₪ Primer Arma {O P C I O N A L}

El miembro 'Mía Kowalski' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Primer Arma' :

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Como cada mañana cuando toca el paso por la armería para recoger las raciones y la munición semanal de ese lunes. Avanza con una sonrisa pues ella había requerido armas cuerpo a cuerpo para su siguiente misión, ciertamente algo fácil de encontrar y proveer y desde luego nada caro de producir en caso de ser así.
Para su sorpresa esa mañana, la reciben con un formulario que ella al firmar sin mirar por la emoción, no ve que ha habido un fallo, ha firmado la entrega de otro miembro del USFU y esta vez se ha llevado una granada. Cuando se la colocan delante pone cara de gato confundido y mira nuevamente al polvorilla del almacén con el ceño fruncido.
-Será una broma no?-
-Creo que ha habido un problema...Puede que tarde unos días en solucionarse la verdad, soy nuevo aquí disculpa...-Se queda mirándolo fijamente a los ojos durante varios segundos, apoya los codos en la mesa con los brazos cruzados y va acercándose su rostro al de él para incomodarle aun más, lo cual está consiguiendo, haciéndole comportarse cada vez de forma más errática y nerviosa.
-Déjalo, me la llevo-Le interrumpe, tomando la granada y dándose media vuelta para marcharse claramente molesta pero siempre con una salida de poder.
"Que no vuelva a pasar." Se va pensando, esperando que con su lenguaje corporal haya entendido el mensaje sin necesidad de añadir más palabras.

El miembro 'Adia Williams' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Primer Arma' :

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No se supone que sucediera de esa forma.

Su primera misión con el Servicio de Contención de Peligros Biológicos de Umbrella y no había salido como planeaban.

Se supone que debía ser sencillo, era entrar y recuperar el objetivo. Fácil, sencillo, nada para lo que no hubiera entrenado antes. No obstante, ninguno esperaba encontrarse la horda dentro del almacén y nadie estaba seguro de dónde se encontraba el objetivo, escondiéndose, sobreviviendo; pero poniendo en peligro a toda la unidad que fue enviada en su rescate.

La primera ola fue fácil de disipar con el apoyo proporcionado por Umbrella. No obstante, el ruido de la pelea llamaba cada vez más enemigos. Pronto, la unidad se separó y Alexia se encontraba sola. Una mala movida, un deslice, desarmada y sin saber qué hacer. Era su primera experiencia de combate real.

Se movió tan rápido como pudo para evitar los arañazos de las criaturas. Necesitaba encontrar a alguien de su equipo o algo con lo que defenderse. En su huida, tropezó. Un sonido metálico resonó por el almacén y la chica tuvo que contener la respiración, sabiendo que ahora era un objetivo. Aun más que antes.

Debajo de ella se encontraba una palanca. Si bien el objeto había sido su maldición, no tenía remedio. Lo tomó e intentó desplazarse a una habitación contigua de la que no salieran gemidos. Una parte de la pared se había derrumbado, proporcionándole suficiente cobertura para poder golpear al primero de los infectados que se abalanzó sobre ella. Ganó el tiempo suficiente para sobrevivir hasta que empezaran a escucharse ametralladoras contra la horda que se dirigía en su dirección.

Agachándose contra la pared, esperó a que el sonido acabará para luego llamar en dirección a su compañero, sin salir de su escondite. Una frase de reconocimiento. Al recibir respuesta, salió lentamente con las manos sobre la cabeza, pero aun sosteniendo la palanca ensangrentada. El resto de la unidad logró asegurar al objetivo y, tras un examen rápido para asegurarse de que no había sido mordida, se unió a una de las camionetas, de vuelta a Umbrella.

— ¿Y eso? — preguntó el que le salvó por los pelos.

Alexia bajó la mirada para mirar la palanca ensangrentada, aun aferrada a su mano. — Un recuerdo. — para siempre estar preparado.

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La lluvia torrencial y el fuerte viento la obligaron a meterse en aquel bloque de pisos en busca de un sitio seco donde poder descansar para retomar su camino. Había escuchado de un grupo pequeño de personas que no tenían problema en hacer trueques con otros supervivientes y, aunque no tuviese mucho que ofrecer, tal vez pudiese encontrar una botella de agua sin agujeros que poder llevarse.

La entrada del bloque de pisos estaba totalmente derruida, un gran agujero dejaba ver lo que era la entrada donde nacía la escalera y lo que una vez un ascensor. Sus ojos viajaron entre los escombros y las grietas del techo pensando si era mejor morir aplastada o convertida en la cena de alguna cosa y, a pesar de que no le hacía mucha gracia ninguna de las dos, era mejor que enfermarse bajo la tormenta...
Entró con paso lento caminando sobre los ladrillos húmedos mirando a su alrededor, algunas plantas se enredaban por las paredes y muebles y las goteras iban poco a poco inundando el suelo. Una mueca de desagrado se dibujó en su cara y, mientras se quitaba la chaqueta empapada, se dirigió a las escaleras y desde abajo echo un rápido vistazo al inicio de la siguiente planta. Todo parecía estar tranquilo...

