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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Paseo por el campo - Carmen Ruiz
Enjoy the Silence 4.0 :: Estados Unidos :: Campos :: Granjas
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Recuerdo del primer mensaje :
Había viajado rápidamente, tratando de llegar a destino lo más rápido posible , esperando poder encontrar algo más de lo que tenía pensando, a pesar de semejantes traumas, no podía vivir de ello, tenía que enfrentarlos, tenía que saber que más había allí, que más ocultaba esa ciudad ruinosa que alguna vez fue su hogar, Raccoon aún estaba lejos, pero yo sentía como me estaba llamando, como si fuera algo de otro mundo, como esas cosas espantosas que completaban mi infancia vista de los cuentos de mi mama, realmente creo que era la única rusa del mundo que creció con los cuentos de Edgar Allan Poe, y eso lo demuestra mi nombre.
Me odiaba a mí misma, y esta vez sentía algo que nunca en la vida había sentido, mucho menos con lo de Umbrella, sentía miedo… esta vez… ahora tenía algo que perder, tenía a Desmond que seguramente quería hacerme picadillo en ese momento, por eso mismo me sentía la más estúpida, el estaría furioso y realmente le entendería, yo me odiaría mismo si fuera el, es más tomaría el primer comunicador y me hablaría, pero no había nada que evitara que hiciera esto, que Desmond me perdone, o que me entienda, porque no puedo pelear contra mí misma… y no quería traerla, porque no se merecía esto, no se merecía que le dañaron por mi culpa.
Viaje sin descanso casi, evitando zonas pobladas, rara vez pude encontrarme con alguno de ellos y le he evitado, aun tenía miedo de las B.O.W.S. me encontraran, no creía poder enfrentarme a ella con una 9mm y un par de cargadores, bueno también tenía una palanca, pero… esperaba no tener que pelear de cerca…
Por lo menos esperaba poder descansar algo, tratando de evitar una autopista utilice un camino de tierra, que parecía estar abandonado, de hecho no veía zombis por ningún lado, tenía combustible peor creía que si iba sin dormir, iba a morir irremediablemente por que el pulso me temblaría, el sueño afecta absolutamente todo el organismo y realmente afecta tus sentidos, estaba acostumbrada a dormir poco pero, nunca se puede estar seguro de lo que el camino tiene preparado para ti
tenía un objetivo, tenía entendido que podía llegar a Raccoon, pero me hubiera gustado parara, había visto kilómetros sin ver a nadie, así que al pasar por ese camino de tierra tapando los rayos del sol naciente entre esos árboles, había visto lo lejos una cabaña, me habría gustado para aquí, porque mas adelante no podre debido a que debería retomar la carretera para llegar a Raccoon, deje el automóvil y me estacione cerca, y sacando la Berreta que era mi recuerdo de las fuerzas especiales, me adentre a esa casa, viendo si había algo mas adentro, no quería encontrarme con ninguna sorpresa…
Granja en Michigan
Amanecer
04 de Enero
Amanecer
04 de Enero
Había viajado rápidamente, tratando de llegar a destino lo más rápido posible , esperando poder encontrar algo más de lo que tenía pensando, a pesar de semejantes traumas, no podía vivir de ello, tenía que enfrentarlos, tenía que saber que más había allí, que más ocultaba esa ciudad ruinosa que alguna vez fue su hogar, Raccoon aún estaba lejos, pero yo sentía como me estaba llamando, como si fuera algo de otro mundo, como esas cosas espantosas que completaban mi infancia vista de los cuentos de mi mama, realmente creo que era la única rusa del mundo que creció con los cuentos de Edgar Allan Poe, y eso lo demuestra mi nombre.
Me odiaba a mí misma, y esta vez sentía algo que nunca en la vida había sentido, mucho menos con lo de Umbrella, sentía miedo… esta vez… ahora tenía algo que perder, tenía a Desmond que seguramente quería hacerme picadillo en ese momento, por eso mismo me sentía la más estúpida, el estaría furioso y realmente le entendería, yo me odiaría mismo si fuera el, es más tomaría el primer comunicador y me hablaría, pero no había nada que evitara que hiciera esto, que Desmond me perdone, o que me entienda, porque no puedo pelear contra mí misma… y no quería traerla, porque no se merecía esto, no se merecía que le dañaron por mi culpa.
Viaje sin descanso casi, evitando zonas pobladas, rara vez pude encontrarme con alguno de ellos y le he evitado, aun tenía miedo de las B.O.W.S. me encontraran, no creía poder enfrentarme a ella con una 9mm y un par de cargadores, bueno también tenía una palanca, pero… esperaba no tener que pelear de cerca…
Por lo menos esperaba poder descansar algo, tratando de evitar una autopista utilice un camino de tierra, que parecía estar abandonado, de hecho no veía zombis por ningún lado, tenía combustible peor creía que si iba sin dormir, iba a morir irremediablemente por que el pulso me temblaría, el sueño afecta absolutamente todo el organismo y realmente afecta tus sentidos, estaba acostumbrada a dormir poco pero, nunca se puede estar seguro de lo que el camino tiene preparado para ti
tenía un objetivo, tenía entendido que podía llegar a Raccoon, pero me hubiera gustado parara, había visto kilómetros sin ver a nadie, así que al pasar por ese camino de tierra tapando los rayos del sol naciente entre esos árboles, había visto lo lejos una cabaña, me habría gustado para aquí, porque mas adelante no podre debido a que debería retomar la carretera para llegar a Raccoon, deje el automóvil y me estacione cerca, y sacando la Berreta que era mi recuerdo de las fuerzas especiales, me adentre a esa casa, viendo si había algo mas adentro, no quería encontrarme con ninguna sorpresa…
Para cuando quise darme cuenta, había pasado todo condenadamente rápido, la mujer había cerrado pero estaba todo moviéndose de un lado para el otro peor no me fijaba en ello en esos momento, lo único que podía sentir era el grito atronador que me llenaba de pánico cuando escuchaba que todo alrededor se hacía pedazos, más tarde que nunca me di cuenta que la mujer había encontrado una puerta metálica escuche sus gritos y me dirigí hacia ella sin siquiera pensarlo, el hecho de que estés atrapado en un tornado hace que tus facultades mentales se limitaran a mucho menos de lo que te imaginas.
Había entrado con esa mujer, o por lo menos después de ella, de alguna manera también el animalito estaba a salvo y eso en un momento me hizo sonreír, de algún modo no quería que el también pasara a peor, me gustaban los animales de hecho, y podía entender que esta mujer quisiera que él estuviera a salvo por sobre todo era algo que podía entender muy bien de hecho. Ella había encontrado una puerta le miré – ¡Ábrela, esto no aguantara! Espete gritando, caminado hacia ella tambaleante con la soga lista para moverme.
De alguna manera igual no me fiaba, un pensamiento oscuro brotó del más profundo agujero de mi ser, y allí en ese lugar vii algo que tome siquiera sin tener que pensarlo, había un hacha cercana, tal vez en este lugar se talaba los troncos clásicos para `poder poner un poco de leña y comer una comida en familia, no sé, pero esta hacha tendría un uso distinto supongo, era mía en este momento.
Después de entrar a ese lugar tan espantoso, pode darme cuenta que tal vez esto era una locura, una estúpida he inmensa locura, estaba pensando que esto seguro no era Michigan, sino que era Texas, porque las películas de terror que habían visto, eran lo primero que se me vinieron en la cabeza, y lo más horrible era que no hacían honor a la carnicería que se encontraba dentro, el horror absoluto denostó a un cuatro de esas criaturas y un muchacho desafortunado que seguro encontró el lugar y ahora se había convertido en parte de la decoración al estilo Barker del lugar la mujer solo un grito de un idioma que en realidad no entendí y se abalanzó hacia ellos – ¡Espera estas herida! – le grite cuando ellas se las había arreglado para acabar con los dos, ni siquiera pude reaccionar esta vez, no quería usar el hacha porque podía matar a la mujer de un movimiento que sencillamente era de sobras estúpido, todo sucedió tan rápido que cuando quise darme cuenta les había matado, más atrás vi a dos niños con esos ojos brillantes mirándonos, como si de alguna manera nos culparan por ello…
Había asesinado a niños…
Había matado a niños, más de una vez, mucho más de hecho pues, en el África se arman y los grupos militares islámicos creen que son soldados perfectos, pues el miedo a matarles y la compasión que provocan, garantizaban bajas, no fallaba, era ley sine qua non que definitivamente se murieran cuando uno les atacará uno se apiadaron, y yo estuve en ambos, además de que cuando estuve en Umbrella, como se sabe, esa organización saca lo peor de ti y muchos niños habían caído en mis actos pro una vida superficial, actos en los cuales no me dejan dormir.
