CIII: Madden

Ubicación: en la sala de juntas donde nos dejó Colagusano
Mención: James, Drake, Richard y Meade.
Interacción: nadie

Outfit

No alcanzaron a avanzar más que unos pocos pasos antes de que un pintorezco personaje apareciera en escena. Ranza sintió que se iba a morir del puto susto que le dio, pero tras respirar un par de veces comenzó a sentirse fascinada con la presencia de aquel hombre que decía ser un profesor y que estaban en un lugar llamado Redmoor. No podía evitarlo, le atraían las personas y cosas extrañas, como el hombre de Nueva Orleans meses atrás.

A diferencia de la tensión notable en los demás, ella se sintió un poco más relajada con el hecho de que fuera un ser humano X y no alguna criatura mutante que quisiera... Recordó entonces que muchas veces los humanos podían ser mil veces peores que aquellas criaturas sin cerebro y sintió un poquito de la paranoia contagiarsele.

No pasó por alto el gesto de protección de Ri y Donald, así que se asomó entre ellos rodando los ojos, para poder continuar viendo al hombrecillo hablar. Le gustaba detallar a las personas, sus gestos, sus maneras, la forma en que caminaban.

Cuando llegaron a lo que parecía ser la recepción del edificio se quedó como idiota mirando todo el lugar. Parecía como si al cruzar aquella puerta hubieran pasado por un portal y hubieran viajado en el tiempo, un tiempo en el que el ataque zombie aún era solo historias en las mentes más creativas y oscuras... Tuvo el impulso de volver los pasos y verificar que de hecho si habían vuelto en el tiempo, pero se contuvo, era más inteligente que eso.

Recibió con gusto el lapiz y el papel, los observó un momento mientras continuaban moviendose. Ahora se hacía evidente que ese hombre no estaba allí solo y a ella se le antojaba la idea de que no eran solo él y la señora Meade, como había dicho anteriormente. Se trataba de una estructura demasiado grande para que solo dos personas de mediana edad pudieran mantenerla segura. Además, ¿por qué parecía que ese hombre no había salido por las puertas de aquel hospital en años? Él era consciente de lo que se vivia afuera, pero no lo estaba viviendo en carne propia. O al menos no lo parecía porque un lugar donde dia tras día se luchaba contra zombies no podía permanecer tan limpio.

Inmediatamente entraron a lo que parecía una sala de juntas de esas que se ven en las peliculas, Ranza se separó del grupo y se dejó caer en una de las sillas más alejadas de todos ellos, pero que aun pudiera escuchar lo que hablaran sin hacer mayor esfuerzo. Puso el papel sobre la mesa y jugueteó con el lapiz entre sus dedos. Parecia estar planeando qué escribir, sin embargo, su mente estaba analizando el hecho de que en ese lugar tenian implementos de aseo, comida, un grado de seguridad mejor que el de muchos otros refugios, comida y... ¿cómo sabia el profesor que estaban ahí afuera?

Sus pensamientos se vieron cortados abruptamente cuando Ri negó el que necesitaran comida y pidió más bien un tour del lugar. Luego, el tipo que tenía tensión sexual con Donald les indicó que ni se les ocurriera recibir NADA de comer, beber o lo que fuera. Sintió su humor caer veinte pisos, ¡tenia TANTA hambre! Necesitaba comer.

El individuo era muy muy raro. Obviamente no confía en él ni un pelo pero trataría de llevar eso de la mejor manera posible. La realidad es que reaccionar a ciegas sin saber que pasaba podría convertirse en un suicidio.
-Estoy de acuerdo con lo de no comer nada y tocar lo menos posible, Drake, pero vigila tus movimientos, puede que no esté solo.
Le dijo con seriedad y tratando de no hablar lo suficientemente alto para que el rata-topo los escuchará pero sí para que el resto de sus compañeros le escucharan. Sus palabras debían ser lo más claras posible para no dejar resquicios a dudas que les pudieran llevar a la condenación.
-Necesitamos saber en qué situación estamos antes de actuar. Mientras se mantenga pacífico debemos sonsacarle la mayor cantidad de información posible: donde nos encontramos, que está sucediendo y sobretodo cuantos más hay. Somos más fuertes que él así que si la cosa se pone fea no le disparéis; le noquearemos, le quitaremos la llave y lo usaremos como rehén hasta estar seguros de que podremos salir de aquí. Si podemos abandonar este lugar sin violencia mejor para todos. ¿Estáis de acuerdo?

