¡Piensa en el mañana! [Balion]

Recuerdo del primer mensaje :


Nos habíamos separado para abarcar más terreno. Estábamos en una especie de complejo turístico. Una urbanización, aparcamientos, un centro comercial cercano... Yo acabé en el centro comercial, porque iba a ser lo más vacío de monstruos, o eso esperaba. De hecho, cuando entré había luz, por lo que deduje que alguien había estado ahí hacía poco, había activado los generadores eléctricos y había permanecido ahí una temporada. Estaba lleno de no-muertos, muertos, valga la paradoja. Quedaba alguno, pero había el suficiente espacio como para mantenerme alejado.

Lo más maravilloso de todo fue ver el tinglado montado. Había cadáveres colgados de las barandillas con algún tipo de cableado. Algunos muertos seguían vivos, valga otra vez la paradoja. Quise entretenerme un poco y aprovechar el momento. Me subí en las escaleras mecánicas a la bajada, y me puse a jugar al golf.

— ¡Uno, dos! ¡Piensa en el mañaaana!— iba canturreando tras golpear a dos gruñiditos que no podían alcanzarme. Los Simpson hicieron mucho daño en mi época—. ¡Uno, dos! ¡Piensa que voy a ir!

Sale al fin y sigue hablando, algo que Adam, no parece molestarle en principio, tan solo termina de recoger el rifle y lo guarda en el maletero, se queda con la mano en la puerta de este mirando a Belos, dejando que haga sus preguntitas y demás, para al final solo responder una sola cosa firme, aunque no tenga nada que ver.
-Deja las armas que lleves ahí dentro, no pienso repetirlo ratita, vamos a tener una charla pacífica tu y yo, dentro del Mustang, quiero estar seguro de que no intentarás apuñalarme o dispararme ni nada por el estilo...-

Tras sus palabras el hace lo propio, deja inclusohasta la navaja multiusos, por no tener que aguantarle después alguna extraña discusión.
Terminado, espera a que él haga lo mismo, antes de cerrar el maletero y dirigirse al coche, la música sigue sonando, el ambiente empieza a tornarse ciertamente inquietante, a lo lejos ya se escuchan los gemidos, de aquellos que han logrado salir del centro comercial, son un par, pero solo es el prólogo, de aquello en lo que puede llegar a convertirse.

Lo reconozco. Me relajé considerablemente cuando le vi guardar el rifle y dejarlo lejos de la vista. Cogí el palo de golf y lo alcé un poco para mostrárselo. No quería desprenderme del palo. Era mi fiel compañero y me había salvado en más de una ocasión. No quería arriesgarme a que arrancara el coche y tener que dejarlo por ahí. Solté aire por la nariz, y miré por encima del hombro antes de seguirle por el otro lado del vehículo.

—Esto es lo único que llevo, y voy a dejarlo en el asiento de atrás, ¿vale?— le avisé—. Puedes registrar mi mochila. No llevo más armas— le aseguré. ¿Para qué iba a mentir? Por una vez que decía la verdad... Dejé el palo, y subí al asiento del copiloto. Los zombies eran lentos, pero pasito a pasito se iban acercando—. Bonito coche— comenté observando la tapicería.


[El hacha aún no la tiene.]

Cuando levanta las manos para comentar eso, con habilidad trata de darle un toque al pelo mientras lo aferra, pero en el momento que va a bajar la guardia y dejar de ejercer presión, para con ello sí, cerrar el maletero y con todo listo, subirse al asiento del conductor, haya logrado meter el palo de golf en el maletero o no.
-Gracias, es lo único que conservo que fuera realmente mío, estaba a mi nombre y no he tenido uno mejor jamás, así que trátalo con respeto...-Cuando termina de comentarlo, se pone el cinturón, cierra la puerta y pone las llaves en el contácto para arrancar, muy tranquilo, parece tener muy claro el destino, retoca el volumen, ya no molestará y seguirá sonando.

-Me llamo Balion...-Arranca y acelera a toda velocidad, el coche se conserva y funciona muy bien, por lo que no tarda en salir a la calzada y ponerse n rumbo al norte.
-Puedes llamarme jefe, es más te conviene llamarme jefe, como te llamas duende escurridizo de ojos multicolor? Como te llames willow o algo así me cago en la puta, no tengo cerveza pero por irlanda que vamos a buscarla...-Ahora que lo oye hablar más, debería haberse dado cuenta, que no es ruso, si lo és, desde luego controla muy bien la dicción con los idiomas. Por los pocos carteles que han salido, parece que está yendo a una gasolinera.

