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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Recuerdo del primer mensaje :
Existe una toxina, que cuando entra en contacto con una persona, esta cae en un profundo sueño. Cuando a las horas despierta, la persona en concreto, no recuerda absolutamente nada de su vida pasada. Quién es, qué hizo el día anterior, quienes son sus amigos, familiares, conocidos... Todo queda en el completo olvido.
Un ligero dolor de cabeza se apodera de ti, te sientes raro/a... ¿Qué ha pasado?
■ Ubicación: Sunnydale (Mapa)
■ Sarah Miller: (Prendas) Colegio: una clase cualquiera de niños de cinco años, típica de la época. Se encuentra sentada sobre una silla, su cuerpo está echado sobre un escritorio, se escucha el murmullo de los niños, que no dejan de llamarla. «Señorita Miller, señorita Miller...» Algunos parecen preocupados, otros se ríen porque su profesora parece haberse dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sarah Miller.
■ Phoenix Hemmer: (Prendas) Colegio: una enfermería. Se encuentra dormida en un sofá situado en el fondo de la sala. Un profesor le da un leve toque en el hombro. «Señorita Mijakovic, por favor despierte, su hijo se ha desmayado» El hombre porta a Chris J. Parker en sus brazos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Phoenix Mijakovic.
■ Rickard Ward: (Prendas) Colegio: sala de profesores. Se encuentra sentado sobre un escritorio profundamente dormido. Una de las profesoras lo llama suavemente. «Su esposa está abajo, parece que se ha desmayado» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Rickard Croft.
■ Jemma E. Croft: (Prendas) Colegio: escalones de la entrada, exterior. Se encuentra sentada sobre los escalones de la entrada, dormida. Alguien corre hacia ella preocupada. «¡Señorita Croft, señorita Croft, ¿está usted bien?!» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Jemma E. Croft.
■ Chris J. Parker: (Prendas) Colegio: enfermería. Un hombre alto lo lleva a la enfermería, de camino a esta no deja de llamarlo preocupado. «Chris, por favor, pequeño, despierta...» Al entrar llama a la enfermera y deposita al niño sobre la camilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Chris J. Mijakovic.
■ Zarko Mijakovic: (Prendas) Cafetería: sofás de esquina. Se encuentra sentado en uno de los sofás de la típica cafetería de los 50. «¡Eh Mijakovic, llaman del colegio, a tu hijo le ha pasado algo, quieren que vayas a por él, tu mujer ya está cuidando de él, pero quieren que vayas» El cocinero se acerca a Zarko y le da un suave toque en el hombro, luego se va hacia su hija. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Zarko Mijakovic.
■ Nova J. Mills: (Prendas) Cafetería: barra. Se encuentra sentada sobre un taburete, dormida sobre la barra. «Cariño, si quieres vete a dormir a casa ya, llevas toda la noche con ese dichoso libro» Tras regañar a Zarko, el cocinero se acerca a ella y acaricia su pelo. «Mamá seguro que te ha preparado algo para desayunar, venga» Aparta el libro de ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nova J. Mills.
■ Abigail Roth: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostada en el sofá, completamente dormida. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Sky Nivans, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Abigail Nivans.
■ Sky Nivans: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostado en el sofá, completamente dormido. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Abigail Roth, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sky Nivans.
■ Valery Hayes: (Prendas) Cafetería: mesa que hay bajo una cristalera. Se encuentra sentada en una silla, en la misma mesa que Sky y Abigail, ellos dos están en el sofá que hay bajo la cristalera. En la mesa hay tres cafés, un periódico y maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Valery Nivans.
■ Zhnets: (Prendas) Hospital: una camilla de la habitación 215. Solo se escucha un repetido pitido, una y otra vez. Una enfermera se acerca para revisar la bolsa de suero cuando... «¡Oh Dios Santo, has despertado! Cariño, Helena, ¿estás bien? Soy la doctora Smith, has tenido un accidente de coche, tu padre y tu hermana te están esperando, ellos están bien» La mujer sonríe. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sandy Robles.
■ Nicholas Robles: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a Nicholas y trata de despertarlo. Ryder está sentada a su lado, apoyada sobre su hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nicholas Robles.
■ Alistair Jackson: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Kasper en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Alistair Jackson.
■ Ryder: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a ellos dos (Ryder y Nicholas) que están dormidos en una de las sillas de las ala. Ella con la cabeza echada sobre el hombro de Nicholas. «Cassidy, muchacha despierta, Sandy ya está bien, tu padre y tú podéis ir ya a verla» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Cassidy Robles.
■ Kasper R Jäger: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Alistair en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Le dice el hombre a Alistair. «Kasper, muchacho, ven, te invito a un chocolate en la cafetería» Le dice la enfermera mientras le da suavemente en el hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Kasper R. Jackson.
■ Victoria Devars: (Prendas) Plaza: tumbada en un banco. Se encuentra tumbada sobre un banco de la plaza, completamente dormida. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Victoria Devars.
■ Roxan Burnside: (Prendas) Plaza: sentada bajo la estatua principal. Se encuentra sentada en el suelo al lado de la estatua principal, parece que se ha dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Roxan Devars.
■ Vannah Ward: (Prendas) Plaza: sentada en un banco. Se encuentra sentada en el banco junto a Mihail, entre sus manos sujeta un bolso. «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Vannah Dabija.
■ Grant A. Ward: (Prendas) Plaza: se encuentra tirado en el césped de cualquier manera, un tipo le da en el pie, es un policía. «Muchacho, eh despierta, no puedes estar así aquí, a vagabundear a otra parte» Le dice el policía. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Grant A. Ward.
■ Mihail Dabija: (Prendas) Plaza: sentado en un banco. Se encuentra sentado en un banco sujetando un enorme periódico como si se hubiera quedado dormido mientras lo leía. Al lado está Vannah «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos a la mujer. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Mihail Dabija.
■ Aleksei K. Hedley: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Isaak, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Aleksei K. Hedley.
■ Isaak A. Kügler: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Aleksei, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Isaak A. Hedley.
■ Molly L. Bennet: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentada en una silla de la cocina. El horno está echando un ligero humor gris, huele a quemado, el pollo se está calcinando. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Molly Hedley.
■ Daniel Harris: (Prendas) Exterior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra en la acera del jardín, tirado en el suelo, en su mano hay un maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Daniel Harris.
■ Slim Fox: (Prendas, bigote incluido) Plaza: en el interior de un camión de helados, junto a la plaza. Se encuentra dormido en el interior del típico camión de helados de la época, apoyando su cabeza en el marco de la ventana. «Oiga, caballero, ¿le pagan por dormir? Quiero un helado de vainilla, ¡despierte hombre!» Exclama un señor desde fuera que se asoma a la ventanilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Robert Richards.
Y hasta aquí la primera situación de la IIBS. Si necesitáis ayuda o tenéis dudas estamos a un MP de distancia. Los personajes no recordarán absolutamente nada de nada, solo debéis responder diciendo como actuáis a esta situación tan... ¿particular, no?
II Batalla de Supervivencia
01 de junio de 1955, Sunnydale.
- Off rol - Normativa - Clic:
- Comienza la II Batalla de Supervivencia. Por ahora el inicio del rol será sencillo, pero irán surgiendo nuevos acontecimientos conforme vosotros vayáis respondiendo. Se establecen un par de normas a cumplir, puede que estas crezcan más adelante o incluso se modifiquen, por ahora son las siguientes:
▧Tras las normas se inicia una puesta en rol obligatoria a seguir.▧En la Batalla de Supervivencia solo puede ganar un personaje, que será el último que quede sin ser eliminado.▧Los personajes serán eliminados a razón de: Inactividad o mal estar del personaje. Se hará de forma lógica.▧Los participantes que no respondan en 48 horas serán eliminados.▧Los personajes solo podrán cargar con las armas que pidieron y otros objetos que el staff vaya indicando.▧El objeto "vida" es a nivel o off rol, a nivel on rol una simple moneda que encontrareis en diversos zonas. Quienes posean una vida, on rol pueden mencionar que encontraron una moneda.▧Quienes tengan el suero aún no lo tienen on rol.▧No tenéis vuestras armas.▧No hay mínimo de lineas, pero sí máximo: 35 líneas. Sabemos que muchos escribís eso o incluso más, pero queremos hacer que la BS sea rápida.▧No hay turnos de posteo, pero deben haber cuatro mensajes al menos entre tu último mensaje y el nuevo.
