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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Recuerdo del primer mensaje :
Existe una toxina, que cuando entra en contacto con una persona, esta cae en un profundo sueño. Cuando a las horas despierta, la persona en concreto, no recuerda absolutamente nada de su vida pasada. Quién es, qué hizo el día anterior, quienes son sus amigos, familiares, conocidos... Todo queda en el completo olvido.
Un ligero dolor de cabeza se apodera de ti, te sientes raro/a... ¿Qué ha pasado?
■ Ubicación: Sunnydale (Mapa)
■ Sarah Miller: (Prendas) Colegio: una clase cualquiera de niños de cinco años, típica de la época. Se encuentra sentada sobre una silla, su cuerpo está echado sobre un escritorio, se escucha el murmullo de los niños, que no dejan de llamarla. «Señorita Miller, señorita Miller...» Algunos parecen preocupados, otros se ríen porque su profesora parece haberse dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sarah Miller.
■ Phoenix Hemmer: (Prendas) Colegio: una enfermería. Se encuentra dormida en un sofá situado en el fondo de la sala. Un profesor le da un leve toque en el hombro. «Señorita Mijakovic, por favor despierte, su hijo se ha desmayado» El hombre porta a Chris J. Parker en sus brazos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Phoenix Mijakovic.
■ Rickard Ward: (Prendas) Colegio: sala de profesores. Se encuentra sentado sobre un escritorio profundamente dormido. Una de las profesoras lo llama suavemente. «Su esposa está abajo, parece que se ha desmayado» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Rickard Croft.
■ Jemma E. Croft: (Prendas) Colegio: escalones de la entrada, exterior. Se encuentra sentada sobre los escalones de la entrada, dormida. Alguien corre hacia ella preocupada. «¡Señorita Croft, señorita Croft, ¿está usted bien?!» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Jemma E. Croft.
■ Chris J. Parker: (Prendas) Colegio: enfermería. Un hombre alto lo lleva a la enfermería, de camino a esta no deja de llamarlo preocupado. «Chris, por favor, pequeño, despierta...» Al entrar llama a la enfermera y deposita al niño sobre la camilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Chris J. Mijakovic.
■ Zarko Mijakovic: (Prendas) Cafetería: sofás de esquina. Se encuentra sentado en uno de los sofás de la típica cafetería de los 50. «¡Eh Mijakovic, llaman del colegio, a tu hijo le ha pasado algo, quieren que vayas a por él, tu mujer ya está cuidando de él, pero quieren que vayas» El cocinero se acerca a Zarko y le da un suave toque en el hombro, luego se va hacia su hija. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Zarko Mijakovic.
■ Nova J. Mills: (Prendas) Cafetería: barra. Se encuentra sentada sobre un taburete, dormida sobre la barra. «Cariño, si quieres vete a dormir a casa ya, llevas toda la noche con ese dichoso libro» Tras regañar a Zarko, el cocinero se acerca a ella y acaricia su pelo. «Mamá seguro que te ha preparado algo para desayunar, venga» Aparta el libro de ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nova J. Mills.
■ Abigail Roth: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostada en el sofá, completamente dormida. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Sky Nivans, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Abigail Nivans.
■ Sky Nivans: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostado en el sofá, completamente dormido. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Abigail Roth, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sky Nivans.
■ Valery Hayes: (Prendas) Cafetería: mesa que hay bajo una cristalera. Se encuentra sentada en una silla, en la misma mesa que Sky y Abigail, ellos dos están en el sofá que hay bajo la cristalera. En la mesa hay tres cafés, un periódico y maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Valery Nivans.
■ Zhnets: (Prendas) Hospital: una camilla de la habitación 215. Solo se escucha un repetido pitido, una y otra vez. Una enfermera se acerca para revisar la bolsa de suero cuando... «¡Oh Dios Santo, has despertado! Cariño, Helena, ¿estás bien? Soy la doctora Smith, has tenido un accidente de coche, tu padre y tu hermana te están esperando, ellos están bien» La mujer sonríe. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sandy Robles.
■ Nicholas Robles: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a Nicholas y trata de despertarlo. Ryder está sentada a su lado, apoyada sobre su hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nicholas Robles.
■ Alistair Jackson: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Kasper en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Alistair Jackson.
■ Ryder: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a ellos dos (Ryder y Nicholas) que están dormidos en una de las sillas de las ala. Ella con la cabeza echada sobre el hombro de Nicholas. «Cassidy, muchacha despierta, Sandy ya está bien, tu padre y tú podéis ir ya a verla» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Cassidy Robles.
■ Kasper R Jäger: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Alistair en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Le dice el hombre a Alistair. «Kasper, muchacho, ven, te invito a un chocolate en la cafetería» Le dice la enfermera mientras le da suavemente en el hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Kasper R. Jackson.
■ Victoria Devars: (Prendas) Plaza: tumbada en un banco. Se encuentra tumbada sobre un banco de la plaza, completamente dormida. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Victoria Devars.
■ Roxan Burnside: (Prendas) Plaza: sentada bajo la estatua principal. Se encuentra sentada en el suelo al lado de la estatua principal, parece que se ha dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Roxan Devars.
■ Vannah Ward: (Prendas) Plaza: sentada en un banco. Se encuentra sentada en el banco junto a Mihail, entre sus manos sujeta un bolso. «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Vannah Dabija.
■ Grant A. Ward: (Prendas) Plaza: se encuentra tirado en el césped de cualquier manera, un tipo le da en el pie, es un policía. «Muchacho, eh despierta, no puedes estar así aquí, a vagabundear a otra parte» Le dice el policía. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Grant A. Ward.
■ Mihail Dabija: (Prendas) Plaza: sentado en un banco. Se encuentra sentado en un banco sujetando un enorme periódico como si se hubiera quedado dormido mientras lo leía. Al lado está Vannah «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos a la mujer. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Mihail Dabija.
■ Aleksei K. Hedley: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Isaak, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Aleksei K. Hedley.
■ Isaak A. Kügler: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Aleksei, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Isaak A. Hedley.
■ Molly L. Bennet: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentada en una silla de la cocina. El horno está echando un ligero humor gris, huele a quemado, el pollo se está calcinando. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Molly Hedley.
■ Daniel Harris: (Prendas) Exterior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra en la acera del jardín, tirado en el suelo, en su mano hay un maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Daniel Harris.
■ Slim Fox: (Prendas, bigote incluido) Plaza: en el interior de un camión de helados, junto a la plaza. Se encuentra dormido en el interior del típico camión de helados de la época, apoyando su cabeza en el marco de la ventana. «Oiga, caballero, ¿le pagan por dormir? Quiero un helado de vainilla, ¡despierte hombre!» Exclama un señor desde fuera que se asoma a la ventanilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Robert Richards.
Y hasta aquí la primera situación de la IIBS. Si necesitáis ayuda o tenéis dudas estamos a un MP de distancia. Los personajes no recordarán absolutamente nada de nada, solo debéis responder diciendo como actuáis a esta situación tan... ¿particular, no?
II Batalla de Supervivencia
01 de junio de 1955, Sunnydale.
- Off rol - Normativa - Clic:
- Comienza la II Batalla de Supervivencia. Por ahora el inicio del rol será sencillo, pero irán surgiendo nuevos acontecimientos conforme vosotros vayáis respondiendo. Se establecen un par de normas a cumplir, puede que estas crezcan más adelante o incluso se modifiquen, por ahora son las siguientes:
▧Tras las normas se inicia una puesta en rol obligatoria a seguir.▧En la Batalla de Supervivencia solo puede ganar un personaje, que será el último que quede sin ser eliminado.▧Los personajes serán eliminados a razón de: Inactividad o mal estar del personaje. Se hará de forma lógica.▧Los participantes que no respondan en 48 horas serán eliminados.▧Los personajes solo podrán cargar con las armas que pidieron y otros objetos que el staff vaya indicando.▧El objeto "vida" es a nivel o off rol, a nivel on rol una simple moneda que encontrareis en diversos zonas. Quienes posean una vida, on rol pueden mencionar que encontraron una moneda.▧Quienes tengan el suero aún no lo tienen on rol.▧No tenéis vuestras armas.▧No hay mínimo de lineas, pero sí máximo: 35 líneas. Sabemos que muchos escribís eso o incluso más, pero queremos hacer que la BS sea rápida.▧No hay turnos de posteo, pero deben haber cuatro mensajes al menos entre tu último mensaje y el nuevo.
Te arrastrarán al infierno.
Conocerás el miedo.
Te enfrentarás a tus peores pesadillas hechas realidad.
Lucharás por tu vida.
Contra la muerte.
¿Serás capaz de llegar hasta el final?
Conocerás el miedo.
Te enfrentarás a tus peores pesadillas hechas realidad.
Lucharás por tu vida.
Contra la muerte.
¿Serás capaz de llegar hasta el final?
Prefacio
Existe una toxina, que cuando entra en contacto con una persona, esta cae en un profundo sueño. Cuando a las horas despierta, la persona en concreto, no recuerda absolutamente nada de su vida pasada. Quién es, qué hizo el día anterior, quienes son sus amigos, familiares, conocidos... Todo queda en el completo olvido.
Un ligero dolor de cabeza se apodera de ti, te sientes raro/a... ¿Qué ha pasado?
Comienza la IIBS
■ Ubicación: Sunnydale (Mapa)
■ Sarah Miller: (Prendas) Colegio: una clase cualquiera de niños de cinco años, típica de la época. Se encuentra sentada sobre una silla, su cuerpo está echado sobre un escritorio, se escucha el murmullo de los niños, que no dejan de llamarla. «Señorita Miller, señorita Miller...» Algunos parecen preocupados, otros se ríen porque su profesora parece haberse dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sarah Miller.
■ Phoenix Hemmer: (Prendas) Colegio: una enfermería. Se encuentra dormida en un sofá situado en el fondo de la sala. Un profesor le da un leve toque en el hombro. «Señorita Mijakovic, por favor despierte, su hijo se ha desmayado» El hombre porta a Chris J. Parker en sus brazos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Phoenix Mijakovic.
■ Rickard Ward: (Prendas) Colegio: sala de profesores. Se encuentra sentado sobre un escritorio profundamente dormido. Una de las profesoras lo llama suavemente. «Su esposa está abajo, parece que se ha desmayado» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Rickard Croft.
■ Jemma E. Croft: (Prendas) Colegio: escalones de la entrada, exterior. Se encuentra sentada sobre los escalones de la entrada, dormida. Alguien corre hacia ella preocupada. «¡Señorita Croft, señorita Croft, ¿está usted bien?!» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Jemma E. Croft.
■ Chris J. Parker: (Prendas) Colegio: enfermería. Un hombre alto lo lleva a la enfermería, de camino a esta no deja de llamarlo preocupado. «Chris, por favor, pequeño, despierta...» Al entrar llama a la enfermera y deposita al niño sobre la camilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Chris J. Mijakovic.
