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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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II Batalla de Supervivencia
01 de junio de 1955, Sunnydale.
- Off rol - Normativa - Clic:
- Comienza la II Batalla de Supervivencia. Por ahora el inicio del rol será sencillo, pero irán surgiendo nuevos acontecimientos conforme vosotros vayáis respondiendo. Se establecen un par de normas a cumplir, puede que estas crezcan más adelante o incluso se modifiquen, por ahora son las siguientes:
▧Tras las normas se inicia una puesta en rol obligatoria a seguir.▧En la Batalla de Supervivencia solo puede ganar un personaje, que será el último que quede sin ser eliminado.▧Los personajes serán eliminados a razón de: Inactividad o mal estar del personaje. Se hará de forma lógica.▧Los participantes que no respondan en 48 horas serán eliminados.▧Los personajes solo podrán cargar con las armas que pidieron y otros objetos que el staff vaya indicando.▧El objeto "vida" es a nivel o off rol, a nivel on rol una simple moneda que encontrareis en diversos zonas. Quienes posean una vida, on rol pueden mencionar que encontraron una moneda.▧Quienes tengan el suero aún no lo tienen on rol.▧No tenéis vuestras armas.▧No hay mínimo de lineas, pero sí máximo: 35 líneas. Sabemos que muchos escribís eso o incluso más, pero queremos hacer que la BS sea rápida.▧No hay turnos de posteo, pero deben haber cuatro mensajes al menos entre tu último mensaje y el nuevo.
Te arrastrarán al infierno.
Conocerás el miedo.
Te enfrentarás a tus peores pesadillas hechas realidad.
Lucharás por tu vida.
Contra la muerte.
¿Serás capaz de llegar hasta el final?
Conocerás el miedo.
Te enfrentarás a tus peores pesadillas hechas realidad.
Lucharás por tu vida.
Contra la muerte.
¿Serás capaz de llegar hasta el final?
Prefacio
Existe una toxina, que cuando entra en contacto con una persona, esta cae en un profundo sueño. Cuando a las horas despierta, la persona en concreto, no recuerda absolutamente nada de su vida pasada. Quién es, qué hizo el día anterior, quienes son sus amigos, familiares, conocidos... Todo queda en el completo olvido.
Un ligero dolor de cabeza se apodera de ti, te sientes raro/a... ¿Qué ha pasado?
Comienza la IIBS
■ Ubicación: Sunnydale (Mapa)
■ Sarah Miller: (Prendas) Colegio: una clase cualquiera de niños de cinco años, típica de la época. Se encuentra sentada sobre una silla, su cuerpo está echado sobre un escritorio, se escucha el murmullo de los niños, que no dejan de llamarla. «Señorita Miller, señorita Miller...» Algunos parecen preocupados, otros se ríen porque su profesora parece haberse dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sarah Miller.
■ Phoenix Hemmer: (Prendas) Colegio: una enfermería. Se encuentra dormida en un sofá situado en el fondo de la sala. Un profesor le da un leve toque en el hombro. «Señorita Mijakovic, por favor despierte, su hijo se ha desmayado» El hombre porta a Chris J. Parker en sus brazos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Phoenix Mijakovic.
■ Rickard Ward: (Prendas) Colegio: sala de profesores. Se encuentra sentado sobre un escritorio profundamente dormido. Una de las profesoras lo llama suavemente. «Su esposa está abajo, parece que se ha desmayado» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Rickard Croft.
■ Jemma E. Croft: (Prendas) Colegio: escalones de la entrada, exterior. Se encuentra sentada sobre los escalones de la entrada, dormida. Alguien corre hacia ella preocupada. «¡Señorita Croft, señorita Croft, ¿está usted bien?!» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Jemma E. Croft.
■ Chris J. Parker: (Prendas) Colegio: enfermería. Un hombre alto lo lleva a la enfermería, de camino a esta no deja de llamarlo preocupado. «Chris, por favor, pequeño, despierta...» Al entrar llama a la enfermera y deposita al niño sobre la camilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Chris J. Mijakovic.
■ Zarko Mijakovic: (Prendas) Cafetería: sofás de esquina. Se encuentra sentado en uno de los sofás de la típica cafetería de los 50. «¡Eh Mijakovic, llaman del colegio, a tu hijo le ha pasado algo, quieren que vayas a por él, tu mujer ya está cuidando de él, pero quieren que vayas» El cocinero se acerca a Zarko y le da un suave toque en el hombro, luego se va hacia su hija. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Zarko Mijakovic.
■ Nova J. Mills: (Prendas) Cafetería: barra. Se encuentra sentada sobre un taburete, dormida sobre la barra. «Cariño, si quieres vete a dormir a casa ya, llevas toda la noche con ese dichoso libro» Tras regañar a Zarko, el cocinero se acerca a ella y acaricia su pelo. «Mamá seguro que te ha preparado algo para desayunar, venga» Aparta el libro de ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nova J. Mills.
■ Abigail Roth: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostada en el sofá, completamente dormida. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Sky Nivans, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Abigail Nivans.
■ Sky Nivans: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostado en el sofá, completamente dormido. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Abigail Roth, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sky Nivans.
■ Valery Hayes: (Prendas) Cafetería: mesa que hay bajo una cristalera. Se encuentra sentada en una silla, en la misma mesa que Sky y Abigail, ellos dos están en el sofá que hay bajo la cristalera. En la mesa hay tres cafés, un periódico y maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Valery Nivans.
■ Zhnets: (Prendas) Hospital: una camilla de la habitación 215. Solo se escucha un repetido pitido, una y otra vez. Una enfermera se acerca para revisar la bolsa de suero cuando... «¡Oh Dios Santo, has despertado! Cariño, Helena, ¿estás bien? Soy la doctora Smith, has tenido un accidente de coche, tu padre y tu hermana te están esperando, ellos están bien» La mujer sonríe. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sandy Robles.
■ Nicholas Robles: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a Nicholas y trata de despertarlo. Ryder está sentada a su lado, apoyada sobre su hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nicholas Robles.
■ Alistair Jackson: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Kasper en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Alistair Jackson.
■ Ryder: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a ellos dos (Ryder y Nicholas) que están dormidos en una de las sillas de las ala. Ella con la cabeza echada sobre el hombro de Nicholas. «Cassidy, muchacha despierta, Sandy ya está bien, tu padre y tú podéis ir ya a verla» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Cassidy Robles.
■ Kasper R Jäger: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Alistair en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Le dice el hombre a Alistair. «Kasper, muchacho, ven, te invito a un chocolate en la cafetería» Le dice la enfermera mientras le da suavemente en el hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Kasper R. Jackson.
■ Victoria Devars: (Prendas) Plaza: tumbada en un banco. Se encuentra tumbada sobre un banco de la plaza, completamente dormida. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Victoria Devars.
■ Roxan Burnside: (Prendas) Plaza: sentada bajo la estatua principal. Se encuentra sentada en el suelo al lado de la estatua principal, parece que se ha dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Roxan Devars.
■ Vannah Ward: (Prendas) Plaza: sentada en un banco. Se encuentra sentada en el banco junto a Mihail, entre sus manos sujeta un bolso. «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Vannah Dabija.
■ Grant A. Ward: (Prendas) Plaza: se encuentra tirado en el césped de cualquier manera, un tipo le da en el pie, es un policía. «Muchacho, eh despierta, no puedes estar así aquí, a vagabundear a otra parte» Le dice el policía. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Grant A. Ward.
■ Mihail Dabija: (Prendas) Plaza: sentado en un banco. Se encuentra sentado en un banco sujetando un enorme periódico como si se hubiera quedado dormido mientras lo leía. Al lado está Vannah «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos a la mujer. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Mihail Dabija.
■ Aleksei K. Hedley: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Isaak, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Aleksei K. Hedley.
■ Isaak A. Kügler: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Aleksei, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Isaak A. Hedley.
■ Molly L. Bennet: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentada en una silla de la cocina. El horno está echando un ligero humor gris, huele a quemado, el pollo se está calcinando. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Molly Hedley.
■ Daniel Harris: (Prendas) Exterior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra en la acera del jardín, tirado en el suelo, en su mano hay un maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Daniel Harris.
■ Slim Fox: (Prendas, bigote incluido) Plaza: en el interior de un camión de helados, junto a la plaza. Se encuentra dormido en el interior del típico camión de helados de la época, apoyando su cabeza en el marco de la ventana. «Oiga, caballero, ¿le pagan por dormir? Quiero un helado de vainilla, ¡despierte hombre!» Exclama un señor desde fuera que se asoma a la ventanilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Robert Richards.
Y hasta aquí la primera situación de la IIBS. Si necesitáis ayuda o tenéis dudas estamos a un MP de distancia. Los personajes no recordarán absolutamente nada de nada, solo debéis responder diciendo como actuáis a esta situación tan... ¿particular, no?
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
-«Oiga, caballero, ¿le pagan por dormir? Quiero un helado de vainilla, ¡despierte hombre!.