Te arrastrarán al infierno.
Conocerás el miedo.
Te enfrentarás a tus peores pesadillas hechas realidad.
Lucharás por tu vida.
Contra la muerte.
¿Serás capaz de llegar hasta el final?
Conocerás el miedo.
Te enfrentarás a tus peores pesadillas hechas realidad.
Lucharás por tu vida.
Contra la muerte.
¿Serás capaz de llegar hasta el final?
Prefacio
Existe una toxina, que cuando entra en contacto con una persona, esta cae en un profundo sueño. Cuando a las horas despierta, la persona en concreto, no recuerda absolutamente nada de su vida pasada. Quién es, qué hizo el día anterior, quienes son sus amigos, familiares, conocidos... Todo queda en el completo olvido.
Un ligero dolor de cabeza se apodera de ti, te sientes raro/a... ¿Qué ha pasado?
Comienza la IIBS
■ Ubicación: Sunnydale (Mapa)
■ Sarah Miller: (Prendas) Colegio: una clase cualquiera de niños de cinco años, típica de la época. Se encuentra sentada sobre una silla, su cuerpo está echado sobre un escritorio, se escucha el murmullo de los niños, que no dejan de llamarla. «Señorita Miller, señorita Miller...» Algunos parecen preocupados, otros se ríen porque su profesora parece haberse dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sarah Miller.
■ Phoenix Hemmer: (Prendas) Colegio: una enfermería. Se encuentra dormida en un sofá situado en el fondo de la sala. Un profesor le da un leve toque en el hombro. «Señorita Mijakovic, por favor despierte, su hijo se ha desmayado» El hombre porta a Chris J. Parker en sus brazos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Phoenix Mijakovic.
■ Rickard Ward: (Prendas) Colegio: sala de profesores. Se encuentra sentado sobre un escritorio profundamente dormido. Una de las profesoras lo llama suavemente. «Su esposa está abajo, parece que se ha desmayado» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Rickard Croft.
■ Jemma E. Croft: (Prendas) Colegio: escalones de la entrada, exterior. Se encuentra sentada sobre los escalones de la entrada, dormida. Alguien corre hacia ella preocupada. «¡Señorita Croft, señorita Croft, ¿está usted bien?!» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Jemma E. Croft.
■ Chris J. Parker: (Prendas) Colegio: enfermería. Un hombre alto lo lleva a la enfermería, de camino a esta no deja de llamarlo preocupado. «Chris, por favor, pequeño, despierta...» Al entrar llama a la enfermera y deposita al niño sobre la camilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Chris J. Mijakovic.
■ Zarko Mijakovic: (Prendas) Cafetería: sofás de esquina. Se encuentra sentado en uno de los sofás de la típica cafetería de los 50. «¡Eh Mijakovic, llaman del colegio, a tu hijo le ha pasado algo, quieren que vayas a por él, tu mujer ya está cuidando de él, pero quieren que vayas» El cocinero se acerca a Zarko y le da un suave toque en el hombro, luego se va hacia su hija. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Zarko Mijakovic.
■ Nova J. Mills: (Prendas) Cafetería: barra. Se encuentra sentada sobre un taburete, dormida sobre la barra. «Cariño, si quieres vete a dormir a casa ya, llevas toda la noche con ese dichoso libro» Tras regañar a Zarko, el cocinero se acerca a ella y acaricia su pelo. «Mamá seguro que te ha preparado algo para desayunar, venga» Aparta el libro de ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nova J. Mills.
■ Abigail Roth: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostada en el sofá, completamente dormida. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Sky Nivans, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Abigail Nivans.
■ Sky Nivans: (Prendas) Cafetería: sofá bajo la cristalera. Se encuentra recostado en el sofá, completamente dormido. Hay dos cafés recién hechos en la mesa, un periódico y maletín, junto a ella, ambos dormidos está Abigail Roth, en una silla de en frente, en esa misma mesa, está Valery Hayes, con otro café para ella. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sky Nivans.
■ Valery Hayes: (Prendas) Cafetería: mesa que hay bajo una cristalera. Se encuentra sentada en una silla, en la misma mesa que Sky y Abigail, ellos dos están en el sofá que hay bajo la cristalera. En la mesa hay tres cafés, un periódico y maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Valery Nivans.
■ Zhnets: (Prendas) Hospital: una camilla de la habitación 215. Solo se escucha un repetido pitido, una y otra vez. Una enfermera se acerca para revisar la bolsa de suero cuando... «¡Oh Dios Santo, has despertado! Cariño, Helena, ¿estás bien? Soy la doctora Smith, has tenido un accidente de coche, tu padre y tu hermana te están esperando, ellos están bien» La mujer sonríe. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Sandy Robles.
■ Nicholas Robles: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a Nicholas y trata de despertarlo. Ryder está sentada a su lado, apoyada sobre su hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Nicholas Robles.
■ Alistair Jackson: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Kasper en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Alistair Jackson.
■ Ryder: (Prendas) Hospital: sala de espera. «¡Familia Robles! Sandy acaba de despertar, está bien!» Una enfermera se acerca a ellos dos (Ryder y Nicholas) que están dormidos en una de las sillas de las ala. Ella con la cabeza echada sobre el hombro de Nicholas. «Cassidy, muchacha despierta, Sandy ya está bien, tu padre y tú podéis ir ya a verla» Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Cassidy Robles.
■ Kasper R Jäger: (Prendas) Hospital: sofá de la habitación 214. Se encuentra sentado junto a Alistair en un sofá. Un hombre junto a una enfermera tapan con una sábana el cuerpo de una mujer en la camilla. «Señor Jackson, lo siento, no hemos podido hacer nada por su esposa» Le dice el hombre a Alistair. «Kasper, muchacho, ven, te invito a un chocolate en la cafetería» Le dice la enfermera mientras le da suavemente en el hombro. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Kasper R. Jackson.
■ Victoria Devars: (Prendas) Plaza: tumbada en un banco. Se encuentra tumbada sobre un banco de la plaza, completamente dormida. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Victoria Devars.
■ Roxan Burnside: (Prendas) Plaza: sentada bajo la estatua principal. Se encuentra sentada en el suelo al lado de la estatua principal, parece que se ha dormido. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Roxan Devars.
■ Vannah Ward: (Prendas) Plaza: sentada en un banco. Se encuentra sentada en el banco junto a Mihail, entre sus manos sujeta un bolso. «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Vannah Dabija.
■ Grant A. Ward: (Prendas) Plaza: se encuentra tirado en el césped de cualquier manera, un tipo le da en el pie, es un policía. «Muchacho, eh despierta, no puedes estar así aquí, a vagabundear a otra parte» Le dice el policía. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Grant A. Ward.
■ Mihail Dabija: (Prendas) Plaza: sentado en un banco. Se encuentra sentado en un banco sujetando un enorme periódico como si se hubiera quedado dormido mientras lo leía. Al lado está Vannah «Señorita Dabija, se encuentra usted bien?» Le dice un chico que pasa al lado de ellos a la mujer. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Mihail Dabija.
■ Aleksei K. Hedley: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Isaak, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Aleksei K. Hedley.
■ Isaak A. Kügler: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentado en el sofá del interior de la casa junto a Aleksei, como si ambos se hubieran dormido mientras veían la televisión (solo se ve la típica niebla) De la cocina viene un olor espantoso a quemado. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Isaak A. Hedley.
