dirección contraria a la que mira, quitándo tensión a los riñones.


Los red hot chilli peppers, aunque en su estado natal toda la vida se ha escuchado el country junto a estilos más parecidos a la balada clásica, Adam siempre fue un virtuoso en la música que nunca se ha cerrado a nada. Por ello conserva una grandíssima colección de música, la tiene ordenada y organziada de una forma muy extraña eso sí.
"Bueno, quien sabe, a lo mejor funciona, porqué no?..."Con una sonrisa cierra el maletero, lleva una bolsa de viaje muy grande en una mano y un petate militar con varias armas asomando en la otra.

Vuelve a entrar al bar dejándo sus cosas sobre la mesa, viendola llegar con la escalera, lo cual de nuevo hace que se remarque la cara de estúpida felicidad que lleva.
-Por suerte tengo ahí paliativos...-Por si acaso no le entiende, la sigue demasiado de cerca cuando va con la escalera explicándole.
-Por si nos resfríamos digo...-Imita un poco la actitud y tono de voz que ha tenido ella con él, solo unos segundos más para ver si sigue por ese juego, hasta que da un paso al lado y vuelve a dejar un espacio cómodo entre ellos.

Sujeta la escalera mientras ella sube, esta vez aunque no disimula tanto que la mira, tampoco lo hace con el ansia de antes. Una vez ella está arriba, sube después, con la bolsa de herramientas en la mano. Está claro que ahí dentro no solo hay herramientas, o si lo es, es que tiene muchas, no obstante deja la bolsa a un lado y se hace una coleta aun más alta si puede.
-Es un lugar muy bonito y tiene muy buenas vistas, luego subiré mi rifle, quiero hacer algunas prácticas de tiro...-Aunque dice eso, su mirada está fija como la de un halcón en un punto en concreto, de perfil, al Oeste de donde están, entre algunas de las casas que se ven a lo lejos.
Aun así se gira rápidamente y se pone completamente delante de ella, su rostro no muestra preocupación alguna, es más con lo que le ha contado sobre la radio ya tiene algunas sospechas.
-Me harías un favor? abajo en el petate que he traído hay un rifle M14 que he modificado para que se le pueda acoplar un silenciador, la mira es una 4x25mm ten cuidado al moverlo por favor está calibrada. Me siento más seguro, viejas costumbres...-Aunque ella no pregunte se lo dice-...Tengo más de 200 bajas confirmadas durante el servicio activo, no te preocupes...Sé lo que me hago-La sonríe soltando la bolsa y se pone a inspeccionar la antena.
"Y si no me lo trae?...Venga ya tío, claro que te lo va a traer, que es lo peor que puede pasar? Que te lo suba en bikini lista para tomar el sol, con una gafas de sol y un tubito de crema?...Ya te gustaría Adam..."Cuando se da cuenta de lo que está pensando niega un par de veces fuertemente, algo nervioso y distraído.
"No! No! No!..."Se frota la cara, comprobando de cerca la antena, un vistazo bastante pobre."Adam...Céntrate..."

Cuando ella se haya marchado se pone a buscar algo que le ha estado mosqueando. Si lleva años aquí y la tormenta no ha roto aún la torre, como puede esta última haber dañado tanto la torre? No tiene sentido, pero por si acaso, empieza revisando las tomas de corriente y los cables. Saca un Tester, para medir si hay voltaje.
-Deja todos los plomos encendidos!-Grita desde fuera-...Voy a comprobar si es un fallo eléctrico!...-Se mantiene oculto tras la torre por la dirección en la que mira, aun no se fía, su instinto le pica y eso no es bueno.
"Es una posición muy buena para observar...Pero también para que te observen..."

En aquel momento hubo un punto de inflexión del que igual él no se había percatado, o tal vez lo estaba haciendo a posta... no, no sería tan retorcida. Nadie enviaba a un desconocido a por su arma, era de primero de apocalipsis.

— Está bien — al acercarme al mustang me metí entre los asientos para buscar el petate que me había pedido. Y podría haberme quedado a cotillear, pero no lo hice. Subí con cuidado por la escalera y cuando llegué, saqué el arma de la bolsa, la observé y seguidamente apunté al hombre.

— Estás en mis dominios vaquero — acto seguido no pude evitar empezar a reírme y dejar el arma a un lado. — En las pelis siempre quedaba muy épico... — suspiré. — Si te pegara un tiro me convertiría en una anfitriona muy mala, ¿no crees? Aunque tampoco creo que lo esté haciendo muy bien... acabas de llegar y ya te he puesto a currar en mi radio — aquello me hizo gracia. Tomé asiento justo a su lado.