¿Que demonios?, con lo agusto que estaba yo durmiendo y me tienen que despertar.
Me dolía la cabeza horrores, pero aquel capullo me despertó igualmente, con los ojos aun entre cerrados me limpié la baba de la boca, y miré por la ventanilla de aquel....¿donde coño estaba?.
Abrí aquella ventanilla y agarré al señor por la solapa de la chaqueta.
-¡ Mira desgraciado!, le asesté un guantazo -es de muy mala educación despertar a los desconocidos., lo zarandeé un poco y lo lancé lejos, el señor pareció ofenderse y asustarse, no si encima la culpa seria mía... gentuza.
Miré dentro de aquel extraño lugar, parecía ser una furgoneta de helados, vi otra extraña ventana dentro del camión y al otro lado un idiota con un gorro azul y un bigote de actor porno de los 50 y todo el mundo sabe que no te puedes fiar de alguien que lleva un bigote de actor porno de los 50.
-Bonito gorro gilipollas, le dije al señor, pero menuda sorpresa, aquello no era una ventanilla, era un espejo, aquel gilipollas era yo, y pensándolo bien..¿ quien coño era yo?, no recordaba absolutamente nada, ni quien era, ni donde estaba, solo sabia que aquellas mallas azules me tiraban de los huevos.
Me coloqué bien los testículos tirando de las mallas hacia abajo por la zona genital, agarré un helado de chocolate de una de las neveras y me bajé de la furgoneta a ver que coño podía averiguar.
¿Que demonios?, con lo agusto que estaba yo durmiendo y me tienen que despertar.
Me dolía la cabeza horrores, pero aquel capullo me despertó igualmente, con los ojos aun entre cerrados me limpié la baba de la boca, y miré por la ventanilla de aquel....¿donde coño estaba?.
Abrí aquella ventanilla y agarré al señor por la solapa de la chaqueta.
-¡ Mira desgraciado!, le asesté un guantazo -es de muy mala educación despertar a los desconocidos., lo zarandeé un poco y lo lancé lejos, el señor pareció ofenderse y asustarse, no si encima la culpa seria mía... gentuza.
Miré dentro de aquel extraño lugar, parecía ser una furgoneta de helados, vi otra extraña ventana dentro del camión y al otro lado un idiota con un gorro azul y un bigote de actor porno de los 50 y todo el mundo sabe que no te puedes fiar de alguien que lleva un bigote de actor porno de los 50.
-Bonito gorro gilipollas, le dije al señor, pero menuda sorpresa, aquello no era una ventanilla, era un espejo, aquel gilipollas era yo, y pensándolo bien..¿ quien coño era yo?, no recordaba absolutamente nada, ni quien era, ni donde estaba, solo sabia que aquellas mallas azules me tiraban de los huevos.
Me coloqué bien los testículos tirando de las mallas hacia abajo por la zona genital, agarré un helado de chocolate de una de las neveras y me bajé de la furgoneta a ver que coño podía averiguar.
Los ojos del pequeño comenzaron a abrirse y cerrarse lentamente, algo le costaba mantenerse despierto. Lo llamaban, o al menos él creía que lo llamaban. «Chris...» Escuchaba. — ¿Chris es Chris? — Preguntó con voz somnolienta mientras que se frotaba los ojos. Sentía un hormigueo recorrer su cabeza, sí le dolía la cabeza, por lo que cuando lo tumbaron en la camilla el pequeño se hizo un ovillo abrazándose a sus piernas.
— Me duele la cabeza — Dijo llevándose una de sus pequeñas manos a la frente. «Señorita Mijakovic, por favor despierte, su hijo se ha desmayado» El pequeño alzó rápidamente la mirada, pese al dolor de cabeza, miró a su alrededor y observó como el señor que le había traído avisaba a una mujer para que se despertase.
— ¿Mami? — Preguntó entre dudoso y triste. No entendía lo que estaba pasando, no entendía nada. Una sensación de agobio le oprimía con fuerza, sin embargo cuando se fijó en su supuesta madre se calmó. Sí, era su madre, sentía algo familiar en ella, lo hacía sentir mejor. Se bajó de la camilla como mejor pudo y corrió hacia Phoenix para abrazarse a ella con fuerza. — ¡Mami, mami, mami... Despierta! — Le pedía una y otra vez sin soltarla. Se acurrucó contra ella y cerró los ojos con fuerza.
— Me duele la cabeza — Dijo llevándose una de sus pequeñas manos a la frente. «Señorita Mijakovic, por favor despierte, su hijo se ha desmayado» El pequeño alzó rápidamente la mirada, pese al dolor de cabeza, miró a su alrededor y observó como el señor que le había traído avisaba a una mujer para que se despertase.
— ¿Mami? — Preguntó entre dudoso y triste. No entendía lo que estaba pasando, no entendía nada. Una sensación de agobio le oprimía con fuerza, sin embargo cuando se fijó en su supuesta madre se calmó. Sí, era su madre, sentía algo familiar en ella, lo hacía sentir mejor. Se bajó de la camilla como mejor pudo y corrió hacia Phoenix para abrazarse a ella con fuerza. — ¡Mami, mami, mami... Despierta! — Le pedía una y otra vez sin soltarla. Se acurrucó contra ella y cerró los ojos con fuerza.
Oscuridad. Invade el interior junto a la incertidumbre. La visión nublada le impide ver figuras nítidas. El tic-tac de un reloj cuenta los segundos que permanece intentando descifrar dónde se encuentra y qué hace allí. Se escucha un suave pitido constante y voces lejanas. El tiempo se escapa del reloj como los recuerdos de aquella mente letárgica que intenta recobrar fragmentos de una vida que no encuentra.
¡Oh Dios Santo, has despertado! Cariño, Helena, ¿estás bien? Soy la doctora Smith, has tenido un accidente de coche, tu padre y tu hermana te están esperando, ellos están bien
—¿Helena?— Repite con la voz letárgica, hosca y ronca. Una voz que le resulta desconocida y, sin embargo, ha salido de su garganta. La rubia se lleva la diestra al cuello, sintiendo el tirón de la aguja que prende de su brazo para administrar el suero. Por un momento se pierde en la cinta adhesiva que evita su desprendimiento. —¿Accidente?— Aun no comprendía lo que pasaba y la poca información que su mente parecía poder procesar comenzaba a irritarla. —¿Qué accidente?— Inquirió. Había angustia en su interior, un deje de amargura extrañamente conocido; la opresión de un recuerdo que no acudía a su memoria. —Tengo un dèjá vu…— Musitó, sobándose la cabeza con la yema de sus dedos, en el exacto lugar donde el dolor parecía más fuerte.
Sus dedos palparon algo sobre la piel de su rostro, una capa gruesa y rugosa; deforme. El calor invadió su cuerpo, su pulso tembló repentinamente y la mirada desbordada de emociones fue dirigida hacia la enfermera mientras intentaba incorporarse de la camilla en la que reposaba, vestida con un atuendo que no reconocía.
—¿¡Qué le sucedió a mi rostro!?— La brusquedad en sus palabras no era otra más que la de una persona extraviada que buscaba respuestas que no podía otorgarse a sí misma. Entonces notó, también, que su visión estaba disminuida. Sus ojos se clavaron en los de la enfermera, mientras se arrancaba el suero del brazo y se bajaba de la camilla, trastabillando. Parecía que sus piernas hubieran olvidado cómo sostener su cuerpo.
Frenética rebuscó entre sus cosas, hallando su identificación y la leyó con dedos temblorosos, dándola vuelta y volviendo a leerla.
—Sandy Robles…— Repitió para leer nuevamente el nombre en silencio y ver la fotografía. Se miró en el reflejo de la ventana de la habitación y volvió la vista a la enfermera. —Dice Sandy, no Helena…— Desconfiada le observó con los ojos entrecerrados. —¿Por qué me has llamado Helena? —
« ¿Quién soy?»
«¿Dónde estoy?»
«¿Dónde estoy?»
¡Oh Dios Santo, has despertado! Cariño, Helena, ¿estás bien? Soy la doctora Smith, has tenido un accidente de coche, tu padre y tu hermana te están esperando, ellos están bien
—¿Helena?— Repite con la voz letárgica, hosca y ronca. Una voz que le resulta desconocida y, sin embargo, ha salido de su garganta. La rubia se lleva la diestra al cuello, sintiendo el tirón de la aguja que prende de su brazo para administrar el suero. Por un momento se pierde en la cinta adhesiva que evita su desprendimiento. —¿Accidente?— Aun no comprendía lo que pasaba y la poca información que su mente parecía poder procesar comenzaba a irritarla. —¿Qué accidente?— Inquirió. Había angustia en su interior, un deje de amargura extrañamente conocido; la opresión de un recuerdo que no acudía a su memoria. —Tengo un dèjá vu…— Musitó, sobándose la cabeza con la yema de sus dedos, en el exacto lugar donde el dolor parecía más fuerte.
