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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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California dreamin' #Chase Callen
Enjoy the Silence 4.0 :: Estados Unidos :: Campos :: Granjas
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California dreamin'
16/05/16 • Granja • Paicines • California • B.S.O.
La cabeza me iba a matar y me quejé de ello. «¿Te gusta esta canción?» Aquellas palabras resonaron en mi cabeza. Lo había recordado porque esa misma canción estaba sonando en la radio, aunque no muy bien, esta parecía averiada, porque sonaba con bastantes interferencias. Pero eso no era lo más raro. Todo estaba del revés. Veía mi mano echada hacia un lado, con todo el cabello esparcido por el techo del vehículo. Podía distinguir manchas rojizas entre el amarillo.
«Suena genial, ¿me dejas a mi?» Recordé el olor a tabaco, las cuerdas de una guitarra...
— Ahh... — sollocé. Dolor, mucho dolor, la cabeza me daba vueltas y entonces me fijé: quien conducía colgaba también del asiento, gracias al cinturón. Parecía muerto. Respiré hondo y rápidamente solté mi cinturón, cayendo sobre el techo del coche. Me acerqué al conductor y coloqué mi derecha sobre su carótida. No había pulso. — Mierda... — Revisé la PDA, parecía funcionar. — ¿Mando? Aquí A6. Hunnigan y yo hemos sufrido un accidente, él está muerto... necesito ayuda — respiré hondo.
— A6, indique su localización — la voz al otro lado sonó seca. Solo pensé en Hunnigan, ni la más mínima muestra de afecto o preocupación por él.
— Íbamos por Paicines... — me fui arrastrando hasta una de las ventanillas rotas, para poder salir. — Estoy en la intersección de Old Hernandez con Willow Creek... veo... granjas y... — disparos. Rodé hacia el interior del coche otra vez. Los disparos se fueron intensificando en la chapa y gateando me escabullí hacia el otro lateral para cubrirme. A parte de la chapa podía distinguir como algunos golpeaban el cuerpo sin vida de Hunnigan.
— ¡Necesito refuerzos ya! Son supervivientes hostiles — grité. Y aunque estaba aturdida pude recordar entonces, ellos debían haber provocado el accidente. Se podía distinguir desde mi posición las tachuelas en el suelo. Respiré hondo, mis armas estaban en el maletero y los refuerzos tardarían en llegar, debía moverme ya.
«Suena genial, ¿me dejas a mi?» Recordé el olor a tabaco, las cuerdas de una guitarra...
— Ahh... — sollocé. Dolor, mucho dolor, la cabeza me daba vueltas y entonces me fijé: quien conducía colgaba también del asiento, gracias al cinturón. Parecía muerto. Respiré hondo y rápidamente solté mi cinturón, cayendo sobre el techo del coche. Me acerqué al conductor y coloqué mi derecha sobre su carótida. No había pulso. — Mierda... — Revisé la PDA, parecía funcionar. — ¿Mando? Aquí A6. Hunnigan y yo hemos sufrido un accidente, él está muerto... necesito ayuda — respiré hondo.
— A6, indique su localización — la voz al otro lado sonó seca. Solo pensé en Hunnigan, ni la más mínima muestra de afecto o preocupación por él.
— Íbamos por Paicines... — me fui arrastrando hasta una de las ventanillas rotas, para poder salir. — Estoy en la intersección de Old Hernandez con Willow Creek... veo... granjas y... — disparos. Rodé hacia el interior del coche otra vez. Los disparos se fueron intensificando en la chapa y gateando me escabullí hacia el otro lateral para cubrirme. A parte de la chapa podía distinguir como algunos golpeaban el cuerpo sin vida de Hunnigan.
— ¡Necesito refuerzos ya! Son supervivientes hostiles — grité. Y aunque estaba aturdida pude recordar entonces, ellos debían haber provocado el accidente. Se podía distinguir desde mi posición las tachuelas en el suelo. Respiré hondo, mis armas estaban en el maletero y los refuerzos tardarían en llegar, debía moverme ya.
No memories, no pain, no life...
En Umbrella estaban preocupados y él no lo sabía. De todas las personas a las que enviarían a ayudar a A6, él sería la última, pero su unidad regresaba a Nevada después de una misión. Estaban relmente cerca de donde habían atacado a su antigua compañera, aunque él ya no recordase eso.
La cabina del jeep era un espacio de lo más sigiloso hasta que sonó la inconfundible voz de White Queen en él.
— Aquí Nevada, se les ordena cambio de ruta. Deben acudir como refuerzos a la jefa de la división Ice, A6. Nos ha llamado pidiendo auxilio, han atacado su coche supervivientes hostiles, enviamos coordenadas — su compañero realizó el cambio pertinente y Callen simplemente suspiró. Estaban algo cansados. Además, los últimos días había tenido varias salidas no programadas.
— Así que nos vamos a... el condado de San Benito... la ubicación queda a una hora de aquí, esperemos que aguante... — comentó a su compañero, que era quien conducía. Richard Kramer, detrás se encontraba Leonard Owens, quien asomó la cabeza entre los asientos delanteros.
— Y sino, lo mismo te ascienden, ¿eh Callen? — el muchacho, el más joven de los tres, se carcajeó. Ambos formaban parte del USS, siendo Callen el único Ice. Siempre le había parecido raro que dividieran a los Ice y no formasen unidades conjuntas como en el resto de divisiones. Callen no pudo evitar pensar en A6, apenas se habían cruzado un par de veces... que recordase. No lo decía nunca, pero aborrecía que alguien tan joven fuera jefe de unidad, él se sentía mucho más preparado. Una cosa era segura, aunque quería el puesto de ella, no lo deseaba ganar así, porque muriese, se lo tenía que ganar él. A6... ¿qué habría pasado, llegarían a tiempo? ¿Por qué se le había venido a la mente Bob Esponja? Negó rápidamente. A6, A6, A6... El caso... recordaba el sonido de su voz, e incluso... la veía en su mente sonreír. Se sentía inquieto. ¿por qué?
— Eh Callen, ¿estás bien? Pareces molesto — Richard se giró unos segundos hacia él.
— Es la cabeza, me duele un poco...
— Que asco macho, si es que no hemos parado, joder... vaya inútil A6... — Owens no estaba contento. Y Callen aunque le entendía estaba intranquilo, pero no era por eso, había algo más que no lograba identificar.
La cabina del jeep era un espacio de lo más sigiloso hasta que sonó la inconfundible voz de White Queen en él.
— Aquí Nevada, se les ordena cambio de ruta. Deben acudir como refuerzos a la jefa de la división Ice, A6. Nos ha llamado pidiendo auxilio, han atacado su coche supervivientes hostiles, enviamos coordenadas — su compañero realizó el cambio pertinente y Callen simplemente suspiró. Estaban algo cansados. Además, los últimos días había tenido varias salidas no programadas.
— Así que nos vamos a... el condado de San Benito... la ubicación queda a una hora de aquí, esperemos que aguante... — comentó a su compañero, que era quien conducía. Richard Kramer, detrás se encontraba Leonard Owens, quien asomó la cabeza entre los asientos delanteros.