— ¿Te imaginas que te dijera ahora que no tengo luz desde hace tres días? Tranquilo no es el caso y no soy tan idiota — observé cuanto estaba haciendo. — Ten cuidado, ese cableado... no tiene muy buena pinta — me acerqué a un lado de él, para ver mejor lo que estaba haciendo, pero en vez de ello le acabé mirando a él, muy fijamente, como trabajaba.

— Si te molesta... ¿Por qué no te lo cortas? — pasé una mano por su cabello. — Abajo tengo unas tijeras, puedo hacerlo yo, si te fías lo suficiente de mi — le guiñé un ojo.

Soundtrack

Se da cuenta rápidamente de que va a tener que cambiar bastantes cosas, pero eso es lo de menos, tiene el pensamiento de que pueda haber sido sabotaje, le parece haber visto a alguien en una ventana a lo lejos, con respecto al resto de casas empieza a pensar en la posible distancia, además de con su experiencia previa.

-Oh no! Me has pillado!...-Sonríe levantando las manos con cierta amabilidad infantil, aunque por dentro se le hayan puesto de corbata, ese movimiento no se lo esperaba.
-Yo no he sido mejor...-Baja las manos para seguir con la antena, empieza a escalarla, quiere llegar a la caja de conexiones, comprobar fusibles. Porque se ponían altas? Ya no lo recordaba, eso era tarea de su oficial de radio comunicaciones.

-Te he llamado bueno...-Hace una pausa pasando la mano cerca de la caja, buscando indicios, algo que le demuestre que ha sido saboteado.
-Y además tampoco te he dicho mi nombre cuando me lo has preguntado...-Respira hondo suspendido  en el aire entre los hierros de la antena.
-...Me he ganado un tiro muchas veces pero seguramente esta sea la peor, lo siento de verás...-No puede evitar reírse un poco al final.

-Ahh!...-Finje que se ha electrocudado y se deja caer. Cae de pié sin dejar mucho tiempo a ver que era broma, respira hondo un par de veces y se acerca a sus cosas, poniendole cara de ni lo sueñes a lo de cortarse el pelo.
-Ahí a ras de suelo, puedes medir con positivo o negativo si todo va bien? mide al máximo que te deje y agachate bien, que haga contacto, no holgazanees...-Sonríe y él parece empezar a rebuscar, pero en absoluto, aunque remueva y haga como cuenta balas, lo único que está haciendo es meter una en el cargador.
-Creo que tengo recambios de fusibles, hay un fusible rebelde, no está muy lejos, pero es peligroso, lo mejor es que es solo uno, tiene una fácil solución...-Mientras habla, sabe que o ella puede no entenderle bien y ponerse nerviosa o estar dando demasiado tiempo a su enemigo para dispararle.

El cargador entra de golpe en el arma, a través de los hierros de la torre, dispara justo en el momento que su espalda toca el suelo, habiendo metido la bala en la recámara previamente en un movimiento aun más rápido que los segundos que se toma para apuntar y disparar.
"Ojalá por la altura del cañón veas que no es para ti..."Es lo único que piensa, mientras siente el retroceso del arma, el silenciador que lleva hace que se escuche muchíssimo menos de lo que debiera, pero a esa distancia, indudablemente va a haber escuchado el disapro, por no hablar de los movimientos y revolcones.

Conforme lo hace pasan unos segundos hasta que baja el arma, soltando el cargador y mostrándo la recámara vacia.
-Lo siento...Pero van a por tí, no es Umbrella pero si que van a por ti, puedes comprobarlo tu misma..., además tienes dos tiros en la caja de fusibles, debió disparar aprovechando la tormenta, que hijos de puta...-Se vuelve a incorporar despacio, con las manos a la vista, no quiere cabrearla, al contrario ahora si que sonríe como un niño.
-Mira...Me llamo Adam, tengo la cabeza super jodida, no solo por el ejército...Las drogas, la música, una vida llena de excesos, sentar cabeza y después perder a mi familia, perder a todos mis amigos en el fin del mundo y ya nose de que más quejarme!-Hace una pausa mirando el cielo-...Estoy cansado...Solo quiero ayudar...-Hace una pausa, de ella mirar por la mira del rifle, vería que hay un herido, en una ventana a unos 200 metros, con un arma partida en dos, habla con otro, parece que se retiran-...Se que no hago las cosas de manera normal, ni tampoco espero que nadie me entienda, pero...-Se pone en pié-...Si que puedo arreglarte la radio, además me has mentido yo no he visto ningún gato!...-Vuelve a echarse a reír, va ligeramente fumado. Esta vez si, se pone a hacer lo que tiene que hacer, empieza por el cable, tiene que preparar cable nuevo lo suficientemente potente, se para un momento allí de pié y la vuelve a mirar.
-Ahora si me tomaría esa cerveza y me sentaría un momento sabes? Aunque la radio no funcione...Creo que es demasiado incluso para un lunes por la mañana...-Se sienta allí mismo en el centro del asfalto como si todo ese comportamiento fuera para tratar de llegar a la pregunta.
-Tienes problemas con alguien? Necesitas ayuda?...Mientras empieza a trenzar cables, no sabe si le contará alguna historia, larga ni corta, pero desde luego tiene tiempo, con la cantidad de cabre y fibra que habrá que trenzar y preparar.

