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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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▧ Os regalamos el primer arma.
▧ El resultado es aleatorio y si no os interesa no es obligatorio que os quedéis el objeto.
▧ Podéis usar el arma aunque aún no esté actualizada en vuestro perfil, siempre y cuando hayáis hecho bien el registro.
▧ Sigue estos pasos, es muy sencillo:
1º Pulsa el botón responder, de abajo.
2º Escribe cualquier cosa en el mensaje.
3º Debajo de las opciones "Previsualizar" y "Enviar" escoge la lanzada de dados "Primer Arma", deja el número de dados en uno y dale a enviar.
4º A continuación de tu mensaje, saldrá una respuesta automática de Agent 4.0 con tu objeto ganado, si te interesa el objeto deberás editar tu mensaje y en él narrar como lograste el objeto.
Nota: Hay veces que a lo mejor responde otra persona cuando estáis haciendo esto y al enviar os sale eso de: "Se ha enviado otro mensaje mientras..." Y os da la opción de modificar o registrar, tenéis que modificar y volver a señalar el dado otra vez, porque al salir eso se desactiva la lanzada. Si no editáis el mensaje con un mínimo de cuatro lineas narrando como encontrasteis el objeto no se os colocará en el perfil.
Primer Arma
1º Pulsa el botón responder, de abajo.
2º Escribe cualquier cosa en el mensaje.
3º Debajo de las opciones "Previsualizar" y "Enviar" escoge la lanzada de dados "Primer Arma", deja el número de dados en uno y dale a enviar.
4º A continuación de tu mensaje, saldrá una respuesta automática de Agent 4.0 con tu objeto ganado, si te interesa el objeto deberás editar tu mensaje y en él narrar como lograste el objeto.
Nota: Hay veces que a lo mejor responde otra persona cuando estáis haciendo esto y al enviar os sale eso de: "Se ha enviado otro mensaje mientras..." Y os da la opción de modificar o registrar, tenéis que modificar y volver a señalar el dado otra vez, porque al salir eso se desactiva la lanzada. Si no editáis el mensaje con un mínimo de cuatro lineas narrando como encontrasteis el objeto no se os colocará en el perfil.
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Tras huir de todo el desastre de aquel campamento que abandonó, junto a la idea de volver a encontrarse con Ashley, tuvo la genial idea de seguir caminando hacia delante hasta perderse. No podía pensar en muchas cosas en aquel momento, dado que el dolor de haber sido engañado era lo que más le nublaba la mente. Quería encontrarse con alguien, partir su cara y desahogarse. La rabia, odio, ira. Todo estaba acumulado en su cuerpo sin poder desatarse. También era cierto que se había dejado sus armas atrás, muchas sin balas. No tuvo mucho tiempo de reaccionar ante una situación como la que se le había venido en cima. ¿Cómo hacerlo? Ciertamente, no pasó demasiado tiempo hasta que se perdió.
Llegó finalmente ha un estadio de aquel estado, se dirigió a las gradas por si había alguna botella de agua sin abrir que estuviera en buen estado. Tanto andar le había dejado la boca peor que un desierto. No encontró el agua. Lo único que encontró fue un bate de madera en mitad del campo, cuando ya había registrado uno de los lados y pretendía pasar al otro por la mitad. No dudó en coger ese bate, al fin y al cabo iba a ser su único arma, no podía hacerle ascos. Tras eso, siguió buscando aquella botella de agua y poco tardaría en largarse a buscar a otro lado. Quizá no bebió demasiado, pero se llevó un arma con la que sentirse algo más seguro.
Llegó finalmente ha un estadio de aquel estado, se dirigió a las gradas por si había alguna botella de agua sin abrir que estuviera en buen estado. Tanto andar le había dejado la boca peor que un desierto. No encontró el agua. Lo único que encontró fue un bate de madera en mitad del campo, cuando ya había registrado uno de los lados y pretendía pasar al otro por la mitad. No dudó en coger ese bate, al fin y al cabo iba a ser su único arma, no podía hacerle ascos. Tras eso, siguió buscando aquella botella de agua y poco tardaría en largarse a buscar a otro lado. Quizá no bebió demasiado, pero se llevó un arma con la que sentirse algo más seguro.
