Trama RE {EQUIPO A Y B}

Mantuve aquella maldita puerta abierta hasta que todos se adentraron en el interior de la prisión, justo la cerraba y atrancaba con unas tablas cuando las rejas de fuera empezaron a ceder dejando pasar a los primeros muertos, me aparté de la puerta al tiempo que sonaban algunos golpes.

-¡Joder!-Grité de golpe al escuchar aquellos ruidos.-¡Ya están dentro vamos ya, corred ya, hacia arriba, por al zona de los presos, rápido, que nadie se quede atrás maldita sea...!-Gritaba pensando en la niñita y el mocoso, deberían de estar arriba, habían subido los primeros, ¿no?. No quise pensar en el jaleo que había en el pabellón, eso no sería nada, con el pico en las manos empecé a correr por el pasillo por donde habían ido los demás, yo iba el último cuando empecé a escuchar gritos ahogados y golpes. ¿Qué coño era eso?.

-¿Mocoso?-Pregunté al distinguir la voz del muchacho que provenía de uno de los conductos de ventilación.-¡Joder!-No había mucho tiempo y el crío parecía aterrorizado.-¡Pequeño apartate de las rejas voy a golpearlas!-No me daba tiempo a hacerlo de forma más tranquila y civilizada, cuando creí que Lionel se apartó de las rejas golpeé con el pico varias veces e hice palanca para finalmente abrir el conducto, seguidamente cogí al niño en brazos sacándolo de ahí. Parecía aterrorizado.

-¡¿Lionel y la niñita, dónde está Audrey?!-Empecé a preguntarle a la vez que sujetandolo con un brazo echaba a correr por el pasillo cargando con él y las armas, no es que estuviera en mi mejor momento y el mocoso pesaba lo suyo por lo que a mitad del camino le dejé en el suelo y agarré su mano.-¡Vamos!-Al girar por un pasillo vi a lo lejos a los demás, no tardábamos ya en alcanzarlos. ¿Pero y la niñita?, ¿por qué estaba el renacuajo allí dentro?

OFF: Yo no hago la lanzada porque no sería lógico, voy el último.

Tuve que dar varios golpes, una y otra vez hasta que al final el muerto cayó muerto definitivamente al suelo, fue bastante molesto tener que acabar con él de aquella forma tan tosca, pero al no tener nada mejor era lo único con lo que me podía defender, cansado también, así que cuando alcé la cabeza tuve que pararme unos segundos para recobrar el aliento, pero no podía parar demasiado, me vi obligado entonces a adelantar al grupo, al menos a seguirlos para que no fueran solos.

¿Y Woody?, se suponía que venía detrás mío, me giré apenas un momento para verle aparecer con Lionel en brazos, miré mejor intentando localizar a Audrey con ellos, pero ni rastro de la chica. ¿Estaría arriba?, no, no podía ser, Audrey nunca dejaría bajar a Lionel solo y menos en aquella situación, ¿se habría escapado Lionel?, esa era la idea que mejor prefería, observé a Woody un tanto aplacado por tener que llevar al niño a cuestas, no sabría quien debería llevarlo y quien encargarse de defender.

-¡Vamos!, ¿Y Audrey?-Pregunté mientras Woody dejaba a Lionel en el suelo y yo me acercaba para cogerlo con un solo brazo, así podríamos ir más rápidos. Alcanzábamos ya a los demás que empezaron a subir las escaleras cuando a lo lejos vi a una de esas cosas lanzarse sobre los primeros, no nos daba tiempo a reaccionar a nosotros que íbamos los últimos.

-¡Cuidado!-Fue lo único que pude hacer, avisar.

Los minutos iban pasando de tal forma que todo se me hacía eterno, ¿dónde narices se había metido aquella gente?, ya no estaban allí abajo y nos tenían que devolver la cuerda para poder hacerla más resistente si no corríamos el riesgo de realizar la lamentable acción de antes, aún podía ver la imagen del chico precipitarse hacia abajo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordarlo, me volví hacia Anna y Claire que estaban allí de pie, no podíamos hacer nada más que esperar a que ellos aparecieran en aquella maldita azotea para que nos devolvieran la cuerda, ya la había atado a aquella cosa para así que aguantase mejor.