OFF:

— ¿Eso es un no? — terminé por sentarme en el suelo, no muy lejos de él y así observar mejor qué estaba haciendo. Todo por si lograba aprender algo de ello para futuras ocasiones. — Y deja de disculparte, pareces una monja cerrando — quise restarle importancia al asunto. — No llevas aquí ni una hora y ya estás haciendo más por mi de lo que he hecho yo en estos últimos meses — bajé mi vista al suelo para recoger un par de piedrecitas, algo distraída, aunque trataba de prestar atención a lo que estaba haciendo de reojo.

— ¿Qué...? — por un momento no entendí a qué se estaba refiriendo hasta que empecé a ver cómo contaba las balas mientras hablaba de los fusibles. En ese momento mi cuerpo se tensó. Acto reflejó me agaché al suelo, casi como si fuera a recoger algo de la caja de herramientas y me quedé estática. Un segundo, dos, tres... y un disparo. Él pareció más tranquilo, no del todo, pero sí como si se hubiera quitado un gran peso de encima.

Miré en la dirección que me había indicado. Si no se trataba de Umbrella...

— Ha venido mucha gente a tocarme las narices, pero esto... — miré a la antena y después al edificio. — Sí, es demasiado — ¿quién se tomaba hoy en día tantas molestias en querer matarme? Y entonces tres nombres aparecieron en mi cabeza, acompañados de recuerdos nada agradables. Respiré hondo y me centré en lo que él me estaba contando.

— Adam... — empecé a decir. — Tranquilo, todo está bien, me estás ayudando, me estás ayudando mucho — me reí con él, con lo del gato, aunque mi risa fue ligeramente nerviosa. Yo pidiéndole que se tranquilizara cuando mi fortaleza se estaba derrumbando y literalmente porque habían atacado mi refugio. Quise sujetar una de sus manos en un momento dado, pero fui incapaz de moverla, estaba temblando ligeramente.

— Es buena idea... voy a por un par, no tardo.

En el bar hubo un par de segundos que me quedé mirando a la nada sin moverme. Esos tres. La cabeza me daba vueltas y por un segundo pensé en la posibilidad de coger el impala y salir de allí lo más rápido posible. ¿Me habían encontrado? ¿Sabían que era yo? ¿Serían simplemente saqueadores...? Había cosas en las que no deseaba pensar, no era bueno para mi y sin embargo las imágenes se sucedían una tras otras o simplemente las cicatrices que quedaban en mi piel. Pero ahora no estaba sola, era la primera vez que no estaba sola y también la primera vez que pensaba que quedarme sola sería lo peor del mundo. ¡Ni siquiera había pensado en la posibilidad de que me hubieran saboteado la radio! No me di cuenta de nada... ¿Qué habría pasado si no hubiera estado Adam ahí? Y de nuevo más recuerdos desagradables.

Regresé al tejado con las dos cervezas y una bolsita de frutos secos.

— Molaría tener un gato — le entregué el botellín, me senté frente a él. — ¿Siguen ahí? — tragué saliva. — Puede que haya alguien — respiré profundamente y di un largo trago a la botella. ¿Quería contar aquello? — ¿Sabes ese cuento de un elefante bebé al que atan y como no tiene fuerza es incapaz de soltarse? Pero que luego cuando crece sigue atado a una cadena tan fina que podría romper, pero ya no lo intenta, porque cree que no puede, porque cuando era bebé no podía... — hice una pausa. — Digamos que yo soy ese elefante, y que me tuvieron durante mucho tiempo atada — alacé la mirada buscando la suya, era más fácil explicar aquel miedo así.

