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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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El mercenario equivocado || Dann y Dallas
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El mercenario equivocado
15/09/15 Granja abandonada Kansas Soleado B.S.O.
- Al más mínimo movimiento... no dudes en volarle las pelotas - Incluso Maze se mostraba sorprendida ante mi cambio. No, no era la misma Thea Grayson que la STARS había conocido, ni siquiera era la misma de hacía un año o unos meses atrás. No desde lo de aquel supermercado y mucho menos tras lo de la presa. Yo misma me sentía otra.
El refugio que habíamos encontrado era un lugar fantástico, parecía que había sido hecho para nosotras. Maze y yo aún no eramos capaces de dar crédito de lo que teníamos. Había sido tal vez una de las mayores suertes que habíamos tenido. Aunque bueno, no es que fuera gran cosa si teníamos en cuenta a esa rata con la que habitábamos. Casi una semana encerrado y ese idiota seguía sin soltar prenda. Lo habíamos encerrado en una de las salas, y por estas razones hoy saldría sola y no acompañada de mi amiga. Debía encontrar comida, agua... y alguien debía quedarse con el charlatán.
Me hice con el viejo volvo, trataría de llegar a uno de los pueblos colindantes. El coche, o más bien la tartana daba pena y no me dio ninguna buena impresión cuando comenzó a hacer extraños ruidos nada más arrancarlo, pero igualmente seguí con él. El calor típico de estas fechas comenzaba disminuir, ya nos encontrábamos en septiembre si no me equivocaba, el otoño llegaba y las hojas comenzaban a caerse.
- ¿Qué...? ¡No, espera, no! - ni pude terminar de pensarlo. No había hecho nada y del capó comenzó a salir un humo negro que no daba ningún buen presentimiento. Además el volvo comenzó a disminuir la marcha con diversos golpes secos, hasta que definitivamente se detuvo en mitad de la carretera. - ¡Tienes que estar de coña! - Golpeé el volante, pero no, seguía allí parada.
No me molesté ni en revisar el motor, no entendía para nada de coches. Así que en lugar de ello me limité a recoger mis cosas en la mochila y caminar de vuelta al refugio. Era una auténtica lastima, pero estaba lejos y quedaba descartado llegar hasta el pueblo: si no tardaría más tiempo en regresar y eso solo preocuparía a Maze. No podía volver a hacer noche fuera sin avisarla.
Decidí que lo más prudente sería atravesar los campos. Las carreteras solían ser peligrosas para alguien que iba sola. Al menos tendría unas tres horas de viaje, con suerte llegaría justo antes de que anocheciera.
¿Cuánto tiempo llevaba caminando? Tal vez una hora. me detuve para descansar un poco y beber algo de agua. Entonces me fijé en algo en la lejanía, parecían varios edificios, seguramente una granja. Aceleré el paso en aquella dirección, tal vez tuviera suerte y encontrara cosas de utilidad allí.
- Espera... tienes que estar de coña - solté al estar más cerca, tuve incluso que detenerme y observar bien el lugar para asegurarme. Yo ya había estado allí antes. Hacía casi un año, con Thirteen y Guitar Hero... bueno, a él le encontramos allí y además una panda de locos casi acababa con nuestras vidas. Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo, ya no sabía si quería acercarme. Si mal no recordaba apenas habíamos tenido tiempo de revisar nada, solo de salir corriendo...
Comencé a descender por la colina, pensativa, aún dudando de si entraría o no en alguno de los edificios. Toparme con alguno de los cadáveres que dejamos allí no sería una visión demasiado agradable, pero no podía pensar en eso y sí en la necesidad. Tal vez fue eso lo que me hizo girar hacia la puerta de la casa, eso sí, sujetando el revólver con fuerza entre ambas manos.
El refugio que habíamos encontrado era un lugar fantástico, parecía que había sido hecho para nosotras. Maze y yo aún no eramos capaces de dar crédito de lo que teníamos. Había sido tal vez una de las mayores suertes que habíamos tenido. Aunque bueno, no es que fuera gran cosa si teníamos en cuenta a esa rata con la que habitábamos. Casi una semana encerrado y ese idiota seguía sin soltar prenda. Lo habíamos encerrado en una de las salas, y por estas razones hoy saldría sola y no acompañada de mi amiga. Debía encontrar comida, agua... y alguien debía quedarse con el charlatán.
Me hice con el viejo volvo, trataría de llegar a uno de los pueblos colindantes. El coche, o más bien la tartana daba pena y no me dio ninguna buena impresión cuando comenzó a hacer extraños ruidos nada más arrancarlo, pero igualmente seguí con él. El calor típico de estas fechas comenzaba disminuir, ya nos encontrábamos en septiembre si no me equivocaba, el otoño llegaba y las hojas comenzaban a caerse.
- ¿Qué...? ¡No, espera, no! - ni pude terminar de pensarlo. No había hecho nada y del capó comenzó a salir un humo negro que no daba ningún buen presentimiento. Además el volvo comenzó a disminuir la marcha con diversos golpes secos, hasta que definitivamente se detuvo en mitad de la carretera. - ¡Tienes que estar de coña! - Golpeé el volante, pero no, seguía allí parada.
No me molesté ni en revisar el motor, no entendía para nada de coches. Así que en lugar de ello me limité a recoger mis cosas en la mochila y caminar de vuelta al refugio. Era una auténtica lastima, pero estaba lejos y quedaba descartado llegar hasta el pueblo: si no tardaría más tiempo en regresar y eso solo preocuparía a Maze. No podía volver a hacer noche fuera sin avisarla.
Decidí que lo más prudente sería atravesar los campos. Las carreteras solían ser peligrosas para alguien que iba sola. Al menos tendría unas tres horas de viaje, con suerte llegaría justo antes de que anocheciera.
¿Cuánto tiempo llevaba caminando? Tal vez una hora. me detuve para descansar un poco y beber algo de agua. Entonces me fijé en algo en la lejanía, parecían varios edificios, seguramente una granja. Aceleré el paso en aquella dirección, tal vez tuviera suerte y encontrara cosas de utilidad allí.
- Espera... tienes que estar de coña - solté al estar más cerca, tuve incluso que detenerme y observar bien el lugar para asegurarme. Yo ya había estado allí antes. Hacía casi un año, con Thirteen y Guitar Hero... bueno, a él le encontramos allí y además una panda de locos casi acababa con nuestras vidas. Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo, ya no sabía si quería acercarme. Si mal no recordaba apenas habíamos tenido tiempo de revisar nada, solo de salir corriendo...
Comencé a descender por la colina, pensativa, aún dudando de si entraría o no en alguno de los edificios. Toparme con alguno de los cadáveres que dejamos allí no sería una visión demasiado agradable, pero no podía pensar en eso y sí en la necesidad. Tal vez fue eso lo que me hizo girar hacia la puerta de la casa, eso sí, sujetando el revólver con fuerza entre ambas manos.
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La camioneta con la que llegué a Kansas quedó atrás hace muchos kilómetros, kilómetros que tuve que recorrer a pie, y ya empezaba a estar harto, estaba cansado, pero mas psicológicamente que físicamente, la soledad es lo que tiene, muchas horas para hablar conmigo mismo, y no me caía demasiado bien, aún no había aprendido a soportarme, incluso demasiado capullo para mi mismo.
