Vacaciones por año nuevo [A6]

— No vamos a conseguir nada — dejó caer los prismáticos en la mesa y se acercó al sofá que quedaba en pleno salón. Vestía un pesado abrigo que lo cubría prácticamente entero, con un gorro de lana y guantes. El invierno había llegado ya y el frío en aquella zona del mundo era aún más intenso.

— Bob, llevamos dos días en este piso sin saber nada, casi sin noticias de Umbrella, ¿debemos seguir espiando a los zombies desde aquí o de verdad va a pasar algo? — Callen parecía bastante frustrado. Los habían enviado a Canadá, a un antiguo piso franco de Umbrella, tuvieron que limpiarlo y desde entonces allí siguen, vigilando una calle. Se suponía que debía pasar algo y que cuando ocurriera... deberían informar a la base, pero no pasaba nada y Chase estaba cada vez más cansado.

— A este paso escribiré un libro: La psicología del buen zombie — comentó con sarcasmo mientras se dejaba caer en el sofá y se acurrucaba debido al frío que hacía. — Si no se me congelan antes los dedos — miró de reojo a la rubia, con diversión, ella seguía frente a la ventana, claro, como la buena jefa de división que era. — Sigue guardando la compostura, sí — le guiñó un ojo, aunque seguramente no le vería.

Para no recordar nada, ahora tenían un buen trato, sin embargo, atrás, muy lejos... en Nevada, había quedado su plan. Oculto en la lámpara del techo de su habitación, aguardando a que de nuevo las sospechas y sensaciones desagradables les invadieran. Tanto Callen como A6 habían tenido largos entrenamientos durante aquellas últimas semanas, como si Umbrella se hubiera percatado de que algo iba mal y entonces quisieran mantenerlos ocupados. Aquello era la clave del éxito para los Ice. En Bob tal vez funcionaba mejor, ella se había mostrado mucho más seria y distante. Él... se limitaba a cumplir órdenes.

— Callen, me exasperas — me limité a decir apartando la mirada del libro que estaba leyendo. — Para ser mayor que yo tienes muy poca paciencia — miré de reojo al hombro enarcando una ceja. Ya había terminado el libro y lo dejaba caer a un lado. Me encontraba sentada en un sillón frente a la ventana por la que teníamos que mirar. — Cuando pase algo lo sabremos, avisaremos a la base y ellos nos dirán qué hacer — volví a explicar por millonésima vez desde que llegamos.

— Veamos qué hay por aquí... — tras tomar otro libro cualquiera, me dejé caer de nuevo en el sillón. Con la mirada fija en la calle, leía y cada cinco minutos exactos alzaba la mirada a la calle para asegurarme de que nada había cambiado.

Me concentré en la lectura de Charles Baudelaire. El libro era Las Flores del mal.


Café. Pensé automáticamente. Necesitaba un café. El libro se cayó de mis manos, de mis labios se escapó un agudo y bajo grito, ya que pese al dolor de cabeza que acababa de darme traté de controlarme y no alzar mi voz demasiado. Caí de rodillas justo delante del sillón. Mis manos se colocaron sobre ambas sienes. Eran como pinchazos clavándose en mi cerebro. Había un soldado junto a mi, él trataba de ser amable y yo era una auténtica borde.

— Callen por favor... — supliqué, como si él pudiera hacer algo. Las lágrimas caían incluso por mi rostro, la araña parpadeaba con fuerza aunque no era capaz de verla. Era un suplicio, un auténtico suplicio. Trataba de recordar, trataba de esforzarme en recordar a aquel soldado, pero era como si al hacerlo aquel dolor se intensificara más y más. — No lo aguanto — sollocé. Mis ojos se clavaron en los de aquel libro, Las flores del mal, no era la primera vez, desencadenaba recuerdos y algo me bloqueaba a recordarlos.