Dijo observandolos a todos,  uno por uno, en un intento de hacerlos partícipes de ese plan, confiando en ellos como si realmente fueran un equipo de verdad y no tan solo un grupo de supervivientes que han entrado en la boca del lobo. Cuanto más involucrados se sintieran en aquello mejor sería su rendimiento para poder sobrevivir.
-Decir lo que tengáis que decir, es posible que después no tengamos tiempo para hablar.

Si, le gustaba ser Richard Jackson, un mercenario sin absolutamente nada que ver con Umbrella o con Raccoon city. Pero para momentos como ese Christian Ford era alguien mucho más útil y así es como estaba actuando.

La voz del hombre cargando el jabalí me hizo dar un respingo. Antes de poder sacar mi arma, el tipo ya nos estaba apuntando, pero por fortuna Balion tenía mejores reflejos que yo. No me esperaba encontrarme con humanos vivos en un hospital, que por lo general son focos de infección abandonados a su suerte. Aunque este no era un hospital común, sino un centro psiquiátrico, con pacientes que tuvieron (o tienen) necesidades especiales. En pocas palabras: es un lugar de locos, y la presencia de humanos en un sitio así no es buena señal.

Una mujer salió totalmente desnuda, sin ningún pudor hacia nosotros a pesar de ser desconocidos, lo que no hablaba bien de su salud mental. La miré marcharse y cómo el supuesto guardia de seguridad se iba detrás de ella entre bailoteos. Inmediatamente salió otro hombre, mucho más grande y fornido que el anterior, mucho más peligroso.

Le ayudé a Balion a llevar al jabalí adentro y, al tenerlo cerca, le dije entre susurros:

— Debemos tener cuidado con esta gente. Tengo un mal presentimiento.

El sitio no brillaba por su limpieza, pero a eso no le presté mucha atención. Mi ojo estaba analizando todo el lugar buscando buscando armas potenciales u otras personas. Si tenían comida, electricidad y música, dudaba mucho que fueran sólo tres los refugiados. Además, según el guardia, había más gente en el otro patio, donde dejé a James y Ranza.

A lo que decía Balion, yo asentía con la cabeza, sin hablar.

Parecía que el destino quería ser cruel y divertirse un poco, pues en escena apareció una persona nueva: Una señora de avanzada edad y con una amabilidad que se echaba de menos en un mundo como aquél; pero era precisamente ese tipo de comportamiento el más sospechoso en un mundo como ESE, dónde cualquiera podía ser capaz de hacer lo que fuera por sobrevivir, incluso para comer... Si faltaba el sustento en un grupo de personas durante mucho tiempo, ¿a qué había que recurrir? Pues a convertirse por un momento en uno de esos monstruos que se habían hecho con el mundo, en definitiva, alimentarse de una persona. Era supervivencia, instinto, y no es que él lo hubiera hecho, porque preferiría comer tierra si era necesario, pero nunca comerse a alguien como él, era de enfermos.

Y por mucho que esa señora fuera aparentemente inofensiva, no se iba a fiar en absoluto.

Y había algo que no le terminaba de cuadrar.

-Por lo que dice, señora, aquí no están solos, en este edificio quiero decir... ¿Cuántos son?-Esa información era necesaria, aunque por otro lado era fácil que lo que respondiera fuera mentira, pero al menos podría hacerse una idea, jugar con la psicología... No es que fuera un profesional, pero no era estúpido.-Por otro lado, si no es mucho pedir, nos gustaría estar juntos en la habitación... Si no es posible, no pasa nada, podemos marcharnos y buscar otro lugar, no queremos causar más molestias de las debidas.-Lo que no se le daba muy bien era ser "cortés", no desde que había perdido tanto. Así que lo mejor que podía hacer era ir al grano.

Soundtrack

"Semper Fidelis..."Va pensando. Hasta ahora sus anfitriones han sido cuanto menos exóticos, pero tampoco puede esperar menos de un psiquiátrico. Termina de descubrir el rifle y le quita el condón al cañón, no hace movimientos agresivos, simplemente, termina sentándose, dejando el rifle a un lado. Se quita los guantes y estira los brazos.
-Relájate Nicko, ya lo sé...-Niega con la cabeza-...Su mujer le prohibió beber, bueno y todos nosotros...-Pone una mueca bastante desprciptiva-...Es un puto enfermo...-Se bebe el vaso que le pertenece-...Un yonki...-Se bebe el vaso que le corresponde Nick.