A mis espaldas mi mochila, una gorra puesta, negra, de Metallica, unos tejanos azules, bastante desgastados, y una camiseta verde de manga corta, de mi antigua unidad en el ejercito, mi sudadera estaba en el interior de mi mochila, y mi hacha, en mi mano derecha. El camino estaba bastante despejado, no era una carretera muy transitada, y aunque habría sido mejor alejarse de la carretera, estaba hasta las narices de andar, y quise andar por terreno llano. El sol en la nuca me estaba matando, y aunque no hacia mucho calor, me agobiaba, odiaba el sol, y mientras andaba recordaba la lluvia de hace unos días.
Resoplé aburrido sin dejar de caminar por mitad de la carretera, cuando a lo lejos pude ver una pequeña cortina de humo negro, no estaba muy lejos, y se encontraba en la carretera, aunque no conseguía diferenciar que era, pero fuese lo que fuese, era peligroso seguro, nada está en llamas porque si, y tenía que ser reciente. Agarré con fuerza mi hacha, de forma inconsciente, ya que en el fondo sabía que con eso, poca cosa podría hacer ante un arma de fuego. Seguí acercándome, sin pausa pero sin prisa. Era un coche, alguien lo había dejado allí hace poco, seguía caliente, y la puerta del conductor estaba abierta. Abrí el capó para echar un rápido vistazo, parecía haberse quemado algo, el tapón del deposito de refrigerante estaba roto, y no tenía liquido refrigerante, el motor seguramente se sobrecalentó, y reventó el tapón del deposito. El, o los que dejaron el vehículo atrás no debían tener liquido y llegaron hasta donde pudieron, aunque por la dirección en la que viajaban debería haberlos encontrado, sin embargo no vi nada, quizá tomaron otro camino, o quizá decidieron volver, debería ir con mas cuidado a partir de este punto, no quería tener una sorpresa.
Me adentré un poco en el bosque, y continué andando hacha en mano, cerca de una hora, pensé en parar a descansar un rato, y cuando divisé una granja entre los árboles mis ganas de parar se intensificaron, mi estomago rugió, como si supiera que había una posible zona de descanso cerca. - Creo que me lo merezco. Oh! Si! Yo también creo que te lo mereces Dann! - Dije como si mi estomago me hablara.
Me acerqué despreocupado hasta la granja, silbando una canción infantil, mirando a todo mi alrededor, la granja estaba en mal estado, no eran ruinas, se podría vivir perfectamente, pero las ventanas estaban algo rotas, y la madera ya se veía podrida y vieja, crecieron verdes plantas que trepaban por las paredes de sus edificios, eran unas vistas hermosas la verdad. Sin darme cuenta quedé unos segundos parado ante la casa principal, observando sus detalles, sus defectos, era algo tenebrosa, pero había belleza en su oscuridad. - Me servirás para descansar un rato, y espero que no tengas muertos en tu interior. -
De repente el sonido de una pisada sobre las crujientes hojas caídas de los árboles me sorprendió en mi retaguardia, los muertos no solían ser tan silenciosos, me giré en busca del ruido, agarrando mi hacha con ambas manos, y adoptando una ligera posición de combate, flexionando ambas rodillas. Era una chica, una chica morena, parecía que estaba sola, pero empuñaba un revolver, y estaba mirando hacia aquí, no parecía que quisiera hacer amigos, y la verdad es que poco podía hacer, mi suerte estaba echada, ahora mi destino estaba en sus manos. Le miré fijamente, era un blanco fácil, así que solté mi hacha, dejándola caer al suelo, y extendí los brazos, ladeando la cabeza ligeramente. - ¿Y ahora? - Pregunté esperando el estruendo de un disparo y un fuerte impacto en el pecho.
A mis espaldas mi mochila, una gorra puesta, negra, de Metallica, unos tejanos azules, bastante desgastados, y una camiseta verde de manga corta, de mi antigua unidad en el ejercito, mi sudadera estaba en el interior de mi mochila, y mi hacha, en mi mano derecha. El camino estaba bastante despejado, no era una carretera muy transitada, y aunque habría sido mejor alejarse de la carretera, estaba hasta las narices de andar, y quise andar por terreno llano. El sol en la nuca me estaba matando, y aunque no hacia mucho calor, me agobiaba, odiaba el sol, y mientras andaba recordaba la lluvia de hace unos días.
Resoplé aburrido sin dejar de caminar por mitad de la carretera, cuando a lo lejos pude ver una pequeña cortina de humo negro, no estaba muy lejos, y se encontraba en la carretera, aunque no conseguía diferenciar que era, pero fuese lo que fuese, era peligroso seguro, nada está en llamas porque si, y tenía que ser reciente. Agarré con fuerza mi hacha, de forma inconsciente, ya que en el fondo sabía que con eso, poca cosa podría hacer ante un arma de fuego. Seguí acercándome, sin pausa pero sin prisa. Era un coche, alguien lo había dejado allí hace poco, seguía caliente, y la puerta del conductor estaba abierta. Abrí el capó para echar un rápido vistazo, parecía haberse quemado algo, el tapón del deposito de refrigerante estaba roto, y no tenía liquido refrigerante, el motor seguramente se sobrecalentó, y reventó el tapón del deposito. El, o los que dejaron el vehículo atrás no debían tener liquido y llegaron hasta donde pudieron, aunque por la dirección en la que viajaban debería haberlos encontrado, sin embargo no vi nada, quizá tomaron otro camino, o quizá decidieron volver, debería ir con mas cuidado a partir de este punto, no quería tener una sorpresa.
Me adentré un poco en el bosque, y continué andando hacha en mano, cerca de una hora, pensé en parar a descansar un rato, y cuando divisé una granja entre los árboles mis ganas de parar se intensificaron, mi estomago rugió, como si supiera que había una posible zona de descanso cerca. - Creo que me lo merezco. Oh! Si! Yo también creo que te lo mereces Dann! - Dije como si mi estomago me hablara.
Me acerqué despreocupado hasta la granja, silbando una canción infantil, mirando a todo mi alrededor, la granja estaba en mal estado, no eran ruinas, se podría vivir perfectamente, pero las ventanas estaban algo rotas, y la madera ya se veía podrida y vieja, crecieron verdes plantas que trepaban por las paredes de sus edificios, eran unas vistas hermosas la verdad. Sin darme cuenta quedé unos segundos parado ante la casa principal, observando sus detalles, sus defectos, era algo tenebrosa, pero había belleza en su oscuridad. - Me servirás para descansar un rato, y espero que no tengas muertos en tu interior. -
De repente el sonido de una pisada sobre las crujientes hojas caídas de los árboles me sorprendió en mi retaguardia, los muertos no solían ser tan silenciosos, me giré en busca del ruido, agarrando mi hacha con ambas manos, y adoptando una ligera posición de combate, flexionando ambas rodillas. Era una chica, una chica morena, parecía que estaba sola, pero empuñaba un revolver, y estaba mirando hacia aquí, no parecía que quisiera hacer amigos, y la verdad es que poco podía hacer, mi suerte estaba echada, ahora mi destino estaba en sus manos. Le miré fijamente, era un blanco fácil, así que solté mi hacha, dejándola caer al suelo, y extendí los brazos, ladeando la cabeza ligeramente. - ¿Y ahora? - Pregunté esperando el estruendo de un disparo y un fuerte impacto en el pecho.
Buscar comida, bebida, ropa... El frío comenzaba a llegar, aún quedaban días de verano, pero ya era el momento de comenzar a preparar la ropa de invierno para todo el mundo. Mantas, chaquetas... Cualquier cosa sería bien recibida.