■ Molly L. Bennet: (Prendas) Interior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra sentada en una silla de la cocina. El horno está echando un ligero humor gris, huele a quemado, el pollo se está calcinando. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Molly Hedley.
■ Daniel Harris: (Prendas) Exterior del hogar: casa del mapa 14. Se encuentra en la acera del jardín, tirado en el suelo, en su mano hay un maletín. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Daniel Harris.
■ Slim Fox: (Prendas, bigote incluido) Plaza: en el interior de un camión de helados, junto a la plaza. Se encuentra dormido en el interior del típico camión de helados de la época, apoyando su cabeza en el marco de la ventana. «Oiga, caballero, ¿le pagan por dormir? Quiero un helado de vainilla, ¡despierte hombre!» Exclama un señor desde fuera que se asoma a la ventanilla. Si mira entre sus cosas encontrará un DNI, su foto, edad correcta, reside en Sunnydale y el nombre: Robert Richards.
Y hasta aquí la primera situación de la IIBS. Si necesitáis ayuda o tenéis dudas estamos a un MP de distancia. Los personajes no recordarán absolutamente nada de nada, solo debéis responder diciendo como actuáis a esta situación tan... ¿particular, no?
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Seguía sentada contra los barrotes con las piernas cruzadas a lo indio, la verdad no tenía nada mejor que hacer. Miré el vestido acomodándolo para que no se viese nada, era un vestido bonito y lo estaba manchando, pero ya lo lavaría después.
Cassidy tenía hambre y al escuchar eso me di cuenta de que no había comido nada desde que me desperté, y tampoco sabía desde cuando llevaba sin comer, en ese momento me dio hambre, pensar en comida no ayudaba. A su vez, pensar en comida me recordó que había que comprarla y que necesitaría dinero, resumiendo, que no sabía a lo que me dedicaba ni lo que hacía, desperté en las escaleras del colegio, pero no me parecía ser profesora, no me cuadraba, no encajaba conmigo.
Cassidy se levantó a asomarse por la ventanilla, dudaba que pudiese ver algo y efectivamente, no podía ver nada.
Eché la cabeza hacia atrás y solté un largo suspiro, nos esperaba una larga noche.
Tarareaba una canción, no sabía cuál era, pero me salió sin pensarlo. Estaba aburrida, eché un ojo a los demás, no parecían divertidos, para estarlo... De pronto se escuchó la voz de la recepcionista, seguido de ruido, me acerqué a los barrotes de la entrada a intentar ver si ocurría algo, pero no podía ver nada, hasta que la silueta de la mujer apareció por el pasillo corriendo y pidiendo ayuda. - ¿Qué ocurre? - La verdad es que no entendía nada, pero mis dudas se resolvieron cuando apareció un hombre, no parecía estar en este mundo, ajeno a todo lo que no fuese esa mujer. - Pero qué demonios... - El hombre se abalanzó a por la mujer y la tiró al suelo, comenzó a devorarla sin ningún pudor, esa imagen fue repulsiva, triste y sobretodo me dejó bloqueada, no era capaz de moverme, estaba más blanca que aquellas paredes, y no podía hablar, aquella imagen era demasiado horrorosa, ver tanta sangre, el olor fuerte a sangre, no me molestaba, era como si estuviese acostumbrada, pero aquella imagen, sin duda, era de las peores.
Pude ver como Cassidy le quitaba el bolso a la mujer y esa cosa la miraba con ojos desorbitados, y llenos de rabia, estaba apretando muy fuerte los barrotes, me impulsé hacia arriba poniéndome de pie y retrocediendo agarrando los barrotes de la celda contigua a Cassidy. Justo en ese momento Nicholas comenzó a hacer ruido, gritando y golpeando los barrotes, eso alertó a esa cosa y le hizo moverse.
Cassidy tenía hambre y al escuchar eso me di cuenta de que no había comido nada desde que me desperté, y tampoco sabía desde cuando llevaba sin comer, en ese momento me dio hambre, pensar en comida no ayudaba. A su vez, pensar en comida me recordó que había que comprarla y que necesitaría dinero, resumiendo, que no sabía a lo que me dedicaba ni lo que hacía, desperté en las escaleras del colegio, pero no me parecía ser profesora, no me cuadraba, no encajaba conmigo.
Cassidy se levantó a asomarse por la ventanilla, dudaba que pudiese ver algo y efectivamente, no podía ver nada.
Eché la cabeza hacia atrás y solté un largo suspiro, nos esperaba una larga noche.
Tarareaba una canción, no sabía cuál era, pero me salió sin pensarlo. Estaba aburrida, eché un ojo a los demás, no parecían divertidos, para estarlo... De pronto se escuchó la voz de la recepcionista, seguido de ruido, me acerqué a los barrotes de la entrada a intentar ver si ocurría algo, pero no podía ver nada, hasta que la silueta de la mujer apareció por el pasillo corriendo y pidiendo ayuda. - ¿Qué ocurre? - La verdad es que no entendía nada, pero mis dudas se resolvieron cuando apareció un hombre, no parecía estar en este mundo, ajeno a todo lo que no fuese esa mujer. - Pero qué demonios... - El hombre se abalanzó a por la mujer y la tiró al suelo, comenzó a devorarla sin ningún pudor, esa imagen fue repulsiva, triste y sobretodo me dejó bloqueada, no era capaz de moverme, estaba más blanca que aquellas paredes, y no podía hablar, aquella imagen era demasiado horrorosa, ver tanta sangre, el olor fuerte a sangre, no me molestaba, era como si estuviese acostumbrada, pero aquella imagen, sin duda, era de las peores.
Pude ver como Cassidy le quitaba el bolso a la mujer y esa cosa la miraba con ojos desorbitados, y llenos de rabia, estaba apretando muy fuerte los barrotes, me impulsé hacia arriba poniéndome de pie y retrocediendo agarrando los barrotes de la celda contigua a Cassidy. Justo en ese momento Nicholas comenzó a hacer ruido, gritando y golpeando los barrotes, eso alertó a esa cosa y le hizo moverse.
- Jemma :
- They :
- Awards :
- Por favor, dime que es una broma - Respondo al saber que el camión no arranca. Pero sé que no es una broma, lo que significa que estamos tirados en medio de la carretera con un vehículo que no arranca y un grupo de personas que vienen en nuestra dirección y cuyo aspecto no dice nada bueno.
Si no tenemos vehículo habrá que correr. Ninguno de nosotros parece dispuesto a quedarse aquí. ¿Pero correr a dónde? Al parecer, hay dos lugares en los que podríamos refugiarnos. Una escuela y un almacén. Slim propone meternos en el almacén.
Nerviosa, camino de un lado para otro, pasándole las manos por el pelo, necesitando pensar, aunque no hay mucho tiempo para eso.
- Yo voto por el colegio. Un colegio es más familiar que un almacén, incluso estando abandonado y no es tan amenazador. Aunque, si el almacén está más cerca... - Miro a la otra chica. Solo nos faltaba ella para decidir. Colegio o almacén. Almacén o colegio.
Si no tenemos vehículo habrá que correr. Ninguno de nosotros parece dispuesto a quedarse aquí. ¿Pero correr a dónde? Al parecer, hay dos lugares en los que podríamos refugiarnos. Una escuela y un almacén. Slim propone meternos en el almacén.
Nerviosa, camino de un lado para otro, pasándole las manos por el pelo, necesitando pensar, aunque no hay mucho tiempo para eso.
- Yo voto por el colegio. Un colegio es más familiar que un almacén, incluso estando abandonado y no es tan amenazador. Aunque, si el almacén está más cerca... - Miro a la otra chica. Solo nos faltaba ella para decidir. Colegio o almacén. Almacén o colegio.
La cocina tenía todo lo que debía tener. Estaba limpia, ni una partícula de suciedad manchaba el ambiente. Había con qué cocinar una buena comida. Phoenix se puso a ello, sin pensarlo mucho. Tenía la impresión de que no tenía idea de lo que estaba haciendo.