//OFF//

Dado Combate 5+1 = 6(Para arrebatarle el palo de golf muy a traición jajaja)

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— ¡Eh!— exclamé cuando me quitó el palo, lo miré ceñudo cuando lo metió en el maletero y me senté en el asiento del copiloto, enfurruñado. Eso había sido a traición.

Al menos, no me había dado en la nuca y me había dejado tirado en mitad de la nada. Eso se lo concedía. En cualquier caso, una vez dentro me puse el cinturón, y me relajé un poco. Sólo un poquito. Estar en un coche con un desequilibrado mental más no era santo de mi devoción. Aunque estuviera curado ya de espantos. Me hizo gracia que me llamara "duende escurridizo de ojos multicolor". A veces es difícil darse cuenta de que tengo los iris desiguales. Verde, azul... Hay mucho daltónico.

—Nah, siento decepcionarte. Me llamo Belos— respondí. Poca gente usaba mi nombre en estos tiempos que corren. Sólo Regis me llama Franky—. No tienes acento ruso, Balion. ¿También sabes alemán?— pregunté por mera curiosidad, por eso de que soy medio alemán.


[Defensa 4 +0 (fallo catastrófico)]

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-Porque no lo soy, tampoco soy alemán, nací en el el centro medio oeste del país, pero por mi trabajo he tenido que aprender muchos idiomas, no hay mal que por bien no venga, aunque bien es cierto que hace mucho que no hablo alemán, al menos de forma fluída, eres alemán?...-Le mira con el ceño fruncido-...No tienes acento, así que probablemente sea por ascendencia, aun así, es un placer Belos, igual no eres consciente, pero dije un minuto, has pasado el tiempo de sobra, estás más que cualificado para nuestra siguiente misión, estás preparando para servir al caos más justo? Para ser una leyenda?...-

Antes de que pueda responder, Adam sube el volúmen de la música mientras acelera por la carretera, el lugar está rodeado de árboles y bosque. Se ven carteles, pocos, indicando una gasolinera y algunos lugares más, pero los carteles que indican ciudades están tachados y hay pintadas señales de peligro, no parecen buenas zonas sin duda, aunque va siguiendo la ruta de la gasolinera llega un punto en el que de pronto toma la ruta de ir a una ciudad, uno de los carteles más peligrosos.
-Te comento, vamos a robar un banco, no hay discusión...-Hace una pausa fijándose en el camino-...Nos están siguiendo?...-

Balion el Greñas subió el volumen de la radio antes de que pudiera decir ni pío. Vi en uno de los carteles marcados que nos dirigíamos a una ciudad, y tuve que ponerme blanco. ¿Ser una leyenda? ¿Una misión? A este tipo se le iba la olla, de eso no me cabía duda. Aunque estaba acostumbrado a tratar con locos, a éste no lo conocía, y más me valía estar calladito, de momento.

—Mi padre era alemán— dejé caer simplemente, mientras miraba hacia la carretera—. Eeeh... ¿De qué nos sirve robar un banco?— pregunté, un tanto intrigado, debo admitir. No sabía qué pretendía, pero me dio curiosidad. Y la curiosidad, dicen, mató al gato. Miré por el retrovisor para comprobar si alguien nos seguía—. No veo que nadie nos siga.

-Que es un banco? Piénsalo realmente...-Se toca la sien con el dedo libre que levanta de su mano derecha, al toquetearla. Sonríe animado, sabe que queda poco menos de una hora llegar, lo sepa Belos o no, no obstante él si que mira su reloj y se fija en la posición del sol ligeramente, calibrando que todo parece correcto.

-Pues porque planeo encontrar, comida y agua y a poder ser una puta cafetera que funcione de verdad, no echas de menos un café bien preparado? Yo sí, mataría! por un café!...-Se nota por como golpea el volante y después lo sujeta, que para nada está de broma, parece una bomba de relojería a la que hay que darle cuerda antes de que termine por estallar del todo.
-Dime Belos, que hacías antes de que el mundo se fuera a la mierda? Eras mensajero?...-Le mira curioso por un momento, imaginando que clase de trabajo podría haber tenido.

Además el camino empieza a asomar enemigos, zombies por las cercanías, a lo lejos ya se ven los edificios, mientras la radio intensifica la tensión de la música, como si se dirigieran a la poer y más loca fiesta de la historia.

¿Qué es un banco? El cabrón tenía razón. Estar forrado hoy en día era tener comida y agua. Y el café, un puñetero lujo que indubablemente echaba de menos. Sólo recordar su aroma me hacía salivar. Estar forrado por aquel entonces era estar abastecido. Tener el estómago lleno, dormir sin miedo, y echar un polvo de vez en cuando. Curiosamente, lo que más me escaseaba era esto último. Pero es que ir de aquí para allá con dos sociópatas, bueno, no da mucho margen a que las mujeres se nos acerquen, y ninguno se iba a dejar encular.

