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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Here we go, one more time... [ Balion ]
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Es una verdad universal, una de esas realidades innegables. Todas las encrucijadas de tu vida, todas sin excepción te dejaran con las mismas sensaciones en el estómago.
Te arrepentirás, a la vez que te alegras por las cosas que suceden según lo que escogiste, y al mismo tiempo...Te reprenderás a ti mismo por el "Porque" que te llevo a tomar ese y no el otro camino. La pregunta “ ¿y si..?” carcomerá tu mente en una infinidad de momentos y no serás capaz de dar una respuesta concreta por lo que te la pasaras intentando reafirmar el porqué de haber escogido la dirección que te llevo al momento en que te encuentres, engañándote y haciéndole creer a tu subconsciente que ese, justo ese camino, era el correcto.
Mi último “¿y si?” Tenía nombre, dos para ser exacta y llevaban conmigo alrededor de 3 jodidos meses.
Shane-el hijo de puta con cara de ángel y palabras bonitas- y Adam-yo no mató- Jensen.
El primero por aterrorizarme, confirmarme que la humanidad podía pudrirse como los cadáveres al sol sin enterrar, pero llevarme directo al segundo para que me salvara, me diera esperanzas y luego por perdida, aunque con sentido…
Claro que, tenía que verle el lado bueno. Era una tarea diaria auto impuesta desde que todo estalló.
Primero, y para ir por puntos. “Mierda de toc” me digo a mí misma, porque la maldita cosa de hacer listas no se me quitaba ni en el fin del mundo… aunque reconocería en mi interior que me calmaba.
Adam primero, me había salvado, había roto su regla - que a saber el motivo - y había acabado con Shane… y con un montón de zombis por mí.
Segundo y no menos importante, gracias a él ahora tenía un lugar fijo al que ir. Importante he de recordar que estaba relacionado con el punto tres. El más significativo y el que me daba más esperanzas, Mattew- Matty por molestar- mi hermano, que seguía jodida-mente respirando.
Este era un tema que en el que en estos últimos años me había prohibido pensar. No quería una esperanza que se esfumara y me distrajera de lo que inevitablemente tenía que hacer para sobrevivir. Aunque era imposible viendo la foto de familia que aún guardaba.
Había echo de mi carrera ayudar a las personas y ahora me encontraba con que había gente que no se lo merecía. Luego estaban los zombis, que una vez habían sido personas- y al principio me había perforado el pecho la idea de intentar romperles el cráneo- pero, que, si al final intentaban hincarme el diente, no podían esperar ningún tipo de consideración. “Chico, yo también tengo hambre, pero no me ves por ahí corriendo a morderte ¿que les había echo yo?” Nada, pero ahí estaban. La constante mundial.
Había un quinto punto en mi mente … uno que me hacía reír durante todo el santo viaje que estaba haciendo y me esperaba. Y era que, si realmente llegaba al refugio, y encontraba a mi hermano. Definitivamente tendría que toparme con Bailón. ¿Y no sería divertido? ¿Me había dado por muerta? No lo sabía, pero esperaba que tuviera una jodida buena razón para abandonarme cuando prometió llevarme hasta allí.
Tras el ataque que sufrimos ambos, en el cual me amenazó a punta de pistola, asumo que me desmayé en el coche.
Lo siguiente que recuerdo son momentos robados entre convulsiones y fiebre, para despertar sola en una habitación. Viva por jodida segunda vez. -"soy invencible, señores! ¡Pero como dolía, joder!" - Voy a admitirlo y siendo honesta, decir que el lugar era relativamente seguro. Incluso había tenido el detalle de dejarme mis pertenencias y fue un buen gesto… eso es lo que me hace pensar que tenía un motivo para hacerlo.
Tras aquello no me había permitido esperar, iba escasa de todo como para sentarme y dormir cuando ya no lo necesitaba. Tenía un destino, por lo que había intentado seguir todo lo recto posible. Había tenido suerte en una parte del camino al toparme con una familia. Porque los pies pueden acostumbrarse a andar sin parar, pero termina matándote.
Hay que decir que sabias tratar heridas suponía bastante y tan solo me costó un par de vendajes y lo poco que tenía de pomada para conseguir un aventón. No hablemos del tema de la desconfianza ante los desconocidos, que tuvieran un crío ayudó, aunque poco importaba. Había visto demasiado y la mayoría de los que aún estaban vivos habíamos hecho algo para lograrlo. Pero surtió efecto.
Había aceptado que no me llevarían todo el camino, que era responsable de mi propia comida y ayudado para seguir en marcha. ¡Incluso me prestaron un arma en el camino! – que luego me quitaron. Gente bondadosa hay por todos lados.- Y ahora volvía a estar sola. -"Mí fiesta de uno volviendo a empezar. Entradas agotadas"- y había empezado bien, o todo lo bien que podía sabiendo que la mayoría de mi suerte se estaba desviando a que no me mataran.
El tiempo tras ello había transcurrido como siempre. Correr e intentar seguir respirando encntrando algo de valor.
Al despertarme una lluvia horrible sonaba fuera. ¿Qué tiene de bueno eso? Que, a mi manera de ver, el sonido del agua chocando contra el techo del centro comercial amortiguaría mis pasos.
No quería ir allí más que en otro sitio, pero estos lugares tenían una parafarmacia y esperaba poder recuperar algo de inventario. O lo que fuese.
Con todo el cuidado que pude llegue hasta una puerta lateral, empezando a tirar de ella, incluso contemplando romper la pequeña ventana cercana. La entrada, lo había visto de lejos, estaba plagada de zombis, pero parecían estar allí, quietos sin poder entrar. Y era alentador… o lo fue, hasta escuchar aquel sonido.
No sabía que era, solo me moví lo más rápido posible, intentando encontrar un lugar alejado y lo suficiente mente abierto a la vez como para poder salir corriendo mientras aferraba el palo de una escoba como arma. Nada oportuno. Pero es que… ¿olvide decir que había perdido todas mis armas? La porquería se había desmontado literalmente en mis manos, así es como fabricaban en estos últimos días. Estaba una vez más jodida. Todas mis esperanzas estaban allí dentro y ahora se esfumaban.
Respire hondo, afianzando la sujeción en el palo de madera, preparada para pegar, correr o explotar dependiendo de lo que viera acercarse.
Te arrepentirás, a la vez que te alegras por las cosas que suceden según lo que escogiste, y al mismo tiempo...Te reprenderás a ti mismo por el "Porque" que te llevo a tomar ese y no el otro camino. La pregunta “ ¿y si..?” carcomerá tu mente en una infinidad de momentos y no serás capaz de dar una respuesta concreta por lo que te la pasaras intentando reafirmar el porqué de haber escogido la dirección que te llevo al momento en que te encuentres, engañándote y haciéndole creer a tu subconsciente que ese, justo ese camino, era el correcto.
Mi último “¿y si?” Tenía nombre, dos para ser exacta y llevaban conmigo alrededor de 3 jodidos meses.
Shane-el hijo de puta con cara de ángel y palabras bonitas- y Adam-yo no mató- Jensen.
El primero por aterrorizarme, confirmarme que la humanidad podía pudrirse como los cadáveres al sol sin enterrar, pero llevarme directo al segundo para que me salvara, me diera esperanzas y luego por perdida, aunque con sentido…
Claro que, tenía que verle el lado bueno. Era una tarea diaria auto impuesta desde que todo estalló.
Primero, y para ir por puntos. “Mierda de toc” me digo a mí misma, porque la maldita cosa de hacer listas no se me quitaba ni en el fin del mundo… aunque reconocería en mi interior que me calmaba.
Adam primero, me había salvado, había roto su regla - que a saber el motivo - y había acabado con Shane… y con un montón de zombis por mí.
Segundo y no menos importante, gracias a él ahora tenía un lugar fijo al que ir. Importante he de recordar que estaba relacionado con el punto tres. El más significativo y el que me daba más esperanzas, Mattew- Matty por molestar- mi hermano, que seguía jodida-mente respirando.
Este era un tema que en el que en estos últimos años me había prohibido pensar. No quería una esperanza que se esfumara y me distrajera de lo que inevitablemente tenía que hacer para sobrevivir. Aunque era imposible viendo la foto de familia que aún guardaba.
Había echo de mi carrera ayudar a las personas y ahora me encontraba con que había gente que no se lo merecía. Luego estaban los zombis, que una vez habían sido personas- y al principio me había perforado el pecho la idea de intentar romperles el cráneo- pero, que, si al final intentaban hincarme el diente, no podían esperar ningún tipo de consideración. “Chico, yo también tengo hambre, pero no me ves por ahí corriendo a morderte ¿que les había echo yo?” Nada, pero ahí estaban. La constante mundial.
Había un quinto punto en mi mente … uno que me hacía reír durante todo el santo viaje que estaba haciendo y me esperaba. Y era que, si realmente llegaba al refugio, y encontraba a mi hermano. Definitivamente tendría que toparme con Bailón. ¿Y no sería divertido? ¿Me había dado por muerta? No lo sabía, pero esperaba que tuviera una jodida buena razón para abandonarme cuando prometió llevarme hasta allí.
Tras el ataque que sufrimos ambos, en el cual me amenazó a punta de pistola, asumo que me desmayé en el coche.