-¿Podéis asegurar el nudo?, no me fío demasiado, solo comprobar que está bien atado, a mi me lo parece pero tampoco me quiero llegar a fiar de ello... Por si acaso-Mejor prevenir que curar, dejé la cuerda en el suelo con cuidado colocando una tabla que había justo allí encima para que no se moviera mientras que me acercaba al borde de la azotea colocando bien la tela en mis manos, me había hecho unos improvisados guantes con parte de la tela de mi propia camisa que había roto, antes me había quemado las manos intentando tirar de la cuerda, ahora había preferido no volver a repetir aquella penosa actuación, además de que me dolían las manos con la tela las tendría mejor.

-... Oh mieerda...-Musité al acercarme al borde de la azotea y mirar hacia allí abajo, no estaba segura porque se veía lejos, pero parecía que habían entrado en la prisión, los caminantes habían empezado a entrar, la entrada del edificio se veía repleta de aquellas cosas...

-Joder, han entrado-Avisé al resto mientras me volvía y cogía unos prismáticos que había por allí, con ellos miré mejor a esa zona y efectivamente estaban allí, la puerta de la entrada parecía haberse roto y los muertos avanzaban, seguidamente miré hacia la azotea, ¿dónde estaban?-Les damos algo de tiempo, si no suben...-Tragué saliva, no me gustaba aquella idea.-Tendremos que irnos, nuestra barricada no aguantará más que esa...-Aquello era evidente, nosotros queríamos ayudarles, pero, ¿y si ya no había solución?, tenían que subir ya, o significaría que estarían todos muertos...

-¿Podéis contactar con ellos por la radio?-Pregunté a los pocos segundos mientras dejaba los prismáticos y seguía con la mirada fija en la azotea del edificio.

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El ruido de aquel par de puertas cayendo, puertas que durante meses habían logrado mantener a raya a los centenares de cadáveres andantes que querían comernos, me heló la sangre. Me sentía acorralado, al borde de las lágrimas. Lo único que hacíamos yendo hacia la azotea era postergar nuestra ya asegurada muerte. ¿Qué podríamos hacer allá arriba? Quizá lanzarnos para acabar nuestra vida contra el suelo. Eso era mejor que terminar en el estómago de un montón de muertos vivientes.

Las celdas pasaban frente a mis ojos como miles de haz de luz. Las sombras proyectadas por los barrotes sobre el suelo solo lograban hacer de la situación algo más terrorífico de lo que ya era. Nunca me gustó pasar por la zona de los presos, y en las pocas situaciones en las que lo hacía, pasaba con la cabeza agachada sin mirar hacia el interior de las celdas. Probablemente esa fue la razón por la que a diferencia de los demás, elegí el sótano como dormitorio. Prefería la humedad y la oscuridad antes de sentirme como un criminal encerrado. Sin embargo, en esta situación, lo que menos importaban eran las emociones que me transmitían las celdas y la zona en general.

Estando en la relativa seguridad que me daba encontrarme en medio de dos personas, aunque fuesen dos mujeres, apareció un caminante, que abrió sus fauces de una manera impresionante y atroz. Al verlo frente a nosotros, me fue inevitable encogerme y comenzar a temblar. Comenzaba a pensar que incluso el pequeño niño era más valiente que yo. El mundo estaba invadido por esas criaturas y tarde o temprano debía aceptarlo o terminaría como uno más entre sus ejércitos de cadáveres. No podría depender siempre de alguien frente a mí que me protegiese.

Zenobia empuñó un destornillador y haciendo uso de toda su fortaleza física y mental, se lanzó sobre él para acabar con su no-vida, pero la criatura la superó en esa ocasión y el ataque de la mujer falló. Mientras yo lo único que hacía era estar paralizado mirando la situación, Arriane tomó con firmeza su bate y atacó a la bestia, sin embargo, cayó por las escaleras sin lograr darle ni un solo golpe. Las dos mujeres que me servían como barrera ya no estaban. Me encontraba solo frente a una criatura que babeaba deseando arrancarme un pedazo de carne. Vi pasar toda mi vida delante de mis ojos. En verdad creía que iba a morir, pero un impulso, quizá el instinto de supervivencia, me hizo reaccionar y defenderme. Saqué de mi bolsillo la navaja que usaba para abrir latas y derramando lágrimas provenientes del más profundo terror, salté contra el muerto intentando clavar el filo de la navaja en su cabeza.

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El plan se había ido a la mierda... Nadie pensó en como la cuerda ardería hasta limar y quemar la fina piel de las manos de cada uno de nosotros, en las situaciones de riesgo nadie piensa y quizás nosotros en esos momentos solo pensamos en salvar las otras vidas que se precipitaban a morir en el otro edificio.