Soundtrack

Ella no mira aunque le ofrece el rifle, eso le preocupa, pero va trenzando el cable, escuchando todo lo que dice, en cierta forma autista, no para de pensar en muchas cosas y al mismo tiempo trata de vaciar su mente, pero no lo ve como una tetera, como dice Bruce Lee, es un bidón de 100 litros que no lleva más que sangre y lágrimas, de gritos y lamentos, de sueños rotos e ilusiones perdidas.
-Vale, está bien, dejaré de disculparme...-Cuando ve que ella queda cerca si toma su mano con fuerza sin dejar de mirarla, Adam no tiembla, su pulso es muy bajo, los francotiradores más experimentados lo llaman "la burbuja", son capaces de aumentar o reducir su ritmo cardíaco gracias a entrenamientos especializados. Adam además puede extrapolarlo a diversas situaciones, en esta, solo quiere transmitirle paz a ella.

"La habré asustado?..."Se queda pensativo un instante, vuelve a tomar el rifle, mete directamente la bala en la recámara, solo una y se acerca a la torre, con calma observa por la mira, viendo que aun tienen alguna clase de arma que quieran usar. Usa el máximo zoom posible y ve que sujetan un cartel, no sabría decir si es la cara de ella o no, pero apostaría a que la radio no es algo con lo que confundirse.
Otro disparo silenciado sale directo contra la ventana, que termina por asustarlos y hacerlos huir definitivamente. Un tercero se queda observando mientras se marchan, parece el jefe por como mira en la distancia.
"He jurado no volver a matar..."Se oye un click, de haber tenido una bala lo habría pintado todo con sus sesos, el hombre lo mira y parece sonreír, realmente lo está viendo? Al marcharse ella vulve y con su pregunta deja el rifle de nuevo.
-No...Esta vez si que se han marchado pero había un tercero...-Respira hondo, la deja hablar, aun tiene tanto que decir, con la situación que no hace más que empeorar, ahora al que le tiemblan las manos es a él.

"Te traeré un gato Kennedy, tengo que hacer algunas cosas pero en unas semanas estaré de vuelta con él, lo pasaremos genial..."Es lo que quería haber dicho, pero como puede ser? Que haya estado cerca de tanta gente que realmente tenía motivos para tener miedo y no lo tenía, ella tiene tanto miedo de solo tres tipos.
"Te prometo que no volverán a molestarte, los asustaré..." Va escuchado su historia, su mirada se va afilando como la de un gato, su corazón se va acelerando, su difunta mujer era médico y además psicóloga de mujeres maltratadas, no deja de recordar como al principio solo eran comentarios pero que acababan en discusiones, Adam no debía interferir en lo que la justicia debía hacer, pero cúanto hace que dejó de ser alguien normal?

Cuando termina hay un momento que se queda sin aliento mirándola fijamente, pero no con pena, igual que la noche que conoció a Mariah, puede ser una señal. Ha llegado el momento?
"Que es lo que quieres de mí? A cuantos tengo que seguir viendo sufrir...Mientras me atormentan las putas pesadillas de que si vuelvo a matar moriré de forma horrible!?"Los mandíbula está tan apretada que casi se puede escuchar como está puliendo dos de sus dientes, los huesos de su cara se marcan de tal forma que solo le falta enrojecerse para parecer una bomba apunto de estallar, no obstante eso no sucede, lleva un año por el yermo con otra mentalidad, empezó como un leve susurro una vaga idea que ha terminado convirtiéndose en una forma de vida.

-Hace cosa de un año yo estaba tirado en la montaña, en un lugar muy elevado, Jimmy y yo estábamos tratando de salvar a una antigua compañera, de antes de los muertos vivientes, trataba de reunir a la vieja banda...-Rompe su silencio empezando lo que tiene que decir con la voz rota, poco a poco va recuperando su tono y timbre.
-...A mi antiguos compañeros del ejército, Semper Fidelis...-Hace incapié-...Pasamos seis días drogándonos para paliar el dolor de las heridas, renunciando a nuestra humanidad y a todo cuanto creíamos que eran nuestros principios para sobrevivir, solo éramos él y yo...Siempre sentí debilidad por él porque era el más joven y chiquitín del grupo...-Una lágrima cruza su rostro y sonríe dejándola correr.
"Por el mejor francotirador de la historía, que tuvo la mala suerte de tenerme a mí como observador..."

Alza la cerveza y sigue contando aun con el rostro henchido y la voz conpungida.
-Traicionamos a cualquiera de los supervivientes que nos alejara del objetivo, matar o morir, matar o morir...-Recuerda el infierno del nido del águila peor que ningún campo de batalla luchado-...Al final lo mordieron, yo ya estaba seguro de que iba a morir el tenía un antivirus, era un puto gitano de mierda ladrón, me lo inyectó a mí y me lanzó colina abajo...-Hace una pausa y se pone de pié para derramar la cerveza, varias lágrimas caen por su rostro, Adam lleva mucho tiempo solo viajando, no suele reprimir sus sentimientos nunca, atrás quedó la época de fingir que la sensibilidad no era útil-...Si tu no te vengas!...Quien encontrará la motivación para ir hasta el final capitán?!...-Mira al frente un instante y después la mira a ella, con una admiración y esperanza que no parecen hacerle ver como la misma persona de hace un momento.

