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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Traumas (Erica Ashcroft)
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1 de Junio de 2016
Georgia, Alamo.
17:00 PM
Georgia, Alamo.
17:00 PM
-¿¡Qué es eso?! Mierda, ¡¡Frena, Frena joder!! ¡¡Nooo!!
-¡¡Abrid fuego!! ¡¡Cargaos a esos hijos de... AAAAAGH!!
-¿¡Dónde están!? ¡¡Pedid refuerzos joder!!
-¡¡Ayuda!! ¡¡Estamos siendo atacados por armas biológicas, solicitamos... AAAGGHH!!
Todo había sido muy repentino, se suponia que iba a ser un traslado normal a una de las bases de Umbrella para continuar con los experimentos. Sin embargo, el batallón fue emboscado por un grupo de BOWS, provocando un terrible accidente y masacrando a los soldados uno por uno. Ni siquiera era de noche, pero aun así, las criaturas se movían tan rápido que era imposible encontrar un patrón o alcanzarlas aún teniendo el armamento que poseían.
El ataque apenas duró unos minutos, que parecieron horas, Drake había aprovechado el caos, herido con un trozo de chapa del vehículo clavado en un costado, para ocultarse en un edificio y esperar a que el ataque cesara. Aun se encontraba esposado incluso, y en unas condiciones que, de haber salido, hubiera durado menos tiempo con vida que aquellos soldados.
Una vez las BOWS se retiraron y la calma se hizo con la tormenta, Drake salió del edificio, con cuidado, descalzo, mirando a todos lados y tratando de hacer el mínimo ruido posible. El trozo de hierro impedía que la sangre saliera de la herida, sin embargo debía retirárselo cuanto antes y curárselo. Se acercó al vehículo del que había salido y se dejó caer al suelo apoyando la espalda en el Humbee, despacio, soltando un gruñido de dolor al terminar de caer.
A su lado, el cadáver hecho trizas de un soldado yacía con las llaves de las esposas en el cinturón, las cogió y las introdujo, primero en una cerradura, y luego en la otra. Tirando finalmente los grilletes lejos. Se quitó la camiseta andrajosa que tenia puesta para así poder evaluar mejor aquella herida, y vaya que si le dolió cuando lo hizo. Primero tanteó, tocando con las yemas de los dedos el extremo del hierro, sintió como si mil agujas se clavasen ahí mismo a la vez, agujas grandes y afiladas. Luego respiró hondo y agarró con la mano al completo el hierro entero: Tenía que hacerlo.
Ni siquiera contó mentalmente, lo hizo, sin pensar demasiado, se sacó aquel trozo de metal, ahogando un grito de dolor, y cuando lo tuvo fuera, lo dejó caer a un lado. Sus ojos estaban rojos e incluso alguna lágrima se mezclaba con gotas de sudor al deslizarse por su rostro.
Buscó en el chaleco del soldado el botiquín personal que solían llevar, sabia que la herida se acabaría cerrando sola, o eso esperaba, pero debía tapársela, por eso cogió directamente una venda y se la enrolló por el torso, con fuerza, dando vueltas hasta que ya no tuvo más, y luego le hizo un nudo pada que no se le deshiciera el vendaje.
Una vez ya creyó que todo estaba bien, lo siguiente que hizo fue rebuscar entre los cadáveres, cogerles ropa y cambiársela allí mismo, claro que lo que menos quería era llevar el uniforme de aquellos que habían experimentado con él durante 7 meses, pero no podía andar por ahí con los trapos que tenía puestos.
Cogió una pistola y varios cargadores de uno de los cadáveres y luego una mochila en la que cargó lo que creía necesario, no quería más. En su mente solo había una cosa: Salir de allí. Sabía donde estaba, y sabía que más pronto que tarde, Umbrella enviaría refuerzos a aquél lugar, si no lo habían hecho ya. Por lo que no debía demorarse.
2 de Junio de 2016
Georgia, refugio de La Prisión.
12:00 PM
Georgia, refugio de La Prisión.
12:00 PM
Perdió la noción del tiempo mientras caminaba, lo hacía por instinto, como si su cuerpo supiera donde tenía que ir, pero él no recordaba nada. No hasta que las grandes instalaciones de una prisión se hicieron visibles en la distancia. Notó un fuerte dolor en su cabeza, y una serie de imagenes pasaron por su mente, fugaces, no eran claras, pero su instinto le decía que debía acercarse.
Caminó durante cinco minutos más, cuando ya por fin llegó a la valla perimetral del lugar, que se encontraba abandonado. Llevó la mano a la valla, y de nuevo varias imágenes acudieron a su mente, de la forma más dolorosa posible, obligándole a inclinarse hacia delante y llevarse la mano al costado herido, ya que por ese movimiento se hizo daño. Al quitar la mano pudo observar que la sangre de la herida le había atravesado finalmente el vendaje y había manchado la camiseta, no le dio mucha importancia, pero sí que le preocupó un poco.
Recordaba algo: Ese lugar... Había sido su hogar, sí... ¿Pero dónde estaba la gente?
Algo había pasado...
Desenfundó el arma y abrió la valla, se colocó la mochila en los dos hombros y se adentró en el lugar, aun en el exterior de la Prisión. Todo estaba muy tranquilo, podía sentir una tensión palpitante pero era como si simplemente la soledad se hubiera apoderado de ese sitio.
Pero lo que el hombre no sabía, es que no estaba solo.
- Spoiler:
Fue la mismísima Harvey Black quien le exigió a Erica que se pirase. Lo cual era muy surrealista. No es que la hubiese echado de St. Friedrich, es que le pidió que saliera y desconectase. Llevaba los últimos meses enfocada en el refugio, en las reuniones, y como no, en los gemelos: Zasha y Enno le consumían su energía vital. A veces pensaba que ellos rejuvenecían a su costa. Seguro que hacían ritos satánicos con la cabra. Se rio ante tal disparate en silencio.
Black le dijo que no le vendría mal salir. Habían escuchado rumores de un refugio ubicado en Nuevo México y la líder de St. Fridrich le pidió que saliera y sobre todo que investigase. Que le hablase de lo que encontrase en el exterior. Así que partió de St. Friedrich. Conforme comenzó su viaje y respiró con calma, se dio cuenta de que necesitaba aquello. Era como unas vacaciones. Más aún después de todo el estrés que sufrió el día que Zasha y Enno se perdieron, por mucho que dijeran que no se habían perdido.
Se había vuelto blanda, puesto que hasta le hizo prometer a Harvey que le echaría un ojo a sus dos abuelillos. Y ni aún así se iba tranquila. Lo curioso era que Harvey había aceptado. No sabía si de verdad o simplemente para que se fuera tranquila.
Decidió que a mitad de camino pasaría por La Prisión, llevaba mucho tiempo sin pasar por allí y aunque se marchó, quería ver cómo estaban y de paso parar a descansar. Si es que se lo permitían.
Lo que no se esperaba, era encontrarla abandonada. Es que ni se lo había imaginado.
— ¿Pero qué...? — había dicho al ver el exterior. No se veía a nadie, no había ni rastro de personas, los cultivos estaba secos, todo desolado. Se acercó a las puertas y trepó la verja, con cuidado. Una vez en el interior del patio, se armó con su chakram y caminó con cautela. No había nadie en las torres de vigilancia, nadie que la hubiera detenido. ¿Habían abandonado el lugar?
Se acercó a uno de los pabellones, donde solían descansar, estaba la cocina... nadie.
— ¡Hola! — exclamó con la intención de que alguien la escuchara. Pero no algo. Unos gruñidos comenzaron a hacerse eco al final del pasillo que conducía al sector B.
— Mierda — se quejó.
Se giró y se acercó al mueble de la cocina, lo más rápido posible. Sus ojos azules no dejaban de mirar hacia la puerta del pasillo del sector B, por ver si llegaba. Todo eso mientras que iba abriendo y cerrando puertas, tratando de encontrar algo que poder llevarse. Ya que estaba allí, al menos no irse con las manos vacías.
Pero acababa de entrar. Era uno solo, al menos. Su mano se aferró al chakram y se lanzó a por el no muerto, al ser uno solo no creyó conveniente actuar desde la distancia. A medio camino de él, lanzó el arma hacia su cabeza, se clavó en esta, por lo que se acercó lo suficiente para arrebatársela. Entonces giró sobre sus pies, para rodearlo, formando y circulo, y mientras me alejaba evitando que le tocase, volvió a lanzársela a la cabeza. Cayó definitivamente muerto. Se había movido de forma tan grácil que hasta había disfrutado de aquello, casi como si fuera un baile.
Ahora sí, se acercó de nuevo para recoger el chakram, lo observéó sucio con una mueca. Suspiró, habría llevado meses sin usarlo de no ser por el susto de Zasha y Enno. Y lo había echado de menos.
Se acercó al mueble, donde había visto algunas cosas.
— Genial, más bizcochos de Zasha — susurró. Guardó las cosas en la mochila y al no ver nada más se disponía a irse cuando se fijó en algo. Erica se acercó a una de las ventanas, alguien caminaba por el patio y aunque en un primer momento creyó que se trataba de un zombie... no lo era. Ella lo conocía, era Drake, y no parecía estar bien. Frunció el ceño.
La rubia comenzó a correr, cargando con sus cosas hacia el exterior. Al llegar a la puerta que daba al patio se detuvo al ver al hombre.
— ¿Qué ha pasado? — pronunció con su marcado acento alemán. Se adelantó rápidamente hacia él para ayudarlo. Que no le hubiera caído bien en su momento, no quería decir que no le fuera a ayudar. Lo sujetó por el hombro y observó la mancha de sangre en la camiseta. — ¿Os han atacado? — preguntó. — ¿Dónde están los demás? — avanzó tratando de ayudarle, para que se apoyase sobre ella. — No, siéntate aquí, no es seguro, había un zombie dentro — le acercó hasta un viejo volvo que había olvidado en el patio y le abrió la puerta para que se sentase en el asiento del conductor. Estaba claro que el coche no iba a arrancar, peor por lo menos se podría sentar y estaban en un sitio lejos de todas las puertas, si un zombie iba a por ellos, ella lo vería llegar.
Estaba notablemente de mal humor. Vaya vacaciones Harvey. Pensó.
Black le dijo que no le vendría mal salir. Habían escuchado rumores de un refugio ubicado en Nuevo México y la líder de St. Fridrich le pidió que saliera y sobre todo que investigase. Que le hablase de lo que encontrase en el exterior. Así que partió de St. Friedrich. Conforme comenzó su viaje y respiró con calma, se dio cuenta de que necesitaba aquello. Era como unas vacaciones. Más aún después de todo el estrés que sufrió el día que Zasha y Enno se perdieron, por mucho que dijeran que no se habían perdido.
Se había vuelto blanda, puesto que hasta le hizo prometer a Harvey que le echaría un ojo a sus dos abuelillos. Y ni aún así se iba tranquila. Lo curioso era que Harvey había aceptado. No sabía si de verdad o simplemente para que se fuera tranquila.