Sus dedos palparon algo sobre la piel de su rostro, una capa gruesa y rugosa; deforme. El calor invadió su cuerpo, su pulso tembló repentinamente y la mirada desbordada de emociones fue dirigida hacia la enfermera mientras intentaba incorporarse de la camilla en la que reposaba, vestida con un atuendo que no reconocía.
—¿¡Qué le sucedió a mi rostro!?— La brusquedad en sus palabras no era otra más que la de una persona extraviada que buscaba respuestas que no podía otorgarse a sí misma. Entonces notó, también, que su visión estaba disminuida. Sus ojos se clavaron en los de la enfermera, mientras se arrancaba el suero del brazo y se bajaba de la camilla, trastabillando. Parecía que sus piernas hubieran olvidado cómo sostener su cuerpo.
Frenética rebuscó entre sus cosas, hallando su identificación y la leyó con dedos temblorosos, dándola vuelta y volviendo a leerla.
—Sandy Robles…— Repitió para leer nuevamente el nombre en silencio y ver la fotografía. Se miró en el reflejo de la ventana de la habitación y volvió la vista a la enfermera. —Dice Sandy, no Helena…— Desconfiada le observó con los ojos entrecerrados. —¿Por qué me has llamado Helena? —
Dolor de cabeza; huesos entumecidos. Tengo la sensación típica de haberme quedado dormido en un coche de vuelta a algún sitio. Pero nada más lejos de la verdad. Despierto sentado en un sofá con la tele apagada delante. Frunzo el ceño al notar un bulto al lado y miro al chico, también dormido. — ¿Pero qué...? — El chico es joven, pero las pintas que lleva... Parece un recluso de los 50. O de ese estilo. Sin embargo, al echar la mirada a mi propia vestimenta... No sé muy bien si reír o llorar.
Pero cuando no recuerdas absolutamente nada, la ropa es lo que menos importa. Arrugo la nariz por el olor que no deja de venir de la cocina, como a quemado. Pero antes de ir palpo uno de los bolsillos del pantalón, sacando la cartera de su interior. Un ligero alivio me relaja al leer mi nombre; pues aún que hace un par de segundos no lo recordaba, al leerlo me ha resultado familiar. Tremendamente familiar.
Vuelvo a guardarlo todo en su lugar correspondiente y alzo la voz para despertar al chico. — Eh, tú, despierta. — ¿Qué haces en mi casa? O, ¿Qué hago yo la tuya? Pues no me suena de nada... No sé si mis palabras surten o no efecto, de modo que vuelvo a hablar. — Tío, creo que se te han quemado las tostadas... — Gruño tapándome la nariz con el reverso de la mano. Aún tengo ese nudo en la boca del estómago producido por la falta de información en cuanto a todo. Problema que espero solucionar pronto, y que empiezo atajando por buscar la cocina, a ver de dónde sale ese puto olor.
Pero cuando no recuerdas absolutamente nada, la ropa es lo que menos importa. Arrugo la nariz por el olor que no deja de venir de la cocina, como a quemado. Pero antes de ir palpo uno de los bolsillos del pantalón, sacando la cartera de su interior. Un ligero alivio me relaja al leer mi nombre; pues aún que hace un par de segundos no lo recordaba, al leerlo me ha resultado familiar. Tremendamente familiar.
Vuelvo a guardarlo todo en su lugar correspondiente y alzo la voz para despertar al chico. — Eh, tú, despierta. — ¿Qué haces en mi casa? O, ¿Qué hago yo la tuya? Pues no me suena de nada... No sé si mis palabras surten o no efecto, de modo que vuelvo a hablar. — Tío, creo que se te han quemado las tostadas... — Gruño tapándome la nariz con el reverso de la mano. Aún tengo ese nudo en la boca del estómago producido por la falta de información en cuanto a todo. Problema que espero solucionar pronto, y que empiezo atajando por buscar la cocina, a ver de dónde sale ese puto olor.
Una par de parpadeos intensos me trajeron de vuelta al mundo de los vivos. Miré a mi alrededor sin saber muy donde me encontraba... ¿Que hacía aquí? Espera... ¡¿Quiénes son estos?! Hice ademán de levantarme con celeridad pero un fuerte dolor de cabeza me azotó así como mis piernas no estaban demasiado por la labor en ese preciso momento de hacerme caso. "Que cosa tan rara" pensé mirando a la que parecía una enfermera y al otro hombre que respondía al nombre de... ¿Señor Jackson? Dentro de aquella misma frase que había dejado escapar la supuesta enfermera incluía un práctico... "Su esposa ha muerto". Sí allí parecía estar el cuerpo, tapado con una sábana blanca lo que me hacía doblemente preguntarme... ¿Que demonios hago aquí?.
Ante la extraña sensación de no saber donde encontrarme, revisé mi cuerpo o mas bien mi vestimenta hasta el momento en el que la voz de la enfermera seguida de un pequeño toque sobre mi hombro me hacen distraer la atención hacia esta ¿Kasper, ese era mi nombre? Bueno... lo importante era...- ¿Chocolate? - Murmuré en voz baja como si me costase recordar lo que era... Pero si, si lo recordaba. Alguien que me ofrecía chocolate sin conocerme o... sin conocerla yo, no podía ser una mala persona ¿Verdad?. De hecho había captado mi atención y puede que fuese la persona idónea para hacerle algunas preguntas si se terciaba la ocasión y si no la terciaba yo... - Vale... -
Esta vez si, me levanté, volviendo a revisar el panorama... El hombre, el cadáver y la enfermera. Realmente no sabía como unir esas piezas para saber que es lo que hacía aquí, pero mis pasos me llevaron a seguir las pisadas de la enfermera mientras llevaba mis manos a los bolsillos encontrando en uno de estos lo que parecía ser una identificación... "Kasper R. Jackson" eh... ¿De que me suena?.
Ante la extraña sensación de no saber donde encontrarme, revisé mi cuerpo o mas bien mi vestimenta hasta el momento en el que la voz de la enfermera seguida de un pequeño toque sobre mi hombro me hacen distraer la atención hacia esta ¿Kasper, ese era mi nombre? Bueno... lo importante era...- ¿Chocolate? - Murmuré en voz baja como si me costase recordar lo que era... Pero si, si lo recordaba. Alguien que me ofrecía chocolate sin conocerme o... sin conocerla yo, no podía ser una mala persona ¿Verdad?. De hecho había captado mi atención y puede que fuese la persona idónea para hacerle algunas preguntas si se terciaba la ocasión y si no la terciaba yo... - Vale... -
Esta vez si, me levanté, volviendo a revisar el panorama... El hombre, el cadáver y la enfermera. Realmente no sabía como unir esas piezas para saber que es lo que hacía aquí, pero mis pasos me llevaron a seguir las pisadas de la enfermera mientras llevaba mis manos a los bolsillos encontrando en uno de estos lo que parecía ser una identificación... "Kasper R. Jackson" eh... ¿De que me suena?.
Fue aquel ruido ambiente de la cafetería lo que provocó que Abigail fuera espabilando. Parpadeó varias veces viendo al cocinero ir de aquí para allá, la joven que tenía en frente, el chico de al lado... Hizo rodar los ojos al sentir aquel fuerte dolor de cabeza y se llevó una mano a la sin. Aunque no sabía por qué aquello le resultó extraño. Abby se quedó muy quieta observando su mano fijamente, el pintauñas tan rojo y luego sus prendas: un traje de color azul que parecía bastante pasado de moda.
— ¿Pero qué...? — El cocinero alzaba la voz llamando a un tal Mijakovic, Abby solo quería meter la cabeza en la tierra, como lo haría una avestruz, porque los ruidos la molestaban y ni siquiera sabía que estaba pasando: ¿Dónde estaba? Y lo más importante de todo. ¿Quién era ella? Lo más común era que uno supiera esas cosas, ¿no?
— Muchacho despierta, por favor... — Comenzó a zarandear el cuerpo que yacía a su lado. La muchacha de en frente también la preocupó por lo que estiró su mano sobre la mesa en dirección de ella y agarró la mano de la chica. — ¿Chica, estás bien? — preguntó preocupada.
— Señor, disculpe... ¿Qué ha pasado? — Abigail alzó la voz desconcertada, en dirección del cocinero, tal vez él pudiera decirle lo que estaba pasando. Si trabajaba ahí debería haberlos visto llegar, ¿no? O al menos ella tenía la esperanza de ello, de que él pudiera aportar algo de luz a ese momento tan tenue.
— ¿Pero qué...? — El cocinero alzaba la voz llamando a un tal Mijakovic, Abby solo quería meter la cabeza en la tierra, como lo haría una avestruz, porque los ruidos la molestaban y ni siquiera sabía que estaba pasando: ¿Dónde estaba? Y lo más importante de todo. ¿Quién era ella? Lo más común era que uno supiera esas cosas, ¿no?
— Muchacho despierta, por favor... — Comenzó a zarandear el cuerpo que yacía a su lado. La muchacha de en frente también la preocupó por lo que estiró su mano sobre la mesa en dirección de ella y agarró la mano de la chica. — ¿Chica, estás bien? — preguntó preocupada.