■ Zarko Mijakovic: (Prendas) Cafetería: sofás de esquina. Se encuentra sentado en uno de los sofás de la típica cafetería de los 50. «¡Eh Mijakovic, llaman del colegio, a tu hijo le ha pasado algo, quieren que vayas a por él, tu mujer ya está cuidando de él, pero quieren que vayas» El cocinero se acerca a Zarko y le da un suave toque en el hombro, luego se va hacia su hija. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Zarko Mijakovic.
■ Nova J. Mills: (Prendas) Cafetería: barra. Se encuentra sentada sobre un taburete, dormida sobre la barra. «Cariño, si quieres vete a dormir a casa ya, llevas toda la noche con ese dichoso libro» Tras regañar a Zarko, el cocinero se acerca a ella y acaricia su pelo. «Mamá seguro que te ha preparado algo para desayunar, venga» Aparta el libro de ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nova J. Mills.
■ Abigail Roth: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostada en el sofá, completamente dormida. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Sky Nivans, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Abigail Nivans.
■ Sky Nivans: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostado en el sofá, completamente dormido. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Abigail Roth, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sky Nivans.
■ Valery Hayes: (Prendas) Cafetería: mesa que hay bajo una cristalera. Se encuentra sentada en una silla, en la misma mesa que Sky y Abigail, ellos dos están en el sofá que hay bajo la cristalera. En la mesa hay tres cafés, un periódico y maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Valery Nivans.
■ Zhnets: (Prendas) Hospital: una camilla de la habitación 215. Solo se escucha un repetido pitido, una y otra vez. Una enfermera se acerca para revisar la bolsa de suero cuando... «¡Oh Dios Santo, has despertado! Cariño, Helena, ¿estás bien? Soy la doctora Smith, has tenido un accidente de coche, tu padre y tu hermana te están esperando, ellos están bien» La mujer sonríe. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sandy Robles.
■ Nicholas Robles: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a Nicholas y trata de despertarlo. Ryder está sentada a su lado, apoyada sobre su hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nicholas Robles.
■ Alistair Jackson: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Kasper en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Alistair Jackson.
■ Ryder: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a ellos dos (Ryder y Nicholas) que están dormidos en una de las sillas de las ala. Ella con la cabeza echada sobre el hombro de Nicholas. «Cassidy, muchacha despierta, Sandy ya está bien, tu padre y tú podéis ir ya a verla» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Cassidy Robles.
■ Kasper R Jäger: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Alistair en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Le dice el hombre a Alistair. «Kasper, muchacho, ven, te invito a un chocolate en la cafetería» Le dice la enfermera mientras le da suavemente en el hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Kasper R. Jackson.
■ Victoria Devars: (Prendas) Plaza: tumbada en un banco. Se encuentra tumbada sobre un banco de la plaza, completamente dormida. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Victoria Devars.
■ Roxan Burnside: (Prendas) Plaza: sentada bajo la estatua principal. Se encuentra sentada en el suelo al lado de la estatua principal, parece que se ha dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Roxan Devars.
■ Vannah Ward: (Prendas) Plaza: sentada en un banco. Se encuentra sentada en el banco junto a Mihail, entre sus manos sujeta un bolso. «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Vannah Dabija.
■ Grant A. Ward: (Prendas) Plaza: se encuentra tirado en el césped de cualquier manera, un tipo le da en el pie, es un policía. «Muchacho, eh despierta, no puedes estar así aquí, a vagabundear a otra parte» Le dice el policía. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Grant A. Ward.
■ Mihail Dabija: (Prendas) Plaza: sentado en un banco. Se encuentra sentado en un banco sujetando un enorme periódico como si se hubiera quedado dormido mientras lo leía. Al lado está Vannah «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos a la mujer. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Mihail Dabija.
■ Aleksei K. Hedley: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Isaak, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Aleksei K. Hedley.
■ Isaak A. Kügler: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Aleksei, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Isaak A. Hedley.
■ Molly L. Bennet: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentada en una silla de la cocina. El horno está echando un ligero humor gris, huele a quemado, el pollo se está calcinando. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Molly Hedley.
■ Daniel Harris: (Prendas) Exterior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra en la acera del jardín, tirado en el suelo, en su mano hay un maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Daniel Harris.
■ Slim Fox: (Prendas, bigote incluido) Plaza: en el interior de un camión de helados, junto a la plaza. Se encuentra dormido en el interior del típico camión de helados de la época, apoyando su cabeza en el marco de la ventana. «Oiga, caballero, ¿le pagan por dormir? Quiero un helado de vainilla, ¡despierte hombre!» Exclama un señor desde fuera que se asoma a la ventanilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Robert Richards.
Y hasta aquí la primera situación de la IIBS. Si necesitáis ayuda o tenéis dudas estamos a un MP de distancia. Los personajes no recordarán absolutamente nada de nada, solo debéis responder diciendo como actuáis a esta situación tan... ¿particular, no?
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Tenéis a partir de este mensaje 96 horas para responder al menos dos veces cada uno.
Quienes no respondan las dos veces serán eliminados de la BS.
Quienes no respondan las dos veces serán eliminados de la BS.
Aviso
■ Cuando pasen 48 horas serán las cinco de la tarde.
■ Otros narradores se pasarán para ir poniendo mini-situaciones: cuando postee yo será para dar avisos sobre horas, otras situaciones...
■ Otros narradores se pasarán para ir poniendo mini-situaciones: cuando postee yo será para dar avisos sobre horas, otras situaciones...
Game Over
■ Aleksei K. Hedley queda fuera de la IIBS por no haber superado la última actividad. Un PNJ lo sustituirá y será como si él no hubiera estado aquí nunca.
■ Valery Hayes: No queda fuera aún, tiene la opción de seguir en la IIBS a cambio de la vida que posee en su inventario.
■ Valery Hayes: No queda fuera aún, tiene la opción de seguir en la IIBS a cambio de la vida que posee en su inventario.
Situaciones varias
▬ Molly L. Bennet y Daniel Harris: «¡Molly, Molly!» El hombre que estaba antes en la cocina se acerca corriendo a por ella y la agarra del hombro. «¿Pero qué está pasando, estás bien?» Le pregunta, entonces aparta su mano de la de Daniel. «Cariño, será mejor que dejes a este señor, no le conocemos de nada, disculpe caballero, mi esposa no tiene hoy un buen día.» Explica él dejando a Daniel.
El señor Hedley se fija entonces en el coche de policía. Los dos hombres que corren por la calle casi llegan hasta ellos, el coche para al lado del jardín y bajan dos policías: «¡Por favor, todo el mundo a sus casas!» Pide uno de los policías.
«¡Ayuda! Mi mujer, mi mujer...» El hombre que corría primero por la calle tropieza y cae al suelo, parece en estado de shock, se encuentra lleno de sangre y heridas. El policía corre a socorrerle y un segundo policía va a por el otro hombre que andaba a paso más lento, este parece estar aún peor que el otro. «Señor... es mi hermana, nos ha atacado a mi cuñado y a mi.» Se desploma también en el suelo y el policía trata de ayudarlo a que se levante.
▬ Victoria Devars: El coche va por la calle de la zona comercial. Tienes dos opciones, saltar de este o quedarte con ese hombre tan extraño y ver que pasa más adelante. Si decides saltar del vehículo, deberás escribir tu rol con normalidad hasta ese momento y elegir la lanzada de dados de dilemas: Sí - Tu personaje es herido en la caída, - 1 punto de salud. No - Tu personaje logra caer bien y no recibe ningún daño. Según el resultado editas tu mensaje para añadir lo que ocurra. Si decides seguir con el hombre te llevará al punto número doce del mapa. Un viejo almacén.
▬ Sky Nivans: Si abres el maletín que llevas contigo te darás cuenta de que no es de tu propiedad, en él se encuentran papeles en relación al museo y a Abigail Nivans, además de las llaves del museo. De repente la campana de la puerta suena y entra una mujer de mediana edad y algo rechoncha, se frota una y otra vez la frente. «Ay señor... ¡Gracias al cielo chico! Has llegado tú a tiempo, hoy no es mi día, me he levantado fatal de la cama. No te acerques, creo que tengo un buen resfriado y no deseo pegartelo.» Explica la mujer que parece conocerte de toda la vida. Si te fijas, verás en las paredes de la tienda que hay una fotografía de ella frente al mostrador y otra de la misma mujer fuera, frente a la puerta de la tienda.
▬ Zhnets: La enfermera mira aterrada a la joven, se escucha un goteo, se ha meado encima del propio terror que le ha infundado la joven atacante. «Yo, yo... eres libre de irte, nadie te retiene.» Tartamudea ella con la mirada fija en sus ojos.
▬ Kasper R. Jäger y Alistair Jackson: «¿Cómo qué qué es esto? Es un rico chocolate, vamos bebe, te hará bien.» La enfermera coge la taza la mira, ignora el contenido y le insiste al muchacho a que se beba la taza. «Oh, ¿ya se van?» Pregunta la enfermera con cara de tristeza. Repentinamente se escucha jaleo procedente de la cocina. Posibilidades: irse del hospital o acercarse a la cocina a ver qué pasa.
▬ Chris J. Parker y Phoenix Hemmer: «Phoenix, ¿cómo está el pequeño? Han llamado del colegio, ¿no os habéis cruzado con Idair? Ha salido hace nada.» El cocinero asiente y le lleva el periódico a Phoenix junto a la guía telefónica. El hombre, de mediana edad y rechoncho la mira confuso. «¿Qué pasa Phoenix?» Le pregunta él preocupado. El periódico marca el día 1 de junio de 1955 y la guía es de ese mismo año también, del pueblo de Sunnydale.
La puerta de la cafetería se abre, entra un hombre alto y rubio, parece agotado. «¡Gracias a dios!» Exclama cuando se percata de que Phoenix y Chris están ahí. «Pensaba que...» Le cuesta hablar, parece que venía corriendo. Se acerca a Phoenix y Chris, agarra al pequeño entre sus brazos, lo abraza con fuerza besando su frente con sumo cariño y luego con su otro brazo libre rodea a Phoenix dándole un suave beso en la mejilla también. «Estaba muy preocupado, me han avisado de que Chris se ha desmayado, ¿qué ha pasado?, ¿ya está bien?» El chico parece bastante angustiado.
▬ Nicholas Robles, Ryder y Jemma E. Croft: Podéis seguir caminando por la calle. No tenéis por qué coincidir los tres. Ryder y Nicholas pueden tratar de buscar su casa o ir a donde les plazca, de primeras no darán con ella.
«¡Jemma!, ¡Jemma!» El tipo del colegio que cargó contigo en brazos sale corriendo tras de ti, parece enfadado. «¡¿Pero qué narices pasa contigo?!» Grita cuando llega hasta tu altura, sin venir a cuento te agarra por el brazo, te zarandea y propina un guantazo en la mejilla que produce que caigas al suelo.