— Y sino, lo mismo te ascienden, ¿eh Callen? — el muchacho, el más joven de los tres, se carcajeó. Ambos formaban parte del USS, siendo Callen el único Ice. Siempre le había parecido raro que dividieran a los Ice y no formasen unidades conjuntas como en el resto de divisiones. Callen no pudo evitar pensar en A6, apenas se habían cruzado un par de veces... que recordase. No lo decía nunca, pero aborrecía que alguien tan joven fuera jefe de unidad, él se sentía mucho más preparado. Una cosa era segura, aunque quería el puesto de ella, no lo deseaba ganar así, porque muriese, se lo tenía que ganar él. A6... ¿qué habría pasado, llegarían a tiempo? ¿Por qué se le había venido a la mente Bob Esponja? Negó rápidamente. A6, A6, A6... El caso... recordaba el sonido de su voz, e incluso... la veía en su mente sonreír. Se sentía inquieto. ¿por qué?
— Eh Callen, ¿estás bien? Pareces molesto — Richard se giró unos segundos hacia él.
— Es la cabeza, me duele un poco...
— Que asco macho, si es que no hemos parado, joder... vaya inútil A6... — Owens no estaba contento. Y Callen aunque le entendía estaba intranquilo, pero no era por eso, había algo más que no lograba identificar.
Los vehículos de Umbrella eran resistentes y menos mal. ¿Me habían atacado por tener un vehículo o por pertenecer a Umbrella? No tenía esa respuesta clara, ya que el vehículo contenía distintivos de la Corporación, últimamente no nos andábamos con demasiadas disimulaciones. La empresa no se molestaba en cubrir nuestros pasos y tal vez eso fuera lo que me hubiese colocado una diana encima... bueno. "Nos hubiese". Desde mi posición alcancé a ver el cadáver de Hunnigan, era acertado por varios disparos, llenando todo de sangre.
Grité de pura impotencia y rabia, los disparos no me dejaban ni moverme apenas unos milímetros. Debía hacer algo, o acabaría peor que Hunnigan. Tras unos instantes de tensión, el ruido cesó. ¿Estaban recargando o se habían quedado sin munición? No me extrañaría. Aproveché ese tiempo para revisar y colarme hacia la parte de atrás del vehículo, estirándome lo que podía hasta alcanzar mi bolsa de armas: un petate negro que Umbrella me dio. Tiré de él al tiempo justo de ocultarme nuevamente, fuera, contra la chapa del vehículo, cuando empezaron a disparar de nuevo. Esta vez, al menos, no en ráfagas.
Abrí el petate y saqué mi five seven.
— ¡Eh gilipollas! ¿ya os habéis quedado sin munición o qué? — grité con todas mis fuerzas. Silencio.
— ¡Esa zorra sigue viva! — pude escuchar el grito y mis ojos se entrecerraron molesta por el insulto, o más bien cansada de la falta de originalidad de la gente con ellos.
Me asomé lo justo para ver un viejo todoterreno rodeado por cinco hombres armados. Ahora se encontraban de pie, no parecían haberse quedado sin munición precisamente. Y eso me extrañó, o no...
— Dejad de disparar, nos vamos a quedar sin nada — uno de ellos empezó a hablar, pero yo no escuché muy bien lo que decían. — Es solo una chica, el primero que la cace se queda el botín... solo con armas de filo — seguían hablando y ahora que no alzaban mucho la voz, me costaba entenderlo. Pero había distinguido palabras como "cazar" o "botín" y ver como sacaban machetes... no ayudó.
Alcé la mirada, a unos metros comenzaban a aparecer grandes edificios: graneros, granjas... me colgué el petate al hombro, luego le quité el seguro al arma y comencé a correr en aquella dirección. Gritaron algo que tampoco comprendí y acto seguido un disparo, que dio de lleno en unos viejos buzones que yo dejaba atrás, trataba de correr en zig zag para evitar que me dieran, segundo disparo, tercero... no dejé de correr hasta lanzarme al interior del granero, a cubierto. Prácticamente cayendo sobre unas balas de heno.
Grité de pura impotencia y rabia, los disparos no me dejaban ni moverme apenas unos milímetros. Debía hacer algo, o acabaría peor que Hunnigan. Tras unos instantes de tensión, el ruido cesó. ¿Estaban recargando o se habían quedado sin munición? No me extrañaría. Aproveché ese tiempo para revisar y colarme hacia la parte de atrás del vehículo, estirándome lo que podía hasta alcanzar mi bolsa de armas: un petate negro que Umbrella me dio. Tiré de él al tiempo justo de ocultarme nuevamente, fuera, contra la chapa del vehículo, cuando empezaron a disparar de nuevo. Esta vez, al menos, no en ráfagas.
Abrí el petate y saqué mi five seven.
— ¡Eh gilipollas! ¿ya os habéis quedado sin munición o qué? — grité con todas mis fuerzas. Silencio.
— ¡Esa zorra sigue viva! — pude escuchar el grito y mis ojos se entrecerraron molesta por el insulto, o más bien cansada de la falta de originalidad de la gente con ellos.
Me asomé lo justo para ver un viejo todoterreno rodeado por cinco hombres armados. Ahora se encontraban de pie, no parecían haberse quedado sin munición precisamente. Y eso me extrañó, o no...
— Dejad de disparar, nos vamos a quedar sin nada — uno de ellos empezó a hablar, pero yo no escuché muy bien lo que decían. — Es solo una chica, el primero que la cace se queda el botín... solo con armas de filo — seguían hablando y ahora que no alzaban mucho la voz, me costaba entenderlo. Pero había distinguido palabras como "cazar" o "botín" y ver como sacaban machetes... no ayudó.
Alcé la mirada, a unos metros comenzaban a aparecer grandes edificios: graneros, granjas... me colgué el petate al hombro, luego le quité el seguro al arma y comencé a correr en aquella dirección. Gritaron algo que tampoco comprendí y acto seguido un disparo, que dio de lleno en unos viejos buzones que yo dejaba atrás, trataba de correr en zig zag para evitar que me dieran, segundo disparo, tercero... no dejé de correr hasta lanzarme al interior del granero, a cubierto. Prácticamente cayendo sobre unas balas de heno.
- Dados:
- 1º Dado: mi defensa.
2º Dado: su ataque.
3º dado: mi defensa.
4º dado: su ataque.
5º dado: mi defensa.
6º dado: su ataque.
Su nivel de armas ligeras: 3. (Tengo en cuenta la categoría de bandidos y es 3 de ataque).
Mi defensa: 5.
No memories, no pain, no life...
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
El resto del viaje transcurrió sin mayores sobresaltos, como si estuvieran regresando a Nevada y no a una misión extra que les habían impuesto de última hora. Callen miraba por la ventanilla y poco más, Owens tarareaba de vez en cuando alguna canción y sobre todo se centraban en el paisaje, Richard en el frente, obviamente.
— Eh mirad, es ahí — Callen se incorporó y señaló a lo lejos, en una intersección un coche volcado. Tenía el distintivo de Umbrella y además, no muy lejos de este había otro más, más viejo, pero al menos parecía entero.
— Con cuidado, aparca ahí y ahora con atención — cuando Richard detuvo el vehículo, lo hizo a una distancia prudente, los tres bajaron de este rápidamente y se clocaron a cubierto.