-Ufff santa puta...-Corta la frase y niega con la cabeza un par de veces recomponiéndose-...Un cabronazo de los que ya no quedan...-Durante todo este rato la sonrisa de Adam se ha afilado, su mirada vuelto más turbia, está en su salsa, mientras Nick no coma ni beba nada todo irá bien, sabe que no es tan fuerte como él se cree.
Él...Ya ha pasado por esto muchas veces, a ver que pasa esta vez.
-Pues...Nosotros venimos del oeste...-Señala a la derecha-...Un lugar precioso...-Se tambalea ligeramente sobre la silla sonriendo como un idiota.
-Joder...Menuda fuerza eh...Se nota quien manda aquí...Jejeje-Se frota las manos observando lo que pronto será la cena, tras cocinarlo.
-Pero entonces...Como es que estáis aquí aíslados? Necesitáis un cable con los viejos reclusos? Nosotros tenemos armas...-Extiende los brazos muy amigable, no ha dejado de quitarle ojo a ninguno de los 4, muy metido en su papel.

Cuando entra esa señora por la puerta, James casi se sorprende. Tan raro como encontrarse con niños, es encontrar a gente mayor en los tiempos que corren. Le hace gracia cuando se emociona al ver a Ranza, y está seguro que las dos deben tener la misma estatura. Sin embargo, no se deja distraer por sus sonrisas de oreja a oreja y el cariño con el que entona cada una de sus palabras. James rodea la mesa hasta llegar a donde estaba Ranza, alejada del resto. No le gusta ni un pelo el repentino interés hacia ella.

La anciana habla de otras personas y James frunce el ceño, entonces Drake lo menciona y él añade: —Y ¿dónde están? Son tiempos peligrosos para no tener a gente haciendo guardia. Sobretodo si dejáis la puerta del patio abierta para que pueda entrar cualquiera. — ni por fuera ni por dentro, este lugar parecía un refugio.

Cuando ve la ropa seca que les ha traído no puede evitar sentir como el frío vuelve en una oleada, pero vuelve a mirarla cuando menciona un hospital, su personal y el otro edificio.

—¿Qué tipo hospital? — desde luego, el lugar donde estaban no le recordaba a ninguno que hubiera visto. Ni de ciudades ni de campaña. Aún así, pueden tener material médico y medicinas. Sólo por eso vale la pena indagar.

James escucha en silencio a Drake. Si antes era una mala idea separarse, ahora sería una imprudencia. Sujeta la culata de su revólver con más fuerza, bajo la sombra de la desconfianza y su ceño fruncido. Él prefiere irse de ahí en cuando pare de llover, sin embargo, no dice nada. No sería buena idea, no frente a un desconocido en una situación como en la que se encuentran.

No eran un equipo pero tenían que trabajar como uno pues esa situación no era nada normal. Drake era un buen tipo pero bastante impredecible en situaciones de desconfianza, por lo que Richard sabe hubiera sido muy capaz de pegarle un tiro a ese hombrecillo tan extraño. Algo que a Richard no le parecería mala idea sino fuera porque desconocían todo de aquel lugar y puede que si hubiera más gente se desatará un infierno del que no salieran bien librados.

En cuanto a James y la niña no eran muy comunicativos ni los conocía lo suficiente para saber sus pensamientos o cómo podrían reaccionar en una situación así. Eso le llevó a tratar de mantener la situación y hacerse cargo. Algo que era bastante difícil cuando quién se encontraban con él eran casi desconocidos a los que solo había visto en una ocasión. Aún así lo intento pero nunca supo si funciono pues una señora apareció por la puerta que momentos antes había usado ese profesor extraño para marcharse.

A diferencia de ese tal Charles Meade la señora tenía una actitud más o menos normal, cotidiana, demasiado normal como para no ser sospechosa. Pero si tuvo un efecto curioso pues Richard pudo ver como Drake tomaba el control de la situación sin dar sensación de que podría pegarle un tiro a la señora en cualquier momento, y para su sorpresa James lo secundo. Eso permitió a Richard tomar un segundo plano mientras lo observaba todo y reflexionaba sobre la situación actual.