— Tú tampoco sueles ser plato de mi gusto así que... — el hombre se encogió de hombros. — Igual es que había revisión en la base y es como ese capítulo de los Simpson en el que ponen a los más idiotas de la Central Nuclear a vigilar una abeja, a nosotros no nos han dado ni eso... — Callen parloteaba sin saber muy bien siquiera lo que estaba diciendo. Apenas recordaba gran cosa de esa serie, pero le vino a su mente el episodio como un flash. — ¿Y por qué me acu...? — estaba distraído con sus propios pensamientos, tanto, que no prestó atención a Bob, ni lo que ella leía, hasta que ella pronunció su nombre.

— ¡Bob! — exclamó dejando caer la vieja revista que leía a un lado. Se agachó junto a ella y sujetó sus manos. — ¿Qué pasa, dime qué pasa? — ¿Qué era lo que no aguantaba? — ¿Has recordado algo? — sus ojos se fijaron en el libro que se le había caído. — ¿Es esto? — aunque no era capaz de recordar los últimos días, todo estaba en su mente. Callen en cierta manera sabía lo que tenía que hacer, formaba parte de él.

— No, no lo bloquees, no te asustes, respira y piensa en ello, deja que ese recuerdo fluya... ¿Las flores del mal, por qué Bob, por qué ese libro? Piensa — sujetó sus manos y la miró fijamente. — Estoy aquí para ayudarte, dime qué ves y simplemente sigue con esos recuerdos, que fluyan, cierra los ojos y recuerda — aunque estaba un poco angustiado, porque no sabía si aquello funcionaría, el hombre trataba de mostrarse calmado, para que ella se tranquilizase.

— Yo... — mis ojos se clavaron en los suyos, muy fijamente. — No puedo Callen — las lágrimas caían por mi rostro. — Duele demasiado... maldita sea — respiré hondo, una y otra vez. Veía su rostro y como trataba de mantener la calma. — Está bien... — tragué saliva. El dolor era insoportable, golpeaba con tanta fuerza que sentía como si la cabeza me fuera a estallar. — Yo he leído ese libro antes — empecé a decir, titubeante. — ...creo que... ¿por gusto, para clase tal vez? — cerré los ojos, el dolor me bloqueaba, pero yo me esforzaba mucho por recordar.

— Sí, era para clase — abrí los ojos. — Yo estudiaba, estudiaba una... — cerré los ojos con fuerza de nuevo. — Y había alguien más, un soldado: Belikov — al pronunciar aquel nombre mis ojos se abrieron de par en par. Era la primera vez que veía a Belikov, pero le había visto después en un sin fin de ocasiones. — Belikov, Belo, Belo... y Josh — Callen sujetaba mis manos con fuerza y el dolor me hizo soltarme para dejarme caer en el suelo. No lo aguantaba, mi rostro tocó el frío suelo y eso me ayudó. Por un instante me sentí mejor.

— Los veo Callen, los veo... me acuerdo de ellos: Belikov es alto, de pelo negro, delgado y Josh es algo más bajito, rubio oscuro, más guapo, pero me parece un idiota, creo... Paco solía estar con ellos y yo... no sé qué hacía ahí, pero estaba leyendo y Paco apareció, Josh no... Dios, creo que... — mis dedos se aferraron a la alfombra. — Josh no estaba, pero es que siempre iban juntos, sí... y yo solía estar con ellos, con Anna, nuestra Anna, Jared... — mis lágrimas cayeron intensamente. Conocía a Anna de antes, y de nuevo Jared. De golpe todo cesó y me erguí.

— Jared, hemos hablado de él antes — miré fijamente a Callen, con tanta sorpresa... — ¡Mierda! — me puse en pie de un salto. Había movimiento en la ventana de abajo, movimiento que iba más allá de el de unos simples zombies. — Corre — señalé la PDA, había que avisar a la base. Pero no me olvidaba de lo que acababa de pasar.

¿Qué iba a entender él si apenas recordaba su pasado? Callen, al igual que Bob apenas sabía quién diablos era. Los recuerdos de su vida se resumían en unas chapas y esa eral principio y el final de su historia. Podía entender esa frustración y empatizar con ella, tratar de apoyarla y ayudarla, pero nada más. ¿Qué podía decirle para que recordarse?

