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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Cuando el río suena... te agachas y te limpias el culo [Josh Mcguire]
Enjoy the Silence 4.0 :: Estados Unidos :: Campos :: Granjas
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15 de julio de 2015
12:23 hr. Granja del algún lugar del país
12:23 hr. Granja del algún lugar del país
Aquel calor era abrasador. Me sobraba prácticamente toda la ropa que llevaba puesta y eso que no era mucha, pero claro, no era cuestión de ir en bolas. Froté mi frente por millonésima vez, en lo que llevaba de camino y limpié el sudor de mi frente.
- Joder, que puto asco - estaba harto de caminar bajo aquel sol y más aún cargado de armas. Entonces me fijé en la lejanía: los terrenos baldíos se acababan y aparecían otros invadidos por el trigo y entre ellos un par de edificios. Una granja. Me fue inevitable no pensar en esos tarros de melocotón en almíbar. En las granjas solían hacer de eso, ¿no? Estaba hambriento, así que eso me animó a aligerar el paso pese a lo cansado que me encontraba.
Aparentemente no habían zombies por aquella zona y eso solo me hacía sentirme más confiado. Revisé bien los alrededores, me encontraba a escasos metros de la casa y por eso no dudé en bajarme los pantalones, posteriormente los calzoncillos y empezar a cagar, que no me aguantaba ya más. No es que fuera muy cómodo tener que plantar un pino allí en el campo, pero lo prefería a hacerlo dentro de la casa. En campo abierto al menos veías si se te acercaba algún zombie y qué mínimo que si te pillaba alguno te diera tiempo a limpiarte el culo... que no estaban los tiempos para cambiarte a diario de calzoncillos como para ir con el palomino ahí pegado durante días... con más mala suerte incluso semanas.
- Joder, si apenas he comido nada en los últimos días... - el pedo fue bastante sonoro, lo justo para provocar que un zombie apareciese de una de las esquinas de la casa y comenzaba a caminar en mi dirección. - Ay joder... - me esforcé por soltarlo todo y rápidamente me erguí, al menos, lo justo para no mancharme los gallumbos. Eso era a lo que me refería, de haber estado en un baño, no habría tenido margen de maniobra para terminar de limpiarme el trasero.
- A ver los pañuelos dónde coño están... - decía mientras que veía como el zombie se iba acercando. - A la mierda... nunca mejor dicho - arranqué un par de plantas, en las que ni me fijé y limpié bien la zona en cuestión, momento en el que me percaté de que esas hojas en cuestión eran ni más ni menos que ortigas. Claro que con las prisas de que no me mordieran el culo no me había dado cuenta...
Empecé a saltar de un lado a otro por culpa del escozor y a maldecir hasta a Bob Esponja, los pantalones y los calzoncillos se me cayeron por los tobillos, con la mala suerte de que los pisé y tropecé cayendo al suelo. Al abrir los ojos la mierda estaba a escasos centímetros de mi rostro, no me la había comido de milagro.
El zombie se acercaba cada vez más a mi y el culo me picaba cosa mala. Me puse en pie de un salto, dejando los pantalones y los calzoncillos a un lado y comencé a correr dando pequeños saltos hacia el zombie, con todo el asunto al aire libre.
- Eh cabrón, no mires ahí, que te vas a asutar de lo grande que es, y eso sin alegrarme... - sujeté con firmeza uno de los virotes y lo hundí con fuerza en su cabeza, atravesando uno de sus ojos. Cuando el zombie cayó al suelo definitivamente muerto, fui a recuperar mi ropa, pero antes me estiré y dejé que el aire fresco calmara la zona en cuestión irritada. - Joder, pues no se está nada mal así... - susurré con las manos en jarra sobre mis caderas, contemplando el campo y dejando que aquella brisa cálida acariciase mis zonas nobles. Había un agradable silencio y entonces, cerré un ojo, levanté mi pie derecho del suelo y dejé que otro pedo más largo y sonoro fluyera.