El miembro 'Marcus L. Smith' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
De un momento a otro parecía que todo se había tornado en su contra. Theo corría calle abajo tratando de sacar ventaja a los varios zombies que le pisaban los talones. La ventaja era que resultaban lentos, la desventaja que él también. A medida que corría más se resentía el muñón contra la prótesis, obligándole a soportar y sobreponerse a los dolores. Si salía vivo de aquello las secuelas iban a estar recordándole la experiencia durante unos cuantos días posteriores.
Los sudores le caían por la frente y el cuello. Tratar de seguir ganándoles distancia estaba bien, pero esos cabrones no se cansaban y él no aguantaría para siempre, estaba claro. Sabía que debía encontrar dónde darles esquinazo y esconderse, conseguir que le perdieran para tratar de recomponerse y trazar una nueva estrategia era la mejor de sus posibilidades.
En ese momento alcanzó un vallado alto de madera que daba acceso al jardín trasero de una vivienda. Miró una vez más atrás para cerciorarse de que había suficiente distancia y, entonces, se dio impulso para sujetarse y saltar al otro lado. Resultó una caída abrupta y dolorosa -aunque soportable- contra el suelo lleno de hierba sin cortar desde hacía años, y después de emitir un quejido que se esforzó por ahogar comenzó a incorporarse de nuevo. Por el momento había conseguido poner barrera entre ellos, porque hasta donde sabía esas cosas no escalaban, pero no podía cantar victoria todavía.
Una vez en pie se percató de un pequeño cobertizo, hacia el que se dirigió rápidamente, a sabiendas de que podia encontrar algo útil ahí dentro. Tuvo que pelearse con un candado, pero fue fácil hacerlo ceder a golpe de piedra y una vez en el interior comenzó a registrar. Lo mejor que encontró ahí dentro fue una palanca de hierro, no era exactamente lo que tenía en mente pero le serviría como medio de defensa temporalmente.
Los sudores le caían por la frente y el cuello. Tratar de seguir ganándoles distancia estaba bien, pero esos cabrones no se cansaban y él no aguantaría para siempre, estaba claro. Sabía que debía encontrar dónde darles esquinazo y esconderse, conseguir que le perdieran para tratar de recomponerse y trazar una nueva estrategia era la mejor de sus posibilidades.
En ese momento alcanzó un vallado alto de madera que daba acceso al jardín trasero de una vivienda. Miró una vez más atrás para cerciorarse de que había suficiente distancia y, entonces, se dio impulso para sujetarse y saltar al otro lado. Resultó una caída abrupta y dolorosa -aunque soportable- contra el suelo lleno de hierba sin cortar desde hacía años, y después de emitir un quejido que se esforzó por ahogar comenzó a incorporarse de nuevo. Por el momento había conseguido poner barrera entre ellos, porque hasta donde sabía esas cosas no escalaban, pero no podía cantar victoria todavía.
Una vez en pie se percató de un pequeño cobertizo, hacia el que se dirigió rápidamente, a sabiendas de que podia encontrar algo útil ahí dentro. Tuvo que pelearse con un candado, pero fue fácil hacerlo ceder a golpe de piedra y una vez en el interior comenzó a registrar. Lo mejor que encontró ahí dentro fue una palanca de hierro, no era exactamente lo que tenía en mente pero le serviría como medio de defensa temporalmente.
El miembro 'Theodore Louie' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Lo siguiente ocurrió en un centro hospitalario en Pittsburgh. La idea era entrar, cargarse, y salir sin utilizar armas de fuego; principalmente porque el ruido no era beneficioso, pero además porque la munición ya comenzaba a escasear. Vincent contaba con su cuchillo de caza, y William con un hacha que encontró en una estación de bomberos.
No habían demasiados infectados por los pasillos, y todo parecía ir de puta madre hasta que llegaron a aquella puerta. Vincent se acercó a la ventanilla, y al otro lado del cristal no vio más que algunos cadáveres en el suelo, y un que otro reanimado deambulando sin sentido.
— Ten. Inténtalo con esto — Vincent le cedió su cuchillo a Bill para que forzara la cerradura, y cuando éste lo consiguió, uno de esos bastardos se desplomó al abrir la puerta. No podía ponerse de pie, pero aún podía mover los brazos. Cogió la pierna de Bill y le hubiera dado una buena mordida, si Vincent no hubiera actuado rápidamente.