El grito ahogado de Mike antes de caer al suelo y desaparecer se metió en mis oídos y no hacía nada mas que no fuera erizarme la piel de la espalda... ¿Podíamos haberlo salvado? Nos faltó resistencia en aquella situación, poder soportar el dolor de aquella cuerda y tirar hacia atrás por salvar una vida. ¡Mierda! Mis manos ardían por el dolor que tenía en ellas. Rojas y limadas por las cuerdas y los tirones que dimos todos juntos.

Fui a la mochila que tenía y busqué las vendas que pudieran hacerme aliciente de guantes. Recubrí mis manos con las mismas a modo de guantes y cogí todo el aire que pude antes de sacar los prismáticos y situarme al lado de Vanesa, viendo a los muertos entrar por todos lados de la prisión. ¡Joder! ¡Que los van a coger! Aquello se había convertido en una batalla por la vida, personas salvando culos como si se tratase de respirar. Miré a la chica morena, la que sostenía la radio entre sus manos y alcé una ceja, como si hiciera resaltar la pregunta que hacía Vanesa sobre la radio. ¿No se sabe nada de ellos?

La cosa estaba realmente jodida, nada podía ir peor ni para nosotros y nuestro primer intento fallido de sacar de aquel sitio a las personas que se encontraban en la prisión ni para ellos que aún hacían un intento por sobrevivir y por despejar la entrada de aquel lugar de todos esos caminantes. Mike hizo con tu poder ayudar y aquellas chicas también hicieron un buen intento porque la cuera no cediera más y el chico terminara de precipitarse al vacío, pero a todos se nos quedó la piel de gallina cuando ese chico tuvo tal final después de hacer un intento a modo de buena acción.

En el fondo me sentía un poco angustiada, se me formó hasta un pequeño nudo en la garganta ¿qué demonios era todo aquello? Mis nervios aumentaban por momentos, no quería que aquellas personas que ocupaban la prisión terminaran con un final que no queríamos ni mencionar, pero se nos hacía tarde, la puerta de la prisión cedió y termino por caer, aquellas cosas ya estaban adentrándose y no eran pocos, aquello era un infierno y si no nos dábamos prisa posiblemente acabaríamos igual, nuestra puerta aún no había cedido pero era cuestión de tiempo.

Tenía la radio, en las manos pero por unos segundos me quedé casi paralizaba al ver aquel panorama, no podía ni mover un poco mis pies para avanzar y acercarme más al borde de la azotea para verificar todo aquello,mierda habían entrado y lo sabía porque no dejaban de comentarlo. Pero la chica rubia preguntó por un si podíamos mantener contacto con ellos por medio de radio tu tuve que reaccionar, era yo quien poseía la radio en esos momentos. Levanté mi mano lo deprisa que pude y accione el botón para poder comunicarme. -¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Decidme que aún seguís ahí..- Nada, no contestaba nadie, no sabía si no podían localizar la señal de la radio y no me escuchaban o es que realmente no tenían tiempo para hacerlo.

Pero no podía dejar de intentarlo, teníamos que conseguir contacto con ellos, adelanté un poco mis pasos, me acerqué hasta el borde de la azotea, con la intención de coger de alguna manera una mejor señal y volví a intentarlo una vez más. -¿Hola? ¿Me recibís?

Por estos tiempos, mi pj era portadora y no condenada, si no os habría dado de lo lindo (?)

La entrada de la prisión era un maldito circo, se podía ver incluso desde aquí como los caminantes trataban de entrar en el edificio, habían roto la enorme puerta que había abajo y en la azotea aún no había nadie, todo estaba yéndose a la mierda por momentos. Una de las dos chicas más jovenes, tendría mi edad más o menos se acercó a mi, si no me equivocaba, se llamaba Svetlana, con las prisas del principio y eso de tener que tapar la entrada para no acabar siendo devorados no había prestado demasiada atención.