Sí, era un hospital pero justo lo que pregunto James: “qué tipo de hospital”. Los habituales no tenían ese aspecto tan intimidante, solo unos muy concretos y ninguna de las opciones le daba buena espina. En cuanto a la gente, acababan de confirmar que eran más, posiblemente muchos más, los suficientes para echar a todo ese personal que supuestamente habían recurrido al canibalismo. ¿Aunque por que les contaba esa historia en concreto? Eran muchas las preguntas, pero que solo hubieran visto a esas dos personas se le ocurrían varias opciones: 1.la mayoría habían muerto, 2.se estaba tirando un farol para darles lástima o para saber que no estaban solos y no se les ocurriera hacer el estúpido 3.todo eso se trataba de una trampa con motivos desconocidos, como el queso para los ratones o una telaraña para cazar moscas y ellos habían caído directamente en la red.

-Sí, con una habitación para los cuatro servirá -dijo mientras avanzaba varios pasos hacia la señora, con una gran y aparente tranquilidad pero con seriedad que no admitía discusión. Quería ver como reaccionar la señora ante eso, tensar la cuerda por así decir y tenía su voz tranquila y neutral, además de su físico alto, musculoso y su pelo que le daba aspecto intimidante para hacerlo.

Ubicación: en la sala de juntas con Betty White (eso es injusto, es ADORABLE!)
Mención: Drake y Nicholas.
Interacción: abuelita Meade

Outfit

Para aplacar el hambre intentó concentrarse en el papel que tenía frente a ella sobre la mesa, pero antes de poder darle forma a lo que había en su mente la puerta de la sala se abrió de nuevo. Lo que entró por esta la sacó de foco y, de hecho, le arrebató una sonrisa casi infantil. La pelirroja observó a la anciana mujer, sus maneras, su dulce voz, su sonrisa. No podía dejar de sonreír. Incluso río con un ánimo deteriorado cuando contó las historias sobre su hijo, el profesor Maede. Así que ella era la señora Maede, vaya.

Cuando la anciana se dirigió directamente a ella se puso de pie y asintió con la cabeza - no se preocupe, abuelita, cualquier cosa me servirá mientras sea más grande que yo - ladeó la cabeza, aun sonriendo - yo soy Ranza - se presentó, por impulso. Alargó su mano hasta el centro de la mesa y tomó de nuevo el lápiz y el papel - le dejaré algo para leer a su hijo - dijo, volviendo a sentarse en otra silla, una que estuviera seca. El título en la hoja rezaba, "Las aventuras de una pelirroja valiente".

La desconfianza en el aire podía cortarse con un cuchillo y era comprensible, el mundo había trastornado la mente de las personas y bajo aquel rostro angelical podía haber una abuelita psicópata. Pero, le gustaba pensar que también habían verdaderas buenas personas allí afuera luchando por hacer de aquel un mundo mejor. Ella había tenido más suerte que infortunio y continuamente recibía ayuda y protección de las personas, pero también había sufrido los horrores a los que arrastraba a las personas la lucha diaria por sobrevivir. Si debía ser realista, quedaban muy pocas personas con un buen compás moral y cualquiera podía perderlo en un parpadeo.

"Los chicos". La mirada como cielo de Ranza se depositó sobre el enorme paquete de carne seca y su estómago gruñó, sin embargo, lo verdaderamente interesante allí es que ella había tenido razón en sus observaciones previas, habían más personas en aquel lugar - como en la prisión... - masculló para sí misma.

Fue entonces que tuvo la revelación de la noche y sus ojos se clavaron en la presencia entera del tipo con mala cara (Drake). Ya sabía dónde lo había visto antes, pero no pudo decir nada porque Evelyn comenzó a narrar sobre los habitantes del edificio contiguo. Sus ojos se abrieron tan grandes como eran y pensó en Patchy, esperando que estuviera bien. De forma casi inconsciente se echó la bendición al mismo tiempo que la anciana lo hizo, la fuerza de la costumbre.