Tome el hacha y corrí hacia ellos como una bestia furiosa, esta vez no, no iba a quedarme estática mientras mataban a alguien más, esa mujer había pasado por demasiado, ella y su animal, era mi turno de sangrar o morir , así que me abalance sobre ellos y les ataque con mucha rabia y asco… me había pasado como la primera vez, había visto esos ojos sin vida peor a pesar de la primera vez en la que mate a un menor de edad, no retrocedí, no le di tiempo a nada y mi hacha dio en el centro de la cabeza antes de que se me abalanzara, pero eso le dio tiempo a su hermanaa que pudiera meterme en problemas, para que se abalance sobre mi y me dejara contra la pared aunque por un movimiento torpe quedó por encima mio, con el arma entremedio pude separarla con dificultad , empujándola con la misma pàra reincorporarme y poder darle un golpe que le alcanzó a la altura del cuello, la cabeza de la pequeña salió volando en la habitación quien sabe a dónde ira a parar.
Me quede estatioca mirando otra vez los cadaveres de los infantes esta vez inmoviles, mi hacha cayó al suelo y mis manos temblaron recordando tiempos pasados - Mne eto nuzhno, kak budto mne nuzhno imet' zuby v zadnitse - solté con asco y casi sollozando, porque en serio realmente no necesitaba esto... aun asi habia que hacer si queremos permanecer allí y pasar el tornado , quise no ahogarme en recuerdos y ponerme a trabajar, sacudí la cabeza saliendo del trance que me dejaron los cuerpos para alertar otra vez, debía ver si todo pasaria... o odiamos sobrevivir a esto
Había entrado con esa mujer, o por lo menos después de ella, de alguna manera también el animalito estaba a salvo y eso en un momento me hizo sonreír, de algún modo no quería que el también pasara a peor, me gustaban los animales de hecho, y podía entender que esta mujer quisiera que él estuviera a salvo por sobre todo era algo que podía entender muy bien de hecho. Ella había encontrado una puerta le miré – ¡Ábrela, esto no aguantara! Espete gritando, caminado hacia ella tambaleante con la soga lista para moverme.
De alguna manera igual no me fiaba, un pensamiento oscuro brotó del más profundo agujero de mi ser, y allí en ese lugar vii algo que tome siquiera sin tener que pensarlo, había un hacha cercana, tal vez en este lugar se talaba los troncos clásicos para `poder poner un poco de leña y comer una comida en familia, no sé, pero esta hacha tendría un uso distinto supongo, era mía en este momento.
Después de entrar a ese lugar tan espantoso, pode darme cuenta que tal vez esto era una locura, una estúpida he inmensa locura, estaba pensando que esto seguro no era Michigan, sino que era Texas, porque las películas de terror que habían visto, eran lo primero que se me vinieron en la cabeza, y lo más horrible era que no hacían honor a la carnicería que se encontraba dentro, el horror absoluto denostó a un cuatro de esas criaturas y un muchacho desafortunado que seguro encontró el lugar y ahora se había convertido en parte de la decoración al estilo Barker del lugar la mujer solo un grito de un idioma que en realidad no entendí y se abalanzó hacia ellos – ¡Espera estas herida! – le grite cuando ellas se las había arreglado para acabar con los dos, ni siquiera pude reaccionar esta vez, no quería usar el hacha porque podía matar a la mujer de un movimiento que sencillamente era de sobras estúpido, todo sucedió tan rápido que cuando quise darme cuenta les había matado, más atrás vi a dos niños con esos ojos brillantes mirándonos, como si de alguna manera nos culparan por ello…
Había asesinado a niños…
Había matado a niños, más de una vez, mucho más de hecho pues, en el África se arman y los grupos militares islámicos creen que son soldados perfectos, pues el miedo a matarles y la compasión que provocan, garantizaban bajas, no fallaba, era ley sine qua non que definitivamente se murieran cuando uno les atacará uno se apiadaron, y yo estuve en ambos, además de que cuando estuve en Umbrella, como se sabe, esa organización saca lo peor de ti y muchos niños habían caído en mis actos pro una vida superficial, actos en los cuales no me dejan dormir.
Tome el hacha y corrí hacia ellos como una bestia furiosa, esta vez no, no iba a quedarme estática mientras mataban a alguien más, esa mujer había pasado por demasiado, ella y su animal, era mi turno de sangrar o morir , así que me abalance sobre ellos y les ataque con mucha rabia y asco… me había pasado como la primera vez, había visto esos ojos sin vida peor a pesar de la primera vez en la que mate a un menor de edad, no retrocedí, no le di tiempo a nada y mi hacha dio en el centro de la cabeza antes de que se me abalanzara, pero eso le dio tiempo a su hermanaa que pudiera meterme en problemas, para que se abalance sobre mi y me dejara contra la pared aunque por un movimiento torpe quedó por encima mio, con el arma entremedio pude separarla con dificultad , empujándola con la misma pàra reincorporarme y poder darle un golpe que le alcanzó a la altura del cuello, la cabeza de la pequeña salió volando en la habitación quien sabe a dónde ira a parar.
Me quede estatioca mirando otra vez los cadaveres de los infantes esta vez inmoviles, mi hacha cayó al suelo y mis manos temblaron recordando tiempos pasados - Mne eto nuzhno, kak budto mne nuzhno imet' zuby v zadnitse - solté con asco y casi sollozando, porque en serio realmente no necesitaba esto... aun asi habia que hacer si queremos permanecer allí y pasar el tornado , quise no ahogarme en recuerdos y ponerme a trabajar, sacudí la cabeza saliendo del trance que me dejaron los cuerpos para alertar otra vez, debía ver si todo pasaria... o odiamos sobrevivir a esto
Mne eto nuzhno, kak budto mne nuzhno imet' zuby v zadnitse = Necesito eso como necesito tener dientes en el ojo del culo
- DADOS:
#Zombie3 (niño): armas cuerpo a cuerpo.
ATAQUE: 3 + 6 = 9.
DEFENSA: 4 + 7 = 11.
A: 2 + 9 = 11.
D: 1 + 8 = 9.
Resultado = Asesine al niño Zombie (autorizada por el narrador)
#Zombie4 (niña): armas cuerpo a cuerpo.
ATAQUE: 3 + 7= 10.
DEFENSA: 4 + 5 = 9.
A: 2 + 3 = 5.
D: 1 + 0 = 1.
Resultado = la Niña Zombie murió
Daño Hacha: 15 + Fuerza (3)
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Amanecer - 07 º C - Míchigan - 04 de enero de 2016 - B.S.O.
Carmen cayó de rodillas exhausta al suelo, todo su cuerpo parecía pesar el triple, pero el silencio se había hecho por fin en el lugar, un apacible y extraño silencio que solo significaba paz. Carmen giró su rostro, apesadumbrado, hacia la otra mejor.
— Veo que no soy la única extranjera en tierras americanas — una débil sonrisa apareció en su rostro, a la par que Capi cruzaba la puerta y se adentraba en la sala buscándola. El husky se acercaba a su brazo sano y lo lamía con suavidad, ella acarició su cabeza, aunque se arrepintió en cuanto vio que lo llenaba de sangre. Chasqueó la lengua al darse cuenta de ello, estaba llena de suciedad, sangre coagulada, e incluso su propia sangre. Necesitaba un baño y curarse las heridas, porque empezaba además a sentirse mareada y ya no era solo por culpa del hambre. El propio Capi se mostraba algo atemorizado, ya que aunque estaba preocupado por Carmen se acercaba con cierto recelo a ella.