- Si no responden... ¿Creéis que siguen vivos?, lo más normal es que estén siendo rodeados y traten de despistarlos para subir, creo que esa maldita azotea es el sitio más seguro al que pueden acceder... - Svetlana tiene los prismáticos y es ella quien está mirando en la zona, me acerco hacia la chica de la radio. - Tenemos que lograr comunicarnos con ellos, tienen que devolvernos el extremo de la cuerda para que sea más resistente, si no pasará lo de antes - Desesperación, puedo sentir como si me fuera a dar algo. Pero es que no podemos hacer más que darles un poco más de tiempo. - Vamos... Ni siquiera nosotros tenemos tiempo, les damos diez minutos a lo sumo más para ellos, si no aparecen tendremos que pensar en nosotros mismos, la barricada de abajo no aguantará mucho más y entonces estaremos bien jodidos nosotros también - ¿Qué más decir que ellos no sepan?, nos estamos arriesgando bastante por unos simples desconocidos, pero es lo que hay, después de que el mundo se vaya a la mierda existe cierta esperanza, al menos creer que aún queda gente que en tu misma situación haría también algo por ti.

Estaba cansada de esperar, fui de nuevo a por ella y la sujeté, habíamos atado un pedazo de ladrillo en la punta y la habíamos alnzado a la azotea del otro edificio, si tardaban más la punta caería de nuevo abajo y tendríamos que volver a lanzarla, tenían ahora ellos que tirar para volver a lanzarnos la punta y utilizar una doble cuerda que aguantase mejor el peso de ellos al pasar. No nos quedaba de otra alternativa, era la última esperanza, si no no vería otra forma para que pudieran salir de allí, bajar al alcantarillado era una pésima idea teniendo en cuenta que aquella era una prisión, estaba hecha para que nadie pudiera salir y encima los bajos de ambos edificios estaban llenos de caminantes, era una idea suicida, si teníamos una alternativa lucharíamos por ella, si no ese sería el plan B, aunque fuera un plan kamikace.

Era uno de esos días en que fumar lo poco que queda de una amplia reserva de drogas suena bastante bien. Eso había hecho Sullivan, y ahora su cabello, largo casi a mitad de espalda junto con una barba que bien le ayuda a parecer talibán, estaban impregnados de aroma a droga. Al principio todo fue demasiado ruido, algo sobre rescatar gente y él asignado a cubrir las puertas. ¿Qué había hecho? Lo que toda buena película: buscar madera para clavar las entradas. Se topó con uno que otro mueble y herramientas suficientes para evitar que Terminator lograra entrar por ahí. Entonces sonrió y se imaginó  como una de esas criaturas, se llamaría de una forma desquiciada, como Willnator.

Para cuando llegó a la azotea, donde el resto hacía su trabajo de comunicación, ya se había colocado los lentes oscuros y caminaba con lentitud a causa del "viaje". Claro, podía ver todo con lentitud. Sin embargo, cuando escuchó el murmullo, el coro para arrullarse, esa melodía de zombies abajo, sus sentidos poco a poco empezaron a regresar a la normalidad. Nada peor que una turba enardecida de zombies para despertar a alguien drogado.

¿Ya se fue todo a la mierda? Supongo que Alá no está con nosotros hoy. Maldito hijo de puta. Dijo en una imitación de tono árabe, de forma inconsciente, sea por su apariencia o porque todavía andaba un tanto hasta arriba. Mentalmente se llamaba Al-Fajita-Dece-Rdo, musulmán paraguayo. Siempre podemos pedirle a alguno que se inmole y nos de tiempo al resto de irnos, ya saben, si los vendedores de seguros de abajo acaban entrando acá arriba. Sacudió la cabeza. Bah, no, mala idea. Tampoco creo que tengan explosivos para que puedan derribar una fracción del edificio y pasar hasta acá cuando la prisión golpease este sitio. En fin, les dejo pensar. Dijo para sentarse en el suelo con las piernas cruzadas, luego de sacudirse la túnica blanca que llevaba puesta.

-¡¡Ahhhh!!-Seguía gritando mientras las lágrimas caían por mi rostro, no aguantaba más, quería salir de allí y por eso no cesaba en dejar de golpear la rendija, quería salir de una vez. El pequeño Lionel estaba aterrorizado, él seguía insistiendo en que era Buzzy quien lo estaba, pero tan solo era una forma de no demostrar lo débil que él era y ahora al romper a llorar lo estaba dejando claro. Al fin y al cabo era un crío, con apenas cinco años de edad era la primera vez que lloraba después del fin del mundo y bastante había tardado ya, una parte de él asumía que Audrey le esperaría en la otra salida, pero había una parte de él, en lo más hondo de su ser que sabía que jamás volvería a ver a su joven amiga, esa parte era acallada y no le hacía caso, seguía empeñado en que la volvería a ver. Seguramente era esa misma parte de su ser la consciente que le hacía ahora romper a llorar como el verdadero niño que era, no era el conducto, no era estar encerrado, no eran las arañas, una parte de él le decía lo que de verdad había pasado con Audrey Banks en el comedor y por eso estaba asustado aunque no lo supiera.

