¿Y tú eres...? [Danny Meehan]

Recuerdo del primer mensaje :



- Drop the mic! - exclamé dejando caer el estropajo sobre el fregadero al ver la hora. - Muy bien bonita, pero al menos termina de fregar esos platos - mi supervisora, que pasaba por ahí recogió la esponja y la colocó de nuevo sobre mi mano. - Venga ya Helena, llevo ya ocho horas sin parar... - suspiré, pero por más que puse cara de pena no me dejó irme hasta terminar la pila de platos. Acabé por limpiar los platos, colocarlos... y hasta Helena me convenció de barrer la cocina antes.

- Bueno chicos, ha sido un placer enorme trabajar con vosotros, me he lo pasado en grande, pero me voy ya... - decía con sarcasmo mientras que abría el cajón de abajo del mueble y sacaba algo de papel de plata, todo de la forma más disimulada posible, sin dejar de mirar a mi alrededor por si alguien se percataba de ello.

- Hasta mañana - corté un rectángulo y lo deslicé bajo la manga de mi sudadera, seguidamente salí de la cocina a una velocidad increíble. Flash habría quedado en ridículo en comparación.

Caminaba por uno de los tantos pasillos de Pandemoium con tranquilidad, hasta que me fijé en que estaba totalmente sola. Saqué el papel de plata de mi sudadera, me subí la manga de esta y dejé al descubierto la fina y elegante pulsera de plata que llevaba en mi muñeca derecha. - Maldita, como te odio... - entrecerré los ojos. Lleva ya con ella meses y estaba cansada, así que iba a probar otra cosa, ya que era imposible quitármela. Enrollé el papel de plata en torno a la pulsera, en mi muñeca, de tal forma que la pulsera y esa parte de mi piel quedaron completamente tapadas. - Como este plan de mierda funcione... - me decía en voz baja.

Me eché la capucha de la sudadera sobre la cabeza y me colé en la sala de ordenadores: allí íbamos los civiles a pasar el rato, jugar a algún juego, leer algún libro digital o incluso ver una película. Yo iba a colarme en la red de Pandemonium para probar una cosa, no tenía intenciones malévolas ni oscuras realmente. Solo ver si aquel chisme dejaba de funcionar.

Me senté en el ordenador, abrí el navegador, comencé a hacer de las mías, entonces... ¡BAM! Todas las pantallas de las sala se pusieron de color azul con el logo de la empresa. Y un: ¡NO TIENE ACCESO! bien grande bajo él. - Mierda... - exclamé en voz baja a la vez que salía corriendo de la sala.

- ¡Ryder, ¿dónde estás?, otra vez has...! - escuchaba a lo lejos mientras que yo corría por los pasillos como una loca. Paré al rato, cuando ya estaba en la otra punta de la base. Sabía que más tarde enviarían a alguien a regañarme como siempre, pero bueno, si ahora lo podía evitar mejor que mejor. Me quité el papel de plata y lo tiré en una papelera; había sido una idea muy poco ingeniosa, igual como aislante térmico... aquello había sido una estupidez, pero estaba desesperada - Santa paciencia... - susurré molesta.

Respira hondo, manteniendo con gracia su sonrisa.
-Vaya vaya...Al menos no eres ninguna estúpida...-Hace una ligera pausa "Espero no equivocarme", se queda pensando un instante y después sigue con lo que estaba diciendo.
-No suena a maltrato no...-Se frota la barbilla de nuevo, casi como si él la imitara a ella ahora.
-Pero elijo yo la cena no?...-Se encoge de hombros y se desliza cómicamente justo tras ella. Sabe que tiene trabajo que hacer, algo muy importante, pero al mismo tiempo no puede parar ahora, ha encontrado algo que lo atrae y lo hace moverse de verdad, quiere saber más, quiere conocer más.