— Señor, disculpe... ¿Qué ha pasado? — Abigail alzó la voz desconcertada, en dirección del cocinero, tal vez él pudiera decirle lo que estaba pasando. Si trabajaba ahí debería haberlos visto llegar, ¿no? O al menos ella tenía la esperanza de ello, de que él pudiera aportar algo de luz a ese momento tan tenue.
- Gracias:
Oscuridad. No oigo nada. No siento nada. Intento moverme, pero mi cuerpo no me responde. Espera... ¿de veras tengo un cuerpo? ¿Existo? ¿Ésta es mi realidad? Intento gritar pero la voz se me atasca en la garganta y no sale ningún sonido. ¿Dónde estoy? No debo de existir, pues todo lo que existe deja constancia de su paso en este mundo. ¿Esta oscuridad es mi mundo? Un mundo extraño y solitario, demasiado solitario. Tengo miedo, quiero gritar, moverme, sentir que formo parte de algo en vez de estar flotando en la nada.
"Señorita..."
Esa voz... ¿Hay alguien ahí?...
"Señorita... despierte"
No puedo, no puedo despertarme. Estoy encerrada en esta oscuridad.
"¡SEÑORITA!"
La claridad del día me ciega cuando abro los ojos, encontrándome con la visión del cielo. Alguien me está zarandeando suavemente por el hombro.
- Señorita... ¿se encuentra bien? ¿Qué hace durmiendo en este banco?
¿Banco? Me incorporo con ayuda y miro a mi alrededor. Estoy en una plaza, y un hombre a mi lado me mira de forma preocupada.
- ¿Se encuentra bien? - Insiste, cada vez más preocupado - ¿Cómo se llama?
- Estoy bien... creo - Respondo, con la voz algo apagada - Me llamo... - ¿Cómo me llamo? ¿Quién soy? Intento recordar, pero mi cabeza está vacía de todo recuerdo - Está bien, no se preocupe - Me dice con voz suave, como si fuese alguien a quién no se puede tratar de forma brusca - ¿Tiene algún documento de identidad? ¿Algo que nos ayude a saber su identidad? - Yo... - Sin esperar a más, el hombre me registra, encontrando mi DNI - Según esto, usted se llama Victoria Devars y reside en Sunnydale. ¿Es esto correcto? - No lo sé... - Me enseña el DNI. Efectivamente, la chica de la foto soy yo - Sí. Si lo dice ahí pues será verdad. No me acuerdo de nada - No se preocupe, señorita, ya verá como todo se arregla. Venga, levántese, la llevaré a un hospital. Se pondrá bien - Me ayuda a levantarme.
"Señorita..."
Esa voz... ¿Hay alguien ahí?...
"Señorita... despierte"
No puedo, no puedo despertarme. Estoy encerrada en esta oscuridad.
"¡SEÑORITA!"
La claridad del día me ciega cuando abro los ojos, encontrándome con la visión del cielo. Alguien me está zarandeando suavemente por el hombro.
- Señorita... ¿se encuentra bien? ¿Qué hace durmiendo en este banco?
¿Banco? Me incorporo con ayuda y miro a mi alrededor. Estoy en una plaza, y un hombre a mi lado me mira de forma preocupada.
- ¿Se encuentra bien? - Insiste, cada vez más preocupado - ¿Cómo se llama?
- Estoy bien... creo - Respondo, con la voz algo apagada - Me llamo... - ¿Cómo me llamo? ¿Quién soy? Intento recordar, pero mi cabeza está vacía de todo recuerdo - Está bien, no se preocupe - Me dice con voz suave, como si fuese alguien a quién no se puede tratar de forma brusca - ¿Tiene algún documento de identidad? ¿Algo que nos ayude a saber su identidad? - Yo... - Sin esperar a más, el hombre me registra, encontrando mi DNI - Según esto, usted se llama Victoria Devars y reside en Sunnydale. ¿Es esto correcto? - No lo sé... - Me enseña el DNI. Efectivamente, la chica de la foto soy yo - Sí. Si lo dice ahí pues será verdad. No me acuerdo de nada - No se preocupe, señorita, ya verá como todo se arregla. Venga, levántese, la llevaré a un hospital. Se pondrá bien - Me ayuda a levantarme.
Tomé aire con todas mis fuerzas, como si hubiera estado por mucho tiempo aguantando la respiración. Alguien hablaba muy fuerte, o al menos muy cerca de mi. Hay alguien que trata dormir, por favor... Me acomodé sobre la incómoda silla y me aferré al "cojín" hundiendo mejor mi cabeza sobre él, pero tampoco resultaba muy cómodo. La voz que no dejaba de insistir me hizo abrir los ojos. Todo daba vueltas, como uno de esos días que te levantabas de resaca. Me dio por reír. - ¿Pero qué lleva en la cabeza? parece una de esas enfermeras de... - ¿qué? Palidecía, ¿por qué?, pues por muchas razones: la primera era el lugar que se me hacía de lo más raro, la segunda era que mi supuesto cojín no era un cojín, sino un hombre que estaba medio dormido también y por último que la enfermera me llamaba a mi.
- ¿Mi-mi padre? - no supe por qué pero aquella palabra me dio pavor. Miré a mi lado, se refería a aquel hombre, aunque debía reconocer que entre tanto caos y confusión era lo único que me proporcionaba cierta confianza. - ¿Papá? - sentí un escalofrío que me recorrió de arriba abajo. - ¿Sandy, Cassidy? - seguí preguntando completamente desorientada. ¿Por qué esa mujer sabía más de mi que yo misma? ¿Y por qué todo parecía salido de una película de Grease? ¿Y aún más importante, qué narices era Grease y por qué había utilizado esa palabra?
- ¿Quiénes son esas personas? - pregunté con la voz entrecortada. Palpé entre mis ropas y me sorprendió ver el vestido azul marino que llevaba. En mi mano además tenía una identificación: era la mía, mi nombre era Cassidy Robles, residente de Sunnydale y mi edad era de 23 años. Tragué saliva, ¿por qué todo aquello me resultaba de lo más extraño, por qué no entendía nada?
Miré a la enfermera que me quería llevar junto a una tal Sandy, y luego a mi padre. Me seguía resultando raro. Agarré por el hombro a papá. - ¿Pa-papá? - pregunté cohibida. Me puse en pie para seguir a la enfermera que me llevaba a una habitación. Cruzábamos por un pasillo, en él había más gente, miré a otra enfermera que pasaba de largo, acompañaba a un muchacho rubio, le di sin querer con el hombro (Kasper) y no pude evitar fijarme en que él tenía la misma cara de desconcierto que yo. - Esto... yo, lo siento - logré decir. La enfermera tiró de mi arrastrándome con suavidad hasta la habitación 215 y nada más entrar el corazón me dio un vuelco: allí había una joven con la cara parcialmente quemada.
- ¿Sandy? - pregunté asustada, mi voz tembló mientras la enfermera me empujaba hacia la camilla. Tal vez esa chica supiera algo de lo que estaba ocurriendo. Allí había otra enfermera.
- ¿Mi-mi padre? - no supe por qué pero aquella palabra me dio pavor. Miré a mi lado, se refería a aquel hombre, aunque debía reconocer que entre tanto caos y confusión era lo único que me proporcionaba cierta confianza. - ¿Papá? - sentí un escalofrío que me recorrió de arriba abajo. - ¿Sandy, Cassidy? - seguí preguntando completamente desorientada. ¿Por qué esa mujer sabía más de mi que yo misma? ¿Y por qué todo parecía salido de una película de Grease? ¿Y aún más importante, qué narices era Grease y por qué había utilizado esa palabra?
- ¿Quiénes son esas personas? - pregunté con la voz entrecortada. Palpé entre mis ropas y me sorprendió ver el vestido azul marino que llevaba. En mi mano además tenía una identificación: era la mía, mi nombre era Cassidy Robles, residente de Sunnydale y mi edad era de 23 años. Tragué saliva, ¿por qué todo aquello me resultaba de lo más extraño, por qué no entendía nada?
Miré a la enfermera que me quería llevar junto a una tal Sandy, y luego a mi padre. Me seguía resultando raro. Agarré por el hombro a papá. - ¿Pa-papá? - pregunté cohibida. Me puse en pie para seguir a la enfermera que me llevaba a una habitación. Cruzábamos por un pasillo, en él había más gente, miré a otra enfermera que pasaba de largo, acompañaba a un muchacho rubio, le di sin querer con el hombro (Kasper) y no pude evitar fijarme en que él tenía la misma cara de desconcierto que yo. - Esto... yo, lo siento - logré decir. La enfermera tiró de mi arrastrándome con suavidad hasta la habitación 215 y nada más entrar el corazón me dio un vuelco: allí había una joven con la cara parcialmente quemada.
- ¿Sandy? - pregunté asustada, mi voz tembló mientras la enfermera me empujaba hacia la camilla. Tal vez esa chica supiera algo de lo que estaba ocurriendo. Allí había otra enfermera.