Decidió que a mitad de camino pasaría por La Prisión, llevaba mucho tiempo sin pasar por allí y aunque se marchó, quería ver cómo estaban y de paso parar a descansar. Si es que se lo permitían.
Lo que no se esperaba, era encontrarla abandonada. Es que ni se lo había imaginado.
— ¿Pero qué...? — había dicho al ver el exterior. No se veía a nadie, no había ni rastro de personas, los cultivos estaba secos, todo desolado. Se acercó a las puertas y trepó la verja, con cuidado. Una vez en el interior del patio, se armó con su chakram y caminó con cautela. No había nadie en las torres de vigilancia, nadie que la hubiera detenido. ¿Habían abandonado el lugar?
Se acercó a uno de los pabellones, donde solían descansar, estaba la cocina... nadie.
— ¡Hola! — exclamó con la intención de que alguien la escuchara. Pero no algo. Unos gruñidos comenzaron a hacerse eco al final del pasillo que conducía al sector B.
— Mierda — se quejó.
Se giró y se acercó al mueble de la cocina, lo más rápido posible. Sus ojos azules no dejaban de mirar hacia la puerta del pasillo del sector B, por ver si llegaba. Todo eso mientras que iba abriendo y cerrando puertas, tratando de encontrar algo que poder llevarse. Ya que estaba allí, al menos no irse con las manos vacías.
Pero acababa de entrar. Era uno solo, al menos. Su mano se aferró al chakram y se lanzó a por el no muerto, al ser uno solo no creyó conveniente actuar desde la distancia. A medio camino de él, lanzó el arma hacia su cabeza, se clavó en esta, por lo que se acercó lo suficiente para arrebatársela. Entonces giró sobre sus pies, para rodearlo, formando y circulo, y mientras me alejaba evitando que le tocase, volvió a lanzársela a la cabeza. Cayó definitivamente muerto. Se había movido de forma tan grácil que hasta había disfrutado de aquello, casi como si fuera un baile.
Ahora sí, se acercó de nuevo para recoger el chakram, lo observéó sucio con una mueca. Suspiró, habría llevado meses sin usarlo de no ser por el susto de Zasha y Enno. Y lo había echado de menos.
Se acercó al mueble, donde había visto algunas cosas.
— Genial, más bizcochos de Zasha — susurró. Guardó las cosas en la mochila y al no ver nada más se disponía a irse cuando se fijó en algo. Erica se acercó a una de las ventanas, alguien caminaba por el patio y aunque en un primer momento creyó que se trataba de un zombie... no lo era. Ella lo conocía, era Drake, y no parecía estar bien. Frunció el ceño.
La rubia comenzó a correr, cargando con sus cosas hacia el exterior. Al llegar a la puerta que daba al patio se detuvo al ver al hombre.
— ¿Qué ha pasado? — pronunció con su marcado acento alemán. Se adelantó rápidamente hacia él para ayudarlo. Que no le hubiera caído bien en su momento, no quería decir que no le fuera a ayudar. Lo sujetó por el hombro y observó la mancha de sangre en la camiseta. — ¿Os han atacado? — preguntó. — ¿Dónde están los demás? — avanzó tratando de ayudarle, para que se apoyase sobre ella. — No, siéntate aquí, no es seguro, había un zombie dentro — le acercó hasta un viejo volvo que había olvidado en el patio y le abrió la puerta para que se sentase en el asiento del conductor. Estaba claro que el coche no iba a arrancar, peor por lo menos se podría sentar y estaban en un sitio lejos de todas las puertas, si un zombie iba a por ellos, ella lo vería llegar.
Estaba notablemente de mal humor. Vaya vacaciones Harvey. Pensó.
- DADOS:
- MI ATAQUE 05 + 05 = 10.
MI DEFENSA 05 + 09 = 14.
SU ATAQUE 03 + 07 = 10.
SU DEFENSA 02 + 03 = 05.
MI ATAQUE 05 + 05 = 10.
MI DEFENSA 05 + 10 = 15.
SU ATAQUE 03 + 04 = 07.
SU DEFENSA 02 + 02 = 04.
EL ZOMBIE SUFRE POR CADA ATQUE 11 DE DAÑO, POR LO QUE AL TENER 20 DE VIDA MUERE.
El miembro 'Erica Ashcroft' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 '¿Qué hay ahí?' :
#1 Resultados :
--------------------------------
#2 'Números' :
#2 Resultados :
--------------------------------
#3 'Números' :
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PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
La mente del hombre trataba de traerle recuerdos de aquel lugar, pero más que eso, lo que le estaba provocando era unos fuertes dolores de cabeza y mareos, empezaba a sentirse muy desorientado, como si caminase sin rumbo. ¿Qué hacía en aquel lugar? ¿Y por qué seguía caminando hacia el interior? La pérdida de sangre tampoco ayudaba, de hecho, era probable que su factor regenerativo estuviera tan dañado debido a las torturas y experimentos, que realmente se estuviera desangrando y con ello estuviera teniendo alucinaciones... ¿Podría ser? Sí, era muy seguro.
Pudo ver que alguien se acercaba a él, intentó levantar la pistola para apuntar, pero sentía como si los músculos del brazo no le respondieran correctamente.-Aléjate...-Murmuró, en un tono tan bajo que no se le escuchó, y de ser así, hubiera sido ininteligible.
Esa persona se acercó a él y lo ayudó a caminar, él simplemente trató de fijarse en quien era, pero veía borroso y no llegó a reconocer a quien fuera que le estuviera ayudando, y de ser así, no lo hubiera recordado.
Su voz, escuchó que le estaba preguntando, ¿que les habían atacado? ¿Quiénes? ¿Quiénes eran "los demás"?
Se dejó hacer hasta llegar al coche y sentarse, soltando un quejido de dolor por el corte del costado.-¿Qui... Quien...?-Intentó buscar una posición "cómoda", pero le resultó imposible.-¿Quién eres...?-Consiguió preguntar, a duras penas. Ni siquiera sabía si seguía teniendo la pistola en la mano, pero no estaba seguro de tener fuerzas para defenderse.-Tengo frío...-Necesitaba que alguien le tratase esa herida, quién sabía cuanta sangre había perdido desde el accidente, llevaba además casi un día entero caminando sin parar... Estaba agotado.
Pudo ver que alguien se acercaba a él, intentó levantar la pistola para apuntar, pero sentía como si los músculos del brazo no le respondieran correctamente.-Aléjate...-Murmuró, en un tono tan bajo que no se le escuchó, y de ser así, hubiera sido ininteligible.
Esa persona se acercó a él y lo ayudó a caminar, él simplemente trató de fijarse en quien era, pero veía borroso y no llegó a reconocer a quien fuera que le estuviera ayudando, y de ser así, no lo hubiera recordado.
Su voz, escuchó que le estaba preguntando, ¿que les habían atacado? ¿Quiénes? ¿Quiénes eran "los demás"?
Se dejó hacer hasta llegar al coche y sentarse, soltando un quejido de dolor por el corte del costado.-¿Qui... Quien...?-Intentó buscar una posición "cómoda", pero le resultó imposible.-¿Quién eres...?-Consiguió preguntar, a duras penas. Ni siquiera sabía si seguía teniendo la pistola en la mano, pero no estaba seguro de tener fuerzas para defenderse.-Tengo frío...-Necesitaba que alguien le tratase esa herida, quién sabía cuanta sangre había perdido desde el accidente, llevaba además casi un día entero caminando sin parar... Estaba agotado.
- Spoiler:
— ¿Qué quién soy? — preguntó, instante seguido enarcó una ceja y se apartó lo suficiente para mirarlo. — ¿Te has dado un golpe en la cabeza? — el característico mal humor de Erica salió a relucir. La pistola que llevaba en la mano se la quitó y dejó caer al suelo.
La rubia pronunció algunas quejas en alemán, solo para ella. Al verle mejor podía darse cuenta de que estaba hecho polvo. Resopló. No pudo evitar fijarse en la herida, tenía que tratarla, era posible que aquello era cuanto le estaba haciendo de mal.
— Maldita sea Drake, ¿qué te han hecho? — cuestionó. Observó a su alrededor con fastidio. ¿Dónde podía ir para curar sus heridas? ¿A la enfermería tal vez? ¿Y si aparecían más caminantes? — Maldita sea Drake, vamos, un esfuerzo más — se la tenían que jugar. Le sujetó por el hombro y esta vez, llevó la pistola de él en su mano libre.
— Colabora un poco joder, vamos a intentar curarte eso — explicó mientras trataba de caminar en aquella dirección. Debía regresar al pabellón al que había ido y entonces seguir por el pasillo del cual salió el zombie para llegar a la enfermería. Resopló. ¿Qué había pasado allí? Aparentemente todo estaba cerrado, pero no había nadie, se había encontrado con un zombie y Drake estaba gravemente herido.
Cuando lograron alcanzar la puerta de la enfermería Erica estuvo a punto de caerse, puesto que era muy menuda en comparación a Ackerman, pero se aferró al pomo de la puerta y se adentraron en el interior.
— Échate aquí — le ayudó a tumbarse en una camilla. Había polvo por todas partes, así que había pasado tiempo desde la última vez que alguien estaba allí. Erica movió su brazo izquierdo para estirarlo después de haber cargado con él. Resopló y acto seguido fue a rebuscar entre los muebles.
Todo estaba vacío, cajas y cajas vacías. Alguien parecía habérselo llevado todo. Al menos lo poco que quedaba. Y cuando, desesperada, estaba a punto de volver con Drake encontró, desperdigados por el suelo un bote de adravil y un spray.
— Qué flor en el culo — susurró. Se quedó con ambos y volvió junto al hombre para levantar la camiseta y ver mejor la herida. — Esto es muy feo, necesitarías puntos, un vendaje limpio y... no tenemos una mierda de eso — comentó tras quitar la venda que llevaba él. Erica rebuscó en su mochila y sacó una camiseta limpia, la cual hizo tiras.
— Me gustaba esa blusa, joder — se quejó. Sacó su cantimplora y con el poco agua que le quedaba empezó a limpiar la herida y presionar. — Si te estás quieto lo mismo logramos que deje de sangrar para entonces poder curar — utilizó el spray vendó muy bien la herida con las telas. Luego se quedó con la mano sobre la herida, al menos un rato.
— ¿Me vas a contar algo? — preguntó al final.
La rubia pronunció algunas quejas en alemán, solo para ella. Al verle mejor podía darse cuenta de que estaba hecho polvo. Resopló. No pudo evitar fijarse en la herida, tenía que tratarla, era posible que aquello era cuanto le estaba haciendo de mal.
— Maldita sea Drake, ¿qué te han hecho? — cuestionó. Observó a su alrededor con fastidio. ¿Dónde podía ir para curar sus heridas? ¿A la enfermería tal vez? ¿Y si aparecían más caminantes? — Maldita sea Drake, vamos, un esfuerzo más — se la tenían que jugar. Le sujetó por el hombro y esta vez, llevó la pistola de él en su mano libre.