-La radio se había roto, no tenía forma de comunicarme con nadie, solo podía escuchar tu voz y la música que empezaste a poner, escuchar tu voz con las piernas destrozadas, sin agua, sin comida, no tenía nada más que aferrarme a tu voz por la radio, a los ánimos que nos dabas...No volví con el ejército, llevo un año...Recorriedo el país como un mercenario que no mata, que no se le puede comprar y al que Umbrella ha puesto precio su cabeza...-Hace una última pausa y mira al suelo un instante antes de volverla a mirar organizando sus ideas.

-Aunque he jurado no volver a matar, pues me aterra mi destino, la muerte me persigue allí a donde voy, soy consciente de las cosas que he hecho, conozco mi castigo, pero aunque me quede sin balas, aunque mi quede sin el filo de mi espada, siempre quedará la esperanza, y si llega el día de volver a empuñar el acero...-Aprieta los puños y la mira altivo, pues siempre ha sido un asesino-...Lo acepto! Pues todas las personas que he ayudado han acabado desapareciendo o muriendo...Ni siquiera iba a pasar por aquí, vengo de ayudar a unos chicos en un parque de atracciones...-Respira hondo, ahora si que se ha quitado un gran peso de encima, ya no es solo por ella, cualquiera podría ver que lo que le pasa va mucho más allá, muchíssimo más allá, aunque para él, ella parece una pieza esencial.

-No quería venir porque me enamoré de tí por tu voz la primera vez que la escuche, temo que la mala suerte que me persigue te alcance, quiero decirte que me largo ahora mismo para no perturbar la paz que has logrado aquí y al mismo tiempo soy un incapaz de mover un pié para marcharme...-Mira el botellín de cerveza que le queda en la mano.
-Arreglaré la radio y me marcharé, me dijiste que una cerveza y poco tiempo verdad?...El trato era además que si te arreglo la antena seguirás emitiendo no? El mundo te necesita "Sentinel"-

No lo puede evitar, son demasiados años en el ejército, abandona esa actitud y se dispone a sentarse para seguir con lo que estaba haciendo, trenzar el cable y sustituir el que se ha quemado, ahora sí, manteniendo su mente vacía como un robot, no se siente con ningún derecho a involucrarla en su vida, por más que lo desea con todas sus fuerzas, no se quita de la cabeza a las tres personas que vió.
"No...No los asustaré...Arreglaré la radio y los mataré, aunque si eso significa que mi destino sea morir de la forma más horrible y humillante...Lo acepto..."

Sentía un nudo dentro de mi pecho que me impedía decir nada, escuchaba cada una de sus palabras con gran atención y casi hasta conteniendo la respiración, como el que tiene miedo a poder interrumpir. ¿Por qué merecía todo aquello? Acabábamos de conocernos y me daba esa atención, de esa forma. Y no era justo, porque si él tenía sus pecados yo tenía los míos, y había hecho también cosas con las que a día de hoy tenía que cargar en mi conciencia. Por ello podía entender de lo que hablaba y de esa sensación de ver alguien en el espejo a quien querías reconocer, pero era incapaz de ello. Ese pasado seguía ahí y entonces, al alzar la vista te preguntabas: ¿cómo? ¿por qué hice aquello? Y llegaban los lamentos, pero sobre todo los tormentos.

— Tú te disculpas constantemente, pero yo... — no sabía cómo continuar aquello. — No merezco eso — declaré. — Esto es... es, supongo que mi forma de redimirme — me costaba hablar. — ¿Sabes por qué dejé el ejército? Por la idea cobarde de que podría morir, porque me la infundió mi familia y pensé que tenían razón y que era mejor ponerse a salvo y tener un trabajo más normal, ¿y dónde acabé? — me reí entre lágrimas. — Estuve cuatro años trabajando para Umbrella, así que igual deberías ganarte mis chapas también — no era un reproche, a veces lo creía así, no merecía haber sobrevivido a casi tres años de apocalipsis, no yo más que otros. — Y lo peor es que yo sabía que estaba pasando algo y... o debía ser muy idiota para no enterarme o no quería enterarme — respiré hondo. Era la primera vez durante el fin del mundo que le contaba a alguien aquello, ni siquiera se lo había dicho a Maximillian o a Belikov. Era la mayor vergüenza que arrastraba en mi pasado. Porque de una forma u otra había contribuido a ese final. — ¿Tú tenías otra opción? Porque yo sí — eso era lo peor para mi, que fui una auténtica cobarde.