— No se ve a nadie — Owens, quien tenía unos prismáticos se los pasó a Callen, que miró hacia el vehículo volcado.
— Hay alguien en el coche... no creo que esté vivo, A6 tal vez estará por esos edificios — señaló las granjas. Tampoco había ni rastro de los hostiles, ya que seguramente habrían ido tras ella. Los tres hombres habían aprovechado ese pequeño momento de organización para colocarse sus protecciones y chaleco.
— Vamos a... — no terminó la frase, un disparo se hizo eco en la lejanía, procedente de las granjas. — No perdamos más el tiempo — se colocó el casco y comenzaron a avanzar en la dirección del ruido, muy atentos. — No hagáis prisioneros disparad a matar, ya se han cargado a uno de los nuestros — las tres figuras avanzaban, llegando hasta el coche volcado, una vez allí continuaron por un camino hacia los edificios. Kramer señaló las pisadas en el suelo. Habían unas que eran más pequeñas, mientras que las otras eran más grandes. Callen colocó su pies junto a la pequeña y cuando lo apartó, viendo su propia huella, se percató de que ambas tenían la misma suela: las botas reglamentarias del uniforme. A6 estaba por allí.
— Eh mirad, es ahí — Callen se incorporó y señaló a lo lejos, en una intersección un coche volcado. Tenía el distintivo de Umbrella y además, no muy lejos de este había otro más, más viejo, pero al menos parecía entero.
— Con cuidado, aparca ahí y ahora con atención — cuando Richard detuvo el vehículo, lo hizo a una distancia prudente, los tres bajaron de este rápidamente y se clocaron a cubierto.
— No se ve a nadie — Owens, quien tenía unos prismáticos se los pasó a Callen, que miró hacia el vehículo volcado.
— Hay alguien en el coche... no creo que esté vivo, A6 tal vez estará por esos edificios — señaló las granjas. Tampoco había ni rastro de los hostiles, ya que seguramente habrían ido tras ella. Los tres hombres habían aprovechado ese pequeño momento de organización para colocarse sus protecciones y chaleco.
— Vamos a... — no terminó la frase, un disparo se hizo eco en la lejanía, procedente de las granjas. — No perdamos más el tiempo — se colocó el casco y comenzaron a avanzar en la dirección del ruido, muy atentos. — No hagáis prisioneros disparad a matar, ya se han cargado a uno de los nuestros — las tres figuras avanzaban, llegando hasta el coche volcado, una vez allí continuaron por un camino hacia los edificios. Kramer señaló las pisadas en el suelo. Habían unas que eran más pequeñas, mientras que las otras eran más grandes. Callen colocó su pies junto a la pequeña y cuando lo apartó, viendo su propia huella, se percató de que ambas tenían la misma suela: las botas reglamentarias del uniforme. A6 estaba por allí.
Me encontraba tras una de las balas de heno agachada y a cubierto. Respiré hondo, había corrido bastante y en muy poco tiempo por tal de dejarlos atrás, pero ahora parecía que iban en mi búsqueda. Resoplé y comprobé lo que me quedaba de munición y mis armas. Calculaba que contaba con unas cuarenta balas. ¿Sería suficiente? La zona a la que me había escapado parecía una amplia granja, con diversos edificios en los que podría esconderme. Se trataba de una lucha muy desigual, cinco a uno. Podría tratar de dividirlos y encargarme de cada uno por separado, entretenerlos, despistarlos... todo para que llegasen los refuerzos antes de que me matasen.
La parte trasera del granero estaba abierta, por lo que me escabullí avanzando hacia una zona de árboles, por ella podría avanzar más a cubierto hasta alcanzar la casa, que parecía el edificio central de la granja. Rodeada por el resto de edificios y zonas. Mis esperanzas de sobrevivir se vieron bruscamente afectadas cuando entre los árboles apareció un zombie.
— Mierda — susurré, me había visto de lleno y no podía usar ahora mi five seven, tenía que actuar veloz y sin llamar la atención. Por lo que fui directa a por él mientras depositaba mi arma en la cartuchera y desenfundaba la katana que descansaba en el petate. Él también avanzaba en mi dirección, torpe, sin descanso... el olor a putrefacción inundó mis fosas nasales a la vez que alzaba la hoja de la katana, no conseguí darle, iba muy rápido y él también se estaba moviendo, con tan mala suerte de que perdí el equilibrio ligeramente, por lo menos logré evitar que me agarrase también. El suelo de tierra era muy inestable. A la segunda fue la vencida, me posicioné bien, alcé las manos y de un corte limpio en el cuello acabé con él. Cayó definitivamente muerto. Corrí hacia la parte trasera de la vivienda, allí había una puerta, la abrí con mucho sigilo. Suerte, cedió suavemente. Al asomarme me topé con una antigua cocina, polvorienta y olvidada. Cerré sigilosamente y avancé con lentitud, alerta nate cualquier posible ruido.
La parte trasera del granero estaba abierta, por lo que me escabullí avanzando hacia una zona de árboles, por ella podría avanzar más a cubierto hasta alcanzar la casa, que parecía el edificio central de la granja. Rodeada por el resto de edificios y zonas. Mis esperanzas de sobrevivir se vieron bruscamente afectadas cuando entre los árboles apareció un zombie.
— Mierda — susurré, me había visto de lleno y no podía usar ahora mi five seven, tenía que actuar veloz y sin llamar la atención. Por lo que fui directa a por él mientras depositaba mi arma en la cartuchera y desenfundaba la katana que descansaba en el petate. Él también avanzaba en mi dirección, torpe, sin descanso... el olor a putrefacción inundó mis fosas nasales a la vez que alzaba la hoja de la katana, no conseguí darle, iba muy rápido y él también se estaba moviendo, con tan mala suerte de que perdí el equilibrio ligeramente, por lo menos logré evitar que me agarrase también. El suelo de tierra era muy inestable. A la segunda fue la vencida, me posicioné bien, alcé las manos y de un corte limpio en el cuello acabé con él. Cayó definitivamente muerto. Corrí hacia la parte trasera de la vivienda, allí había una puerta, la abrí con mucho sigilo. Suerte, cedió suavemente. Al asomarme me topé con una antigua cocina, polvorienta y olvidada. Cerré sigilosamente y avancé con lentitud, alerta nate cualquier posible ruido.
- Dados:
- Mi ataque: 2 + 5 = 7.
Mi defensa: 3 + 5 = 8.
Su ataque: 4 + 3 = 7.
Su defensa: 8 + 2 = 10.
En tablas.
Segunda lanzada:
Mi ataque: 8 + 5 = 13.
Mi defensa: 9 + 5 = 14.
Su ataque: 8 + 2 = 10.
Su defensa: 5 + 2 = 7.
Su vida 20 - 23 = Muere.
Daño de mi arma: 20 + fuerza (3) = 23.
No memories, no pain, no life...
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
— No nos esperan, así que usemos el factor sorpresa — Callen sacó el machete de su cinturón y ellos asintieron también. Owens hizo una señal y los tres hombres se separaron dividiéndose el terreno en tres. Callen avanzaba hacia el lado derecho, Owens centro y Richard al izquierdo.