La mujer se agachó en el suelo, cubriéndose la cabeza con ambos brazos, se envolvió haciéndose un ovillo, durante unos segundos así. Capi se fue a inspeccionar la estancia, oliéndolo todo a su paso. Era consciente de que podía haber muerto, ya que no estaba para nada bien.
Aquel lugar era repugnante, aunque comenzaba a acostumbrarse al desagradable olor, no quería ni mirar la estampa. Había visto como la otra mujer terminaba con los niños y aquello era un maldito recuerdo de cuanto estaba mal hoy en día. Pese al caos de aquel lugar, era mejor sin duda que estar allí afuera.
— La cabeza me da vueltas — susurró. Trataba de pensar en los medicamentos que tenía y en si podría utilizar alguno, tenía pastillas para el dolor y aunque una le vendría muy bien en aquel momento el hambre tampoco la dejaba pensar con claridad y ella prefirió quedarse en la misma posición tumbada. Pues era consciente de que no estaba sola, había alguien más allí y quería evitar hacerle daño. Recordó las tiras de carne seca en su mochila, fue la ansiedad lo que la obligó a estirar de la mochila y sacar el paquete de carne deshidratada. Daba igual que tuviera las manos sucios, que la sangre siguiera brotando del brazo, Carmen comenzó a devorar la comida como si no hubiera un mañana. Capi se acercó reclamando algunas también, así que ella le dio un par. — ¿Quieres? — preguntó girándose hacia la otra mujer. — Por cierto, soy Carmen — tras las diez tiras de carne que había devorado, su voz incluso sonaba algo mejor. Era consciente de que no era el lugar, ni el momento para ponerse a comer, pero era eso o perder la cabeza. — No habíamos desayunado — hizo un gesto de despreocupación. Conforme devoraba la carne sentía que esa intranquilidad disminuía, Capi incluso ya también parecía más relajado al sentir que Carmen estaba mejor. Le dio dos tiras más. Carmen comió cuatro más, dejando diez y estiró el paquete en dirección de la otra morena. — Vamos, ¿cuánto llevas sin comer? — preguntó. Cerró el zip del paquete y se lo lanzó. Carmen pudo ponerse ya en pie, tomando una camiseta de su mochila cualquiera para taparse la herida del brazo.
Ahora que había comido algo se sentía incluso más lúcida. Recapacitaba sobre lo ocurrido, hacía apenas unos minutos, como quien se despertaba de una pesadilla y trataba de recordar lo que había pasado. Suspiró. Carmen se puso en pie para examinar mejor el lugar.
— Veo que no soy la única extranjera en tierras americanas — una débil sonrisa apareció en su rostro, a la par que Capi cruzaba la puerta y se adentraba en la sala buscándola. El husky se acercaba a su brazo sano y lo lamía con suavidad, ella acarició su cabeza, aunque se arrepintió en cuanto vio que lo llenaba de sangre. Chasqueó la lengua al darse cuenta de ello, estaba llena de suciedad, sangre coagulada, e incluso su propia sangre. Necesitaba un baño y curarse las heridas, porque empezaba además a sentirse mareada y ya no era solo por culpa del hambre. El propio Capi se mostraba algo atemorizado, ya que aunque estaba preocupado por Carmen se acercaba con cierto recelo a ella.
La mujer se agachó en el suelo, cubriéndose la cabeza con ambos brazos, se envolvió haciéndose un ovillo, durante unos segundos así. Capi se fue a inspeccionar la estancia, oliéndolo todo a su paso. Era consciente de que podía haber muerto, ya que no estaba para nada bien.
Aquel lugar era repugnante, aunque comenzaba a acostumbrarse al desagradable olor, no quería ni mirar la estampa. Había visto como la otra mujer terminaba con los niños y aquello era un maldito recuerdo de cuanto estaba mal hoy en día. Pese al caos de aquel lugar, era mejor sin duda que estar allí afuera.
— La cabeza me da vueltas — susurró. Trataba de pensar en los medicamentos que tenía y en si podría utilizar alguno, tenía pastillas para el dolor y aunque una le vendría muy bien en aquel momento el hambre tampoco la dejaba pensar con claridad y ella prefirió quedarse en la misma posición tumbada. Pues era consciente de que no estaba sola, había alguien más allí y quería evitar hacerle daño. Recordó las tiras de carne seca en su mochila, fue la ansiedad lo que la obligó a estirar de la mochila y sacar el paquete de carne deshidratada. Daba igual que tuviera las manos sucios, que la sangre siguiera brotando del brazo, Carmen comenzó a devorar la comida como si no hubiera un mañana. Capi se acercó reclamando algunas también, así que ella le dio un par. — ¿Quieres? — preguntó girándose hacia la otra mujer. — Por cierto, soy Carmen — tras las diez tiras de carne que había devorado, su voz incluso sonaba algo mejor. Era consciente de que no era el lugar, ni el momento para ponerse a comer, pero era eso o perder la cabeza. — No habíamos desayunado — hizo un gesto de despreocupación. Conforme devoraba la carne sentía que esa intranquilidad disminuía, Capi incluso ya también parecía más relajado al sentir que Carmen estaba mejor. Le dio dos tiras más. Carmen comió cuatro más, dejando diez y estiró el paquete en dirección de la otra morena. — Vamos, ¿cuánto llevas sin comer? — preguntó. Cerró el zip del paquete y se lo lanzó. Carmen pudo ponerse ya en pie, tomando una camiseta de su mochila cualquiera para taparse la herida del brazo.
Ahora que había comido algo se sentía incluso más lúcida. Recapacitaba sobre lo ocurrido, hacía apenas unos minutos, como quien se despertaba de una pesadilla y trataba de recordar lo que había pasado. Suspiró. Carmen se puso en pie para examinar mejor el lugar.
SITUACIÓN
SITUACIÓN
¿Paz? Por fin, eso parece, quedáis solas en el búnker. No se escucha nada del exterior.
DESAFÍO
→ Al parecer allí se refugió una familia, por lo que consumieron parte de los víveres del búnker, pero no todos. Así que podréis lanzar el dado ¿Qué hay ahí? hasta cinco veces cada una en lo que queda de tema.
BÚNKER
Os recuerdo lo que hay en el lugar, además añadiendo unas descripciones más.
• Una sala espaciosa, y abierta. Paredes blancas, algunas manchas de sangre reseca.
• Una pequeña cocina en la entrada con estanterías. Esta parece limpia, aunque hay algunos cubiertos en el fregadero, con moscas y gusanos.
• Una zona de salón y al fondo hay literas con seis camas. Esta zona parece más sucia, como si la familia hubiera muerto ahí. En una de las cama quedan huesos y otros restos desagradables. Da la sensación de que devoraron a un quinto.
• Una habitación al fondo con el baño, ducha, aseo, lavabo y botiquín. Limpio, estaba cerrado, no huele mal.
• Hay luz y agua.
• Un armario junto a las literas con ropa y mantas. El interior está limpio.
• Junto a la cocina una puerta que da a una pequeña despensa. Limpia, estaba cerrada, no huele mal ahí.
• En la zona del salón hay varias estanterías con libros y juegos de mesa.
• ¡Habéis encontrado una emisora fija en la zona del salón!
__________
* ACLARACIÓN: Una emisora de radio fija supone poder escuchar el programa de Tallahassee, la música que ella pone o la posibilidad de hablar con otros refugios. No podéis llevaros esta emisora, se añadirá al mapa del foro.
Esta es mi última intervención en el tema.
• Una sala espaciosa, y abierta. Paredes blancas, algunas manchas de sangre reseca.
• Una pequeña cocina en la entrada con estanterías. Esta parece limpia, aunque hay algunos cubiertos en el fregadero, con moscas y gusanos.