Su estómago se queja una vez más. Los mira a todos por unos segundos, ocupados en sus preguntas e intentos de sacarle información a la mujer de blanquísima cabellera. Ranza aprovecha el momento y se hace velozmente con el paquete de carne seca y la botella de coca-cola para meterse debajo de la enorme mesa hasta el centro de esta. Abre el paquete y mete la mano en este para sacar todo un puñado de aquella reseca bendición divina. Debe comer, sabe que debe hacerlo en un intento desesperado por no convertirse en las personas del otro edificio. No quiere hacerle daño a nadie.

Enarqué una ceja al ver las bebidas servidas en ese vaso. No parecía muy limpio, así que de todas maneras no pretendía beber. Balion, en cambio, decidió que sería bueno beberse los dos vasos de quién sabe qué licor. Dudaba que estuviera envenenado, porque tampoco es que fuera sencillo encontrar veneno en estos días y la situación no está para desperdiciarlo en dos desconocidos arruinando una buena botella de licor.

No entendía bien cuál era el juego de Balion, pero me limitaba a seguirle el rollo. No llevaba mucho tiempo de conocerlo, pero sí sabía de él lo suficiente como para estar seguro que él no se comportaba así en situaciones normales. Tenía algún plan y me daba mala espina lo que estuviera pasando por la mente de mi compañero. Aunque tampoco me fiaba de lo que pasaba por la mente de nuestro anfitrión, que sin duda no parecía del tipo de hombres que se acobardan de un grupo de enfermos mentales, menos con esa fuerza de la que hacía tanta gala.

Trataba de mantenerme concentrado en la situación, analizando las palabras y las acciones de quienes estaban a mi alrededor, pero es que ver ese maldito cerdo siendo desgarrado me provocaba tanta... hambre... Mi ojo no podía despegarse de esa carne fresca chorreando sangre. Mi boca empezó a salivar de forma casi anormal y empecé a sentir el sudor frío brotando de mi frente.

— La mía... puedes dejarla término rojo— no quería decir cruda, pero sí la prefería casi cruda.

Tan pronto mi porción de carne estuvo lista, no me importó que la pusiera en platos sucios, la tomé con la mano y empecé a devorarla con ansia. Eso no me iba a quitar el hambre, porque sólo había una cosa que conseguía saciarme, pero me calmaría un poco.

Sí, tenía toda la pinta de ser una trampa. Pero, ¿y qué importaba? Todo lo era. El mundo era una trampa a la que se exponían día a día con tal de conseguir algo que llevarse a la boca, comida enlatada que tendría mucho peor aspecto que esa cecina. Todos los días se jugaban la vida por simples migajas y contra criaturas que antes parecían completamente imposibles y solo propias de las peores pesadillas.

Hacía mucho tiempo que el tiempo de tener miedo había pasado para Richard. Ese tiempo en que aún le quedaban cosas por proteger. Ahora su existencia consistía en ir a un lado a otro viendo lo desolado que se encontraba el mundo mientras dormía en cualquier lado que parecía que no iba a ser asaltado por los muertos durante un tiempo y comiendo lo que pudiera encontrar.

No tenía verdaderas razones para tener miedo, sin embargo eso no significaba que fuera un suicida; no, no sería un fácil bocado para los muertos si le querían tendrían que esforzarse al máximo pero se negaba a ser un ratón asustado esperando el siguiente golpe que pudiera acabar con su vida. Y para bien o para mal eso era lo más interesante que le había sucedido en todo el día, tenía curiosidad por ver que sucedía a continuación.

Estaban todos confrontando a la señora cuando Chris se percató de que faltaba alguien: miró a su alrededor y tardó unos instantes en percatarse de que la niña está dándose el atracón del siglo debajo de la mesa.

Con pasos tranquilos y pesados se acerca a la mesa y a la pequeña.
-Joder, pues sí que tenías hambre.
Le dijo con cierto tono sarcástico en su voz y con cierta diversión mientras observaba a la mesa donde estaba escondida la pequeña.

Pronto llegó el pequeño hombrecito y Richard se dio cuenta de tres cosas: a la señora no le había dado tiempo a transmitir los deseos de sus visitantes así que le habían puesto en la misma habitación por su propia cuenta. No tuvieron problemas para decirles a las claras que eso había sido un psiquiátrico, algo que encajaba a la perfección con todo lo que habían visto y tercerá: tenéis hasta las doce de la noche para entregarlas. ¿Por que hasta las doce? ¿Era porque después estaría dormido o realmente algo tenía que pasar a esa hora? Richard desconocía la respuesta, pero quería saberlo.