Lo siguiente que recuerdo son momentos robados entre convulsiones y fiebre, para despertar sola en una habitación. Viva por jodida segunda vez. -"soy invencible, señores! ¡Pero como dolía, joder!" - Voy a admitirlo y siendo honesta, decir que el lugar era relativamente seguro. Incluso había tenido el detalle de dejarme mis pertenencias y fue un buen gesto… eso es lo que me hace pensar que tenía un motivo para hacerlo.
Tras aquello no me había permitido esperar, iba escasa de todo como para sentarme y dormir cuando ya no lo necesitaba. Tenía un destino, por lo que había intentado seguir todo lo recto posible. Había tenido suerte en una parte del camino al toparme con una familia. Porque los pies pueden acostumbrarse a andar sin parar, pero termina matándote.
Hay que decir que sabias tratar heridas suponía bastante y tan solo me costó un par de vendajes y lo poco que tenía de pomada para conseguir un aventón. No hablemos del tema de la desconfianza ante los desconocidos, que tuvieran un crío ayudó, aunque poco importaba. Había visto demasiado y la mayoría de los que aún estaban vivos habíamos hecho algo para lograrlo. Pero surtió efecto.
Había aceptado que no me llevarían todo el camino, que era responsable de mi propia comida y ayudado para seguir en marcha. ¡Incluso me prestaron un arma en el camino! – que luego me quitaron. Gente bondadosa hay por todos lados.- Y ahora volvía a estar sola. -"Mí fiesta de uno volviendo a empezar. Entradas agotadas"- y había empezado bien, o todo lo bien que podía sabiendo que la mayoría de mi suerte se estaba desviando a que no me mataran.
El tiempo tras ello había transcurrido como siempre. Correr e intentar seguir respirando encntrando algo de valor.
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Al despertarme una lluvia horrible sonaba fuera. ¿Qué tiene de bueno eso? Que, a mi manera de ver, el sonido del agua chocando contra el techo del centro comercial amortiguaría mis pasos.
No quería ir allí más que en otro sitio, pero estos lugares tenían una parafarmacia y esperaba poder recuperar algo de inventario. O lo que fuese.
Con todo el cuidado que pude llegue hasta una puerta lateral, empezando a tirar de ella, incluso contemplando romper la pequeña ventana cercana. La entrada, lo había visto de lejos, estaba plagada de zombis, pero parecían estar allí, quietos sin poder entrar. Y era alentador… o lo fue, hasta escuchar aquel sonido.
No sabía que era, solo me moví lo más rápido posible, intentando encontrar un lugar alejado y lo suficiente mente abierto a la vez como para poder salir corriendo mientras aferraba el palo de una escoba como arma. Nada oportuno. Pero es que… ¿olvide decir que había perdido todas mis armas? La porquería se había desmontado literalmente en mis manos, así es como fabricaban en estos últimos días. Estaba una vez más jodida. Todas mis esperanzas estaban allí dentro y ahora se esfumaban.
Respire hondo, afianzando la sujeción en el palo de madera, preparada para pegar, correr o explotar dependiendo de lo que viera acercarse.
El silencio del lugar, solo mermado por el sonido de la lluvia le arropa en la oscuridad, una tal vez tenue, pero suficiente acogedora para hacerle sentir desapercibido por un rato. No se le ve por el lugar, no a simple vista, aunque está ahí sentado, en el centro, casi que lo único que le delata es el leve sonido de la canción que está sonando en la radio, sobre la mesilla, una que no se ve, no emite ninguna luz.
El lugar, como la gran mayoría de centros comerciales, consta de varias plantas, y un par de subsuelos. Está en la planta baja, en el centro del mismo, bueno, en en el centro del extremo norte, no deja de ser un lugar inspirado en la rueda, un círculo básicamente. A su izquierda, una hilera de tiendas, pegadas unas con otras, en una fila a primera vista interminable, a su derecha, aunque algo más alejadas, más de lo mismo.
El cartel de McDonald's ya no brilla, no hay colas para comprar entradas para el cine, no hay electricidad, no hay luces ni olores llamativos, no se escuchan ya tampoco las risas ni a la gente disfrutar, ya no queda absolutamente nada.
Respira agotado, no solo de su cuerpo, sino también de sus pensamientos al darle vueltas a todo aquello.
Su cabello ha crecido hasta la nuca, lo lleva atado con una goma para que no le moleste, lleva una barba bastante abundante y probablemente mucho más tiempo sin mirarse al espejo. Va vestido con ropa ancha de manga larga, sudadera con capucha incluido.
Aun se recupera de sus heridas, las cuales trata de ver en la penumbra sin mucho éxito, pero por como se siente, sobre todo "seco" comprende que por el momento no está sangrando, lo cual ya es un avance.
Estira la mano, para taparse del todo con su manta. Una gruesa y calentita, que ha lavado el mismo hace no mucho, ahora que por fin está seca puede dormir a gusto. La planta baja está levemente iluminada, pero donde está él, no, hay una oscuridad mayor que le da ventaja, por eso no le importa estar descalzo, se acomoda en el colchón que ha tendido en el suelo y se queda mirando hacía los techos, viendo como llueve, esperando que algo venga a acercharlo de nuevo.
-Buenas noches fin del mundo...Nos vemos mañana, hazme un favor y déjame dormir toda la noche de golpe de una vez por favor...-Murmulla en voz baja con un fuerte suspiro, antes de cerrar los ojos para intentar dormir. Algo curioso hasta ahora, es que no se ha escuchado ningún zombie, ninguna criatura, nada. La entrada parece estar sellada y los zombies no parecen haber encontrado como entrar, eventualmente se cansarán y se moverán a por otra presa. Pareciera que alguien hubiera logrado asegurar el lugar por dentro a pesar de su dejadez.
Había aprendido a escuchar, a estar en silencio y a correr. Lo que ahora oía, podía no ser tan malo o mi peor pesadilla. Me escondí resguardada tanto de la lluvia como de lo que viniese mientras intentaba tranquilizarme y mantener en control mi respiración.
Parecía un chiste al verlo, porque lo primero que se me vino a la mente era un fantasma de dibujos arrastrando una bola y una cadena. El zombi, de mi clase favorita, no muy rápido, no muy difícil de evadir y lo más importante, no muy listo, arrastraba a sus pies un rastrojo de hierba, ramas y basura. Aquello era lo que había odio, el agua en el asfalto siendo movida por toda aquella basura que llevaba consigo.
Quería suspirar de alivio, reír. Pero no. No podía hacerlo hasta quitármelo de encima y asegurarme de que los demás siguieran lejos en lo que yo me apartaba de la lluvia.
Antes de decidir que hacer mire mi alrededor. Buscando algo de utilidad entre la basura que diera apoyo a mi escoba rota, no tarde en ver que no había nada allí y con lo cansada que estaba tampoco quería, ni que fuera con uno solo, Arriesgarme.
Escurriendo la lluvia que se me metía en los ojos respiré, dándome ánimos, confiando en que podía ser más rápida y que el destino podría darme una entrada al centro comercial rápido si tenía suerte. Me puse en marcha, todo lo silenciosa que pude y retrocedí, siguiendo la pared sin dejar de mirar al frente y evitando los charcos que empezaban a formarse en la calle. En cuanto estuve lo suficientemente lejos me giré. Girando la esquina con cautela antes de empezar a trotar en cuanto me vi sola a lo largo de la parte trasera del edificio.
No tarde en encontrar otra puerta, cerrada, pero justo al costado había una ventana rota atravesada por una rama. Si lo conseguía, por lo menos estaría seca. Segura era otra cosa…
Con cuidado la saque fuera, escuchando los cristales rotos repiquetear a mis pies como si fueran un taladro en el silencio de la noche. -“vamos, Mía. Haz un poquito más de ruido…” -me reproché, pero no había manera posible de hacerlo, ni de arrastrar el bloque de ladrillos bajo la ventana para poder trepar sin hacer ningún ruido. Intentando no cortarme me asomo para saborear el silencio y la oscuridad de dentro, parecía un almacén y no lo pienso mucho antes de terminar de quitar los trozos de cristal para poder pasar tranquila y caer dentro con un ruido seco.
Vuelvo a maldecirme, pero lo dejo estar, era obvio que no iba a entrar en silencio. Tardo unos minutos en mirar por arriba todo, explorando con la linterna para darme cuenta de que allí no hay nada de valor y de que por nada del mundo quiero dormir con esa ventana al descubierto.
En realidad tendría que estar contenta, entrar allí era lo que venía buscando y ahora lo tengo. Con un suspiro y queriendo alejarme del ruido que había podido llegar a hacer abro la puerta y entro en el centro comercial directo a la parte central esperando por encontrar un plano y saber donde ir primero a explorar.
Parecía un chiste al verlo, porque lo primero que se me vino a la mente era un fantasma de dibujos arrastrando una bola y una cadena. El zombi, de mi clase favorita, no muy rápido, no muy difícil de evadir y lo más importante, no muy listo, arrastraba a sus pies un rastrojo de hierba, ramas y basura. Aquello era lo que había odio, el agua en el asfalto siendo movida por toda aquella basura que llevaba consigo.
Quería suspirar de alivio, reír. Pero no. No podía hacerlo hasta quitármelo de encima y asegurarme de que los demás siguieran lejos en lo que yo me apartaba de la lluvia.