- Spoiler:
- Una cervecita fresquita con las gotas de agua resbalando por el vaso y dejando la marca en la mesa... ¡Aaaay! - Suspiré como si me fuese la vida ello. - ¿Por qué la vida es cruel? ¡Tan difícil habría sido tener una vida sencilla, con mi cerveza, gozando de las burbujas y sintiendo el placer que da eructar! - Alcé los brazos al cielo con una voz quejumbrosa. Este paseo matutino me tenía hasta los huevos, espera, ¿matutino? ¿Que hora sería ya? - Encima estoy más perdido que un cani en clase de lengua. No hay derecho, ¡no hay derecho! - Me senté en el suelo para analizar la situación en la que me encontraba.
Habían dos cosas que sabía seguro: primero, que no tenía ni idea de donde estaba, y segundo, que hacía un calor del mismísimo infierno. Me quedé mirando al frente y lo único que veía era campo, campo y más campo. Giré la cabeza hacia la izquierda para ver más de lo mismo. - ¿Tendré la suerte de encontrar vida inteligente? - Giré la cabeza hacia la derecha mientras me apoyaba en el suelo con ambas manos, algo podía divisar a lo lejos, entrecerré los ojos mirando hacia ese punto para darme cuenta de que era una casa. Me levanté de un salto, y sacudí mis manos echando a andar. - Bueno, bueno, parece que la suerte está de mi parte. - Quedé pensativo un momento. - Ya que estamos con suerte a ver si hay alguna cerveza y algo para picar, sería lo mejor que me podría pasar, sí... Ya lo estoy viendo... - Sonreí de forma tonta y cuando quise darme cuenta ya esta bastante cerca y podía ver un campo de trigo.
Me acerqué cuidadosamente por si había algún zombie, aún no quería morir, era demasiado joven y demasiado guapo como para dejarlo así. Escuché un sonido, era un ruido largo y tronador, sonaba limpio y majestuoso. - ¿Acaso se avecina tormenta? - Miré el cielo frunciendo el ceño. - Pues está bastante despejado... A lo mejor viene a lo lej... - Paré de hablar y me quedé mirando fijamente un punto, algo estaba ahí, pero, ¿que era eso? ¿De ahí provenía el ruido? - ¡Coño! ¡Un pokemon salvaje apareció! - Me acerqué un poco más para distinguir que eso no era un pokemon, que era un ojete más abierto que un abrevadero de patos y el sonido anterior había sido un pedo de los buenos. Por lo que estaba viendo, era un tío y la verdad es que no un plano nada favorecedor. - Sí, de tipo pokepedo... ¡Joder, tío que asco! ¡Tápate que voy potar todo lo que no he comido hoy! - Y de la nada empecé a reírme yo solo - ¿Te han dado bien dado? Porque tienes el culo más rojo que un cangrejo francés - Mantuve la distancia con él por si acaso mientras no dejaba de carcajearme.
Habían dos cosas que sabía seguro: primero, que no tenía ni idea de donde estaba, y segundo, que hacía un calor del mismísimo infierno. Me quedé mirando al frente y lo único que veía era campo, campo y más campo. Giré la cabeza hacia la izquierda para ver más de lo mismo. - ¿Tendré la suerte de encontrar vida inteligente? - Giré la cabeza hacia la derecha mientras me apoyaba en el suelo con ambas manos, algo podía divisar a lo lejos, entrecerré los ojos mirando hacia ese punto para darme cuenta de que era una casa. Me levanté de un salto, y sacudí mis manos echando a andar. - Bueno, bueno, parece que la suerte está de mi parte. - Quedé pensativo un momento. - Ya que estamos con suerte a ver si hay alguna cerveza y algo para picar, sería lo mejor que me podría pasar, sí... Ya lo estoy viendo... - Sonreí de forma tonta y cuando quise darme cuenta ya esta bastante cerca y podía ver un campo de trigo.