▬ Abigail Roth y Valery Hayes: Vosotras decidís que hacéis, el problema es que Abigail no posee las llaves del museo y lo encontrará cerrado. Valery puede ir al restaurante o donde quiera. El dinero para pagar la comida estaba también dentro del maletín.
▬ Slim Fox y Vannah Ward: Vuestra situación es sencilla, vosotros dos podéis elegir qué hacéis ahora. Si iros o quedaros. En la plaza se está armando revuelo en torno al cadáver del hombre. «¿Dónde está su esposa? estaba con él.» Se oye en la lejanía.
El señor Hedley se fija entonces en el coche de policía. Los dos hombres que corren por la calle casi llegan hasta ellos, el coche para al lado del jardín y bajan dos policías: «¡Por favor, todo el mundo a sus casas!» Pide uno de los policías.
«¡Ayuda! Mi mujer, mi mujer...» El hombre que corría primero por la calle tropieza y cae al suelo, parece en estado de shock, se encuentra lleno de sangre y heridas. El policía corre a socorrerle y un segundo policía va a por el otro hombre que andaba a paso más lento, este parece estar aún peor que el otro. «Señor... es mi hermana, nos ha atacado a mi cuñado y a mi.» Se desploma también en el suelo y el policía trata de ayudarlo a que se levante.
▬ Victoria Devars: El coche va por la calle de la zona comercial. Tienes dos opciones, saltar de este o quedarte con ese hombre tan extraño y ver que pasa más adelante. Si decides saltar del vehículo, deberás escribir tu rol con normalidad hasta ese momento y elegir la lanzada de dados de dilemas: Sí - Tu personaje es herido en la caída, - 1 punto de salud. No - Tu personaje logra caer bien y no recibe ningún daño. Según el resultado editas tu mensaje para añadir lo que ocurra. Si decides seguir con el hombre te llevará al punto número doce del mapa. Un viejo almacén.
▬ Sky Nivans: Si abres el maletín que llevas contigo te darás cuenta de que no es de tu propiedad, en él se encuentran papeles en relación al museo y a Abigail Nivans, además de las llaves del museo. De repente la campana de la puerta suena y entra una mujer de mediana edad y algo rechoncha, se frota una y otra vez la frente. «Ay señor... ¡Gracias al cielo chico! Has llegado tú a tiempo, hoy no es mi día, me he levantado fatal de la cama. No te acerques, creo que tengo un buen resfriado y no deseo pegartelo.» Explica la mujer que parece conocerte de toda la vida. Si te fijas, verás en las paredes de la tienda que hay una fotografía de ella frente al mostrador y otra de la misma mujer fuera, frente a la puerta de la tienda.
▬ Zhnets: La enfermera mira aterrada a la joven, se escucha un goteo, se ha meado encima del propio terror que le ha infundado la joven atacante. «Yo, yo... eres libre de irte, nadie te retiene.» Tartamudea ella con la mirada fija en sus ojos.
▬ Kasper R. Jäger y Alistair Jackson: «¿Cómo qué qué es esto? Es un rico chocolate, vamos bebe, te hará bien.» La enfermera coge la taza la mira, ignora el contenido y le insiste al muchacho a que se beba la taza. «Oh, ¿ya se van?» Pregunta la enfermera con cara de tristeza. Repentinamente se escucha jaleo procedente de la cocina. Posibilidades: irse del hospital o acercarse a la cocina a ver qué pasa.
▬ Chris J. Parker y Phoenix Hemmer: «Phoenix, ¿cómo está el pequeño? Han llamado del colegio, ¿no os habéis cruzado con Idair? Ha salido hace nada.» El cocinero asiente y le lleva el periódico a Phoenix junto a la guía telefónica. El hombre, de mediana edad y rechoncho la mira confuso. «¿Qué pasa Phoenix?» Le pregunta él preocupado. El periódico marca el día 1 de junio de 1955 y la guía es de ese mismo año también, del pueblo de Sunnydale.
La puerta de la cafetería se abre, entra un hombre alto y rubio, parece agotado. «¡Gracias a dios!» Exclama cuando se percata de que Phoenix y Chris están ahí. «Pensaba que...» Le cuesta hablar, parece que venía corriendo. Se acerca a Phoenix y Chris, agarra al pequeño entre sus brazos, lo abraza con fuerza besando su frente con sumo cariño y luego con su otro brazo libre rodea a Phoenix dándole un suave beso en la mejilla también. «Estaba muy preocupado, me han avisado de que Chris se ha desmayado, ¿qué ha pasado?, ¿ya está bien?» El chico parece bastante angustiado.
▬ Nicholas Robles, Ryder y Jemma E. Croft: Podéis seguir caminando por la calle. No tenéis por qué coincidir los tres. Ryder y Nicholas pueden tratar de buscar su casa o ir a donde les plazca, de primeras no darán con ella.
«¡Jemma!, ¡Jemma!» El tipo del colegio que cargó contigo en brazos sale corriendo tras de ti, parece enfadado. «¡¿Pero qué narices pasa contigo?!» Grita cuando llega hasta tu altura, sin venir a cuento te agarra por el brazo, te zarandea y propina un guantazo en la mejilla que produce que caigas al suelo.
▬ Abigail Roth y Valery Hayes: Vosotras decidís que hacéis, el problema es que Abigail no posee las llaves del museo y lo encontrará cerrado. Valery puede ir al restaurante o donde quiera. El dinero para pagar la comida estaba también dentro del maletín.
▬ Slim Fox y Vannah Ward: Vuestra situación es sencilla, vosotros dos podéis elegir qué hacéis ahora. Si iros o quedaros. En la plaza se está armando revuelo en torno al cadáver del hombre. «¿Dónde está su esposa? estaba con él.» Se oye en la lejanía.
La situación no pinta nada bien. A solas, en el coche de un completo desconocido, estoy realmente asustada, desbordada y sin saber qué hacer. Desde luego que me han dicho que nunca me suba en el coche de un desconocido, o al menos lo supongo. Maldita amnesia. No, casi seguro de que sí. ¿A qué niño no le dicen nunca que tenga cuidado con los extraños? Pero darle esa respuesta a este tipo no cambiaría nada, solo resaltaría algo claramente evidente. Me retuerzo las manos, clavándome las uñas en las palmas en un intento por controlar mi miedo y nerviosismo. Me arrepiento profundamente de haberme fiado de él. De pensar que era un hombre amable que solo quería ayudarme. Pero ya es tarde para lamentaciones. Estoy en este coche con él, y no tengo ni idea de a dónde me lleva. Intento pensar, hacer memoria. Recordar si había alguien más en la plaza. Alguien que pudiese ser testigo de mi desaparición y denunciarlo a la policía. Claro que, para eso tendrían que denunciar mi desaparición. Algún familiar que diera mi foto y mis datos, que estuviese preocupado por mí. Y además, me doy cuenta de que no había nadie más en la plaza, sino lo habría visto, y no recuerdo haber visto a nadie más. Así que nadie podrá decir que me han visto con él si me hace algo. Si me viola, mata o algo infinitamente peor. Porque es evidente que no tiene buenas intenciones.
Le miro de reojo. Al encontrarme con sus ojos fijos en mí en ese momento, desvío la mirada y la dirijo a la ventanilla. Veo la zona comercial, y una idea me atraviesa la mente. Es arriesgada, pero aún más arriesgado es quedarse en este coche.
Vuelvo a mirarle de reojo. Con disimulo, me desabrocho el cinturón. Espero, y cuando me parece el momento oportuno, abro la puerta del coche y me precipito al exterior. Oigo una maldición y unos dedos me arañan el brazo al intentar agarrarme. No lo consigue y caigo sobre el asfalto. O mejor dicho, mi cuerpo golpea el asfalto. Un dolor lacerante me recorre como un latigazo. Me quedo tendida en el arcén, sollozando. Me duele muchísimo la pierna y la muñeca me arde al habérmela torcido. Al tocarme la cabeza, noto una brecha y algo de sangre. Intento moverme, pero me duele muchísimo.
Oigo como la puerta de un coche se abre y se cierra. Y veo como ese hombre me mira con esa sonrisa inquietante antes de empezar a caminar hacia mí.
Le miro de reojo. Al encontrarme con sus ojos fijos en mí en ese momento, desvío la mirada y la dirijo a la ventanilla. Veo la zona comercial, y una idea me atraviesa la mente. Es arriesgada, pero aún más arriesgado es quedarse en este coche.
Vuelvo a mirarle de reojo. Con disimulo, me desabrocho el cinturón. Espero, y cuando me parece el momento oportuno, abro la puerta del coche y me precipito al exterior. Oigo una maldición y unos dedos me arañan el brazo al intentar agarrarme. No lo consigue y caigo sobre el asfalto. O mejor dicho, mi cuerpo golpea el asfalto. Un dolor lacerante me recorre como un latigazo. Me quedo tendida en el arcén, sollozando. Me duele muchísimo la pierna y la muñeca me arde al habérmela torcido. Al tocarme la cabeza, noto una brecha y algo de sangre. Intento moverme, pero me duele muchísimo.
Oigo como la puerta de un coche se abre y se cierra. Y veo como ese hombre me mira con esa sonrisa inquietante antes de empezar a caminar hacia mí.
El miembro 'Victoria Devars' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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¿Chocolate? Fue lo único que alcance a escuchar. ¿Cómo demonios eso era chocolate? ¡¡Tenia un dedo!! Miré nuevamente al chico, realmente no estaba seguro del lazo de sangre entre nosotros pero no podía dejarlo ahí. No en esas circunstancias. Aclaré nuevamente mi garganta antes de responder a la enfermera. ¿Qué pensaba esa mujer? Asentí ligeramente con la cabeza mirándole fijamente. -Así es, si nos disculpa tenemos un funeral al que asistir- ¡Cierto! Se suponía que mi esposaba estaba muerta y su funeral seria en unas horas, teníamos que ir a casa para prepararnos y esas cosas aunque… ¿Dónde estaba nuestra casa? Esperaba que mi hijo lo supiera, le dedique una mirada por el rabillo del ojo al chico y le hice una seña para que se pusiera de pie y pudiéramos irnos de ese lugar.
Estaba a punto de girarme sobre mis talones cuando comencé a escuchar un ruido procedente de la cocina. ¿Qué era todo aquello? Retiré la mano del hombro del chico y casi hipnotizado por el jaleo comencé a caminar lentamente hacia la cocina. Estaba mal hacerlo, ¿cierto? Pero mis pies parecían no querer detenerse. Caminaba lentamente y con la mirada puesta en la cocina. ¿Qué demonios estaba pasando? Algo no estaba bien, algo no parecía lógico en todo aquello pero… mi curiosidad me invadió en esos momentos.