— ¿Jared?, creo que... sí — en esta ocasión fue él quien se sintió extraño al pronunciar aquel nombre. Porque sentía que ya lo había hecho en otra ocasión y aún así era incapaz de recordarlo.

— ¡Joder! — exclamó al darse cuenta de que por fin pasaba algo. Llevaban horas sin hacer nada, mirando al techo, sin saber qué hacer... esperando. Y cuando por fin había algo importante de lo que hablar, llegaba eso que tanto esperaba Umbrella.

— ¿Mando, me recibe? — el hombre se acercó a la ventana, con cuidado de no ser visto desde el exterior. — Aquí Callen junto a A6, acaba de llegar un vehículo a la zona de vigilancia, esperamos indicaciones — hablaba al dispositivo en su derecha y con la izquierda observaba a través de los prismáticos como un coche se detenía en la acera de en frente. De este salían varios hombres y una mujer, todos armados, acabando con los zombies a los cuales llevan horas estudiando. Casi hasta sintió pena. — ¿Y ahora? — preguntó con curiosidad.

— Ah... — suspiré al sentir aquella punzada de dolor en mi cabeza. Esta se aliviaba poco a poco. Pero ese recuerdo permanecía ahí y me hacía sentir de lo más extraña. — Espera y cuidado, que no te vean — traté de parecer centrada, pero no podía evitar la mirada de sorpresa que me dio Callen al darse cuenta de que él también conocía aquel nombre.

«Eh, princesa.» Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo al escuchar aquellas palabras en lo más hondo de mi mente. Estaban relacionadas con él, sabía que con Jared, pero sentía que apenas podía hilar nada de aquello con la realidad.

— Les informa White Queen, no ataquen, dejad que los civiles entren al edificio y esperen, a su salida deberán seguirlos sin ser vistos — las palabras de la inteligencia artificial fuera muy parcas. — Bien, lo suyo sería colocarles un localizador en los coches, así que vamos — señalé en la mochila que había junto a su sofá. Debíamos darnos prisa.

— Rápido, hay que recoger, no sabemos si tendremos que seguirles muy lejos — no teníamos mucho, a parte del equipo, por lo que en menos de un minuto estaba todo empaquetado en nuestras mochilas. Una vez en el pasillo del apartamento me dispuse a cerrar la puerta con llave, esperando antes a Callen. Los pisos franco de Umbrella eran así, aparentemente abandonados, pero escondían ciertas cosas como víveres de emergencia, por eso se cerraban bien, con puertas acorazadas, difíciles de forzar, pero no imposibles. Si alguien lograba entrar creería que se trataba de una antigua vivienda.

Ya habíamos despejado con anterioridad el edificio, por lo que salir a la entrada no sería difícil.

— Rápido, no sabemos cuánto tardarán — comencé a avanzar lo más rápido posible. En mi derecha portaba la lanza plegable de Umbrella, ahora parecía un simple bastón corto, mientras que en la izquierda iluminaba el pasillo con una linterna.

— Luego hablaremos de ello — dijo antes de salir. Pese a las prisas se tomó un momento para observar a Bob fijamente. — ¿Estás bien? — si la rubia no estaba bien tampoco se lo iba a decir a él. Es más, como la buena soldado que era avanzó hacia el frente y a Callen no le quedó de otra que seguirla en silencio. Mientras se acomodaba la mochila y se equipaba, revisando el G36 que portaba entre ambos brazos. No le había quitado aún el seguro y se ayudaba de una correa enganchada al chaleco para que su peso molestara menos. Por razones obvias había dejado el abrigo atrás, por lo menos ahora se mantendría en movimiento y eso le haría entrar en calor.

No tardaron en descender por las escaleras del edificio.

— Me adelanto — susurró, avanzando los últimos metros, en esta ocasión dejó caer el fusil a un lado, quedando colgado del chaleco y desenfundó el machete que portaba en su cinturón. Sería absurdo abrir fuego ahora, por muchas criaturas que aparecieran si querían evitar llamar la atención.