Finalmente les llevaron a la habitación y era bastante confortable, confortable con muchos de los lugares en los que Richard había dormido desde que estallo el máldito apocalipsis.
-Cuente con ello, profesor -le dijo o más bien le mintió al profesor cuando este se marcho. No, definitivamente no pensaba decirle nada y dudaba que sus compañeros sí.

-¿Sabéis que? Que la señora tiene razón -dijo mientras miraba con seriedad tanto a Drake como a James, para finalmente centrar su atención en este último -voy a cenar decentemente antes de que la glotona de tu hija se lo coma todo.

Luego se giró para irse hacia la pequeña y su rica cecina de seguro como se le dejará mucho más tiempo no quedaría nada.
-Eh, tragoncita, más despacio o te terminaras ahogando -le dijo mientras tomaba una pieza de cecina y se la llevaba a la boca. Estaba deliciosa. Luego tomó la botella de coca cola y le dio un trago y le dio un trago cuidándose de no pegar sus labios a ella para evitar contagiarse de cualquier cosa extraña.

James casi sonríe cuando ve a Ranza, de reojo, esconderse bajo la mesa con la comida. Es una buena idea, supone, dividir las prioridades. Y aunque nunca ha sido partidario de la confianza con la que la chica trata a las personas con las que se encuentra, es consciente de que ella no ha dejado a las circunstancias descalibrar su compás moral. Y James prefiere que siga siendo así.

Mientras el supuesto profesor, que quizá lo sea sólo en su propio delirio, les acompaña a la habitación que con tanta eficiencia han preparado para ellos -casi como si supieran que iban a venir- comparten unos segundos silenciosos por el pasillo. Y aunque James no puede decir que tiene prueba alguna, la inquietud le atenaza con cada paso y puede sentir como permanece en el aire en torno a él.

La habitación en la que entran le recuerda más a un cuartel, aunque una clínica psiquiátrica no se diferencia tanto de un albergue o una residencia. Todo está limpio, ordenado con precisión militar. Sin individualismos ni nada más allá de lo estrictamente necesario. El olor a suavizante de las sábanas asalta sus fosas nasales y aún así es lo mejor que ha visto en años. James abre la ventana y tira de los barrotes un par de veces hasta que pasa por la puerta contigua al baño. Cuando abre el grifo, la sorpresa se refleja lentamente en sus cejas arqueadas. Aquello era demasiado bueno para ser verdad.

—Hay agua caliente. — anuncia lo suficientemente alto para que lo escuchen desde donde está. Se lava la cara y el cuello y cuando sale se encuentra cara a cara con Ranza, Richard y Drake.

El comentario del más alto le saca una mueca de exasperación. Ni él es tan viejo, ni Ranza tan joven. Y aunque nunca le ha preguntando, está convencido que la pelirroja está mucho más cerca de los veinte que de los diez. Aún así se dirige a ella como si acabase de salir de la guardería y James se siente casi ofendido.

Escucha a Drake maldecir y está de acuerdo que la comida no vale la pena el riesgo. Aún así, dice:

—Déjalos. Creo que tenemos un problema más grave entre manos. — James continúa en  un susurro, como si fuera un secreto. —La mujer ha dicho que hay más de cincuenta  personas aquí, pero no se oye ni una alma.

Soundtrack

Una sonrisa recorre sus labios mientras el alcohol va haciendo efecto. Adam sabe beber, de sobra, no es gran cosa para él, pero hacía tiempo que no probaba algo fuerte.
Se ha estado fijando en que lo que sucede no es algo común, incluso más allá del fin del mundo donde se encuentran.
-Gracias!...-Animado pilla su pedazo y al igual que hace marcos y probablemente lo hará Nick, para no dejarles mal se come su pedazo muy hecho como un animal también, aquí no se margina a nadie.

Sabe que no deben de ser buena gente, pero desde luego tampoco les han tratado mal, tras cenar unos bocados, decide parar para conversar.
-Ya veo...-Sigue comiendo-...Gente peculiar entonces...-Se ha dado cuenta de que hay bastante gente, pero aun así, no le importa, a las malas siempre puede marcharse.
-La tormenta está siendo muy fuerte, si tan agusto estamos podemos esperar a mañana no?...-Sigue comiendo y después lanza una bolsita muy pequeña de plástico con un polvo blanco harinoso,maravilloso, directo para Marcos.