Estaba a punto de girarme sobre mis talones cuando comencé a escuchar un ruido procedente de la cocina. ¿Qué era todo aquello? Retiré la mano del hombro del chico y casi hipnotizado por el jaleo comencé a caminar lentamente hacia la cocina. Estaba mal hacerlo, ¿cierto? Pero mis pies parecían no querer detenerse. Caminaba lentamente y con la mirada puesta en la cocina. ¿Qué demonios estaba pasando? Algo no estaba bien, algo no parecía lógico en todo aquello pero… mi curiosidad me invadió en esos momentos.
Otra vez no, fue lo primero que pensé al escuchar la voz procedente. De aquel hombre que me llevó a la enfermería, no tenía ganas de relacionarme con alguien a quien no conocía, o al menos no recordaba. Me giré para mirarle, venía a lo lejos, y según se iba acercando veía que no parecía contento en absoluto, esa cara me infundía respeto y miedo, pero no iba a caer en su juego. - ¡¿Pero qué narices pasa contigo?! - Me gritó, estaba muy cabreado, su cara estaba roja, mucho, su tono de voz era demasiado alto, miré a mi alrededor para ver que no nos viese nadie, pero no me dio tiempo a nada, me agarró por el brazo apretando bastante, me hacía daño, hice una mueca de dolor y cuando iba a protestar me zarandeó impidiendo que dijese nada, y tras zarandearme, ocurrió algo que nunca me hubiese esperado, que jamás pensé que me ocurriría. Me pegó. Me dio un guantazo que dolió, me giró la cara, pero no sólo eso, al girar la cara bruscamente me desequilibré y caí de culo al suelo, mi mejilla, ahora roja por el impacto dolía como los mil demonios, debido a la impotencia, al dolor del golpe, a la caída que me dejaba en un ridículo aún mayor por la postura y el desastre que parecía ahora, los ojos se me aguaron impidiéndome la visión al idiota que tenia delante.
No quería mostrar debilidad, pero no podía aguantar más y junto a un gemido doloroso llegó el llanto silencioso. Me gritaba que no llorase, que me comportase, que estaba haciendo el ridículo, pero no me sentía de otra forma. No había hecho nada malo, no recordaba nada y eso me hacía sentir impotente. Tuve que sacar fuerzas de donde no las tenía y paré de llorar, mi cara aún me ardía y me apostaba cualquier cosa a que estaría roja. Noté una mano en mi hombro y al mirar hacia arriba y verle a él con cara de pena, no sentí más que asco. Él era al principio cariño, no entendía ese cambio, ¿así eran todos, así empezaban? Le hablé seriamente, - no me toques más ¡nunca! - Y fue cuando empezó a disculparse, - lo siento mi amor, no ha sido mi culpa es la tuya, que me haces hacer esto, aprende a comportarte y sabrás lo que es el amor. - Le miré bastante incrédula, no podía entender lo que escuchaba. Me agarró de los brazos y me levantó del suelo - Levanta, estás haciendo el ridículo , me das asco, no se cómo pude casarme contigo, no sirves para nada, eres un maldito desastre. - Esas palabras me dejaban peor que a la mierda, me hacían sentir mal, me dolían, ahora todo mi ser era como un saco de boxeo. No me iba a mostrar débil, debía ser fuerte e hice lo que no debía haber hecho nunca, insultarle. - Imbécil. -
No quería mostrar debilidad, pero no podía aguantar más y junto a un gemido doloroso llegó el llanto silencioso. Me gritaba que no llorase, que me comportase, que estaba haciendo el ridículo, pero no me sentía de otra forma. No había hecho nada malo, no recordaba nada y eso me hacía sentir impotente. Tuve que sacar fuerzas de donde no las tenía y paré de llorar, mi cara aún me ardía y me apostaba cualquier cosa a que estaría roja. Noté una mano en mi hombro y al mirar hacia arriba y verle a él con cara de pena, no sentí más que asco. Él era al principio cariño, no entendía ese cambio, ¿así eran todos, así empezaban? Le hablé seriamente, - no me toques más ¡nunca! - Y fue cuando empezó a disculparse, - lo siento mi amor, no ha sido mi culpa es la tuya, que me haces hacer esto, aprende a comportarte y sabrás lo que es el amor. - Le miré bastante incrédula, no podía entender lo que escuchaba. Me agarró de los brazos y me levantó del suelo - Levanta, estás haciendo el ridículo , me das asco, no se cómo pude casarme contigo, no sirves para nada, eres un maldito desastre. - Esas palabras me dejaban peor que a la mierda, me hacían sentir mal, me dolían, ahora todo mi ser era como un saco de boxeo. No me iba a mostrar débil, debía ser fuerte e hice lo que no debía haber hecho nunca, insultarle. - Imbécil. -
- Jemma :
- They :
- Awards :
Mi respiración era agitada, no entendía nada de lo que estaba pasando, solo era capaz de ver la cara de enfado de aquel hombre, como crecía y además el revuelo que se estaba montando ahí afuera. «¿Dónde está su esposa? Estaba con él.» Comencé a sentir un nudo en la garganta, ¿su esposa? ¿Cuándo me había casado? Me iba a dar algo, no entendía nada.
— Yo... — empecé a decir mientras que miraba en ambas direcciones, al extraño heladero y por la ventana fuera. — No sé qué es lo que ha pasado, yo... me he despertado ahí y ni siquiera soy capaz de recordar como llegué hasta ese banco o... quien coño soy — abrí los ojos de par en par al declarar aquello en voz alta, parecía todo una película absurda o la confesión de una asesina que se excusaba con el argumento más antiguo del mundo: no recordar. Pero era cierto, no recordaba nada y la cabeza me daba vueltas. — Tienes que creerme, no sé qué está pasando, dicen que es mi marido, pero ni siquiera le recuerdo, ayúdame por favor — terminé por suplicar, no quería quedarme allí, algo me decía que todo estaba mal y solo quería escapar de ahí lo antes posible.
— Yo... — empecé a decir mientras que miraba en ambas direcciones, al extraño heladero y por la ventana fuera. — No sé qué es lo que ha pasado, yo... me he despertado ahí y ni siquiera soy capaz de recordar como llegué hasta ese banco o... quien coño soy — abrí los ojos de par en par al declarar aquello en voz alta, parecía todo una película absurda o la confesión de una asesina que se excusaba con el argumento más antiguo del mundo: no recordar. Pero era cierto, no recordaba nada y la cabeza me daba vueltas. — Tienes que creerme, no sé qué está pasando, dicen que es mi marido, pero ni siquiera le recuerdo, ayúdame por favor — terminé por suplicar, no quería quedarme allí, algo me decía que todo estaba mal y solo quería escapar de ahí lo antes posible.
- Está bien... - alcé ambas manos y respiré profundamente para luego soltar el aire lentamente. - Calma - movía las manos siguiendo el ritmo de mi respiración, todo eso con los ojos cerrados, trataba de relajarme y recordar algo, pero por más que insistiese en aquello no funcionaba nada de nada. Abrí un solo ojo para ver a Nicholas, mi padre o quien narices fuera delante de mi. - Esto es una mierda y no funciona para nada - chasqueé la lengua abriendo ambos ojos.
- Paseemos, sigamos por esta calle a ver si algo nos resulta familiar - fui directa a meter las manos en los bolsillos, pero el vestido no tenía bolsillos. - ¿Y esto por qué coño no tiene bolsillos? - me pregunté indignada sin darme cuenta, mientras que miraba el ridículo vestido que llevaba puesto. Me volví de nuevo hacia Nicholas y metí mi DNI en el bolsillo de su camisa. - Te toca guardarlo - me giré de nuevo para seguir caminando por aquella calle, tal vez demasiado rápido, porque antes de poder dar dos pasos caí estrepitosamente al suelo por culpa de esos malditos tacones que llevaba puestos.
- Auch... - me quejaba mientras que frotaba mi tobillo y miraba los zapatos. - Joder... - seguía quejándome y sin venir a cuento me quité los zapatos y decidí llevarlos en la mano. ¿Por qué llevaba esos zapatos? Los examiné rápidamente, a parte de que no me gustaban y de que no parecía saber usarlos estos parecían absolutamente nuevos. Raro, ¿no? Bueno, no tan raro como lo demás vaya... Con los tacones en la mano comencé a pasear por aquellas calles, lo cierto era que aunque todo aquel pueblecito parecía bastante hermoso, primero ni me resultaba familiar y segundo ni me tranquilizaba: me hacía sentir inquieta. Observaba con atención cada edificio, a la espera de reconocer algo, pero nada. Había una iglesia y una cafetería, paseábamos entre ambas sin ver casas aún, eso me hizo querer seguir hacia adelante por aquella calle. Pasada la cafetería comenzaba a ver comercios, todo eso cuando en la lejanía, en esa misma calle principal vi algo: parecía una chica tirada en el suelo, un hombre a su lado parecía levantarla bruscamente. Enarqué una ceja.
Solté los tacones repentinamente y comencé a correr calle abajo, no me equivocaba, aquel bestia la había golpeado y ahora la gritaba. - ¡Eh tú gilipollas! - me lancé a por aquel tipo soltándole un puñetazo en plena cara, con todas mis fuerzas, tantas que me dolió la mano un montón. - ¡Vuelve a tocarla y juro que te mato!, ¿me has escuchado?, ¡TE MATO! - comencé a gritarle de forma histérica sin saber por qué tan efusiva. La muchacha estaba a un lado con el rostro desencajado, seguro por la situación. Me acerqué a ella y la sujeté por los hombros con suavidad, apartándola de él. - ¿Estás bien? - no pude evitar quedarme mirándola fijamente: embobada, no la conocía de nada, ¿no? Pero aquellos ojos me resultaban de lo más familiares.
- Paseemos, sigamos por esta calle a ver si algo nos resulta familiar - fui directa a meter las manos en los bolsillos, pero el vestido no tenía bolsillos. - ¿Y esto por qué coño no tiene bolsillos? - me pregunté indignada sin darme cuenta, mientras que miraba el ridículo vestido que llevaba puesto. Me volví de nuevo hacia Nicholas y metí mi DNI en el bolsillo de su camisa. - Te toca guardarlo - me giré de nuevo para seguir caminando por aquella calle, tal vez demasiado rápido, porque antes de poder dar dos pasos caí estrepitosamente al suelo por culpa de esos malditos tacones que llevaba puestos.
- Auch... - me quejaba mientras que frotaba mi tobillo y miraba los zapatos. - Joder... - seguía quejándome y sin venir a cuento me quité los zapatos y decidí llevarlos en la mano. ¿Por qué llevaba esos zapatos? Los examiné rápidamente, a parte de que no me gustaban y de que no parecía saber usarlos estos parecían absolutamente nuevos. Raro, ¿no? Bueno, no tan raro como lo demás vaya... Con los tacones en la mano comencé a pasear por aquellas calles, lo cierto era que aunque todo aquel pueblecito parecía bastante hermoso, primero ni me resultaba familiar y segundo ni me tranquilizaba: me hacía sentir inquieta. Observaba con atención cada edificio, a la espera de reconocer algo, pero nada. Había una iglesia y una cafetería, paseábamos entre ambas sin ver casas aún, eso me hizo querer seguir hacia adelante por aquella calle. Pasada la cafetería comenzaba a ver comercios, todo eso cuando en la lejanía, en esa misma calle principal vi algo: parecía una chica tirada en el suelo, un hombre a su lado parecía levantarla bruscamente. Enarqué una ceja.