-¿Woody?-Me tranquilicé un poco al escuchar la voz del vaquero. -¡Por favor saca a Lionel y a Buzzy de aquí, por favor!-Suplicaba mientras que se tranquilizaba un poco al ver que no estaba solo y retrocedía como el vaquero le había pedido, en cuanto la abertura se abrió salí corriendo en su dirección, apenas puse un pie en el suelo y salté a sus brazos. -Woody es bueno, Ody dice que Woody es bueno... Ody-El pequeño rompió a llorar de nuevo al pronunciar como el podía el nombre de su amiga Audrey. -Ody... Ody, me ha dicho que saliera por aquí cuando nos atacaron los señores malos, ella no cabía y me dijo que saldría por otro sitio, tenemos que esperarla, ¿por donde saldrá Woody?-Le expliqué a Woody cuando me preguntaba por ella y luego me llevó hacia el interior, me dejé llevar hasta que me dejó en el suelo y sujetando con fuerza su mano le seguía mientras tiraba de Buzzy también. Al llegar a las escaleras se quedó mirando al señor malo queforcejeaba con Zenobia, comencé a gritar.-¡Zen, Zen, Zeeeeeeen cuiiiidaaadooooo, corrreeee, cuidadoooo!-Gritaba con todas mis fuerzas, no quería que le pasara nada malo a Zen.

Me encontraba con un grupo que intentaba rescatar a otro grupo, pero por lo que veo la situación pasa de mala a peor, una persona de otro edificio había caído y por mucho que se intento no se pudo hacer nada. El grupo era vario pinto, dos chicas y un hombre con túnica, a simple vista ¿árabe?, no sabría que decir.Ayude en lo que pude.

-El árabe o lo que sea tiene razón tenemos que hacer algo y ya, por que si entran estamos perdidos.... todos... tanto ello como nosotros...-

Llevaba una barba de unos dos días, y el pelo corto, con un mono de piloto de color verde oscuro, botas oscuras y unos guantes de color marón claro.

-.... pero si te sientas no sirve de nada, levanta ya y mueve ese culo ... -

Mire al hombre de la túnica.

of:Espero ser de utilidad.

Solté un grito cargado de miedo y frustración. Quería clavar esa navaja en la cabeza de la criatura, pero cuando estaba a escasos centímetros de eso, aún con las manos levantadas y el filo apuntando a su cráneo, me paralicé. No podía mover ni un solo músculo de mi cuerpo. Ver tan de cerca el rostro deformado de lo que alguna vez fue un ser humano, con una familia, con unos amigos, con un trabajo, tan normal como yo, me paralizaba. No podía matar a alguien, aunque fuese un monstruo que quería devorarme vivo. Yo no era tan inhumano. Pero algo en mi interior me repetía una y otra vez —¡Hazlo, hazlo, hazlo!— Mis manos comenzaron a temblar y las lágrimas nacían en mis ojos para vivir en mis mejillas y morir en mi barbilla. —¡Es él o tú! ¡Házlo!— Es increíble cómo todos estos pensamientos pasaron por mi mente en poco más de un segundo.

Miré de reojo a Arriane cayendo por las escaleras, y a Zenobia a un lado con sólo un destornillador entre sus manos. Todos los demás estaban demasiado lejos como para ayudarme. Me encontraba solo. ¿Por qué tenía que sucederme esto a mí? ¿Por qué no a Woody o a Step? Nunca fui valiente, ni siquiera en mi niñez, cuando veía a otros niños montar en sus patines y patinetas, o alcanzando grandes alturas en el columpio. Yo simplemente no podía. No me atrevía. Veía una y otra vez a las personas a mí alrededor demostrando cuán valientes eran, desafiando a la muerte varias veces al día. Atravesaban avenidas grandes corriendo, para terminar riendo al otro lado de la acera. ¿Es que no pensaban que un simple error podía costarles la vida? Yo sí lo pensaba. Lo pienso y lo pensaré. Es por eso que, aunque odie mi propia vida, no soy capaz de hacer ese tipo de cosas tan arriesgadas. ¿Entonces por qué ahora el destino me ponía en frente de un maldito muerto viviente?