¡Bang, bang, clic, clic, clic! Disparó dos veces, y el cartucho de su revolver quedó vacío por fin. Bill parecía impactado, quizá porque estuvo a punto de recibir una condena a muerte, o porque no se podía creer que Vincent Blake hubiera sido capaz, no solo de saltarse la regla de no hacer ruido, sino de jugarse sus últimas dos balas para salvarle el trasero. Eran demasiadas emociones para un mismo día.
— No te quedes ahí. Mueve el culo.
Lo que antes había sido "un que otro reanimado", ahora era se estaba transformando en una horda, a medida que salían más y más infectados desde las diversas habitaciones de aquel extenso pasillo. El ruido había despabilado al hospital entero, y se podían oír pasos viniendo de todas direcciones.
— Rápido, devuélveme el cuchillo –dijo Vincent, tendiendo una mano impaciente en dirección a su compañero mientras corrían, pero al ver que éste parecía no hacer caso, se volvió a mirarle justo cuando el rostro de Bill pasaba de la sorpresa al terror absoluto. — ¿Qué mierda hiciste?
— Y-yo. Es que... Debió ocurrir cuando me apartaste... Cuando el...
— Perdiste mi cuchillo.
— Lo siento, Vincent.
— ¡Cállate! Solo dame el puto rifle.
Bill obedeció sin chistar. Llevaba el rifle en caso de que las cosas se salieran de control, pero le pareció lo justo, ya que Vincent había sacrificado sus balas para salvarle la vida. Los zombies asomaban cabeza a la vuelta de cada esquina, así que debieron improvisar sobre la marcha. Finalmente, cuando lograron llegar a una de las salidas, otros infectados les esperaban, apostados contra las puertas de cristal reforzado, que se hallaban cerradas con una cadena. No eran una amenaza mientras no pudieran ingresar, el verdadero problema lo tenían a sus espaldas. Vincent cogió el rifle, ya sin munición, y lo utilizó para trancar las puertas. Mientras, Bill decidió ser de utilidad y le puso fin al único zombie que se encontraba ya en el hall de entrada, y por fin, se produjo ese breve momento de paz.
— ¿Ahora qué vamos a hacer?
En aquel momento Vincent no tenía una respuesta para su compañero. Mantenía la mirada fija en los infectados que golpeaban el vidrio sin cesar. Pensaba en lo que se encontraba más allá, en la libertad. Pensó en Harvey, que le había confiado aquella misión. Pensó en su mochila, que aún se encontraba medio vacía. Y entonces, se preguntó en qué había fallado. ¿Cómo había llegado hasta esa situación?
De pronto, por encima del ruido que causaban los zombies, escuchó algo peor. Algo que le hizo hervir la sangre. Billy se había echado al piso, con las manos sobre el rostro mientras sollozaba como el marica que siempre había sido. Ahí supo en qué había fallado. Cuando pensó que valía la pena salvarle la vida.
Se acercó a él sin decir palabra alguna, y tomó el hacha que el imbécil había dejado a un lado para largarse a llorar. En ese instante, el chico alzó la mirada y se limpió las mejillas. Probablemente le iba a preguntar qué estaba haciendo, pero las palabras se le atascaron en la garganta cuando vio los ojos de Vincent. Supo de inmediato que aquel era su fin. Antes de poder hacer nada, Vincent le dio una patada en la cara, mandándolo de espaldas contra el suelo. Ahí mismo le dejó caer el hacha sobre la rodilla de una pierna, y luego en la otra. Billy gritaba peor que un cerdo, pero era importante que lo hiciera. La mejor carnada es una carnada viva, sobretodo si es una muy ruidosa.
No iba a irse de aquel edificio con las manos vacías, tenía una misión que cumplir y su compañero por fin le serviría de algo. Se dirigió a las puertas que había trancado con el rifle y lo quitó, las puertas se abrieron de par en par con violencia, mientras los muertos se precipitaban sobre el pobre Bill, luchando por coger un bocado. Vincent por su parte, había utilizado una de las puertas para ocultarse de la horda, demasiado atraída por los gritos agónicos de su compañero.