— Creo que es justo lo que me pasó y que si alguien se manchara con la sangre de esos tres desgraciados no sería mucho mejor que ellos, así que de verdad pienso que no merecen la pena — estaba convencida de que aquello era una especie de castigo.

Adam continuó explicándose. El nudo en mi interior seguía creciendo hasta el punto de casi no poder ni hablar, por más que quisiera decirle algo no salían las palabras. Y ojalá que pudiera encontrar algo que le ayudase, que calmase esas heridas, pero no lo había. Además comenzaba a arrepentirme de una de las pocas normas que tenía allí. Después de aquello, no quería que se fuera sin más y desapareciera. Como otra persona más de las tantas que había conocido y ahora seguramente estarían muertas.

Verle sentarse de aquella manera, casi zanjando el tema y concentrado en aquello no fue tampoco agradable, porque entendía a lo que se refería con aquello y a guardar una indiferencia que resultaba dolorosa por más que pudiera disimular. Al menos por experiencia, los hechos traumáticos se enquistaban si no se hablaba de ellos. Yo misma sentía que me había quitado parte de un gran peso al confesar en voz alta lo que me atormentaba de mi pasado. A un hombre que apenas conocía de cuanto, una hora, tal vez dos... o tres. Había perdido la noción del tiempo. Pero sentía esa extraña conexión que simplemente aparecía en ciertas personas y en muy contadas ocasiones o incluso ninguna.

— Adam... — empecé a decir. Me acerqué hasta él y me senté a su lado viendo como se concentraba en arreglar la radio. Parecía obcecado en arreglar aquello y marcharse. Observé como sus manos se movían durante unos segundos en silencio. Cuando llegó y me dijo que me ayudaría pensé en que eso estaría bien, que la arreglase cuanto antes. Yo quería mi radio de vuelta y ahora hasta me planteaba esconderle algunas piezas. Aquel pensamiento era muy infantil y sobre todo cobarde por enmascarar algo más. — Adam — insistí en apenas un hilo de voz.

Sujeté una de sus manos en un intento de que parase un momento.

— Si quieres... puede ser otra cerveza — hubo un tono de nerviosismo en mi voz, después de tanto tiempo comenzaba a romper promesas que me había hecho. Le obligué a mirarme, colocando mi mano sobre su mejilla, me quedé durante unos segundos mirándole conteniendo la respiración. — O las que sean — añadí la palabras casi sin pensarlas. Mis labios se acercaron a los suyos hasta rozarlos y quise más, se fundieron con los suyos rompiendo otra cosa que creí que jamás volvería a hacer.

Soundtrack

Mientras trenza el puñetero cable, la observa durante instantes, intercalando la atención de lo que hace y ella dice, pero no la juzga. Él sabía que formaba parte de un programa patrocinado por las mejores empresas, ya no era solo el gobierno estadounidense, Umbrella, Pandemonium, Blackwater, Weiss, tantos inversores y tanto peligro, eran algo que años atrás había pasionado al hombre que ahora recuerda todo aquello como algo preligroso, incluso demasiado peligroso como para contarlo ahora.

Ahora que ya no le quedan enemigos en este maldito mundo muerto, levemente su corazón se acelera, para alguien como Balion no es normal, que controla cada bocanada de aire que da, que mide cada paso y estudia cualquier posible contramedida en todo lo que se plantea.

"Si quieres puede ser otra cerveza...O las que sean..."

Adam es una persona cálida de por sí, al estar bajo el sol después de lo que acaba de ocurrir se le ve bastante bien, no parece haberse esforzado mucho, aun así, mientras alza la mirada Kennedy puede ver en su mirada la derrota, un ligero miedo incomprensible, ni el mejor de los navy seals deja de ser humano y puede tener más o menos dificultades para aceptar o comprender algunas cosas.

-Entonces quiero bebermelas tod...-

iba a sonreír de forma fingida pero, no puede responder, ha soltado el cable y la acerca contra su pecho por la cadera, no de un golpe seco, pero si con el impetu de saber que acabará abrazandose a ella. Puede sentir la sonrisa en sus labios cuando sus manos pasas por debajo de la camisa, acariciando su lomo, acercándola a él aun más si cabe, puede que ella no, pero él llevaba un año deseando ese beso, no tiene ninguna prisa en que termine, además está disfrutando como nunca, en su ruta de exploración, el hecho de que ella no lleve pantalones.