Me armé del valor que me había faltado durante toda mi existencia en este mundo y bajé las manos con fuerza, dispuesto a clavar el filo de mi navaja en la cabeza de esa bestia y terminar con ella de una vez por todas. Sería el héroe entre los presentes. Aquel que acabó con la amenazante criatura que ponía en peligro sus vidas. Eso valía la pena.

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'Tramas: Desafíos' :

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Para tratar de terminar la trama de una vez que vamos a acabar en el asilo a este paso y golpeando teclas... Me incorporo a la trama y añado unas cuantas cosas: Los usuarios inactivos hacemos ya como que no están dejamos de mencionarlos o incluso podéis decir que mueren, en el caso del jaleo que se montó con el desafío de Agent 4.0 que no hubo forma... Zenobia cae escaleras abajo con el muerto, se lanza a por él y todos subís, ella os grita que sigáis hacia arriba, y la dais por muerta. Dejamos eso en el aire por si regresara para no decir que la hemos matado. Yo me incorporo con la gente de la prisión, supuestamente estoy con vosotros desde el inicio, diré que estaba durmiendo en una de las celdas con mi hermana, yo narraré por ella, esto ocurre antes de que el convoy me encuentre y que me cambie el nombre a K-Mart, así que si habláis de mi, pues me mencionáis como esa de la que se os ha olvidado el nombre o algo así. Yo subiré con mi hermana a la azotea por otra ruta paralela a la vuestra. Ella y yo estábamos durmiendo en una celda cuando lo de Mike así que por eso no nos dimos cuenta.

Me encuentra en un sueño profundo, mis padres, mis hermanos... Sonreía a Lena que me miraba al igual que yo emocionada, sujetaba su cámara nikon, esa que tanto le costó conseguir, tras un sin fin de trabajos deplorables tras sus clases, pero al fin tenía esa dichosa cámara profesional y ahora la utilizaba para una ocasión no tan... Seria.

— ¡Venga ya niña, pide un deseo y sopla las velas! — Metió prisa a la vez que mi expresión se tornaba más seria, la sonrisa se apagaba conforme yo me daba cuenta de que había algo que no marchaba del todo bien, eso no era real, no vivíamos tan bien y el grito me hizo despertar poco a poco, al fin, Lena gritaba y me zarandeaba mientras golpeaba a un sujeto con un objeto que no lograba identificar, mi cabeza empezaba dar vueltas a causa del embotamiento de mi mente aún somnolienta. Pero hubo, menos mal, algo que hizo clic, el grito acompañó a los de ella y me lancé para ayudarla, golpeando a esa cosa hasta que acabó caer.

— ¿Cómo ha entrado? — Ambas nos abrazamos mientras mirábamos el cadáver, estábamos en una maldita prisión, era imposible. hasta que los gritos del resto comenzaron a resonar por el pabellón. — Oh Dios mío... — La voz de lena se cortó mientras salía de la celda y me gritaba a toda prisa que saliera, no dudé en seguirla, ambas corrimos con todas nuestras fuerzas, logré distinguir abajo del todo en el pabellón la multitud de zombies, mientras que mi hermana y yo corríamos como dos posesas por la zona, gritando cuando una de esas cosas salió a recibirnos, ambas nos lanzamos a por él y le empujamos por la barandilla para que cayera, entonces huimos por una de las puertas a los pasillos principales, más gritos, estaban plagados de muertos, el casi grito de ella me obligó a golpearla. — ¡Calla! — Tapé su boca antes de que pudiera alzar la voz y tiré de ella para ocultarnos detrás de una esquina, ni siquiera llegué a susurrar esas palabras, me llevé un dedo a los labios y las vocalicé, Lena asintió y señaló hacia arriba, estaba claro que no podíamos bajar, teníamos que subir a la azotea, por lo que ambas nos abalanzamos por las escaleras, cerrando todas las puertas a nuestro paso, yo pensando en una única cosa, en el resto, no podían haber salido sin más, pero tampoco quería pensar en que estuvieran muertos, tal vez ocultos, con suerte en la azotea. Por lo que cuando llegamos arriba y entramos con desesperación en el lugar y no vimos a nadie nos derrumbamos, no podían estar muertos.

Por inactividad, este tema queda ya demasiado desfasado, por lo que en la primera tirada no habrá "concurso" de tramas.