Entre los utensilios de cocina encontró un espejo de bolsillo que llamó su atención. Era algo bonito y decidió ponerlo en su escote para luego mostrárselo a Harris y a su pequeño. Deseaba que éste estuviera bien mientras no estaba al cuidado de sus ojos maternales.
Picó unas verduras, encendió el horno, puso todo junto en una fuente, algo de aceite y mandó todo a cocinarse con la esperanza de que saliera con buen sabor. Se reconocía como una pésima cocinara gracias a esa experiencia. Pero aún así no se creía incapaz de alimentar a su hijo.
- Algo muy extraño pasa, Shadow. Imagínate. Conozco a ese hombre y mi hijo, por supuesto. Pero no sé quién es mi esposo, y tampoco reconocí al sujeto de la cafetería. Mucho menos a los del colegio de Chris. - Dijo al felino que comenzó a fregarse entre sus piernas. Parecía que éste sentía afecto por ella, y ella no podía evitar sentirlo por el gato. Había un vínculo, lo sabía.
Observó cómo la oscuridad caía en la casa. Encendió las luces. Se mantuvo abrazada al animal y viendo por la ventana los 20 minutos que tardó en cocinar las verduras. Luego, puso todo en una bandeja aparentemente de plata y caminó elegantemente hacia el comedor.
- Oh my God! - La bandeja se resbala de las manos de Phoenix al oír el desesperante golpe en la puerta. Por fortuna quedó en la mesa y la comida no se echó a perder. No puedo evitar aferrarse al pequeño, ponerlo cerca de su cuerpo. - ¡HARRIS! ¡NO ABRAS! ¡NO LO HAGAS!
¿Por qué no? ¿Por qué no tenía que abrir? ¿Por qué no auxiliar a quien pide ayuda? Phoenix simplemente se asustó. Sintió un fuerte e innegable déjà vu. Una horrible sensación se apoderó de ella e hizo caso a su instinto. Aunque, pese a todo, no dejaba de sentirse culpable al darse cuenta que su primera reacción era la de no ayudar.
Entre los utensilios de cocina encontró un espejo de bolsillo que llamó su atención. Era algo bonito y decidió ponerlo en su escote para luego mostrárselo a Harris y a su pequeño. Deseaba que éste estuviera bien mientras no estaba al cuidado de sus ojos maternales.
Picó unas verduras, encendió el horno, puso todo junto en una fuente, algo de aceite y mandó todo a cocinarse con la esperanza de que saliera con buen sabor. Se reconocía como una pésima cocinara gracias a esa experiencia. Pero aún así no se creía incapaz de alimentar a su hijo.
- Algo muy extraño pasa, Shadow. Imagínate. Conozco a ese hombre y mi hijo, por supuesto. Pero no sé quién es mi esposo, y tampoco reconocí al sujeto de la cafetería. Mucho menos a los del colegio de Chris. - Dijo al felino que comenzó a fregarse entre sus piernas. Parecía que éste sentía afecto por ella, y ella no podía evitar sentirlo por el gato. Había un vínculo, lo sabía.
Observó cómo la oscuridad caía en la casa. Encendió las luces. Se mantuvo abrazada al animal y viendo por la ventana los 20 minutos que tardó en cocinar las verduras. Luego, puso todo en una bandeja aparentemente de plata y caminó elegantemente hacia el comedor.
- Oh my God! - La bandeja se resbala de las manos de Phoenix al oír el desesperante golpe en la puerta. Por fortuna quedó en la mesa y la comida no se echó a perder. No puedo evitar aferrarse al pequeño, ponerlo cerca de su cuerpo. - ¡HARRIS! ¡NO ABRAS! ¡NO LO HAGAS!
¿Por qué no? ¿Por qué no tenía que abrir? ¿Por qué no auxiliar a quien pide ayuda? Phoenix simplemente se asustó. Sintió un fuerte e innegable déjà vu. Una horrible sensación se apoderó de ella e hizo caso a su instinto. Aunque, pese a todo, no dejaba de sentirse culpable al darse cuenta que su primera reacción era la de no ayudar.
— Gracias... — comenté cuando me lanzó ambos helados, el que estaba envuelto lo coloqué sobre mi frente un rato y el otro comencé a devorarlo con bastante apetito. — Dios bendiga a los heladeros de América — solté cuando vi como el tipo sacaba del camión una caja de botellas de alcohol. — ¿Esto es para los papás que se portan bien y compran helado a sus hijos o solo para ti? — me acerqué y pregunté con cierto deje de ironía. — Con permiso... — en realidad era con "mi permiso" porque no esperé a la respuesta del heladero, solo faltaría que me dijera que no. Di un trago a una de las botellas pero no llegué a beber más cuando la pelirroja comenzó a explicar lo que había pasado.
— Espera, espera... — con la botella aún en la mano me acerqué a ella. — ¿Has dicho que no recuerdas nada de nada? — eso ya era demasiada casualidad, ¿no? «Las casualidades no existen en mi trabajo Vannah» Una voz bastante familiar resonó en lo más hondo de mi mente. Me quedé pensativa y luego alcé la mirada en su dirección.
— No eres la única — añadí muy seria, pero parecía que aquel no era el momento para discutir aquello, no cuando de la nada comenzaron a salir varias personas que no parecían estar muy bien. — ¿Desde cuando un colegio y un almacén son buena idea? Ambos son los típicos escenarios de cualquier película de miedo que se precie... — estaban en un empate. — En mi caso los niños ganan en nivel de miedo... ¡así que yo voto por el almacén! — exclamé en el último momento. El camión no arrancaba, por lo que cuando todos bajaron me encargué de cerrar las puertas y ventanas, para que al menos el policía estuviera a "salvo".
— A prisa, vamos — empecé a correr en aquella dirección, ya sin zapatos, a saber dónde los habría dejado tirados.
— Espera, espera... — con la botella aún en la mano me acerqué a ella. — ¿Has dicho que no recuerdas nada de nada? — eso ya era demasiada casualidad, ¿no? «Las casualidades no existen en mi trabajo Vannah» Una voz bastante familiar resonó en lo más hondo de mi mente. Me quedé pensativa y luego alcé la mirada en su dirección.
— No eres la única — añadí muy seria, pero parecía que aquel no era el momento para discutir aquello, no cuando de la nada comenzaron a salir varias personas que no parecían estar muy bien. — ¿Desde cuando un colegio y un almacén son buena idea? Ambos son los típicos escenarios de cualquier película de miedo que se precie... — estaban en un empate. — En mi caso los niños ganan en nivel de miedo... ¡así que yo voto por el almacén! — exclamé en el último momento. El camión no arrancaba, por lo que cuando todos bajaron me encargué de cerrar las puertas y ventanas, para que al menos el policía estuviera a "salvo".
— A prisa, vamos — empecé a correr en aquella dirección, ya sin zapatos, a saber dónde los habría dejado tirados.
-Marchemos pues, al almacén-
Había visto como la asesina de los tacones, cerraba el camión, pero a mitad de camino del almacén y con los desmejorados hombres aun a una distancia prudencial, me di media vuelta, se me había olvidado algo muy importante en el camión.
Abrí la parte de atrás y saqué al policía para, después de guantearlo, dejarlo apoyado en la puerta de mi heladería con ruedas:
-a mi no me dejas tu el camión con olor a pedo, no señor-
Volví con las chicas a paso un poco mas ligero pues se acercaba cada vez mas toda la peña cantando Manowar, y no parecían muy simpáticos.
Había visto como la asesina de los tacones, cerraba el camión, pero a mitad de camino del almacén y con los desmejorados hombres aun a una distancia prudencial, me di media vuelta, se me había olvidado algo muy importante en el camión.
Abrí la parte de atrás y saqué al policía para, después de guantearlo, dejarlo apoyado en la puerta de mi heladería con ruedas:
-a mi no me dejas tu el camión con olor a pedo, no señor-
Volví con las chicas a paso un poco mas ligero pues se acercaba cada vez mas toda la peña cantando Manowar, y no parecían muy simpáticos.