— Adiós, Billy -dijo en un susurro. Salió de su escondite, se deshizo de aquellos infectados que estaban más cerca y luego se echó a correr por el mismo pasillo que lo había llevado hasta allí.
Más tarde, se presentó frente a Harvey con una mochila llena de medicamentos, vendas y otros suministros. Estaba sucio y olía peor que mierda fresca, pero estaba vivo y en una sola pieza, gracias a Billy y su hacha.
No habían demasiados infectados por los pasillos, y todo parecía ir de puta madre hasta que llegaron a aquella puerta. Vincent se acercó a la ventanilla, y al otro lado del cristal no vio más que algunos cadáveres en el suelo, y un que otro reanimado deambulando sin sentido.
— Ten. Inténtalo con esto — Vincent le cedió su cuchillo a Bill para que forzara la cerradura, y cuando éste lo consiguió, uno de esos bastardos se desplomó al abrir la puerta. No podía ponerse de pie, pero aún podía mover los brazos. Cogió la pierna de Bill y le hubiera dado una buena mordida, si Vincent no hubiera actuado rápidamente.
¡Bang, bang, clic, clic, clic! Disparó dos veces, y el cartucho de su revolver quedó vacío por fin. Bill parecía impactado, quizá porque estuvo a punto de recibir una condena a muerte, o porque no se podía creer que Vincent Blake hubiera sido capaz, no solo de saltarse la regla de no hacer ruido, sino de jugarse sus últimas dos balas para salvarle el trasero. Eran demasiadas emociones para un mismo día.
— No te quedes ahí. Mueve el culo.
Lo que antes había sido "un que otro reanimado", ahora era se estaba transformando en una horda, a medida que salían más y más infectados desde las diversas habitaciones de aquel extenso pasillo. El ruido había despabilado al hospital entero, y se podían oír pasos viniendo de todas direcciones.
— Rápido, devuélveme el cuchillo –dijo Vincent, tendiendo una mano impaciente en dirección a su compañero mientras corrían, pero al ver que éste parecía no hacer caso, se volvió a mirarle justo cuando el rostro de Bill pasaba de la sorpresa al terror absoluto. — ¿Qué mierda hiciste?
— Y-yo. Es que... Debió ocurrir cuando me apartaste... Cuando el...
— Perdiste mi cuchillo.
— Lo siento, Vincent.
— ¡Cállate! Solo dame el puto rifle.
Bill obedeció sin chistar. Llevaba el rifle en caso de que las cosas se salieran de control, pero le pareció lo justo, ya que Vincent había sacrificado sus balas para salvarle la vida. Los zombies asomaban cabeza a la vuelta de cada esquina, así que debieron improvisar sobre la marcha. Finalmente, cuando lograron llegar a una de las salidas, otros infectados les esperaban, apostados contra las puertas de cristal reforzado, que se hallaban cerradas con una cadena. No eran una amenaza mientras no pudieran ingresar, el verdadero problema lo tenían a sus espaldas. Vincent cogió el rifle, ya sin munición, y lo utilizó para trancar las puertas. Mientras, Bill decidió ser de utilidad y le puso fin al único zombie que se encontraba ya en el hall de entrada, y por fin, se produjo ese breve momento de paz.
— ¿Ahora qué vamos a hacer?
En aquel momento Vincent no tenía una respuesta para su compañero. Mantenía la mirada fija en los infectados que golpeaban el vidrio sin cesar. Pensaba en lo que se encontraba más allá, en la libertad. Pensó en Harvey, que le había confiado aquella misión. Pensó en su mochila, que aún se encontraba medio vacía. Y entonces, se preguntó en qué había fallado. ¿Cómo había llegado hasta esa situación?
De pronto, por encima del ruido que causaban los zombies, escuchó algo peor. Algo que le hizo hervir la sangre. Billy se había echado al piso, con las manos sobre el rostro mientras sollozaba como el marica que siempre había sido. Ahí supo en qué había fallado. Cuando pensó que valía la pena salvarle la vida.