• Una zona de salón y al fondo hay literas con seis camas. Esta zona parece más sucia, como si la familia hubiera muerto ahí. En una de las cama quedan huesos y otros restos desagradables. Da la sensación de que devoraron a un quinto.
• Una habitación al fondo con el baño, ducha, aseo, lavabo y botiquín. Limpio, estaba cerrado, no huele mal.
• Hay luz y agua.
• Un armario junto a las literas con ropa y mantas. El interior está limpio.
• Junto a la cocina una puerta que da a una pequeña despensa. Limpia, estaba cerrada, no huele mal ahí.
• En la zona del salón hay varias estanterías con libros y juegos de mesa.
• ¡Habéis encontrado una emisora fija en la zona del salón!
__________
* ACLARACIÓN: Una emisora de radio fija supone poder escuchar el programa de Tallahassee, la música que ella pone o la posibilidad de hablar con otros refugios. No podéis llevaros esta emisora, se añadirá al mapa del foro.
Esta es mi última intervención en el tema.
Había matado a esos niños zombies en cuanto la muchacha había podido deshacerse de los demás, y después de eso me había quedado un poco estática después de semejante aventura, había sido un horror, como mínimo, el hecho de haber matado a los infantes me había recordado a épocas lejanas donde esto literalmente era mi trabajo, no sin dudar siquiera que eran partes del trabajo que no quería recordar ni de broma.
Gire mi cabeza cuando la mujer hablo , viendo el cómo se había quedado en el suelo viendo cómo se tomaba el cuerpo, mirándola detenidamente el como el perrito había estado lamiendo su herida, incline un poco la cabeza para por fin darme cuenta de lo que había sucedido, no sin contestarle nuevamente con una sonrisa cansada a lo que había dicho – de bastante lejos… - dije sonriendo a la mujer cuando tome los cadáveres y los arrastre lejos de la zona central de la sala, tratando de que por lo menos los cadáveres se vean un poco menos, debía haber algo parael aseo, o por lo menos eso quería averiguar, podía ver a lo lejos ciertas cosas pero aun había algo pendiente.
Tome la Samurái y la levante contra la mujer en un claro señal de ataque, porque había un detalle, la habían mordido, lo habían visto en primera mano cuando el zombie entro por la ventana, tiene el virus en todo el cuerpo, así que tranquilamente se convertiría en uno de ellos, pero la mujer parecía que no, parecía que se quería evitar caer en esos instintos, aunque realmente pude ver que casi lo hace, tomo su mochila y pude ver cómo le dio unos bocados como si hubiera pasado una eternidad sin comer, baje la pistola mucho más tranquila porque ya había visto estas cosas en Raccoon – Créeme odio ponerle un arma en la cara a la gente ,lo siento - dije, poniendo de nuevo la samurái en la pistolera. Diciendo realmente algo que puede ser un poco incomodo – creo que no es la primera vez que te muerden ¿verdad? – dije ya sabiendo de antemano la respuesta a esa pregunta.
Negué con la mano cuando me ofreció de comer – creo que te hará mas falta a ti que a mí – dije suspirando y pensando un poco en que hacer a continuación, me había sentado cerca mirándola y apoyándome en la pared para suspirar cuando vi que la mujer me había dicho su nombre – Ligeia… - dije estirando mi mano para hacer el clásico apretón con ella para quedarme estática un segundo en el lugar, respirando hondo y sacando un poco de agua para beberla y dársela a la mujer – Vamos deberías lavarte, esa herida no te matara pero debe doler como el infierno, no se mucho de medicina, peor tal vez aquí hay algo que podamos usar para curarte – dije mirándola antes de que me pasara un poco de comida ya para la segunda ver que me había tendido que quedar en ese puto lugar
Me senté un segundo y me quede abriendo para darle un bocado a la una de las tiras – Te lo agradezco, Carmen, sabes… por la comida y bueno, por salvarme el trasero, créeme que no podría haberlo hecho sin ti – dije antes de levantarme para ir a una de las habitaciones limpias, aguanta tiene que haber algo por aquí… dije dejando la comida cerca de ella para buscar algunas otras cosas, para que por lo menos pudiéramos estar más cómodas aquí, no quería que Carmen se desangrara
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Amanecer - 07 º C - Míchigan - 04 de enero de 2016 - B.S.O.
Cuando la apuntó con la pistola ella frunció el ceño, sus ojos azules bajaron hasta la mordedura, junto donde miraba la morena. Claro. Entendió. — ¿Dispararías a alguien que aún respira? — preguntó sin apartar la mirada de ella. Carmen seguía masticando las tiras de carne, no parecía nerviosa porque no le parecía que la mujer fuera de esa clase de personas, claro que podía equivocarse.
Ella había decidido aquella mañana que no se quedaría cerca de la mujer y menos sintiendo aquella hambre voraz, hasta Capi la había avisado de que no estaba bien. Ahora, por culpa de aquel tornado debían quedarse juntas en aquel lugar, así que Carmen había decidido que comería, si no quería evitar perder el juicio, como le había pasado en otras ocasiones... no quería volver a repetir algo así, no podía.
— ¿Es tan evidente? — ella miraba a su alrededor. — ¿Es por mi calma? — era cierto que no se había sobresaltado demasiado con aquel mordisco, no como alguien que pensaba que moriría a consecuencia. — ¿De Rusia? — preguntó mientras se dedicaba a recorrer la estancia, revisando el lugar y las cosas que podría encontrar allí. — ¿Crees que funcionará el baño? Sería todo un lujo poder ducharse — la mujer se había acercado a una mesa que había en un lateral de lo que habría formado el "salón" del búnker. Allí había una radio, decidió conectarla y tras buscar algunas emisoras, sin mucho éxito localizó la que buscaba.
Sonaba música rock, la adoraba.
— La escuché una vez, al parecer es alguien que se dedica a poner música y a ayudar a los supervivientes — sonrió, había tenido oportunidad en algunos sitios en concreto del país de escucharla. Reconocía que admiraba su labor. Carmen dejó la música en un tono de voz bajo y prosiguió con la búsqueda.
— ¡Pero bueno! — exclamó en español, sin darse ni cuenta. Carmen acababa de encontrar unas latas de comida para perros y se giró con una de ellas, para enseñársela a Capi, que se rascaba una pierna como si aquello no fuera con él. — ¡Hoy es el día de suerte de un perrito muy guapetón! — el animal si alzó la mirada en aquel momento. Y al ver la lata comenzó a correr hacia ella, Carmen se rió y buscó el bol de Capi en su mochila. Sirvió la mitad de la lata para que el animal pudiera comer.
Momentos sencillos como aquel eran lo que le daba fuerzas para seguir adelante.
Ella había decidido aquella mañana que no se quedaría cerca de la mujer y menos sintiendo aquella hambre voraz, hasta Capi la había avisado de que no estaba bien. Ahora, por culpa de aquel tornado debían quedarse juntas en aquel lugar, así que Carmen había decidido que comería, si no quería evitar perder el juicio, como le había pasado en otras ocasiones... no quería volver a repetir algo así, no podía.
— ¿Es tan evidente? — ella miraba a su alrededor. — ¿Es por mi calma? — era cierto que no se había sobresaltado demasiado con aquel mordisco, no como alguien que pensaba que moriría a consecuencia. — ¿De Rusia? — preguntó mientras se dedicaba a recorrer la estancia, revisando el lugar y las cosas que podría encontrar allí. — ¿Crees que funcionará el baño? Sería todo un lujo poder ducharse — la mujer se había acercado a una mesa que había en un lateral de lo que habría formado el "salón" del búnker. Allí había una radio, decidió conectarla y tras buscar algunas emisoras, sin mucho éxito localizó la que buscaba.
Sonaba música rock, la adoraba.
— La escuché una vez, al parecer es alguien que se dedica a poner música y a ayudar a los supervivientes — sonrió, había tenido oportunidad en algunos sitios en concreto del país de escucharla. Reconocía que admiraba su labor. Carmen dejó la música en un tono de voz bajo y prosiguió con la búsqueda.