Antes de decidir que hacer mire mi alrededor. Buscando algo de utilidad entre la basura que diera apoyo a mi escoba rota, no tarde en ver que no había nada allí y con lo cansada que estaba tampoco quería, ni que fuera con uno solo, Arriesgarme.
Escurriendo la lluvia que se me metía en los ojos respiré, dándome ánimos, confiando en que podía ser más rápida y que el destino podría darme una entrada al centro comercial rápido si tenía suerte. Me puse en marcha, todo lo silenciosa que pude y retrocedí, siguiendo la pared sin dejar de mirar al frente y evitando los charcos que empezaban a formarse en la calle. En cuanto estuve lo suficientemente lejos me giré. Girando la esquina con cautela antes de empezar a trotar en cuanto me vi sola a lo largo de la parte trasera del edificio.
No tarde en encontrar otra puerta, cerrada, pero justo al costado había una ventana rota atravesada por una rama. Si lo conseguía, por lo menos estaría seca. Segura era otra cosa…
Con cuidado la saque fuera, escuchando los cristales rotos repiquetear a mis pies como si fueran un taladro en el silencio de la noche. -“vamos, Mía. Haz un poquito más de ruido…” -me reproché, pero no había manera posible de hacerlo, ni de arrastrar el bloque de ladrillos bajo la ventana para poder trepar sin hacer ningún ruido. Intentando no cortarme me asomo para saborear el silencio y la oscuridad de dentro, parecía un almacén y no lo pienso mucho antes de terminar de quitar los trozos de cristal para poder pasar tranquila y caer dentro con un ruido seco.
Vuelvo a maldecirme, pero lo dejo estar, era obvio que no iba a entrar en silencio. Tardo unos minutos en mirar por arriba todo, explorando con la linterna para darme cuenta de que allí no hay nada de valor y de que por nada del mundo quiero dormir con esa ventana al descubierto.
En realidad tendría que estar contenta, entrar allí era lo que venía buscando y ahora lo tengo. Con un suspiro y queriendo alejarme del ruido que había podido llegar a hacer abro la puerta y entro en el centro comercial directo a la parte central esperando por encontrar un plano y saber donde ir primero a explorar.
Escucha como el agua se cuela por las goteras, como rebota sin piedad contra el lugar, tratando de conciliar el sueño, la radio ha ido emitiendo interferencias y estática debido a la fuerza de la tormenta, por lo que al final en un arrebato por encontrar la paz y dormir gira el dial y la apaga. Entonces en silencio escucha, respirando hondo.
Pasan los segundos y a pesar de que se escucha la quietud de la cama, no deja de dar vueltas enrollado en la manta, de ninguna forma parece relajarse, así que se incorpora sentado un segundo, se queda mirando a su alrededor sin decir nada, como si fuera una propia criatura de la noche disfrutando del amparo que esta brinda con su manto.
"Supongo que nunca imaginé que terminaría así..." Se frota la cara pensativo, sumergido en sus pensamientos, unos que incluso trata de mantener en voz baja.
"Que remedio, tendré que ir al baño...Joder...Aunque la última..." Sus pensamientos son interrumpidos, le parece haber escuchado algo, cierra los ojos con calma y vuelve a encender la radio al mismo volumen que antes, se queda mirando al cielo, como si estuviera esperando a algo o a alguien, sin embargo, no se deja ver, ni emite ningún sonido más, observando y escuchando como alguien camina entre la oscuridad buscando el centro del lugar.
"No es un zombie?..."Aun así sigue quieto, esperando, si sigue así, no tardará en chocar con la pequeña trinchera en cuadrado que se ha montado Adam alrededor de sus cosas y la cama en la que duerme, por lo que paciente, espera, bajo el persistente sonido de la lluvia, con la total incertidumbre de con que se encontrará, por como corre sabe que está apunto de chocar con la barrera de su escondite, sacos duros y que no se mueven al chocar con ellos.
La idea estaba clara en mi mente, otra cosa era lo que pasaba luego. No había previsto que en cuanto salí de aquel almacén me encontraría en lo que parecía un laberinto. No lo era, claro. Solo se trataba de la parte de personal. Apartado del público y al parecer esas puertas que lo dividían se atrancaban desde dentro, donde estaba.
El camino al centro se había hecho más largo y me alegraba por ello. Había encontrado un área de descanso. Benditas sean las máquinas expendedoras, alabadas las más antiguas que aún no tenían bien lo de la bandeja anti robo y sagrados sean los aperitivos llenos de conservantes. Aún me dolía el brazo por la contracción para llegar hasta lo más cercano, pero estaba pletórica con mi chocolatina rancia.
Quería encontrar un buen lugar, poder acostarme y disfrutarla, así que lo guarde y camine intentando salir a la zona que me interesaba, procurando dejar libre el acceso por si encontraba algo con lo que forzar aquella máquina.
El espació que me recibió entonces ya tenía un aire diferente, más abierto, tiendas a ambos lados en una galería con vistas a la zona centrarla, un piso más abajo. Porque a pesar de entrar desde la calle había acabado en un segundo piso, como si todo aquello estuviera construido hacia abajo. Me tomé unos minutos, inclinada sobre la barandilla y respirando la tranquilidad que parecía haber allí dentro sin creerlo.
Fue tras bajar las escaleras y entrar en la zona principal cuando note el murmullo, leve bajo el sonido de la lluvia que empeoraba fuera, pero tan similar y tan alejado de la realidad como una tele encendida y baja a las tantas de la madrugada en casa.
Pare la oreja, tragando y concentrándome en busca del origen, esperando que no fuera un grupo o por lo menos no de psicópatas antes de respirar más tranquila. Si era un loco, solo había uno y seguía teniendo mi plan a, correr como el demonio. No había cerrado del todo la puerta de acceso al personal, era una buena alternativa.
La poca iluminación no era suficiente para saber de donde venía lo que asumía que era música y mi linterna no estaba preparada para alumbrar a tanta distancia. Contra todo lo sensato, caminé hacia ello dejando que el aumento del volumen me guiara.
Mi pequeña linterna no será la más potente, pero lo suficientemente útil como para ver los sacos frente a mí. Una muralla, que no tardo en ver rodea el sonido. - supongo que al final sí que no estoy sola - murmuro bastante consiente del sonido de mis pisadas y el pequeño echo que dan en la sala abierta. Quien quiera que fuera, si no dormía como una marmota ya me había escuchado y si aún no tenía un cuchillo en el cuello quizá podía respirar tranquila. -“aquí estamos…”- me dije, solo necesitaba saber si había caído de la sartén al fuego o no. - ¿Crees que el lugar es suficientemente grande para los dos, o tengo que correr?- no era la mejor frase, nunca tenía el mejor comienzo, pero por lo menos tenía que notar que no estaba ni atacándolo ni huyendo. Eso no quitaba que tuviera el corazón en la garganta y los pies listos.
El camino al centro se había hecho más largo y me alegraba por ello. Había encontrado un área de descanso. Benditas sean las máquinas expendedoras, alabadas las más antiguas que aún no tenían bien lo de la bandeja anti robo y sagrados sean los aperitivos llenos de conservantes. Aún me dolía el brazo por la contracción para llegar hasta lo más cercano, pero estaba pletórica con mi chocolatina rancia.
Quería encontrar un buen lugar, poder acostarme y disfrutarla, así que lo guarde y camine intentando salir a la zona que me interesaba, procurando dejar libre el acceso por si encontraba algo con lo que forzar aquella máquina.
El espació que me recibió entonces ya tenía un aire diferente, más abierto, tiendas a ambos lados en una galería con vistas a la zona centrarla, un piso más abajo. Porque a pesar de entrar desde la calle había acabado en un segundo piso, como si todo aquello estuviera construido hacia abajo. Me tomé unos minutos, inclinada sobre la barandilla y respirando la tranquilidad que parecía haber allí dentro sin creerlo.
Fue tras bajar las escaleras y entrar en la zona principal cuando note el murmullo, leve bajo el sonido de la lluvia que empeoraba fuera, pero tan similar y tan alejado de la realidad como una tele encendida y baja a las tantas de la madrugada en casa.
Pare la oreja, tragando y concentrándome en busca del origen, esperando que no fuera un grupo o por lo menos no de psicópatas antes de respirar más tranquila. Si era un loco, solo había uno y seguía teniendo mi plan a, correr como el demonio. No había cerrado del todo la puerta de acceso al personal, era una buena alternativa.
La poca iluminación no era suficiente para saber de donde venía lo que asumía que era música y mi linterna no estaba preparada para alumbrar a tanta distancia. Contra todo lo sensato, caminé hacia ello dejando que el aumento del volumen me guiara.
Mi pequeña linterna no será la más potente, pero lo suficientemente útil como para ver los sacos frente a mí. Una muralla, que no tardo en ver rodea el sonido. - supongo que al final sí que no estoy sola - murmuro bastante consiente del sonido de mis pisadas y el pequeño echo que dan en la sala abierta. Quien quiera que fuera, si no dormía como una marmota ya me había escuchado y si aún no tenía un cuchillo en el cuello quizá podía respirar tranquila. -“aquí estamos…”- me dije, solo necesitaba saber si había caído de la sartén al fuego o no. - ¿Crees que el lugar es suficientemente grande para los dos, o tengo que correr?- no era la mejor frase, nunca tenía el mejor comienzo, pero por lo menos tenía que notar que no estaba ni atacándolo ni huyendo. Eso no quitaba que tuviera el corazón en la garganta y los pies listos.