— Colabora un poco joder, vamos a intentar curarte eso — explicó mientras trataba de caminar en aquella dirección. Debía regresar al pabellón al que había ido y entonces seguir por el pasillo del cual salió el zombie para llegar a la enfermería. Resopló. ¿Qué había pasado allí? Aparentemente todo estaba cerrado, pero no había nadie, se había encontrado con un zombie y Drake estaba gravemente herido.
Cuando lograron alcanzar la puerta de la enfermería Erica estuvo a punto de caerse, puesto que era muy menuda en comparación a Ackerman, pero se aferró al pomo de la puerta y se adentraron en el interior.
— Échate aquí — le ayudó a tumbarse en una camilla. Había polvo por todas partes, así que había pasado tiempo desde la última vez que alguien estaba allí. Erica movió su brazo izquierdo para estirarlo después de haber cargado con él. Resopló y acto seguido fue a rebuscar entre los muebles.
Todo estaba vacío, cajas y cajas vacías. Alguien parecía habérselo llevado todo. Al menos lo poco que quedaba. Y cuando, desesperada, estaba a punto de volver con Drake encontró, desperdigados por el suelo un bote de adravil y un spray.
— Qué flor en el culo — susurró. Se quedó con ambos y volvió junto al hombre para levantar la camiseta y ver mejor la herida. — Esto es muy feo, necesitarías puntos, un vendaje limpio y... no tenemos una mierda de eso — comentó tras quitar la venda que llevaba él. Erica rebuscó en su mochila y sacó una camiseta limpia, la cual hizo tiras.
— Me gustaba esa blusa, joder — se quejó. Sacó su cantimplora y con el poco agua que le quedaba empezó a limpiar la herida y presionar. — Si te estás quieto lo mismo logramos que deje de sangrar para entonces poder curar — utilizó el spray vendó muy bien la herida con las telas. Luego se quedó con la mano sobre la herida, al menos un rato.
— ¿Me vas a contar algo? — preguntó al final.
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
La chica era una completa desconocida para el hombre, al menos en ese estado y en ese momento. De hecho su vista estaba borrosa y, por tanto, no distinguía más que una silueta rubia, pequeña, que se quejaba en un idioma que no era el suyo y luego le ayudaba a moverse. El tener que levantarse de nuevo del asiento del coche le resultaba muy doloroso, pero era prácticamente como una marioneta: Solo podía dejarse llevar, ya que no tenía fuerzas.-Ellos... Ellos...-Repetía una y otra vez, se refería a Umbrella, claro, pero para la chica podría ser cualquiera al fin y al cabo.
Podría estar delirando a sus ojos incluso.
El tiempo por un momento se le pasó en un parpadeo, y cuando se dio cuenta, se encontraba esta vez tumbado en lo que parecía ser una camilla de una enfermería. Intentó colaborar para quitarse la mochila y la camiseta y dejar al aire el vendaje que se había practicado para intentar detener la hemorragia. La chica podía ver que dicho vendaje estaba empapado en sangre, dejando claro que la herida no había sido correctamente tratada.
Cuando sintió el agua sobre la herida, soltó un gruñido de dolor, pero intentó no moverse, dejar que la chica le curase. Respiró hondo cuando le roció el spray, aquello si lo conocía, los cabrones de Umbrella lo utilizaban para curarle cuando le dejaban hecho una mierda y así poder volver a empezar con sus torturas y experimentos. Seguía mareado, aturdido, pero al menos el dolor se había reducido bastante en un momento.
Cogió la mochila, que la había dejado a un lado, y sacó una pequeña botella de aguaz que se bebió de unos pocos tragos, luego la dejó caer al suelo.
Miró a la chica, su vista empezaba a volver en sí. Le dio un fuerte pinchazo en la cabeza, como si sus recuerdos intentasen volver a él, al menos de la desconocida.
Cerró los ojos y se llevó las manos a las sienes, durante unos segundos permaneció en silencio, sin responder. Y cuando volvió en si, abrió de nuevo los ojos y miró a la muchacha, extrañado.-¿Eri... Erica...?-La acababa de reconocer... Sí, sabía quién era.-¿Qué... Hago... Qué hacemos aquí...? ¿Qué ocurre?-Al menos había recordaba algo, pero ahora estaba más aturdido al no saber qué pasaba.
Podría estar delirando a sus ojos incluso.
El tiempo por un momento se le pasó en un parpadeo, y cuando se dio cuenta, se encontraba esta vez tumbado en lo que parecía ser una camilla de una enfermería. Intentó colaborar para quitarse la mochila y la camiseta y dejar al aire el vendaje que se había practicado para intentar detener la hemorragia. La chica podía ver que dicho vendaje estaba empapado en sangre, dejando claro que la herida no había sido correctamente tratada.
Cuando sintió el agua sobre la herida, soltó un gruñido de dolor, pero intentó no moverse, dejar que la chica le curase. Respiró hondo cuando le roció el spray, aquello si lo conocía, los cabrones de Umbrella lo utilizaban para curarle cuando le dejaban hecho una mierda y así poder volver a empezar con sus torturas y experimentos. Seguía mareado, aturdido, pero al menos el dolor se había reducido bastante en un momento.
Cogió la mochila, que la había dejado a un lado, y sacó una pequeña botella de aguaz que se bebió de unos pocos tragos, luego la dejó caer al suelo.
Miró a la chica, su vista empezaba a volver en sí. Le dio un fuerte pinchazo en la cabeza, como si sus recuerdos intentasen volver a él, al menos de la desconocida.
Cerró los ojos y se llevó las manos a las sienes, durante unos segundos permaneció en silencio, sin responder. Y cuando volvió en si, abrió de nuevo los ojos y miró a la muchacha, extrañado.-¿Eri... Erica...?-La acababa de reconocer... Sí, sabía quién era.-¿Qué... Hago... Qué hacemos aquí...? ¿Qué ocurre?-Al menos había recordaba algo, pero ahora estaba más aturdido al no saber qué pasaba.
- Spoiler:
— Eso quisiera saber yo — repuso ella. Seguía aplicando una ligera presión sobre la herida, que parecía aún sangrar algo. El vendaje que traía había acabado chorreando, pero era comprensible si no se había quedado quieto. El hombre no decía gran cosa, balbuceaba, deliraba... y hasta a Erica se le pasó por la cabeza que pudiera acabar muy mal. O simplemente mal. lo examinó porque hasta temió que estuviera infectado, pero no parecía tener mordeduras o arañazos.
— ¡No te muevas! — intentó que se quedara quieto, pero el hombre terminó por coger una botella de agua para beber. Erica movió los ojos haciéndolos rodar, no le hacía gracia estar actuando como su sirvienta, pero si se desangraba tampoco estaría bien.
— Tú has llegado hasta aquí así, no hay nadie en el refugio, acababa de llegar cuando te vi aparecer — apartó la mano para revisar el vendaje, se había vuelto a manchar un poco, pero no tanto como antes. — ¿Quién te ha hecho esto? — cuestionó.
— Ni que hubiera habido un motín... ¿Pero y la gente? — ahora hasta parecía algo preocupada. Aunque realmente aquella gente... no había tratado mucho con ellos, no tenía confianza o cariño. De hecho ni se había acordado de ellos hasta la idea de poder descansar allí. Pero tampoco les había deseado mal.
— ¿Ya te has acordado de mi? — preguntó. — Bien, ahora dime qué ha pasado, o te prometo que seré yo quien te golpee, a ver si logras refrescar la memoria.
— ¡No te muevas! — intentó que se quedara quieto, pero el hombre terminó por coger una botella de agua para beber. Erica movió los ojos haciéndolos rodar, no le hacía gracia estar actuando como su sirvienta, pero si se desangraba tampoco estaría bien.
— Tú has llegado hasta aquí así, no hay nadie en el refugio, acababa de llegar cuando te vi aparecer — apartó la mano para revisar el vendaje, se había vuelto a manchar un poco, pero no tanto como antes. — ¿Quién te ha hecho esto? — cuestionó.
— Ni que hubiera habido un motín... ¿Pero y la gente? — ahora hasta parecía algo preocupada. Aunque realmente aquella gente... no había tratado mucho con ellos, no tenía confianza o cariño. De hecho ni se había acordado de ellos hasta la idea de poder descansar allí. Pero tampoco les había deseado mal.
— ¿Ya te has acordado de mi? — preguntó. — Bien, ahora dime qué ha pasado, o te prometo que seré yo quien te golpee, a ver si logras refrescar la memoria.
Si algo le había quedado claro es que allí no había nadie más, a excepción de ella y él, porque al menos si que había reconocido haber llegado hasta allí y entrar y no ser recibido por absolutamente ninguna persona; no hasta que ya estaba caminando por el patio exterior y empezó a... Bueno, marearse.
No sabía siquiera por qué estaba allí, es decir, no reconocía el lugar, había algo en su interior, en su conciencia, que sí que intentaba hacerle recordar, pero su mente estaba hecha pedazos.-¿Qué es este sitio, Erica...?-En ese momento, lo que la rubia recordase de cómo fue Drake en el pasado, no se asemejaba para nada a ese hombre.
Su mirada estaba perdida, apagada, se podía ver dolor en esos orbes de color azul, pero no dolor físico, si no algo muy diferente. Era la mirada de alguien que había pasado por el infierno y había sobrevivido a un alto precio. No estaba loco, no, era algo diferente. Su mandíbula, todos sus músculos, estaban tensos, su respiración era arrítimica, sus pupilas estaban dilatadas.-Ellos...-Respondió, despacio, como si con aquella palabra, Erica pudiera saber quién le había hecho aquello.-Hubo un accidente...-Trató de recordar lo que había ocurrido el dia anterior, se llevó una mano a la cabeza.-Yo me oculté hasta que los monstruos acabaron con ellos, estaba herido... No dejaba de sangrar... Cogí lo que pude y no dejé de caminar desde ayer...
Miró entonces a los ojos a su interlocutora, tensándose de nuevo, como si algo le hubiera venido a la cabeza y el resto de las preguntas ajenas no las hubiera escuchado.-¿Qué día es? ¿Cuánto tiempo ha pasado?-Para él, había sido una eternidad, de hecho, su aspecto totalmente descuidado ya dejaba claro que había estado en un lugar horrible: Su pelo y barba habían crecido casi hasta cubrirle el rostro.-¿Qué es este sitio, Erica...?-Volvió a preguntar, como al principio, preocupado.
No sabía siquiera por qué estaba allí, es decir, no reconocía el lugar, había algo en su interior, en su conciencia, que sí que intentaba hacerle recordar, pero su mente estaba hecha pedazos.-¿Qué es este sitio, Erica...?-En ese momento, lo que la rubia recordase de cómo fue Drake en el pasado, no se asemejaba para nada a ese hombre.