- Muchas cosas:
- Home:
Graaacias Jason
- Life Is Strange...:
- Multipass!:
¿Por qué me dolía tanto la cabeza? No me dejaba dormir y a eso súmale el dolor de espalda que tenía, se me escapó un suspiro mientras abría y cerraba los ojos intentando adaptarme a la luz solar. Miré al frente y sonreí al ver esas calles tan tranquilas... ¿Calles?
Miré a mi alrededor confundida, ¿qué hacía durmiendo en unas escaleras? Ahora entendía el por qué del dolor de espalda. Pero lo más importante... ¿Quién era yo? No recordaba nada, intentaba hacer memoria en vano, no me acordaba ni de mi nombre. ¿Qué me había pasado?
No me di cuenta de que alguien venía hacia mí corriendo hasta que estaba delante, ¿me hablaba a mí? ¿Señorita Croft? - Esto... ¿Yo? - Miré detrás de mí por si hubiese alguien, pero estaba sólo yo. - Pues... No se, supongo que ¿sí? - Me puse en pie con cuidado y fue cuando algo cayó al suelo desde mi regazo. Era un bolso, lo cogí y miré dentro, un DNI en el que ponía que mi nombre era Jemma E. Croft, mi edad y mi foto. Supongo que esa soy yo, pero realmente no me acordaba de nada. Lo guardé otra vez y me puse el bolso colgando del brazo.
Mi ropa, me quedé mirándola un momento para, enseguida, volver a mirarlo todo desconcertada. ¿Por qué estaba durmiendo en unas escaleras? ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Y por qué no recordaba absolutamente nada? Esas preguntas se repetían una y otra vez en mi cabeza sin encontrar una respuesta lógica.
Miré a mi alrededor confundida, ¿qué hacía durmiendo en unas escaleras? Ahora entendía el por qué del dolor de espalda. Pero lo más importante... ¿Quién era yo? No recordaba nada, intentaba hacer memoria en vano, no me acordaba ni de mi nombre. ¿Qué me había pasado?
No me di cuenta de que alguien venía hacia mí corriendo hasta que estaba delante, ¿me hablaba a mí? ¿Señorita Croft? - Esto... ¿Yo? - Miré detrás de mí por si hubiese alguien, pero estaba sólo yo. - Pues... No se, supongo que ¿sí? - Me puse en pie con cuidado y fue cuando algo cayó al suelo desde mi regazo. Era un bolso, lo cogí y miré dentro, un DNI en el que ponía que mi nombre era Jemma E. Croft, mi edad y mi foto. Supongo que esa soy yo, pero realmente no me acordaba de nada. Lo guardé otra vez y me puse el bolso colgando del brazo.
Mi ropa, me quedé mirándola un momento para, enseguida, volver a mirarlo todo desconcertada. ¿Por qué estaba durmiendo en unas escaleras? ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Y por qué no recordaba absolutamente nada? Esas preguntas se repetían una y otra vez en mi cabeza sin encontrar una respuesta lógica.
- Jemma :
- They :
- Awards :
Podía sentir que a mi alrededor había muchísimo ruido pero no sabia exactamente de que, abrí los ojos lentamente y me di cuenta que estaba recostado sobre una mesa, lo que termino por hacer que levantara la cabeza es que alguien me había tocado con ademan de que despertara.
Poco a poco sentí que los ruidos eran de un café pero eso no me importaba, tenia un dolor de cabeza como si hubiese salido toda la noche anterior a beberme todos los bares posibles, pero no conseguía pensar con claridad ni recordar nada, no recordaba ni mi propio nombre -¿Que esta pasando?- murmure.
La chica de mi lado estaba gritando a lo que parecía un cocinero que paseaba sin parar por la zona, pero también había otra chica a mi lado que parecía inconsciente, alargue la mano y la puse sobre su espalda moviendo la levemente -¿Estas bien?-
Al moverme se callo del bolsillo de mi camisa lo que parecía una identificación, la recogí y la leí detenidamente -¿Sky Nivans? ¿Sunnydale?- No entendía nada y quería ponerme de pie para hacer algunas preguntas, pero la cabeza todavía me daba vueltas y la chica que tenia despierta cerca de mi parecía también bastante inquieta, lo único que quería era salir de ese estúpido café, pero no sabia si quiera hacia donde ir, lo mejor seria preguntar en la propia cafetería si alguien podía ayudarme o si simplemente alguien sabia quien era...
Poco a poco sentí que los ruidos eran de un café pero eso no me importaba, tenia un dolor de cabeza como si hubiese salido toda la noche anterior a beberme todos los bares posibles, pero no conseguía pensar con claridad ni recordar nada, no recordaba ni mi propio nombre -¿Que esta pasando?- murmure.
La chica de mi lado estaba gritando a lo que parecía un cocinero que paseaba sin parar por la zona, pero también había otra chica a mi lado que parecía inconsciente, alargue la mano y la puse sobre su espalda moviendo la levemente -¿Estas bien?-
Al moverme se callo del bolsillo de mi camisa lo que parecía una identificación, la recogí y la leí detenidamente -¿Sky Nivans? ¿Sunnydale?- No entendía nada y quería ponerme de pie para hacer algunas preguntas, pero la cabeza todavía me daba vueltas y la chica que tenia despierta cerca de mi parecía también bastante inquieta, lo único que quería era salir de ese estúpido café, pero no sabia si quiera hacia donde ir, lo mejor seria preguntar en la propia cafetería si alguien podía ayudarme o si simplemente alguien sabia quien era...
Un gusto ácido subió del estómago al fondo de su garganta. El mal sabor de boca la hizo fruncir el ceño al despertar. Lentamente se incorporó. Estaba confundida, más de lo usual al despertarse. En su interior una abrumadora y confusa sensación parecía querer aflorar de ella, pero no la comprendía, no lograba entender por qué el malestar.
Un sonido salió de su barriga al aferrarse a Chris con ambos brazos, algo que la apenó más que haberse quedado dormida. Estaba hambrienta, por eso la acidez estomacal. «¿Un hijo?» Se mantuvo abrazada al pequeño intentando que la sensación de irrealidad no la afectara tanto, de lo contrario podría entrar en una crisis de histeria. No sabía dónde estaba, no sabía cómo había llegado allí, no recordaba haberse vestido en la mañana, no recordaba haber dado a luz y tampoco haberse casado. No recordaba siquiera si había ido a la universidad, o si aún estaba en contacto con sus padres. Algo terrible le estaba pasando. Algo que las personas que estaban allí no podían notar. «No recuerdo haberlo alimentado en la mañana.... ni nunca.»
¿Y si era su culpa que el niño se desmayara?
- Lo lamento. - Dijo al fin a las personas allí presentes. Temía verse como una loca. Sabía que estaba teniendo alguna clase de problema psiquiátrico y lo mejor era comentarlo con alguien de confianza. - Si no les molesta, preferiría llevarlo a casa. Ambos estamos muy cansados. Lo llevaré por mi cuenta al médico. Mañana... - ¿Qué día era? ¿Y si era viernes? Ya no importaba, no terminaría la frase. Le informaron que su esposo estaba en camino, que habían llamado por él.
Bajó la mirada para ver por primera vez el rostro del pequeño. ¿Era suyo? Era un niño precioso. Le dedicó una dulce sonrisa y una caricia en la mejilla. Luego lo alzó en sus brazos. Suponía que él también estaba hambriento y por eso el desmayo. Se sentía pésimo, una pésima madre. Y seguramente una pésima esposa, pero aquello no le pesaba.
- ¿Qué pasó, cariño? ¿Tienes hambre? - Preguntó al pequeño.
Un sonido salió de su barriga al aferrarse a Chris con ambos brazos, algo que la apenó más que haberse quedado dormida. Estaba hambrienta, por eso la acidez estomacal. «¿Un hijo?» Se mantuvo abrazada al pequeño intentando que la sensación de irrealidad no la afectara tanto, de lo contrario podría entrar en una crisis de histeria. No sabía dónde estaba, no sabía cómo había llegado allí, no recordaba haberse vestido en la mañana, no recordaba haber dado a luz y tampoco haberse casado. No recordaba siquiera si había ido a la universidad, o si aún estaba en contacto con sus padres. Algo terrible le estaba pasando. Algo que las personas que estaban allí no podían notar. «No recuerdo haberlo alimentado en la mañana.... ni nunca.»
¿Y si era su culpa que el niño se desmayara?
- Lo lamento. - Dijo al fin a las personas allí presentes. Temía verse como una loca. Sabía que estaba teniendo alguna clase de problema psiquiátrico y lo mejor era comentarlo con alguien de confianza. - Si no les molesta, preferiría llevarlo a casa. Ambos estamos muy cansados. Lo llevaré por mi cuenta al médico. Mañana... - ¿Qué día era? ¿Y si era viernes? Ya no importaba, no terminaría la frase. Le informaron que su esposo estaba en camino, que habían llamado por él.