Se acercó a él sin decir palabra alguna, y tomó el hacha que el imbécil había dejado a un lado para largarse a llorar. En ese instante, el chico alzó la mirada y se limpió las mejillas. Probablemente le iba a preguntar qué estaba haciendo, pero las palabras se le atascaron en la garganta cuando vio los ojos de Vincent. Supo de inmediato que aquel era su fin. Antes de poder hacer nada, Vincent le dio una patada en la cara, mandándolo de espaldas contra el suelo. Ahí mismo le dejó caer el hacha sobre la rodilla de una pierna, y luego en la otra. Billy gritaba peor que un cerdo, pero era importante que lo hiciera. La mejor carnada es una carnada viva, sobretodo si es una muy ruidosa.
No iba a irse de aquel edificio con las manos vacías, tenía una misión que cumplir y su compañero por fin le serviría de algo. Se dirigió a las puertas que había trancado con el rifle y lo quitó, las puertas se abrieron de par en par con violencia, mientras los muertos se precipitaban sobre el pobre Bill, luchando por coger un bocado. Vincent por su parte, había utilizado una de las puertas para ocultarse de la horda, demasiado atraída por los gritos agónicos de su compañero.
— Adiós, Billy -dijo en un susurro. Salió de su escondite, se deshizo de aquellos infectados que estaban más cerca y luego se echó a correr por el mismo pasillo que lo había llevado hasta allí.
Más tarde, se presentó frente a Harvey con una mochila llena de medicamentos, vendas y otros suministros. Estaba sucio y olía peor que mierda fresca, pero estaba vivo y en una sola pieza, gracias a Billy y su hacha.
El miembro 'Vincent Blake' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
El miembro 'Evan Cauldfield' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Lexa recorrió Miami en silencio e inconsciente de sus alrededores. Sus pies la llevaron por las familiares calles de manera innata, y no fue hasta que levantó la vista del suelo al escuchar un gruñido que se sacudió del estado de shock por los eventos anteriores. Su primera reacción fue buscar en el bolsillo de su chaqueta el pequeño y fiel cuchillo de cocina que había acarreado desde Nueva York, pero el corazón se le apretó en el pecho cuando recordó que lo había dejado atrás, todavía clavado en la sien de su propia madre. El solo pensar en sacarlo del cuerpo que había apuñalado le producía una sensación de náuseas y los ojos le ardieron por retener las lágrimas.
El miedo volvió de lleno cuando al fin el no-muerto se dio cuenta de su presencia. Se dio la media vuelta y pareció mirarla directamente a los ojos, antes de emitir un sonido grotesco y empezar a caminar rápidamente hacia ella, arrastrando su pierna en mal estado y agitando sus brazos agresivamente. Lexa sabía que corriendo lo dejaría rápidamente atrás, pero temía que el sonido de sus pasos tan apresurados alertarían a hordas, y no solo a un solitario caminante. Miró rápidamente a su alrededor y se sorprendió al darse cuenta que se encontraba al lado del parque Morningside y por consecuencia, cerca del mini centro de golf que ocupaban los niños cuyos padres tenían el dinero para pagarles las clases.
Se aproximó lenta y silenciosamente a un olvidado bolso que se encontraba al centro del pasto verde, abrió el cierre con suavidad y dejó que la tranquilidad la envolviera cuando sacó el único palo de golf dentro. Lo sopesó en sus manos y luego de probarlo balanceándolo con fuerza entre sus manos como si fuese un bate de béisbol, se giró de nuevo hacia el caminante que se mantenía unos metros atrás, todavía gruñendo y siguiéndola, y sujetó el mango del arma con una nueva determinación. Incluso dejó que una pequeña sonrisa de satisfacción se revelara en su rostro por el golpe de suerte.
El sonido del golpe contra el cráneo del caminante resonó en el parque, y pájaros que se mantenían en los árboles observando, escaparon volando entre las hojas. Al caer al suelo el cuerpo inerte, Lexa se dio cuenta que debía salir rápido de ese lugar y seguir su camino, pues el ruido atraería a varios hambrientos. Sujetó el palo de golf con fuerza, pero no sin antes limpiar la cabeza del arma contra la ropa del caminante, y siguió su camino.