Poco a poco se fue acercando a lo que parecía una especie de ruedo rudimentario con tablones. Él quedaba atrás y un hombre se encontraba de pie al otro lado. Callen se agachó junto a un antiguo abrevadero para ocultarse. Con mucho cuidado se desplazó alrededor del ruedo, cabizbajo, avanzando poco a poco oculto tras los tablones, hasta que se acercó al hombre a sus espaldas y se lanzó a por él para hundir la hoja del machete en su pecho, sin ningún miramiento. Habían matado a uno de sus compañeros y era posible que hubieran matado a A6. Trató de defenderse y aunque Callen pudo contener un impacto, no pudo hacer nada contra el segundo, que cortó su piel en el brazo izquierdo, casi gritó, pero apretó los dientes y movió la hoja del machete más hacia adentro, provocando la muerte del hombre.
Se arrodilló en el suelo y tomó aire.
— Uno menos — susurró al auricular. Agazapado aún, Callen arrancó un trozo de tela de la camiseta que portaba, en cuestión la manga y se cubrió el corte del brazo. Debía proseguir, al alzar la mirada observó a su alrededor, no se veía a nadie más, ni rastro de sus compañeros o mucho menos de A6. Solo esperaba que no fuera tarde.
Poco a poco se fue acercando a lo que parecía una especie de ruedo rudimentario con tablones. Él quedaba atrás y un hombre se encontraba de pie al otro lado. Callen se agachó junto a un antiguo abrevadero para ocultarse. Con mucho cuidado se desplazó alrededor del ruedo, cabizbajo, avanzando poco a poco oculto tras los tablones, hasta que se acercó al hombre a sus espaldas y se lanzó a por él para hundir la hoja del machete en su pecho, sin ningún miramiento. Habían matado a uno de sus compañeros y era posible que hubieran matado a A6. Trató de defenderse y aunque Callen pudo contener un impacto, no pudo hacer nada contra el segundo, que cortó su piel en el brazo izquierdo, casi gritó, pero apretó los dientes y movió la hoja del machete más hacia adentro, provocando la muerte del hombre.
Se arrodilló en el suelo y tomó aire.
— Uno menos — susurró al auricular. Agazapado aún, Callen arrancó un trozo de tela de la camiseta que portaba, en cuestión la manga y se cubrió el corte del brazo. Debía proseguir, al alzar la mirada observó a su alrededor, no se veía a nadie más, ni rastro de sus compañeros o mucho menos de A6. Solo esperaba que no fuera tarde.
- DADOS:
- Mi sigilo 2 + 5 = 7.
Su percepción 3 + 2 = 5. Este dado me lo comí (Aquí).
Mi ataque 4 + 4 = 8.
Mi defensa 5 + 9 = 14.
Su ataque 3 + 3 = 6.
Mi defensa 3 + 3 = 6.
Mi ataque es exitoso, y además al pillarle desprevenido, doble de daño:
Su vida 30 - Machetazo (8 + FU) = 30 - 22 = 8.
Mi ataque 4 + 7 = 11.
Mi defensa 5 + 0 = FALLO.
Su ataque 3 + 4 = 7.
Mi defensa 3 + 4 = 7.
Me hiere, pero yo a él también:
Mi vida 50 - 10 = 40.
Su vida 8 - 11 = - 3 Muere.
Al morir ya anulo la siguiente lanzada de dados.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Me sentía como un ratón atrapado en un agujero lleno de serpientes. Silencio y no sabía si este me ponía más o menos nerviosa que el frío.
— Vamos Bob... — susurré para mi. — ¿A qué tienes miedo? — ¿a qué podía tener miedo? Me había enfrentado a cosas peores que cinco idiotas. Respiré hondo, allí agachada entre las encimeras de la cocina. Me encontraba a cubierto y solo necesitaba un poco de calma. Había pedido refuerzos de Umbrella y con suerte llegarían para ayudarme y si no... me daba igual, podía con ellos. — Vamos Vanessa no seas una ne... na... za... — mi rostro se tensó más de lo que ya estaba. Los recuerdos invadieron mi mente solo para enervarme aún más. Era yo, era él y unos chalados que querían matarnos, casi lo consiguieron, pero luego, regresamos y acabamos con todos ellos.
Respiré hondo.
No era la primera vez, últimamente llegaban muchos recuerdos a ella y en cierta manera estaba acostumbrada, porque Umbrella hacía que los volviera a olvidar. Así que trataba aquello como visiones, que "después" analizaría. Pero eso jamás llegaría a pasar.
— Vamos Bob... — se obligó a sí misma a tranquilizarse. ¿Acababa de recordar su nombre real? Eso parecía, pero ahora no podía permitirse esos pensamientos, no podía permitirse descentrarse de la misión, su vida estaba en juego.
La cocina tenía una puerta al final, que daba a un largo y oscuro pasillo que no parecía tener fin. Avancé casi de cuclillas, tenía que tener mucho cuidado, porque ya no se trataban de esos cinco idiotas, sino de si había otros peligros o no en la casa. Lugar que por cierto daba miedo, a causa de su decoración, típica casa de granja.
Cuando estaba a penas a la mitad del pasillo observé como el pomo de la puerta comenzó a girar.
— No puede ser verdad... — susurré. Retrocedí velozmente hacia la cocina a la vez que se abría la puerta y yo me dejaba caer con todo el cuidado del mundo en el suelo tras la encimera. Prácticamente contuve el aliento. Podía ver la figura entrar gracias a la sombra, solo era uno. Esperé en sigilo y cuando le sentí muy cerca me alcé contra él para tratar de apuñalarlo con la katana, pero el muy hijo de puta logró evitar mi golpe aunque le pillase desprevenido. Ambos quedamos en frente el uno del otro.
— ¿Así que trabajas para Umbrella, eh? — dijo con toda la ira del mundo. No dije nada, me limité a mostrarme a la defensiva, colocando mis pies y empuñando la katana con ambas manos. Él estaba sujetando un machete, también a la defensiva. — ¿No va a decir nad ala perra de Umbrella? — volvió a hablar. — Antes de que te mate... ¿Qué se siente al trabajar para los que han destruído el mundo? — abrí los ojos de par en par al escuchar aquello. Yo... sabía lo que había pasado, pero... no pude pensar más. Ese gigantón se lanzaba a por mi machete en mano, yo alcé la katana y él solito se la clavó en el estómago al caer sobre mi. Pero yo tampoco me quedé ilesa, aunque traté de apartarme, el machete rasgó mi costado haciendo un corte bastante feo por debajo de mis costillas izquierdas. Me ahorré el grito y lo empujaba a él lejos de mi. El hombre cayó al suelo sujetándose la herida y aullando de dolor.
— ¡ESTÁ AQUÍ, ESA PERRA ESTÁ AQUÍ, AYUDA! — gritaba sin cesar. Me mordí el labio de pura rabia e hice lo único que se me ocurrió en el momento, que fue salir corriendo antes de que esos desgraciados aparecieran. Volví sobre mis pasos, saliendo por la puerta de la cocina, y me dirigí hacia el siguiente edificio, dejando los gritos atrás. Mi herida ardía, la piel tiraba de mi y la sangre brotaba escandalosamente, yo la sujetaba con mi izquierda mientras llegaba a lo que parecía un viejo establo.