-Me apetece Sushi, después un poco de carne roja y joder, aquí hay patatas fritas seguro no?-Mira a ambos lados haciendo gestos, su cepa criminal siempre acaba resaliendo, está haciendo comparaciones de precio del mercado negro con mirar las instalaciones y divagando sobre porque sí debería de haber ese tipo de comida en una superbáse como en la que están.
-Téneis no?...-

- Claro que tenemos sushi pero... es algo difícil de conseguir - me giré para mirarle, justo cuando salía por la puerta. - Carne, patatas... es más fácil de conseguir - en el pasillo comencé a caminar hacia la cafetería.

- ¿Llevas poco por aquí, no? - pregunté desviando la mirada hacia él. - ¿Viajabas por ahí o...? - había conocido gente que vivía con otros grupos, en refugios que habían caído. Un auténtica tragedia, pero él... no sabría decir de dónde podría venir. Resultaba ser alguien muy enigmático. Al menos, me lo parecía a mi así.

- ¿Te puedo hacer otra pregunta? - paré en mitad del pasillo para mirarle, se trataba de algo más serio, yo lo consideraba así. - A parte de esta otra, claro, yo ahora... bueno, no me hagas caso, quería preguntarte... - dije atropelladamente mientras que negaba varias veces. - Si acabas de llegar, ¿por qué has venido tú a llamarme a atención o por qué has decidido ir a entrenar conmigo? - enarqué una ceja curiosa. ¿Ya le habían hablado de mi o había sido toco casualidad? - No es un secreto que me tienen en acceso E y que me vigilan más de la cuenta, así que... - sabía que no se fiaban de mi, así que tal vez fuera por eso que enviaban a alguien en concreto para averiguar más de mi o simplemente saber si no estaría filtrando información a Umbrella, o vete tú a saber qué.

- Quiero ser de utilidad para Pandemonium, de verdad que sí y sé hacer más cosas que fregar platos o provocar resbalones en las cocinas por echar mucho jabón en el cubo de la fregona... - sonreí ligeramente al recordar aquello, como quien se sentía culpable.

No podía dejar de sonreír viendo su actitud despreocupada, a tal punto, que no dudó en reir cuando la ocasión fue pertinente.
-Carne con patatas...Bueno, al menos cenaremos bien, adelante!-Se dispuso a seguirla, pero no, seguía con tantas preguntas e inquetudes cuando Danny simplemente le habían pedido que ella le enseñara la base y de paso que intentara enseñarle algo de lo que él tenía, entendió que sería artes marciales no? Igual no era eso, empieza a ver que igual no era eso.

-Oye...Nadie te va a echar de aquí y estoy seguro de que vales para más que fregar platos y provocar accidentes, curiosa y a veces util cualidad por cierto...-Se permitió añladir, Danny, habla despacio, no tiene prisa, disfruta con gracia el momento.

-En cuanto a si soy nuevo...-Se vuelve a poner la mano en el mentón como antes dándose misterio-...Diría que esta es la primera vez que recorro la base libremente, si diría eso abogada...-Le da un codazo amistoso y se echa a reír.

Ava no estaría de acuerdo en que provocar accidentes fuera una curiosa y útil cualidad. Pensé, sin poder evitar sonreír con cierta malicia al recordar como la quemé en una ocasión al tirarle un café. Claro, que... yo también me quemé, pero eso era lo de menos.

Enarqué una ceja con su último comentario.

- ¿Hay que sacarte las respuestas con una solicitud o algo por el estilo? - estaba de buen humor y se notaba, en otro momento puede que me hubiera molestado tanto misterio, pero justo en aquel instante, me limité a reírme mientras alcanzábamos la puerta de la cafetería. - Pase usted, señor - mantuve la puerta abierta para él.

A aquellas horas de la noche, la cafetería era un lugar bastante tranquilo. La mayoría del personal y refugiados ya habían cenado y los pocos que quedaban por allí eran los limpiadores o los guardias de seguridad que entraban o salían de un turno.

Señalé las bandejas junto al mostrador. La cafetería de Pandemonium era como una especie de comedor de instituto, todos en la base debían pasar su pase de acreditación y tenían derecho a un menú de cena, comida, desayuno, merienda e incluso un aperitivo más al día. Me acerqué mientras sacaba del bolsillo del pantalón mi "multipass" como solía yo llamarlo.