— ¡Pero bueno! — exclamó en español, sin darse ni cuenta. Carmen acababa de encontrar unas latas de comida para perros y se giró con una de ellas, para enseñársela a Capi, que se rascaba una pierna como si aquello no fuera con él. — ¡Hoy es el día de suerte de un perrito muy guapetón! — el animal si alzó la mirada en aquel momento. Y al ver la lata comenzó a correr hacia ella, Carmen se rió y buscó el bol de Capi en su mochila. Sirvió la mitad de la lata para que el animal pudiera comer.
Momentos sencillos como aquel eran lo que le daba fuerzas para seguir adelante.
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PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
No iba a dispararle si no se convertía así que no quise ser tan obvia, por lo menos no para abrir fuego contra ella, no soy de herir a ninguna persona a menos que me haga daño o sea de esos salvajes que solo les importa ellos mismos, tenía la idea de que debíamos mejorar cada día un poco más a pesar de todo esto no quería volverme una porquería de ser humano, por lo menos lo suficiente para poder ser útil en el campamento, conteste a su pregunta – Más que nada tenía la idea que ibas a convertirte… dije después de ponerme a limpiar el lugar, estaba acostumbrada a los agujeros de mala muerte pero me gustaría dejar los cadáveres al costado, por lo menos para sacarlos de la vista, quería que estuvieran en un rincón apilados y no en el medio de la sala – sabes a veces pasa que se convierten en el segundo y a veces tardan más, pero tú ya pasaste todos los limites – dije eso, sabía de antemano más que nada por mis vivencias de Umbrella pero… ella no tenía por qué saber eso, había buscado el aseo y encontré una fregona para ponerme a limpiar la mujer me había preguntado de donde era, obviamente que esas palabras eran el ruso – me sorprende que hayas acertado, mucha gente confunde los idiomas de Europa Oriental, soy rusa, Moscovita de hecho, conteste cuando había preparado todo para buscar unas cosas en las otras habitaciones.
Había encontrado una brújula y una Lata de Macedonia, ya tenía para comer por lo menos yo aunque no le negare si me pide – Fruta en conserva, enhorabuena…- dije también había sacado un antiséptico, la mujer parecía que se había emocionado con el perrito así que se lo di – Oye , póntelo ¿quieres? Me voy a sentir fatal si se te infecta, vete a saber en dónde carajos metió la boca esa cosa, tal vez no te conviertas, pero eso no significa que la carne no se te pueda podrir - le dije acercándome a ella y dándoselo con toda confianza, esperaba que se sintiera mejor con eso también debería buscar unas cosas más, también había encontrado una lata de Coca Colla y no pude evitar hacer otro comentario –América en su máximo esplendor… - dije girando los ojos y tomando también el café , esta familia sabia empacar sus viveres, pero no lo negaría, una coca cola no me vendría mal, tal vez Carmen también querría para bajarse la comida.
Habia probado si salía agua y después de sonreír y hacer un ademan de alivio y felicidad le dije – pues mira, agua hay, y parece limpia, asi que tal vez haya para ducharse, oh dios no me bañado en días… - dije echando agua en la fregona y empezar a limpiar la sangre – cuando limpiaba oirá la música y no pude evitar decirle – perdona, vivo en un refugio y siempre hay algo que hacer, no me siento bien quedándome quieta…- le dije limpiando un poco la zona mientras la música llenaba todo el refugio – sabes que, creo que la tipa se llama Kennedy ¿verdad? – Dije preguntando – creo que es la novia de un amigo…- dije riéndome , recordé cuando Balion me había dicho que me follaria hasta el cansancio porque la extrañaba y era normal, yo mataría a quien sea para que Mich pusiera una mano encima mío de nuevo, el post apocalipsis puede ser solitario.
Por cierto, tu vienes de España ¿verdad? Pregunte escurriendo ese líquido que era una mezcla entre agua y sangre y quien sabe que cosas más - he servido miles de veces con fuerzas en conjunto y reconozco ese idioma – sentencie pasando nuevamente la fregona para limpiar definitivamente el suelo – estamos lejos de casa ¿verdad? – dije riendo un poco y esperando la respuesta de la contraria, quien sabe podría ser linda compañía, tal vez podamos jugar a las cartas o no se hablar de la vida, porque sabía que pasaríamos aquí un largo rato.
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Amanecer - 07 º C - Míchigan - 04 de enero de 2016 - B.S.O.
Hizo una mueca cuando ella pronunció las palabras "tú ya pasaste todos los límites", ya que para Carmen, ella no se hacía una idea de lo que habría sido pasar los límites y sí, Carmen los había pasado.
— Deja que te ayude, al parecer pasaremos aquí un buen rato... — con un suspiro la mujer se puso en pie y se acercó a ella, pero no le dio muchas opciones para ayudarla, por lo que regresó hasta los cuerpos y comenzó a arrastrarlos con cuidado y una calma que denotaba mucho respeto hasta la zona de las literas. Los fue apilando poco a poco en una de las esquinas y después los tapó con varias de las mantas, tratando de que el mal olor se disipara. Era evidente que no lo iban a lograr, ya que para ello tendrían que poder airear la estancia y con lo que estaba ocurriendo fuera... no iba a ser muy plausible. — Gracias por el antiséptico, me lo echaré ahora — una vez que Capi comió se tumbó en una zona alejada, junto a la radio. Allí no había tanta suciedad.
— Ni idea, no la he escuchado mucho, solo me sonaba algo sobre Tallahasse — Carmen aprovechó para acercarse al baño. — Sí, española... — sonrió mientras dejaba correr el agua del grifo para limpiarse la herida. — Bueno, en mi trabajo también trabajamos con rusos, a veces para bien y otra no tanto... — puso los ojos en blanco. Así que ella había estado en el ejército, pensó cuando explicó lo de "servir". — ¿Te importa que me duche para curarme? En cuanto acabe te ayudo con lo que queda, no tardaré mucho — estaba acostumbrada a las típicas duchas rápidas. Más de lo normal tras el fin del mundo. Si iba a curarse ella prefería estar limpia. Así que se fue al interior del baño. Allí había toallas y mujer actuó lo más rápido que pudo. Agua, jabón y agua de nuevo. Con cuidado prestó mayor atención a sus heridas, no pudo evitar suspirar al verse en el espejo mientras secaba... sus cicatrices y golpes habían aumentado. Se secó y puso otra ropa limpia.
— Creo que ahora soy más persona que esta mañana — decía mientras que se secaba el pelo con la toalla y posteriormente utilizaba el medicamento de la rusa para curarse. — ¿Por qué no pasas tú dentro? Yo puedo seguir, estoy bien... tal y como has dicho antes... no es la primera vez que me pasa, solo duele la herida — le quitaba importancia mientras tomaba ahora la fregona ella. Se acercó a revisar bajo el mueblo del fregadero en la cocina, quería ver si había más trapos o productos de limpieza y se encontró con más latas de comida para perros. Las sacó. — Creo que ya sé a que pertenecían los restos que hay entre las literas... — miró de reojo a la mujer y suspiró.
— Deja que te ayude, al parecer pasaremos aquí un buen rato... — con un suspiro la mujer se puso en pie y se acercó a ella, pero no le dio muchas opciones para ayudarla, por lo que regresó hasta los cuerpos y comenzó a arrastrarlos con cuidado y una calma que denotaba mucho respeto hasta la zona de las literas. Los fue apilando poco a poco en una de las esquinas y después los tapó con varias de las mantas, tratando de que el mal olor se disipara. Era evidente que no lo iban a lograr, ya que para ello tendrían que poder airear la estancia y con lo que estaba ocurriendo fuera... no iba a ser muy plausible. — Gracias por el antiséptico, me lo echaré ahora — una vez que Capi comió se tumbó en una zona alejada, junto a la radio. Allí no había tanta suciedad.