— Vamos Bob... — susurré para mi. — ¿A qué tienes miedo? — ¿a qué podía tener miedo? Me había enfrentado a cosas peores que cinco idiotas. Respiré hondo, allí agachada entre las encimeras de la cocina. Me encontraba a cubierto y solo necesitaba un poco de calma. Había pedido refuerzos de Umbrella y con suerte llegarían para ayudarme y si no... me daba igual, podía con ellos. — Vamos Vanessa no seas una ne... na... za... — mi rostro se tensó más de lo que ya estaba. Los recuerdos invadieron mi mente solo para enervarme aún más. Era yo, era él y unos chalados que querían matarnos, casi lo consiguieron, pero luego, regresamos y acabamos con todos ellos.
Respiré hondo.
No era la primera vez, últimamente llegaban muchos recuerdos a ella y en cierta manera estaba acostumbrada, porque Umbrella hacía que los volviera a olvidar. Así que trataba aquello como visiones, que "después" analizaría. Pero eso jamás llegaría a pasar.
— Vamos Bob... — se obligó a sí misma a tranquilizarse. ¿Acababa de recordar su nombre real? Eso parecía, pero ahora no podía permitirse esos pensamientos, no podía permitirse descentrarse de la misión, su vida estaba en juego.
La cocina tenía una puerta al final, que daba a un largo y oscuro pasillo que no parecía tener fin. Avancé casi de cuclillas, tenía que tener mucho cuidado, porque ya no se trataban de esos cinco idiotas, sino de si había otros peligros o no en la casa. Lugar que por cierto daba miedo, a causa de su decoración, típica casa de granja.
Cuando estaba a penas a la mitad del pasillo observé como el pomo de la puerta comenzó a girar.
— No puede ser verdad... — susurré. Retrocedí velozmente hacia la cocina a la vez que se abría la puerta y yo me dejaba caer con todo el cuidado del mundo en el suelo tras la encimera. Prácticamente contuve el aliento. Podía ver la figura entrar gracias a la sombra, solo era uno. Esperé en sigilo y cuando le sentí muy cerca me alcé contra él para tratar de apuñalarlo con la katana, pero el muy hijo de puta logró evitar mi golpe aunque le pillase desprevenido. Ambos quedamos en frente el uno del otro.
— ¿Así que trabajas para Umbrella, eh? — dijo con toda la ira del mundo. No dije nada, me limité a mostrarme a la defensiva, colocando mis pies y empuñando la katana con ambas manos. Él estaba sujetando un machete, también a la defensiva. — ¿No va a decir nad ala perra de Umbrella? — volvió a hablar. — Antes de que te mate... ¿Qué se siente al trabajar para los que han destruído el mundo? — abrí los ojos de par en par al escuchar aquello. Yo... sabía lo que había pasado, pero... no pude pensar más. Ese gigantón se lanzaba a por mi machete en mano, yo alcé la katana y él solito se la clavó en el estómago al caer sobre mi. Pero yo tampoco me quedé ilesa, aunque traté de apartarme, el machete rasgó mi costado haciendo un corte bastante feo por debajo de mis costillas izquierdas. Me ahorré el grito y lo empujaba a él lejos de mi. El hombre cayó al suelo sujetándose la herida y aullando de dolor.
— ¡ESTÁ AQUÍ, ESA PERRA ESTÁ AQUÍ, AYUDA! — gritaba sin cesar. Me mordí el labio de pura rabia e hice lo único que se me ocurrió en el momento, que fue salir corriendo antes de que esos desgraciados aparecieran. Volví sobre mis pasos, saliendo por la puerta de la cocina, y me dirigí hacia el siguiente edificio, dejando los gritos atrás. Mi herida ardía, la piel tiraba de mi y la sangre brotaba escandalosamente, yo la sujetaba con mi izquierda mientras llegaba a lo que parecía un viejo establo.
- Dados:
- 1º Dado: mi sigilo 2 + 5 = 07.
2º Dado: su percepción 3 + 3 = 06.
Dados en el tema Torneo de los dados:
1º Dado: Mi ataque 05 + 04 = 09. FALLO.
2º Dado: Mi defensa 05 + 03 = 08. ACIERTO.
3º Dado: Su ataque 03 + 05 = 08. FALLO.
4º Dado: Su defensa 03 + 08 = 11. ACIERTO.
5º Dado: Mi ataque 05 + 08 = 13. ACIERTO.
6º Dado: Mi defensa 05 + 06 = 11. FALLO.
7º Dado: Su ataque 03 + 09 = 12. ACIERTO.
8º Dado: Su defensa 03 + 05 = 08. FALLO.
Mi vida: 50 - (8+3) = 39. Daño por machete.
Su vida: 30 - 23 = 07. Daño por katana.
No memories, no pain, no life...
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
— ¿Pero qué...? — susurré. Gritos comenzaron a hacerse eco en la granja. Callen alzó la mirada hacia lo que parecía la casa de la que habrían sido los dueños de aquella granja. — ¿Escucháis los gritos? Proceden de la casa, voy a acercarme — susurró a la radio. Mientras que avanzaba hacia el lugar sus compañeros respondieron con un: «Te cubrimos Callen». Bien, porque se metió en la vivienda sin pensarlo. Tenía la esperanza de encontrar ya a A6, pero algo le decía que no iba a ser así.
Los gritos bajaron de intensidad, apenas eran ya llantos y súplicas. Lo cual le indicó que A6 no estaría allí, y efectivamente encontró al hombre tendido en el suelo en un charco de sangre rezando por sobrevivir. Callen, que iba con atención, medio agazapado... cambió su postura a una más natural. El hombre ni se percató de que estaba tras él.
— Padre nuestro, que estás en los cielos... — sollozaba. — ¿Por qué iba a ser Dios piadoso contigo? ¿Cómo tú lo fuiste con mi compañero? — hablé alto y claro. El hombre se giró como pudo en mi dirección, con grandes esfuerzos y al verme mejor comenzó a llorar más.
— Por favor, no... — más y más lágrimas. Estaba muy mal, tal vez en otros tiempos, llevándolo a un buen hospital se salvara, ahora moriría tarde o temprano. Seguramente desangrado. — Lo hice por sobrevivir, lo siento, lo siento... — seguía hablando entre lágrimas, muchas de sus palabras ni era capaz de entenderlas.
— ¿Dónde está la mujer? — pregunté.
— Se fue por ahí — señaló el pasillo.
— Gracias — y fueron sinceras. Callen observó el pasillo, fue hacia esa dirección, observó al hombre una última vez, tosía, incluso parecía ahogarse, pero él seguía rezando. No sabría describir si fue un acto de venganza o compasión, pero lo más rápido que pudo y casi sin que se diera cuenta, provechó la corta distancia entre ambos para hundir el machete en su cráneo.
Se fue en silencio en la dirección que le había indicado. ¿Había diferencia con lo que había hecho antes? ¿Por qué ahora se sentía tan mal?
Llegó a una cocina, la puerta estaba abierta, daba a la parte de atrás de la vivienda. La sangre en el pomo lo alertó.
