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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Algo de luz al final del túnel [Libre]
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02 de mayo de 2016.
CALIFORNIA.
El astro rey relucía con fuerza mientras que la barca recorría el pequeño lago en dirección de esa isla que se situaba en el centro. Había estado observando sus alrededores y solo se veía un pequeño bosque y una casa en medio. Seguramente aquella edificación pertenecía a algún ricachón y la casa parecía el lugar perfecto para refugiarse.
De haber caminantes no serían demasiados y seguramente habría comida o tal vez no y estaba perdiendo el día. Aquel lugar parecía un buen refugio para pasar incluso un tiempo y por ello se acercaría, total, no tenía nada mejor que hacer o perder. Alice llevaba las últimas semanas perdida en el bosque y casi sin provisiones.
El sol le daba de lleno en la cara, una sensación cálida recorría su cuerpo, era agradable tras los últimos días, en los que la joven había pasado bastante frío. Pero por fin se acercaba el verano, dejando atrás un invierno que había sido terrible. Hambre, frío, sin apenas comida, sin medicinas... en pleno diciembre creyó que se moría por culpa de un resfriado que pasó horrible.
Una brisa cálida rozaba su piel, pese al remanente helado de la madrugada que aún flotaba en el aire, era temprano aún, el sol llevaba pocas horas asomado. Remaba con fuerza y aunque estaba agotada continuó, le quedaba muy poco para llegar al muelle. Desde su posición comenzó a distinguir mejor la fachada de la casa. Sentía el sudor caer sobre su frente, se limpió con la manga de la chaqueta y dejó que el bote llegase por fin hasta el pequeño embarcadero.
Los tablones estaban muy desgastados, por ello avanzó rápidamente hasta pisar tierra firme, temía que pudiera caerse. Un camino uniforme, lleno de malas hierbas por culpa del tiempo ascendía adentrandose entre los árboles hacia la enorme casa que se ubicaba en el centro de la isla. Se armó de valor y comenzó a recorrer aquel camino, atenta en todo momento ante cualquier posible ruido. No moriría en aquel lugar.
Se deshizo de cuatro cadáveres, al parecer allí se refugió una familia. Pero no les salió bien, encontró los cuerpos en el sótano, se habían pegado un tiro. Decidió taparlos con unas sábanas y volvió arriba cerrando bien aquella puerta, pues el olor era insoportable. Había acertado en viajar a aquella casa, en la despensa había comida y el lugar en sí parecía bastante seguro. Abrió todas las ventanas para que se airease todo y por primera vez en mucho tiempo se sintió a salvo. Puede que más tarde enterrase a los cuerpos, todo si terminaba de convencerse ante la idea de quedarse allí unos días.
Acabó finalmente por comer algo y luego bajó a la orilla. Se acercó a unas rocas, miró a su alrededor y sonrió negando. En aquella isla no había nadie más, cuatro cadáveres y ella. Ya se había asegurado, pues la isla era muy pequeña. Terminó por desnudarse y se lanzó a las profundidades del lago. El agua estaba helada, pero era algo que necesitaba. Ya no se trataba del baño, que también, sino de ese momento de calma y de paz después de los últimos meses. Estaba tan sola y perdida, que tenía miedo de lo que pudiera pasar al día siguiente, así que si podía disfrutar de algo, sería mejor hacerlo. Había sido un invierno tan difícil... y por fin comenzaba a ver la luz.
Alice se dejaba llevar por el agua, se hundía en esta y nadaba con calma. No se alejaba de la orilla, cerca del embarcadero, se quedó allí un rato, con los ojos cerrados, flotando en agua y no pensando en absolutamente nada. Hasta que algo de tiró de ella hacia el fondo, su grito se ahogó en el agua, acallado por el rumor de los chapoteos cuando trató de ascender.
CALIFORNIA.
El astro rey relucía con fuerza mientras que la barca recorría el pequeño lago en dirección de esa isla que se situaba en el centro. Había estado observando sus alrededores y solo se veía un pequeño bosque y una casa en medio. Seguramente aquella edificación pertenecía a algún ricachón y la casa parecía el lugar perfecto para refugiarse.