— Ni idea, no la he escuchado mucho, solo me sonaba algo sobre Tallahasse — Carmen aprovechó para acercarse al baño. — Sí, española... — sonrió mientras dejaba correr el agua del grifo para limpiarse la herida. — Bueno, en mi trabajo también trabajamos con rusos, a veces para bien y otra no tanto... — puso los ojos en blanco. Así que ella había estado en el ejército, pensó cuando explicó lo de "servir". — ¿Te importa que me duche para curarme? En cuanto acabe te ayudo con lo que queda, no tardaré mucho — estaba acostumbrada a las típicas duchas rápidas. Más de lo normal tras el fin del mundo. Si iba a curarse ella prefería estar limpia. Así que se fue al interior del baño. Allí había toallas y mujer actuó lo más rápido que pudo. Agua, jabón y agua de nuevo. Con cuidado prestó mayor atención a sus heridas, no pudo evitar suspirar al verse en el espejo mientras secaba... sus cicatrices y golpes habían aumentado. Se secó y puso otra ropa limpia.
— Creo que ahora soy más persona que esta mañana — decía mientras que se secaba el pelo con la toalla y posteriormente utilizaba el medicamento de la rusa para curarse. — ¿Por qué no pasas tú dentro? Yo puedo seguir, estoy bien... tal y como has dicho antes... no es la primera vez que me pasa, solo duele la herida — le quitaba importancia mientras tomaba ahora la fregona ella. Se acercó a revisar bajo el mueblo del fregadero en la cocina, quería ver si había más trapos o productos de limpieza y se encontró con más latas de comida para perros. Las sacó. — Creo que ya sé a que pertenecían los restos que hay entre las literas... — miró de reojo a la mujer y suspiró.
El miembro 'Carmen Ruiz' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Mire a la mujer sorprendida cuando dijo que me ayudaría, y lo hacía más que nada porque no me gustaría estar aquí adentro con tanta peste con estos cadáveres, cuando tu vida también esta compartida con el resto de personas, tiendes a cambiar actitudes rápidamente por el bienestar de la mayoría, no queríamos tener que infectarnos ni nada por el estilo además que se quiere alejar a los niños y demás de estas cosas, había mucho que proteger de hecho en el refugio, pero quería creer que me creaba buenos hábitos o eso me decía a mí misma. Aun así no quería que la mujer se esforzara demasiado, yo recibí un golpe debido a los muebles pero no me afectaba tanto, creo que aun la adrenalina estaba viva lo suficiente como para no asustarme con ello, por cierto una sorpresa me salió del alma - ¿Segura? Es que estas muy herida y…- la mujer me ayudo a limpiar y no quise molestarla, un soldado hace lo que tiene que hacer sin culpas, incluso ponerse a limpiar no soy quien para detenerla.
Gracias a ti Carmen, me has salvado el trasero…- dije sonriendo un poco – Creo que no hubiera salido de esta de no ser por ti y capi por supuesto – dije tranquila y señalando al perrito relajándome un poco después de que la mujer parecía ponerse el antiséptico que le di, quería sentarme un minuto y sentía como ese a poco el dolor llegaba, a los cortes del vidrio de la ventana de la casa, no estaba sangrando de hecho pero ahora me ardía, debido a que había relajado el cuerpo, aun así no creo que necesitaba ningún tipo de medicamento, no por lo menos como una mordida de un zombie.
La oí hablar de mis compañeros de nación así que yo la mire y le asentí – Cierto, como rusa, se lo imbéciles que pueden ser los rusos…créeme – dije allí sentada mientras la mujer se iba limpiando y me preguntaba – Tomate tu tiempo, yo me senté solo de vaga que soy, ya terminare, además aprovecha el agua, no podemos bañarlos a gusto siempre - dije tocando mi espalda con la pared sentada en el suelo y resoplando de nuevo, viendo al perrito un segundo cuanto repensaba el hecho de que si debía seguir con este viaje, creo que no había marcha atrás a estas alturas, debía llegar a Raccoon a tener algunas respuestas, además que debía regresar a Silver Lake cuanto antes.
La mujer salió mucho más rápido de lo que yo puse pensarlo siquiera, lanzando un buen chascarrillo – Amen - dije sonriendo un poco cuando me levante despacio – parece como si hubieras renacido, que guapa que estas…- dije sacudiendo la cabeza y quitándole la sonrisa de la cara, después de semejante situación no quería ponerme a ligar, adema que seguramente ella no tenía los mismos “gustos” así que quise pasar de ser una completa idiota – lo siento, ya me voy a imitarte...- dije caminando hacia el baño cuando le atendí – bueno parece que estas acostumbrada, lo bueno es que aun sigues viva, yo había visto infectados, muchos se someten a ese dolor pero otros viven controlando los impulsos, aunque se ve que lo llevas bien de hecho – dije caminando un poco aunque gire la vista cuando me mencionó lo de los restos, me quede un segundo viéndole, de alguna manera había matado dos niños cadáveres, peor me dio cosa la muerte del perrito – pobrecillo…- dije antes de seguir mi viaje al cuarto de baño
Al entrar me quite la ropa de a poco y me metí a bañarme lo más rápido posible, me daba cierta cosa el ver como se me caía la suciedad, en el refugio tratamos de que bañarnos seguido, pero después de semejante viaje no había tocado el agua caliente. Si mi cuerpo se había relajado antes, el agua haciendo contacto con mi cuerpo fue lo que definitivamente me quito el entumecimiento, suspire después de lavarme bien, pero no quiera ser descortés, no quería quedarme allí toda la experiencia, tome una de las toallas que había, además d que en mi mochila había otra muda de ropa, la cual use para salir del baño secándome la cabeza.
Quise ponerme a charlar con ella primero invitándole algo. Podemos hacernos un café, de ese que encontré, creo que estaremos aquí un buen tiempo…- dije dejando caer el pelo al costado y secándome tomándome las greñas – Dime ¿qué hace una fuerte y poderosa soldado española en una de las granjas de Michigan? – dije tranquila esperando la respuesta de la mujer, me parecía simpática, y creo que le debía una buena charla después de haber sido una imbécil en la cabaña.
Gracias a ti Carmen, me has salvado el trasero…- dije sonriendo un poco – Creo que no hubiera salido de esta de no ser por ti y capi por supuesto – dije tranquila y señalando al perrito relajándome un poco después de que la mujer parecía ponerse el antiséptico que le di, quería sentarme un minuto y sentía como ese a poco el dolor llegaba, a los cortes del vidrio de la ventana de la casa, no estaba sangrando de hecho pero ahora me ardía, debido a que había relajado el cuerpo, aun así no creo que necesitaba ningún tipo de medicamento, no por lo menos como una mordida de un zombie.
La oí hablar de mis compañeros de nación así que yo la mire y le asentí – Cierto, como rusa, se lo imbéciles que pueden ser los rusos…créeme – dije allí sentada mientras la mujer se iba limpiando y me preguntaba – Tomate tu tiempo, yo me senté solo de vaga que soy, ya terminare, además aprovecha el agua, no podemos bañarlos a gusto siempre - dije tocando mi espalda con la pared sentada en el suelo y resoplando de nuevo, viendo al perrito un segundo cuanto repensaba el hecho de que si debía seguir con este viaje, creo que no había marcha atrás a estas alturas, debía llegar a Raccoon a tener algunas respuestas, además que debía regresar a Silver Lake cuanto antes.