— He encontrado un rastro de sangre, creo que es de A6 — avanzó rápido, había más sangre que seguir, gotitas dispersas en el suelo. Callen fue observando con mucha atención y entonces la vio, estaba de espaldas a él, de cara a un viejo establo.
— A6, la tengo — pudo ver como se sujetaba el costado. — Venimos a ayudarte — avanzó hasta ella, girando para verla mejor y al ponerse cara a cara algo hizo clic en su cabeza.
— Vanessa — susurró sin apartar los ojos de los de ella. — Oh mierda — tenía una herida en el costado. Callen se quitó el trozo de tela que había usado antes y lo colocó en su lateral para tapar la herida. — Perdona, sé que no es muy higiénico, pero... — sujetó el jirón de tela y sin pensarlo dos veces la recogió entre sus brazos. Sine sperar permiso ni mucho menos.
— Nos vamos ya, te tienen que mirar eso.
— Chicos, tenemos que irnos, A6 está herida — decía mientras caminaba hacia la salida.
En la granja se hicieron eco diferentes disparos.
— Ahora sí, nos largamos — y sus palabras le proporcionaron algo de tranquilidad. — Richard, necesito que estés ya en el coche, igual tienes que coser una herida... — su compañero le indicó que era mejor acercarse a la casa.
Los gritos bajaron de intensidad, apenas eran ya llantos y súplicas. Lo cual le indicó que A6 no estaría allí, y efectivamente encontró al hombre tendido en el suelo en un charco de sangre rezando por sobrevivir. Callen, que iba con atención, medio agazapado... cambió su postura a una más natural. El hombre ni se percató de que estaba tras él.
— Padre nuestro, que estás en los cielos... — sollozaba. — ¿Por qué iba a ser Dios piadoso contigo? ¿Cómo tú lo fuiste con mi compañero? — hablé alto y claro. El hombre se giró como pudo en mi dirección, con grandes esfuerzos y al verme mejor comenzó a llorar más.
— Por favor, no... — más y más lágrimas. Estaba muy mal, tal vez en otros tiempos, llevándolo a un buen hospital se salvara, ahora moriría tarde o temprano. Seguramente desangrado. — Lo hice por sobrevivir, lo siento, lo siento... — seguía hablando entre lágrimas, muchas de sus palabras ni era capaz de entenderlas.
— ¿Dónde está la mujer? — pregunté.
— Se fue por ahí — señaló el pasillo.
— Gracias — y fueron sinceras. Callen observó el pasillo, fue hacia esa dirección, observó al hombre una última vez, tosía, incluso parecía ahogarse, pero él seguía rezando. No sabría describir si fue un acto de venganza o compasión, pero lo más rápido que pudo y casi sin que se diera cuenta, provechó la corta distancia entre ambos para hundir el machete en su cráneo.
Se fue en silencio en la dirección que le había indicado. ¿Había diferencia con lo que había hecho antes? ¿Por qué ahora se sentía tan mal?
Llegó a una cocina, la puerta estaba abierta, daba a la parte de atrás de la vivienda. La sangre en el pomo lo alertó.
— He encontrado un rastro de sangre, creo que es de A6 — avanzó rápido, había más sangre que seguir, gotitas dispersas en el suelo. Callen fue observando con mucha atención y entonces la vio, estaba de espaldas a él, de cara a un viejo establo.
— A6, la tengo — pudo ver como se sujetaba el costado. — Venimos a ayudarte — avanzó hasta ella, girando para verla mejor y al ponerse cara a cara algo hizo clic en su cabeza.
— Vanessa — susurró sin apartar los ojos de los de ella. — Oh mierda — tenía una herida en el costado. Callen se quitó el trozo de tela que había usado antes y lo colocó en su lateral para tapar la herida. — Perdona, sé que no es muy higiénico, pero... — sujetó el jirón de tela y sin pensarlo dos veces la recogió entre sus brazos. Sine sperar permiso ni mucho menos.
— Nos vamos ya, te tienen que mirar eso.
— Chicos, tenemos que irnos, A6 está herida — decía mientras caminaba hacia la salida.
En la granja se hicieron eco diferentes disparos.
— Ahora sí, nos largamos — y sus palabras le proporcionaron algo de tranquilidad. — Richard, necesito que estés ya en el coche, igual tienes que coser una herida... — su compañero le indicó que era mejor acercarse a la casa.
- DADOS:
- DILEMAS: ¿Vienen sus compañeros? No van en su ayuda.
Mi sigilo 2 + 5 = 07.
Su defensa 3 + 1 = 04.
Le pillo por sorpresa.
Mi ataque 4 + 10 = 14.
Mi defensa 5 + 10 = 15.
Su ataque 3 + 2 = 05.
Mi defensa 3 + 7 = 10.
07 - 11 = muere.
Mis ataques ya de por sí, sin el efecto de pillarle por sorpresa, son ganadores. Le quedaban siete puntos de vida, Chase acaba con él.
Creo que jamás he tenido tanta suerte con una lanzada.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
La cabeza me daba vueltas. El costado me ardía, podía sentir como la sangre fluía y mi visión se tornaba borrosa. Logré alcanzar el establo y apoyarme sobre unos tablones o vete a saber qué era. Mi mano estaba llena de sangre. Sentía que aquel era mi final, que no tardarían en encontrarme y acabar conmigo.
«Vanessa». Escuché a mis espaldas. Sentí alivio, porque de verdad me reconfortó escuchar aquel nombre.
— Callen — sollocé. Le conocía, pero al mirarlo, al girarme en su dirección, ni siquiera supe por qué. El logo de Umbrella en su chaleco me tranquilizó a la vez que me provocó la necesidad de salir corriendo, sin embargo, conforme él se acercaba, yo avancé hacia él, sabiendo que aunque no le conocía podía confiar plenamente en él.
— No dejes que me duerma, porque siento que olvidaré todo esto otra vez — otra vez. La cabeza me daba aún más vueltas. Gruñí por el dolor que sentí cuando me sujetó entre sus brazos, pero instintivamente me llevé la mano al pecho, a la araña. Me ardía, quemaba, el metal era como si me pesara con tanta fuerza que hasta me ahogaba. — Quítamela — dije antes de caer inconsciente, le miré con toda la rabia del mundo y entonces sucumbí a la oscuridad.
«Vanessa». Escuché a mis espaldas. Sentí alivio, porque de verdad me reconfortó escuchar aquel nombre.
— Callen — sollocé. Le conocía, pero al mirarlo, al girarme en su dirección, ni siquiera supe por qué. El logo de Umbrella en su chaleco me tranquilizó a la vez que me provocó la necesidad de salir corriendo, sin embargo, conforme él se acercaba, yo avancé hacia él, sabiendo que aunque no le conocía podía confiar plenamente en él.
— No dejes que me duerma, porque siento que olvidaré todo esto otra vez — otra vez. La cabeza me daba aún más vueltas. Gruñí por el dolor que sentí cuando me sujetó entre sus brazos, pero instintivamente me llevé la mano al pecho, a la araña. Me ardía, quemaba, el metal era como si me pesara con tanta fuerza que hasta me ahogaba. — Quítamela — dije antes de caer inconsciente, le miré con toda la rabia del mundo y entonces sucumbí a la oscuridad.
No memories, no pain, no life...