De haber caminantes no serían demasiados y seguramente habría comida o tal vez no y estaba perdiendo el día. Aquel lugar parecía un buen refugio para pasar incluso un tiempo y por ello se acercaría, total, no tenía nada mejor que hacer o perder. Alice llevaba las últimas semanas perdida en el bosque y casi sin provisiones.
El sol le daba de lleno en la cara, una sensación cálida recorría su cuerpo, era agradable tras los últimos días, en los que la joven había pasado bastante frío. Pero por fin se acercaba el verano, dejando atrás un invierno que había sido terrible. Hambre, frío, sin apenas comida, sin medicinas... en pleno diciembre creyó que se moría por culpa de un resfriado que pasó horrible.
Una brisa cálida rozaba su piel, pese al remanente helado de la madrugada que aún flotaba en el aire, era temprano aún, el sol llevaba pocas horas asomado. Remaba con fuerza y aunque estaba agotada continuó, le quedaba muy poco para llegar al muelle. Desde su posición comenzó a distinguir mejor la fachada de la casa. Sentía el sudor caer sobre su frente, se limpió con la manga de la chaqueta y dejó que el bote llegase por fin hasta el pequeño embarcadero.
Los tablones estaban muy desgastados, por ello avanzó rápidamente hasta pisar tierra firme, temía que pudiera caerse. Un camino uniforme, lleno de malas hierbas por culpa del tiempo ascendía adentrandose entre los árboles hacia la enorme casa que se ubicaba en el centro de la isla. Se armó de valor y comenzó a recorrer aquel camino, atenta en todo momento ante cualquier posible ruido. No moriría en aquel lugar.
Se deshizo de cuatro cadáveres, al parecer allí se refugió una familia. Pero no les salió bien, encontró los cuerpos en el sótano, se habían pegado un tiro. Decidió taparlos con unas sábanas y volvió arriba cerrando bien aquella puerta, pues el olor era insoportable. Había acertado en viajar a aquella casa, en la despensa había comida y el lugar en sí parecía bastante seguro. Abrió todas las ventanas para que se airease todo y por primera vez en mucho tiempo se sintió a salvo. Puede que más tarde enterrase a los cuerpos, todo si terminaba de convencerse ante la idea de quedarse allí unos días.
Acabó finalmente por comer algo y luego bajó a la orilla. Se acercó a unas rocas, miró a su alrededor y sonrió negando. En aquella isla no había nadie más, cuatro cadáveres y ella. Ya se había asegurado, pues la isla era muy pequeña. Terminó por desnudarse y se lanzó a las profundidades del lago. El agua estaba helada, pero era algo que necesitaba. Ya no se trataba del baño, que también, sino de ese momento de calma y de paz después de los últimos meses. Estaba tan sola y perdida, que tenía miedo de lo que pudiera pasar al día siguiente, así que si podía disfrutar de algo, sería mejor hacerlo. Había sido un invierno tan difícil... y por fin comenzaba a ver la luz.
Alice se dejaba llevar por el agua, se hundía en esta y nadaba con calma. No se alejaba de la orilla, cerca del embarcadero, se quedó allí un rato, con los ojos cerrados, flotando en agua y no pensando en absolutamente nada. Hasta que algo de tiró de ella hacia el fondo, su grito se ahogó en el agua, acallado por el rumor de los chapoteos cuando trató de ascender.
Soleado - 12 º C - California - 02 de mayo de 2016 - B.S.O.
— Eh Capi esto es lo último que queda de la lata... — a ella le daba exactamente igual pasar hambre. De hecho llevaba un par de días subsistiendo con un par de chocolatinas, pero ahora se agotaba también la comida de Capi y eso sí que le dolía. El husky devoró y lamió los restos en el cuenco, posteriormente Carmen se puso en pie para limpiar el cubierto en la orilla del lago, suspiró. Llevaba un rato viendo aquella casa en el lago, pero no sabía cómo cruzarlo o si merecería la pena. Se encontraba en el centro de una pequeña isla y algo le decía que acercarse sería interesante. ¿Pero sería de utilidad? Los últimos días no había encontrado absolutamente nada y ahora sí que se encontraban al límite. Ambos estaban sentados en el saliente más cercano a la orilla de en frente. Podrían nadar la distancia sin problema, ¿pero serviría para algo más que llevarse un buen resfriado y un susto?