— ¿Mensajero? ¡Ja!— me tuve que reír— Era el flautista de Hamelín, amigo. Era actor, y de los buenos— le aseguré. No tengo abuela, y además de verdad. Hace años que no tengo abuela—. El teatro, los aplausos, la admiración del público. Era mi droga— recordé, sonriente. Observaba a los no-muertos de forma distraída. Mientras los pasáramos de largo, todo bien—. Lo de las fiestas y las bacanales también, pero bueno, ya sabes... Hasta que acabé en la cárcel— omití muchas cosas en esa historia. No había la suficiente confianza. Miré la radio con una mueca. No me gustaba la música electrónica. Demasiado daño había hecho a la música de verdad—. ¿Y tú qué hacías con tu vida?— pregunté, girando la cabeza para mirarle. Seguía sucio, greñudo y manchado de sangre hasta las cejas—. ¿Pero qué música es ésta?— me quejé.

-Cual es la cantidad de voltaje máximo que soporta el ser humano en general? Cuánto tiempo puedes pasar sin aire, sin comida, agua, y/o refugio? Sabrías diferenciar entre unas cizallas para madera y otras para metal? Si no sabes ese tipo de cosas, lo que eras es una cosa que tiene nombre, uno muy curioso, se llama oveja, bailaste al son de otros, nunca aprendiste nada que te diera valor propio para ti mismo y te ha hecho hasta por lo que parece hasta ahora...-Lo piensa detenidamente, pues le está haciendo de taxista a un completo desconocido-...Depender de los demás...-Asiente mirándole un par de veces, cayendo en la cuenta, de que, no es un viaje de placer, lo está "contratando forzosamente" para asaltar un lugar cercano al que le tiene echado el ojo.

-...Mira el lado positivo, sigues vivo y tienes habilidades, es más de lo que muchos pueden decir hoy día, miralos bien...-Mientras llegan a una carretera muy ancha, señala la horda de zombies de alrededor, curiosamente, los detectan rápido, por lo rápido que va, el estruendo que provoca.
-Ya no tienen ambición, ya no aspiran a nada, pero ellos ya ha terminado, la mayoría de los que quedamos estamos destinados a acabar así...-Pisa el acelerador a fondo, apretando los dientes y concentrado en el objetivo.
-...O acabar con ellos!-Se empieza a llevar por delante a todos los que puede, tratando de mantener el control del vehículo en todo momento, las ventanillas van cerradas, al final de la calle, el paso elevado en el que se encuentran vuelve a ras de tierra, tras arrebatar el aliento, se vislumbra un conglomerado de comercios, a lo lejos, varias manzanas quedan para llegar, pero ese arriesgado movimiento, les ha adelantado mucho camino, a costa claro de ser descubiertos desde un inicio.

—Pero, ¿qué me estás container?— mascullé tras la retahíla filosófica. No me daba miedo depender de nadie. Es más, me aprovechaba de las virtudes de otros para suplir mis carencias. No me avergonzaba, ni veía que tuviera nada de malo. Siempre había sido un oportunista. ¿Para qué ocultarlo?

Empecé a ver zombies que focalizaban su atención en el rugido del motor, como era de esperar. Entonces pisó el acelerador a fondo y comenzó a conducir como un loco atropellando a todo no-muerto que se cruzara. Apreté los dientes con cara de velocidad y me sujeté del salpicadero, con los huevos ya de pajarita.

— ¡Deja de hacer el lunático!— exclamé. Me recordaba demasiado a Regis—. ¡Vas a hacer que nos matemos! ¡O que nos maten!

Había demasiados.

— ¡No pienso salir del puto coche! ¿Por qué todos los locos me tocan a mí?— exclamé pensando en voz alta.

Hay un momento de silencio, cuando el coche derrapa a más de 60 Km/h en una orquilla a los pies de la entrada periférica del lugar, tras pasar el puente y un par de cruces más, encarado, está situado al oeste de donde le había indicado. Parece tener muy claro, cual es la calle correcta por la cual quiere entrar con el coche, porque desde luego conduce de una manera tan directa y forzosa que de no ser así, sería claramente, un completo lunático.
-Ponte el cinturón Daisy! Y deja de gritar!...-Sube la música que está empezando a sonar ese momento.