El miembro 'Mía Kowalski' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Por como alumbra con la linterna sabe que no debe de ser alguien entrenado ni en una misión por lo menos, tampoco corre por su vida por lo que respirando hondo Adam decide no ser muy duro con quien se le vaya a presentar, entre la penumbra, se pone el pañuelo tapándose la cara hasta los ojos, por encima de la nariz, deja que su cabello alborotado cubra ligeramente su rostro.
-Eso depende...-Comenta en voz baja, aun así, su tono suena contundente.
-Que buscas?...-Pregunta y tras unos segundos alza la mirada hacía ella, entrecerrando ligeramente los ojos, cuando lo alumbra con la linterna, tratando de mostrarse impasable ante la situación, por su voz, sabe que es una mujer, por su altura una no muy grande.
-No tengo nada que ofrecerte chica, será mejor que te marches por donde has venido, soy el guardián, mi misión es que no escape, estoy seguro que este te pareció un buen lugar para el saqueo, pero me temo que no, esto es una tumba, una prisión, un laboratorio, llámalo como quieras...Cada minuto que estás aquí corres peligro...-
Cuando la chica mira a su alrededor, vería que es cuadrado de varios metros de largo y ancho, rodeado por sacos de diferentes colores, algunos son sacos improvisados, hay un colchón en el suelo, donde parecía estar él durmiendo, además hay un par de cajas de madera llenas con sus cosas, comida, medicinas, ropa y varias cosas más como para fijarse en una pasada a excepción de la cantidad de armas y munición que tiene a mano, así como también algunas cuerpo a cuerpo. Parece que está defendiendo esa posición a vida o muerte, una vez cerca el olor a lejía es evidente, así como algunas botellas vacías. No parece haber rastro de cadáveres de zombies, solo él y sus advertencias, no hay más sonidos que los que ya habían, a que podría referirse entonces?
Se levanta y se acerca hasta las cajas, donde hay una mesita sobre esta está la radio y al lado una botella de agua la cual toma, se quita el pañuelo y da un largo trago, casi ignorando la compañía que tiene ahora, por su mirada se nota que lleva tiempo durmiendo poco, se le ve cansado.
Quieta, esperando su respuesta fue cuando empece a notar el frío. La lluvia había sido leve al principio, pero aun así me había calado entera y estaba empezando a formar un pequeño charco a mis pies.
-¿un lugar seco?- respondo con la misma cadencia que mostraba él. Porque por más que quisiera centrarse en aquella música era imposible perderse la tormenta de fuera.
Con un poco de tacto, alejo la linterna de su rostro, tanto por no molestarlo de buenas a primeras como por el hecho de que como iba vestido no había nada que pudiera ayudarme en saber como era, mirar a los alrededores, sí. Y allí estaba, la pequeña zona vallada que parecía ser su guarida, llena de cajas de madera que decidí ignorar, pero sin poder pasar por alto la cantidad de munición y armas. Eso podía, o no, darle veracidad a su historia, y ganarse algo de preocupación en mi mente, pero decido dejarlo pasar de momento para aclarar otro punto. - No estoy pidiéndote nada de lo que acumulas aquí- digo volviendo a señalar las cajas, aún con cierta curiosidad por sus palabras “¿guardia de que, exactamente?”
Me paro un segundo, curiosa, respirando hondo y cerrando los ojos, intentando escuchar más allá del agua por “algo”, lo que sea que me diga que no estamos solos. Si me pongo a pensar el lugar parecía desierto, no había allí, ni en todo el camino que había hecho ni un solo cadáver.
Es al moverse cuando lo noto, no lo descuidado de su cabello o ropa que es lo único realmente visible aún con la luz de la linterna, sino la forma de andar y la postura cansada.
-Mira- levanto las manos en señal de que no quiero problemas antes de hablar lo más calmada que puedo - estoy segura de que ambos estamos igual de cansados. Y por si no lo has notado, la entrada de esto esta llena de caminantes como el primer día de rebajas. Con esta lluvia, paso de salir.- niego con la cabeza levemente - laboratorio o no, conseguí entrar y no me voy a ir.
Era la verdad, también era la primera vez que hacía alusión a sus crípticas palabras, dándole a entender que si, le había escuchado- Como lo veo yo, podemos quedarnos ambos en lugares distintos e ignorarnos o ayudarnos por unas horas- vuelvo a encogerme de hombros. Claro que había una tercera opción en la que o me echaba a patadas o me mataba, pero no iba a ser yo quien le diera ideas. -¿Qué tal un trato?- digo sonriendo de lado y dándome un poco de confianza- no voy a atacarte, menos con toda esa munición que tienes y no voy a afirmar que voy a ser de ayuda si te tienes que poner en modo guardián del laboratorio, lo más probable es que corra por mi vida y así quitarte un problema, pero…- hago una pausa para tragar, sintiendo la boca seca como si hiciera días que no hablase. La verdad era que no recordaba haber hablado tanto- Sé escuchar y puedo vigilar un rato y avisarte si algo pasa. Es un ganar-ganar, ambos conseguimos algo de sueño. - resoplo esperando su respuesta. Realmente quería quedarme, por lo menos lo suficiente para que pare la lluvia y comprobar si como dice no a nada de valor.
No iba a negar que su advertencia me tuviera picada, tampoco quería confiar en él, pero dormir aunque sea media hora sin tener que estar completamente alerta sonaba demasiado bien.
-¿un lugar seco?- respondo con la misma cadencia que mostraba él. Porque por más que quisiera centrarse en aquella música era imposible perderse la tormenta de fuera.
Con un poco de tacto, alejo la linterna de su rostro, tanto por no molestarlo de buenas a primeras como por el hecho de que como iba vestido no había nada que pudiera ayudarme en saber como era, mirar a los alrededores, sí. Y allí estaba, la pequeña zona vallada que parecía ser su guarida, llena de cajas de madera que decidí ignorar, pero sin poder pasar por alto la cantidad de munición y armas. Eso podía, o no, darle veracidad a su historia, y ganarse algo de preocupación en mi mente, pero decido dejarlo pasar de momento para aclarar otro punto. - No estoy pidiéndote nada de lo que acumulas aquí- digo volviendo a señalar las cajas, aún con cierta curiosidad por sus palabras “¿guardia de que, exactamente?”
Me paro un segundo, curiosa, respirando hondo y cerrando los ojos, intentando escuchar más allá del agua por “algo”, lo que sea que me diga que no estamos solos. Si me pongo a pensar el lugar parecía desierto, no había allí, ni en todo el camino que había hecho ni un solo cadáver.
Es al moverse cuando lo noto, no lo descuidado de su cabello o ropa que es lo único realmente visible aún con la luz de la linterna, sino la forma de andar y la postura cansada.
-Mira- levanto las manos en señal de que no quiero problemas antes de hablar lo más calmada que puedo - estoy segura de que ambos estamos igual de cansados. Y por si no lo has notado, la entrada de esto esta llena de caminantes como el primer día de rebajas. Con esta lluvia, paso de salir.- niego con la cabeza levemente - laboratorio o no, conseguí entrar y no me voy a ir.
Era la verdad, también era la primera vez que hacía alusión a sus crípticas palabras, dándole a entender que si, le había escuchado- Como lo veo yo, podemos quedarnos ambos en lugares distintos e ignorarnos o ayudarnos por unas horas- vuelvo a encogerme de hombros. Claro que había una tercera opción en la que o me echaba a patadas o me mataba, pero no iba a ser yo quien le diera ideas. -¿Qué tal un trato?- digo sonriendo de lado y dándome un poco de confianza- no voy a atacarte, menos con toda esa munición que tienes y no voy a afirmar que voy a ser de ayuda si te tienes que poner en modo guardián del laboratorio, lo más probable es que corra por mi vida y así quitarte un problema, pero…- hago una pausa para tragar, sintiendo la boca seca como si hiciera días que no hablase. La verdad era que no recordaba haber hablado tanto- Sé escuchar y puedo vigilar un rato y avisarte si algo pasa. Es un ganar-ganar, ambos conseguimos algo de sueño. - resoplo esperando su respuesta. Realmente quería quedarme, por lo menos lo suficiente para que pare la lluvia y comprobar si como dice no a nada de valor.
No iba a negar que su advertencia me tuviera picada, tampoco quería confiar en él, pero dormir aunque sea media hora sin tener que estar completamente alerta sonaba demasiado bien.
Como si ninguna importancia tuvieran las palabras de la chica, se vuelve a sentar en su cama improvisada, respirando hondo, solo quiere dormir y es evidente, tanto que hasta los que están a su alrededor lo notan, algo que en su rostro muestra desagrado sin ocultamiento ninguno.
-Silencio...-Cierra los ojos un instante, de nuevo solo se escucha el rumor de la lluvia, pasan unos segundos y el hombre abre de nuevo los ojos para mirar a la chica.
-No tenemos mucho tiempo, rebusca entre lo que haya por aquí, nos marchamos...-
Se quita la manta que lleva por encima, dejándola caer sin miedo ninguno. Su torso está desnudo, es un cuadro lleno de tatuajes, que van hasta su cuello y siguen por los brazos hasta las manos. Simbología de la muerte, frases en latín, íconos religiosos como cruces y calaveras. Hay muescas tatuadas, nombres y fechas, parece su propia biblia e infierno tatuadas en su piel, algunos de estos han perdido bastante color y fuerza, además muchos están estropeados por las cicatrices que han quedado tras tantos años de batalla y heridas.