— Yo qué sé Capi... — suspiró. El perro se había tumbado a su lado, con las patitas delanteras estiradas hacia el frente y la cara apoyada en el suelo. Parecía decaído, como si supiera que se encontraban en apuros. Carmen lo miró de reojo y acarició su cabeza. Había sido un invierno de mierda, todo fuera dicho, pero ahí estaban ellos dos, aguantando como podían. Habían recorrido todo el país, hacia California, huyendo del frío y tal vez eso los había salvado. Nunca creyó que fuera a echar tanto de menos una buena estufa.
— ¡Esto es una...! — no acabó la frase, Capi se levantó rápido como un rayo y corrió hacia la orilla fijándose en un punto en concreto. — ¡-...chica! — exclamó ella siguiendo al perro. Llevaban mucho tiempo sin ver a nadie y ella estaba allí tan tranquila nadando en el agua. Pero claro, no todo parecía a su favor, pues repentinamente, delante de ellos la chica fue arrastrada a las profundidades del lago.
Mierda, mierda, mierda... se decía.
— ¡Capi vamos! — exclamó entonces, arrojando su petate y las botas a un lado. Ya sería mala suerte que pasara alguien más para llevarse las cosas. Comenzó a nadar en dirección a la mujer, portaba nada más que su cuchillo militar en la derecha y avanzaba todo lo rápido que podía hasta el último punto en el que la vio.
— ¡Eh! — gritó. El agua pesaba en sus ropas y la arrastraban al fondo, Carmen se esforzaba por mantenerse arriba, con la respiración agitada se hundió y buceó topándose con la mujer y lo que parecía un zombie que tiraba de ella. La fuerza del agua impedía que se moviera con soltura, pero Carmen fue capaz de llegar hasta el muerto viviente y aprovechando que andaba distraído con la chica, hundió con fuerza el cuchillo en su sien hasta dos veces, mientras luchaba por apartarse a la vez de él. Cuando sintió que dejaba de moverse y volvió a nadar hacia la superficie, a la vez que agarraba del antebrazo a la muchacha para ayudarla a salir.
Carmen pegó una fuerte bocanada de aire, lo primero que vio, tras apartarse el pelo mojado de la cara fue a Capi y respiró aliviada. El husky había nadado hacia la orilla de la isla y ahora se sacudía con fuerza. — ¿Estás bien? — preguntó después buscando a la chica.
OFF: REINICIO MI INVENTARIO CON ESTE ROL. ES DECIR, TODO LO QUE ENCONTRÉ ANTERIORMENTE HAGO COMO SE HA GASTADO DURANTE ESTOS MESES.
— Yo qué sé Capi... — suspiró. El perro se había tumbado a su lado, con las patitas delanteras estiradas hacia el frente y la cara apoyada en el suelo. Parecía decaído, como si supiera que se encontraban en apuros. Carmen lo miró de reojo y acarició su cabeza. Había sido un invierno de mierda, todo fuera dicho, pero ahí estaban ellos dos, aguantando como podían. Habían recorrido todo el país, hacia California, huyendo del frío y tal vez eso los había salvado. Nunca creyó que fuera a echar tanto de menos una buena estufa.
— ¡Esto es una...! — no acabó la frase, Capi se levantó rápido como un rayo y corrió hacia la orilla fijándose en un punto en concreto. — ¡-...chica! — exclamó ella siguiendo al perro. Llevaban mucho tiempo sin ver a nadie y ella estaba allí tan tranquila nadando en el agua. Pero claro, no todo parecía a su favor, pues repentinamente, delante de ellos la chica fue arrastrada a las profundidades del lago.
Mierda, mierda, mierda... se decía.
— ¡Capi vamos! — exclamó entonces, arrojando su petate y las botas a un lado. Ya sería mala suerte que pasara alguien más para llevarse las cosas. Comenzó a nadar en dirección a la mujer, portaba nada más que su cuchillo militar en la derecha y avanzaba todo lo rápido que podía hasta el último punto en el que la vio.
— ¡Eh! — gritó. El agua pesaba en sus ropas y la arrastraban al fondo, Carmen se esforzaba por mantenerse arriba, con la respiración agitada se hundió y buceó topándose con la mujer y lo que parecía un zombie que tiraba de ella. La fuerza del agua impedía que se moviera con soltura, pero Carmen fue capaz de llegar hasta el muerto viviente y aprovechando que andaba distraído con la chica, hundió con fuerza el cuchillo en su sien hasta dos veces, mientras luchaba por apartarse a la vez de él. Cuando sintió que dejaba de moverse y volvió a nadar hacia la superficie, a la vez que agarraba del antebrazo a la muchacha para ayudarla a salir.