Conforme esta empieza con un buen grito, el Ex-militar no duda en acelerar un poquito más y asegurarse que de con solo atropellarlos será suficiente para quitárselos de enmedio.
-Vamos joder!...-Un par de cuerpos pasan por encima del parabrisas, les persiguen al menos un centenar de zombies, que provienen de varias direcciones, así que solo le queda un movimiento, Belos, debería verlo claro, va demasiado recto para esa curva.
-¡Agárrate Duendecillo!...-Hace que el coche toque bordillo con las ruedas de delante, saltando el pequeño muro de decoración por los pelos, haciendo que el coche pase y acabe finalmente estrellándose contra el escaparáte de la primera tienda, un supermercado de importación de comida latina.

Durante unos segundos, se corta hasta la música y se apaga el motor, dejando todo lleno de polvo, hieso y pladur a su alrededor, estrellado el coche contra el mostrador. Parece haber quedado inconsciente, mientras los zombies, rompen el silencio con su gutural persecución contra ellos.

— ¡Lo llevo puesto!— grité después de sujetarme bien entre la puerta del copiloto y el salpicadero, y de chillar pensando que volcábamos. El cabronazo subió el volumen de la música, y entonces ya no pude oír nada más salvo la palabra duendecillo. Bueno, al menos ahora estaba sonando un temazo de los Twisted Sister y no me dolían los oídos, pero sabía que la situación iba a terminar mal.

El morro del coche se elevó con un seco batacazo, y con la inercia del movimiento me golpeé la cabeza en el techo. Sólo me dio tiempo a cubrirme con los antebrazos un instante, hasta que el coche se estrelló y no pude controlar nada de lo que sucedía. En una décima de segundo vi pasar mi vida ante mis ojos, como en diapositivas gigantes, y la única cara que me habría gustado ver por última vez era la de Lara... Mientras le daba lo suyo y lo de su tía.

Creo que el golpe me dejó un instante inconsciente. Ese instante en el que creí haber muerto. Tosí un par de veces en medio de aquel silencio, y jadeé de dolor. Me llevé una mano a la cabeza al notar un líquido caliente. Tenía una brecha, y estaba un poco aturdido. Entonces me palpé las piernas, y jadeé de nuevo, esta vez de alivio. No había nada roto. Miré por el retrovisor, y vi que, aunque iban pasito a pasito y sin prisa, también se acercaban sin pausa. Resoplé, y al quitarme el cinturón gruñí de dolor. ¿Quién me mandaba a mí a meterme en coches de greñudos desconocidos y claramente chalados? Llevándome una mano al costado dolorido, alargué la otra hacia ese imbécil. En un principio pensé en dejarle ahí, salir cagando leches. Luego pensé que quizá se hubiera matado. Al final, bondad de mi corazón, sacudí un poco su hombro para que despertara.

—Eh, Balion. Se acabó la siesta— le llamé.

//Tiradas de dados:
Dado 1 Dilema: ¿Belos ha tenido suficiente e intentará pirarse?

Dado 2: Turnos para que empiecen a rodear el coche los zombis:
0-2: 1 turno
3-5: 2 turnos
6-8: 3 turnos
9-10: 4 turnos

Dado 3: ¿Qué hay ahí?

El miembro 'Belos' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Dilemas' :

#1 Resultados :


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#2 'Números' :

#2 Resultados :


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#3 '¿Qué hay ahí?' :

#3 Resultados :

El tiempo pasa muy despacio para él, solo recuerda haber logrado apagar el motor antes de estrellarse, las ruedas no se han agarrado fuera del asfalto, algo lógico, que Adam sabe, pero cuando tienes un plan, tienes un plan, él no va a dejar pasar la oportunidad de conseguir comida, pero sobre todo y lo más importante, está en busca de carne roja en buen estado que poder conservar, le parece importante sobretodo los congelados.

Va volviendo en sí cuando nota como Belos le pone la mano encima, al principio parece que se va a despertar sin más, no obstante termina cogiendo del cuello al duendecillo para mirarlo de cerca unos segundos, finalmente lo suelta con un suspiro, que efectivamente le confirma que no tiene ninguna costilla rota, siente los dedos de los pies y por supuesto los de las manos.
-Hay que darse prisa, empieza a recoger todo lo que puedas, yo veré que cojones le pasa al puto coche...-Abre la guantera, aunque invada su espacio personal y saca algo, parece un bote con el que juega entre sus dedos, cuando atina a leer la etiqueta sonríe y se lo guarda.