- ¿Y a qué te dedicabas antes, dabas palizas por un módico precio? - bromeé, sin pensar muy bien en mis palabras mientras que colocaba mi bandeja en la encimera y comenzaba a ver qué podía llevarme. - Uy, eso está muy bueno - le señalé el arroz tres delicias que había en una bandeja, lo hacían con curry y era una de mis comidas favoritas allí. Siempre y cuando no fuera el día de hamburguesas.

La mira y sonríe, manteniendo ese aura de misterio de la que ella habla, aunque en realidad lo hace para seguirle el juego, pues estaba apunto de contarle la mayoría de cosas, cuando ella no duda en volver a hacerle más preguntas.
-Por supuesto, pero además unas palizas exquisitas...-Se echa a reír-...Serví en los marines de los estados unidos, después me mudé a Japón, a mi tierra natal, allí estuve trabajando para una organización muy conocida hasta que se fue todo a la mierda...-Sonríe al final y pasa cerca de las bandejas, cogiendo una cantidad de comida anormal, coge al menos un plato de cada cosa y mira la bandeja de ella.

-Solo vas a comer eso?-Después el enseña su pase de las fuerzas especiales de pandemonium.-Si quieres...Puedes coger más comida...-No sabe si es algún rollo de autorizaciones o que, pero ha sobrado comida y mala no se va a poner, además Danny está especialmente hambriento, por lo que no duda en elegir una mesa y trasladar allí su pequeño bazar de comida.
-Y tú? A que te dedicabas antes de que el director me pidiera que te vigilara porque tienes un don para los accidentes...-No puede evitar soltar una segunda risilla, aun le cuesta entender a esta chica.

- Me gusta eso, me hincharé hasta que lo aborrezca... - decía mientras terminaba de llenar el plato de la misma comida. - Con que trabajabas en el sector lujo... - comenté cuando se refirió a que daba palizas exquisitas. En esta ocasión yo también me reí, no pude evitarlo. Solté incluso un par de carcajadas, no muy grandes cuando se refirió a mis accidentes.

- Os aburriríais sin mi - hice pestañear mis ojos como quien quiere aparentar ser una buena niña. - Pues... hacía algunas cosillas por ahí, otras por allá... - decía mientras terminaba de recoger los cubiertos, unas natillas de postre y me apartaba para ir hacia una de las mesas.

- Se me dan bien los ordenadores... así que, trabajaba para diferentes organizaciones que necesitaban mi ayuda: Terra Save, La Marea Creciente... y servía cafés y sándwiches por las noches en una cafetería - añadí al final recordando aquellas noches hasta las tantas en aquella cafetería veinticuatro horas. - Hago uno de jamón, queso de búfala y alioli al pesto que... muack - me llevé los dedos a los labios para besarlos.

Durante todo momento la escuchaba, por supuesto, así era él siempre, no obstante, algo había empezado y todos los que quedaban en la cafetería podían sentirlo, la forma en la que estaba el comiendo no era natural, pareciera que llevaba mucho tiempo sin comer, mucho más del que una mente puede soportar.

Ya sea pollo, puré o cualquier textura y forma era devorado por él, sin piedad, lidió pieza a pieza con la mirada fija en ella, para que pudiera ver en todo momento que la estaba escuchando.
Tragó la última pieza de carne antes de tomar una jarra de agua y bebérsela por completo, es humano? Si lo és desde luego durante un momento no lo pareció.
-Ahhhhh...-Comentó al terminar-...El honor está intacto...-Pasó así al postre.

-Has tenido una vida llena de aventuras entonces, eso es bueno...-Dejó todos los dulces para ella y se quedó observándola con una sonrisa, alguna risilla se le escapó, divertido con la situación, casi ignorando la cantidad de comida que acababan de tomar.
-Ten paciencia, seguro que tu suerte cambia, siempre cambia, nada es eterno, nisiquiera...-Se sentó recto para decir lo más importante.
-La mejor de las historias...-

Me había entretenido, como siempre, en hablar yo, por lo que no había estado apenas comiendo y claro, también como siempre, el resto continuaba su comida. Pero en este caso fue mucho más diferente, ya que Ronin prácticamente engulló todo el contenido de los platos como si llevase siglos sin comer. Alcé una ceja, que apenas había llevado un poco de arroz a mi boca y él ya casi había... no, terminó de comer.