La mujer salió mucho más rápido de lo que yo puse pensarlo siquiera, lanzando un buen chascarrillo – Amen - dije sonriendo un poco cuando me levante despacio – parece como si hubieras renacido, que guapa que estas…- dije sacudiendo la cabeza y quitándole la sonrisa de la cara, después de semejante situación no quería ponerme a ligar, adema que seguramente ella no tenía los mismos “gustos” así que quise pasar de ser una completa idiota – lo siento, ya me voy a imitarte...- dije caminando hacia el baño cuando le atendí – bueno parece que estas acostumbrada, lo bueno es que aun sigues viva, yo había visto infectados, muchos se someten a ese dolor pero otros viven controlando los impulsos, aunque se ve que lo llevas bien de hecho – dije caminando un poco aunque gire la vista cuando me mencionó lo de los restos, me quede un segundo viéndole, de alguna manera había matado dos niños cadáveres, peor me dio cosa la muerte del perrito – pobrecillo…- dije antes de seguir mi viaje al cuarto de baño
Al entrar me quite la ropa de a poco y me metí a bañarme lo más rápido posible, me daba cierta cosa el ver como se me caía la suciedad, en el refugio tratamos de que bañarnos seguido, pero después de semejante viaje no había tocado el agua caliente. Si mi cuerpo se había relajado antes, el agua haciendo contacto con mi cuerpo fue lo que definitivamente me quito el entumecimiento, suspire después de lavarme bien, pero no quiera ser descortés, no quería quedarme allí toda la experiencia, tome una de las toallas que había, además d que en mi mochila había otra muda de ropa, la cual use para salir del baño secándome la cabeza.
Quise ponerme a charlar con ella primero invitándole algo. Podemos hacernos un café, de ese que encontré, creo que estaremos aquí un buen tiempo…- dije dejando caer el pelo al costado y secándome tomándome las greñas – Dime ¿qué hace una fuerte y poderosa soldado española en una de las granjas de Michigan? – dije tranquila esperando la respuesta de la mujer, me parecía simpática, y creo que le debía una buena charla después de haber sido una imbécil en la cabaña.
Mañana - 07 º C - Míchigan - 04 de enero de 2016 - B.S.O.
Se sentía mucho mejor después de aquella ducha. Carmen se secaba el pelo con la toalla y sonreía con cierta diversión por los comentarios de ella.
— Lo que hace un poco de agua y jabón, ¿eh? — terminó por quitarse la toalla de la cabeza y dejarla en el suelo, apartada, en una esquina. Ligeia parecía ser una buena mujer y eso la tranquilizaba a ella, ya que había tenido experiencias de todo tipo con un sin fin de personas, de mejor o peor humor, la verdad. Peinó su cabello y cuando acabó, mientras Ligeia se duchaba, Carmen terminó de limpiar y de recoger un poco aquel lugar. Tal y como había explicado la otra mujer, tendrían que estar un buen rato allí encerradas, así que por lo menos estuvieran lo más a gusto posible.
— ¿Y cómo vas tú? — preguntó al perro que se dedicaba a lamarse sin prestar mucha atención a ellas. Carmen se había sentado en el sofá, al que previamente le había quitado la polvorienta funda y llamó al perro. Capi se acercó bastante rápido, para colocar su cabeza sobre las rodillas de ella, en busca de caricias. Carmen no tardó en dárselas.
— ¿Café? Suena delicioso — la miró de reojo. Antes había evitado hablar sobre el tema de su contagio. Ligeia al parecer parecía conocer bastante bien sobre ellos. — ¿Así que has tratado antes con más como yo? — preguntó mientras continuaba jugando con el animal. Al contrario que ella, Ligeia al salir de la ducha estaba más o menos igual que antes, era evidente que ella estaba en refugio y tenía mejores cuidados.
— Oh no, no era soldado, la Guardia Civil en mi país forma parte de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado, no de las Fuerzas Armadas... aunque tienen carrera militar... para que nos entendamos, digamos que estamos entre ser policías y militares, la verdad... — se rascó la cabeza pensativa, ya que seguramente con sus palabras habría ofendido a más de un compañero, pero Carmen no sabía cómo explicarlo de forma más sencilla. — Y acabé en Estados Unidos por... culpa de mi madre, supongo — por primera vez en mucho tiempo Carmen sonrió al recordar a su madre. — Mi relación con ella nunca había sido la mejor, éramos muy diferentes y ella era un alma libre, que necesitaba viajar y ver mundo. Aquí conoció a alguien y se casó, por lo que decidí venir a su boda y... vi algo aquí que me cautivó, así que quise quedarme al menos durante un año... y ya va para casi cuatro — se encogió de hombros. Sentía pena por no poder regresar a España, pero ella era consciente de que lo que encontraría allí no sería lo que esperaba y por eso mismo era mejor olvidarse, recordar su hogar tal y como había sido en antaño. — ¿Y tú, cómo acabaste aquí? — Carmen se puso en pie para acercarse a la cocina y preparar calentar agua, no se olvidaba del café. No se olvidaba de cualquier propuesta que tuviera que ver con comer o beber. — Estaba evitando acercarme a Míchigan, pero seguramente vaya en busca de la granja donde estuve viviendo — suspiró. No sabía por qué, pero quería regresar.
— Lo que hace un poco de agua y jabón, ¿eh? — terminó por quitarse la toalla de la cabeza y dejarla en el suelo, apartada, en una esquina. Ligeia parecía ser una buena mujer y eso la tranquilizaba a ella, ya que había tenido experiencias de todo tipo con un sin fin de personas, de mejor o peor humor, la verdad. Peinó su cabello y cuando acabó, mientras Ligeia se duchaba, Carmen terminó de limpiar y de recoger un poco aquel lugar. Tal y como había explicado la otra mujer, tendrían que estar un buen rato allí encerradas, así que por lo menos estuvieran lo más a gusto posible.
— ¿Y cómo vas tú? — preguntó al perro que se dedicaba a lamarse sin prestar mucha atención a ellas. Carmen se había sentado en el sofá, al que previamente le había quitado la polvorienta funda y llamó al perro. Capi se acercó bastante rápido, para colocar su cabeza sobre las rodillas de ella, en busca de caricias. Carmen no tardó en dárselas.
— ¿Café? Suena delicioso — la miró de reojo. Antes había evitado hablar sobre el tema de su contagio. Ligeia al parecer parecía conocer bastante bien sobre ellos. — ¿Así que has tratado antes con más como yo? — preguntó mientras continuaba jugando con el animal. Al contrario que ella, Ligeia al salir de la ducha estaba más o menos igual que antes, era evidente que ella estaba en refugio y tenía mejores cuidados.
— Oh no, no era soldado, la Guardia Civil en mi país forma parte de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado, no de las Fuerzas Armadas... aunque tienen carrera militar... para que nos entendamos, digamos que estamos entre ser policías y militares, la verdad... — se rascó la cabeza pensativa, ya que seguramente con sus palabras habría ofendido a más de un compañero, pero Carmen no sabía cómo explicarlo de forma más sencilla. — Y acabé en Estados Unidos por... culpa de mi madre, supongo — por primera vez en mucho tiempo Carmen sonrió al recordar a su madre. — Mi relación con ella nunca había sido la mejor, éramos muy diferentes y ella era un alma libre, que necesitaba viajar y ver mundo. Aquí conoció a alguien y se casó, por lo que decidí venir a su boda y... vi algo aquí que me cautivó, así que quise quedarme al menos durante un año... y ya va para casi cuatro — se encogió de hombros. Sentía pena por no poder regresar a España, pero ella era consciente de que lo que encontraría allí no sería lo que esperaba y por eso mismo era mejor olvidarse, recordar su hogar tal y como había sido en antaño. — ¿Y tú, cómo acabaste aquí? — Carmen se puso en pie para acercarse a la cocina y preparar calentar agua, no se olvidaba del café. No se olvidaba de cualquier propuesta que tuviera que ver con comer o beber. — Estaba evitando acercarme a Míchigan, pero seguramente vaya en busca de la granja donde estuve viviendo — suspiró. No sabía por qué, pero quería regresar.
La mujer volvía de nuevo mucho más relajada y eso me hizo suspirar de alivio debido a lo que había pasado antes, de pensar que anteriormente estaba la posibilidad de que la mujer estuviera a punto de convertirse en un caminante y me atacara, a estar renovada, ya ahora me alegraba que no hubiera peligro de que la mujer estuviera en la posibilidad ser alguien amable a ser una de esas cosas. - Una bendición de los dioses y diosas claro…- dije por el agua y el jabón yo añoraba una buena ducha no sería algo que me siente mal en este momento, más aun si estoy desde California y sin limpiarme un poco, realmente no me aguantaba ni yo y seguramente Capi estaba más limpia que yo. Después de salir de la ducha y ofrecerle café recibí y respuesta y estaba lista para hacerlo.