En nuestra situación habían dos puntos de vista desde los cuales se podía observar la línea de acontecimientos: uno bueno y otro malo. El bueno, es que estábamos encerrados en esas celdas y ahí adentro esa cosa no iba a poder alcanzarnos; el malo, es que no había manera de salir, y aunque lo hagamos, tendremos que enfrentarnos a eso. Las únicas llaves que nos darían la libertad eran las que colgaban del cinturón del policía enloquecido, y aunque no sería fácil quitárselas, en el hipotético caso de lograrlo, quien lo haga tendrá que abrir su celda y la de los demás mientras esa cosa lo persigue. Viéramos como lo viéramos, en realidad no parecía haber un verdadero punto de vista "bueno".
Con mi escándalo conseguí atraer la atención del mortificado sujeto de cara ensangrentada y ojos inexpresivos. Su rostro era aterrador, como sacado de una película de miedo, pero a mí no me asustaba, sentía que no era la primera vez que veía a alguien... o algo, así. Leves recuerdos, que aparecían en mi mente como sueños lejanos, me mostraban imágenes de ciudades destruidas y miles de seres como él gobernando los restos de una tierra sin vida. Pero eso no era posible, porque, al menos en ese pueblo, todo parecía tan normal como siempre; si es que a normal se le puede decir despertar en un hospital sin ningún recuerdo con una ropa que me parecía anticuada.
Continué haciendo ruido para alejar al monstruo de las señoritas y al mismo tiempo intentar arrebatarle las llaves que colgaban en su cinturón. Por algún motivo sabía que una mordida de esa cosa era peligrosa y debía ser evitada a toda costa, pero también tenía el presentimiento de que si me llegase a morder, no habría mayor peligro para mí aparte de una seria infección. No íbamos a conseguir nada quedándonos quietos observando a la criatura, teníamos que actuar cuanto antes, aunque eso significase arriesgarnos a contraer peligros.
Con mi escándalo conseguí atraer la atención del mortificado sujeto de cara ensangrentada y ojos inexpresivos. Su rostro era aterrador, como sacado de una película de miedo, pero a mí no me asustaba, sentía que no era la primera vez que veía a alguien... o algo, así. Leves recuerdos, que aparecían en mi mente como sueños lejanos, me mostraban imágenes de ciudades destruidas y miles de seres como él gobernando los restos de una tierra sin vida. Pero eso no era posible, porque, al menos en ese pueblo, todo parecía tan normal como siempre; si es que a normal se le puede decir despertar en un hospital sin ningún recuerdo con una ropa que me parecía anticuada.
Continué haciendo ruido para alejar al monstruo de las señoritas y al mismo tiempo intentar arrebatarle las llaves que colgaban en su cinturón. Por algún motivo sabía que una mordida de esa cosa era peligrosa y debía ser evitada a toda costa, pero también tenía el presentimiento de que si me llegase a morder, no habría mayor peligro para mí aparte de una seria infección. No íbamos a conseguir nada quedándonos quietos observando a la criatura, teníamos que actuar cuanto antes, aunque eso significase arriesgarnos a contraer peligros.
Tras colocar aquellos números, que en verdad le costó un poco porque se le daba bastante mal, no se quedó para comprobar si abría o no, pues su mente estaba bastante dispersa. El día de hoy estaba siendo de lo más complicado, primero no recordaba nada de nada, luego se encontraba en aquel museo sin saber que hacer, se suponía que lo conocía, pero realmente muy pocas cosas le resultaban familiares.
Algo captó su atención fuera, podía ver a lo lejos unas figuras, en la calle. Abigail se acercó a la ventana de fuera del pasillo y observó en la calle como algunas personas corrían de un lado a otro, y otros tantos iban después más lento. Un escalofrío recorrió a Abigail de arriba a abajo, como si supiera que algo malo se cernía sobre ellos.
Algo captó su atención fuera, podía ver a lo lejos unas figuras, en la calle. Abigail se acercó a la ventana de fuera del pasillo y observó en la calle como algunas personas corrían de un lado a otro, y otros tantos iban después más lento. Un escalofrío recorrió a Abigail de arriba a abajo, como si supiera que algo malo se cernía sobre ellos.
- Gracias:
Está decidido. Iremos al almacén. Sin perder más el tiempo, los tres echamos a correr rumbo al almacén. Noto mi corazón latiendo a toda velocidad. De vez en cuando miro hacia atrás, pero esa gente sigue ahí, no ha desaparecido. No pienso en ellos. Me concentro en correr con todas mis fuerzas y en no separarme demasiado de mis compañeros.
Slim vuelve atrás un momento, pero no tarda en alcanzarnos. No le pregunto a que ha vuelto. Lo importante es que no le ha pasado nada.
No tardamos en llegar al almacén. Reduzco la velocidad hasta que paro. Me fijo en el lugar, jadeando por la carrera. El almacén tiene un aspecto bastante siniestro. Me acerco lentamente a la puerta y le doy un pequeño empujón. Ésta se abre con un chirrido.
- Habrá que entrar - Me lo digo a mi misma en voz alta para darme ánimos. Respiro profundamente, y de forma lenta, empiezo a entrar en el almacén.
Slim vuelve atrás un momento, pero no tarda en alcanzarnos. No le pregunto a que ha vuelto. Lo importante es que no le ha pasado nada.
No tardamos en llegar al almacén. Reduzco la velocidad hasta que paro. Me fijo en el lugar, jadeando por la carrera. El almacén tiene un aspecto bastante siniestro. Me acerco lentamente a la puerta y le doy un pequeño empujón. Ésta se abre con un chirrido.
- Habrá que entrar - Me lo digo a mi misma en voz alta para darme ánimos. Respiro profundamente, y de forma lenta, empiezo a entrar en el almacén.
El pequeño Chris, que se había escondido tras las piernas de su supuesta madre observó a su alrededor con atención. Phoenix no había respondido ninguna de sus preguntas, pero en aquel momento no le importó, ya que estaba asustado con todo lo que estaba pasando.
El niño se quedó completamente estático, aferrado a una de las piernas de Phoenix, mientras que con el otro brazo agarraba a su fiel peluche. — Bicho, Shhh... — Avisó a su peluche por si le daba por hacer ruido, debían quedarse en silencio, o los señores malos los atraparían, estaba totalmente convencido de ello, sabía que era malo. Él no sabía decir por qué o mucho menos explicarlo, pero era malo.
Conforme los gritos crecieron Chris se aferró con más fuerza a Phoenix, estaba tan asustado que no dudó en salir corriendo hasta esconderse debajo de la mesa del salón, junto a Bicho.
El niño se quedó completamente estático, aferrado a una de las piernas de Phoenix, mientras que con el otro brazo agarraba a su fiel peluche. — Bicho, Shhh... — Avisó a su peluche por si le daba por hacer ruido, debían quedarse en silencio, o los señores malos los atraparían, estaba totalmente convencido de ello, sabía que era malo. Él no sabía decir por qué o mucho menos explicarlo, pero era malo.
Conforme los gritos crecieron Chris se aferró con más fuerza a Phoenix, estaba tan asustado que no dudó en salir corriendo hasta esconderse debajo de la mesa del salón, junto a Bicho.
— ¿A dónde has ido? — me crucé de brazos y lo miré fijamente. Comenzaba a hacer frío, y con aquel ridículo vestido que no tapaba nada era peor aún. Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo, el almacén al que nos acercábamos parecía de lo más siniestro, ya no estaba segura de sí era tan buena idea ir o no.