- ¿Tienes una solitaria...? - pregunté sorprendida. A mi me solían decir que comía bastante, pero lo de él ya me superaba. - Uh, eso me gusta - dije al ver uno de los dulces en concreto. M encogí de hombros, y aunque no había terminado el plato de arroz hice una pausa para adelantar el pequeño postre, comerlo y luego seguir con el plato principal.

- ¿Y cómo acabaste tú aquí? - pregunté mientras me chupaba un dedo sin darme ni cuenta y volvía a seguir comiendo con ayuda de los cubiertos. - Bueno,con un buen profesor puede que sí que cambie entonces - me reí a la vez que le guiñaba un ojo. Siempre había sido tener un buen entrenador, alguien que me ayudase a escalar puestos en Pandemonium. Y por fin, pudiera ser posible, ya que el ruso había estado como muy desconectado, diría que hasta me evitaba.

Una sonrisa le interrumpe el postre, para de comer un instante, muy respetuosamente responde a sus preguntas, pero esta vez se nota en él por como la mira que además, podría estar coqueteando.
-Nose cuánto tiempo llevaba bien sin comer, sabes? Tengo los recuerdos como borrosos, te juro que en mi cabeza llevo como...2 años sin comer? He visto los platos y que puedo decir, mi familia estará orgullosa...-Se rié y se da un par de palmadas en la panza que está forzando bajo su camisa.

-No lo sé...-Hace una pausa tratando de recordar como ha terminado así-...Creo que en algún punto del apocalipsis acabé bajo el radar de Pandemonium, no recuerdo haber luchado con nadie, no recuerdo que me trajeran a la fuerza ni nada, pero...Tengo en la cabeza que Jason Hotchner sabe algo, siempre me habla con mucha calma, es un tipo con mucha inteligencia emocional...-Sonríe pícaro de nuevo, pero esta vez tan solo apoya un brazo en la mesa y se acerca ligeramente a ella para verla más de cerca.

-Te vas a comer eso?...-A pesar de la cara de te voy a hacer seis hijos, que está poniendo, al mismo tiempo está señalando más abajo con su dedo uno de los pastelillos que más aparecibles le han parecido. Tres chocolates con chocolate blanco por encima.

Fruncí los labios al escuchar su historia, sin saber muy bien de qué estaba hablando o a qué se refería exactamente. Para mi era una forma de hablar, o tal vez era cierto que el apocalipsis le había tocado de otra forma, no como como a mi.

- Supongo que todos nos enfrentamos al fin del mundo de una forma en concreto, es posible que tu mente desconectase para sobrellevarlo mejor... - observé la comida y proseguí con la mía. - A mi me dio lo que yo llamo el "síndrome de la tortuga" - me encogí de hombros, quitándole importancia al asunto. - Ya sabes, me iba escondiendo por todas partes, no me siento orgullosa de ello, pero conocía mis posibilidades y lo más sensato era huir de los problemas - explicaba mientras seguía con la comida, terminando poco a poco mi plato. - Y sigo viva, así que... ni tan mal - no pude evitar sonreír ligeramente, era consciente de lo cobarde que podría considerarme quien quisiera, pero yo no me arrepentía de nada.

Y no pude evitar empezar a reírme más cuando él mencionó a Hotchner, básicamente porque había dado de lleno en la forma de describirlo.

- ¿A ti también te pone nervioso que no parezca afectarle nada? - cuestioné negando cuando preguntó por el pastelito. A lo que no pude evitar devolverle esa misma mirada, hasta divertida, a la vez que alzaba una ceja. - ¿Todavía tienes más hambre?

-Creo que lo hace por algún motivo y no suelo equivocarme, aunque bueno, su caso es evidente...-Se recuesta ligeramente en la silla y se lleva una mano a la barriga acariciándola por un momento.
Se queda mirando todo el rato el pastelillo que le ha pedido mientras la escucha, no se está perdiendo ni un detalle de la conversación, pero el pastelillo...