Bajó la mirada para ver por primera vez el rostro del pequeño. ¿Era suyo? Era un niño precioso. Le dedicó una dulce sonrisa y una caricia en la mejilla. Luego lo alzó en sus brazos. Suponía que él también estaba hambriento y por eso el desmayo. Se sentía pésimo, una pésima madre. Y seguramente una pésima esposa, pero aquello no le pesaba.
- ¿Qué pasó, cariño? ¿Tienes hambre? - Preguntó al pequeño.
Despertó sobresaltada, abriendo sus ojos como platos, cuando su cuerpo fue movido involuntariamente, algo la había sacado de entre los brazos de Morfeo. Algo desorientada, giró su cabeza para observar que era lo que la había de extraído de su tranquilo sueño, lo que observó la dejó aún más confusa. Sentada se encontraba, compartiendo una mesa con dos desconocidos frente a ella. Tomó solo algunos segundos en absorber aquella escena y llegar a la conclusión que no entendía nada de esta. No sabía como había llegado y hacia allí, quienes eran estas dos personas que la acompañaban en la mesa y lo más importante, terminó de realizar que no sabía quién era ella. El miedo se hizo paso dentro de ella.
Volvió sus ojos hacia esas dos personas que la acompañaban, lista para soltar sus preguntas para saber que sucedía allí. Primero su mirada se clavó en la mujer, que ocupada estaba haciendo sus propias preguntas a alguien que ella no podía ver por estar atrás de sus espaldas. No lo había notado hasta ese momento, pero esta desconocida le sostenía la mano. ¿Acaso la conocía? No lo recordaba y por temor la retiro con lentitud. Luego su mirada cayó sobre el hombre, su otro acompañante en la mesa. Él en cambio estaba distraído mirando algo en sus manos, curiosa, sus ojos fueron a ese algo y se percató que era una clase de tarjeta. De los labios de este cayeron un nombre que no pudo reconocer pero pudo entender que era un nombre. ¿Tal vez pertenecía a aquel hombre? ¿Tal vez también tenía ella alguna parecida que la ayudara entender toda aquella situación?. Buscó primero entonces algo parecido en la mesa, no vio mas que vasos de café servidos, un maletín y un periódico, esto último tal vez le facilitaría de una fecha y ubicación, pero aparte de eso no encontró nada que la ayudara a saber su identidad, una prioridad para ella.
Intentaba no caer en pánico por completo, pero era difícil, el dolor de cabeza que sentía no ayudaba en aquella circunstancia, sino que la irritaba. Buscó en su persona como último recurso, no llamándose tonta por no hacer eso en primera instancia y... ¡Bingo! de inmediato encontró algo similar que la del hombre pero otras palabras estaban impresas en ella cuando la sacó de uno de sus bolsillos del pantalón que llevaba - ¿Valery Nivans? - dijo al leer en voz alta, aquellas palabras resultaban ajenas como familiares en su boca - ¿Acaso ese es mi nombre? - la pregunta la formulaba para ella misma, absorta, ignoró de momento todo lo demás. Primero deseaba saber si aquel nombre era el suyo.
Volvió sus ojos hacia esas dos personas que la acompañaban, lista para soltar sus preguntas para saber que sucedía allí. Primero su mirada se clavó en la mujer, que ocupada estaba haciendo sus propias preguntas a alguien que ella no podía ver por estar atrás de sus espaldas. No lo había notado hasta ese momento, pero esta desconocida le sostenía la mano. ¿Acaso la conocía? No lo recordaba y por temor la retiro con lentitud. Luego su mirada cayó sobre el hombre, su otro acompañante en la mesa. Él en cambio estaba distraído mirando algo en sus manos, curiosa, sus ojos fueron a ese algo y se percató que era una clase de tarjeta. De los labios de este cayeron un nombre que no pudo reconocer pero pudo entender que era un nombre. ¿Tal vez pertenecía a aquel hombre? ¿Tal vez también tenía ella alguna parecida que la ayudara entender toda aquella situación?. Buscó primero entonces algo parecido en la mesa, no vio mas que vasos de café servidos, un maletín y un periódico, esto último tal vez le facilitaría de una fecha y ubicación, pero aparte de eso no encontró nada que la ayudara a saber su identidad, una prioridad para ella.
Intentaba no caer en pánico por completo, pero era difícil, el dolor de cabeza que sentía no ayudaba en aquella circunstancia, sino que la irritaba. Buscó en su persona como último recurso, no llamándose tonta por no hacer eso en primera instancia y... ¡Bingo! de inmediato encontró algo similar que la del hombre pero otras palabras estaban impresas en ella cuando la sacó de uno de sus bolsillos del pantalón que llevaba - ¿Valery Nivans? - dijo al leer en voz alta, aquellas palabras resultaban ajenas como familiares en su boca - ¿Acaso ese es mi nombre? - la pregunta la formulaba para ella misma, absorta, ignoró de momento todo lo demás. Primero deseaba saber si aquel nombre era el suyo.
Me senté en un banco de la plaza a comerme mi helado y a pensar alguna forma de saber algo más de mi mismo y de aquel "tranquility lane" en el que me encontraba.
Unos chavales jugaban tranquilos con una pelota, un tipo raro despierta a una mujer que duerme plácidamente en un banco, lo que me hace pensar que hoy debe ser el día de los toca pelotas al parecer en esta mierda de sitio no te pueden dejar dormir tranquilo.
Me acomodé en aquel banco abriendo mis piernas para dejar espacio a mis testículos que lo necesitaban por la presión de las mallas y puse mi brazo derecho sobre el respaldo del asiento. Cuando fui a dar el primer bocado de aquel helado vi que en mi muñequera había una especie de tarjeta. Sujetando el frio y chocolateado alimento con la boca, saqué aquella tarjeta que resultó ser un DNI con una foto mía, reconocí que era mía por haberme visto antes en el espejo si no pensaría que el de la foto simplemente era un tío acojonantemente guapo, y si aquella era mi foto Robert Richards debía ser mi nombre.
-esto va tomando forma- Me dije a mi mismo antes de seguir mirando el documento en el cual aparecía el nombre de un pueblo donde supuestamente residía yo, el nombre en concreto era Sunnydale, ahora solo me faltaba saber donde mierdas me encontraba yo y si estaría muy lejos de ese pueblo.
Tras guardar el carnet de nuevo en mi muñequera y comerme mi helado la pelota de los chavales me dió en un pie y cuando uno de los chicos me pidió que se la pasara aproveché para preguntar donde nos encontrabamos:
-chaval ¿como se llama este pueblo?.
-¿es que estas colgado? Anda pásate la pelota y callate heladero- me contestó el niñato seguido de unas risas de sus compañeros, escupí el palo de mi helado me puse en pie sonriendo al muchacho y le asesté una patada a la pelota con todas mis fuerzas, la bola terminó impactando en la cara del chaval que se echó a llorar me acerqué a el y agarrandolo por el cuello le volví a preguntar, de un modo más agresivo que antes, el nombre del pueblo:
-Sunn...Sunn. ... Sunnydale .
-¿no ha sido tan difícil verdad?- dije antes de soltar al muchacho quien se fue llorando y gritando que se lo contaría todo a su papa, lo cual si debía impresionarme más bien me la traía floja. Asusté con la mirada al resto de chavales por simple diversión y me volví a meter en el camión en busca de alguna pista más o unas llaves, puesto que me encontraba en el mismo pueblo que decía el DNI que yo vivía mi siguiente paso seria buscar mi casa.
Unos chavales jugaban tranquilos con una pelota, un tipo raro despierta a una mujer que duerme plácidamente en un banco, lo que me hace pensar que hoy debe ser el día de los toca pelotas al parecer en esta mierda de sitio no te pueden dejar dormir tranquilo.
Me acomodé en aquel banco abriendo mis piernas para dejar espacio a mis testículos que lo necesitaban por la presión de las mallas y puse mi brazo derecho sobre el respaldo del asiento. Cuando fui a dar el primer bocado de aquel helado vi que en mi muñequera había una especie de tarjeta. Sujetando el frio y chocolateado alimento con la boca, saqué aquella tarjeta que resultó ser un DNI con una foto mía, reconocí que era mía por haberme visto antes en el espejo si no pensaría que el de la foto simplemente era un tío acojonantemente guapo, y si aquella era mi foto Robert Richards debía ser mi nombre.
-esto va tomando forma- Me dije a mi mismo antes de seguir mirando el documento en el cual aparecía el nombre de un pueblo donde supuestamente residía yo, el nombre en concreto era Sunnydale, ahora solo me faltaba saber donde mierdas me encontraba yo y si estaría muy lejos de ese pueblo.
Tras guardar el carnet de nuevo en mi muñequera y comerme mi helado la pelota de los chavales me dió en un pie y cuando uno de los chicos me pidió que se la pasara aproveché para preguntar donde nos encontrabamos:
-chaval ¿como se llama este pueblo?.