Aquel viaje iba a ser largo, se lo había hecho saber a todos, incluso a Nicholas. Tras la desaparición de Octavia, Aidan y Leo las cosas estaban bastante tristes por Silver Lake, pero no era momento de llorar, aunque lo necesitasemos. Debíamos ser fuertes y seguir hacia adelante. Así que eso hacía, ser fuerte aunque sintiera que el mundo se desplomaba sobre mi y que todos aquellos a los que apreciaba acabaran desapareciendo.
Mi viaje duró varios días, hasta que encontré una vieja granja en la que decidí dormir. Por lo visto hacía tiempo que ocurrió una buena por allí, pero la zona de la casa estaba despejada y pude dormir tranquilamente, dejando el viejo Land Rover aparcado detrás, oculto bajo unos toldos.
A la mañana siguiente me desperté junto al alba para seguir con mi búsqueda y entonces me detuve. ¿Por qué? ¿A caso no podía detenerme aunque fuera solo un día? Me sentía cansada del viaje y no sabía cuándo volvería a encontrar otro lugar cómodo como aquel. Por lo que volví a la habitación que había asegurado y me dejé caer de nuevo en la cama, dispuesta a dormir unas horas más.
Ya bien entrada la mañana me desperté algo perezosa y me acerqué a la ventana. No estaba sola y eso provocó que el corazón casi se me saliera por la boca. El hombre estaba de espaldas a mi, pero la mujer era Thea Grayson.
Y a partir de ahí no pensé con claridad, salí corriendo escaleras abajo, como un niño la mañana de Navidad. Al salir por la puerta vi que el hombre seguía de espaldas a mo, pero que esta vez se colocaba las manos sobre la cabeza.
—¿Le leo sus derechos agente Grayson? —es lo único que soy capaz de decirle a la morena, los ojos se me llenan de lágrimas, porque la creía muerta. Pero ahora hay algo que me preocupa más, el hombre que hay entre nosotras. Está claro que ella tampoco le conoce—. La granja está limpia, este ha debido llegar ahora... —me acerco rápida a su espalda y le coloco mis esposas en sus muñecas velozmente.
—Tranquilo amigo, te las quitaré en un momento en cuanto sepamos que no eres uno de esos locos... Si quieres estar más cómodo puedes arrodillarte —giro a su alrededor y le miro fijamente, de frente, es guapo. Le sonrío ligeramente—. Llámame Dallas, ¿tú eres...? —ni corta ni perezosa comienzo a cachear al hombre—. No creas que me sobrepaso contigo, solo quiero asegurarme de que no llevas ningún arma... —en realidad sí que le cacheo algo de más, pero eso me lo guardo para mi y mi mente pervertida.
—Está limpio Thea —retrocedo un par de pasos a la vez que miro a la morena con una sonrisa llena de alivio y alegría.
Aquel viaje iba a ser largo, se lo había hecho saber a todos, incluso a Nicholas. Tras la desaparición de Octavia, Aidan y Leo las cosas estaban bastante tristes por Silver Lake, pero no era momento de llorar, aunque lo necesitasemos. Debíamos ser fuertes y seguir hacia adelante. Así que eso hacía, ser fuerte aunque sintiera que el mundo se desplomaba sobre mi y que todos aquellos a los que apreciaba acabaran desapareciendo.
Mi viaje duró varios días, hasta que encontré una vieja granja en la que decidí dormir. Por lo visto hacía tiempo que ocurrió una buena por allí, pero la zona de la casa estaba despejada y pude dormir tranquilamente, dejando el viejo Land Rover aparcado detrás, oculto bajo unos toldos.
A la mañana siguiente me desperté junto al alba para seguir con mi búsqueda y entonces me detuve. ¿Por qué? ¿A caso no podía detenerme aunque fuera solo un día? Me sentía cansada del viaje y no sabía cuándo volvería a encontrar otro lugar cómodo como aquel. Por lo que volví a la habitación que había asegurado y me dejé caer de nuevo en la cama, dispuesta a dormir unas horas más.
Ya bien entrada la mañana me desperté algo perezosa y me acerqué a la ventana. No estaba sola y eso provocó que el corazón casi se me saliera por la boca. El hombre estaba de espaldas a mi, pero la mujer era Thea Grayson.
Y a partir de ahí no pensé con claridad, salí corriendo escaleras abajo, como un niño la mañana de Navidad. Al salir por la puerta vi que el hombre seguía de espaldas a mo, pero que esta vez se colocaba las manos sobre la cabeza.
—¿Le leo sus derechos agente Grayson? —es lo único que soy capaz de decirle a la morena, los ojos se me llenan de lágrimas, porque la creía muerta. Pero ahora hay algo que me preocupa más, el hombre que hay entre nosotras. Está claro que ella tampoco le conoce—. La granja está limpia, este ha debido llegar ahora... —me acerco rápida a su espalda y le coloco mis esposas en sus muñecas velozmente.
—Tranquilo amigo, te las quitaré en un momento en cuanto sepamos que no eres uno de esos locos... Si quieres estar más cómodo puedes arrodillarte —giro a su alrededor y le miro fijamente, de frente, es guapo. Le sonrío ligeramente—. Llámame Dallas, ¿tú eres...? —ni corta ni perezosa comienzo a cachear al hombre—. No creas que me sobrepaso contigo, solo quiero asegurarme de que no llevas ningún arma... —en realidad sí que le cacheo algo de más, pero eso me lo guardo para mi y mi mente pervertida.
—Está limpio Thea —retrocedo un par de pasos a la vez que miro a la morena con una sonrisa llena de alivio y alegría.
A beautiful liar, love for him is pain. The temples are now burning, our faith caught up in flames. I need a new direction, cause I have lost my way. All we need is faith.
- Empapelalo Dallas - jamás creí que volvería a pronunciar esas palabras. Sonreí ampliamente al ver a la rubia, actuar como ella solía ser siempre, como si jamás nos hubieramos separado o como si el mundo no se hubiera ido al garete. - Mi nombre es Thea y disculpanos, pero hoy en día debemos andar con pies de plomo - me acerqué a ellos dos. Todo había pasado muy rápido, la llegada del hombre, la aparición de Dallas y la detención de este desconocido.
- Realmente creo que eres de fiar - pronuncié en voz alta una vez que llegué a la altura de él. Se había mostrado pacífico y tranquilo a mi llegada. Dallas no apartaba su mirada de él, al igual que yo. Debiamos ir con tacto igualmente. No podíamos darle la espalda al desconocido y distraernos con abrazos o preguntas, así que simplemente actuamos con prudencia, pero solo bastaba una mirada de ambas para saber la emoción que había sido reencontrarnos de nuevo. Al llegar a su altura pasé mi mano por el hombro de ella, en señal de saludo.
- Te soltaremos enseguida, solo queremos asegurarnos de que no acabarás con nosotras en cuanto dejemos de vigilarte, ¿quién eres y a qué te dedicabas antes de todo esto? - aquella granja me trai buenos y muy malos recuerdos. Fue donde di con Jay Lawson, pero también donde casi acababan con mi vida y la de Trece.
- Realmente creo que eres de fiar - pronuncié en voz alta una vez que llegué a la altura de él. Se había mostrado pacífico y tranquilo a mi llegada. Dallas no apartaba su mirada de él, al igual que yo. Debiamos ir con tacto igualmente. No podíamos darle la espalda al desconocido y distraernos con abrazos o preguntas, así que simplemente actuamos con prudencia, pero solo bastaba una mirada de ambas para saber la emoción que había sido reencontrarnos de nuevo. Al llegar a su altura pasé mi mano por el hombro de ella, en señal de saludo.