-Nosotros también traemos regalos, pues...-Respira hondo satisfecho por la comida-...Queremos pasar la noche aquí y ver que pasa en el otro lado mañana conforme pare la lluvia, os parece bien?...-No tiene ninguna intención de marcharse, se queda mirando a Nick un instante.
"Si tiene gente que ha entrado por el otro lado estarán allí, tengo que encontrar la forma de hacer evidente que pasa sin que Nick ni este puto Terminator se den cuenta..."Se queda mirando a la chica desnuda, se enciende un cigarro y sigue en la inopia de que todo va bien.



//OFF:

■ ¿Podríamos dormir aquí? Ya mañana hablamos de eso.

Notaba la tensión en el aire, el nerviosismo de sus compañeros, especialmente el de Drake. Sin embargo, si habían caído en una trampa poco podían hacer para escapar en aquellos momentos, así que Richard se centró en reponer fuerzas y aprovechar las cosas buenas que esa situación les ofrecía.

Por eso comió junto con la pelirroja esa rica cecina, pues en el apocalipsis comer todos los días estaba lejos de ser una seguridad y mucho menos cosas tan deliciosas como esa cecina.

No se preocupó de lo que hicieran sus compañeros, no era asunto suyo y mucho menos su responsabilidad, sin embargo antes de apartarse de la muchacha una sombra se apoderó de su mente: ¿fue la primera en comer porque llegó a las mismas conclusiones que él o porque su inocencia le hacía seguir teniendo fé en la bondad de las personas?

-Me gusta tu actitud, pequeña, pero permanece alerta. Si llegan los problemas necesitaremos de tu gran valor y buena puntería para salir de aquí.

Le dijo con seriedad y en voz baja, solo para ella, con eso esperaba darle fuerza y confianza para que estuviera lista para cuando los problemas llegarán.

Tras eso se dirigió hasta los otros y se paró justamente delante de Drake observándolo sin decir nada durante unos momentos.

-Pareces un gato al que le hayan tirado muy fuerte de la cola -le comentó con cierta indiferente. -Tranquilízate, todos llegamos a las mismas conclusiones que tú: esto es una trampa. Sin embargo, no hay nada que puedas hacer por el momento. Solo permanece atento y relájate. Te apuesto a que nadie monta semejante teatro para turistas con el fin de envenenar o drogar a los invitados. Si fuera el caso sería menos… inquietante. -se apartó un poco de Drake para mirar tanto a él como a James -Y si me equivoco… bueno, al menos habré cenado rico y vosotros tendréis que cargar con la mayor parte del problema ¡Salud! -dijo antes de dar un buen trago a la botella de coca cola, obviamente sin pegar los labios. Luego señal con el dedo índice a James por lo que acababa de decir -Cierto, 50 tipos que podrían entrar aquí en cualquier momento  -les dijo tanto a James como Drake antes de centrar la vista en este último -a meterte ese juguete tan bonito por el culo si causas problemas o te ven demasiado alterado.
Le dijo a Drake hablando sobre la escopeta que en ningún momento había soltado y parecía que le daba seguridad, aunque con cincuenta tipos bien armados poco podría hacer en verdad.

-Así que yo me voy a aprovechar que tenemos agua calientes antes de que entren a matarnos a todos.
Dicho esto Richard colocó la botella de coca cola en las manos de James y se metió en el baño cerrando la puerta tras de sí. Su intención no era que darse una buena ducha.

Termina de cenar tranquilo, la situación ha cambiado ligeramente, lo que lo ha llevado a relajarse un poco, la comida no estaba mal, por lo que con el último cigarro que se está fumando, mientras Nick termine lo que esté haciendo, accede a ir a la habitación junto a su compañero.
-Buenas noches...-Imita la voz de su anfitrión antes de cerrar la puerta baby.