Miré atrás, realmente no quería quedarme ahí atrás y menos sabiendo que se nos acercaban esos tipos tan siniestros. La pelirroja empujó las rejas de la entrada, chirriaron con fuerza, estas puertas nos llevaron a una especie de patio delantero, lleno de todo tipo de basura. Me adelanté yendo la primera hacia la puerta principal está vez, que parecía cerrada. Había tablones por todas partes, bolsas de basura, sacos... No ayudaba realmente a calmar mi inquietud. Fui yo la que llegó primeeo ahora a la puerta del edificio, no había pomo, tan solo una cerradura y por más que traté de empujar la puerta está no se abrió. — Mierda... Esta está cerrada — maldije en voz alta avisando a los otros dos.
Miré atrás, realmente no quería quedarme ahí atrás y menos sabiendo que se nos acercaban esos tipos tan siniestros. La pelirroja empujó las rejas de la entrada, chirriaron con fuerza, estas puertas nos llevaron a una especie de patio delantero, lleno de todo tipo de basura. Me adelanté yendo la primera hacia la puerta principal está vez, que parecía cerrada. Había tablones por todas partes, bolsas de basura, sacos... No ayudaba realmente a calmar mi inquietud. Fui yo la que llegó primeeo ahora a la puerta del edificio, no había pomo, tan solo una cerradura y por más que traté de empujar la puerta está no se abrió. — Mierda... Esta está cerrada — maldije en voz alta avisando a los otros dos.
No cesaba. La voz de angustia en la mujer que pedía ayuda comenzaba a ablandar el corazón y la razón de la oriental.
Suspiró profundamente, lo necesitaba para tomar coraje y bajar sus niveles de nerviosismo. Aún se encontraba alterada. Había tenido el día más extraño de su vida. Cada momento que pasaba sentía recordar su pasado, pero sin poder recordarlo completamente. Era extraño y frustrante. Sabía de sí misma que la idea de tener un hijo era demasiado remota como para que sea cierto, pero allí estaba Chris. También sabía que le gustaba ayudar a las personas. Entonces, ¿por qué ir en contra de sus principios y seguir su instinto?
Se acercó a la puerta lentamente, mientras observaba al pequeño protegerse. Le hizo una señal de silencio con su índice en los labios.
Al llevar a la ventana, pudo ver a la mujer. Alguien la había atacado. O ella había atacado a alguien. No podía ser su sangre, tenía que ser de otro. No podría estar de pié... Phoenix no sabía qué pensar.
- ¿Qué hacemos?
El felino respondió con un pequeño sonido a la pregunta de la oriental, como si fuese lo suficientemente inteligente como para comprender que aquello requería una respuesta.
- ¡Llamaré a la policía! - Gritó a la mujer.
Atinó a buscar en sus bolsillos, su celular. Sí, sabía de qué iba ese artefacto.
- Ven cariño. - Llamó a Chris con su brazo extendido mientras corría hacia la cocina. Abrió las puertas de debajo del lavabo y sacó todo lo que había allí. Del refrigerador tomó una pequeña botella de Cola, era de vidrio. La abrió. También sacó un sólo sándwich de dudosa caducidad. - Come y quédate aquí dentro, escondido. No salgas. Yo voy a protegerte. - De los utensilios, tomó un tenedor grande, también de plata, y se lo entregó. No era para el sándwich, sino como arma de protección. Una con la que él no podía hacerse daño. O al menos eso especulaba.
¿Y el teléfono? No lo encontró a simple vista, aunque tenía la sensación de haberlo visto. ¿Y dónde estaba Harris ahora? Supuso que en el otro piso, o tal vez fuera. Priorizó a su hijo, como correspondía.
Giró la perilla de la puerta, dispuesta a abrir. Pero estaba con llave. Intentó nuevamente con fuerza. Fue por la ventana. ¿Cómo se abrían esas ventanas? No encontraba nada, a menos que no sean de las que se abren.
Al final le hizo una seña, que entrara. Si realmente lo deseaba iba a hacerlo por su cuenta.
Suspiró profundamente, lo necesitaba para tomar coraje y bajar sus niveles de nerviosismo. Aún se encontraba alterada. Había tenido el día más extraño de su vida. Cada momento que pasaba sentía recordar su pasado, pero sin poder recordarlo completamente. Era extraño y frustrante. Sabía de sí misma que la idea de tener un hijo era demasiado remota como para que sea cierto, pero allí estaba Chris. También sabía que le gustaba ayudar a las personas. Entonces, ¿por qué ir en contra de sus principios y seguir su instinto?
Se acercó a la puerta lentamente, mientras observaba al pequeño protegerse. Le hizo una señal de silencio con su índice en los labios.
Al llevar a la ventana, pudo ver a la mujer. Alguien la había atacado. O ella había atacado a alguien. No podía ser su sangre, tenía que ser de otro. No podría estar de pié... Phoenix no sabía qué pensar.
- ¿Qué hacemos?
El felino respondió con un pequeño sonido a la pregunta de la oriental, como si fuese lo suficientemente inteligente como para comprender que aquello requería una respuesta.
- ¡Llamaré a la policía! - Gritó a la mujer.
Atinó a buscar en sus bolsillos, su celular. Sí, sabía de qué iba ese artefacto.
- Ven cariño. - Llamó a Chris con su brazo extendido mientras corría hacia la cocina. Abrió las puertas de debajo del lavabo y sacó todo lo que había allí. Del refrigerador tomó una pequeña botella de Cola, era de vidrio. La abrió. También sacó un sólo sándwich de dudosa caducidad. - Come y quédate aquí dentro, escondido. No salgas. Yo voy a protegerte. - De los utensilios, tomó un tenedor grande, también de plata, y se lo entregó. No era para el sándwich, sino como arma de protección. Una con la que él no podía hacerse daño. O al menos eso especulaba.
¿Y el teléfono? No lo encontró a simple vista, aunque tenía la sensación de haberlo visto. ¿Y dónde estaba Harris ahora? Supuso que en el otro piso, o tal vez fuera. Priorizó a su hijo, como correspondía.
Giró la perilla de la puerta, dispuesta a abrir. Pero estaba con llave. Intentó nuevamente con fuerza. Fue por la ventana. ¿Cómo se abrían esas ventanas? No encontraba nada, a menos que no sean de las que se abren.
Al final le hizo una seña, que entrara. Si realmente lo deseaba iba a hacerlo por su cuenta.
- ¡Lo tengo! - exclamé en voz baja cuando logré sujetar el bolso. Había tirado de este con mucho tiento y ahora lo alzaba entre mis manos para que lo vieran los demás, aunque con toda la oscuridad existente dudaba que pudieran ver mucho.
El policía había sido atraído por los golpes y ruidos de Nicholas. Miré en su dirección y luego en la de la mujer. Pobre desgraciada... había muerto de una forma horrible.
Pero ahora era momento de pensar en nosotros, ella ya no tenía solución alguna, y debíamos evitar acabar como ella, que sería lo que pasaría si no hacíamos algo, eso o muertos del asco, ya que tampoco teníamos salida alguna de allí sin las malditas llaves del agente.
Me senté esta vez en el camastro, no había tiempo para ser remilgados. Coloqué el bolso en mi regazo y empecé a examinar las cosas que había en él. - ¡Jemma! - no dudé en levantarme y acercame a ella, aprovechando que tan solo unos barrotes nos separaban, me senté en el suelo junto a ellos para pasarle el bolso y que juntas fuéramos viendo el contenido de este. Seguro que a ella se le ocurría algo, ella era la lista de las dos. Aquel pensamiento fugaz atravesó mi cabeza de forma veloz. Y llegué a la conclusión de que debía conocer a aquella joven, pues sino nada tendría explicación: la tranquilidad que sentí al verla, lo familiar que me resultaba, la forma tan fácil en la que me resultaba hablar con ella como ahora y ese pensamiento que había tenido.
- ¿Crees que algo de aquí podría sernos de utilidad? - pregunté mientras que sacaba algunas cosas, entre ellas la botella de agua, por si tenía sed. - Mira - pero yo me quedé con una de ellas, un sencillo bolígrafo, miré al agente y luego la palma de mi mano con aquel bolígrafo. Se me acababa de ocurrir una idea muy salvaje. Rápida y veloz, y lo que me sorprendía no era la idea, la velocidad con la que se me había ocurrido o mucho menos esa iniciativa de supervivencia, lo que me sorprendía era que ahora sí que me sentía como en casa. Aunque pareciera una locura, aquello me resultaba de lo más normal.