- Te soltaremos enseguida, solo queremos asegurarnos de que no acabarás con nosotras en cuanto dejemos de vigilarte, ¿quién eres y a qué te dedicabas antes de todo esto? - aquella granja me trai buenos y muy malos recuerdos. Fue donde di con Jay Lawson, pero también donde casi acababan con mi vida y la de Trece.
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Hacía ya mucho tiempo que no veía a un vivo, no se cuanto, pero mucho, muchos días, y de repente sin comerlo ni beberlo me encuentro con toda la población mundial de mujeres en una granja abandonada, armadas hasta los dientes, y coordinadas. Este momento es el típico en el que se escuchan las risas de fondo en una comedia televisiva, yo las escuchaba en mi cabeza.
Cuando levanté ambas manos para dejar claro que no quería problemas, rápidamente la otra chica a la que no me dio apenas tiempo de ver me esposó, con mucha agilidad, no era la primera vez que lo hacía, y si es verdad que no opuse resistencia, pero perfectamente podría haberme atrapado aunque me opusiera, ya que no me percaté de apenas nada, cuando quise darme cuenta ya estaba esposado mientras ellas se saludaban e incluso bromeaban sobre empapelarme. Me arrodillé cuando la otra chica me lo ofreció, y entonces pude verla. Ambas eran chicas delgadas, mas bien atléticas, guapas, no eran supervivientes normales, tuvieron que formar parte de alguno de los cuerpos de seguridad del país, experimentadas seguramente, la pulida técnica con la que la chica rubia me había engrilletado lo dejaba claro. - Solo tengo mi hacha, no llevo... - Dallas me cortó anunciándole a Thea que estaba limpio tras cachearme. - Si, eso... - Dije mirándolas a ambas varias veces. Realmente no sabía hasta que punto podían darme problemas, pero ni siquiera pensé en escaparme, no por el momento, si lo hiciera caería pronto.
Me dijeron sus nombres y me prometieron soltarme, me dieron a entender que no me iban a matar, fueron amables y educadas, y sobretodo precavidas, tenían razón, nadie sobrevive confiando en la gente, así que hicieron lo que seguramente ya habían echo cientos de veces, hicieron lo que habría echo yo en superioridad numérica o armamentística, mas vale prevenir que curar.
Cuando se tranquilizó un poco la cosa, me tenían bien apresado, y dejaron de saludarse empezaron a hacerme preguntas, no estaba en posición de hacerlas yo, y mentir tampoco habría servido de nada, así que respondí con sinceridad. - Hola agentes, yo me llamo Dann, antes de que todo esto pasara, formaba parte del cuerpo de operaciones especiales, en España, vine aquí por vacaciones, a casa de mis abuelos. Y ahora son las vacaciones mas largas y divertidas del mundo... - Dije ladeando la cabeza ligeramente, sin dejar de mirar a las chicas, con una expresión seria, pero haciendo notar el sarcasmo en mis últimas palabras. - Ahora solo me dedico a hacer pequeños trabajos para gente, a cambio de alguna recompensa que otra claro... Aunque también debo decir que el negocio no va muy bien, la verdad. Aunque en realidad, eso no importa, porque a esos dos cabrones les ha entrado hambre... - Señalé tras las chicas, con un ligero gesto de cabeza. A unos cincuenta metros de nosotros se podía ver como dos muertos se acercaban a paso muy lento, armando algo de jaleo, nos habían visto, o olido, yo que se, pero tenían hambre. - Chicas, sería vuestro rehén el resto de mi vida, de verdad, pero yo solo quería tomarme un descanso. Si me dejáis un par de horas, me vale, podéis quedaros mi hacha hasta que me vaya, no quiero dar problemas. Miré impaciente sus rostros, a la espera de una respuesta, una que me gustara, por mi bien.
Cuando levanté ambas manos para dejar claro que no quería problemas, rápidamente la otra chica a la que no me dio apenas tiempo de ver me esposó, con mucha agilidad, no era la primera vez que lo hacía, y si es verdad que no opuse resistencia, pero perfectamente podría haberme atrapado aunque me opusiera, ya que no me percaté de apenas nada, cuando quise darme cuenta ya estaba esposado mientras ellas se saludaban e incluso bromeaban sobre empapelarme. Me arrodillé cuando la otra chica me lo ofreció, y entonces pude verla. Ambas eran chicas delgadas, mas bien atléticas, guapas, no eran supervivientes normales, tuvieron que formar parte de alguno de los cuerpos de seguridad del país, experimentadas seguramente, la pulida técnica con la que la chica rubia me había engrilletado lo dejaba claro. - Solo tengo mi hacha, no llevo... - Dallas me cortó anunciándole a Thea que estaba limpio tras cachearme. - Si, eso... - Dije mirándolas a ambas varias veces. Realmente no sabía hasta que punto podían darme problemas, pero ni siquiera pensé en escaparme, no por el momento, si lo hiciera caería pronto.
Me dijeron sus nombres y me prometieron soltarme, me dieron a entender que no me iban a matar, fueron amables y educadas, y sobretodo precavidas, tenían razón, nadie sobrevive confiando en la gente, así que hicieron lo que seguramente ya habían echo cientos de veces, hicieron lo que habría echo yo en superioridad numérica o armamentística, mas vale prevenir que curar.
Cuando se tranquilizó un poco la cosa, me tenían bien apresado, y dejaron de saludarse empezaron a hacerme preguntas, no estaba en posición de hacerlas yo, y mentir tampoco habría servido de nada, así que respondí con sinceridad. - Hola agentes, yo me llamo Dann, antes de que todo esto pasara, formaba parte del cuerpo de operaciones especiales, en España, vine aquí por vacaciones, a casa de mis abuelos. Y ahora son las vacaciones mas largas y divertidas del mundo... - Dije ladeando la cabeza ligeramente, sin dejar de mirar a las chicas, con una expresión seria, pero haciendo notar el sarcasmo en mis últimas palabras. - Ahora solo me dedico a hacer pequeños trabajos para gente, a cambio de alguna recompensa que otra claro... Aunque también debo decir que el negocio no va muy bien, la verdad. Aunque en realidad, eso no importa, porque a esos dos cabrones les ha entrado hambre... - Señalé tras las chicas, con un ligero gesto de cabeza. A unos cincuenta metros de nosotros se podía ver como dos muertos se acercaban a paso muy lento, armando algo de jaleo, nos habían visto, o olido, yo que se, pero tenían hambre. - Chicas, sería vuestro rehén el resto de mi vida, de verdad, pero yo solo quería tomarme un descanso. Si me dejáis un par de horas, me vale, podéis quedaros mi hacha hasta que me vaya, no quiero dar problemas. Miré impaciente sus rostros, a la espera de una respuesta, una que me gustara, por mi bien.
—Si quieres me encargo yo de esos dos... —alzo la mirada en dirección de los zombies, aún les queda un poquito para llegar hasta nuestra altura. El hombre, bueno, Dann como se ha presentado no cauda ningún tipo de problema, al contrario, resulta bastante agradable por una vez encontrar a alguien con un poco de sensatez. Incluso pese a haberle esposado él no se queja apenas. Desvío mi mirada de la de Thea, a los zombies, y luego a Dann una y otra vez.