Carmen pegó una fuerte bocanada de aire, lo primero que vio, tras apartarse el pelo mojado de la cara fue a Capi y respiró aliviada. El husky había nadado hacia la orilla de la isla y ahora se sacudía con fuerza. — ¿Estás bien? — preguntó después buscando a la chica.
- DADOS:
- 1º Dado: mi ataque - 5 + 4 = 9.
2º Dado: mi defensa - 5 + 7 = 12.
3º Dado: su ataque - 3 + 8 = 11.
4º Dado: su defensa - 2 + 2 = 4.
5º Dado: mi ataque - 5 + 9 = 14.
6º Dado: mi defensa - 5 + 7 = 12.
7º Dado: su ataque - 3 + 8 = 11.
8º Dado: su defensa - 2 + 5 = 7.
Daño del cuchillo militar: 10 + Fuerza (3) = - 13 puntos.
Vida del zombie: 20 - 2x(13) = - 6.
OFF: REINICIO MI INVENTARIO CON ESTE ROL. ES DECIR, TODO LO QUE ENCONTRÉ ANTERIORMENTE HAGO COMO SE HA GASTADO DURANTE ESTOS MESES.
El miembro 'Carmen Ruiz' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
No podía soltarse, de hecho hizo tantos esfuerzos por librarse que comenzó a sentir rápidamente que el aire le faltaba. Se ahogaba, la cabeza le daba vueltas y la desesperación por la falta de aire comenzaba a desaparecer conforme pasaban los minutos y se iba quedando dormida.
Y de golpe sintió que la presión sobre su tobillo desaparecía. Su cuerpo era arrastrado a la superficie y cuando sintió el aire, por fin respiró con fuerza. Tardó un rato en comprender lo que había sucedido y de hecho también tardó en reaccionar. Se mantuvo un momento flotando mientras sentía que la arrastraban hacia la orilla. Cuando por fin pudo recobrar el aliento se movió.
Al llegar a la orilla se fijó en como la mujer trataba de recobrarse, había un perro con ella y Alice gateaba hacia donde había dejado la orilla. No le hacía especial ilusión que la vieran desnuda, aunque tampoco le importaba mucho.
- Gracias - logró decir cayendo sobre el barro, envuelta en la toalla. - Eso ha sido nuevo, la verdad... - no era la primera vez que se bañaba en un lago, pero que la atacaba un zombie submarino... Eso sí era diferente y ya lo último que le faltaba al mundo. Alice estaba, ahora, tirada en el barro, boca arriba, terminando de recobrar el aliento.
Miró de reojo al perro y a la mujer que la había salvado y sonrió ligeramente, pero entonces algo la paralizó cuando vio que ella alzaba el rostro y podía verla mejor.
- ¿Cora? - se le escapó en apenas un hilo de voz. Parecía Cora Valentine, eran sus ojos, sus labios, mismo color de cabello... pero no estaba segura, había pasado mucho tiempo y ella parecía muy diferente.
Y de golpe sintió que la presión sobre su tobillo desaparecía. Su cuerpo era arrastrado a la superficie y cuando sintió el aire, por fin respiró con fuerza. Tardó un rato en comprender lo que había sucedido y de hecho también tardó en reaccionar. Se mantuvo un momento flotando mientras sentía que la arrastraban hacia la orilla. Cuando por fin pudo recobrar el aliento se movió.
Al llegar a la orilla se fijó en como la mujer trataba de recobrarse, había un perro con ella y Alice gateaba hacia donde había dejado la orilla. No le hacía especial ilusión que la vieran desnuda, aunque tampoco le importaba mucho.
- Gracias - logró decir cayendo sobre el barro, envuelta en la toalla. - Eso ha sido nuevo, la verdad... - no era la primera vez que se bañaba en un lago, pero que la atacaba un zombie submarino... Eso sí era diferente y ya lo último que le faltaba al mundo. Alice estaba, ahora, tirada en el barro, boca arriba, terminando de recobrar el aliento.