Sobre este se coloca una camiseta negra de manga larga limpia. Recoge unos pantalones azules oscuros que hay cerca, de esos que solía usar la policía antidisturbios y se los pone, no lleva ropa interior, pero si tatuajes por todas las piernas, desde la cadera hasta los dedos de los pies, no parece una persona real. No está preocupado por ningún pudor o civismo, está concentrado en su tarea.
"No habrá piedad para los monstruos o los demonios..." Sobre sus pierna pone las pistoleras, a un lado de cada muslo, asegurándose de que queden bien apretadas. Enfunda su revólver y la única pistola extra que lleva en ellas y respira hondo para mirar al frente un instante.
"...Tampoco habrá perdón para aquellos que colaboran en su creación o extensión..."Mira al frente pues apoyado sobre las cajas está su viejo chaleco, lo toma, lo lleva al pecho y lo abrocha, lo poco que queda de su chaleco antibalas, destrozado, con las placas al descubierto, llenas de disparos y zarpazos. En los bolsillos de este va metiendo todos sus utensilios.
"...Pues el mal, debe ser erradicado, de forma rápida y eficaz..."Se abrocha el cinturón con los bolsillos para los cargadores, mientras los va guardando y colocando. Se pone un arnés que va por la espalda, para llevar más munición bajo los sobacos en fundas.
Coloca el lanzagranadas a su espalda, el subfusil se lo cuelga al cuello y lo deja descansar un momento, para recoger el rifle de francotirador con sus manos y detenerse a mirarlo un momento.
"...Si fallamos...de no ser así el mal arraigará y continuará extendiéndose sin demora..."
Lo coloca en vertical al otro lado de su espalda, para terminar de asegurar el ninjato tras su cadera en horizontal.
"...Todos acudirán para luchar si es que tienen valor de llamarse hombres..."
Se guarda su navaja favorita y se coloca por encima la ristra de granadas para el lanzador. Se enfunda unos guantes y se coloca algunas protecciones adicionales más, como las rodilleras o coderas, así como antebrazos fabricados con cuero y tachas de acero.
-Si tienes preguntas tendré que responderlas por el camino...-Hace una pausa, mientras recoge las barritas de luz y algunos utensilios más de supervivencia, la mira, mientras rebusca como le ha pedido.
-Estás preparada?...-Respira hondo y frunce el ceño cansado esperando que ella lo siga aburriendo con su lema del superviviente, pero...
-AAAAAAAAGGGGHHHH.....-Un grito se escucha a lo lejos, suena al grito más desesperanzador y atemorizado que se haya escuchado jamás, era el de un hombre joven, como si viniera de algún lugar.
-AYUDAAAAAAAAGGGHhh....-Un segundo grito revela que viene de más abajo, a lo lejos, a lo que Adam solo levanta la vista al frente mirando a la oscuridad. Pues si el primero había sido jodido de digerir el segundo venía acompañado de sonidos grotestcos, pertenecientes a lo que sonaba a una mujer muriendo en agonía.
"…Pero solo unos pocos contarán con la gracia de ser sus campeones y derribar los muros..."
De nuevo el silencio y la lluvia se apoderan del lugar, devolviendo la tensión e incertidumbre a las palabras de Adam. Ya completamente equipado y listo para la misión, con el subfusil en la mano, metiendo la bala en la recámara.
-Bien, porque lo estés o no esto ha empezado...-Mira al cielo un instante pensativo, no tiene ganas, no ha podido dormir bien durante días, solo quiere descansar, pero es otra de esas noches caprichosas.
-Vamos, tenemos que llegar al McDonald's...-Apaga la radio, se la guarda y comienza a caminar despacio, sin usar ninguna luz, esperando que ella vaya usando la linterna a su lado, mientras descansa el arma en sus manos frente a su vientre, no parece alterado, a pesar de la siniestra situación.
-Silencio...-Cierra los ojos un instante, de nuevo solo se escucha el rumor de la lluvia, pasan unos segundos y el hombre abre de nuevo los ojos para mirar a la chica.
-No tenemos mucho tiempo, rebusca entre lo que haya por aquí, nos marchamos...-
Se quita la manta que lleva por encima, dejándola caer sin miedo ninguno. Su torso está desnudo, es un cuadro lleno de tatuajes, que van hasta su cuello y siguen por los brazos hasta las manos. Simbología de la muerte, frases en latín, íconos religiosos como cruces y calaveras. Hay muescas tatuadas, nombres y fechas, parece su propia biblia e infierno tatuadas en su piel, algunos de estos han perdido bastante color y fuerza, además muchos están estropeados por las cicatrices que han quedado tras tantos años de batalla y heridas.
Sobre este se coloca una camiseta negra de manga larga limpia. Recoge unos pantalones azules oscuros que hay cerca, de esos que solía usar la policía antidisturbios y se los pone, no lleva ropa interior, pero si tatuajes por todas las piernas, desde la cadera hasta los dedos de los pies, no parece una persona real. No está preocupado por ningún pudor o civismo, está concentrado en su tarea.
"No habrá piedad para los monstruos o los demonios..." Sobre sus pierna pone las pistoleras, a un lado de cada muslo, asegurándose de que queden bien apretadas. Enfunda su revólver y la única pistola extra que lleva en ellas y respira hondo para mirar al frente un instante.
"...Tampoco habrá perdón para aquellos que colaboran en su creación o extensión..."Mira al frente pues apoyado sobre las cajas está su viejo chaleco, lo toma, lo lleva al pecho y lo abrocha, lo poco que queda de su chaleco antibalas, destrozado, con las placas al descubierto, llenas de disparos y zarpazos. En los bolsillos de este va metiendo todos sus utensilios.
"...Pues el mal, debe ser erradicado, de forma rápida y eficaz..."Se abrocha el cinturón con los bolsillos para los cargadores, mientras los va guardando y colocando. Se pone un arnés que va por la espalda, para llevar más munición bajo los sobacos en fundas.
Coloca el lanzagranadas a su espalda, el subfusil se lo cuelga al cuello y lo deja descansar un momento, para recoger el rifle de francotirador con sus manos y detenerse a mirarlo un momento.
"...Si fallamos...de no ser así el mal arraigará y continuará extendiéndose sin demora..."
Lo coloca en vertical al otro lado de su espalda, para terminar de asegurar el ninjato tras su cadera en horizontal.
"...Todos acudirán para luchar si es que tienen valor de llamarse hombres..."
Se guarda su navaja favorita y se coloca por encima la ristra de granadas para el lanzador. Se enfunda unos guantes y se coloca algunas protecciones adicionales más, como las rodilleras o coderas, así como antebrazos fabricados con cuero y tachas de acero.
-Si tienes preguntas tendré que responderlas por el camino...-Hace una pausa, mientras recoge las barritas de luz y algunos utensilios más de supervivencia, la mira, mientras rebusca como le ha pedido.
-Estás preparada?...-Respira hondo y frunce el ceño cansado esperando que ella lo siga aburriendo con su lema del superviviente, pero...
-AAAAAAAAGGGGHHHH.....-Un grito se escucha a lo lejos, suena al grito más desesperanzador y atemorizado que se haya escuchado jamás, era el de un hombre joven, como si viniera de algún lugar.
-AYUDAAAAAAAAGGGHhh....-Un segundo grito revela que viene de más abajo, a lo lejos, a lo que Adam solo levanta la vista al frente mirando a la oscuridad. Pues si el primero había sido jodido de digerir el segundo venía acompañado de sonidos grotestcos, pertenecientes a lo que sonaba a una mujer muriendo en agonía.
"…Pero solo unos pocos contarán con la gracia de ser sus campeones y derribar los muros..."
De nuevo el silencio y la lluvia se apoderan del lugar, devolviendo la tensión e incertidumbre a las palabras de Adam. Ya completamente equipado y listo para la misión, con el subfusil en la mano, metiendo la bala en la recámara.
-Bien, porque lo estés o no esto ha empezado...-Mira al cielo un instante pensativo, no tiene ganas, no ha podido dormir bien durante días, solo quiere descansar, pero es otra de esas noches caprichosas.
-Vamos, tenemos que llegar al McDonald's...-Apaga la radio, se la guarda y comienza a caminar despacio, sin usar ninguna luz, esperando que ella vaya usando la linterna a su lado, mientras descansa el arma en sus manos frente a su vientre, no parece alterado, a pesar de la siniestra situación.
Respiro hondo y cierro los ojos cuando me manda a callar, sorprendida cuando dice que nos vamos, en plural. Tenía las palabras perfectas en la punta de la lengua cuando se quita la manta y veo su cara clara por primera vez. -Hay que joderse…- me rio en mi interior, porque al final sí que era un loco, pero uno que conocía bastante. Y por más que me molestase, uno en el que creía que podía confiar. Si hubiera sabido de donde venía la primera advertencia quizá no hubiera dudado en salir de allí, pero ahora estaba hecho.