—Está bien, espero no arrepentirme de esto — creo que Thea piensa como yo, así que rápidamente le quito las esposas al hombre—. Ahí tienes tu hacha, no te quitaremos nada tuyo —tras eso comienzo a correr hacia los dos zombies y me paro a medio camino, esperando a que se acerque el primero, al cual le clavo el destornillador en la nuca y posteriormente espero al segundo con el que repito el proceso. Una vez que acabo limpio el improvisada arma en el pantalón que lleva uno de los cadáveres, que prácticamente está hecho jirones.
—¿Qué trabajos sueles hacer Dann y a cambio de qué? —pregunto cuando estoy de regreso con ellos—. Seguidme al interior de la casa, será más seguro que estar aquí fuera llamando la atención de todo zombie andante —les hago una señal y camino hacia el porche. Mantemgo la puerta abierta para que pase Dann y luego Thea. Cuando llega antes de dejarla parsar la abrazo con todas mis fuerzas.
—¿Cómo estás? Aquel día... Hal, Jay y tú... Os esperamos, pero una horda nos atacó, tuvimos que marcharnos a toda prisa, dejamos el coche de Hal, ¿qué pasó? Yo... Keith desapareció también, Taylor se marchó y al final me perdí —la miro fijamente, no sé dónde están los demás y eso me aterra.
—Sentaros donde podáis, llegué ayer, así que no he limpiado nada, tampoco es que tenga pensado quedarme mucho... abajo hay un sótano con una estantería llena de conservas, si queréis comer algo... —me acerco a mi mochila y saco un pequeño teemo, tiene café, sirvo dos tazas—. Creo que está algo templado, aprovechad, no es mejor que el de la comisaría, pero tampoco es peor... —se las paso a ambos.
—Está bien, espero no arrepentirme de esto — creo que Thea piensa como yo, así que rápidamente le quito las esposas al hombre—. Ahí tienes tu hacha, no te quitaremos nada tuyo —tras eso comienzo a correr hacia los dos zombies y me paro a medio camino, esperando a que se acerque el primero, al cual le clavo el destornillador en la nuca y posteriormente espero al segundo con el que repito el proceso. Una vez que acabo limpio el improvisada arma en el pantalón que lleva uno de los cadáveres, que prácticamente está hecho jirones.
—¿Qué trabajos sueles hacer Dann y a cambio de qué? —pregunto cuando estoy de regreso con ellos—. Seguidme al interior de la casa, será más seguro que estar aquí fuera llamando la atención de todo zombie andante —les hago una señal y camino hacia el porche. Mantemgo la puerta abierta para que pase Dann y luego Thea. Cuando llega antes de dejarla parsar la abrazo con todas mis fuerzas.
—¿Cómo estás? Aquel día... Hal, Jay y tú... Os esperamos, pero una horda nos atacó, tuvimos que marcharnos a toda prisa, dejamos el coche de Hal, ¿qué pasó? Yo... Keith desapareció también, Taylor se marchó y al final me perdí —la miro fijamente, no sé dónde están los demás y eso me aterra.
—Sentaros donde podáis, llegué ayer, así que no he limpiado nada, tampoco es que tenga pensado quedarme mucho... abajo hay un sótano con una estantería llena de conservas, si queréis comer algo... —me acerco a mi mochila y saco un pequeño teemo, tiene café, sirvo dos tazas—. Creo que está algo templado, aprovechad, no es mejor que el de la comisaría, pero tampoco es peor... —se las paso a ambos.
A beautiful liar, love for him is pain. The temples are now burning, our faith caught up in flames. I need a new direction, cause I have lost my way. All we need is faith.
- Dallas... ¿Estás segura? - comenzaba a fiarme de aquel tipo, pero aún tenía mos reservas. Tras que Dallas acabase con los dos zombies nos llevó al interior de la casa. - La última vez que estuve aquí encontré a Jay por primera vez - Dallas dejó que el hombre pasara primero y después se quedó conmigo. - Entonces no hay nadie más cintigo... Cuando regresé no vi a nadie - el abrazo duró un buen momento. - Temí que estuvieras muerta... - suspiré aliviada de que no fuera así. Estaba deseando contarle todo lo que había encontrado, Arcadia, el soldado de Umbrella... ¡Y Maze! Dallas se pondría como loca cuando le dijera que Maze estaba conmigo. Pero lo primero era lo primero, charlar con aquel hombre. Dann.
Nos sentamos todos en la sala de estar, como si fueramos unos amigos que se reunían para charlar. Incluso Dallas nos sirvió algo de café a ambos.
- Menuda anfitriona te has hecho - di un pequeño trago y observé a mi alrededor, la casa parecía caerse a pedazos. El polvo se acumulaba en cada una de las superficies, el desorden era más que evidente... Y yo lo achacaba casi todo a sus antiguos dueños. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al recordar a aquellas personas. Pero de ahí salió un buen hombre como era Jay y eso me hizo me hizo fijarme en Dann. No parecía mal tipo y había dejado claro o al menos insinuado que era una especie de mercenario, o simplemente lo era y punto, sin más rodeos. Y tal vez él pudiera ayudarnos con algunas de las tareas que teniamos en Arcadia. Solo quería escuchar qué le respondía a Dallas, era como si la rubia me hubiera leído la mente y le preguntase justo lo que yo quería saber.
Nos sentamos todos en la sala de estar, como si fueramos unos amigos que se reunían para charlar. Incluso Dallas nos sirvió algo de café a ambos.
- Menuda anfitriona te has hecho - di un pequeño trago y observé a mi alrededor, la casa parecía caerse a pedazos. El polvo se acumulaba en cada una de las superficies, el desorden era más que evidente... Y yo lo achacaba casi todo a sus antiguos dueños. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al recordar a aquellas personas. Pero de ahí salió un buen hombre como era Jay y eso me hizo me hizo fijarme en Dann. No parecía mal tipo y había dejado claro o al menos insinuado que era una especie de mercenario, o simplemente lo era y punto, sin más rodeos. Y tal vez él pudiera ayudarnos con algunas de las tareas que teniamos en Arcadia. Solo quería escuchar qué le respondía a Dallas, era como si la rubia me hubiera leído la mente y le preguntase justo lo que yo quería saber.
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Las chicas se giraron a ver a los muertos, y no pareció preocuparles demasiado. Dallas quiso encargarse ella misma de ponerles fin, y para mi sorpresa, antes de acabar con ellos sin siquiera despeinarse y con gran soltura, me quitó las esposas y me liberó, me dejaron coger mi hacha de nuevo. Me quedé un instante mirando a Dallas, como esperando una mueca de desagrado al matarlos, o algo, no se, tras eso miré a Thea y me encogí de hombros ligeramente. Dallas regresó junto a nosotros, y me preguntó algo antes de guiarnos al interior de la casa, pensé unos instantes en que responder, pensé en enfrentarme a ellas, robarles las armas, salir de allí. Estaban cerca, quizá podría matarlas antes de que reaccionaran, tenía que ser rápido, tenía que... tenía que olvidar eso, yo no era así, no quería hacerles ningún daño, no era yo el que hablaba, no estaba en peligro. Aparté mi instinto de supervivencia a un lado, este mundo nos ha vuelto salvajes, el miedo nos ha corrompido, y nos empuja cada día a hacer cosas que jamás habríamos echo antes, el miedo aveces nos controla.