Miró de reojo al perro y a la mujer que la había salvado y sonrió ligeramente, pero entonces algo la paralizó cuando vio que ella alzaba el rostro y podía verla mejor.
- ¿Cora? - se le escapó en apenas un hilo de voz. Parecía Cora Valentine, eran sus ojos, sus labios, mismo color de cabello... pero no estaba segura, había pasado mucho tiempo y ella parecía muy diferente.
Soleado - 12 º C - California - 02 de mayo de 2016 - B.S.O.
Cuando la mujer habló Carmen sonrió algo más relajada. Estaba bien. Capi, a un lado se sacudía sin cesar las gotas de agua, mientras Carmen comenzaba a tiritar. Hacía frío aún y estar chorreando no ayudaba para nada.
El sol comenzaba a bañar aquel lugar con sus rayos cálidos y la mujer lo agradeció, aunque no era suficiente para calmar el frío.
— ¿Tienes algo que...? — no acabó la pregunta, quería saber si podría dejarle ropa o al menos una toalla. "¿Cora?" Carmen pestañeó sin entender.
— ¿Puedes repetir? No sé si te he entendido, mi inglés no es el mejor... — comentó mientras se ponía en pie y se acercaba a la mujer, para ofrecerle una mano. Parecía joven, tal vez un par de años menos que ella, morena, unos ojos tan claros como el azul del mar. Tenía una toalla que la cubría, así que Carmen comprendió que alguien había interrumpido el baño.
El sol comenzaba a bañar aquel lugar con sus rayos cálidos y la mujer lo agradeció, aunque no era suficiente para calmar el frío.
— ¿Tienes algo que...? — no acabó la pregunta, quería saber si podría dejarle ropa o al menos una toalla. "¿Cora?" Carmen pestañeó sin entender.
— ¿Puedes repetir? No sé si te he entendido, mi inglés no es el mejor... — comentó mientras se ponía en pie y se acercaba a la mujer, para ofrecerle una mano. Parecía joven, tal vez un par de años menos que ella, morena, unos ojos tan claros como el azul del mar. Tenía una toalla que la cubría, así que Carmen comprendió que alguien había interrumpido el baño.
Los ojos azules de Alice ni siquiera parpadearon tras pronunciar aquel nombre. ¿Era posible que fuera ella? Claro quién si no iba a salvarla, como siempre, para variar, hasta en el fin del mundo ella estaba allí.
- ¿Qué? - Alice frunció el ceño, no estaba segura de si había entendido bien, pues de hacerlo no era la persona que creía. Se permitió por fin pestañear a la ves que se colocaba en pie y se erguía correctamente, colocando la toalla de mejor forma al rededor de su cuerpo.
- Cora, Cora Valentine... tú... - se sentía extraña pronunciando aquellas palabras a una persona que se suponía que era su amiga, ¿y si se estaba confundiendo? ¿No se reiría Cora de ella por no reconocerla bien? Se acercó con calma, quedando a una distancia de apenas dos pasos, frente a ella. - Soy Alice - no era una presentación, casi sonó a súplica. Necesitaba que fuera Cora, necesitaba que la recordase.
- Te he confundido con otra persona - añadió pasados unos segundos, con los ojos llenos de lágrimas al darse cuenta de que no, que no era su amiga. Pero se parecían tanto... que perfectamente podría haberlo sido. Era algo, algo que al observarla mejor hizo que se diera cuenta de su error. - Lo siento, pero gracias por ayudarme, yo... - estaría muerta, definitivamente habría muerto de no ser por aquella mujer.
- Es bonito - comentó mirando al perro. Se sacudía y rondaba al rededor de la mujer, eso hizo sonreír a Alice. - Llevo poco aquí, encontré este sitio de casualidad... y es una maravilla - miró de reojo hacia la casa. Confió en la mujer, había salvado su vida y que se pareciera tanto a Cora le transmitía paz, eso último no era muy confiable, pero... así era.
- ¿Qué? - Alice frunció el ceño, no estaba segura de si había entendido bien, pues de hacerlo no era la persona que creía. Se permitió por fin pestañear a la ves que se colocaba en pie y se erguía correctamente, colocando la toalla de mejor forma al rededor de su cuerpo.