El miedo volvió de lleno cuando al fin el no-muerto se dio cuenta de su presencia. Se dio la media vuelta y pareció mirarla directamente a los ojos, antes de emitir un sonido grotesco y empezar a caminar rápidamente hacia ella, arrastrando su pierna en mal estado y agitando sus brazos agresivamente. Lexa sabía que corriendo lo dejaría rápidamente atrás, pero temía que el sonido de sus pasos tan apresurados alertarían a hordas, y no solo a un solitario caminante. Miró rápidamente a su alrededor y se sorprendió al darse cuenta que se encontraba al lado del parque Morningside y por consecuencia, cerca del mini centro de golf que ocupaban los niños cuyos padres tenían el dinero para pagarles las clases.
Se aproximó lenta y silenciosamente a un olvidado bolso que se encontraba al centro del pasto verde, abrió el cierre con suavidad y dejó que la tranquilidad la envolviera cuando sacó el único palo de golf dentro. Lo sopesó en sus manos y luego de probarlo balanceándolo con fuerza entre sus manos como si fuese un bate de béisbol, se giró de nuevo hacia el caminante que se mantenía unos metros atrás, todavía gruñendo y siguiéndola, y sujetó el mango del arma con una nueva determinación. Incluso dejó que una pequeña sonrisa de satisfacción se revelara en su rostro por el golpe de suerte.
El sonido del golpe contra el cráneo del caminante resonó en el parque, y pájaros que se mantenían en los árboles observando, escaparon volando entre las hojas. Al caer al suelo el cuerpo inerte, Lexa se dio cuenta que debía salir rápido de ese lugar y seguir su camino, pues el ruido atraería a varios hambrientos. Sujetó el palo de golf con fuerza, pero no sin antes limpiar la cabeza del arma contra la ropa del caminante, y siguió su camino.
El miembro 'Alexandra Thorul' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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- Hola lindura - estaba allí, esperándome con ojitos llenos de amor. Me veía y yo la veía a ella. Honestamente, después de tantas cosas que me habían pasado y tantos días teniendo una suerte verdaderamente despreciable, por fin un rayito de luz se asomaba en la cajonera del escritorio.
Eran unas simples tijeras, nada que no se pudiera encontrar en otro lado, y no eran gran cosa tampoco, salvo que su punta era punzante y eso venía bien, pero no eran las tijeras las que me hacían feliz, era el simple momento de haber encontrado algo después de tantas desdichas. Cuando vives entre tragedias, vale la pena darle importancia a las cosas buenas aunque sean pequeñas.
Eran unas simples tijeras, nada que no se pudiera encontrar en otro lado, y no eran gran cosa tampoco, salvo que su punta era punzante y eso venía bien, pero no eran las tijeras las que me hacían feliz, era el simple momento de haber encontrado algo después de tantas desdichas. Cuando vives entre tragedias, vale la pena darle importancia a las cosas buenas aunque sean pequeñas.
El miembro 'Sayaka Bell' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Estaba un poco perdida en aquel hospital en el que estaba destinada a estar mucho tiempo. Había comenzado mi nueva vida en Zenobia y no me sentía segura. Sabía de las catástrofes que hacían los de la compañía hermana y que había de sus científicos por aquí rondando. Yo personalmente no iba a meterme en sus asuntos ni a criticarlos, había aprendido de mala forma que estaba atada a ellos a no ser que la situación familiar cambiase. Ya podíamos vivir mejor vida en una ciudad como aquella, cierto, pero a costa de estar trabajando para ellos si no queríamos ser enemigos de la gran corporación que tanto la había liado. — No os pasará nada, lo prometo. Ni a mí tampoco. — Traté de tranquilizar a mi familia, sobretodo a mi hijo.
Me sentía muy culpable de haberle metido en todo aquello pero, al final del día, preguntaba: ¿realmente estábamos tan mal allí? Aquello daba igual porque iba con unas tijeras afiladas del centro médico donde trabajaba, uno más o uno menos no se darían cuenta. Siempre en cima por si en aquel momento las cosas se ponían feas. No debía, pero aquello me daba una gran sensación de tranquilidad que era un poco complicada de explicar a estas alturas.
Me sentía muy culpable de haberle metido en todo aquello pero, al final del día, preguntaba: ¿realmente estábamos tan mal allí? Aquello daba igual porque iba con unas tijeras afiladas del centro médico donde trabajaba, uno más o uno menos no se darían cuenta. Siempre en cima por si en aquel momento las cosas se ponían feas. No debía, pero aquello me daba una gran sensación de tranquilidad que era un poco complicada de explicar a estas alturas.