Aun con todo deja que termine con calma, sin lanzarse demasiado sobre ella, quien diría que llegaría un día en que al cabronazo de Adam Jensen le daría miedo lo que pudieran pensar de él.
-Yo también tuve opción, odiarlos a todos o perdonarlos...-Pega su frente a la de ella-Jamás podré odiarte, si tu no quieres que los persiga no los perseguiré, pero si los vuelvo a ver por aquí los mataré...-Se queda mirándola muy seriamente, de cerca Adam da más miedo de los que parece.
-...A este paso se va a hacer mediodía y hay un montón de yonkis esperando su droguita...-La vuelve a besar con fuerza abrazándola esta vez con aún más fuerza y permitiéndose el lujo de tocarla de forma más íntima.

Ahora ella puede sentir como el tiembla, con el pulso acelerado pero de una forma muy distinta, es la emoción del combate en proporción inversa, en un combate buscas hacerle rival lo que menos le gusta, mientras que en el amor es justo al contrario, oponente o amante no importa, todo lo que importa está en aquello que se siente. Claro que quiere arreglarle la radio, pero quien le va a dar caña para que lo haga?

En aquel momento pensé... en absolutamente nada, y fue el momento más tranquilo y pacífico que había vivido en estos últimos tres años. Si Adam era una persona, rectifico, si decía haber sido una persona tan problemática, a mi ahora me hacía sentir todo lo contrario. Puede que incluso me ayudase con mis miedos, a disolverlos.

Si volvían... tal vez iba siendo hora de que me enfrentara yo a ellos. Asentí suavemente a sus palabras, aunque no dándole la razón de la forma que él creía. — Si volvieran... — no quise terminar la frase porque no era necesario y tampoco me apetecía pensar en ello. Simplemente en moverme lo suficiente para sentarme sobre su regazo, rodeandole con mis piernas. Todo a la vez que colocaba mis brazos sobre sus hombros. No estaba nada mal, y más después de tantos meses de soledad... sentir aquel calor casi abrasador sobre mi piel.

— Creo que pueden esperar y si no que les jodan — no pude evitar que mis labios se curvaran ligeramente en una sonrisa, ante aquellas palabras. — Tengo algo más importante entre manos, tal vez luego cuente algo... igual le alegro la tarde a alguien, ¿sabes? — bromeé, provocando que la sonrisa en mis labios creciera, volviendo a besar los de él. Mi cuerpo se relajó sobre el de Adam, moviéndome para prácticamente acabar con cualquier posible margen de espacio entre los dos. Podía sentir mi corazón latir con fuerza, al igual que el suyo, contra mi pecho.

Aquella charla, aquellos besos... igual no iban a cambiar nada en nosotros, nada de lo que tanto nos culpábamos iba a desaparecer, pero sí que podía ayudar a dejarlo atrás y pasar página de una vez. Se solía decir que todos merecíamos una segunda oportunidad, ¿no?

Cada uno de mis movimientos era lento, no había ninguna prisa, solo disfrutar de su compañía, de sus labios, del tacto de su piel contra la mía... esa calidez tan reconfortante al sentir sus manos recorrer mi cuerpo. Las mías también se movían libremente por él, apartando la tela de su camisa para hacerla caer hacia atrás, con mucha calma, deleitándome con cada movimiento. Mis dedos iban recorriendo las líneas de sus tatuajes, acariciando con suavidad cada una de sus cicatrices, casi como si quiera memorizar cada detalle y podría dedicarle todo el día...

Soundtrack

Como va a quitarle la razón? Ni a contradecirla? No señor, no contarán algo así de Jensen. No tarda en aferrarse con ella en su abrazo. Mueve su cabeza de izquierda a derecha ligeramente liberandose más de sí mismo que con ella, tratando de no ir demasiado lejos, pero inevitablemente se acaba soltando de sus labios para besar su cuello, tras las orejas, muy certero, como todo lo que hace usualmente. Muerde su cuello, arañando su espalda con las manos al pegarla aun más si cabe contra él.

Escuchar su corazón latir es como un regalo, una melodía incluso mejor que cualquier canción que pueda sonar por ningún altavoz, una canción que Adam lleva tanto tiempo queriendo escuchar para poder curar su melomanía crónica.
-A mí ya me lo has alegrado...Misión cumplida.-
Los dedos se mueven agresivos, arrastrando la piel de ella entre el sudor, prácticamente masajeando cada parte del cuerpo que toca de su anfitriona, al mismo tiempo que la acaricia.
Se pierde entre los besos con ella, cogiéndole el culo con fuerza de golpe, con toda la intención esta vez de asustarla.
-Te he estado mirando todo el rato el culo desde que he entrado al bar lo sabes no?...-Será por toda la adrenalina y el rato que ha pasado, pero aun así conserva en su mirada el brillo de ir ligeramente colocado.