— Hey, ¿qué pasa? — su voz sonó tan dubitativa como estaba él. Por un momento se detuvo y se la quedó mirando. Habían estado hablando antes de llegar de que no la conocían, pero esa no era la sensación que Callen sentía, la conocía, hasta el punto de recordarla por varios nombres: Bob, el que le hacía mucha gracia y le resultaba familiar, pero luego estaba Vanessa. No le resultaba tan familiar como por ejemplo A6 o Bob.
— ¿Recordar? — cuestionó y entonces se agachó en el suelo, colocándola con cuidado sobre su regazo. Pudo observar la araña en su pecho, como se iluminaba e instintivamente se llevó su mano a la de él.
«Buenos días Callen, (...) hemos salvado tu vida, el dispositivo en el pecho te ayuda a mantenerte vivo, tras el accidente... (...) tus recuerdos han desaparecido...» la cabeza de golpe pareció querer estallarle y pudo ver como la araña en su pecho también se iluminaba, se abrió el chaleco y ahí estaba. Transparentaba ligeramente la camiseta que llevaba.
Con la derecha, ya que con la izquierda había estado presionando la herida de Bob, colocó la palma de la mano sobre la araña, la sujetó con firmeza. Olvidar, olvidar, sentía que había olvidado muchas cosas, demasiadas... ¿Podría ser culpa de aquello?
Estiró la mano derecha, con decisión, hacia arriba, sintió como el dispositivo se oponía, como incluso hacía una especie de ruido y hasta parecía quemarle la mano.
— ¿Se puede saber qué coño haces? — gritó Richard apareciendo tras él.
— Le duele, creo que le está haciendo mal — Richard se acercó a él y lo empujó.
— ¿Quieres matarla? porque es lo que vas a hacer — la recogió en brazos. — Vamos a la casa, a mirar si encontramos algo para coser la herida, ya nos hemos encargado de esos otros dos — explicó. Callen lo siguió como un corderito al matadero, sentía que algo no estaba bien. Al entrar en la cocina depositó a la rubia en la encimera. Owens estaba allí revisando todos los armarios, a lo que Callen también se unió.
Owens había dado con agua y unas prendas de ropa, que le entregó a Richard, él las comenzó a rasgar para improvisar una venda.
— Esto servirá de mientras — Callen se apoyó en la encimera y con el ceño fruncido fue guardando lo demás en su mochila. No estaba tranquilo.
— ¿Recordar? — cuestionó y entonces se agachó en el suelo, colocándola con cuidado sobre su regazo. Pudo observar la araña en su pecho, como se iluminaba e instintivamente se llevó su mano a la de él.
«Buenos días Callen, (...) hemos salvado tu vida, el dispositivo en el pecho te ayuda a mantenerte vivo, tras el accidente... (...) tus recuerdos han desaparecido...» la cabeza de golpe pareció querer estallarle y pudo ver como la araña en su pecho también se iluminaba, se abrió el chaleco y ahí estaba. Transparentaba ligeramente la camiseta que llevaba.
Con la derecha, ya que con la izquierda había estado presionando la herida de Bob, colocó la palma de la mano sobre la araña, la sujetó con firmeza. Olvidar, olvidar, sentía que había olvidado muchas cosas, demasiadas... ¿Podría ser culpa de aquello?
Estiró la mano derecha, con decisión, hacia arriba, sintió como el dispositivo se oponía, como incluso hacía una especie de ruido y hasta parecía quemarle la mano.
— ¿Se puede saber qué coño haces? — gritó Richard apareciendo tras él.
— Le duele, creo que le está haciendo mal — Richard se acercó a él y lo empujó.
— ¿Quieres matarla? porque es lo que vas a hacer — la recogió en brazos. — Vamos a la casa, a mirar si encontramos algo para coser la herida, ya nos hemos encargado de esos otros dos — explicó. Callen lo siguió como un corderito al matadero, sentía que algo no estaba bien. Al entrar en la cocina depositó a la rubia en la encimera. Owens estaba allí revisando todos los armarios, a lo que Callen también se unió.
Owens había dado con agua y unas prendas de ropa, que le entregó a Richard, él las comenzó a rasgar para improvisar una venda.
— Esto servirá de mientras — Callen se apoyó en la encimera y con el ceño fruncido fue guardando lo demás en su mochila. No estaba tranquilo.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
— No por favor... — empecé a susurrar cuando los rostros desconocidos de otros miembros de Umbrella se acercaron a mi. — ¿Callen, dónde estás Callen? — trataba de buscarlo con la mirada y cuando me fijé en como trataba de curarme empecé a apartar sus manos. — No, no me toquéis, vosotros no, maldita sea... ¡Callen! — gritaba una y otra vez, pero estaba tan aturdida, tan cansada, que era incapaz de actuar con las pocas fuerzas que me quedaban. En su lugar acabé por rendirme, por dejarme llevar. Tal vez era lo mejor, no volver a abrir los ojos. Pensé. No podía más y mi mente volvió a sucumbir.
La araña brilló con fuerza, sin ser yo consciente de nada. La tensión en mi cuerpo se fue soltando poco a poco. Los hombres de Umbrella actuaron según sus ideas. Si al parecer uno de ellos tenía conocimientos de medicina yo no me enteré de nada. Cuando volví a abrir los ojos era más tarde, seguía tumbada en la fría y dura encimera, pero era tarde.
— Por fin despiertas... ¿Cómo estás? — un hombre se acercó y al tratar de incorporarme me sujetó para que no lo hiciera, negando suavemente. — Poco a poco, si seguimos precisamente aquí es porque no hemos querido moverte demasiado — explicó. Observé la etiqueta de "Richard" en su uniforme.
— No... recuerdo muy bien lo que ha pasado — él sonrió con suavidad.
— Básicamente que tienes más narices que muchos en la base A6 — yo también me reí. Pero había algo que me inquietaba bastante y no sabía decir qué era.
La araña brilló con fuerza, sin ser yo consciente de nada. La tensión en mi cuerpo se fue soltando poco a poco. Los hombres de Umbrella actuaron según sus ideas. Si al parecer uno de ellos tenía conocimientos de medicina yo no me enteré de nada. Cuando volví a abrir los ojos era más tarde, seguía tumbada en la fría y dura encimera, pero era tarde.
— Por fin despiertas... ¿Cómo estás? — un hombre se acercó y al tratar de incorporarme me sujetó para que no lo hiciera, negando suavemente. — Poco a poco, si seguimos precisamente aquí es porque no hemos querido moverte demasiado — explicó. Observé la etiqueta de "Richard" en su uniforme.
— No... recuerdo muy bien lo que ha pasado — él sonrió con suavidad.
— Básicamente que tienes más narices que muchos en la base A6 — yo también me reí. Pero había algo que me inquietaba bastante y no sabía decir qué era.
No memories, no pain, no life...
Desde lo ocurrido se había quedado sentado en el sofá del salón de la casa, junto a Owens. Richard lo había enviado allí y se había quedado solo con él. Owens le contaba historias pasadas en tono humorístico y Callen se limitaba a asentir y reír cuando él se reía, sin prestarle mucha atención.