El miembro 'Pamela B. Gordon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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El miembro 'Ethan M. Reed' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Vagaba, y ni siquiera sabía donde estaba, solo vagaba por aquel pequeño pueblo muy al norte de Atlanta. Cuanto mas me alejaba de la gran ciudad menos muertos encontraba, lo cual era bueno, ya que mi arma estaba totalmente destrozada, y me encontraba deambulando en busca de agua con un viejo palo astillado.
Era pronto, mediodía, y podía permitirme el lujo de andar tranquilamente hurgando en cada edificio que encontraba, esa era ya mi rutina, la soledad y un antiguo walkman con unas pocas cintas en la mochila. La verdad es que las había escuchado todas cientos de veces, pero algo es algo. Ojalá algún día encontrara a Metallica tocando en directo en lo alto de un escenario, protegido por robots matazombies armados con motosierras...
Si, lo sé, divagar es una de mis especialidades...
Entré en la estación de bomberos, pretendía hacerme con una buena hacha, y ellos eran famosos por tener las mejores, así que me pareció una buena idea. Abrí la puerta de la entrada lentamente, las bisagras rugieron durante todo el recorrido al abrirse, y luego pareció como si el silencio cobrara vida y saliera hacia fuera, atravesándome. - Buenos días muerte, ha llegado el desayuno. - Grité hacia el interior del edificio para hacer salir a las bestias. - Solo quiero un hacha, la cogeré y me marcharé para que podáis seguir pudriéndoos, cabrones. - Por suerte para mi, nada ni nadie apareció, ningún ruido, nada. Avancé por el pasillo hasta llegar al parking donde aún se encontraban los vehículos, intactos. Eché un vistazo sin atravesar la puerta del todo.
El hacha, allí estaba, clavada en la espalda de un... muerto, o no se... me acerqué lentamente, silbando una canción, haciendo el ruido justo para que solo el pudiera oírlo y no alguien del exterior. Una vez frente al cadáver, lo pateé con desgana, y tras no ver reacción alguna alcancé el hacha y la arranqué de su espalda, causando un bonito crujido.
¿Que? No todas las historias tienen acción... hay historias aburridas también...
Era pronto, mediodía, y podía permitirme el lujo de andar tranquilamente hurgando en cada edificio que encontraba, esa era ya mi rutina, la soledad y un antiguo walkman con unas pocas cintas en la mochila. La verdad es que las había escuchado todas cientos de veces, pero algo es algo. Ojalá algún día encontrara a Metallica tocando en directo en lo alto de un escenario, protegido por robots matazombies armados con motosierras...
Si, lo sé, divagar es una de mis especialidades...
Entré en la estación de bomberos, pretendía hacerme con una buena hacha, y ellos eran famosos por tener las mejores, así que me pareció una buena idea. Abrí la puerta de la entrada lentamente, las bisagras rugieron durante todo el recorrido al abrirse, y luego pareció como si el silencio cobrara vida y saliera hacia fuera, atravesándome. - Buenos días muerte, ha llegado el desayuno. - Grité hacia el interior del edificio para hacer salir a las bestias. - Solo quiero un hacha, la cogeré y me marcharé para que podáis seguir pudriéndoos, cabrones. - Por suerte para mi, nada ni nadie apareció, ningún ruido, nada. Avancé por el pasillo hasta llegar al parking donde aún se encontraban los vehículos, intactos. Eché un vistazo sin atravesar la puerta del todo.
El hacha, allí estaba, clavada en la espalda de un... muerto, o no se... me acerqué lentamente, silbando una canción, haciendo el ruido justo para que solo el pudiera oírlo y no alguien del exterior. Una vez frente al cadáver, lo pateé con desgana, y tras no ver reacción alguna alcancé el hacha y la arranqué de su espalda, causando un bonito crujido.
¿Que? No todas las historias tienen acción... hay historias aburridas también...
El miembro 'Dann Hetfield' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Su cabeza estaba vacía, igual que los ojos negros que le devolvía el reflejo en el espejo. Había estado las últimas semanas intentándolo, pero era absolutamente en vano.