El policía había sido atraído por los golpes y ruidos de Nicholas. Miré en su dirección y luego en la de la mujer. Pobre desgraciada... había muerto de una forma horrible.
Pero ahora era momento de pensar en nosotros, ella ya no tenía solución alguna, y debíamos evitar acabar como ella, que sería lo que pasaría si no hacíamos algo, eso o muertos del asco, ya que tampoco teníamos salida alguna de allí sin las malditas llaves del agente.
Me senté esta vez en el camastro, no había tiempo para ser remilgados. Coloqué el bolso en mi regazo y empecé a examinar las cosas que había en él. - ¡Jemma! - no dudé en levantarme y acercame a ella, aprovechando que tan solo unos barrotes nos separaban, me senté en el suelo junto a ellos para pasarle el bolso y que juntas fuéramos viendo el contenido de este. Seguro que a ella se le ocurría algo, ella era la lista de las dos. Aquel pensamiento fugaz atravesó mi cabeza de forma veloz. Y llegué a la conclusión de que debía conocer a aquella joven, pues sino nada tendría explicación: la tranquilidad que sentí al verla, lo familiar que me resultaba, la forma tan fácil en la que me resultaba hablar con ella como ahora y ese pensamiento que había tenido.
- ¿Crees que algo de aquí podría sernos de utilidad? - pregunté mientras que sacaba algunas cosas, entre ellas la botella de agua, por si tenía sed. - Mira - pero yo me quedé con una de ellas, un sencillo bolígrafo, miré al agente y luego la palma de mi mano con aquel bolígrafo. Se me acababa de ocurrir una idea muy salvaje. Rápida y veloz, y lo que me sorprendía no era la idea, la velocidad con la que se me había ocurrido o mucho menos esa iniciativa de supervivencia, lo que me sorprendía era que ahora sí que me sentía como en casa. Aunque pareciera una locura, aquello me resultaba de lo más normal.
- Muchas cosas:
- Home:
Graaacias Jason
- Life Is Strange...:
- Multipass!:
Esta situación me resultaba familiar, como si ya lo hubiese vivido antes, ¿tal vez una pesadilla? Estar como estaba en ese momento no era algo que deseara, pero para ser sincera me tranquilizaba el hecho de estar tras las rejas. Al estar aquí detrás no nos sucedería nada de momento.
Habían dos opciones, la primera, quedarnos aquí dentro a esperar a los otros policías, que no era un mal plan, salvo por el hecho de que a lo mejor no volvía o por el contrario, volvían los demás policías como aqueste. Y la segunda opción era salir de aquí, era la más complicada pero habría que intentarlo.
¿Cómo escapar de una celda sin salida? El ventanuco no era una opción pues no podríamos ni meter la cabeza, la puerta era la única solución, pero estaba cerrada con llave, y por lógica la llave las tienen los policías... Miré a ese policía que estaba fuera de sí, no parecía que tuviese nada, pero en un movimiento le pude ver las llaves, estaban colgando en su cinturón, estaba complicada la cosa... - Las llaves... - Susurré hacia mi, era la manera más lógica para salir de ahí, pero no la más fácil.
Lo que podríamos hacer, cuando obtuviesemos las llaves, sería pasarlas de una celda a otra, como dos comunican es lo más sencillo, pero las demás sería pasarlas por el suelo, arrastrándolas. Es una buena idea, ya lo comentaré cuando consigamos las llaves, ahora había que centrarse en ello.
Cassidy me despertó de mis pensamientos, y cuando dirigí mi mirada hacia ella me estaba mostrando el bolso. - ¿Otra vez con esas? - Cuando dijo aquella frase, me salió esa respuesta inmediatamente, no lo había pensado, pero ahora estaba más relajada. Observé lo que el bolso tenía dentro, - esto nos va a servir en cualquier momento, no lo pierdas ¿vale? - Miré hacia aquella cosa, mira, esa cosa tiene unas llaves, la he visto por un destello producido por la luz de la luna y tenemos que qu... - En ese momento miré a Cassidy para seguir explicándole, pero ella tenía la mirada en el policía aquel y con un bolígrafo en la mano. No me estaba escuchando - ¿Ya estás otra vez pensando en tus alocadas ideas? - Sólo sabía que ella era capaz de hacer cosas sin pensarlo siquiera.
Habían dos opciones, la primera, quedarnos aquí dentro a esperar a los otros policías, que no era un mal plan, salvo por el hecho de que a lo mejor no volvía o por el contrario, volvían los demás policías como aqueste. Y la segunda opción era salir de aquí, era la más complicada pero habría que intentarlo.
¿Cómo escapar de una celda sin salida? El ventanuco no era una opción pues no podríamos ni meter la cabeza, la puerta era la única solución, pero estaba cerrada con llave, y por lógica la llave las tienen los policías... Miré a ese policía que estaba fuera de sí, no parecía que tuviese nada, pero en un movimiento le pude ver las llaves, estaban colgando en su cinturón, estaba complicada la cosa... - Las llaves... - Susurré hacia mi, era la manera más lógica para salir de ahí, pero no la más fácil.
Lo que podríamos hacer, cuando obtuviesemos las llaves, sería pasarlas de una celda a otra, como dos comunican es lo más sencillo, pero las demás sería pasarlas por el suelo, arrastrándolas. Es una buena idea, ya lo comentaré cuando consigamos las llaves, ahora había que centrarse en ello.
Cassidy me despertó de mis pensamientos, y cuando dirigí mi mirada hacia ella me estaba mostrando el bolso. - ¿Otra vez con esas? - Cuando dijo aquella frase, me salió esa respuesta inmediatamente, no lo había pensado, pero ahora estaba más relajada. Observé lo que el bolso tenía dentro, - esto nos va a servir en cualquier momento, no lo pierdas ¿vale? - Miré hacia aquella cosa, mira, esa cosa tiene unas llaves, la he visto por un destello producido por la luz de la luna y tenemos que qu... - En ese momento miré a Cassidy para seguir explicándole, pero ella tenía la mirada en el policía aquel y con un bolígrafo en la mano. No me estaba escuchando - ¿Ya estás otra vez pensando en tus alocadas ideas? - Sólo sabía que ella era capaz de hacer cosas sin pensarlo siquiera.
- Jemma :
- They :
- Awards :
-he ido a sacar la basura del camión-
Contesté a la pregunta de la joven con una picara sonrisa.
Al parecer la puerta del almacén estaba cerrada, y teniendo en cuenta que el exterior estaba plagado de trastos, podía imaginarme el interior, y no precisamente seria un palacio con mayordomo.
Vi que había un par de ventanas en la fachada del almacén, un poco altas pero accesibles con un pequeño empujón, así que sin pensarlo mucho, agarré un pedrusco y reventé la ventana, me puse bajo ella con una rodilla en el suelo y las manos juntas a modo de escalón:
-venga señoritas que yo os impulso... veo excesivo escondernos de lo que no será mas que una panda de borrachos, pero en fin-.
Contesté a la pregunta de la joven con una picara sonrisa.
Al parecer la puerta del almacén estaba cerrada, y teniendo en cuenta que el exterior estaba plagado de trastos, podía imaginarme el interior, y no precisamente seria un palacio con mayordomo.
Vi que había un par de ventanas en la fachada del almacén, un poco altas pero accesibles con un pequeño empujón, así que sin pensarlo mucho, agarré un pedrusco y reventé la ventana, me puse bajo ella con una rodilla en el suelo y las manos juntas a modo de escalón:
-venga señoritas que yo os impulso... veo excesivo escondernos de lo que no será mas que una panda de borrachos, pero en fin-.