Solté los tacones repentinamente y comencé a correr calle abajo, no me equivocaba, aquel bestia la había golpeado y ahora la gritaba. - ¡Eh tú gilipollas! - me lancé a por aquel tipo soltándole un puñetazo en plena cara, con todas mis fuerzas, tantas que me dolió la mano un montón. - ¡Vuelve a tocarla y juro que te mato!, ¿me has escuchado?, ¡TE MATO! - comencé a gritarle de forma histérica sin saber por qué tan efusiva. La muchacha estaba a un lado con el rostro desencajado, seguro por la situación. Me acerqué a ella y la sujeté por los hombros con suavidad, apartándola de él. - ¿Estás bien? - no pude evitar quedarme mirándola fijamente: embobada, no la conocía de nada, ¿no? Pero aquellos ojos me resultaban de lo más familiares.
- Muchas cosas:
- Home:
Graaacias Jason
- Life Is Strange...:
- Multipass!:
-¿tu marido?... y ¿dices que no recuerdas nada?... extraño, bajé la mirada y me mantuve pensativo durante unos instantes, al parecer ella tampoco recordaba nada pero, ¿me podría fiar o me estaría mintiendo y ella sabría mas de lo que ocultaba?, por ahora solo me quedaba darle un voto de confianza y no quitarle el ojo de encima.
- muy bien, las manos donde pueda verlas en cada momento, voy a salir de la plaza con el camión una vez fuera de la vista de los polis te quiero sentadita a mi lado, tu y yo tenemos que hablar largo y tendido, me senté en el asiento del conductor y encendí la música, nadie sospecharía de un camión que va con música.
- ¿recuerdas al menos tu nombre?, le pregunté antes de ver que mi plan no daba el resultado esperado pues un policía me hacia el alto.
- buenos días agente ¿quiere un heladito? -
- bájese del camión quiero hacerle unas preguntas -
- como no agente- dije mientras me bajaba.
- ¿conoce a la chica que estaba sentada en aquel banco? no me mienta otro testigo afirma que usted estaba en la escena -
- pues no, no la conozco pero si le puedo decir por donde se fue, parecía tener prisa -
- muy bien pero antes quisiera ver el interior de su camión -
- agente no creo que.. -
- insisto -
le indiqué que encabezara la marcha y cuando estaba de espaldas le asesté un golpe en la nuca dejándolo K.O o quizás muerto pero en mi interior me daba totalmente igual, incluso había disfrutado con el golpe, lo metí en el camión por el asiento del conductor y lo eché a la parte de atrás.
- monina, mas vale que tengas respuestas o me acabas de meter en un lio, ahora se buena y ponle las esposas por si no esta del todo muerto y se despierta.
- muy bien, las manos donde pueda verlas en cada momento, voy a salir de la plaza con el camión una vez fuera de la vista de los polis te quiero sentadita a mi lado, tu y yo tenemos que hablar largo y tendido, me senté en el asiento del conductor y encendí la música, nadie sospecharía de un camión que va con música.
- ¿recuerdas al menos tu nombre?, le pregunté antes de ver que mi plan no daba el resultado esperado pues un policía me hacia el alto.
- buenos días agente ¿quiere un heladito? -
- bájese del camión quiero hacerle unas preguntas -
- como no agente- dije mientras me bajaba.
- ¿conoce a la chica que estaba sentada en aquel banco? no me mienta otro testigo afirma que usted estaba en la escena -
- pues no, no la conozco pero si le puedo decir por donde se fue, parecía tener prisa -
- muy bien pero antes quisiera ver el interior de su camión -
- agente no creo que.. -
- insisto -
le indiqué que encabezara la marcha y cuando estaba de espaldas le asesté un golpe en la nuca dejándolo K.O o quizás muerto pero en mi interior me daba totalmente igual, incluso había disfrutado con el golpe, lo metí en el camión por el asiento del conductor y lo eché a la parte de atrás.
- monina, mas vale que tengas respuestas o me acabas de meter en un lio, ahora se buena y ponle las esposas por si no esta del todo muerto y se despierta.
Podía ver cómo Cassidy se esforzaba se esforzaba por recordar algo, pero al parecer no lo había conseguido. Algo me olía muy mal en todo esto; no era posible que padre e hija hubieran perdido todas sus memorias de un momento a otro, y el pueblo, las ropas que portábamos, el hospital, la enfermera loca, mi otra hija con medio rostro quemado, todo era demasiado extraño.
Me entregó su identificación y la curiosidad me llevó a leer lo que allí ponía: Cassidy Robles, Sunnydale, 23 años. Cuando fui a guardar el documento en mi bolsillo me di cuenta de que yo también tenía uno que ponía: Nicholas Robles, Sunnydale, 32 años. -Un momento...- Dije en voz alta. -Si aquí pone que tengo 32 años, y tú tienes 23 años, no puedo ser tu padre... ¿tal vez somos hermanos?- Me rasqué la cabeza reflejo de la confusión que me embriagaba. En ese mismo instante, ella cayó estrepitosamente al suelo. De un brinco acudí en su ayuda. -¿Estás bien?- Agarré con suavidad su pierna para revisar el tobillo que al parecer le dolía. No parecía haberse roto, sólo fue una torcedura sin mucha importancia, le iba a doler un poco cuando caminase, pero se le pasaría en breve. -Vas a estar bien, trata de no apoyarte mucho en ese pie por un rato.- Acaricié su pantorrilla y le sonreí antes de levantarme y ayudarla a levantar.
Empezamos a caminar por aquella calle. Todo muy normal, era el típico ambiente de pueblo pequeño, con una iglesia, poco comercio, calles estrechas, pero nada se me hacía ni remotamente familiar. De pronto vimos una escena peculiar: la chica tirada en el suelo y el sujeto que la acababa de golpear levantándola sin ninguna delicadeza. Lo que no me esperaba era que Cassidy saliese corriendo en auxilio de la mujer. Intenté detenerla pero mis intentos fueron inútiles, sólo pude quedar mirando cómo bajaba por aquella calle a toda pastilla para insultar y amenazar al sujeto. Sacudí mi cabeza y la seguí también corriendo hasta alcanzarlos. Miré al tipo con desprecio y me acerqué a la chica golpeada, que se encontraba llorando. -¿Quieres que llame a la policía?- En un acto reflejo metí mi mano al bolsillo en busca de mi teléfono móvil, pero... ¿qué es un teléfono móvil? Un breve recuerdo de mí hablando por un pequeño aparato en medio de una enorme ciudad vino a mi mente.
Me entregó su identificación y la curiosidad me llevó a leer lo que allí ponía: Cassidy Robles, Sunnydale, 23 años. Cuando fui a guardar el documento en mi bolsillo me di cuenta de que yo también tenía uno que ponía: Nicholas Robles, Sunnydale, 32 años. -Un momento...- Dije en voz alta. -Si aquí pone que tengo 32 años, y tú tienes 23 años, no puedo ser tu padre... ¿tal vez somos hermanos?- Me rasqué la cabeza reflejo de la confusión que me embriagaba. En ese mismo instante, ella cayó estrepitosamente al suelo. De un brinco acudí en su ayuda. -¿Estás bien?- Agarré con suavidad su pierna para revisar el tobillo que al parecer le dolía. No parecía haberse roto, sólo fue una torcedura sin mucha importancia, le iba a doler un poco cuando caminase, pero se le pasaría en breve. -Vas a estar bien, trata de no apoyarte mucho en ese pie por un rato.- Acaricié su pantorrilla y le sonreí antes de levantarme y ayudarla a levantar.
Empezamos a caminar por aquella calle. Todo muy normal, era el típico ambiente de pueblo pequeño, con una iglesia, poco comercio, calles estrechas, pero nada se me hacía ni remotamente familiar. De pronto vimos una escena peculiar: la chica tirada en el suelo y el sujeto que la acababa de golpear levantándola sin ninguna delicadeza. Lo que no me esperaba era que Cassidy saliese corriendo en auxilio de la mujer. Intenté detenerla pero mis intentos fueron inútiles, sólo pude quedar mirando cómo bajaba por aquella calle a toda pastilla para insultar y amenazar al sujeto. Sacudí mi cabeza y la seguí también corriendo hasta alcanzarlos. Miré al tipo con desprecio y me acerqué a la chica golpeada, que se encontraba llorando. -¿Quieres que llame a la policía?- En un acto reflejo metí mi mano al bolsillo en busca de mi teléfono móvil, pero... ¿qué es un teléfono móvil? Un breve recuerdo de mí hablando por un pequeño aparato en medio de una enorme ciudad vino a mi mente.
Normas a recordar...
♣ Procurad no narrar situaciones con los PNJ por vuestra cuenta. (No es estrictamente obligatorio, pero tenedlo en cuenta por favor)
♣ Aunque yo no responda podéis seguir roleando entre vosotros: quienes respondan más de dos veces antes de que acabe esta actividad, encontrarán recompensas y útiles para la IIBS.
♣ Si tenéis alguna duda u objeción estoy a un MP de distancia.
♣ Aunque yo no responda podéis seguir roleando entre vosotros: quienes respondan más de dos veces antes de que acabe esta actividad, encontrarán recompensas y útiles para la IIBS.
♣ Si tenéis alguna duda u objeción estoy a un MP de distancia.
Si no recuerdas quien eres puedes ser cualquier persona en el mundo... ¿O no?
Victoria, Slim Fox y Vannah
La furgoneta de los helados recorre la calle por el camino, cuando a lo lejos pueden ver la escena formada en la carretera: un Citroën DS detenido en mitad de la carretera, un hombre bajado del vehículo que camina hacia una chica pelirroja herida en el suelo.
♣ Slim Fox y Vannah Ward tienen la opción de detenerse o pasar de largo.
♣ Victoria Devars tiene la opción de pedir auxilio, tratar de huir o incluso no hacer nada. Tú decides.
♣ El policía está inconsciente en la furgoneta, no está muerto.
Alistair y Kasper
La enfermera los mira como si estuvieran locos. «Está bueno.» Se limita a decir, agarra la taza de él y le da un trago al contenido ignorando por completo el dedo. «¿Ves?.» Sonríe.
En la cocina de la cafetería: hay un estrecho pasillo que separa la parte pública de la zona donde se cocina. Se escucha el ruido del menaje cayendo al suelo, golpes y gritos, nadie más se acerca. Si entras verás como uno de los cocineros se lanza a por el otro. Lo empuja contra la pared mordiendo con ferocidad el cuello de este. Arranca un pedazo de carne y el segundo deja de gritar casi al instante perdiendo el conocimiento y segundos más tarde muriendo a causa de la hemorragia. El primer tipo ni se inmuta, solo se dedica a devorar al segundo.