Salían hacia el hall del edificio cuando uno de esos seres putrefactos, prácticamente se abalanzó sobre él. Dejé caer el machete sobre su cabeza provocando que el no muerto cayera hacia un lado, tocado, que no hundido, el muy cabrón seguía moviéndose y gruñendo. — ¡Hijo de puta!

Cuentas sensuales:

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#1 'Números' :

#1 Resultados :


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#2 'Números' :

#2 Resultados :

Por más que me concentrase en la misión de Umbrella, era incapaz de quitarme aquel sentimiento amargo de la cabeza. Esos recuerdos... esos jirones de recuerdos no se iban y yo no era capaz de entender lo que estaba pasando.

— Yo te lo quito de encima — susurré cuando llegamos a la altura del zombie. Casi como lo hubiera hecho un autómata, sin ser consciente de nada de lo que estaba sucediendo, pues andaba perdida en otros derroteros. Ni siquiera desplegué la lanza de Umbrella. Avancé velozmente aprovechando que andaba distraído con Callen y golpeé su nunca con todas mis fuerzas, ya que él le había dañado, ahora sí, cayó definitivamente muerto al suelo.

— Vamos, tenemos que colocarles el localizador en el vehículo — señalé hacia el exterior, ya que no podíamos perder más tiempo. — ¿A suertes? — pregunté mientras que me asomaba al exterior de la calle. Esta había sido despejada por aquellos misteriosos tipos, aunque se podían distinguir zombies en la lejanía.

— Colócalo tú — le entregué el dispositivo a la vez que hacía un barrido rápido a nuestro alrededor. — Yo te cubro — señalé hacia el frente, iría tras él. No apartaba la mirada del edificio al que habían entrado, podrían salir en cualquier momento.

Dados:

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#1 'Números' :

#1 Resultados :


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#2 'Números' :

#2 Resultados :

Suspiró al ver como Bob acababa con ese desgraciado y asintió.

— De acuerdo — guardó el dispositivo en uno de los bolsillos con mejor acceso. Le hizo una señal y tras observar la calle avanzó con cierta despreocupación, puesto que tenía a la jefa de la división Ice tras él. Al vehículo que tenía que acercarse estaba despejado y aquellos tipos no salían aún del edificio, por lo que avanzó rápido entre coches abandonados, ligeramente agachado y se dejó caer al suelo junto al parachoques trasero. Veloz, él ya había sacado el dispositivo, que tenía un potente imán. Lo colocó por dentro de la chapa y corrió de nuevo buscando la localización de A6.

Callen prácticamente se dejó caer al suelo, apoyando su espalda contra un viejo volvo algo oxidado y observó a Bob.

— Aún nada, ¿qué hacemos jefa? — preguntó mientras que descolgaba su G36 del chaleco y la volvía a revisar por millonésima vez a lo largo del día. necesitaba asegurarse de que estaría preparado para lo que fuera.

Dado:

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'Dilemas' :

Resultados :

Cuando Callen se acercó a mi, le di una suave palmada en el hombro.

— No es el mejor sitio, pero debemos esperar — susurré sin desviar la mirada de la calle, esperando que no se nos acercaran más zombies o tendríamos problemas.

— Mando, aquí A6 junto a Callen — dije tras apretar el botón. — Tenemos al objetivo, hemos colocado un rastreador en el vehículo en el que venían, esperamos a su salida para seguirlos — tras hablar mi dedo se despegó del botón y miré a Callen por un segundo. Iba a regresar a nuestra tarea principal cuando la inconfundible voz de la niña sonó al otro lado.

— Cambio de planes, misión finalizada con éxito, pueden regresar a la base — no dijo nada más, la comunicación se cortó con el inconfundible sonido de la estática desapareciendo. Alcé la mirada a Callen, esta vez era yo quien no entendía nada y mi rostro denotaba verdadera frustración.

Tragué saliva, tratando de aparentar naturalidad.

— Ya lo has oído, vámonos.