- Cora, Cora Valentine... tú... - se sentía extraña pronunciando aquellas palabras a una persona que se suponía que era su amiga, ¿y si se estaba confundiendo? ¿No se reiría Cora de ella por no reconocerla bien? Se acercó con calma, quedando a una distancia de apenas dos pasos, frente a ella. - Soy Alice - no era una presentación, casi sonó a súplica. Necesitaba que fuera Cora, necesitaba que la recordase.
- Te he confundido con otra persona - añadió pasados unos segundos, con los ojos llenos de lágrimas al darse cuenta de que no, que no era su amiga. Pero se parecían tanto... que perfectamente podría haberlo sido. Era algo, algo que al observarla mejor hizo que se diera cuenta de su error. - Lo siento, pero gracias por ayudarme, yo... - estaría muerta, definitivamente habría muerto de no ser por aquella mujer.
- Es bonito - comentó mirando al perro. Se sacudía y rondaba al rededor de la mujer, eso hizo sonreír a Alice. - Llevo poco aquí, encontré este sitio de casualidad... y es una maravilla - miró de reojo hacia la casa. Confió en la mujer, había salvado su vida y que se pareciera tanto a Cora le transmitía paz, eso último no era muy confiable, pero... así era.
Soleado - 12 º C - California - 02 de mayo de 2016 - B.S.O.
Carmen la miró fijamente durante unos segundos, analizando su rostro, notablemente afligido.
— Lo siento... — musitó. — No ser ella — añadió mientras que acariciaba la cabeza de Capi, se fijó que la tal Alice lo observaba también y fueron los movimientos del peludo los que provocaron una tímida sonrisa en su rostro, la cual hizo sonreír a Carmen también. — Es el mejor — dio unos suaves toques en su cabeza. — No tienes que agradecerme nada, solo hice lo que me gustaría que hicieran por mi estando en tu lugar — se encogió de hombros con suavidad y observó el lugar junto a ella. — Bello a la vez que peligroso. ¿La casa dices que es segura? — Carmen revisó el lugar con su mirada, solo era por precaución. Decidió que no le preguntaría por la tal Cora, al menos no de momento.
— Nosotros estábamos de paso, cuando vimos lo que pasó... quitando a los zombies buceadores, este parece un lugar seguro — a decir verdad era estratégico. Se imaginó a su abuelo en la orilla, fumando un puro y diciendo que aquel sería un buen lugar para dormir tranquilo.
— Ah mierda... — se giró viendo sus cosas en la otra orilla, en la lejanía. Tenía los pies helados.
— Lo siento... — musitó. — No ser ella — añadió mientras que acariciaba la cabeza de Capi, se fijó que la tal Alice lo observaba también y fueron los movimientos del peludo los que provocaron una tímida sonrisa en su rostro, la cual hizo sonreír a Carmen también. — Es el mejor — dio unos suaves toques en su cabeza. — No tienes que agradecerme nada, solo hice lo que me gustaría que hicieran por mi estando en tu lugar — se encogió de hombros con suavidad y observó el lugar junto a ella. — Bello a la vez que peligroso. ¿La casa dices que es segura? — Carmen revisó el lugar con su mirada, solo era por precaución. Decidió que no le preguntaría por la tal Cora, al menos no de momento.
— Nosotros estábamos de paso, cuando vimos lo que pasó... quitando a los zombies buceadores, este parece un lugar seguro — a decir verdad era estratégico. Se imaginó a su abuelo en la orilla, fumando un puro y diciendo que aquel sería un buen lugar para dormir tranquilo.
— Ah mierda... — se giró viendo sus cosas en la otra orilla, en la lejanía. Tenía los pies helados.
Un ligero crujido alertaría al más atento o con mejor oído, unas pisadas a cualquiera con cierto sentido común, el oído entrenado podría escuchar el sonido de recarga de un arma, pero desde luego no hace falta ser muy especialista para escuchar el disparo del arma, viene de la cercanía a la casa del lago.
-Nose si me hago viejo para esta mierda o es una nueva fase que estoy desarrollando...-Frena en su diálogo un instante, va vestido de pescador militar, que tipo de indumentaria es esa, te estás preguntando, no tiene misterio en realidad.
Consiste en unos pantalones cortos viejos con muchos bolsillos, lleva cinturón multiusos, una camiseta corta naranja con palmeritas y hamacas azules estampadas, que si lleva el chaleco antibalas? Por supuesto que llegue el calor no significa bajar la guardia al contrario, Por eso lleva también un sobrero de pescador, el gorrito de fumar porros, con unas gafas de sol de aviador a juego de cristal naranja oscuro, a ver que puta gasolinera se las reclama.