-Date prisa duendecillo, se nos van a echar encima dentro de nada...-Termina de juguetear con las drogas y abre la puerta del piloto, pero de un empujón aunque sujetara el cierre abierto. Por fuera la situación parece bastante común, no se ve humo, tampoco perdida de combustible o aceite, lo que la parte izquierda, se ha machado, el faro delantero izquierdo, perdido, una faena, aun así al sentarse comprueba que efectivamente no arranca.
-Bueno, espero que no me lleve demasiado...así que empieza a recoger comida y busca barras de bacon congeladas!...-Le señala-...Mira en esos congeladores, regirstralo todo, rapido...-No alza la voz, pero se nota el tono imperativo en su aliento.

—Me cago en la leche— exclamé cuando me cogió del cuello y se me quedó mirando con esos ojos y esas greñas de loco. En otras circunstancias, hasta me caería bien. Pero era impredecible. Más que yo, incluso. Y eso no me gustaba. Tuve que pegar la nuca al asiento cuando echó mano de la guantera—. ¿Que qué le pasa al coche? Digo yo que estrellarlo tendrá algo que ver— comenté, pero me quedé mirando el bote de pastillas que sacaba—. ¿No te has tomado la medicación?— pregunté mientras salía del vehículo. La puerta chirrió como un saco de gatos apaleados al abrirla.

Suspiré al rodear el coche, mientras el greñas me exigía que buscara comida. Me pasé una mano por la nuca y eché a andar sin contestar. Más me valía darme prisa, sí. Quizá encontrara algo útil y todo y el topazo no había sido en balde.

—Ya. Va a quedar algo congelado... Por tus huevos morenos...— fui murmurando mientras me adentraba en lo que parecía ser una tienda. Había estantes tirados en el suelo, y era evidente que el lugar había sido saqueado mucho antes de nuestra llegada. Quizá años.

Había cartuchos vacíos de escopeta que fui recogiendo, dos paquetitos de leche en polvo que me guardé en el bolsillo, y me reí al encontrar una pastilla de jabón. La sopesé en mi mano.

—Creo que esto te hace falta más a ti que a mí— me reí.

Dado: ¿Qué hay ahí?

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'¿Qué hay ahí?' :

Resultados :

Conforme el duendecillo se aleja para rebuscar, es para cuando él empieza la fiesta de verdad. Con calma se situa delante del coche, pensando en su cabeza en lo que para él es la mujer perfecta. En ese transcurso va abriendo el botecillo.
Sobre la mano con calma deja caer una pastilla, tiene forma de diamante, es rosa y tiene pinta de ser muy muy mala idea, por eso mismo la deja caer en su lengua y esta la lleva hasta el paladar para finalmente tragar, tiene un sabor amargo y desagradable, en cuanto Belos le hace el chiste este levanta la voz dando una palamda.
-Wujuuu!!! A Currar! Como vamos de carne duende!?...-Le da una patada bastante desagradable al vehículo y capó termina por abrirse solo.

No pierde el tiempo, mientras empieza a sudar y sudar se va fijando en los daños del coche, ignora bastante la posibilidad de que los zombies puedan alcanzarle.
-Busca Bacon gilipollas! El coche tiene lo que se llama nada que no tenga solución, así que como dice la descripción...Dame 5 minutos...-Esa última frase la comenta en un tono más siniestro, pero ahí va, moviendo mangueras y cables, buscando que partes necesitan enfriarse si o si para que arranque.
-Eh, te sabes alguna de los scorpions!?...-Entre risas desenchufa la manguera del compresor de aire, dejando salir un peligroso vapor por su temperatura.
-Uhhh la cosa está que arde...-Además los muertos están cada vez más cerca, quizá a un par de minutos máximo?

— ¡Sí, el cerdo entero va a estar aquí esperándote a que le saques las lonchas!— me burlé. Sabía que bacon, precisamente bacon, no iba a encontrar. Hacía años que no lo probaba y de pensar en el olor de la grasa cocinándose me rugió el estómago. Eso me recordó que me hacía falta llenar el buche.

Continué buscando, pero no había más que escombros y mierda. Literalmente. Mierda seca de algún animalillo que había encontrado refugio y hacía bastante que se había ido. O se lo habían comido, una de dos.

— ¡Pues claro! ¿Por quién me tomas? Pero ya puestos a pedir... ¡Coming Home!— dije alzando la voz para que me oyera— ¡Uh, chocolate! ¡Aquí ha llegado Halloween!— exclamé para mí. Hacía un siglo que no encontraba chocolate, y esperaba que no estuviera rancio. Volví la cabeza para mirar por el agujero que había dejado el vehículo—. Como no te des aire... Aquí no hay nada más que leche y chocolate. Podemos hacer nocilla.

Dado: Qué hay ahí
Turno 2/4 para la zombie party