-¿Qué has oído?- pregunto metiéndome en la zona con las cajas de madera, esperando una respuesta que sabía podía no llegar. Mientras rebuscaba él se preparaba en plan “corre por tu vida”. Claro que no había tiempo en su cabeza para explicarme que pasaba. Yo no había escuchado nada, hasta que lo oí y ese sonido y el siguiente podían helar la sangre. -Es que tenías que llamarlos, ¿verdad?- atino a tomar lo más cercano, que resulta ser una barra de hierro y lo miro, luego a mi misma un segundo antes de suspirar -Creo que da igual si lo estoy o no, ¿He?- digo extendiendo un segundo los brazos para que pueda ver lo poco que llevo a comparación suya. Lógicamente no estaba preparada para nada y a diferencia de lo que había dicho en un principio, no me iba a ir.
-Al McDonald's será…- Con esa frase tan familiar, pero que no había pronunciado en años me pongo en marcha, caminando a su lado e iluminando el camino. Había tantas bromas que podía hacer con estar allí, pero no tenía ganas de ninguna. El no saber lo que era eso hacía que mi cerebro se embotara y las posibilidades se arremolinaran en mi mente de manera aterradora. Ya no tenía importancia siquiera el que siga sin reconocerme.
Preparándome para lo peor rebusco en el bolsillo de la mochila, sin soltar la barra hasta dar con mi tesoro. Intentando hacer el menor ruido posible abro el envoltorio y parto el chocolate a la mitad, engulléndolo antes de acercarme a Adam y tenderle el resto-No me mires así. Sé que no es el momento de comer, pero ayudara- no era una hamburguesa grasienta, y no había planeado saborearlo de un bocado. Pero oído lo que sonaba y el modo batalla en el que estaba él, cualquier pizpita de energía que pudiera darnos vendría bien. Aunque sea momentáneamente con el cansancio.
Mirando el lugar veo la reja del restaurante aún arriba -Si pudiéramos bajar esto… nos daría un poco de tiempo para llegar a la zona de personal…- murmullo, porque claramente y con mis armas, quería correr. Éramos un par jodida-mente buenos, uno queriendo huir y el otro dando todas las señales de querer quedarse.
Cuando el sonido empezó a acercarse y ya estaba segura de que venía en nuestra dirección tome una larga respiración. - ¿Tienes algún plan que compartir?- porque parados allí parecíamos comida para recoger y con los gruñidos que esa cosa soltaba estaba segura de que no era uno de los inofensivos que tanto me gustaban.
-¿Qué has oído?- pregunto metiéndome en la zona con las cajas de madera, esperando una respuesta que sabía podía no llegar. Mientras rebuscaba él se preparaba en plan “corre por tu vida”. Claro que no había tiempo en su cabeza para explicarme que pasaba. Yo no había escuchado nada, hasta que lo oí y ese sonido y el siguiente podían helar la sangre. -Es que tenías que llamarlos, ¿verdad?- atino a tomar lo más cercano, que resulta ser una barra de hierro y lo miro, luego a mi misma un segundo antes de suspirar -Creo que da igual si lo estoy o no, ¿He?- digo extendiendo un segundo los brazos para que pueda ver lo poco que llevo a comparación suya. Lógicamente no estaba preparada para nada y a diferencia de lo que había dicho en un principio, no me iba a ir.
-Al McDonald's será…- Con esa frase tan familiar, pero que no había pronunciado en años me pongo en marcha, caminando a su lado e iluminando el camino. Había tantas bromas que podía hacer con estar allí, pero no tenía ganas de ninguna. El no saber lo que era eso hacía que mi cerebro se embotara y las posibilidades se arremolinaran en mi mente de manera aterradora. Ya no tenía importancia siquiera el que siga sin reconocerme.
Preparándome para lo peor rebusco en el bolsillo de la mochila, sin soltar la barra hasta dar con mi tesoro. Intentando hacer el menor ruido posible abro el envoltorio y parto el chocolate a la mitad, engulléndolo antes de acercarme a Adam y tenderle el resto-No me mires así. Sé que no es el momento de comer, pero ayudara- no era una hamburguesa grasienta, y no había planeado saborearlo de un bocado. Pero oído lo que sonaba y el modo batalla en el que estaba él, cualquier pizpita de energía que pudiera darnos vendría bien. Aunque sea momentáneamente con el cansancio.
Mirando el lugar veo la reja del restaurante aún arriba -Si pudiéramos bajar esto… nos daría un poco de tiempo para llegar a la zona de personal…- murmullo, porque claramente y con mis armas, quería correr. Éramos un par jodida-mente buenos, uno queriendo huir y el otro dando todas las señales de querer quedarse.
Cuando el sonido empezó a acercarse y ya estaba segura de que venía en nuestra dirección tome una larga respiración. - ¿Tienes algún plan que compartir?- porque parados allí parecíamos comida para recoger y con los gruñidos que esa cosa soltaba estaba segura de que no era uno de los inofensivos que tanto me gustaban.
Con paso firme avanza por el centro del lugar, no parece nervioso, pero si decidido, parece conocer el camino ya que no hay el menor signo de duda en su rumbo, con la cabeza bien alta y mirando a su alrededor.
-No gracias...-Niega con la cabeza, no se esperaba tanta amabilidad de un superviviente a estas alturas, lo cual le sorprende y se queda mirando a la chica unos instantes.
-No importan las rejas, no te preocupes por el ritmo de los zombies, no entrarán, estamos buscando un tesoro...-Le guiña un ojo, incapaz de recordar en ese momento quien es.
Lo piensa durante un instante, al tiempo que espera que ella alumbre delante de él, parado cerca de una antigua tienda de ropa. La forma en la que camina le suena, también cuando se sobresalta aunque intente ocultarlo, pero no reconoce esa amabilidad, no le cuadra con nadie, sigue inmerso en la situación, no hay mayor tiempo para pensar en nada más para él ahora mismo.
Gracias a la luz que va alumbrando su camino, Adam le señala el fondo, hacía la cocina, mirando a su alrededor, solo hay caos.
Hace tiempo que no se cuida el lugar no cabe duda, presa del polvo y la humedad. No hay cuerpos ni restos, sin embargo el suelo hacia la cocina está impoluto, empieza a hacerse cada vez más fuerte el olor a lejía y otros químicos. Aun hay cajas descoloridas alrededor, restos de comida, incluso insectos, todos mezclados en ese cocktail de mal olor que proviene del fondo, atravesando la dichosa cocina.
En el centro de la habitación se detiene.
-Espera...-Mira de nuevo a su alrededor un momento-...Crees que te ha podido seguir alguien?...-Se pone de frente a ella, aunque gira la cabeza en dirección al jaleo, esa dirección, viene de más allá del "fortín" de Adam.
- OFF:
Dado enemigos -> 1 Majini salvaje apareció.
Dado números 123 -> 1 enemigo del tipo que salga 456 -> 2 enemigos 789-> 3 enemigos 10 -> No aparece nadie
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Quizás había sido mi error invitar a Adam a un trozo de chocolatina y de no ser por la situación me reiría de su expresión. En su lugar me encojo de hombros y me llevo el último trozo de dulce a la boca. -Estás completamente pirado- solo entendía ese guiño si el tesoro eran nuestras vidas. Igual, paso de ponerme a intentar descifrarlo, más preocupada por los gritos.
Vuelvo a intentar controlar mi respiración, ya casi como un hábito, y me centro en mi tarea de alumbrar el camino. La poca iluminación que había en la zona más amplia iba disminuyendo con cada paso que dábamos, así que seguí alumbrando sus pasos. Un poco estúpido, porque es él quien parece tener muy claro a donde vamos. Es entonces cuando huelo la cocina mucho antes de verla. Entre un hospital limpio y un basurero y con el continuo zumbido de las moscas que rivaliza con la lluvia -“ amigo! Ahora sé porque no querías comer”- eso era trampa.
Estaba tan metida en mis pensamientos y en mirar el lugar que cuando nos hace parar doy un pequeño respingo asustada. Antes de dirigirle la mirada y responderle -No soy yo a la que persiguen los monstruos- suelto con cierto retintín. Era él el que parecía tener una diana en la espalda. No podía decir que nunca me pasara sin el cerca, pero las probabilidades crecían como la espuma. -No, no creo que nadie me siguiera hasta aquí- aclaro, por si las dudas y “por lo menos hoy" para mí.
Cuando llegamos a la cocina me acerco a un mostrador, apoyando la espalda para seguir mirándolo mientras hago malabares para sacar las balas que había tomado y recargar la pistola. -Si me vieras ahora, papá… te reirías- o lo más probable, me la arrebataría de las manos para hacerlo él con más rapidez. Pero eso no era lo que contaba, sino que estuviera cargada y saber donde estaba el gatillo.
-Quizá es que…- estaba intentando hacerle la misma pregunta cuando el ruido me calla en seco. Como si fuéramos espejos mi cara se gira en la misma dirección que la suya. Ahí volvía a estar, el sonido sin poder pasar desapercibido viniendo de la misma dirección donde estábamos hacía escasos minutos. Fuese lo que fuese, no se movía lento y la cocina apestosa era nuestra nueva base.
Lo que tenían los burgers diferente a los restaurantes era que, en la mayoría, desde la cocina podías ver la sala de clientes. Lo que significaba que teníamos que tener una vista clara de lo que estaba pasando delante. Atravesando la baranda, pasando por el mostrador, allí estaban. Eran sombras y a decir verdad, me daba pavor apuntar con la linterna.