Entré en lo que antes debía ser el salón, eché un pequeño vistazo a mi alrededor, pura costumbre, tras eso dejé el hacha en el suelo, apoyada en la pared, junto a ella también mi mochila, y me senté en una silla de madera, con un cojín sobre ella, podría haberme dormido durante horas en esa silla. Me quité la gorra para dejarla sobre la mochila, y me llevé las manos a la cabeza, frotándome la barba y el pelo, acompañado de un pequeño bostezo. Dallas me acercó un poco de café, hacía meses que no tomaba café, y la verdad, me encantó poder tomarlo tranquilamente sentado en una silla de verdad. Tampoco pasaríamos hambre mientras permaneciéramos allí, según Dallas, había algo de comida en la despensa.
- Suelo buscar cosas que la gente quiere. No me refiero a comida o agua, que también. Pero lo que mas suelen pedir, son fotos por ejemplo, aún colgadas en sus antiguas neveras, o en las estanterías de lo que un día fue su hogar. - Dije mirando el café entre mis manos con una expresión seria y una voz un tanto tajante. Di un sorbo al café antes de continuar. - También me han pedido todo tipo de objetos o herramientas que no han logrado encontrar ellos, las pilas están muy cotizadas. - Comenté ladeando la cabeza. - Otros me han pedido incluso que mate a otras personas. No se, la gente me ha pedido cosas muy raras... en general. - Di otro sorbo del café que Dallas nos ofreció. - Todo eso a cambio de... no se, cualquier cosa que tuvieran y me gustara o necesitara en ese momento. -
No me gustaba hablar tanto de mi, aunque me sentía obligado a contarles eso, ya que habían confiado en mi, y básicamente me perdonaron la vida. Podrían haberme pegado un tiro tranquilamente, y haberme dejado en el suelo como un problema menos del que preocuparse, pero ninguna de ellas hizo siquiera el amago de tocarme un pelo. - Bueno, ¿que hay de vosotras? - Pregunté para desviar un poco el tema, los mercenarios no solíamos caer muy bien, y tampoco me sentía demasiado orgulloso de las cosas que había llegado a hacer a cambio de una recompensa. Miré hacia el suelo algo decepcionado al recordar algunas de esas cosas. - Sois... policías, no? Quiero decir, antes, fuisteis polis... - Pregunté serio, sin apartar la mirada del suelo.
Entré en lo que antes debía ser el salón, eché un pequeño vistazo a mi alrededor, pura costumbre, tras eso dejé el hacha en el suelo, apoyada en la pared, junto a ella también mi mochila, y me senté en una silla de madera, con un cojín sobre ella, podría haberme dormido durante horas en esa silla. Me quité la gorra para dejarla sobre la mochila, y me llevé las manos a la cabeza, frotándome la barba y el pelo, acompañado de un pequeño bostezo. Dallas me acercó un poco de café, hacía meses que no tomaba café, y la verdad, me encantó poder tomarlo tranquilamente sentado en una silla de verdad. Tampoco pasaríamos hambre mientras permaneciéramos allí, según Dallas, había algo de comida en la despensa.
- Suelo buscar cosas que la gente quiere. No me refiero a comida o agua, que también. Pero lo que mas suelen pedir, son fotos por ejemplo, aún colgadas en sus antiguas neveras, o en las estanterías de lo que un día fue su hogar. - Dije mirando el café entre mis manos con una expresión seria y una voz un tanto tajante. Di un sorbo al café antes de continuar. - También me han pedido todo tipo de objetos o herramientas que no han logrado encontrar ellos, las pilas están muy cotizadas. - Comenté ladeando la cabeza. - Otros me han pedido incluso que mate a otras personas. No se, la gente me ha pedido cosas muy raras... en general. - Di otro sorbo del café que Dallas nos ofreció. - Todo eso a cambio de... no se, cualquier cosa que tuvieran y me gustara o necesitara en ese momento. -
No me gustaba hablar tanto de mi, aunque me sentía obligado a contarles eso, ya que habían confiado en mi, y básicamente me perdonaron la vida. Podrían haberme pegado un tiro tranquilamente, y haberme dejado en el suelo como un problema menos del que preocuparse, pero ninguna de ellas hizo siquiera el amago de tocarme un pelo. - Bueno, ¿que hay de vosotras? - Pregunté para desviar un poco el tema, los mercenarios no solíamos caer muy bien, y tampoco me sentía demasiado orgulloso de las cosas que había llegado a hacer a cambio de una recompensa. Miré hacia el suelo algo decepcionado al recordar algunas de esas cosas. - Sois... policías, no? Quiero decir, antes, fuisteis polis... - Pregunté serio, sin apartar la mirada del suelo.
Al contrario que ellos dos no me sirvo una taza de café. No me apetece, en su lugar me limito a sentarme, junto a ellos, casi como si fuera una reunión de buenos amigos. Lo que Thea me ha contado ha sido demoledor, aunque no esperaba realmente buenas noticias.
—¿Has llegado a asesinar a inocentes por un encargo? —la sorpresa que Dann causa en mi es inevitable y por supuesto que no tardo en hacer la pregunta en cuestión. Tal vez resulte extraño ese grado de sinceridad con ambas, pero noto como el hombre no se siente muy orgulloso de decir esas palabras... Igualmente, pese a ello, me mosqueo y mis ojos se quedan clavados en la figura del hombre.
—Eh... Sí, le acabas de confesar que ha asesinado a personas a dos agentes de los STARS de Nueva York... —soy incapaz de hablar con algo de sarcasmo, no puedo quitarme de la cabeza sus palabras—. Aunque bueno, nosotras no quedamos libres de pecado, el apocalipsis es una mierda y la gente ha perdido el juicio, no suelen actuar como tú, la regla suele ser... O matas o mueres —sin embargo ahora me muestro mucho más seria, ya que el tema lo requiere.
Me pongo en pie dándoles la espalda a ambos para observar a través de una de las ventanas. En la lejanía se ven a un par más de zombies, pero no si quiera van hacia aquí, simplemente merodean por los campos sin rumbo fijo.
—Durante los últimos meses he compartido refugio con unas personas que me encontraron y salvaron mi vida, pero Thea, ahora que nos volvemos a ver necesito volver a luchar por la causa que nos ofreciste, a tu lado como en antaño —me giro hacia ella tras una breve pausa. En Silver Lake luchan por los mismos motivos, pero Thea al fin y al cabo era mi compañera de trabajo y sabía que podía seguir colaborando con el refugio de Nicholas aunque viajara con la morena.
—¿Has llegado a asesinar a inocentes por un encargo? —la sorpresa que Dann causa en mi es inevitable y por supuesto que no tardo en hacer la pregunta en cuestión. Tal vez resulte extraño ese grado de sinceridad con ambas, pero noto como el hombre no se siente muy orgulloso de decir esas palabras... Igualmente, pese a ello, me mosqueo y mis ojos se quedan clavados en la figura del hombre.
—Eh... Sí, le acabas de confesar que ha asesinado a personas a dos agentes de los STARS de Nueva York... —soy incapaz de hablar con algo de sarcasmo, no puedo quitarme de la cabeza sus palabras—. Aunque bueno, nosotras no quedamos libres de pecado, el apocalipsis es una mierda y la gente ha perdido el juicio, no suelen actuar como tú, la regla suele ser... O matas o mueres —sin embargo ahora me muestro mucho más seria, ya que el tema lo requiere.
Me pongo en pie dándoles la espalda a ambos para observar a través de una de las ventanas. En la lejanía se ven a un par más de zombies, pero no si quiera van hacia aquí, simplemente merodean por los campos sin rumbo fijo.