▬ Opciones:
♣ Huir: decides largarte de ahí lo antes posible con Kasper o incluso solo, como quieras.
♣ Tratas de atacar a ese lunático. Solo podrás usar como "arma" objetos típicos que puedas encontrar en una cocina, en tu primer ataque no lo matarás, solo conseguirás que se fije en ti. Ahí dejas de escribir y lanzas un dado de dilemas: Sí - editas tu mensaje y añades un segundo ataque con el que logras matar definitivamente al tipo. No - editas tu mensaje sin poder matar al tipo, decides si huir ahora o quedarte.
Nicholas, Ryder y Jemma
El hombre enfurece notablemente con Ryder. Al principio se ríe: «Hombre Cassidy... Parece mentira.» Escupe la sangre del puñetazo a un lado y se fija en Nicholas. Comienza a gritarle: «¡Mete en cintura a tu hija Robles o tendré que hacerlo yo!» Se sujeta la barbilla dolorida. «No es de vuestra incumbencia lo que haga con MI mujer.» Agarra del brazo a Jemma y tira de ella apartándola. Aún rabioso, se gira y repentinamente sin venir a cuento se vuelve para golpear a Ryder:
▬ Opciones:
♣ El primero en responder: podrá tratar de evitar el golpe o impedirlo en caso de no ser Ryder. Escribes tu dado con normalidad hasta ese momento decisivo y marcas el dado dilemas: Sí - editas tu mensaje y añades como esquivas o logras evitar que golpeen a Ryder. No - editas tu mensaje, él te acaba golpeando a ti, seas Ryder, Jemma o Nicholas, el golpe es tan fuerte que caes al suelo golpeándote con el asfalto en la cabeza: pequeño corte en la frente, - 1 de salud y aturdimiento durante tres post, tu personaje no podrá hacer grandes esfuerzos en ese tiempo.
▬ Opciones:
♣ El primero en responder: podrá tratar de evitar el golpe o impedirlo en caso de no ser Ryder. Escribes tu dado con normalidad hasta ese momento decisivo y marcas el dado dilemas: Sí - editas tu mensaje y añades como esquivas o logras evitar que golpeen a Ryder. No - editas tu mensaje, él te acaba golpeando a ti, seas Ryder, Jemma o Nicholas, el golpe es tan fuerte que caes al suelo golpeándote con el asfalto en la cabeza: pequeño corte en la frente, - 1 de salud y aturdimiento durante tres post, tu personaje no podrá hacer grandes esfuerzos en ese tiempo.
Conforme apenas había dado un par de bocados más a la comida, se dio cuenta de que no podía seguir, las preocupaciones comenzaban a nublar su juicio y a cerrar el estómago, así que empujó el plato suavemente hacia el interior de la mesa. — No puedo más — Dijo con algo de pena al mirar el plato que estaba prácticamente lleno, no le gustaba dejar la comida así, pero realmente no era capaz.
Según había dicho el cocinero ahora debía irse a trabajar al museo, así que registró entre sus cosas pensando en que deberían pagar la comida. Palideció, pues si Abby no era capaz de recordar quien era mucho menos de dónde solía guardar el dinero. Por lo que comenzó a palpar una y otra vez sus bolsillos en busca de una cartera o algo...
— Esto... ¿Tú tienes dinero? — Le preguntó en voz baja a la chica que tenía frente a ella. Abby comenzaba a preocuparse, y eso que en verdad aquello era una minucia en comparación a lo que estaba viviendo.
Según había dicho el cocinero ahora debía irse a trabajar al museo, así que registró entre sus cosas pensando en que deberían pagar la comida. Palideció, pues si Abby no era capaz de recordar quien era mucho menos de dónde solía guardar el dinero. Por lo que comenzó a palpar una y otra vez sus bolsillos en busca de una cartera o algo...
— Esto... ¿Tú tienes dinero? — Le preguntó en voz baja a la chica que tenía frente a ella. Abby comenzaba a preocuparse, y eso que en verdad aquello era una minucia en comparación a lo que estaba viviendo.
- Gracias:
La enfermera le balbuceó algo a mi hijo pero no quise prestar mucha atención. Continué caminando hasta la cocina del lugar, mi mente decía que me detuviera y saliera corriendo de ese sitio pero mis pies no se detenían. Estaban decididos a llevarme hasta la cocina donde el ruido era cada vez mayor. Caminé lentamente y atravesé el pasillo que separaba la parte pública de la parte privada. Estuve a punto de irme de espaldas al observar como uno de los cocineros se abalanzaba sobre el otro y le mordía el cuello… -¡Mierda!- dije dando un paso hacia atrás mientras miraba como el cocinero atacado moría por la pérdida de sangre y el otro ni se inmutaba. El ruido de mi voz le advirtió de mi presencia, era muy tarde para salir huyendo.
Miré a mí alrededor, había una sartén grande y gorda a mi lado derecho. Casi por instinto la cogí con la mano derecha y me abalancé sobre el sujeto con toda la fuerza que pude. -¡Muere!- dije dando un golpe con la sartén pero solo logre que se fijara en mí en esos momentos. -Maldición- .
El tipo o cosa no, se cómo llamarlo, quedó ligeramente aturdido por el golpe y aunque quería alcanzarme saque fuerzas para propinar otro golpe directo al cráneo con la sartén lo que hizo que cayera al piso y en ese momento vi oportunidad para terminar con él. Me tiré encima de él y lo sujeté con ambas manos de la cabeza para después golpear contra el piso su cráneo con todas mis fuerzas un par de veces. -¡Muere maldito!- decía mientras golpeaba su cabeza contra el piso de la cocina. Dos, tres, cinco azotes fueron suficientes para que esa cosa muriera. Me levanté rápidamente, miré mi ropa blanca manchada con sangre. Sacudí la cabeza y comencé a caminar hacia la salida de la cocina. -¿Qué mierda era eso?- dije escuetamente mientras me detenía en el pasillo y me recargaba contra la pared.
Miré a mí alrededor, había una sartén grande y gorda a mi lado derecho. Casi por instinto la cogí con la mano derecha y me abalancé sobre el sujeto con toda la fuerza que pude. -¡Muere!- dije dando un golpe con la sartén pero solo logre que se fijara en mí en esos momentos. -Maldición- .
El tipo o cosa no, se cómo llamarlo, quedó ligeramente aturdido por el golpe y aunque quería alcanzarme saque fuerzas para propinar otro golpe directo al cráneo con la sartén lo que hizo que cayera al piso y en ese momento vi oportunidad para terminar con él. Me tiré encima de él y lo sujeté con ambas manos de la cabeza para después golpear contra el piso su cráneo con todas mis fuerzas un par de veces. -¡Muere maldito!- decía mientras golpeaba su cabeza contra el piso de la cocina. Dos, tres, cinco azotes fueron suficientes para que esa cosa muriera. Me levanté rápidamente, miré mi ropa blanca manchada con sangre. Sacudí la cabeza y comencé a caminar hacia la salida de la cocina. -¿Qué mierda era eso?- dije escuetamente mientras me detenía en el pasillo y me recargaba contra la pared.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
En la cafetería del hospital. Interacción con Alistair.
Con una sonrisa ladina desdibujada en el resto de su rostro que conservaba la piel de una dama, soltó a la enfermera lentamente, sin hallar nada de utilidad sobre su persona más que el miedo exudando de los poros. Observó la orina corriendo por el suelo del lugar mientras se alejaba lentamente, con una sensación de satisfacción ante el poder que aquella reacción le confería, caminando lentamente, de espaldas hacia la puerta, con la mirada fija en la mujer; fue estando a escasos metros de la salida que se volteó para salir del lugar sin encontrar más respuesta a sus preguntas que la libertad.
Caminó con el paso apretado aunque aturdida y desconcertada, por algún motivo no reconocía el lugar ni cómo salir de allí. Aún perduraba en ella aquella sensación de poderío sobre una persona en inferioridad de condiciones, regodeándose en el temor infligido a la enfermera como si hubiera algo en ello que le causara secreto bienestar y una pizca de orgullo que no podía suprimir en aquellos labios maltratados.
Se detuvo en lo que parecía una cafetería, deducción que acabó por cerciorar al leer el cartel y, acercándose a una enfermera, dispuesta a consultar por la salida, se detuvo en seco al escuchar tremendo escándalo en la cocina, donde los gritos y fuertes golpes parecieron retumbar incluso fuera de aquél recinto cerrado.
—Qué dem…— Musitó cambiando la atención inmediatamente, redirigiendo sus pasos hacia la cocina donde encontró un hombre golpeando repetidas veces el cráneo de otro contra el suelo hasta reventarlo contra las baldosas de granito. Fue al ver que el asesino se predisponía a salir cuando soltó la puerta de la cocina, dejando que el vaivén la anunciara sin necesidad de palabras. Sus ojos se clavaron sobre los del hombre, llenos de curiosidad, pero por alguna razón no tuvo sensación de extrañeza ante la muerte y la escena sangrienta que acabara de observar. — ¿Por qué has hecho eso? Creí que en los hospitales se evitaba llevar a la morgue a sus ocupantes. —
-Para comenzar, no es mi hija, es mi hermana...- A medida que le hablaba a ese bastardo, me iba acercado a él, con una expresión amenazante. -Y si le llegas a tocar un solo cabello a Cassidy, tendrás que pedirme de rodillas que deje de golpearte.- No recordaba ser agresivo (de hecho, no recordaba nada), pero ese idiota en verdad me estaba haciendo enojar, y el hecho de amenazar a Cassidy conseguía sacar el peor lado de mi persona.
Cuando agarró con fuerza a la otra mujer e insinuó golpear a Ryder, reaccioné violentamente. No comprendo de dónde saqué la fuerza para hacer lo que hice, o dónde aprendí tales movimientos, sólo sé que mi cuerpo se movió por sí mismo. Agarré el puño del infeliz con mi mano derecha antes de que impactase contra mi hermana, mientras que con la izquierda le lancé un golpe tan fuerte que terminé mandando al sujeto al suelo con una nariz rota. Tuve que sacudir mi siniestra varias veces por el dolor que me causó semejante puñetazo en los nudillos, y aun así me moría de ganas por patearle las costillas mientras todavía seguía en el suelo; lo único que me detuvo de no seguir dándole una paliza fue el hecho de encontrarme al lado de dos damas. -Eres una maldita sabandija. Inténtalo de nuevo y te arrepentirás.- Aunque no pretendía seguir golpeándolo por ahora, eso no me impedía insultarlo todo lo que quisiera.