Sujetaba entre sus manos la funda de su cuchillo y la miraba mientras le daba vueltas, sin más, a veces lo sacaba, volví a meter. Ni siquiera sabía por qué coño se había concentrado tanto en ello. Había escuchado los gritos de ella y eso lo desconcertaba más aún. ¿De qué lo conocía Vanessa? ¿Vanessa, no era A6?
— Oye tío, ¿qué pasa, estás bien? — Owens lo miró fijamente y Callen asintió.
— Sí, ¿por? — Callen se mostró como desconcertado sin entender, a la vez que notaba como algo salía de la funda del cuchillo. No lo miró lo guardó disimuladamente en la manga de su blusa. — Voy a salir un rato a tomar el aire — anunció.
Una vez en el porche, alejado de miradas indiscretas observó el papel en su mano. Reconoció su letra. No era la primera vez que veía ese papel, lo supo enseguida. Cuando lo leyó todo alzó la mirada preocupado. Lo volvió a guardar en la funda y miró por la ventana. Owens estaba sentado aún, tras él, en el sofá.
En aquel momento su mente iba muy rápido. Quería entenderlo todo y aunque había cosa que se le escapaban, otras... no, quizás lo más importante. Apoyó ambas manos en la barandilla y observó en la distancia.
— ¿Cómo va? — preguntó cuando regresó a la cocina. — Se ha despertado, bien, deberíamos ir a la base de vuelta, que la miren bien y le hagan un chequeo completo — se acercó a ella. — Soy Chase Callen, por cierto, de menuda te hemos sacado, ¿eh A6? — colocó su mano sobre el hombro de la rubio y sonrió. Richard también se carcajeó, hasta Owens que entraba en la cocina. Pudo sentir que ambos hombres parecían más relajados con respecto a hacía un rato.
Callen sentía que tenía que actuar con normalidad y eso estaba tratando, ¿pero de verdad que Owens y Richard se habrían tragado su teatro? Porque parecía que sí.
— Volvamos al coche, te voy a ayudar a levantarte... — comentó mientras se acercaba a A6.
Sujetaba entre sus manos la funda de su cuchillo y la miraba mientras le daba vueltas, sin más, a veces lo sacaba, volví a meter. Ni siquiera sabía por qué coño se había concentrado tanto en ello. Había escuchado los gritos de ella y eso lo desconcertaba más aún. ¿De qué lo conocía Vanessa? ¿Vanessa, no era A6?
— Oye tío, ¿qué pasa, estás bien? — Owens lo miró fijamente y Callen asintió.
— Sí, ¿por? — Callen se mostró como desconcertado sin entender, a la vez que notaba como algo salía de la funda del cuchillo. No lo miró lo guardó disimuladamente en la manga de su blusa. — Voy a salir un rato a tomar el aire — anunció.
Una vez en el porche, alejado de miradas indiscretas observó el papel en su mano. Reconoció su letra. No era la primera vez que veía ese papel, lo supo enseguida. Cuando lo leyó todo alzó la mirada preocupado. Lo volvió a guardar en la funda y miró por la ventana. Owens estaba sentado aún, tras él, en el sofá.
En aquel momento su mente iba muy rápido. Quería entenderlo todo y aunque había cosa que se le escapaban, otras... no, quizás lo más importante. Apoyó ambas manos en la barandilla y observó en la distancia.
— ¿Cómo va? — preguntó cuando regresó a la cocina. — Se ha despertado, bien, deberíamos ir a la base de vuelta, que la miren bien y le hagan un chequeo completo — se acercó a ella. — Soy Chase Callen, por cierto, de menuda te hemos sacado, ¿eh A6? — colocó su mano sobre el hombro de la rubio y sonrió. Richard también se carcajeó, hasta Owens que entraba en la cocina. Pudo sentir que ambos hombres parecían más relajados con respecto a hacía un rato.
Callen sentía que tenía que actuar con normalidad y eso estaba tratando, ¿pero de verdad que Owens y Richard se habrían tragado su teatro? Porque parecía que sí.
— Volvamos al coche, te voy a ayudar a levantarte... — comentó mientras se acercaba a A6.
- Dado:
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
— Hey... — saludé al ver al siguiente hombre aparecer. Le observé fijamente. Había algo inquietante en él, me ayudó a ponerme en pie, por más que lo observase no lograba entender qué era. Hice una mueca de dolor al estirarme y me sujeté el costado con pesadez.
— ¿Nos habíamos visto antes? — cuestioné con duda. Solo a él, ambos comenzamos a caminar, en dirección al coche. — Menos mal que estabais por aquí, habría acabado muerta de no ser por vosotros — aunque me mostraba agradecida, tranquila o incluso intenté sonreír, no fui capaz. Mi mandíbula se tensó, pues el dolor en el costado se volvía intenso con cada paso.
— Estoy deseando regresar a la base, que me hagan una revisión, me curen como dios manda y pegarme una buena siesta — iba diciendo. — Si ofenderos, habéis hecho bastante, pero cuando me vea un doctor, me quedaré más tranquila — le guiñé un ojo a Richard que se carcajeó y negó quitándole importancia al asunto.
El vehículo parecía que estaba más lejano de la cuenta, el trayecto se me estaba haciendo infinito.
— ¿Falta mucho? — me solté y me acerqué a una antigua valla de madera en la cual me apoyé. — Necesito un momento, por favor — observé el suelo y descansé. Richard y Owen nos alcanzaron y me observaron.
— ¿Estás bien? — asentí.
— Necesitaba parar un momento — Owens se acercó para ayudarme.
— Venga, vamos, poco a poco — asentí y comencé a caminar con él. El otro hombre, del cual no conocía el nombre se quedó atrás, giré mi cuello ligeramente para observarlo. Sí, seguí habiendo algo en él.
— ¿Nos habíamos visto antes? — cuestioné con duda. Solo a él, ambos comenzamos a caminar, en dirección al coche. — Menos mal que estabais por aquí, habría acabado muerta de no ser por vosotros — aunque me mostraba agradecida, tranquila o incluso intenté sonreír, no fui capaz. Mi mandíbula se tensó, pues el dolor en el costado se volvía intenso con cada paso.
— Estoy deseando regresar a la base, que me hagan una revisión, me curen como dios manda y pegarme una buena siesta — iba diciendo. — Si ofenderos, habéis hecho bastante, pero cuando me vea un doctor, me quedaré más tranquila — le guiñé un ojo a Richard que se carcajeó y negó quitándole importancia al asunto.
El vehículo parecía que estaba más lejano de la cuenta, el trayecto se me estaba haciendo infinito.
— ¿Falta mucho? — me solté y me acerqué a una antigua valla de madera en la cual me apoyé. — Necesito un momento, por favor — observé el suelo y descansé. Richard y Owen nos alcanzaron y me observaron.
— ¿Estás bien? — asentí.
— Necesitaba parar un momento — Owens se acercó para ayudarme.
— Venga, vamos, poco a poco — asentí y comencé a caminar con él. El otro hombre, del cual no conocía el nombre se quedó atrás, giré mi cuello ligeramente para observarlo. Sí, seguí habiendo algo en él.
- DADO:
- ¿Recuerda algo de lo sucedido?
No memories, no pain, no life...
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Enjoy the Silence 4.0 :: Estados Unidos :: Campos :: Granjas
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