Callen pudo distinguir que hasta para su superiora, en aquel momento los planes de Umbrella eran de lo más extraños. La expresión de él, a diferencia de la de ella, se denotó cansada. Fue algo más natural aún, como si aquella no fuera la primera vez que un alto cargo lo trataba como a un simple títere. Tal vez fuera una referencia a su pasado y aunque no se acordase de ello, él ya estaba acostumbrado.

— De acuerdo — volvió a repetir. El aire salió de su boca en un suspiro y Callen se dedicó a mirar a su alrededor, todo parecía despejado, el grupo de supervivientes aún no salía del edificio y cuando el hombre se ponía en pie... disparos. El soldado se agachó rápidamente a la vez que por instinto le quitaba el seguro a su arma. Miró a la calle y se dio cuenta de que esos disparos sonaban lejanos y ahogados. Era dentro del edificio, seguramente el grupo se estaba defendiendo de algo que había allí adentro.

— No son nuestro problema, pero si mueren... no servirá de nada que hayamos colocado el rastreador en sus coches — fue muy claro, miró de reojo a Bob a la espera de una respuesta. ¿De verdad se estaba planteando ir a socorrer a aquellas personas? Cualquiera pensaría que había perdido el juicio, pero ellos formaban parte de una de las fuerzas élite de Umbrella tenían que atenerse a todas las consecuencias de sus actos.

Podía ver reflejado en su rostro la decepción. En los últimos meses trabajando juntos había aprendido a entenderle y a estas alturas era imposible que se me escapara alguna.

— Sabes como funciona esto — fue lo único que puede decir, justo antes de que se desatara aquel escándalo al que ambos reaccionamos a la defensiva. No tardé en comprender lo que estaba ocurriendo.

— Tienes que estar de coña — respondí precipitadamente. Fruncí los labios pensativa, realmente lo que decía no era tan descabellado, si queríamos cumplir con la misión teníamos que asegurarnos de que el objetivo salía con vida de la ciudad. Suspiré, seguido de una risa irónica. — Está bien, pero habrá que deshacerse de los distintivos de Umbrella, rápido — desabroché el chaleco rápidamente, apartando los velcros y lo dejé caer en la mochila, junto a la protecciones que me iba quitando rápidamente.

— Déjalo todo aquí, rápido — el sonido de los disparos se hacían eco en la calle, no había tiempo. — Ropa básica y armas, tu llevarás la mochila con la comida y medicinas... — suspiré al fijarme en mi lanza, era un arma demasiado curiosa como para que la llevara un simple superviviente, con un suspiro la deposité en la mochila. Me quedé vestida tan solo con la ropa que llevaba bajo el chaleco y protecciones, a continuación me coloqué encima el abrigo por encima y revisé las armas que portaría.

Me había dejado las dos cartucheras con las Five seven, una katana colgada de mi hombro y en el cinturón mis cuchillos, nada más para evitar llamar la atención.

— Ya empiezo a arrepentirme de esto — alcé la mirada en su dirección. — ¿Preparado? ve delante, ha sido idea tuya — le di una palmada en el hombro a la vez que desenfundaba la katana y la sujetaba con ambas manos.

Era evidente que no parecíamos dos simples supervivientes, demasiado limpios, ropa nueva sin desgastar... ¿Pero quién iba a desconfiar de algo de ayuda hoy en día? Si no lo recordaba mal se trataban de tres hombres y una mujer. Habían entrado a aquel edificio, seguramente en busca de víveres, pero habían encontrado algo mucho peor. Crucé la calle y me adentré sin pensarlo en lo que parecía la entrada de un edificio gubernamental, miré de reojo a Callen mientras le hacía señas para que avanzase. ¿Qué podría atraer a esas personas de aquel lugar y por qué Umbrella consideraba que eran de utilidad, o cómo habían sabido que llegarían hasta ese lugar?

— ¡Por las escaleras, los disparos proceden de ahí! — a paso ligero fui subiendo los escalones prácticamente de dos en dos. Estos nos llevaron a una segunda planta mucho más iluminada, la luz de las ventanas se reflejaba en el mármol del suelo y paredes. Todo manchado de sangre reseca, basura... no pude evitar fijarme en una bandera canadiense que descansaba a un lado, la tradicional hoja del centro no se distinguía apenas con la suciedad.