—Durante los últimos meses he compartido refugio con unas personas que me encontraron y salvaron mi vida, pero Thea, ahora que nos volvemos a ver necesito volver a luchar por la causa que nos ofreciste, a tu lado como en antaño —me giro hacia ella tras una breve pausa. En Silver Lake luchan por los mismos motivos, pero Thea al fin y al cabo era mi compañera de trabajo y sabía que podía seguir colaborando con el refugio de Nicholas aunque viajara con la morena.
A beautiful liar, love for him is pain. The temples are now burning, our faith caught up in flames. I need a new direction, cause I have lost my way. All we need is faith.
— Eso no es muy inteligente por tu parte, Dann... — mi cara lo decía todo. Aunque Dallas había dado justo en el clavo con sus palabras. — Tampoco somos quien para juzgarte, al menos no ahora — el hecho de que nos lo hubiera contado aún sabiendo nuestra profesión también decía de él. O que podía ser muy idiota o simplemente que era alguien en quien se podía confiar porque iba con la verdad por delante.
— ¿Hablas en serio? — las palabras de la rubia me pillaron por sorpresa, al hablar de un refugio pensé que diría todo lo contrario y aún así seguía dispuesta a luchar. — Si has encontrado un refugio, tal vez lo mejor es que te quedes en él, es decir... volver a la carretera, a luchar y no saber si vivirás un día más... ¿Lo has pensado bien? — en ese momento mi mirada se volvió hacia Dann.
— Puede que tenga también trabajo para ti, ¿podría contar contigo? — no me parecía mala idea, tal vez en un pasado... pero ahora... ahora todo había cambiado. — He escuchado de gente como tú y no me gustarían sorpresas de última hora, si aceptas los encargos que te haga no quiero que luego nos la juegues, si alguien te ofrece algo mejor, yo lo doblo, ¿queda claro? — mis palabras fueron tajantes y hablaba en serio. Curarme en salud con un mercenario como él era lo mejor que podía hacer.
— ¿Hablas en serio? — las palabras de la rubia me pillaron por sorpresa, al hablar de un refugio pensé que diría todo lo contrario y aún así seguía dispuesta a luchar. — Si has encontrado un refugio, tal vez lo mejor es que te quedes en él, es decir... volver a la carretera, a luchar y no saber si vivirás un día más... ¿Lo has pensado bien? — en ese momento mi mirada se volvió hacia Dann.
— Puede que tenga también trabajo para ti, ¿podría contar contigo? — no me parecía mala idea, tal vez en un pasado... pero ahora... ahora todo había cambiado. — He escuchado de gente como tú y no me gustarían sorpresas de última hora, si aceptas los encargos que te haga no quiero que luego nos la juegues, si alguien te ofrece algo mejor, yo lo doblo, ¿queda claro? — mis palabras fueron tajantes y hablaba en serio. Curarme en salud con un mercenario como él era lo mejor que podía hacer.
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Ambas parecían atentas a la pregunta de Dallas, si había matado a inocentes? No sabía como responder bien a esa pregunta, lo único que sabía a ciencia cierta es que no quería matar a inocentes, nunca quise. Pero realmente no maté a ninguno? Desde luego ninguno de los que maté lo parecía, incluso podría asegurar que muchos de ellos no lo eran. Pero había otros... nunca he sabido mucho sobre los objetivos que me daban, sabía el porque iba, sabía porque habían puesto precio a su cabeza, sabía que era su palabra y nada mas, ya que podían haberme mentido fácilmente, pero esa era mi vida ahora, solo he tratado de ganarme la vida, haciendo lo que mejor sabía hacer. Quien es inocente hoy en día? En este mundo? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. - Jamás mataría a nadie sabiendo de su inocencia. - Afirmé con seguridad, a pesar de todas mis dudas sobre el tema.
Las chicas hablaban entre ellas, de tiempos pasados no muy lejanos, discutían sobre la seguridad de un refugio ya conocido. Dallas parecía indecisa sobre que hacer. Al contrario de mi, yo nunca había pensado en establecerme en un refugio, y había conocido muchos, pero la idea de hacer amistades y perderlos a todos poco a poco, de las formas mas crueles posibles, no me encajaba.
Entonces Thea dirigió su mirada hacia mi, y muy seria me habló sobre trabajo, un trabajo para mi, me preguntó si podía contar conmigo. Me parecía extraño que me lo propusiera la verdad, pero al fin y al cabo era mercenario, y eso es lo que hacía, aceptar encargos, solo me pareció extraño viniendo de una antigua agente de policía. - Trabajo? En que piensas? - Pregunté curioso. Hacía mucho que no tenía un encargo. Las palabras que Thea me dirigía sonaban serias y duras, al principio me pareció algo tímida, pero al hablarme con ese tono y esa sinceridad cortante me dí cuenta que tenía las cosas muy claras, y era lo único que importaba ahora. - Me pides una servidumbre? - Pregunté mirando hacia ella alzando una ceja. - Nunca me detengo, merodeo por donde puedo, y no tengo un hogar fijo, no puedo aceptar simplemente tus trabajos cuando ni siquiera tienes un refugio. - Solía hacer encargos para grandes refugios que lograban salir adelante, con mucha mano de obra, y espacio suficiente para crecer. Trabajar para ella no iba a provocarme mas que problemas. Que podía ofrecerme Thea? Un trago de agua? Un lata de comida? Y de donde iba a sacarlo? Si merodeas como ella hacía, vivías el día a día, y todo lo que encontrabas era para ti. No tenía un gran huerto de hortalizas y frutas, no tenía ganado como había llegado a ver en algunos refugios. - Sinceramente, si lo que me pagas me merece la pena, lo haré. Pero tu sola acabarás arruinandote en solo pagarme. - Afirmé sin siquiera saber del todo en que pensaba, dando por hecho muchas cosas.
Las chicas hablaban entre ellas, de tiempos pasados no muy lejanos, discutían sobre la seguridad de un refugio ya conocido. Dallas parecía indecisa sobre que hacer. Al contrario de mi, yo nunca había pensado en establecerme en un refugio, y había conocido muchos, pero la idea de hacer amistades y perderlos a todos poco a poco, de las formas mas crueles posibles, no me encajaba.
Entonces Thea dirigió su mirada hacia mi, y muy seria me habló sobre trabajo, un trabajo para mi, me preguntó si podía contar conmigo. Me parecía extraño que me lo propusiera la verdad, pero al fin y al cabo era mercenario, y eso es lo que hacía, aceptar encargos, solo me pareció extraño viniendo de una antigua agente de policía. - Trabajo? En que piensas? - Pregunté curioso. Hacía mucho que no tenía un encargo. Las palabras que Thea me dirigía sonaban serias y duras, al principio me pareció algo tímida, pero al hablarme con ese tono y esa sinceridad cortante me dí cuenta que tenía las cosas muy claras, y era lo único que importaba ahora. - Me pides una servidumbre? - Pregunté mirando hacia ella alzando una ceja. - Nunca me detengo, merodeo por donde puedo, y no tengo un hogar fijo, no puedo aceptar simplemente tus trabajos cuando ni siquiera tienes un refugio. - Solía hacer encargos para grandes refugios que lograban salir adelante, con mucha mano de obra, y espacio suficiente para crecer. Trabajar para ella no iba a provocarme mas que problemas. Que podía ofrecerme Thea? Un trago de agua? Un lata de comida? Y de donde iba a sacarlo? Si merodeas como ella hacía, vivías el día a día, y todo lo que encontrabas era para ti. No tenía un gran huerto de hortalizas y frutas, no tenía ganado como había llegado a ver en algunos refugios. - Sinceramente, si lo que me pagas me merece la pena, lo haré. Pero tu sola acabarás arruinandote en solo pagarme. - Afirmé sin siquiera saber del todo en que pensaba, dando por hecho muchas cosas.