Su mirada estaba perdida, apagada, se podía ver dolor en esos orbes de color azul, pero no dolor físico, si no algo muy diferente. Era la mirada de alguien que había pasado por el infierno y había sobrevivido a un alto precio. No estaba loco, no, era algo diferente. Su mandíbula, todos sus músculos, estaban tensos, su respiración era arrítimica, sus pupilas estaban dilatadas.-Ellos...-Respondió, despacio, como si con aquella palabra, Erica pudiera saber quién le había hecho aquello.-Hubo un accidente...-Trató de recordar lo que había ocurrido el dia anterior, se llevó una mano a la cabeza.-Yo me oculté hasta que los monstruos acabaron con ellos, estaba herido... No dejaba de sangrar... Cogí lo que pude y no dejé de caminar desde ayer...
Miró entonces a los ojos a su interlocutora, tensándose de nuevo, como si algo le hubiera venido a la cabeza y el resto de las preguntas ajenas no las hubiera escuchado.-¿Qué día es? ¿Cuánto tiempo ha pasado?-Para él, había sido una eternidad, de hecho, su aspecto totalmente descuidado ya dejaba claro que había estado en un lugar horrible: Su pelo y barba habían crecido casi hasta cubrirle el rostro.-¿Qué es este sitio, Erica...?-Volvió a preguntar, como al principio, preocupado.
- Spoiler:
Su rostro se ensombreció al verlo y escucharlo mejor. Erica podía apreciar ahora que se fijaba mejor, lo cambiado que estaba. Había perdido peso desde la última vez, el cabello, la barba... ¿Cómo había podido reconocerlo siquiera? Era apenas la sombra de lo que Drake fue.
— ¿Ellos? — si él estaba tenso, ella repentinamente también, porque no tardó en imaginar varias posibilidades y una de ellas no le gustaba ni un pelo. — Ellos... ¿Umbrella? — cuestionó y acercó su rostro mejor al de él. — ¿Umbrella te ha hecho esto Drake? — su rostro se había desencajado. La posibilidad de conocer mejor de Umbrella la había puesto en alerta. Llevaba meses tratando de averiguar algo y se había centrado tanto en St. Friedrich que hasta se había olvidado de su propio camino: su padre.
— ¿Día? — desvió la mirada hacia un lado, pensativa. Aún seguía con la mano sobre el vendaje de Drake. — Finales de mayo, creo... la última vez que te vi fue aquí Drake, en octubre, antes de marcharme — no quiso decir hacia dónde se había ido.
— ¿De verdad no recuerdas este lugar? — se sorprendió. — Aquí vivimos durante un tiempo, bueno tú más, yo llegué y enseguida me fui, pero esto fue un refugio, fue tu refugio, acogiste a muchas personas... ¿No sabes nada de ellas? — conforme iba hablando podía denotarse cierta angustia en su voz. ¿Qué le había pasado, había perdido la memoria? Suspiró. ¿Qué era aquella sensación? ¿De verdad sentía lástima por él o por aquellas personas? Apenas había compartido un tiempo con ellos, pero cuidaron de ella... y eso le hizo pensar en Harvey y lo mucho que discutía con ella por sus métodos. En aquel mundo había que ser tajante, eso o te devoraban literalmente.
— Mierda Drake, ¿no te acuerdas de este lugar o de qué pasó con la gente? Tú cuidabas de ellos — su mano se tensó sobre la herida y apretó con fuerza, casi sin darse cuenta, a causa de la rabia. — Esa gente confiaba en ti — su mandíbula se tensó.
— ¿Ellos? — si él estaba tenso, ella repentinamente también, porque no tardó en imaginar varias posibilidades y una de ellas no le gustaba ni un pelo. — Ellos... ¿Umbrella? — cuestionó y acercó su rostro mejor al de él. — ¿Umbrella te ha hecho esto Drake? — su rostro se había desencajado. La posibilidad de conocer mejor de Umbrella la había puesto en alerta. Llevaba meses tratando de averiguar algo y se había centrado tanto en St. Friedrich que hasta se había olvidado de su propio camino: su padre.
— ¿Día? — desvió la mirada hacia un lado, pensativa. Aún seguía con la mano sobre el vendaje de Drake. — Finales de mayo, creo... la última vez que te vi fue aquí Drake, en octubre, antes de marcharme — no quiso decir hacia dónde se había ido.
— ¿De verdad no recuerdas este lugar? — se sorprendió. — Aquí vivimos durante un tiempo, bueno tú más, yo llegué y enseguida me fui, pero esto fue un refugio, fue tu refugio, acogiste a muchas personas... ¿No sabes nada de ellas? — conforme iba hablando podía denotarse cierta angustia en su voz. ¿Qué le había pasado, había perdido la memoria? Suspiró. ¿Qué era aquella sensación? ¿De verdad sentía lástima por él o por aquellas personas? Apenas había compartido un tiempo con ellos, pero cuidaron de ella... y eso le hizo pensar en Harvey y lo mucho que discutía con ella por sus métodos. En aquel mundo había que ser tajante, eso o te devoraban literalmente.
— Mierda Drake, ¿no te acuerdas de este lugar o de qué pasó con la gente? Tú cuidabas de ellos — su mano se tensó sobre la herida y apretó con fuerza, casi sin darse cuenta, a causa de la rabia. — Esa gente confiaba en ti — su mandíbula se tensó.
Cuando la rubia pronunció aquel nombre, fue como si algo se activase en la mente de Drake, como un instinto de alerta máxima. Apretó los puños y su respiración comenzó a acelerarse un poco... Umbrella... Aquellos monstruos habian destrozado su vida desde que aparecieron por primera vez en su vida, y nuevamente lo habían vuelto a hacer, habían quebrado su espíritu, algo que parecía casi imposible con alguien como él.
Miró fijamente a Erica, de forma que sin necesidad de hablar ella misma supiera la respuesta, además de por su reacción.
Finales de Mayo... ¿De verdad? Es decir, ¿cuánto le habían tenido cautivo? Según las palabras de Erica, ella le había visto por última vez en Octubre, eso quería decir que habían pasado alrededor de... ¿¡Siete meses!? ¿De verdad había pasado tanto tiempo?-No puede ser... No...-Se llevó una mano al rostro, negando con la cabeza una y otra vez, con un nudo en la garganta... Siete meses de sufrimiento... Putos monstruos...
La explicación de Erica pareció ayudar con sus recuerdos, al menos los relacionados con aquel lugar, una parte. Una sucesión de imágenes pasó por su cabeza, algo más ordenadas, sin causarle esas jaquecas.
Sí, recordaba ese lugar, La Prisión, empezaba a hacerlo... Aquél fue su hogar, había luchado por reconstruirlo, por convertirlo en un lugar donde los supervivientes pudieran vivir en paz y protegidos de los peligros del exterior.-No...-Murmuró, para sí mismo más bien... Empezaba a encajar las piezas, y no le estaba gustando nada.
Soltó un quejido de dolor cuando Erica apretó su herida, llevando su diestra automáticamente a la muñeca ajena para apartarla, no bruscamente, pero si con algo de contundencia, ya que le estaba haciendo daño. La miró a través de los cabellos enmarañados.-Ellos... Me tendieron una trampa...-Empezó a explicar según iba recordando.-Iba con un grupo... Nos atacaron... Ellos los mataron y a mi me capturaron...-Soltó la muñeca de la chica, despacio.-Me querían a mi... Ellos me...-De pronto, su olfato captó algo, un olor a ceniza, y un "click" le activó.-¿Qué es eso?-Quizás ella no pudiera captarlo, él a fin de cuentas era geneticamente superior.
Se puso en pie, ignorando el dolor, y miró hacia una de las ventanas de la enfermería. Después, comenzó a andar rápido, moviéndose por los pasillos como si de pronto los recordase de nuevo. Se dirigía al patio trasero del edificio, y mientras más caminaba, más intenso se hacía el olor y más se aceleraba su corazón.
Llegó a una puerta de emergencia cerrada, la abrió de un empujón, y lo que le recibió nada más salir le hizo ahogar un grito.-No... No...
Si pensaba que había huido del Infierno, estaba muy equivocado, pues quizás incluso lo que estaba contemplando era aún peor de lo que había sufrido durante siete meses: Una montaña de cadáveres, carbonizados, se alzaba ante él. Podía escuchar que incluso alguno se había convertido en un zombie y se intentaba mover, atrapado por otros cadáveres. El olor a muerte se intensificó al instante, aquella escena era dantesca, terrible, una auténtica pesadilla.
Drake se llevó una mano al pecho, sollozando, y se dejó caer de rodillas, sin fuerza, varias lágrimas resbalaron por su rostro.-No... No puede ser... Por favor...-Si no habían terminado de romperle, aquello le quebró por completo.
Erica tenía razón, esa gente estaba bajo su protección, y Umbrella los había masacrado. Él no había estado para ayudar, le habían capturado... Sólo podía arrepentirse de no haber estado allí, y llorar, llorar como alguien que había perdido a un ser querido, porque casi era lo que le había pasado... Lo había perdido todo.
Miró fijamente a Erica, de forma que sin necesidad de hablar ella misma supiera la respuesta, además de por su reacción.
Finales de Mayo... ¿De verdad? Es decir, ¿cuánto le habían tenido cautivo? Según las palabras de Erica, ella le había visto por última vez en Octubre, eso quería decir que habían pasado alrededor de... ¿¡Siete meses!? ¿De verdad había pasado tanto tiempo?-No puede ser... No...-Se llevó una mano al rostro, negando con la cabeza una y otra vez, con un nudo en la garganta... Siete meses de sufrimiento... Putos monstruos...
La explicación de Erica pareció ayudar con sus recuerdos, al menos los relacionados con aquel lugar, una parte. Una sucesión de imágenes pasó por su cabeza, algo más ordenadas, sin causarle esas jaquecas.
Sí, recordaba ese lugar, La Prisión, empezaba a hacerlo... Aquél fue su hogar, había luchado por reconstruirlo, por convertirlo en un lugar donde los supervivientes pudieran vivir en paz y protegidos de los peligros del exterior.-No...-Murmuró, para sí mismo más bien... Empezaba a encajar las piezas, y no le estaba gustando nada.
Soltó un quejido de dolor cuando Erica apretó su herida, llevando su diestra automáticamente a la muñeca ajena para apartarla, no bruscamente, pero si con algo de contundencia, ya que le estaba haciendo daño. La miró a través de los cabellos enmarañados.-Ellos... Me tendieron una trampa...-Empezó a explicar según iba recordando.-Iba con un grupo... Nos atacaron... Ellos los mataron y a mi me capturaron...-Soltó la muñeca de la chica, despacio.-Me querían a mi... Ellos me...-De pronto, su olfato captó algo, un olor a ceniza, y un "click" le activó.-¿Qué es eso?-Quizás ella no pudiera captarlo, él a fin de cuentas era geneticamente superior.
Se puso en pie, ignorando el dolor, y miró hacia una de las ventanas de la enfermería. Después, comenzó a andar rápido, moviéndose por los pasillos como si de pronto los recordase de nuevo. Se dirigía al patio trasero del edificio, y mientras más caminaba, más intenso se hacía el olor y más se aceleraba su corazón.
Llegó a una puerta de emergencia cerrada, la abrió de un empujón, y lo que le recibió nada más salir le hizo ahogar un grito.-No... No...