Deja las bromas a un lado para quitarle la camisa que lleva, esa que le queda tan grande, que rato lleva sobrando y que Adam no duda en lanzar a un lado como el simple trapo de tela que es. Se tumba sobre ella en el suelo, besando su cuerpo, desde la cara hasta el vientre, con varios mordiscos que son signo de las ganas que tiene de ir a más. El aliento de su respiración la cubre con densidad, no se corta en emitir el gemido que le salga por aquello que le guste, al contrario se regocija.
Para un momento para observarla desde donde está y una ligera sonrisa de labios cerrados se forma en su rotro.
-Estás cómoda así? No prefieres que bajemos al bar?...-Como si fuera a darle tregua fuera en el bar o en la terraza de la casa del diablo en el maldito fin del mundo, pero que la va a hacer, no puede parar de pensar que allí están expuestos. Aun así mientras se lo cuenta, no ha dejado de llenarla de besos y mordiscos, buscando transmitirle toda la cantidad posible de placer si cabe, que lleva interiorizando y ahora que la tiene delante no se corta un pelo en demostrar.
"Quizá eso le guste..."

Qué fácil resultó dejarse llevar por la excitación del momento, hasta el punto de dejar de no pensar en otra cosa que en aquel juego y Adam. Mi respiración se volvía más marcada conforme él se movía sobre mi y yo, incapaz de razonar en nada más, movía ligeramente mis caderas contra las suyas y mordía mis labios a causa de esa excitación hasta el punto de ser irracional. Soltando un leve jadeo ahogado cuando sentí cómo me sujetaba el trasero. Esos gestos algo bruscos no ayudaban para nada a calmarme, porque sentía que me hacía perderme más y más en él.

— Espero que te haya gustado — contesté con bastante picardía y una sonrisa muy traviesa. En aquel momento le obligué a pegarse de nuevo a mi, al rodearle con una de mis piernas y empujar su cuerpo contra el mío. Mis labios fueron directos a su oído para susurrarle. — Yo también te he estado observando, es imposible no fijarse en ciertas cosas... — acaricié su oreja con mis labios y terminé por morder suavemente el lóbulo de esta.

Le ayudé a quitarme la camiseta, quedándome en ropa interior para él, ambas piezas sencillas de color negro. En el fin del mundo no te podías permitir ir a Victoria Secret's de compras. Adam volvió sobre mi y mis dedos se aferraron a sus hombros con fuerza, a la vez que nos recostábamos sobre el cálido suelo. En ese momento no puedo evitar devorar sus labios de nuevo, descendiendo ligeramente hacia su cuello, pero él tenía otros planes y descendió antes de que pudiera hacer más. Mi cuerpo cayó hacia atrás de nuevo, de forma algo brusca ante aquellas sensaciones.

— ¿Qué...? — fue como si me sacara un trance bastante estúpido, me erguí para mirarle mientras me apoyaba sobre mis codos. Le miré notablemente agitada. — Ah... — dudé de mis palabras. — Sí, yo... bajemos — por fin algo de sensatez llegó a mi cabeza. Esta vez le miré con una sonrisa entre avergonzada y divertida. Terminé por ponerme en pie y ofrecerle mi mano, al dársela miré a mi alrededor, igual podría ser muy morbosa la situación, pero... después de lo que había pasado, sí, era mejor bajar.

Al bajar las escaleras de mano, me quedé allí plantada de pie mirando a mi alrededor. Igual sería divertido que llegase alguno de mis oyentes ahora... vaya imagen iba a dar. Pero luego esperé a que Adam bajara y al hacerlo prácticamente me abalancé sobre él. Para continuar por donde íbamos. Coloqué mi mano sobre su cintura y la izquierda en su hombro a la vez que volvía a besar su boca, tirando de él hacia el interior del bar. Para ser mi hogar, ni siquiera sabía hacia dónde le estaba guiando, ya que iba de espaldas. Incluso tiré algo que pareció romperse en muchos pedazos.

— Da igual, da igual... tengo seguro — decía sarcástica entre beso y beso. Todo mientras que mis manos se movían hasta el botón de su pantalón para desabrocharlo. Ni siquiera me importó mirar qué diablos se había caído. Hasta que mi espalda no dio con la barra del bar no me detuve. Me impulsé para sentarme en ella y tiré de él con mis piernas hasta tenerle bien preso de ellas.