A su espalda lleva una mochila y un petate lleva bastantes cosas, por eso se le oye caminar pesadamente alrededor, no importa piedra o ramita, su paso es firme, al contrario que el de sus perseguidores, no son muchos son al menos 4 o 5 no lo tiene claro, está muerto de sueño y ya habla solo.
-Ah! Ellas han gritado primero, no soy culpable!...-Ya planea disparar por segunda vez a los zombies que le siguen.
Quiere acabar con ellos antes de comprobar siquiera si la puerta está bloqueada o no, jugada arriesgada.
Se da media vuelta y suelta el petate al suelo junto a la mochila y con toda la pose de vaquero desenfunda el tremendo revólver que lleva en el cinturón con la mano izquierda.
-Veamos si estamos demasiado viejo o no para esto....
Y así empieza el
Los disparos salen de ambas armas frente a sus enemigos, quienes parecen una tropelía de torpes y podridos yonkis los cuales probablemente llevaran en ese estado ya algunos años, tienen pinta de familia a sus ojos.
-Primero el padre! El dolor tiene que ser impactante de inicio...-
Los primeros disparos como era de esperar solo alcanzan la lejanía de los árboles y se pierden la nada pero entre algunas risas se cuadra y mientras trata de alinearse consigue abatir de un par de disparos al zombie padre y madre, sonríe orgulloso entre los disparos y es entonces que se mira cara a cara con el varón, madre mía con esa camiseta de Starbucks, tan poca personalidad teníamos?
"He sido demasiado lento?" Piensa "Que es esto, un puto anime?..." Reacciona rápido volviendo a la realidad, sintiendo el agarre del zombie, nota como muerde el centro de su chaleco con una furia insana y por un instante siente que eso, ha estado muy cerca.
El siguiente disparo le cabrea, mientras ve como el cuerpo del chico cae al suelo. Ha puesto el cañón directo contra su cuello para quitárselo de en medio un instante.
-Joder! Me voy a tener que poner modo John Wick con estos hijos de puta!?-Cuando ve a los niños arquea las cejas y le tiemblan las manos, debe ser duro estar tan jodido, el pitillo apenas resiste en sus labios cayendo al suelo, mientras forcejea con los engendros del diablo, siente como el chaleco es hecho polvo prácticamente. Esas manitas aunque pequeñas para él tienen una fuerza horrible, a pesar de estar muertos puede ver una determinación como solo ha visto en personas muy entrenadas, hasta siente un pequeño escalofrío.
"Joder estos cabrones van directos a mis costillas, es hasta poético"
-Queréis cerdo hijos de puta!? Venid a por él...-Mientras trata de liberarse de ellos busca al mismo tiempo su navaja con cara de poseso y asco, combinadas.
Además...El cuerpo del joven varón con camiseta de Starbucks se levanta de nuevo mientras que el pescador loco no parece estar atento en su danza de la muerte con infantes terribles.