Si pensaba que había huido del Infierno, estaba muy equivocado, pues quizás incluso lo que estaba contemplando era aún peor de lo que había sufrido durante siete meses: Una montaña de cadáveres, carbonizados, se alzaba ante él. Podía escuchar que incluso alguno se había convertido en un zombie y se intentaba mover, atrapado por otros cadáveres. El olor a muerte se intensificó al instante, aquella escena era dantesca, terrible, una auténtica pesadilla.
Drake se llevó una mano al pecho, sollozando, y se dejó caer de rodillas, sin fuerza, varias lágrimas resbalaron por su rostro.-No... No puede ser... Por favor...-Si no habían terminado de romperle, aquello le quebró por completo.
Erica tenía razón, esa gente estaba bajo su protección, y Umbrella los había masacrado. Él no había estado para ayudar, le habían capturado... Sólo podía arrepentirse de no haber estado allí, y llorar, llorar como alguien que había perdido a un ser querido, porque casi era lo que le había pasado... Lo había perdido todo.
- Spoiler:
Cuando le agarró la muñeca el rostro de Erica enfureció. No se había dado cuenta de que le estaba apretando la herida con fuerza, pero después no le importó y hasta lo habría hecho a posta porque estaba furiosa, incluso estuvo a punto de golpearlo con la mano libre, pero en el último momento la soltó y se detuvo.
— Te vas a hacer daño — gruñó. Pero ahora le dio igual, era un maldito testarudo. La rubia le siguió de cerca con calma, observando lo que hacía y hacia dónde se dirigía. Antes de salir de la enfermería recogió la pistola que él traía y se la guardó en el cinturón, en la parte trasera del pantalón. ¿Los habían matado a todos? De nuevo sintió pena, pero la furia se interpuso. Aún así su rostro se mantuvo en apariencia sereno.
Al alcanzar el patio, un extraño olor familiar, de esos olores que no traían nada bueno, inundó sus fosas nasales. De nuevo se podía distinguir como la mandíbula de Erica se tensaba. Una montaña de ceniza se erguía en el centro del patio. Agachó la mirada. Se había quedado en el umbral de la puerta, se obligó a si misma a mirar, las cenizas, restos de huesos...
Maldijo en alemán a la vez que se daba la vuelta y la golpeaba con furia con la mano derecha. hasta se hizo daño, pero no lo pudo evitar. La gente para Umbrella podía significar nada, e incluso menos que eso. Ahora solo podía recordar a aquellas personas con las que compartió hogar una temporada y estaba furiosa. Pero había algo que había pasado por alto y repentinamente volvió a su mente.
— ¿Por qué? — preguntó. Se dio la vuelta y fue directa hacia Drake. Se agachó apenas un poco para mirarle directamente. la mirada de ella brillaba de furia. — ¿Por qué te capturaron, qué significas tú para Umbrella? — no lo entendía y esa pregunta se había clavado con fuerza en su mente.
— Te vas a hacer daño — gruñó. Pero ahora le dio igual, era un maldito testarudo. La rubia le siguió de cerca con calma, observando lo que hacía y hacia dónde se dirigía. Antes de salir de la enfermería recogió la pistola que él traía y se la guardó en el cinturón, en la parte trasera del pantalón. ¿Los habían matado a todos? De nuevo sintió pena, pero la furia se interpuso. Aún así su rostro se mantuvo en apariencia sereno.
Al alcanzar el patio, un extraño olor familiar, de esos olores que no traían nada bueno, inundó sus fosas nasales. De nuevo se podía distinguir como la mandíbula de Erica se tensaba. Una montaña de ceniza se erguía en el centro del patio. Agachó la mirada. Se había quedado en el umbral de la puerta, se obligó a si misma a mirar, las cenizas, restos de huesos...
Maldijo en alemán a la vez que se daba la vuelta y la golpeaba con furia con la mano derecha. hasta se hizo daño, pero no lo pudo evitar. La gente para Umbrella podía significar nada, e incluso menos que eso. Ahora solo podía recordar a aquellas personas con las que compartió hogar una temporada y estaba furiosa. Pero había algo que había pasado por alto y repentinamente volvió a su mente.
— ¿Por qué? — preguntó. Se dio la vuelta y fue directa hacia Drake. Se agachó apenas un poco para mirarle directamente. la mirada de ella brillaba de furia. — ¿Por qué te capturaron, qué significas tú para Umbrella? — no lo entendía y esa pregunta se había clavado con fuerza en su mente.
Podría sentir furia, rabia hacia aquellos que habían causado la muerte de tanta gente inocente, incluso sed de venganza; pero estaba tan roto que lo que sentía era una profunda tristeza, que los había fallado a todos, como siempre había hecho a todos los que le rodeaban... Sí, empezaba a recordar, su pasado, a Jenna... Su mujer... Al Escuadrón Zero cuando estaba en Umbrella... Harley, cuando creyó que había muerto en Raccoon City... Y ahora a la gente de La Prisión. Los había fallado a todos.-Lo siento... Lo siento tanto...-Sentía que sus manos estaban manchadas con la sangre de aquella gente, todo por culpa de su pasado.
Pasado que no había dejado de perseguirle.
Escuchó a Erica golpear algo y maldecir en el idioma que la había escuchado anteriormente, por un momento creyó reconocer algunas palabras, pero no le prestó atención.
No hasta que se acercó a él y le preguntó, con rabia. Él no la miró.-Yo...-Negó con la cabeza, había tratado de mantener su pasado oculto, huir de él, mantener a salvo a la gente de sí mismo, y aun así, ahora estaba en esa situación... ¿De verdad creía que podía esconderlo para siempre?-Trabajé para ellos... Hace mucho tiempo... Al principio de todo...-Lo contaba con un nudo en la garganta, por primera vez lo estaba haciendo.-Me sacaron del servicio militar para contratarme y trabajar para ellos... Me engañaron... Me...-Trató de respirar hondo y al hacerlo sintió un pinchazo en el costado, donde estaba herido.-Experimentaron conmigo... Me convirtieron en su arma... Lideraba un escuadrón, y después de lo de Raccoon City, me hicieron dejar atrás a uno de mis compañeros..., lo dejé, huí...
Hizo fuerzas y trató de mirar a la chica a los ojos, como si se estuviera confesando de un gran pecado y estuviera pidiendo perdón por ello.-Los he fallado a todos... Tenía que haber sido yo, tenía que haber muerto...-Estaría encantado de recibir un disparo en ese momento, uno en la cabeza, que acabase con todo aquello en un abrir y cerrar los ojos. Y que ello trajera de vuelta, de alguna forma, a todas aquellas personas.
Pasado que no había dejado de perseguirle.
Escuchó a Erica golpear algo y maldecir en el idioma que la había escuchado anteriormente, por un momento creyó reconocer algunas palabras, pero no le prestó atención.
No hasta que se acercó a él y le preguntó, con rabia. Él no la miró.-Yo...-Negó con la cabeza, había tratado de mantener su pasado oculto, huir de él, mantener a salvo a la gente de sí mismo, y aun así, ahora estaba en esa situación... ¿De verdad creía que podía esconderlo para siempre?-Trabajé para ellos... Hace mucho tiempo... Al principio de todo...-Lo contaba con un nudo en la garganta, por primera vez lo estaba haciendo.-Me sacaron del servicio militar para contratarme y trabajar para ellos... Me engañaron... Me...-Trató de respirar hondo y al hacerlo sintió un pinchazo en el costado, donde estaba herido.-Experimentaron conmigo... Me convirtieron en su arma... Lideraba un escuadrón, y después de lo de Raccoon City, me hicieron dejar atrás a uno de mis compañeros..., lo dejé, huí...
Hizo fuerzas y trató de mirar a la chica a los ojos, como si se estuviera confesando de un gran pecado y estuviera pidiendo perdón por ello.-Los he fallado a todos... Tenía que haber sido yo, tenía que haber muerto...-Estaría encantado de recibir un disparo en ese momento, uno en la cabeza, que acabase con todo aquello en un abrir y cerrar los ojos. Y que ello trajera de vuelta, de alguna forma, a todas aquellas personas.
- Spoiler:
— Que lo sientas no va a cambiar nada — su acento parecía marcarse conforme se iba enfadando más. Ahora... ahora se cuestionaba tantas cosas. Había discutido tanto con Harley por sus métodos, sus formas de tratar a la gente, de castigar a los que realizaban cualquier mal. Había comenzado a verlos desproporcionados y sin embargo ella tenía razón, una vez más la tenía. El mundo había cambiado y con él las personas.
Su cuerpo se tensó al escucharlo, al mencionarlos a ellos, no de forma directa, pero sabía de quiénes hablaba. Lo miró fijamente, se mostraba en apariencia firme, seria, concentrada en sus palabras y cuando acabó, se levantó con un chasquido. Umbrella una vez más.
— ¿Y dónde estabas cuándo pasó esto? — preguntó. No estaba teniendo tacto ninguno, pero es que el tacto no era parte de la personalidad de Erica. Trataba de pensar y en realidad simplemente estaba furiosa, contra Umbrella. Quería culpar a alguien a parte de Umbrella, porque no podría hacer otra cosa. Estaba muy cansada de ellos, usaban a las personas a su antojo, como su padre lo hizo con ella y... todo aquello no era más que un reflejo de su propia historia pasada. Erica también había formado parte de Umbrella y no se arrepentía, lo que le cabreaba era que después de todo le hubieran dado la patada, más aún su propio padre. Y ahora veía ese reflejo en aquellas personas, personas que le abrieron su hogar en alguna ocasión, que la vistieron y dieron de comer. Claro que le enfadaba que una vez más esa organización se cargara todo eso. Que dispusieran a su antojo sin importar nada.
— Drake, no has sido tú — dijo finalmente. Había habido otra cosa que captó su atención. Y es que dijo que habían experimentado con él. Eso no la ayudó a calmarse. Había escuchado rumores, durante su estancia en la compañía de proyectos, de investigaciones con sujetos vivos, pero... ¿Humanos? Todos acababan siendo aberraciones, lo miró mejor. No parecía haber nada raro, deformidades o brazos extra.
— Ha sido Umbrella, no tienes culpa alguna salvo... tal vez no haber estado aquí o haberlos liderado mejor — se mordió el labio pensativa. Podía ver los cuerpos, los huesos... e incluso uno de ellos parecía querer moverse todavía. Caminó lentamente hasta el amasijo de huesos y carne reseca chamuscada. Estaba pegado a otros restos, se limitaba a abrir y cerrar lo que le quedaba de mandíbula. Incrustó el cuchillo en el cráneo para darle un final a ese pobre desgraciado. No hizo falta apenas fuerza o defenderse, porque los restos estaban en un estado lamentable. Esa sensación de pena, mezclada con furia la seguía invadiendo y se sentía de lo más extraña. Odiaba aquello, odiaba con todas sus fuerzas que hubiera ocurrido aquello. Y más aún lo que significaba para ella, no quería sentirse así.