-Tú mismo has dicho que no queda nada por saquear. Entonces, ¿por qué estamos atrincherándonos en una cocina en lugar de intentar salir de aquí?- esa era mi pregunta y antes de que pudiera decir nada intente mira a los lados por algo que fuera de utilidad. Tenía que darle un punto, porque antes que una tienda de ropa, una cocina tenía bastantes cosas con las que jugar, si alguien las había pasado por alto. -Esas cosas se acercan y si no hacemos algo, me da que voy a ser tú linterna personal o no vamos a ver ninguna de los dos nada de nada
Vuelvo a intentar controlar mi respiración, ya casi como un hábito, y me centro en mi tarea de alumbrar el camino. La poca iluminación que había en la zona más amplia iba disminuyendo con cada paso que dábamos, así que seguí alumbrando sus pasos. Un poco estúpido, porque es él quien parece tener muy claro a donde vamos. Es entonces cuando huelo la cocina mucho antes de verla. Entre un hospital limpio y un basurero y con el continuo zumbido de las moscas que rivaliza con la lluvia -“ amigo! Ahora sé porque no querías comer”- eso era trampa.
Estaba tan metida en mis pensamientos y en mirar el lugar que cuando nos hace parar doy un pequeño respingo asustada. Antes de dirigirle la mirada y responderle -No soy yo a la que persiguen los monstruos- suelto con cierto retintín. Era él el que parecía tener una diana en la espalda. No podía decir que nunca me pasara sin el cerca, pero las probabilidades crecían como la espuma. -No, no creo que nadie me siguiera hasta aquí- aclaro, por si las dudas y “por lo menos hoy" para mí.
Cuando llegamos a la cocina me acerco a un mostrador, apoyando la espalda para seguir mirándolo mientras hago malabares para sacar las balas que había tomado y recargar la pistola. -Si me vieras ahora, papá… te reirías- o lo más probable, me la arrebataría de las manos para hacerlo él con más rapidez. Pero eso no era lo que contaba, sino que estuviera cargada y saber donde estaba el gatillo.
-Quizá es que…- estaba intentando hacerle la misma pregunta cuando el ruido me calla en seco. Como si fuéramos espejos mi cara se gira en la misma dirección que la suya. Ahí volvía a estar, el sonido sin poder pasar desapercibido viniendo de la misma dirección donde estábamos hacía escasos minutos. Fuese lo que fuese, no se movía lento y la cocina apestosa era nuestra nueva base.
Lo que tenían los burgers diferente a los restaurantes era que, en la mayoría, desde la cocina podías ver la sala de clientes. Lo que significaba que teníamos que tener una vista clara de lo que estaba pasando delante. Atravesando la baranda, pasando por el mostrador, allí estaban. Eran sombras y a decir verdad, me daba pavor apuntar con la linterna.
-Tú mismo has dicho que no queda nada por saquear. Entonces, ¿por qué estamos atrincherándonos en una cocina en lugar de intentar salir de aquí?- esa era mi pregunta y antes de que pudiera decir nada intente mira a los lados por algo que fuera de utilidad. Tenía que darle un punto, porque antes que una tienda de ropa, una cocina tenía bastantes cosas con las que jugar, si alguien las había pasado por alto. -Esas cosas se acercan y si no hacemos algo, me da que voy a ser tú linterna personal o no vamos a ver ninguna de los dos nada de nada
No hace mucho caso en general cuando le dicen que está loco o similares y esta vez no parece distinto, solo cuando consiguen tocarle la moral suele seguir el juego, pero por lo serio que está no parece estar para juegos.
La escucha atentamente cuando le responde, además de devolverle la mirada, una cansada y aburrida, aun así al final se esboza una ligera sonrisa en su rostro, de tranquilidad, al ver que aun conserva la capacidad de pensar y hacer chistes.
-¿Estás segura?-Responde automáticamente al verla como se queda pensando por un instante.
-Que?...-Pregunta cortándola cuando empieza a divagar, aunque ve como esta se acerca por el lugar fijándose en él para terminar pasando la barra, es entonces que saca el arma y con unos pocos pasos sin dejar de mirarla acorta la distancia entre ambos.
Mientras ella habla él pasa de largo a su lado y se sigue metiendo hacía la cocina, al fondo hay una puerta de acero inoxidable, sucia y manchada, las manchas parecen recientes y precisamente destacan porque el suelo está limpio hasta ese lugar, más allá de la cámara es un misterio lo que se encuentra.
-Por aquí, alumbra la puerta...-Es todo lo que le responde a su nueva portadora de luz personal e intransferible.
Al estar cerca de estar la abre y da un paso atrás sin más, apuntando con el subfusil con la otra, pero para su sorpresa no hay nadie dentro y al fijarse en la maneta tampoco hay signos de que la hayan intentado abrir, más bien parecen haber chocado con ella inútilmente.
-Métete en la cámara frigorífica...-Le dice sin darse la vuelta al principio, para luego darse la vuelta y volver a acercarse a ella despacio.
-Ahora mismo es nuestra mejor opción...-Cuando está a punto de quedar a su lado, de las sombras salta un zombie con la mandíbula abierta en cuatro partes, sacando una extraña lengua, desesperado por llevarse su bocadito. Es un hombre de mediana edad, vestido con ropas muy dañadas y llenas de polvo, parece llevar mucho tiempo allí.
Por puro instinto, Adam da un paso atrás y le dispara 3 veces, una en una pierna, otra en el pecho y la última trata de acertarle en la cabeza, con el subfusil. Todo sucede extremadamente deprisa al inicio, con el sonido silenciado por el arma del primer disparo...El arma se atasca para la sorpresa de Adam quien con su rostro se queda mirando el subfusil un momento.
-En serio, ¿Esto es alguna clase de broma?...-Trata de no levantar la voz a pesar de su enfado y niega con la cabeza.
El golpe contra el suelo le revela una realidad aún más triste, salvado por un tropezón con la pata de una silla o una mesa vete a saber, el zombie cae justo delante de sus pies, lo cual aun eleva más si puede su gesto de sorpresa, a lo que simplemente baja el arma apunta a su cabeza y dispara. Habría sido demasiado fácil.
La criatura se revuelca hacía la chica rodando por el suelo pudiendo lograr así que igual se asuste y se meta en la cámara o le dispare al no-muerto, cualquiera de las dos le vale ahora mismo.
Un tercer disparo calculado, impacta en la pierna del bicho, haciéndolo tropezar y caer antes de llegar a ella, haciendo que este se levante de golpe y salte contra Adam quien se echa a un lado dejando que se estampe contra la barra y se va acercando hacía la cámara frigorífica.
-No tenemos tiempo que perder, busca ahí dentro la otra puerta la lateral...-Apunta con el arma en dirección a su enemigo por si este decidiera seguir atacándoles, lo cual es lo más seguro en este momento.
- OFF:
BalioN
[PA 19/60] [PV 70/70]
⌂ Subfusil MPX (Sig Sauer MPX 9x19 parabellum){Capacidad de 30 balas}:[Daño: 25 x bala]
x Silenciador.
Majini
A4 D3 CF 3'5 D12 [PA 5/30] [35/35 PV]
Dado 1 Armas Ligeras 5 + 0 = 5 (Fallo automático)
Dado 2 Armas Ligeras 5 + 2 = 7 (Fallo)
Dado 3 Armas Ligera 5 + 4 = 9 (Éxito)
Dado 4 Defensa Majini 3 + 0 (Fallo automático)
Dado 5 Defensa Majini 3 + 6 = 9 (Éxito)
Dado 6 Defensa Majini 3 + 3 = 6 (Fallo)
(En caso de no abatirlo se aplican las tiradas de abajo)
Dado 7 Ataque Majini 4 + 1 = 5 (Fallo)
Dado 8 Defensa BalioN 6 + 7 = 13 (Éxito)
Dado 9 Mecánica para desatascar el arma 3 + 6 = 9 (Dif 6) (Éxito)
El miembro 'BalioN' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Números' :
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#2 'Números' :
#2 Resultados :
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#3 'Números' :
#3 Resultados :
#1 'Números' :
#1 Resultados :
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#2 'Números' :
#2 Resultados :
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#3 'Números' :
#3 Resultados :
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
-¿Pero como diablos, hombre?- no podía entender como podía aparentar estar tan tranquilo y aburrido de la situación y que mi corazón cada vez latiera más rápido con la incertidumbre. Pensar en cuanto había que pasar para llegar a ese punto me daba escalofríos y es por eso que mi primera táctica casi siempre era intentar salir corriendo. Él parecía que se mantendría en pie sea lo que fuese que venía. Tenía que admitir, que eso daba un plus de confianza sobre no morir hoy, pero nunca se sabía.
Lo que no era alentador era el hecho de que cuando yo hablo -y es que lo necesito para tranquilizarme- él pareciera pasar de largo. -Tipo de pocas palabras, perfecto. Lo entiendo- pero igual hago una mueca de frustración antes de saltar en su dirección y alumbrar allá donde me indica. -Sí, señor…- bromeo, pero es antes de ver las manchas en la puerta, fuera de lugar en el sitio limpio.
No niego que siento un poco de reticencia incluso puede que retroceda unos centímetros al verlo abrirla. Aun si el este apuntando al interior. Cuando alumbro al vacío empiezo a acercarme antes de parar en seco y mirarlo directamente -¿Perdón?- me quejo -¿Es que pensaba encerrarme ahí dentro?- no puedo no pensarlo y se nota la sorpresa en mi cara. Hasta que dice que es nuestra mejor opción.