-¿es que estas colgado? Anda pásate la pelota y callate heladero- me contestó el niñato seguido de unas risas de sus compañeros, escupí el palo de mi helado me puse en pie sonriendo al muchacho y le asesté una patada a la pelota con todas mis fuerzas, la bola terminó impactando en la cara del chaval que se echó a llorar me acerqué a el y agarrandolo por el cuello le volví a preguntar, de un modo más agresivo que antes, el nombre del pueblo:
-Sunn...Sunn. ... Sunnydale .
-¿no ha sido tan difícil verdad?- dije antes de soltar al muchacho quien se fue llorando y gritando que se lo contaría todo a su papa, lo cual si debía impresionarme más bien me la traía floja. Asusté con la mirada al resto de chavales por simple diversión y me volví a meter en el camión en busca de alguna pista más o unas llaves, puesto que me encontraba en el mismo pueblo que decía el DNI que yo vivía mi siguiente paso seria buscar mi casa.
Un fuerte entumecimiento en el lado derecho del rostro se hacía presente mientras poco a poco su conciencia volvía una vez más, un par de pestañeos le hicieron observar el suelo de concreto en el que se encontraba, no era extraño que tuviera esa sensación en su cara, un dolor leve de cabeza se apodero de él mientras que usaba su diestra para posicionar la palma de su mano y poder levantarse, se sentía bastante aturdido y a decir verdad trataba de recordar de que extraña y loca manera termino ahí tirado, no le tomo mucho para percatarse del maletín que llevaba consigo mismo. Tengo que dejar de beber... Dijo para sí mismo mientras se lograba poner de pie sosteniendo dicho maletín, con su diestra sacudió su vestimenta.
What in the world...? Exclamo al ver la vestimenta que traía, extendiendo ambos brazos a los lados en sorpresa, trataba de recordar como llego hasta ese punto, mas no podía hacerlo, pero era mucho más que eso, "¿Quién soy?" no solamente no podía recordar cómo es que había llegado a tal situación, sino que tampoco recordaba quien era, esto causo mas confusión en el, poso su diestra sobre su cabeza cerrando los ojos en un gesto de malestar, era una sensación nada agradable si se hablaba físicamente.
Reviso en uno de los bolsillos del traje que llevaba, encontrando una identificación, "¿Daniel... Harris?" No se le hacía ni por cerca parecido, pero sin dudas era suya, volvió a guardarlo, se dispuso entonces a mirar a su alrededor.
Varias casas residenciales, y al lado contrario a varios metros de distancia un hospital y una iglesia, no le pareció muy conocida la zona, la calle con sus típicas grietas, algunos anuncios de propaganda de lo mas vintage... Pero había algo que le llamo la atención, de la casa numero 14 salía un poco de humo, incluso llego a escuchar unos ruidos, estaba bastante cerca, sabía que había alguien por ahí la cuestión ahora era si ir y pedir orientación del lugar, o caminar por la calle, o más aún ir al hospital de la zona.
What in the world...? Exclamo al ver la vestimenta que traía, extendiendo ambos brazos a los lados en sorpresa, trataba de recordar como llego hasta ese punto, mas no podía hacerlo, pero era mucho más que eso, "¿Quién soy?" no solamente no podía recordar cómo es que había llegado a tal situación, sino que tampoco recordaba quien era, esto causo mas confusión en el, poso su diestra sobre su cabeza cerrando los ojos en un gesto de malestar, era una sensación nada agradable si se hablaba físicamente.
Reviso en uno de los bolsillos del traje que llevaba, encontrando una identificación, "¿Daniel... Harris?" No se le hacía ni por cerca parecido, pero sin dudas era suya, volvió a guardarlo, se dispuso entonces a mirar a su alrededor.
Varias casas residenciales, y al lado contrario a varios metros de distancia un hospital y una iglesia, no le pareció muy conocida la zona, la calle con sus típicas grietas, algunos anuncios de propaganda de lo mas vintage... Pero había algo que le llamo la atención, de la casa numero 14 salía un poco de humo, incluso llego a escuchar unos ruidos, estaba bastante cerca, sabía que había alguien por ahí la cuestión ahora era si ir y pedir orientación del lugar, o caminar por la calle, o más aún ir al hospital de la zona.
Abrir los ojos me costó mucho. Los párpados parecían querer cerrarse de nuevo y volver a... ¿Dormir?
Tenía el cuello entumecido, quizá por eso me removí, buscando una mejor postura y finalmente conseguí librarme de aquel sopor. La cocina, desconocida, empezó a vislumbrarse borrosa y conforme los segundos pasaban, se fue enfocando. Parpadeé, confusa, tragué saliva y miré a un lado y a otro. Traté de recordar que hacía ahí, como y porqué había llegado a aquel lugar pero... Nada. Había un vacío enorme, grande y oscuro en mi mente, una puerta insalvable.
Arrugué la nariz ante el terrible olor a quemado y eché un rápido vistazo al horno, así como al humo que desprendía. Me apresuré a levantarme a prisas y apagar todos los botones, algo que hice casi sin darme cuenta, aunque trastabillando con los incómodos tacones y con aquel pomposo y ridículo vestido. Apagué el horno y abrí la portezuela de metal, echándome hacia atrás ante aquel golpe de vapor ardiendo que me hizo caer sentada en el suelo de la cocina. -¿Que....?- por mucho que tratase de recordar algo, no podía. Era frustrante, muchisimo. Era muy frustrante no saber nada de la vida de... ¿De quien?
Allí, en la mesa, había un bolso. Me apresuré a levantarme y volcarlo, dejando caer un pañuelo y una cartea que abría toda prisa, encontrando una foto de mi. Supuse que era yo. Molly Hedley, residente de Sunnydale. ¿Molly? ¿Quien cojones le ponía Molly a su hija, joder?
Una oleada de rabia se concentró en torno a una familia fantasma, a unos recuerdos vacíos justo cuando alguien se asomó a la puerta. Torcí los labios en un gesto de desapruebo y me llevé las manos a la cintura. -¿Qué haces tú en mi casa?- con todo el morro del mundo. Aquella era mi casa... ¿No? Me había quedado dormida encima de la mesa, por ende, aquella propiedad era mía. -Sal de aquí ahora mismo si no queres que llame a la policía... - levanté la mano para señalar la puerta de salida.... que no tenía idea de donde cojones estaba. Fruncí el entrecejo y apreté los labios. Aquello era muy extraño, no saber nada de una misma salvo el lugar donde estaba...
Tenía el cuello entumecido, quizá por eso me removí, buscando una mejor postura y finalmente conseguí librarme de aquel sopor. La cocina, desconocida, empezó a vislumbrarse borrosa y conforme los segundos pasaban, se fue enfocando. Parpadeé, confusa, tragué saliva y miré a un lado y a otro. Traté de recordar que hacía ahí, como y porqué había llegado a aquel lugar pero... Nada. Había un vacío enorme, grande y oscuro en mi mente, una puerta insalvable.
Arrugué la nariz ante el terrible olor a quemado y eché un rápido vistazo al horno, así como al humo que desprendía. Me apresuré a levantarme a prisas y apagar todos los botones, algo que hice casi sin darme cuenta, aunque trastabillando con los incómodos tacones y con aquel pomposo y ridículo vestido. Apagué el horno y abrí la portezuela de metal, echándome hacia atrás ante aquel golpe de vapor ardiendo que me hizo caer sentada en el suelo de la cocina. -¿Que....?- por mucho que tratase de recordar algo, no podía. Era frustrante, muchisimo. Era muy frustrante no saber nada de la vida de... ¿De quien?
Allí, en la mesa, había un bolso. Me apresuré a levantarme y volcarlo, dejando caer un pañuelo y una cartea que abría toda prisa, encontrando una foto de mi. Supuse que era yo. Molly Hedley, residente de Sunnydale. ¿Molly? ¿Quien cojones le ponía Molly a su hija, joder?
Una oleada de rabia se concentró en torno a una familia fantasma, a unos recuerdos vacíos justo cuando alguien se asomó a la puerta. Torcí los labios en un gesto de desapruebo y me llevé las manos a la cintura. -¿Qué haces tú en mi casa?- con todo el morro del mundo. Aquella era mi casa... ¿No? Me había quedado dormida encima de la mesa, por ende, aquella propiedad era mía. -Sal de aquí ahora mismo si no queres que llame a la policía... - levanté la mano para señalar la puerta de salida.... que no tenía idea de donde cojones estaba. Fruncí el entrecejo y apreté los labios. Aquello era muy extraño, no saber nada de una misma salvo el lugar donde estaba...
Una voz lejana me despertó gritando "Familia Robles", un apellido con el cual me sentía plenamente identificado, como si me perteneciera, pero no logré reconocer el siguiente nombre que fue mencionado: "Sandy". Lentamente abrí los ojos, mirando desconcertado todo lo que me rodeaba, incluyendo a la muchacha que dormitaba sobre mi hombre. ¿Quién era ella? Pero lo más importante que debía preguntarme es: ¿Dónde estamos? Nada se me hacía familiar, aunque si de algo estaba seguro es de que nos encontrábamos en un hospital, o por lo menos en algún lugar que parecía uno. Impactado, me revisé el cuerpo entero con la mirada en busca de alguna herida, y aunque no encontré ni una sola gota de sangre sobre mí, el extraño vestido que tenía puesto sí era algo fuera de lo común. "Vaya, pareciera sacado de los años cincuenta". ¿Años cuarenta? ¿Cuáles eran los años cincuenta?