- Dados:
(Adam)
[PV 70/70] [PA 25(-30)]
Armas ligeras 5 + 2 = 7 (Fallo)
Armas pesadas 8 + 0 = 8 (Fallo automático)
Armas ligeras 5 + 0 = 5 (Fallo automático)
Armas pesadas 8 + 10 = 18 (Éxito crítico)
Armas ligeras 5 + 3 = 8 (Éxito)
Armas pesadas 8 + 7 = 15 (Éxito)
Defensa 6 + 1 = 7 (fallo) [Recibe -10 al PA del chaleco y protecciones]
Defensa 6 + 0 = 6 (Fallo automático) [Recibe -10 al PA del chaleco y protecciones]
Defensa 6 + 2 = 8 (fallo) [Recibe -10 al PA del chaleco y protecciones]
(Zombies)
Defensa 2 + 10 = 12 (Éxito)
Defensa 2 + 7 = 9 (Éxito) [La niña se salva de momento]
Defensa 2 + 3 = 5 (Éxito) [El niño se salva de momento]
Defensa 2 + 8 = 10 (Fallo) [Recibe 30 de daño] [Muere el Zombie padre]
Defensa 2 + 2 = 4 (Fallo) [Recibe 14 de daño] [Cae al suelo el que parece el hijo mayor]
Defensa 2 + 0 = 2 (Fallo automático) [Recibe 30 de daño] [Muere el zombie madre]
Ataque Zombie 3 + 9 = 12 (Éxito)
Ataque Zombie 3 + 7 = 10 (Éxito)
Ataque Zombie 3 + 9 =12 (Éxito)
El miembro 'BalioN' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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#4 Resultados :
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#1 Resultados :
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#2 'Números' :
#2 Resultados :
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#3 'Números' :
#3 Resultados :
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#4 'Números' :
#4 Resultados :
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
- Deberías recoger tus cosas, puedes tener suerte o no, pero entiendo que llevas ahí toda tu vida, así que... - hizo una pausa, podía ver su respiración en el aire, hacía frío aún durante esas horas, el baño tampoco había ayudado. - Yo no me la jugaría - se encogió de hombros mientras que trataba de vestirse. Tras secarse con la toalla se fue colocando las prendas poco a poco. A ver, vestirse allí de pie no era fácil, no le daba tampoco vergüenza y más si ya la había visto.
- No sé si hay gran cosa, podemos echar un vistazo y no te disculpes por eso, está bien, son cosas que una tiene que asimilar - comentó al principio refiriéndose a la casa y luego por sus disculpas. La entristecía, como era normal, pero Alice ya tenía muchas cosas asimiladas en aquellas alturas de su vida. - Si quieres podéis... - Alice no llegó a terminar la frase. Ocurrió algo: disparos que se hacían eco en aquel lago.
- Juraría que... - ya estaba vestida y fue hacia el frente, parecían resonar de entre los árboles de lado este, ¿pero podía estar segura? - No logro identificar desde dónde proceden - su semblante denotaba seriedad. La miró a ella. - Es demasiado ruido, esto se va aponer feo... - más disparos. Un total de seis le parecieron, algunos más intensos que otros. - Creo que es desde allí - Alice señaló una barca. - Pillan en la dirección de tus cosas, vayamos... - no hacía falta explicar más. La mujer comenzó a correr en dirección a la barca.
Lanzó su petate en la barca y la empujó hacia el agua sin importar que se mojase las zapatillas, entonces comenzó a remar. - ¡Vamos, entre las dos llegaremos en menos de cinco minutos! - exclamó. Aunque había empezado a remar aún le daban tiempo a los dos de subir. Su instinto de policía seguía ahí por más que le pesara a veces y bueno, también debía ayudar a la mujer que le había salvado la vida a recuperar sus cosas. La casa... la casa iba a tener que esperar.
- No sé si hay gran cosa, podemos echar un vistazo y no te disculpes por eso, está bien, son cosas que una tiene que asimilar - comentó al principio refiriéndose a la casa y luego por sus disculpas. La entristecía, como era normal, pero Alice ya tenía muchas cosas asimiladas en aquellas alturas de su vida. - Si quieres podéis... - Alice no llegó a terminar la frase. Ocurrió algo: disparos que se hacían eco en aquel lago.
- Juraría que... - ya estaba vestida y fue hacia el frente, parecían resonar de entre los árboles de lado este, ¿pero podía estar segura? - No logro identificar desde dónde proceden - su semblante denotaba seriedad. La miró a ella. - Es demasiado ruido, esto se va aponer feo... - más disparos. Un total de seis le parecieron, algunos más intensos que otros. - Creo que es desde allí - Alice señaló una barca. - Pillan en la dirección de tus cosas, vayamos... - no hacía falta explicar más. La mujer comenzó a correr en dirección a la barca.
Lanzó su petate en la barca y la empujó hacia el agua sin importar que se mojase las zapatillas, entonces comenzó a remar. - ¡Vamos, entre las dos llegaremos en menos de cinco minutos! - exclamó. Aunque había empezado a remar aún le daban tiempo a los dos de subir. Su instinto de policía seguía ahí por más que le pesara a veces y bueno, también debía ayudar a la mujer que le había salvado la vida a recuperar sus cosas. La casa... la casa iba a tener que esperar.
- OFF:
- Por la situación de la casa y nuestra ubicación no podemos salir corriendo. Incluso es posible que vayamos en una dirección errónea por el eco.
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