— Llóralos más tarde, ahora tal vez deberías plantearte como vengarlos — comentó de regreso. Seguía observándolo. Quería preguntar otras cosas, por mera curiosidad, pero no supo por dónde empezar.
Su cuerpo se tensó al escucharlo, al mencionarlos a ellos, no de forma directa, pero sabía de quiénes hablaba. Lo miró fijamente, se mostraba en apariencia firme, seria, concentrada en sus palabras y cuando acabó, se levantó con un chasquido. Umbrella una vez más.
— ¿Y dónde estabas cuándo pasó esto? — preguntó. No estaba teniendo tacto ninguno, pero es que el tacto no era parte de la personalidad de Erica. Trataba de pensar y en realidad simplemente estaba furiosa, contra Umbrella. Quería culpar a alguien a parte de Umbrella, porque no podría hacer otra cosa. Estaba muy cansada de ellos, usaban a las personas a su antojo, como su padre lo hizo con ella y... todo aquello no era más que un reflejo de su propia historia pasada. Erica también había formado parte de Umbrella y no se arrepentía, lo que le cabreaba era que después de todo le hubieran dado la patada, más aún su propio padre. Y ahora veía ese reflejo en aquellas personas, personas que le abrieron su hogar en alguna ocasión, que la vistieron y dieron de comer. Claro que le enfadaba que una vez más esa organización se cargara todo eso. Que dispusieran a su antojo sin importar nada.
— Drake, no has sido tú — dijo finalmente. Había habido otra cosa que captó su atención. Y es que dijo que habían experimentado con él. Eso no la ayudó a calmarse. Había escuchado rumores, durante su estancia en la compañía de proyectos, de investigaciones con sujetos vivos, pero... ¿Humanos? Todos acababan siendo aberraciones, lo miró mejor. No parecía haber nada raro, deformidades o brazos extra.
— Ha sido Umbrella, no tienes culpa alguna salvo... tal vez no haber estado aquí o haberlos liderado mejor — se mordió el labio pensativa. Podía ver los cuerpos, los huesos... e incluso uno de ellos parecía querer moverse todavía. Caminó lentamente hasta el amasijo de huesos y carne reseca chamuscada. Estaba pegado a otros restos, se limitaba a abrir y cerrar lo que le quedaba de mandíbula. Incrustó el cuchillo en el cráneo para darle un final a ese pobre desgraciado. No hizo falta apenas fuerza o defenderse, porque los restos estaban en un estado lamentable. Esa sensación de pena, mezclada con furia la seguía invadiendo y se sentía de lo más extraña. Odiaba aquello, odiaba con todas sus fuerzas que hubiera ocurrido aquello. Y más aún lo que significaba para ella, no quería sentirse así.
— Llóralos más tarde, ahora tal vez deberías plantearte como vengarlos — comentó de regreso. Seguía observándolo. Quería preguntar otras cosas, por mera curiosidad, pero no supo por dónde empezar.
Las palabras de Erica, aunque duras, eran ciertas, al menos para Drake en ese momento. Tenía que haber estado allí, tenía que haber sido él quien cayera, no su gente.-Me habían capturado, Erica...-No pretendía justificarse, pero la verdad era esa: Después de matar al grupo con el que iba, los soldados le sedaron y se lo llevaron.-No se dónde me han tenido encerrado este tiempo... No...-Dejó de hablar, más que nada porque temía hablar de ello, de todo lo que habían hecho.
Porque había sido una pesadilla.
De nuevo, Erica habló, pero esta vez para explicarle que él no tenía la culpa, si no Umbrella, ellos habían provocado eso. Y sí, era cierto, los asesinos eran ellos. Pero él no había preparado a la gente para esa posible amenaza, se había confiado, pensaba que no le encontrarían tan lejos.¿Cómo han podido encontrarme...?-Eso era lo que no llegaba a comprender, siempre había tratado de ocultar su rastro, sin contar su pasado a nadie... ¿Había sido casualidad quizás? ¿Le habían rastreado de alguna forma?
Y entonces lo recordó, abrió los ojos como platos, con sorpresa.No puede ser...-Se puso en pie, soltando un quejido de dolor al hacerlo, miró un momento a Erica y luego se dio la vuelta, corriendo hacia la puerta e internadose de nuevo en la prisión. Se dirigió a toda prisa a la que fue a su habitación en uno de los pisos superiores, estaba todo manga por hombro, desordenado, como si hubieran estado registrando. Buscó entre todas las cosas hasta tener entre sus manos aquello que había despertado sus sospechas.
Tenía consigo el casco que se llevó cuando dejó Umbrella, aquel casco de alta tecnología que pensaba que había conseguido hackear para que no le encontrasen. Se sentó en el colchón, nervioso.-Imbécil...-Apretó el casco con fuerza... Ahora lo entendía.
Habían vuelto, de alguna manera, a rastrear la señal de su casco, quizás recalibrando la señal que emitía, y aunque no lo había vuelto a usar, estaban observándole en todo momento, esperando la ocasión perfecta.-¡¡HIJOS DE PUTA!!-Lanzó con todas sus fuerzas el casco contra una de las paredes, haciéndolo añicos e incluso agrietándola ligeramente.
No, no les iba a perdonar aquello, definitivamente.
Porque había sido una pesadilla.
De nuevo, Erica habló, pero esta vez para explicarle que él no tenía la culpa, si no Umbrella, ellos habían provocado eso. Y sí, era cierto, los asesinos eran ellos. Pero él no había preparado a la gente para esa posible amenaza, se había confiado, pensaba que no le encontrarían tan lejos.¿Cómo han podido encontrarme...?-Eso era lo que no llegaba a comprender, siempre había tratado de ocultar su rastro, sin contar su pasado a nadie... ¿Había sido casualidad quizás? ¿Le habían rastreado de alguna forma?
Y entonces lo recordó, abrió los ojos como platos, con sorpresa.No puede ser...-Se puso en pie, soltando un quejido de dolor al hacerlo, miró un momento a Erica y luego se dio la vuelta, corriendo hacia la puerta e internadose de nuevo en la prisión. Se dirigió a toda prisa a la que fue a su habitación en uno de los pisos superiores, estaba todo manga por hombro, desordenado, como si hubieran estado registrando. Buscó entre todas las cosas hasta tener entre sus manos aquello que había despertado sus sospechas.
Tenía consigo el casco que se llevó cuando dejó Umbrella, aquel casco de alta tecnología que pensaba que había conseguido hackear para que no le encontrasen. Se sentó en el colchón, nervioso.-Imbécil...-Apretó el casco con fuerza... Ahora lo entendía.
Habían vuelto, de alguna manera, a rastrear la señal de su casco, quizás recalibrando la señal que emitía, y aunque no lo había vuelto a usar, estaban observándole en todo momento, esperando la ocasión perfecta.-¡¡HIJOS DE PUTA!!-Lanzó con todas sus fuerzas el casco contra una de las paredes, haciéndolo añicos e incluso agrietándola ligeramente.
No, no les iba a perdonar aquello, definitivamente.
- Spoiler:
Aunque en apariencia se mostró tranquila, sus ojos se abrieron como platos cuando vio lo que Drake hizo con el caso y la pared. Alguien normal y corriente no habría podido causar ese destrozo, y menos herido como lo estaba él.
— ¿Por qué vinieron entonces aquí si ya te tenía, eh? — preguntó. Un escalofrío la recorrió de arriba a abajo al pensar que, durante su estancia, ella había estado en esa misma celda/habitación charlando con él. Como ahora. — Si encontraron la señal, es posible que también hubieran podido activar el micrófono y visor — así que era posible que supieran que seguía con vida. Tomó una gran bocanada de aire y hasta se tuvo que sentar también.
Eldritch ahora sabría que seguía viva, y claro, fue él testigo de cómo la mordieron, así que... así que eso sería interesante para él. Y ahora, en aquel momento comprendió entonces por qué fueron a La Prisión si ya tenían a Drake.
— Es culpa tuya — estaba furiosa. — ¿Cómo se te ocurrió quedarte con eso? — y a punto estuvo de golpearlo. Alzó la mano y se contuvo cerrando el puño. Se puso en pie y fue directa a la puerta de la celda.
— Tenemos que irnos, si te están buscando van a volver a aquí y más si ahora ven que la señal ha dejado de funcionar — señaló el casco hecho añicos. Lo que le faltaba, Umbrella pisándole los talones, el factor sorpresa se lo había cargado él y encima ella tenía que tener a esas personas en su conciencia. No, es que no podía, lo culpaba a él, a su estupidez.
— Te juro que... si no fuera porque les importas a niveles que ni yo conozco... — alzó las manos, estaba muy tensa. — Te vienes conmigo, vámonos YA — gritó prácticamente. Llevarse a Drake era lo que menos deseaba, pero estaba herido, Umbrella los buscaba y necesitaba tiempo para pensar, deshacerse de él era una irresponsabilidad muy grande. La cabeza le daba vueltas. Solo podía pensar en que aquel viaje era para desconectar, supuestamente para descansar y Harvey... Oh Harvey, ella también estaba siendo buscada por Umbrella y ahora sentía que había puesto una diana en St. Friedrich, no podría regresar allí, era ponerlos a todos en juego.
— Drake, tenemos que irnos, si quieres llevarte algo es el momento, nada que perteneciera a Umbrella, por favor — le agarró con fuerza por el hombro.
Se mentalizó, suspiró, cerró los ojos y trató de pensar. Culparlo a él era muy fácil, de hecho lo más fácil. Y estaba tan furiosa que no era el momento de tomar decisiones drásticas, lo único que pensaba con claridad era que debían marcharse ya y que tenía que ser con él, después pensaría qué hacer.
— ¿Por qué vinieron entonces aquí si ya te tenía, eh? — preguntó. Un escalofrío la recorrió de arriba a abajo al pensar que, durante su estancia, ella había estado en esa misma celda/habitación charlando con él. Como ahora. — Si encontraron la señal, es posible que también hubieran podido activar el micrófono y visor — así que era posible que supieran que seguía con vida. Tomó una gran bocanada de aire y hasta se tuvo que sentar también.
Eldritch ahora sabría que seguía viva, y claro, fue él testigo de cómo la mordieron, así que... así que eso sería interesante para él. Y ahora, en aquel momento comprendió entonces por qué fueron a La Prisión si ya tenían a Drake.
— Es culpa tuya — estaba furiosa. — ¿Cómo se te ocurrió quedarte con eso? — y a punto estuvo de golpearlo. Alzó la mano y se contuvo cerrando el puño. Se puso en pie y fue directa a la puerta de la celda.
— Tenemos que irnos, si te están buscando van a volver a aquí y más si ahora ven que la señal ha dejado de funcionar — señaló el casco hecho añicos. Lo que le faltaba, Umbrella pisándole los talones, el factor sorpresa se lo había cargado él y encima ella tenía que tener a esas personas en su conciencia. No, es que no podía, lo culpaba a él, a su estupidez.