Entonces no se diga más, en quince te traeré– dije suspirando y caminado a la “cocina” hablando con ella mientras iba directo a calentar agua en la tetera – créeme que lo necesito – mencione ya más tranquila cuando me detuve preguntándome sobre el contagio, no quería decir nada que le molestara o algo, pues la mayoría de las personas al ser mordidas se convierten rápidamente, algunas tardan más o tras no se convierten nunca, no sé cómo funcionaba, solo le podía decir lo que sabía – pues no sé cómo funciona la verdad, a veces muerden a la gente y está ya saltan a tu yugular y pueden tardar mucho o poco tiempo, pero otros directamente no se convierten, tal vez seas de esos… - dije razonándolo para después lanzar un chiste estúpido , no quería molestarle con estas cosas, no debe ser sencillo, tal vez haya inmunidad este tiempo, por eso lo explica pero… seguía siendo extraño, después de todo, no soy científica como para notificarlo – igual creo que ni el virus podría contigo, no te derroto el tornado y no lo hará esa porquería – dije sonriendo un poco tratando de animarle, no puedo ni imaginarme lo que sería el dolor de tener ese virus asqueroso en el cuerpo.
La mujer empezó devorarse toda mi atención hablar de su unidad, algo que me embrujaba enormemente, como cuando Chris me contó de la Unidad S.T.A.R.S. y las cosas que había hecho, y el cómo los soldados hablando lo que fueron sus labores era algo que me apasionaba demasiado, creo que dedicarle tanto tiempo a esas vivencias era una gran parte de lo que ahora nos mantenía en pie – no se mucho de ello, pero seguro tenía mucho mérito también, yo no entiendo mucho de cómo país se organiza, pues… Rusia esta… - me detuve para corregirme – estaba demasiado militarizada, incluso a mi gusto, ya sabes, las divisiones del Spetsnaz y todo ello – dije también para añadir parte mía a la conversación – aun así debiste servir bien, si hoy en día tienes ese fuego en tus ojos – sentencie honestamente, porque la verdad el modo en como encaro la situación fue de un gran profesionalismo, uno del que yo carecía en ese momento, la mujer se adelantó a todas las acciones y fueron correctas y por eso yo seguía respirando.
Otra cosa que hipnotizo mi curiosidad fue cuando empezó a hablarme de su familia, cosa que toco mi corazón de lleno, mi familia y yo terminamos de un modo muy malo y me había largado sin intenciones de nada más en la vida, solo quería terminar de alejarme de ellos y hacer mi nueva vida, solo mire al suelo y termine asintiendo ante sus palabras – Lo siento de verdad…- dije cargada con culpa sobre la relación con su madre, hasta que me toco a mi hablar debido a su pregunta – Pues más o menos lo mismo que tu…- dije terminando de sentarme del todo – me había unido a la fuerza de los Spetsnaz de muy joven y he tenido participaciones en África pero, termine declinándome por la franja privada y pues… aquí acabe… - suspire donde y mire al techo de ese refugio extraño…- tuve una mala relación con ellos ¿sabes? Primero me decían que no fuera militar, y después cuando lo era que no debía faltar a mi deber, termine cansándome de ellos y pues… les extraño horrores…- dije mirándole a la mujer. Con un aire nostálgico.
Ella se había acercado a la concina para hacer el agua y me di cuenta que realmente estaba siendo despistada – Perdona que me embobe con tu historia y bueno… surgió la mía – dije tranquila oyéndole cuando me hablaba de Michigan – por lo menos viniste por algo de tu familia, yo me dirijo a Raccoon- dije sabiendo que esperaba una respuesta del estilo de “esta mujer es imbécil” pero quise añadir – créeme que a veces hacemos cosas que por razones que nosotros mismos comprendemos...- añadí a la mujer para darle sentido a lo que decía, pues estaba segura que ella como yo debíamos guardar cosas del pasado.
Entonces no se diga más, en quince te traeré– dije suspirando y caminado a la “cocina” hablando con ella mientras iba directo a calentar agua en la tetera – créeme que lo necesito – mencione ya más tranquila cuando me detuve preguntándome sobre el contagio, no quería decir nada que le molestara o algo, pues la mayoría de las personas al ser mordidas se convierten rápidamente, algunas tardan más o tras no se convierten nunca, no sé cómo funcionaba, solo le podía decir lo que sabía – pues no sé cómo funciona la verdad, a veces muerden a la gente y está ya saltan a tu yugular y pueden tardar mucho o poco tiempo, pero otros directamente no se convierten, tal vez seas de esos… - dije razonándolo para después lanzar un chiste estúpido , no quería molestarle con estas cosas, no debe ser sencillo, tal vez haya inmunidad este tiempo, por eso lo explica pero… seguía siendo extraño, después de todo, no soy científica como para notificarlo – igual creo que ni el virus podría contigo, no te derroto el tornado y no lo hará esa porquería – dije sonriendo un poco tratando de animarle, no puedo ni imaginarme lo que sería el dolor de tener ese virus asqueroso en el cuerpo.
La mujer empezó devorarse toda mi atención hablar de su unidad, algo que me embrujaba enormemente, como cuando Chris me contó de la Unidad S.T.A.R.S. y las cosas que había hecho, y el cómo los soldados hablando lo que fueron sus labores era algo que me apasionaba demasiado, creo que dedicarle tanto tiempo a esas vivencias era una gran parte de lo que ahora nos mantenía en pie – no se mucho de ello, pero seguro tenía mucho mérito también, yo no entiendo mucho de cómo país se organiza, pues… Rusia esta… - me detuve para corregirme – estaba demasiado militarizada, incluso a mi gusto, ya sabes, las divisiones del Spetsnaz y todo ello – dije también para añadir parte mía a la conversación – aun así debiste servir bien, si hoy en día tienes ese fuego en tus ojos – sentencie honestamente, porque la verdad el modo en como encaro la situación fue de un gran profesionalismo, uno del que yo carecía en ese momento, la mujer se adelantó a todas las acciones y fueron correctas y por eso yo seguía respirando.
Otra cosa que hipnotizo mi curiosidad fue cuando empezó a hablarme de su familia, cosa que toco mi corazón de lleno, mi familia y yo terminamos de un modo muy malo y me había largado sin intenciones de nada más en la vida, solo quería terminar de alejarme de ellos y hacer mi nueva vida, solo mire al suelo y termine asintiendo ante sus palabras – Lo siento de verdad…- dije cargada con culpa sobre la relación con su madre, hasta que me toco a mi hablar debido a su pregunta – Pues más o menos lo mismo que tu…- dije terminando de sentarme del todo – me había unido a la fuerza de los Spetsnaz de muy joven y he tenido participaciones en África pero, termine declinándome por la franja privada y pues… aquí acabe… - suspire donde y mire al techo de ese refugio extraño…- tuve una mala relación con ellos ¿sabes? Primero me decían que no fuera militar, y después cuando lo era que no debía faltar a mi deber, termine cansándome de ellos y pues… les extraño horrores…- dije mirándole a la mujer. Con un aire nostálgico.
Ella se había acercado a la concina para hacer el agua y me di cuenta que realmente estaba siendo despistada – Perdona que me embobe con tu historia y bueno… surgió la mía – dije tranquila oyéndole cuando me hablaba de Michigan – por lo menos viniste por algo de tu familia, yo me dirijo a Raccoon- dije sabiendo que esperaba una respuesta del estilo de “esta mujer es imbécil” pero quise añadir – créeme que a veces hacemos cosas que por razones que nosotros mismos comprendemos...- añadí a la mujer para darle sentido a lo que decía, pues estaba segura que ella como yo debíamos guardar cosas del pasado.
Off:
te pido encarecidamente disculpas por tardar tanto... estos dias solo contestaba la mision y poco mas y bueno ahora pude postear, mil disculpas
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Enjoy the Silence 4.0 :: Estados Unidos :: Campos :: Granjas
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