-Pues rompe el caparazón y corre libre no?...-Hace una puasa antes de seguir-...Oye...Hacemos un trato? Ya que se nota que no me vas a dar ese pastelillo que te parece si a cambio me llevas arriba para que pueda tomar el aire?...-Mira a su alrededor un instante-...No te ofendas pero sinceramente aunque este sitio está genial y es todo último modelo, creo que he olvidado a que huele el mar...-Respira hondo y se queda mirándola fijamente, como se descuide le roba el dulce.

- Oh venga ya... no puedes tener más hambre - le miré riendo. - Es mi postre, ¿me vas a dejar sin postre? - insistí mientras veía cómo el hombre miraba el dulce, casi como si llevase años sin comer, lo cual era hasta raro, porque le acababa de ver devorar todo aquello. No me habría costado nada cedérselo, pero en lugar de ello lo tomé con mi derecha y prácticamente lo engullí de un solo bocado, masticando con los mofletes llenos. Tratando incluso de no reírme. - Lo hago por ti, para que guardes la línea - decía a la vez mientras que masticaba con la boca llena y trataba de tragarlo.

Habría escupido de no ser que los restos del dulce bajaban por mi garganta.

- ¡¿Qué?! - tosí, golpeando mi pecho varias veces ante su propuesta. - No hablas en serio, ¿no? - tuve que hacer una pausa para beber agua y evitar ahogarme con todo aquello. - Yo no puedo salir - mi expresión se tornó seria. La última vez que salí nos secuestraron a Jemma y a mi, Ava se destrozó el tobillo, Khian murió y Jason pilló una depresión de caballo. Así que... aquella idea, aunque irresistible, muy a mi pesar me resultaba imposible. - Y aunque quisiera hacerlo... - señalé la pulsera de mi muñeca. - En cuanto cruce la puerta del hangar Hotchner aparecerá con la loca de Ava y me llevarán a una celda tirándome de las orejas... - volví a negar mientras echaba agua en mi vaso. Ya me había escapado varias veces de la base y nunca había resultado una buena idea. - Aunque... si tú intercedes por mi, tal vez te hagan caso... - me llevé la mano izquierda bajo mi barbilla, pensativa y volví a beber agua.

Danny sabe muy bien lo que es perder la confianza, o que pierdan la confianza en tí, esta chica no deja de ser un reflejo que él bien podría haber vivido. Respira hondo y con calma, imposible de evitar que empatice con ella al escucharla.
-Vamos a salir por la puerta, tu me dirás por donde se sale, te prometo que nadie te dirá absolutamente nada, yo no tengo ninguna necesidad de interceder por ti, eres curiosa, rara y quizá tienes un poco de mala suerte, pero sinceramente, se están pasando contigo, no digo que de golpe vayas a ser la reina del lugar, pero ya basta de tenerte en esa extraña de libertad condicional, yo pongo la mano en el fuego por ti, es más, saldremos, daremos una vuelta y volveremos sin percance ninguno y que mejor prueba que esa de tu confianza?...-Se recuesta en la silla de nuevo.

-Vaya, ahora te preocupas por mi línea? De haber sabido que tenías tanta hambre habría dejado hueco para un poquito más...-Se echa a reír pero en voz baja, lleva una mano al bolsillo de su chaleco y después le pasa una foto, de él de joven, en el ejército.
-Me echaron sabes? Bueno, digamos que me invitaron a irme, yo también era problemático, y me echaron de más sitios, de muchos muchos más, nadie es tan malo ni terrible Ryder, ni siquiera tú...-Le toca la punta de la nariz-...Puedes quedarte la foto, me la devolverás después del paseo...-Se coloca la chaqueta y el sombrero, después camina hacia la salida de la cafetería.
-Vamos que te quedas atrás...-

En aquel preciso instante fui incapaz de hablar, o decir mucho más. Ni sarcasmos, ni comentarios jocosos, bromas... nada. Sentía el nudo en mi garganta ante aquellas palabras. No iba a llorar, pero aquel voto de confianza... sentía que me había calado y por primera vez en mucho tiempo alguien que de verdad empatizaba con lo que yo sentía.