Pasan unos segundos, en lso que Adam deja su rifle a un lado, los plásticos los empieza a secar y a extener, no parece tener intención de dormir, empieza a comprobar su equipo, la mayoría de cosas están secas, por lo que no lo va a costar moverse.
-Voy a salir a dar una vuelta y ver el panorama te vienes?...-Se cuelga el M4A1 con la bandana y lo deja con el seguro puesto y colgando al lado de su cintura, después sonríe con naturalidad.
-Si solo vamos a dar una vuelta no creo que nadie nos diga nada no? De todas ya los has visto subiendo, parece que aceptan nuestra presencia, por lo que, no habría motivo ahora apra hacernos daño después de cenar sin más verdad? Y de hacerlo, esperarían a que nos hayamos dormido después del atracón, asi que Nick, no te duermas por si acaso en caso de que te quedes...-Le mira-...Que no te duermas!...-Le señala con el dedo y finalmente sale por la puerta, el último porrito que le queda, es hora de fumar y relajarse.

Soundtrack

Sale al pasillo cerrando la puerta tras de sí y observando el caos se enciende el cacharro, camina desde donde está hasta el final del pasillo para reconocer el lugar, lo que más le interesa son indicios de actos sospechosos, como torturas, salas "oscuras" etc. Parece que lo tienen demasiado bien montado y están muy tranquilos para estar en mitad de una guerra no? Suena gracioso que incluso él, diga eso, pero es la realidad, es demasiado para ser cierto, o mejor dicho, demasiado para ser "normal".
"Corren tiempos difíciles..."Va pensando al llegar a la escalera."Toda precaución es poca..."A pesar de que se acerca a las ventanas solo puede ver la maldita tormenta. Finalmente por radio se interrumpe la música y escucha el aviso de Kennedy. Umbrella está atacando Fort Detrick en Maryland y necesitan ayuda. La mirada de Adam se pierde en la tormenta bajando la guardia completamente.
"Entonces sabrán donde está ella? y Silver lake?..."Su mente va tan inundada de pensamientos que parece detenerse el tiempo.


//OFF:

■ Investigar fuera de la habitación.

Ubicación: en la habitación 212
Mención: Nicholas
Interacción: Richard, Drake y James

Outfit

- Estoy segura que tienen cámaras - masculló bajo el aliento una vez estaban en la pequeña habitación.

- Si sigue tratándome como a una nenita, me aseguraré de ponerle zancadilla en el peor momento - le dijo con calma a Richard antes de agitar la botella de Coca-Cola en dirección a James para insistirle que comiera algo, la noche sería demasiado larga - mientras yo pueda correr más rápido que usted, todo estará bien - se encogió de hombros y soltando la bolsa de cecina se hizo a la manta azul sobre la cama en la que se había sentado.

Sus ropas seguían mojadas, pero cuando el "mechas" se había metido al baño para aprovechar el agua le había quitado la probabilidad de cambiarlas, así que simplemente se envolvió en aquella manta y permaneció en silencio por varios segundos. La paranoía seguía en aumento y no era para menos. En aquel edificio era como si el tiempo se hubiera detenido. Agua caliente, ¡AGUA! Comida, ropa limpia.

- Lo más adecuado es comportarnos con esta gente. La señora Maede fue muy clara cuando indicó que ellos eran amables con quienes eran amables de vuelta. Lo peor que podemos hacer es demostrarles abiertamente nuestra desconfianza. Digo, desconfiar es normal en estos tiempos, pero hay niveles - se apuntó a si misma - y niveles - apuntó a Drake. - Ya estamos más que metidos en la boca del lobo. Si no nos fuimos antes, ya nos jodimos - se encogió de hombros - podemos hacer turnos de guardia, pero yo digo que permanezcamos aquí adentro y no se les ocurra irse a investigar un lugar lleno de personas mentalmente inestables... -

Se detuvo en seco al decir aquellas últimas palabras y tras mirar a los presentes soltó una suave carcajada - la verdad sea dicha, me cuesta elegir si estoy en mayor peligro aquí adentro con ustedes que allá afuera - de ellos sólo conocía a James y ya sabía bastante bien que nunca estaba completamente segura a su lado. Ella misma era una bomba de tiempo que nadie sabía cuándo estallaría. Ahí encerrados ella podía ser un mayor peligro que todos ellos juntos y el hambre no cesaba.

Levantó la mirada y buscó la de James - ¿crees que Patchy esté en el otro patio con los otros locos? - parecía sinceramente preocupada. ¿Quién estaba en el mal lado de la balanza? ¿Y si ellos eran solo la carnada en un juego de cacería que mantenían ambos patios?