No había nada dentro de ella solo reflejos rápidos que la obligaban a reaccionar más por supervivencia que por un atributo adquirido. Era extraño, difícil de aceptar incluso, y aunque se había propuesto aprobar las palabras del Doctor Furtwängler (quien le había salvado la vida) "Masha", según la apodaban, todavía se sentía... fuera de lugar.
Se vistió con el traje gris que le habían dado, respondiendo al llamado de una primera misión. Recibir órdenes y acatarlas parecía ser lo único que le hacía sentir bien; o por lo menos que le hacía sentir segura, de modo que no se arrepintió en ningún momento de lo que hacía, simplemente actuó como un soldado hecho y derecho. Pero por sobre todas las cosas: servicial.
Tal vez fueran sus "mejoras" lo que hacían sentir extraña, no estaba del todo segura siendo que no podía decir qué sentía antes de todo ello, pero gracias a ellas ya había comprendido quién era que se acercaba por el pasillo. Apenas con unas semanas había aprendido a discernir las pisadas del Doctor de las demás.
Cuando el hombre entró en la habitación, Masha aguardaba de pie frente a la puerta, y aunque él no era de los que demostraban emociones, la mujer pudo notar cómo sus pupilas se contraían en algo así como sorpresa y recelo por la rápida acción de Masha. Aunque, comprendió también, no tardó en el relajarse.
—Masha, querida... —la familiaridad con la que le hablaba era hasta molesta.
—Furtwängler. —Respondió y asintió con la cabeza en un movimiento seco. Él se acercó con un viejo revolver en las manos y lo puso en las de ella, como si de un acto de amor se tratase.
—Sé que no es gran cosa, pero no dudes en utilizarlo de ser necesario.
Apesar de haber comprendido rápido su fuerza y resistencia física, Masha no se creía especialmente una amenaza. Tal vez sin haberse visto completamente en alguna situación límite.
—Espero estar al nivel de vuestras expectativas, Doctor...
Sus palabras fueron hielo, pero Furtwängler haría lo posible por ganársela y tenerla de su lado.
No había nada dentro de ella solo reflejos rápidos que la obligaban a reaccionar más por supervivencia que por un atributo adquirido. Era extraño, difícil de aceptar incluso, y aunque se había propuesto aprobar las palabras del Doctor Furtwängler (quien le había salvado la vida) "Masha", según la apodaban, todavía se sentía... fuera de lugar.
Se vistió con el traje gris que le habían dado, respondiendo al llamado de una primera misión. Recibir órdenes y acatarlas parecía ser lo único que le hacía sentir bien; o por lo menos que le hacía sentir segura, de modo que no se arrepintió en ningún momento de lo que hacía, simplemente actuó como un soldado hecho y derecho. Pero por sobre todas las cosas: servicial.
Tal vez fueran sus "mejoras" lo que hacían sentir extraña, no estaba del todo segura siendo que no podía decir qué sentía antes de todo ello, pero gracias a ellas ya había comprendido quién era que se acercaba por el pasillo. Apenas con unas semanas había aprendido a discernir las pisadas del Doctor de las demás.
Cuando el hombre entró en la habitación, Masha aguardaba de pie frente a la puerta, y aunque él no era de los que demostraban emociones, la mujer pudo notar cómo sus pupilas se contraían en algo así como sorpresa y recelo por la rápida acción de Masha. Aunque, comprendió también, no tardó en el relajarse.
—Masha, querida... —la familiaridad con la que le hablaba era hasta molesta.
—Furtwängler. —Respondió y asintió con la cabeza en un movimiento seco. Él se acercó con un viejo revolver en las manos y lo puso en las de ella, como si de un acto de amor se tratase.
—Sé que no es gran cosa, pero no dudes en utilizarlo de ser necesario.
Apesar de haber comprendido rápido su fuerza y resistencia física, Masha no se creía especialmente una amenaza. Tal vez sin haberse visto completamente en alguna situación límite.
—Espero estar al nivel de vuestras expectativas, Doctor...
Sus palabras fueron hielo, pero Furtwängler haría lo posible por ganársela y tenerla de su lado.
El miembro 'Masha' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Primer Arma' :
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