Me acerqué a la mujer maltratada, quise darle algún pañuelo para que se limpiara las lágrimas, pero no traía ninguno conmigo. Me daba un poco de pena ver cómo tenía que sufrir este tipo de maltratos por haberse casado con un troglodita. No quería hacerme el héroe y ofrecerle la salvación de una vida llena de maltratos, pero sí quería ayudarla de verdad, aunque no sabía exactamente cómo. Por algún motivo sabía que en ese tipo de relaciones venenosas, por lo general a las mujeres les cuesta alejarse de sus parejas aunque así lo quieran. -Vamos a una estación de policía para que le pongas una denuncia a este... despojo de hombre.- Si ella no lo denunciaba, yo seguro sí lo haría, por intentar atacar a Cassidy.
De pronto, como un bombillo que se enciende en mi cabeza, caí en cuenta de que ese sujeto conocía a Cassidy, y también mencionó mi apellido. Me encaminé hacia él como un toro embravecido, agarré el cuello de su camisa para obligarlo a mirarme y le dije: -Quiero que sueltes todo lo que sabes de mí, de Cassidy y de mi familia en general.- No estaba seguro de poder confiar en las palabras de un idiota, pero por ahora era la única pista que teníamos para recuperar nuestros recuerdos, o por lo menos saber quiénes somos y qué hacemos en ese lugar.
Cuando agarró con fuerza a la otra mujer e insinuó golpear a Ryder, reaccioné violentamente. No comprendo de dónde saqué la fuerza para hacer lo que hice, o dónde aprendí tales movimientos, sólo sé que mi cuerpo se movió por sí mismo. Agarré el puño del infeliz con mi mano derecha antes de que impactase contra mi hermana, mientras que con la izquierda le lancé un golpe tan fuerte que terminé mandando al sujeto al suelo con una nariz rota. Tuve que sacudir mi siniestra varias veces por el dolor que me causó semejante puñetazo en los nudillos, y aun así me moría de ganas por patearle las costillas mientras todavía seguía en el suelo; lo único que me detuvo de no seguir dándole una paliza fue el hecho de encontrarme al lado de dos damas. -Eres una maldita sabandija. Inténtalo de nuevo y te arrepentirás.- Aunque no pretendía seguir golpeándolo por ahora, eso no me impedía insultarlo todo lo que quisiera.
Me acerqué a la mujer maltratada, quise darle algún pañuelo para que se limpiara las lágrimas, pero no traía ninguno conmigo. Me daba un poco de pena ver cómo tenía que sufrir este tipo de maltratos por haberse casado con un troglodita. No quería hacerme el héroe y ofrecerle la salvación de una vida llena de maltratos, pero sí quería ayudarla de verdad, aunque no sabía exactamente cómo. Por algún motivo sabía que en ese tipo de relaciones venenosas, por lo general a las mujeres les cuesta alejarse de sus parejas aunque así lo quieran. -Vamos a una estación de policía para que le pongas una denuncia a este... despojo de hombre.- Si ella no lo denunciaba, yo seguro sí lo haría, por intentar atacar a Cassidy.
De pronto, como un bombillo que se enciende en mi cabeza, caí en cuenta de que ese sujeto conocía a Cassidy, y también mencionó mi apellido. Me encaminé hacia él como un toro embravecido, agarré el cuello de su camisa para obligarlo a mirarme y le dije: -Quiero que sueltes todo lo que sabes de mí, de Cassidy y de mi familia en general.- No estaba seguro de poder confiar en las palabras de un idiota, pero por ahora era la única pista que teníamos para recuperar nuestros recuerdos, o por lo menos saber quiénes somos y qué hacemos en ese lugar.
Primer dado: Para evitar el golpe hacia Ryder.
Segundo dado: Para golpear al hombre.
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Escucho sus pasos sobre el asfalto, lentos, y cada vez más cercanos. Sin mirar hacia atrás, empiezo a arrastrarme por el suelo, queriendo alejarme lo máximo posible de ese hombre. Intento levantarme una y otra vez, pero mi pierna herida no aguanta mi peso y no hago más que caer al suelo una y otra vez, por lo que no tengo más remedio que seguir arrastrándome. Oigo su risa detrás de mí, burlona y sádica. Le escucho moverse a mi alrededor, despacio, permitiéndose no tener prisa, disfrutando y jugando conmigo como un depredador con su presa. Intento ir más deprisa, pero apenas puedo ir avanzando.
- Pobrecita. ¿Te has hecho daño, pequeña? Claro, es lo que tiene tirarse de un coche en marcha, que puedes hacerte mucho daño. Si hubieses sido buena y te hubieses quedado dentro del coche, esto no hubiera pasado - Su voz, suave y burlona, me provoca escalofríos - Pero no te preocupes, yo estoy aquí para ayudarte, pequeña
No sé de donde saco las fuerzas, tal vez del miedo que ese hombre me provoca, pero consigo ponerme de pie, y cojeando, intento alejarme de él. Apenas hay diferencia entre arrastrarme por el suelo y cojear, pero al menos estoy de pie. Veo a lo lejos una camioneta blanca e intento ir hacia ella. A cada paso, la pierna me duele cada vez más.
- ¡SOCORRO! - Grito, agitando los brazos en dirección a esa camioneta - ¡SOCORRO!
- Yo no haría eso pequeña. Vas a volver a hacerte daño - Su voz se vuelve amenazadora y se abalanza sobre mí, atrapándome. Mi pierna herida falla y se me dobla. Se me escapa un alarido de dolor y miedo, pero él no tarda en taparme la boca y sujetarme con fuerza. Forcejeo - Shh... Tranquila - Me susurra, y noto como su mano me acaricia el cuerpo. Le muerdo la mano que me amordaza con todas mis fuerzas. Suelta un grito y usa esa misma mano para abofetearme con violencia. Hubiera caído al suelo si él no me estuviese sujetando. La cara me duele demasiado como para quejarme. Medio desmayada por el golpe, noto como me arrastra de vuelta hacia el coche.
- Pobrecita. ¿Te has hecho daño, pequeña? Claro, es lo que tiene tirarse de un coche en marcha, que puedes hacerte mucho daño. Si hubieses sido buena y te hubieses quedado dentro del coche, esto no hubiera pasado - Su voz, suave y burlona, me provoca escalofríos - Pero no te preocupes, yo estoy aquí para ayudarte, pequeña
No sé de donde saco las fuerzas, tal vez del miedo que ese hombre me provoca, pero consigo ponerme de pie, y cojeando, intento alejarme de él. Apenas hay diferencia entre arrastrarme por el suelo y cojear, pero al menos estoy de pie. Veo a lo lejos una camioneta blanca e intento ir hacia ella. A cada paso, la pierna me duele cada vez más.
- ¡SOCORRO! - Grito, agitando los brazos en dirección a esa camioneta - ¡SOCORRO!
- Yo no haría eso pequeña. Vas a volver a hacerte daño - Su voz se vuelve amenazadora y se abalanza sobre mí, atrapándome. Mi pierna herida falla y se me dobla. Se me escapa un alarido de dolor y miedo, pero él no tarda en taparme la boca y sujetarme con fuerza. Forcejeo - Shh... Tranquila - Me susurra, y noto como su mano me acaricia el cuerpo. Le muerdo la mano que me amordaza con todas mis fuerzas. Suelta un grito y usa esa misma mano para abofetearme con violencia. Hubiera caído al suelo si él no me estuviese sujetando. La cara me duele demasiado como para quejarme. Medio desmayada por el golpe, noto como me arrastra de vuelta hacia el coche.
Observó al hombre que la tuteaba, a quien ella se había dirigido para hacer su pedido. Por algún motivo, no se esperaba que ese fuese quien la reconociera. Phoenix sonrió, observando su rostro. El sujeto se veía amigable, pero supuso que no serían íntimos amigos. Necesitaba hablar con alguien de real confianza. Se tranquilizó al ver que alguien sabía quién era, y ver que se portaban de forma amable con ella.
- No, no lo he visto. Y estamos bien, muy hambrientos pero bien. - Sonrió con amabilidad. Luego centró su atención en el periódico. Parecía que había noticias del mundo y no sólo de Estados Unidos. - "Pío XII beatifica al sacerdote francés Marcelino Champagnat" - Leyó en voz alta. «Religión». Era una mujer de fe, no tenía dudas de ello. Observó a su pequeño hijo. ¿Él también sería religioso? ¿Y su esposo? No tardó mucho en responderse esa pregunta. El hombre entró, aparentemente agitado, era demasiado expresivo según su criterio.
- Estamos bien. - Que éste la tocara le dio mala sensación. ¿Por qué aquel hombre le generó rechazo físico tan pronto? ¿No se suponía que era su acompañante en la vida? Todas las dudas se presentaban tan rápido que apenas podía razonarlas. - Ambos nos sentimos mal hoy. Tal vez hayamos comido algo en mal estado. ¿Tú te encuentras bien? - No, no lograba confiar en él. Y lo peor era que no comprendía por qué. - ¿Leíste el periódico? Parece que pronto las mujeres de México podrán votar. Y, mira, ya casi está Disneyland. Deberíamos ir en cuanto podamos.
Alzó la vista y observó por las ventanas hacia afuera. No supo por qué alzó la mirada, pero su corazón dio un vuelco al verlo. Los ojos entre amarillos y verdes del felino la atravesaron. Una conversación sin diálogo surgió entre ambos. Ese gato negro significaba algo. Ese gato la observaba y se acercaba sin prisa, con elegancia, hacia ella desde el otro lado de la calle.
Observó su mesa, ya estaba el chocolate caliente pero aún no el sándwich. Bebió su taza de un sorbo, cosa que no se vio muy femenino. No le importaba, sólo los ojos de ese felino estaban aún en su retina. Tenía que acercarse, tenía que ir con él.
Se puso de pié y salió de la cafetería. El felino se acercó a ella y aún la observaba. Phoenix lo acarició. Tenía que ser de ella, pero no tenía collar ni nombre. Se animó a un contacto más cercano con el animal. Lo tomó, alzándolo y lo abrazó. Sintió su suavidad y su aroma a felino, el calor de su pequeño cuerpo y el ligero ronroneo. Sabía que lo amaba. Y si era la primera vez que se veían y sólo hacía una locura, no le importaba. A fin de cuentas, el gato no se estaba quejando y ella se sentía mucho más reconfortada.
Todo era especulaciones. Su única certeza era que el felino le pertenecía. Todo podía ponerse en duda menos eso. Sería su ancla a la cordura.
De pronto, notó que en la calle las cosas no estaban tan tranquilas como cuando había salido del colegio. Podía oír diálogos hostiles. Había gritos pasando la Iglesia, y algo sucedía también del otro lado.
El gato se liberó de Phoenix y comenzó a correr hacia la Iglesia. La oriental corrió tras él.
- No, no lo he visto. Y estamos bien, muy hambrientos pero bien. - Sonrió con amabilidad. Luego centró su atención en el periódico. Parecía que había noticias del mundo y no sólo de Estados Unidos. - "Pío XII beatifica al sacerdote francés Marcelino Champagnat" - Leyó en voz alta. «Religión». Era una mujer de fe, no tenía dudas de ello. Observó a su pequeño hijo. ¿Él también sería religioso? ¿Y su esposo? No tardó mucho en responderse esa pregunta. El hombre entró, aparentemente agitado, era demasiado expresivo según su criterio.