—Thea... si ahora me fuera por el camino sencillo no habría sido policía —la miro muy segura de mis palabras—. Quiero seguir adelante con lo que empezamos —asiento, no hay nada que pensar realmente.
Lo que me sorprende es lo que ocurre a continuación, Thea le ofrece trabajo a Dann, a un mercenario. La miro ligeramente sorprendida, intentando que no se note esa sorpresa. Definitivamente estos meses han cambiado a la morena. ¿Pero qué puede tener ella para pagar al muchacho?
—Pero antes, me acercaré igualmente al refugio en el que estoy, les explicaré que nos hemos encontrado de nuevo y que seguiré a tu lado, pero eso no quitará que les dé de lado, al contrario Thea, son buena gente y también persiguen a Umbrella, podemos colaborar con ellos, seremos grandes aliados —la idea cada vez me parece mejor—. Puedo presentarte a su líder, Nicholas, nos ayudaremos todos mutuamente.
—Entonces no es que haya mucha diferencia entre ambos Dann, el apocalipsis saca la peor faceta de mucha gente y estas... a veces no te dan otra opción —mis manos también están manchadas de sangre, al igual que las de Thea, por todo lo que me ha contado y hemos vivido. Lo sé.
—Así que tu precio es caro... ¿eh? —no puedo evitar enarcar las cejas en dirección de Dann, a la vez que sonrío burlona—. ¿No harás un descuento a alguien que te invita a café? —bromeo, pero la sonrisa desaparece cuando al fijarme en la ventana veo que un par de zombies más merodean por los alrededores de la casa.
—Mierda, si queremos irnos debemos irnos ya... ¿Bombón, tú nos vas a acompañar o tienes algo mejor que hacer? —me pongo en pie rápidamente y miro a Dann de reojo mientras que recojo mis cosas.
Lo que me sorprende es lo que ocurre a continuación, Thea le ofrece trabajo a Dann, a un mercenario. La miro ligeramente sorprendida, intentando que no se note esa sorpresa. Definitivamente estos meses han cambiado a la morena. ¿Pero qué puede tener ella para pagar al muchacho?
—Pero antes, me acercaré igualmente al refugio en el que estoy, les explicaré que nos hemos encontrado de nuevo y que seguiré a tu lado, pero eso no quitará que les dé de lado, al contrario Thea, son buena gente y también persiguen a Umbrella, podemos colaborar con ellos, seremos grandes aliados —la idea cada vez me parece mejor—. Puedo presentarte a su líder, Nicholas, nos ayudaremos todos mutuamente.
—Entonces no es que haya mucha diferencia entre ambos Dann, el apocalipsis saca la peor faceta de mucha gente y estas... a veces no te dan otra opción —mis manos también están manchadas de sangre, al igual que las de Thea, por todo lo que me ha contado y hemos vivido. Lo sé.
—Así que tu precio es caro... ¿eh? —no puedo evitar enarcar las cejas en dirección de Dann, a la vez que sonrío burlona—. ¿No harás un descuento a alguien que te invita a café? —bromeo, pero la sonrisa desaparece cuando al fijarme en la ventana veo que un par de zombies más merodean por los alrededores de la casa.
—Mierda, si queremos irnos debemos irnos ya... ¿Bombón, tú nos vas a acompañar o tienes algo mejor que hacer? —me pongo en pie rápidamente y miro a Dann de reojo mientras que recojo mis cosas.
A beautiful liar, love for him is pain. The temples are now burning, our faith caught up in flames. I need a new direction, cause I have lost my way. All we need is faith.
Dallas había dado de lleno en la clave, si Dann de verdad actuaba así, no podíamos juzgarlo. Nosotras no andabamos muy desencaminadas de su estilo de vida.
— No tengo un refugio Dann, tengo El Refugio y varias zonas seguras que podrías aprovechar en tus viajes si decides ayudarnos — aquellas palabras sonaron bastante orgullosas, pero era cierto. De cuanto había visto o podía imaginarme... Arcadia era lo mejor con lo que podíamos contar. El resto de lugares eran los moteles y lugares que Wolfpack había limpiado antes de separarse. Deberíamos volver para echar un vistazo y ver qué tal estaban, pero contaba con que no muy mal. Ya que en la última ocasión recorrí esos lugares en busca de mis antiguos compañeros.
— Eso suena muy interesante, podríamos colaborar en lo que hiciera falta con ellos... sí, me gustaría ir — pero como siempre los zombies aparecían para fastidiar todo cuanto uno planeaba. — ¿Tenéis medio de escape? — preguntaba mientras que recogía mis cosas y me acercaba a una de las ventanas. — No son muchos, podríamos acabar con ellos, pero... a lo lejos vienen más, nos rodearían antes de darnos cuenta, sería mejor marcharse por detrás... ¿qué hay en esa dirección? — me giré hacia Dallas y Dann esperando que alguno de los dos supiera qué hacer o que de verdad guardasen un medio de escape oculto.
En cuanto estuvimos preparados salimos por la puerta de la cocina. Dallas nos explicó que tenía allí su coche oculto bajo un toldo. Ayudé a destapar el vehículo, un par de zombies aparecieron en una de las esquinas de la casa, pero ella ya se había subido al coche y lo arrancaba. Corrí hacia él y me subí en la parte trasera, dejando la puerta del copiloto abierta para Dann. En situaciones como aquella la velocidad era primordial.
— No tengo un refugio Dann, tengo El Refugio y varias zonas seguras que podrías aprovechar en tus viajes si decides ayudarnos — aquellas palabras sonaron bastante orgullosas, pero era cierto. De cuanto había visto o podía imaginarme... Arcadia era lo mejor con lo que podíamos contar. El resto de lugares eran los moteles y lugares que Wolfpack había limpiado antes de separarse. Deberíamos volver para echar un vistazo y ver qué tal estaban, pero contaba con que no muy mal. Ya que en la última ocasión recorrí esos lugares en busca de mis antiguos compañeros.
— Eso suena muy interesante, podríamos colaborar en lo que hiciera falta con ellos... sí, me gustaría ir — pero como siempre los zombies aparecían para fastidiar todo cuanto uno planeaba. — ¿Tenéis medio de escape? — preguntaba mientras que recogía mis cosas y me acercaba a una de las ventanas. — No son muchos, podríamos acabar con ellos, pero... a lo lejos vienen más, nos rodearían antes de darnos cuenta, sería mejor marcharse por detrás... ¿qué hay en esa dirección? — me giré hacia Dallas y Dann esperando que alguno de los dos supiera qué hacer o que de verdad guardasen un medio de escape oculto.
En cuanto estuvimos preparados salimos por la puerta de la cocina. Dallas nos explicó que tenía allí su coche oculto bajo un toldo. Ayudé a destapar el vehículo, un par de zombies aparecieron en una de las esquinas de la casa, pero ella ya se había subido al coche y lo arrancaba. Corrí hacia él y me subí en la parte trasera, dejando la puerta del copiloto abierta para Dann. En situaciones como aquella la velocidad era primordial.
1º Siento la tardanza, pero ya estoy de vuelta y puedo responder de forma asidua.
2º Sienna me ha dado permiso para al final de mi post narrar por su PJ.
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