- Gracias - susurré con mis ojos fijos en los suyos.

Me había quedado observando la foto entre mis manos cuando él se adelantó y no fue hasta que captó mi atención que no comencé a andar.

- ¿Y qué hiciste después? - guardé la foto en el bolsillo de mi sudadera mientras avanzaba a su lado. Aquella noche estaba siendo más larga de lo habitual. Ya tener el turno de noche en la cafetería con la limpieza era horrible y largo, pero después del entrenamiento, la cena... saldríamos para ver el amanecer y aquel pensamiento me entusiasmó bastante. Aunque aún le quedaría una hora o así y la idea de pasear por ahí de noche sí me inquietaba algo.

- Hay que ir al hangar, es la planta cero, la más cercana a la superficie - señalé hacia arriba mientras que caminaba en dirección al ascensor. - Por aquí - no tardamos en ascender hasta la planta que había señalado. Allí siempre había alguien de guardia aunque en este caso quien vigilaba la puerta parecía más dormido que vigilante. - Hay dos salidas que yo conozca - empecé a susurrar. - La peatonal es un túnel que asciende hasta el interior de una cabaña en la playa y la de vehículos otro túnel mayor que da al exterior, en concreto a un garaje - todo estaba muy bien disimulado en Pandemonium. Avancé con lentitud hacia la salida peatonal, preguntándome si aquello de verdad iba a funcionar tal y como Ronin había dicho.

Se engalana como buenamente puede, a paso ligero no puede, dejar de mirarla, no deja de ser un ser humano, no es de piedra y ella es muy bonita, no obstante, parece más encandilado por su forma de ser que otra cosa, sin abandonar su postura misteriosa la sigue caminando a su lado, observando como funcionan las cosas, sin preguntar ni decir nada, del ascensor o las salidas.

Una vez dentro de este la mira muy decidido, le pone las manos en los hombros y después, mientras llegan al piso que ella indique le dice mirándola a los ojos.
-Elijas la puerta que elijas, todas llevan al mismo destino-Hace una pausa en su momento de revelación-...Pero si puede ser en coche mejor...-Tuerce los labios y después, sale del ascensor pasando de largo al adormilado guardia, al que ni siquiera mira directamente para no llamar su atención, está deseando, respirar el aire de verdad, la libertad, no siente que la esté utilizando, se nota en como la mira y sigue andando con ella, que tiene muy claro que ella también necesita salir, aunque la ve dubitativa no ha dejado de avanzar y no necesita más prueba que esa misma.

-Bueno, no veo quien nos va a impedir salir y tú?...-Se encoge de hombros y empieza a observar por si ya se ve algún vehículo.

- Vale... - dije alargando mucho las vocales, iríamos en coche entonces. - Pero tú sabes conducir? - no pude evitar sonreír ligeramente al hacer aquella pregunta. Me avergonzaba algo reconocer que apenas sabía manejar un vehículo. - Quise sacarme el carnet de conducir antes de todo, pero menudo desastre... - estaba hablando sobre mi corta experiencia al manejo de vehículos cuando me colocó la mano sobre el hombro. Estábamos en el ascensor y me sentía un poco perdida, mucho más chiquitita...

- ¡Ya estamos! - exclamé aliviada de que las puertas se abrieran. ¿Por qué me ponía tan nerviosa?

En el hangar, pasamos de largo de los guardias, no pude evitar mirarlos de reojo mientras continuábamos avanzando. - ¿Ese de ahí? - había una toyota hilux no muy lejos de la entrada, así que por distancia me pareció perfecta.

- Está listo - sonreí al ver la carpeta sobre el salpicadero. Todos los coches solían tener una carpeta con el estado del vehículo, es decir, si lo habían revisado tras una salida, tenía el tanque lleno... y en ese caso este lo estaba listo.

- Es esa puerta, cuando vayamos se abre - señalé la puerta. Había una consola al lado, por la que había simplemente que pasar una tarjeta. - ¿Vamos? - me acerqué a la puerta del copiloto y abrí para subirme.