Subió por las resquebrajadas escaleras y vio en mitad del pasillo una vieja palanca. Sus cejas se levantaron con sorpresa ya que a día de hoy, pocas cosas útiles encontraba de casualidad. Le pareció hasta sospechoso pero como ella dice... Nadie le hace ascos a un dulce.
Terminó de subir y se acercó con prudencia hasta agarrar la palanca entre sus manos, mirando a su alrededor constantemente. Después de eso, volvió a bajar las escaleras hasta el inicio de estas, sentándose en el penúltimo escalón y miró su nuevo tesoro entre sus manos...

-Parece que la suerte me sonríe un poco - Dijo para si misma mientras un trueno retumbaba en la lejanía. Se apoyó contra la pared y esperó a que la tormenta amainara un poco.

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—¡Corre mamá! —grité cuando me di cuenta de que los zombies nos habían visto. Ambas comenzamos a correr por aquella calle, a toda prisa, huyendo de la pequeña horda de caminantes que se habían acercado en nuestra ruta. ¡Maldita la hora...!

Mi madre iba por delante, puesto que yo por detrás trataba de cubrir nuestro paso. Ella se defendía bien, si de la nada salía alguno de esos horribles seres ella lo empujaba. El problema era que por donde más venían eran por nuestras espaldas. Así que debía estar atenta a ambas direcciones, para evitar una de esas fatales mordidas. Una vez que había una distancia prudente entre ambos grupos, me coloqué a un lado de mi madre y corrí junto a ella. Hasta el momento en el que vi un soldado tirado en una de las aceras. Era ya cadáver y tenía un agujero de bala en la cabeza, lo cual me indicaba que seguramente habría sido mordido.

—¡Sigue, ahora te alcanzo! —le pedía a mi madre cuando me desvié de nuestra ruta. Corrí hacia el cadáver, sabía que lo más seguro es que no tuviera suerte, que seguramente ya le habrían desvalijado, pero tenía que probar suerte. Me lancé al suelo de rodillas, a su altura, para comenzar a registrar los chalecos, me conformaba con cualquier cosa, pero él parecía no llevar nada. Maldije en voz baja. Entonces distinguí algo bajo su brazo derecho, moví el rígido cuerpo y asentí con suavidad—. Gracias —palmeé su hombro y me levanté para ir tras mi madre. El hacha sería de utilidad.

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— ¡Por favor, por favor, por favor...! — repetía una y otra vez como si aquel fuera el mejor de los rezos y como si aquello me fuer a salvar la vida. Rígido como una estatua aguardaba a un milagro o tal vez o cualquier cosa que simplemente pudiera a ayudarme a sobrevivir un día más. Si seguía allí quieto dudaba de que tuviera algo de suerte, pero mi cuerpo parecía negarse a seguir, era como si hasta mis músculos estuvieran tan asustados que no pudieran moverse. De hecho todo yo estaba asustado.

— Maldición... — cerré tan fuerte los ojos que lo mismo se soldarían y tan solo volví a abrirlos cuando escuché un golpe al final del pasillo. Cristales, muchos cristales rotos sonaron y habría gritado de no ser porque seguía petríficado.

Un milagro...

Observé a mi alrededor, desesperado. ¿A dónde podía ir, qué podía hacer...? Sonido de pisadas y cristales. Más tenso... Un milagro por favor... Y entonces lo vi. En frente, en el desvalijado mueble algo brilló en el suelo. Creí que se trataba de un cuchillo y una fuerza superior a mi me hizo saltar a por él. Al sujetarlo observé el destornillador... no era la clase de milagro que esperaba, pero de algo debía servir.

El miembro 'Leopold Hart' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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2012.

— Amanda, ten cuidado, shhh... — me llevé un dedo a los labios y mi hija asintió. Ambos entramos despacio en la tienda. De cuclillas no movimos entre estanterías abandonadas y desvalijadas. En busca de cualquier cosa que nos pudiera ser de utilidad. Cualquier cosa sería bien recibida, pero principalmente comida. Llevábamos un par de días bastante malos, en los que apenas habíamos comido. Guardábamos al máximo nuestros víveres, porque no sabíamos hasta cuándo podríamos encontrar algo mejor o más cantidad.

— ¿Qué es eso? — señalé bajo una de las estanterías, algo brilló bajo la luz de la luna, esta se filtraba por una de las ventanas sucias de la tienda. Amanda, que era más pequeña se agachó y observó bajo el estante. Con una amplia sonrisa sacó el elemento que había llamado mi atención. Una palanca de hierro que me entregó corriendo. La sujeté entre mis manos y asentí.

— Esto podría sernos de utilidad más adelante — sonreí también. — Gracias peque — le hice un gesto para continuar.

El miembro 'Aidan Lehnsherr' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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— ¿No tendrás una chocolatina, no? — le preguntó al hombre, éste la miró enarcando una ceja. — Joder, tengo hambre — se quejó. El hombre señaló el maletero del coche y ella, haciendo gestos e imitaciones muy ofensivas, fue hacia el lugar. No le habían dado ningún arma aquel día, por lo que al abrir el maletero, cuando vio la palanca de hierro la cogió sin pensar. Si aparecía algún zombie o lo que fuera, por lo menos que tuviera algo con lo que golpear.

La dejó tras su espalda, oculta cuando regresó. Con la mano derecha, con la izquierda se estaba comiendo la chocolatina.

— Está pasable la verdad — él casi que ni la miró.

— Siempre es un placer charlar contigo — añadió sarcástica mientras que se terminaba la chocolatina.

El miembro 'Eve O'Reilly' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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