Los disparos y gritos sonaban cada vez más cerca, al final del pasillo, en lo que parecía una sala de juntas. Callen y yo no éramos los únicos atraídos por el ruido, un par de zombies avanzaba también hacia la puerta, por lo que avanzamos tras ellos. Le hice señas a mi compañero de que encargaría de el de la derecha. Me lancé sobre él sin ningún miramiento, alzando la katana y clavando la hoja directamente en su nuca. Esta salió completamente sucia a través de su boca, tiñendo la hoja de ese color negruzco asqueroso. Estiré de la empuñadura para sacarla y esta se deslizó fácilmente, viniendo conmigo. Sacudí la hoja hacia un lado salpicando el suelo de sangre coagulada y avancé hacia a puerta.

La sala era amplia y esos cuatro estaban siendo rodeados. Pero llegábamos a tiempo, o más o menos...

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#2 'Números' :

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El ruido ahora era lo de menos, por lo que Callen ya se había preparado con su G36, en modo semiautomático. De tal forma que cuando Bob divisó a esos dos zombies, mientras que ella se iba a encargar de uno, él apuntaba con su arma al otro y abría fuego.

El hombre siguió a su superior dentro de la sala de juntas. Allí estaban las personas que habían divisado antes. Sin pensarlo, Callen volvió a abrir fuego, ya que el grupo estaba siendo rodeado por un total de cinco zombies. Habían sido rodeados por más y al parecer habían sabido encargarse bien de ellos, pero ahora la munición parecía escasearles.

— ¡Ehhh...! — gritó, en un intento de captar la atención de los cinco zombies y darles margen al grupo. Chase logró derribar a uno de ellos y ahora cuatro pares de ojos se fijaban en él y Bob, directos a por ellos. Avanzando poco a poco en su dirección, había logrado su propósito, aunque no era el mejor.

Chase desconocía si habían llegado muy tarde para los supervivientes, pero al menos habían llegado. No fue capaz de centrarse en ellos, ya que se preparaba para volver a abrir fuego. Sujetaba su G36 con cierta rigidez debido a la tensión del momento.

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#2 'Números' :

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Un total de cinco zombies estaban a punto de devorar a las personas de la sala. Callen acabó rápidamente con uno y yo me colé en el interior de la sala. Se habían quedado sin munición y se enfrentaban a ellos con apenas un par de cuchillos y bates de basseball.

— ¡Dos y dos! — exclamé al ver la situación. Ahora que se habían fijado en nosotros, los supervivientes tenían algo de margen para sobrevivir. Los zombies avanzaban en la sala hacia donde nos encontrábamos Callen y yo, en la entrada. Me moví rápidamente dirigiéndome hacia la zona más lejana de los supervivientes, hacia mi derecha, empuñando la katana para que me siguieran. Y una vez que me vi en una posición buena, fui directa a por el más cercano.

Iba muy segura de mi misma, tanto, que cuando el zombie me arañó en el brazo, fui incapaz de creerlo por un instante. Había dejado que se acercara demasiado a mi. Parpadeé, fruncí los labios de pura rabia y alcé la katana para golpearlo en la cabeza a la vez que con una patada me libraba del cadáver, giré sobre mis pies y fui directa a por el segundo.

Cayó redondo al suelo. Entonces, alcé la mirada buscando a Callen, los supervivientes al final de la sala observaban fijamente mi brazo, sangraba, no era una herida muy profunda, pero sí lo suficiente para fastidiarme durante unos días. Ese no era el problema ahora, me di cuenta, era que yo no podía explicar a esa gente que no moriría por esos rasguños. Mi boca se tensó.

— ¿Chase? — llamé a mi compañero por su nombre, para disimular.

— ¡Lo siento, pero a esto hay que darle solución lo antes posible! — uno de los hombres alzó un machete y fue directo hacia mi dirección. — ¡Eh, eh! — por inercia retrocedí.

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