- Estamos bien. - Que éste la tocara le dio mala sensación. ¿Por qué aquel hombre le generó rechazo físico tan pronto? ¿No se suponía que era su acompañante en la vida? Todas las dudas se presentaban tan rápido que apenas podía razonarlas. - Ambos nos sentimos mal hoy. Tal vez hayamos comido algo en mal estado. ¿Tú te encuentras bien? - No, no lograba confiar en él. Y lo peor era que no comprendía por qué. - ¿Leíste el periódico? Parece que pronto las mujeres de México podrán votar. Y, mira, ya casi está Disneyland. Deberíamos ir en cuanto podamos.
Alzó la vista y observó por las ventanas hacia afuera. No supo por qué alzó la mirada, pero su corazón dio un vuelco al verlo. Los ojos entre amarillos y verdes del felino la atravesaron. Una conversación sin diálogo surgió entre ambos. Ese gato negro significaba algo. Ese gato la observaba y se acercaba sin prisa, con elegancia, hacia ella desde el otro lado de la calle.
Observó su mesa, ya estaba el chocolate caliente pero aún no el sándwich. Bebió su taza de un sorbo, cosa que no se vio muy femenino. No le importaba, sólo los ojos de ese felino estaban aún en su retina. Tenía que acercarse, tenía que ir con él.
Se puso de pié y salió de la cafetería. El felino se acercó a ella y aún la observaba. Phoenix lo acarició. Tenía que ser de ella, pero no tenía collar ni nombre. Se animó a un contacto más cercano con el animal. Lo tomó, alzándolo y lo abrazó. Sintió su suavidad y su aroma a felino, el calor de su pequeño cuerpo y el ligero ronroneo. Sabía que lo amaba. Y si era la primera vez que se veían y sólo hacía una locura, no le importaba. A fin de cuentas, el gato no se estaba quejando y ella se sentía mucho más reconfortada.
Todo era especulaciones. Su única certeza era que el felino le pertenecía. Todo podía ponerse en duda menos eso. Sería su ancla a la cordura.
De pronto, notó que en la calle las cosas no estaban tan tranquilas como cuando había salido del colegio. Podía oír diálogos hostiles. Había gritos pasando la Iglesia, y algo sucedía también del otro lado.
El gato se liberó de Phoenix y comenzó a correr hacia la Iglesia. La oriental corrió tras él.
— No recuerdo absolutamente nada, no sé que me pasa, esto es tan raro... — automáticamente me llevé ambas manos a mi cabeza y con los pulgares comencé a presionar mis sienes, ¿qué estaba pasando?
El policía logró que casi sufriera un ataque de nervios: no quería al policía allí, ya fuera por la situación o sencillamente que algo dentro de mi aborrecía a los agentes de la ley en general, ¿por qué? quien sabía... Me quedé a un lado de la furgoneta, alejada de ellos dos y oculta para que no pudieran verme, sentía mi corazón como comenzaba a latir con fuerza y entonces...
— ¡Joder! — exclamé al ver como lo golpeaba, pero lo mejor es que sin quejarme ni nada fui a ayudarle, salió solo de mi, juntos introducimos el cuerpo en la furgoneta y él se dispuso a conducir. — Está vivo — descubrí al revisar su pulso y seguidamente le coloqué las esposas que él mismo llevaba. Además, por si acaso, rebusqué entre las cosas del camión, recogí un trapo que comencé a romper en tirar para improvisar una cuerda con la que atar sus pies y luego las esposas a la encimera del camión, así no se podría mover si se despertaba. — Listo — al levantarme me sorprendí un poco a mi misma con mis formas de proceder, había actuado como si nada, y lo que me sorprendía no era el suceso en sí, sino mi naturalidad.
— ¿Puedo coger un helado? Me muero de hambre, después de haberle partido la cabeza a ese gilipollas, supongo que tendremos confianza para que me regales un helado, ¿no? — preguntaba mientras que me acercaba a la parte de atrás y me servía sin más. — Sino... en el bolso puede que lleve algo de utilidad — me senté en el asiento del lado y mientras comía del helado rebuscaba entre las cosas de mi bolso, fue ahí cuando di con mi DNI: Vannah Dabija. — Creo que me llamo Vannah, no suena mal, ¿no? — pregunté alzando la documentación.
Con la vista fija en la carretera me fijé en algo. — Pero... ¿Qué coño? — pregunté al ver la escena, un tipo recogía a una chica del suelo, de hecho esta antes había pedido auxilio y él la golpeaba. — ¡Para, para, para! ¿Has visto eso? — empecé a gritar y cuando apenas noté que reducía la velocidad, abrí la puerta, me quité los tacones y salté fuera. — ¡Eh tú! — grité mientras corría en la dirección del coche.
El policía logró que casi sufriera un ataque de nervios: no quería al policía allí, ya fuera por la situación o sencillamente que algo dentro de mi aborrecía a los agentes de la ley en general, ¿por qué? quien sabía... Me quedé a un lado de la furgoneta, alejada de ellos dos y oculta para que no pudieran verme, sentía mi corazón como comenzaba a latir con fuerza y entonces...
— ¡Joder! — exclamé al ver como lo golpeaba, pero lo mejor es que sin quejarme ni nada fui a ayudarle, salió solo de mi, juntos introducimos el cuerpo en la furgoneta y él se dispuso a conducir. — Está vivo — descubrí al revisar su pulso y seguidamente le coloqué las esposas que él mismo llevaba. Además, por si acaso, rebusqué entre las cosas del camión, recogí un trapo que comencé a romper en tirar para improvisar una cuerda con la que atar sus pies y luego las esposas a la encimera del camión, así no se podría mover si se despertaba. — Listo — al levantarme me sorprendí un poco a mi misma con mis formas de proceder, había actuado como si nada, y lo que me sorprendía no era el suceso en sí, sino mi naturalidad.
— ¿Puedo coger un helado? Me muero de hambre, después de haberle partido la cabeza a ese gilipollas, supongo que tendremos confianza para que me regales un helado, ¿no? — preguntaba mientras que me acercaba a la parte de atrás y me servía sin más. — Sino... en el bolso puede que lleve algo de utilidad — me senté en el asiento del lado y mientras comía del helado rebuscaba entre las cosas de mi bolso, fue ahí cuando di con mi DNI: Vannah Dabija. — Creo que me llamo Vannah, no suena mal, ¿no? — pregunté alzando la documentación.
Con la vista fija en la carretera me fijé en algo. — Pero... ¿Qué coño? — pregunté al ver la escena, un tipo recogía a una chica del suelo, de hecho esta antes había pedido auxilio y él la golpeaba. — ¡Para, para, para! ¿Has visto eso? — empecé a gritar y cuando apenas noté que reducía la velocidad, abrí la puerta, me quité los tacones y salté fuera. — ¡Eh tú! — grité mientras corría en la dirección del coche.
— Los niños quieren a sus mamás... sí, ¿no? — El pequeño frunció el ceño dudoso. — No sapo, no sapo nada... — Comenzó a negar mientras que hacía balancear los pies que le quedaban colgando en el taburete. — ¡Que hambre! — Exclamó dando pequeñas palmaditas sobre la encimera, algo inquieto, luego se frotó los ojos. — ¿Y tú cómo sabes eso? — Inquirió inocente al cocinero y además le señaló con su dedo índice.
— Mami... — Agarró su mano y tiró con suavidad de ella para susurrarle algo. — ¿Le quedará mucho a la comida? Tengo hambreee... — Susurró llevándose una mano a la tripa.
— ¡Ahhh...! — Chris comenzó a gritar cuando aquel extraño lo recogió en brazos, mientras que el hombre lo abrazaba él hacía todo lo contrario, comenzó a patalear a la vez que estiraba sus manos en la dirección de él, para poner la mayor distancia posible. — ¡¡¿Y tú quién eres?!! — Gritaba él casi histérico. Con Phoenix había sido diferente, se había sentido bien con ella, en cambio con él... El pequeño saltó de sus brazos. — Deja, deja, deja a Chris... — Repetía una y otra vez hasta que quedó libre. Una vez en el suelo lo miró mal. En cuanto vio a su supuesta madre salir corriendo él siguió sus pasos con desesperación casi.
— ¡Mami, mami, mami! — La llamaba una y otra vez, hasta que vio el gato. — ¡Ah! — Esta vez fue un pequeño gritito de emoción, sonrió feliz. — ¡Gatito! — Gritó con una enorme sonrisa en su rostro, otra cosa que le hizo sentirse bien. Corrió hacia ellos dos viendo como Phoenix acariciaba al animal, él se estiró para acariciarlo también. — Hoy Chris no tiene galletitas — Dijo de forma inconsciente sin saber realmente por qué soltaba aquella frase. Cuando vio como Phoenix corría hacia la iglesia Chris se quedó un momento paralizado, no quería cruzar la calle solo. Mamá no le dejaría cruzar la calle solo. Estaba asustado, así que se tapó los ojos y se dispuso a cruzar la calle a la vez que gritaba como un loco.
— Mami... — Agarró su mano y tiró con suavidad de ella para susurrarle algo. — ¿Le quedará mucho a la comida? Tengo hambreee... — Susurró llevándose una mano a la tripa.
— ¡Ahhh...! — Chris comenzó a gritar cuando aquel extraño lo recogió en brazos, mientras que el hombre lo abrazaba él hacía todo lo contrario, comenzó a patalear a la vez que estiraba sus manos en la dirección de él, para poner la mayor distancia posible. — ¡¡¿Y tú quién eres?!! — Gritaba él casi histérico. Con Phoenix había sido diferente, se había sentido bien con ella, en cambio con él... El pequeño saltó de sus brazos. — Deja, deja, deja a Chris... — Repetía una y otra vez hasta que quedó libre. Una vez en el suelo lo miró mal. En cuanto vio a su supuesta madre salir corriendo él siguió sus pasos con desesperación casi.
— ¡Mami, mami, mami! — La llamaba una y otra vez, hasta que vio el gato. — ¡Ah! — Esta vez fue un pequeño gritito de emoción, sonrió feliz. — ¡Gatito! — Gritó con una enorme sonrisa en su rostro, otra cosa que le hizo sentirse bien. Corrió hacia ellos dos viendo como Phoenix acariciaba al animal, él se estiró para acariciarlo también. — Hoy Chris no tiene galletitas — Dijo de forma inconsciente sin saber realmente por qué soltaba aquella frase. Cuando vio como Phoenix corría hacia la iglesia Chris se quedó un momento paralizado, no quería cruzar la calle solo. Mamá no le dejaría cruzar la calle solo. Estaba asustado, así que se tapó los ojos y se dispuso a cruzar la calle a la vez que gritaba como un loco.
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