Me acerqué cuidadosamente por si había algún zombie, aún no quería morir, era demasiado joven y demasiado guapo como para dejarlo así. Escuché un sonido, era un ruido largo y tronador, sonaba limpio y majestuoso. - ¿Acaso se avecina tormenta? - Miré el cielo frunciendo el ceño. - Pues está bastante despejado... A lo mejor viene a lo lej... - Paré de hablar y me quedé mirando fijamente un punto, algo estaba ahí, pero, ¿que era eso? ¿De ahí provenía el ruido? - ¡Coño! ¡Un pokemon salvaje apareció! - Me acerqué un poco más para distinguir que eso no era un pokemon, que era un ojete más abierto que un abrevadero de patos y el sonido anterior había sido un pedo de los buenos. Por lo que estaba viendo, era un tío y la verdad es que no un plano nada favorecedor. - Sí, de tipo pokepedo... ¡Joder, tío que asco! ¡Tápate que voy potar todo lo que no he comido hoy! - Y de la nada empecé a reírme yo solo - ¿Te han dado bien dado? Porque tienes el culo más rojo que un cangrejo francés - Mantuve la distancia con él por si acaso mientras no dejaba de carcajearme.
Josh Mcguire
Only Mcguire
Only Mcguire
Aquí está el Tito Josh.
- Mcguire:
- Al menos las vistas son buenas... - rasqué mi frente con la mano derecha y me crucé de brazos, tal vez debería ir a por mis pantalones, pero en vez de ello di un respingo y me giré veloz al escuchar a un notas riéndose de mi, su voz me era familiar.
- ¡La madre que te parió! - exclamé al ver la cara estúpida de Josh Mcguire descojonándose de mi. Alguien vivo por fin y encima era Mcguire. De un salto salí corriendo hacia él para darle un fuerte abrazo, olvidando sus burlas y carcajadas, de verdad de que me alegraba de verle a él. - ¡No me lo creo! - le decía mientras le propinaba palmadas en su espalda, entonces, ene se mismo momento me detuve para mirarle bien a la cara y pellizcarle en la mejilla. - ¡Sí tío, eres de verdad! - exclamé. Me abracé a él de nuevo a la vez que saltaba... momento en el que recordé que aún no llevaba ni pantalones, ni ropa interior y básicamente estaba arrimando cebolleta con mi colega.
- ¡Ay coño, quita!- le aparté de un empujón y fui a por mi ropa mientras movía el culo extrañamente por culpa del escozor. - No tiene gracia, venía un zombie y me limpié con lo primero que pillé y eran ortigas... por cierto eso que estás pisando no es una chocolatina - me empecé a carcajear al ver su pie pisando mi mojón. Todo eso mientras me ponía los pantalones.
- ¡La madre que te parió! - exclamé al ver la cara estúpida de Josh Mcguire descojonándose de mi. Alguien vivo por fin y encima era Mcguire. De un salto salí corriendo hacia él para darle un fuerte abrazo, olvidando sus burlas y carcajadas, de verdad de que me alegraba de verle a él. - ¡No me lo creo! - le decía mientras le propinaba palmadas en su espalda, entonces, ene se mismo momento me detuve para mirarle bien a la cara y pellizcarle en la mejilla. - ¡Sí tío, eres de verdad! - exclamé. Me abracé a él de nuevo a la vez que saltaba... momento en el que recordé que aún no llevaba ni pantalones, ni ropa interior y básicamente estaba arrimando cebolleta con mi colega.
- ¡Ay coño, quita!- le aparté de un empujón y fui a por mi ropa mientras movía el culo extrañamente por culpa del escozor. - No tiene gracia, venía un zombie y me limpié con lo primero que pillé y eran ortigas... por cierto eso que estás pisando no es una chocolatina - me empecé a carcajear al ver su pie pisando mi mojón. Todo eso mientras me ponía los pantalones.
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