— Te juro que... si no fuera porque les importas a niveles que ni yo conozco... — alzó las manos, estaba muy tensa. — Te vienes conmigo, vámonos YA — gritó prácticamente. Llevarse a Drake era lo que menos deseaba, pero estaba herido, Umbrella los buscaba y necesitaba tiempo para pensar, deshacerse de él era una irresponsabilidad muy grande. La cabeza le daba vueltas. Solo podía pensar en que aquel viaje era para desconectar, supuestamente para descansar y Harvey... Oh Harvey, ella también estaba siendo buscada por Umbrella y ahora sentía que había puesto una diana en St. Friedrich, no podría regresar allí, era ponerlos a todos en juego.
— Drake, tenemos que irnos, si quieres llevarte algo es el momento, nada que perteneciera a Umbrella, por favor — le agarró con fuerza por el hombro.
Se mentalizó, suspiró, cerró los ojos y trató de pensar. Culparlo a él era muy fácil, de hecho lo más fácil. Y estaba tan furiosa que no era el momento de tomar decisiones drásticas, lo único que pensaba con claridad era que debían marcharse ya y que tenía que ser con él, después pensaría qué hacer.
¿Que por qué volvieron a la prisión? Era evidente: Podía haber más como él allí, era algo que Drake nunca había preguntado a su gente, si es que tenían algo que ver con Umbrella o huían de ellos. Solo lo hizo con Erica la ocasión en la que hablaron allí mismo, y ella no dio tampoco mucha información. Aunque... Claro, quizás a ese alguien lo estuvieran buscando y cuando aparecieron, ya no estaba...
Miró a la chica, serio, cuando esta le culpó por haberse quedado con aquel material. Sí, era culpable, lo admitía, pero había algo que Erica le estaba ocultando, lo llevaba haciendo desde que la conoció, estaba seguro. Pero no era el momento de hablar de ello.
Porque si estaba en lo cierto en algo, es que tenían que marcharse de allí, pues el casco podría seguir activo y al haberlo destruido, Umbrella se daría cuenta, o quizás no le dieran importancia.-Hmm...-Soltó un gruñido mezclado con un suspiro. Tenía mil ideas en la cabeza, pero volver con esos cabrones no era una de ellas.-¿Has venido en coche o andando?-Preguntó mientras se ponía en pie, despacio. Un tenue brillo en su mirada se empezó a apreciar, como si tuviera en la cabeza algo que hacer. Incluso su tono había cambiado, aunque seguía dolido, se le escuchaba más firme.
Rebuscó allí mismo entre sus cosas, los inútiles de Umbrella no se habían llevado nada, o lo habían dejado a propósito, le daba igual. Accedió a un hueco oculto en la pared, donde sacó una mochila militar y varias armas: Una Benelli M4 Super 90 con varios cartuchos, una G36 con otros cuantos cargadores y una especie de katana más pequeña.-Espérame fuera, tengo algo que hacer.-Comenzó a meter cartuchos en la escopeta, con decisión. Se giró un momento y miró a la chica antes de que pudiera replicarle.-No te estoy pidiendo permiso, espérame fuera y prepárate.-Volvió a darse la vuelta para seguir con lo que estaba haciendo.
No pensaba marcharse sin más, dejarles a aquellos bastardos el que fue su refugio, si es que en algún momento pensaban quedárselo. Y como sabía que iban a volver para comprobar si estaba allí, les iba a dejar una buena sorpresa. Aún tenía tiempo suficiente para ello.
Terminó de recargar la G36 y volvió a meter la mano en el agujero, sacando de ahí un chaleco antibalas. Lo dejó todo dispuesto en el suelo, ordenado, y rebuscó en la cama una camiseta nueva que ponerse, o varias, las que no se puso las dejó junto al resto de cosas. Una vez se cambió la prenda por una más limpia, comenzó a colocar todo.
Primero se puso el chaleco antibalas, luego se colgó el ninjato a la espalda. La escopeta la guardó en la mochila en uno de los compartimentos que tenía, e hizo lo mismo con la ropa. Luego se cargó la mochila a la espalda y el g36 se lo colgó en los hombros, poniendo los cargadores y cartuchos distribuidos en el chaleco.
Al ponerse en pie, algo cayó de un pequeño bolsillo abierto de la mochila, a sus pies, se volvió a agachar para recogerlo y lo observó, en seguida se le hizo un nudo en la garganta: Se trataba del colgante con la chapa militar y el anillo de compromiso de Jenna, apretó la mandíbula y se lo llevó al pecho, luego de unos segundos se lo puso.
Salió de la habitación y se dirigió a la zona de los generadores de emergencia, rezando porque estos aún tuvieran combustible para dar energía suficiente a la prisión. Cuando los tuvo delante, comenzó a toquetear botones de la consola de mando, los cuales se encendieron, luego comprobó los depósitos de los generadores, uno por uno, y suspiró de alivio al ver que tenían combustible.-No me falléis ahora...-Volvió a la consola de mando y pulsó un botón verde en el que rezaba la palabra "POWER", y durante unos largos segundos, los generadores poco a poco se empezaron a encender de forma vaga. Hasta conseguir las revoluciones necesarias, inundando la sala de un gran ruido. Esbozó una pequeña sonrisa y asintió satisfecho, volvió a pulsar otro botón y la energía se empezó a distribuir por toda la prisión, las luces fueron lo primero que se encendieron.
Salió de aquella sala y se dirigió a la zona trasera de la prisión, abrió la reja de entrada, donde aun quedaba algún que otro zombie, lo hizo despacio para evitar que se dieran cuenta, y volvió al interior, dejando también abierta esa misma puerta. Aquella entrada era una entrada secundaria que no se solía usar, o al menos, su gente no solía hacerlo, pero en esa ocasión si que iba a darle una buena utilidad.
Se dirigió al Hall principal, a la oficina de recepción, allí buscó en otra consola un botón en específico: Alarma. Y cuando la encontró, lo pulsó sin dudar. Y entonces una creciente y estridente alarma comenzó a sonar por dentro y fuera de la prisión: Ahora sí debían darse prisa.
Salió del lugar, dando un último vistazo atrás, al que fuera su hogar antaño. Su mente, por un momento, ignoró la situación actual de ese sitio y reconstruyó todo a cómo era antes: Había niños, gente mayor... Todos convivían allí felices, incluso él mismo empezabaa serlo.
Sacudió la cabeza, despacio, respiró hondo y apretó los puños.-Lo siento...-Se dio la vuelta y salió definitivamente de allí para reunirse con Erica.
Miró a la chica, serio, cuando esta le culpó por haberse quedado con aquel material. Sí, era culpable, lo admitía, pero había algo que Erica le estaba ocultando, lo llevaba haciendo desde que la conoció, estaba seguro. Pero no era el momento de hablar de ello.
Porque si estaba en lo cierto en algo, es que tenían que marcharse de allí, pues el casco podría seguir activo y al haberlo destruido, Umbrella se daría cuenta, o quizás no le dieran importancia.-Hmm...-Soltó un gruñido mezclado con un suspiro. Tenía mil ideas en la cabeza, pero volver con esos cabrones no era una de ellas.-¿Has venido en coche o andando?-Preguntó mientras se ponía en pie, despacio. Un tenue brillo en su mirada se empezó a apreciar, como si tuviera en la cabeza algo que hacer. Incluso su tono había cambiado, aunque seguía dolido, se le escuchaba más firme.
Rebuscó allí mismo entre sus cosas, los inútiles de Umbrella no se habían llevado nada, o lo habían dejado a propósito, le daba igual. Accedió a un hueco oculto en la pared, donde sacó una mochila militar y varias armas: Una Benelli M4 Super 90 con varios cartuchos, una G36 con otros cuantos cargadores y una especie de katana más pequeña.-Espérame fuera, tengo algo que hacer.-Comenzó a meter cartuchos en la escopeta, con decisión. Se giró un momento y miró a la chica antes de que pudiera replicarle.-No te estoy pidiendo permiso, espérame fuera y prepárate.-Volvió a darse la vuelta para seguir con lo que estaba haciendo.
No pensaba marcharse sin más, dejarles a aquellos bastardos el que fue su refugio, si es que en algún momento pensaban quedárselo. Y como sabía que iban a volver para comprobar si estaba allí, les iba a dejar una buena sorpresa. Aún tenía tiempo suficiente para ello.
Terminó de recargar la G36 y volvió a meter la mano en el agujero, sacando de ahí un chaleco antibalas. Lo dejó todo dispuesto en el suelo, ordenado, y rebuscó en la cama una camiseta nueva que ponerse, o varias, las que no se puso las dejó junto al resto de cosas. Una vez se cambió la prenda por una más limpia, comenzó a colocar todo.
Primero se puso el chaleco antibalas, luego se colgó el ninjato a la espalda. La escopeta la guardó en la mochila en uno de los compartimentos que tenía, e hizo lo mismo con la ropa. Luego se cargó la mochila a la espalda y el g36 se lo colgó en los hombros, poniendo los cargadores y cartuchos distribuidos en el chaleco.
Al ponerse en pie, algo cayó de un pequeño bolsillo abierto de la mochila, a sus pies, se volvió a agachar para recogerlo y lo observó, en seguida se le hizo un nudo en la garganta: Se trataba del colgante con la chapa militar y el anillo de compromiso de Jenna, apretó la mandíbula y se lo llevó al pecho, luego de unos segundos se lo puso.
Salió de la habitación y se dirigió a la zona de los generadores de emergencia, rezando porque estos aún tuvieran combustible para dar energía suficiente a la prisión. Cuando los tuvo delante, comenzó a toquetear botones de la consola de mando, los cuales se encendieron, luego comprobó los depósitos de los generadores, uno por uno, y suspiró de alivio al ver que tenían combustible.-No me falléis ahora...-Volvió a la consola de mando y pulsó un botón verde en el que rezaba la palabra "POWER", y durante unos largos segundos, los generadores poco a poco se empezaron a encender de forma vaga. Hasta conseguir las revoluciones necesarias, inundando la sala de un gran ruido. Esbozó una pequeña sonrisa y asintió satisfecho, volvió a pulsar otro botón y la energía se empezó a distribuir por toda la prisión, las luces fueron lo primero que se encendieron.
Salió de aquella sala y se dirigió a la zona trasera de la prisión, abrió la reja de entrada, donde aun quedaba algún que otro zombie, lo hizo despacio para evitar que se dieran cuenta, y volvió al interior, dejando también abierta esa misma puerta. Aquella entrada era una entrada secundaria que no se solía usar, o al menos, su gente no solía hacerlo, pero en esa ocasión si que iba a darle una buena utilidad.
Se dirigió al Hall principal, a la oficina de recepción, allí buscó en otra consola un botón en específico: Alarma. Y cuando la encontró, lo pulsó sin dudar. Y entonces una creciente y estridente alarma comenzó a sonar por dentro y fuera de la prisión: Ahora sí debían darse prisa.
Salió del lugar, dando un último vistazo atrás, al que fuera su hogar antaño. Su mente, por un momento, ignoró la situación actual de ese sitio y reconstruyó todo a cómo era antes: Había niños, gente mayor... Todos convivían allí felices, incluso él mismo empezabaa serlo.