La enfermera nos levantó a mí y a Cassidy, quien por alguna razón me llamaba "papá". Ahora no me sorprendería que estuviera en un hospital psiquiátrico, porque mírelo por donde lo mire, esa muchacha no podía ser mi hija, y si me llamaba "papá" es que no estaba muy bien de la cabeza. De repente, todo lo relacionado con la mente humana, problemas psicológicos y hospitales mentales me pareció familiar, como si yo estuviera de alguna manera involucrado en todo ello, y ya no me parecía tan descabellado hallarme en un lugar como ese. A medida que cruzábamos el pasillo y veía a las demás personas ajenas a las enfermeras, estaba más convencido de que en efecto se trataba de un psiquiátrico, a juzgar por los rostros de desconcierto que nos rodeaban. Debía ser condescendiente con Cassidy y fingir que era su padre para no confundirla más de lo que parecía.
La enfermera nos condujo hasta una habitación; la 215 según pude mirar antes de entrar. Una mujer con la cara parcialmente quemada. Estaba asustada, podía deducirlo. Ella era Sandy, según lo dicho por la enfermera. Tampoco la conocía, nunca la había visto en mi vida, y aún así se supone que también era su padre, otra cosa imposible. ¿Pero qué pasaría si Cassidy no es la loca sino que el loco soy yo y en realidad sí son mis hijas? ¡Maldición! Ni siquiera lograba recordar mi nombre, sólo mi apellido y eso fue porque la enfermera lo mencionó.
-¿Qué le ocurrió a ella?- Pregunté nervioso y en voz baja a la enfermera que nos condujo hasta ahí. Si en verdad era mi hija se supone que debía estar preocupado por ella, pero no sentía nada diferente a curiosidad por su situación. Carecía de empatía incluso con mi propia hija, un síntoma de psicopatía. Me llevé una mano a la cabeza, que me dolía como nunca antes lo había hecho. -¿Por qué no recuerdo ni quién soy?- Confesé en voz baja, quizás la enfermera me escuchó, pero dudaba que las otras dos chicas lo hayan hecho, o tal vez sí, si es que tienen un buen oído. Caminé hasta una silla blanca que había en un rincón y me dejé caer en ella, sentándome con mi rostro siendo tapado por ambas manos.
La enfermera nos levantó a mí y a Cassidy, quien por alguna razón me llamaba "papá". Ahora no me sorprendería que estuviera en un hospital psiquiátrico, porque mírelo por donde lo mire, esa muchacha no podía ser mi hija, y si me llamaba "papá" es que no estaba muy bien de la cabeza. De repente, todo lo relacionado con la mente humana, problemas psicológicos y hospitales mentales me pareció familiar, como si yo estuviera de alguna manera involucrado en todo ello, y ya no me parecía tan descabellado hallarme en un lugar como ese. A medida que cruzábamos el pasillo y veía a las demás personas ajenas a las enfermeras, estaba más convencido de que en efecto se trataba de un psiquiátrico, a juzgar por los rostros de desconcierto que nos rodeaban. Debía ser condescendiente con Cassidy y fingir que era su padre para no confundirla más de lo que parecía.
La enfermera nos condujo hasta una habitación; la 215 según pude mirar antes de entrar. Una mujer con la cara parcialmente quemada. Estaba asustada, podía deducirlo. Ella era Sandy, según lo dicho por la enfermera. Tampoco la conocía, nunca la había visto en mi vida, y aún así se supone que también era su padre, otra cosa imposible. ¿Pero qué pasaría si Cassidy no es la loca sino que el loco soy yo y en realidad sí son mis hijas? ¡Maldición! Ni siquiera lograba recordar mi nombre, sólo mi apellido y eso fue porque la enfermera lo mencionó.
-¿Qué le ocurrió a ella?- Pregunté nervioso y en voz baja a la enfermera que nos condujo hasta ahí. Si en verdad era mi hija se supone que debía estar preocupado por ella, pero no sentía nada diferente a curiosidad por su situación. Carecía de empatía incluso con mi propia hija, un síntoma de psicopatía. Me llevé una mano a la cabeza, que me dolía como nunca antes lo había hecho. -¿Por qué no recuerdo ni quién soy?- Confesé en voz baja, quizás la enfermera me escuchó, pero dudaba que las otras dos chicas lo hayan hecho, o tal vez sí, si es que tienen un buen oído. Caminé hasta una silla blanca que había en un rincón y me dejé caer en ella, sentándome con mi rostro siendo tapado por ambas manos.
Una terrible jaqueca comenzaba a apoderarse de mi cabeza. Apreté mis ojos cerrándolos aún más con fuerza, tratando de que el dolor se despejará, y poco a poco parecía que se disipaba.
Una voz me hizo abrir los ojos de golpe. Espera, ¿dónde narices estaba? Me pregunté al encontrarme sentada en el banco de un parque. — ¿Qué? — pregunté sin entender nada.
— ¿Yo? — me señalé. ¿Dabija? Miré a ambos lados luego.
— Esto... Creo que sí — contesté aturdida. El tipo sonrió y se marchó. A mi lado había alguien con un periódico. — Oye tú, espabila — le quité el periódico de un manotazo y me encontré con que el tipo en cuestión estaba completamente dormido. Le miré enarcando una ceja. ¿Quién era él, quién era la señora Dabija, dónde estaba, qué pasaba...? Centenares de preguntas comenzaron a cruzar veloces por mi cabeza. Y para ninguna tenía respuesta.
Una voz me hizo abrir los ojos de golpe. Espera, ¿dónde narices estaba? Me pregunté al encontrarme sentada en el banco de un parque. — ¿Qué? — pregunté sin entender nada.
— ¿Yo? — me señalé. ¿Dabija? Miré a ambos lados luego.
— Esto... Creo que sí — contesté aturdida. El tipo sonrió y se marchó. A mi lado había alguien con un periódico. — Oye tú, espabila — le quité el periódico de un manotazo y me encontré con que el tipo en cuestión estaba completamente dormido. Le miré enarcando una ceja. ¿Quién era él, quién era la señora Dabija, dónde estaba, qué pasaba...? Centenares de preguntas comenzaron a cruzar veloces por mi cabeza. Y para ninguna tenía respuesta.
Sentí que la cabeza me explotaba, tenía los ojos cerrados tratando de asimilar todo aquello pero… no lograba que nada de eso pasara, únicamente sentía el dolor y la sensación de no saber ni dónde demonios estaba. La voz de una mujer me trajo de vuelta a la realidad: “Su esposa ha muerto” le miré atento y muy curioso. ¿Esposa? Pensé en mis adentros pero no lograba relacionar nada, no sentía nada… ni siquiera el dolor de sentir que alguien cercano a mí hubiera muerto.
- Yo…- dije con voz baja mientras miraba al sujeto sentado a mi lado. ¿Quién era él? ¿Nos conocíamos? Tomé las cosas que estaban cerca suponiendo que eran mías, las analicé y saqué la identificación: “Alistair Jackson” supuse que era yo. Miré a mi alrededor y me levanté casi por instinto comenzando a caminar fuera del cuarto del hospital. Todos me miraron extrañado pero nos abía que estaba pasando en esos momentos. -No tardaré- agregué al salir de la habitación, todo me daba vueltas y el dolor de cabeza se hacía más fuerte con cada paso que daba. ¿Qué demonios había pasado?
- Yo…- dije con voz baja mientras miraba al sujeto sentado a mi lado. ¿Quién era él? ¿Nos conocíamos? Tomé las cosas que estaban cerca suponiendo que eran mías, las analicé y saqué la identificación: “Alistair Jackson” supuse que era yo. Miré a mi alrededor y me levanté casi por instinto comenzando a caminar fuera del cuarto del hospital. Todos me miraron extrañado pero nos abía que estaba pasando en esos momentos. -No tardaré- agregué al salir de la habitación, todo me daba vueltas y el dolor de cabeza se hacía más fuerte con cada paso que daba. ¿Qué demonios había pasado?
Este mensaje no es más que una aclaración. Los personajes del panel en tono oscuro han sido eliminados de la IIBS por no haber respondido en las 48 horas establecidas. Panel de participantes.
- No podrán ya volver a la BS.
- Para que la historia no se trastoque algunos de los personajes no habrán aparecido, mientras que otros serán PNJ (Otros personajes ajenos a los reales)
- Un narrador se pasará en breve para crear una nueva situación.
¡Gracias y mucho ánimo!
- No podrán ya volver a la BS.
- Para que la historia no se trastoque algunos de los personajes no habrán aparecido, mientras que otros serán PNJ (Otros personajes ajenos a los reales)
- Un narrador se pasará en breve para crear una nueva situación.
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