Pienso un momento, sin ninguna alternativa real mientras más me acerco a la puerta. Es entonces cuando todo explota.
El sonido me hace retroceder, perdiéndome de lo que pasa hasta que me centro y observo asqueada al vampiro de película que está intentando matar a mi momentáneo compañero -No me jodas- no puedo quitar la vista de esa “boca” por unos segundos y lo que pasa después.
Todo pareció un borrón en el tiempo, el sonido de los disparos alertan mi corazón que empieza a correr, si Adam habla, no lo escucho cuando veo aquella cosa girarse en mi dirección.
Al parecer eso era lo que necesitaba, mi sistema se resetea de la sorpresa. En cuanto Adam lo molesta y salta indignado hacia él una vez más aprovecho para apuntar y disparar. Dos veces, sin ser mi intención, una en la cabeza y otra en el pecho.
No tengo tiempo para deprimirme por no darle a esa cosa, por lo menos tengo que pensar que con suerte la distracción si le da tiempo a Adam de hacer algo mejor. Y como dijo él, corro al interior de la cámara en busca de esa siguiente puerta. Repasando el lugar con la linterna a toda velocidad hasta dar con ella u prácticamente estrellarme con un ruido sordo contra el acero inoxidable.
Con una mano sobre la linterna y la otra en el arma intento abrirla. Un tirón, un empujón, dos empujones. Fuerzo el pomo con la mano de la linterna y en la última lanzo todo mi peso contra ella. Acabo del otro lado, en el suelo, pero por lo menos el paso está abierto.
Otro aullido hace que me apure en comprobar si estoy sola antes de chillarle a Adam, esperando que me siga y me diga donde estamos. Luego le preguntaría como sabía de esa puerta -vámonos de aquí de una puta vez!
Lo que no era alentador era el hecho de que cuando yo hablo -y es que lo necesito para tranquilizarme- él pareciera pasar de largo. -Tipo de pocas palabras, perfecto. Lo entiendo- pero igual hago una mueca de frustración antes de saltar en su dirección y alumbrar allá donde me indica. -Sí, señor…- bromeo, pero es antes de ver las manchas en la puerta, fuera de lugar en el sitio limpio.
No niego que siento un poco de reticencia incluso puede que retroceda unos centímetros al verlo abrirla. Aun si el este apuntando al interior. Cuando alumbro al vacío empiezo a acercarme antes de parar en seco y mirarlo directamente -¿Perdón?- me quejo -¿Es que pensaba encerrarme ahí dentro?- no puedo no pensarlo y se nota la sorpresa en mi cara. Hasta que dice que es nuestra mejor opción.
Pienso un momento, sin ninguna alternativa real mientras más me acerco a la puerta. Es entonces cuando todo explota.
El sonido me hace retroceder, perdiéndome de lo que pasa hasta que me centro y observo asqueada al vampiro de película que está intentando matar a mi momentáneo compañero -No me jodas- no puedo quitar la vista de esa “boca” por unos segundos y lo que pasa después.
Todo pareció un borrón en el tiempo, el sonido de los disparos alertan mi corazón que empieza a correr, si Adam habla, no lo escucho cuando veo aquella cosa girarse en mi dirección.
Al parecer eso era lo que necesitaba, mi sistema se resetea de la sorpresa. En cuanto Adam lo molesta y salta indignado hacia él una vez más aprovecho para apuntar y disparar. Dos veces, sin ser mi intención, una en la cabeza y otra en el pecho.
No tengo tiempo para deprimirme por no darle a esa cosa, por lo menos tengo que pensar que con suerte la distracción si le da tiempo a Adam de hacer algo mejor. Y como dijo él, corro al interior de la cámara en busca de esa siguiente puerta. Repasando el lugar con la linterna a toda velocidad hasta dar con ella u prácticamente estrellarme con un ruido sordo contra el acero inoxidable.
Con una mano sobre la linterna y la otra en el arma intento abrirla. Un tirón, un empujón, dos empujones. Fuerzo el pomo con la mano de la linterna y en la última lanzo todo mi peso contra ella. Acabo del otro lado, en el suelo, pero por lo menos el paso está abierto.
Otro aullido hace que me apure en comprobar si estoy sola antes de chillarle a Adam, esperando que me siga y me diga donde estamos. Luego le preguntaría como sabía de esa puerta -vámonos de aquí de una puta vez!
- DADOS off:
Mía:
Disparo 1: 2+3=5
Disparo 2: 2+4=6
Majini:
Defensa 1: 3+7=10
Defensa 2: 3+2=5
Munición malgástala x2
El miembro 'Mía Kowalski' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Números' :
#1 Resultados :
--------------------------------
#2 'Números' :
#2 Resultados :
#1 'Números' :
#1 Resultados :
--------------------------------
#2 'Números' :
#2 Resultados :
Todo pasa rápido, muy rápido, pero sale a pedir de boca, al menos eso es lo que el cree, al acercarse al cuerpo del Majini, en el suelo, quien intenta revolverse para seguir en su ataque, no bastante, apuntándole directamente a la cabeza, de un silenciado único y sordo disparo, termina por eliminarlo de una vez por todas. Mira a su alrededor, observando la puerta abierta, con una sonrisa, aliviado, camina en esa dirección, justo antes de desaparecer tira de la puerta y cierra de golpe tras de sí, ocultando su rastro a criaturas no inteligentes.
Una vez dentro, saca una barrita de luz, la dobla y enciende, la usa para moverse entre la oscuridad hasta acercarse a ella, cuando lo hace le tapa la boca de golpe en la quietud del gran pasillo. No la deja elevar la voz mucho más y con la luz extiende la mano señalando a su alrededor, está el lugar lleno de cadáveres de zombies, a la derecha, el otro acceso a la parte trasera del restaurante, está bloqueado, por cajas, escombros y sabe dios que más.
-Iremos despacio, sin hacer ruido y sin buscar problemas, no te pares, no dudes...-Le comenta mirando hacía adelante en todo momento.
-...No dispares, es momento de poner nuestra paciencia a prueba...Mía...-Destapa su boca y con el mismo movimiento se pone en marcha caminando con calma, sosteniendo la barrita de luz para poder ver por el camino.
Las paredes de la trastienda son blancas, eran blancas, ahora están sucias, viejas y estropeadas, pero más importante, hay símbolos cardinales de ocho puntas pintados por todas partes, incluso entre algunos cadáveres, lo llevan pintados en su frente, algo que parece importarle poco a Adam, quien camina, suave pero decidido, para tratar de hacer el menor ruido posible. O bien porque ya lo sabía o porque no le importa lo más mínimo.
- OFF:
"Adam Intenta rematar al Majini herido también por los disparos de Mía y cerrar la puerta de la cámara tras de sí para despistar a los posibles atacantes, ahora si, atraídos por los disparos en crudo del arma de la hermana de Kowalski, de no lograrlo, trataría de zafarse de él y cerrar la puerta igualmente para ganar el mayor tiempo posible igualmente."
BalioN
[PA 19/60] [PV 70/70]
⌂ Subfusil MPX (Sig Sauer MPX 9x19 parabellum){Capacidad de 30(25 actualmente) balas}:[Daño: 25 x bala]
x Silenciador.
Majini
A4 D3 CF 3'5 D12[PA 0/30][-1/35 PV] [Muerto]
Armas ligeras 5 + 10 = 15 (Éxito crítico)
Armas ligeras 5 + 0 = (Fallo automático)
Defensa Majini 3 + 8 ( Fallo) [Recibe 25 PV y muere quedando a -1]
Defensa Majini 3 + 6 (Fallo automático) (Está muerto)(En caso de fallar los disparos)
Defensa Adam 6 +
Defensa Adam 6 +
Ataque Majini 4 +
Ataque Majini 4 +
El miembro 'BalioN' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Números' :
#1 Resultados :
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#2 'Números' :
#2 Resultados :
#1 'Números' :
#1 Resultados :
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#2 'Números' :
#2 Resultados :
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Quería que me calle, entendido, Perfecto… porque la visión de los cadáveres frente a mi ya habían acallado todo en mí y también era la razón de que casi me matara del susto al llegar por detrás y taparme la boca.
Cuando el se pone a andar asiento a sus palabras, girándome un segundo antes de seguirlo. Tengo que recordarme a mi misma callarme, porque la curiosidad y el yuyu empiezan a quemarme la garganta y no por el ambiente cargado de muerte, sino por el rollito a secta que marca el lugar con tanto símbolo por todos lados.
Cuando me canso, muy rápido de intentar darle a aquello una explicación desvió la mirada a la “salida! Amurallada a la que nos dirigimos. Esperando a seguir respirando y estar a salvo para hacer las preguntas que tengo en la cabeza y seguramente no tengan respuesta.
Cuando el se pone a andar asiento a sus palabras, girándome un segundo antes de seguirlo. Tengo que recordarme a mi misma callarme, porque la curiosidad y el yuyu empiezan a quemarme la garganta y no por el ambiente cargado de muerte, sino por el rollito a secta que marca el lugar con tanto símbolo por todos lados.
Cuando me canso, muy rápido de intentar darle a aquello una explicación desvió la mirada a la “salida! Amurallada a la que nos dirigimos. Esperando a seguir respirando y estar a salvo para hacer las preguntas que tengo en la cabeza y seguramente no tengan respuesta.
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