Sacudió la cabeza, despacio, respiró hondo y apretó los puños.-Lo siento...-Se dio la vuelta y salió definitivamente de allí para reunirse con Erica.
- Spoiler:
Resopló. No le gustaba que le dieran órdenes y menos en aquel tono. Se marchó sin decir nada, había venido con un viejo jeep laredo que Harvey le había prestado. El coche no estaba muy lejos de la prisión, lo había dejado aparcado de tal forma que cuando llegase, no la viera nadie, claro que no sabía qué había pasado. Fue hasta la verja y se quedó allí durante un rato que se le hizo eterno, se le pasó por la mente irse. ¿Qué le debía a Drake a parte de que hubiera revelado que seguía viva a Umbrella? Se llevó una mano a la frente y suspiró molesta. Empezó a caminar de aquí para allá pensando en las opciones que tenía, volver a St. Friedrich no le parecía una de ellas.
Estaba muy molesta. ¿Seguiría con el plan de ir al lugar que le había pedido Harvey? De momento le parecía la mejor opción. Volver sería un error y más si Umbrella estaba cerca. Tampoco era seguro, pero... Erica dio un fuerte respingo cuando comenzaron a sonar las alarmas de la prisión.
— Mierda — se quejó y observó hacia los bosques, eso iba a atraer a todos los zombies de la zona. — ¡Vamos Drake! — le gritó. Comenzó a correr, adentrándose entre los árboles, hacia el jeep. Le tenía que haber dejado, no paraba de pensar en ello.
No tardaron en alcanzar el vehículo. Algunos zombies aparecían por el camino, más de veinte diseminados por el lugar. La muchacha abrió rápidamente el coche y se metió. Uno de los zombies que la había seguido golpeó el cristal de su puerta. Erica arrancó velozmente y una vez que ambos estuvieron dentro pisó los pedales y cambió las marchas para salir de allí lo más rápido posible. A través del espejo retrovisor podía ver la prisión y como los zombies iban hacia ella.
— Reza porque no nos demos de bruces con una horda que haya escuchado tu llamada — fue cambiando las marchas para aumentar la velocidad. Afortunadamente no fue así y lograron marcharse del lugar, dejando atrás el ruido y a los no muertos. Se fue fijando en las antiguas señales para conducir hacia el oeste, su plan seguía en marcha, aunque no había podido descansar nada.
— ¿Y ahora qué? — le preguntó a él. Tal vez él quisiera marcharse por ahí, entonces lo dejaría de camino por donde le indicase y que no la desviase mucho de su ruta.
Estaba muy molesta. ¿Seguiría con el plan de ir al lugar que le había pedido Harvey? De momento le parecía la mejor opción. Volver sería un error y más si Umbrella estaba cerca. Tampoco era seguro, pero... Erica dio un fuerte respingo cuando comenzaron a sonar las alarmas de la prisión.
— Mierda — se quejó y observó hacia los bosques, eso iba a atraer a todos los zombies de la zona. — ¡Vamos Drake! — le gritó. Comenzó a correr, adentrándose entre los árboles, hacia el jeep. Le tenía que haber dejado, no paraba de pensar en ello.
No tardaron en alcanzar el vehículo. Algunos zombies aparecían por el camino, más de veinte diseminados por el lugar. La muchacha abrió rápidamente el coche y se metió. Uno de los zombies que la había seguido golpeó el cristal de su puerta. Erica arrancó velozmente y una vez que ambos estuvieron dentro pisó los pedales y cambió las marchas para salir de allí lo más rápido posible. A través del espejo retrovisor podía ver la prisión y como los zombies iban hacia ella.
— Reza porque no nos demos de bruces con una horda que haya escuchado tu llamada — fue cambiando las marchas para aumentar la velocidad. Afortunadamente no fue así y lograron marcharse del lugar, dejando atrás el ruido y a los no muertos. Se fue fijando en las antiguas señales para conducir hacia el oeste, su plan seguía en marcha, aunque no había podido descansar nada.
— ¿Y ahora qué? — le preguntó a él. Tal vez él quisiera marcharse por ahí, entonces lo dejaría de camino por donde le indicase y que no la desviase mucho de su ruta.
Siguió a Erica hasta su coche, por suerte había traído vehículo y no tendrían que abrirse camino. Sabía que lo que había hecho con la alarma era una estupidez que los ponía en peligro, pero su idea iba más allá. Aunque no estaba en su mejor momento, seguía siendo él, al menos en parte, y cuando tenía una idea, aunque fuera una locura, solía tener los resultados que él esperaba. Le dolía dejar el que fue su hogar de aquella menera, pero ya no había vuelta atrás, la prision ya había sido marcada por Umbrella, no era un lugar seguro, no al menos para él... Quien sabía si con el tiempo, alguien volvería allí para limpiarlo todo y empezar de nuevo el ciclo.
Se montó en el Jeep tan rápido como pudo, dejando su mochila en los asientos traseros.-Vámonos.-Dijo mientras empujaba a uno de los no muertos de una patada para así poder cerrar la puerta. Por suerte, dejaron atras aquel lugar sin ser perseguidos por nada. Drake no podía dejar de observar a través del espejo retrovisor, arrepentido por todos los errores que había cometido y habían provocado la muerte de su gente. Cerró los puños y suspiró, mientras bajaba la ventanilla del coche para que le diera un poco el aire.
Las palabras de Erica le sacaron de sus pensamientos: "¿Y ahora qué?"... Sí, ¿qué iba a hacer ahora? ¿Dónde podía ir? No tenía nada ni a nadie, solo a Erica, al menos en ese momento.-Cuando Umbrella vaya a comprobar si estaba allí, además de no tenerlo nada fácil, no verán ni un rastro mío, con suerte pensarán que habré muerto o... Yo que sé...-Se llevó la mano al collar, acariciando el anillo, como si eso le relajase.-Ni si quiera sabía que llegaría hasta aquí... Lo he perdido todo, no tengo donde ir.-El mundo podría haber cambiado mucho en el tiempo que había estado encerrado.
Miró a la chica, no había tenido oportunidad de conocerla del todo, ella no tenía motivos para ayudarle, y aun así lo hizo. Volvió a mirar al frente y soltó el collar.-Siento haberte causado molestias, no era mi intención... Lo entenderé si me quieres dejar aquí para que siga caminando.-No pretendía dar pena, él ya estaba acabado y solo podría ser una molestia.-Aún así, te agradezco que me hayas ayudado.-Intentaba ser lo más sincero posible, no tenía por qué mentir con algo así.
Se montó en el Jeep tan rápido como pudo, dejando su mochila en los asientos traseros.-Vámonos.-Dijo mientras empujaba a uno de los no muertos de una patada para así poder cerrar la puerta. Por suerte, dejaron atras aquel lugar sin ser perseguidos por nada. Drake no podía dejar de observar a través del espejo retrovisor, arrepentido por todos los errores que había cometido y habían provocado la muerte de su gente. Cerró los puños y suspiró, mientras bajaba la ventanilla del coche para que le diera un poco el aire.
Las palabras de Erica le sacaron de sus pensamientos: "¿Y ahora qué?"... Sí, ¿qué iba a hacer ahora? ¿Dónde podía ir? No tenía nada ni a nadie, solo a Erica, al menos en ese momento.-Cuando Umbrella vaya a comprobar si estaba allí, además de no tenerlo nada fácil, no verán ni un rastro mío, con suerte pensarán que habré muerto o... Yo que sé...-Se llevó la mano al collar, acariciando el anillo, como si eso le relajase.-Ni si quiera sabía que llegaría hasta aquí... Lo he perdido todo, no tengo donde ir.-El mundo podría haber cambiado mucho en el tiempo que había estado encerrado.
Miró a la chica, no había tenido oportunidad de conocerla del todo, ella no tenía motivos para ayudarle, y aun así lo hizo. Volvió a mirar al frente y soltó el collar.-Siento haberte causado molestias, no era mi intención... Lo entenderé si me quieres dejar aquí para que siga caminando.-No pretendía dar pena, él ya estaba acabado y solo podría ser una molestia.-Aún así, te agradezco que me hayas ayudado.-Intentaba ser lo más sincero posible, no tenía por qué mentir con algo así.
- Spoiler:
— No pidas perdón — respondió la rubia al rato. Aunque Drake había estado hablando ella se mantenía con la mirada fija en la carretera. No le gustaba mucho conducir, pero dado hacia dónde iba, no le quedaba más remedio, si no quería tardar media vida en llegar. No quería escuchar sus disculpas, porque ella también sentía culpa, pero no lo diría aún.
Había comprendido el plan de Drake y con suerte aquella táctica serviría para despistarlos. Tal vez eso la ayudase a ella también a quitarse el foco de encima. — ¿Cómo llevas la herida? — preguntó. Hasta ella se planteó dejarlo por ahí, pero no le parecía bien hacerlo. Tal vez, si aquella situación se hubiese planteado un año atrás... no, ni siquiera lo hubiese ayudado a curarse.
Resopló. Dejaron atrás los bosques, las carreteras ahora se introducían en zonas de siembra baldía, y no se veía nada en el horizonte.
— Si te dejo por ahí es posible que acabes desangrado y no quiero que eso pese sobre mi conciencia — no lo miró, seguía conduciendo. Podía recordar las largas charlas con Enno y Zasha, como solían explicarle aquellas cosas, de actuar... no les contaría nada de nada.
— Yo voy hacia Nuevo México, he escuchado rumores sobre un refugio de mercenarios y trabajo, me interesa — la mujer lo explicó con calma y se encogió de hombros, no le daba mucha importancia. Si él quería acompañarla se lo permitiría, con suerte podría dejarlo en un lugar seguro y después... ya verían cómo evolucionaba todo. Ahora se arrepentía de haber dejado St. Friedrich.
Había comprendido el plan de Drake y con suerte aquella táctica serviría para despistarlos. Tal vez eso la ayudase a ella también a quitarse el foco de encima. — ¿Cómo llevas la herida? — preguntó. Hasta ella se planteó dejarlo por ahí, pero no le parecía bien hacerlo. Tal vez, si aquella situación se hubiese planteado un año atrás... no, ni siquiera lo hubiese ayudado a curarse.
Resopló. Dejaron atrás los bosques, las carreteras ahora se introducían en zonas de siembra baldía, y no se veía nada en el horizonte.
— Si te dejo por ahí es posible que acabes desangrado y no quiero que eso pese sobre mi conciencia — no lo miró, seguía conduciendo. Podía recordar las largas charlas con Enno y Zasha, como solían explicarle aquellas cosas, de actuar... no les contaría nada de nada.
— Yo voy hacia Nuevo México, he escuchado rumores sobre un refugio de mercenarios y trabajo, me interesa — la mujer lo explicó con calma y se encogió de hombros, no le daba mucha importancia. Si él quería acompañarla se lo permitiría, con suerte podría dejarlo en un lugar seguro y después... ya verían cómo evolucionaba todo. Ahora se arrepentía de haber dejado St. Friedrich.
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