Nos adentramos en un patio delantero, completamente lleno de basura. Deslizo la mirada a nuestro alrededor. No solo tiene un aspecto siniestro, sino que está asqueroso lo mires por donde lo mires. Dejo escapar un suspiro. Es lo que tienen los almacenes abandonados, que no son hoteles de cinco estrellas precisamente. Pero mientras solo haya basura en su interior, servirá, y los tres sobreviviremos a la suciedad.
La otra chica es la primera en llegar, pero al parecer la puerta principal está cerrada. El chico rompe una de las ventanas y se ofrece a impulsarnos.
- Prefiero esconderme de una panda de borrachos que no esconderme y encontrarme con que son una panda de caminantes. Además ¿habéis visto como iban? Una panda de borrachos no iría con la ropa rasgada y cubiertos de sangre. Prefiero prevenir que lamentarme - Respondo antes de apoyar un pie en sus manos e impulsarme hacia arriba con su ayuda. Paso con cuidado por la ventana, cuidando de no cortarme con los cristales, y me dejo caer al interior. Caigo sobre más basura. Me aparto de inmediato de la ventana para dejar paso al siguiente. Miro a mi alrededor mientras los ojos se me van acostumbrando a la penumbra.
La otra chica es la primera en llegar, pero al parecer la puerta principal está cerrada. El chico rompe una de las ventanas y se ofrece a impulsarnos.
- Prefiero esconderme de una panda de borrachos que no esconderme y encontrarme con que son una panda de caminantes. Además ¿habéis visto como iban? Una panda de borrachos no iría con la ropa rasgada y cubiertos de sangre. Prefiero prevenir que lamentarme - Respondo antes de apoyar un pie en sus manos e impulsarme hacia arriba con su ayuda. Paso con cuidado por la ventana, cuidando de no cortarme con los cristales, y me dejo caer al interior. Caigo sobre más basura. Me aparto de inmediato de la ventana para dejar paso al siguiente. Miro a mi alrededor mientras los ojos se me van acostumbrando a la penumbra.
— ¡Y adiós al factor sorpresa! — exclamé y me crucé de brazos tras que Robert rompiera la ventana. La pelirroja fue la primera en pasar. — Ten cuidado — le pedí a la chica cuando subía y saltaba al otro lado.
Esperé a que la ventana quedase libre. Desde fuera se escuchaban murmullos, sonidos de ultratumba que provocaron que un escalofrío me recorriera de arriba a abajo. No entendía el por qué, solo tenía la necesidad de huir de esas personas. Caminé lentamente hasta Robert, estaba tan nerviosa que no fue de extrañar que rompiera el hielo con la primera tontería que se me pasó por la cabeza.
— Heladero... — me acerqué a él con una sonrisita pícara, de esas mías. — ¿Te das cuenta de que la pelirroja nos acaba de dejar solos...? — coloqué una de mis manos sobre su hombro y lo rodeé hasta quedar tras él. — ¿Sabes qué podríamos hacer...? — susurré cerca de su oído. — Comienza a hacer frío y me vendría genial una buena bufanda, ¿tejemos una? — señalé un ovillo de lana que había tirado en el suelo cerca de la ventana. — O si no ayúdame a subir mejor, pero no me mires mucho el culo, que llevo una sensual braga faja que te quitaría el hipo... — y sin más me acerqué a él para que me ayudara a saltar por la ventana.
Esperé a que la ventana quedase libre. Desde fuera se escuchaban murmullos, sonidos de ultratumba que provocaron que un escalofrío me recorriera de arriba a abajo. No entendía el por qué, solo tenía la necesidad de huir de esas personas. Caminé lentamente hasta Robert, estaba tan nerviosa que no fue de extrañar que rompiera el hielo con la primera tontería que se me pasó por la cabeza.
— Heladero... — me acerqué a él con una sonrisita pícara, de esas mías. — ¿Te das cuenta de que la pelirroja nos acaba de dejar solos...? — coloqué una de mis manos sobre su hombro y lo rodeé hasta quedar tras él. — ¿Sabes qué podríamos hacer...? — susurré cerca de su oído. — Comienza a hacer frío y me vendría genial una buena bufanda, ¿tejemos una? — señalé un ovillo de lana que había tirado en el suelo cerca de la ventana. — O si no ayúdame a subir mejor, pero no me mires mucho el culo, que llevo una sensual braga faja que te quitaría el hipo... — y sin más me acerqué a él para que me ayudara a saltar por la ventana.
GAME OVER
▬ Daniel Harris queda fuera de la batalla por no superar la última actividad.
▬ Alistair Jackson queda fuera de la batalla por no superar la última actividad.
▬ Alistair Jackson queda fuera de la batalla por no superar la última actividad.
SUNNYDALE 00:00*1
Las noches de Sunnydale solían ser muy tranquilas y sobre todo encantadoras. Más aún en verano, la gente solía pasear, beber limonada en el porche de sus casas, comer algún helado o disfrutar de un batido en la cafetería. Aquella noche era sin embargo diferente, la tranquilidad había desaparecido, en su lugar ya no se escuchaban los típicos saludos o conversaciones en las calles. Algún grito ocasional, la sirena de un coche policía... Tan solo algunos despistados aún se atrevían a seguir la rutina, sin saber la pesadilla que comenzaba a cernirse sobre el pueblo.
Ya ha pasado más de medio día desde que despertaste sin recuerdos... sé que es raro, pero presta atención a lo que te rodea... A partir de aquí algunos objetos o personas familiares pueden suponer que a tu cerebro lleguen imágenes o recuerdos fugaces. Trozos de experiencias vividas, que por ahora aún no tendrán mucho sentido.
SITUACIONES & DESAFÍOS
Nota aclaratoria: las decisiones que toméis pueden acarrear consecuencias positivas, negativas, intermedias... Vosotros seréis responsables de lo que les pasen a vuestros personajes al elegir una opción u otra. Así que pensad muy bien qué elegir.
▬ Slim Fox, Victoria Devars y Vannah Ward: El almacén por dentro está a oscuras. No se ve apenas nada, hasta que de repente una linterna ilumina a Victoria.
«No me lo puedo creer... ¿Has venido de visita?»
Es el tipo de antes, la apunta con un revólver y le pide que se acerque. Tienes dos opciones:
• Gritar y llamar la atención de Vannah y Slim Fox.
• Hacerle caso.
Fuera del almacén, en el patio, hay mucha basura, cajas apiladas en un costado, plásticos... a un lado hay un coche tapado con una lona, se ve una parte de este.
▬ Abigail Roth: La caja fuerte se abre. ¡Muy buena elección! Has encontrado más información del museo, un cuchillo militar (el tuyo) y una llave: es dorada y tiene el número 07 grabada en ella. ¿Qué harás ahora?
▬ Phoenix Hemmer & Chris J. Parker:
✘ Daniel Harris ha desaparecido.
La mujer solloza aterrada, muestra indicios de haber sido golpeada, además de diversos arañazos y heridas que sangran bastante. Asiente y corre hacia la ventana, en ese momento, de la nada aparece una figura que se lanza sobre ella. El hombre muerde con furia a la mujer en el pie tirando de ella al suelo. La chica grita a causa del dolor, el hombre tira de ella que trata de arrastrarse por el suelo hacia la ventana, cuando este alza apenas un momento la mirada, se distingue su rostro ligeramente desfigurado, corrompido por diversos ojos, ni dos, ni tres... al menos una decena de ojos observan en tu dirección. Tienes tres opciones:
• Tratar de acabar con el ser, deberás usar el dado de desafíos.
• Sabes que es más fuerte, le golpeas con cualquier cosa empujándolo lejos y ayudas a la mujer a entrar.
• Tarde, tratas de cerrar la ventana dejando a la mujer fuera con la criatura.
▬ Nicholas Robles, Ryder & Jemma E. Croft: El policía se lanza a por los barrotes de la celda de Nicholas, introduce las manos entre estos y trata de alcanzarle. El señor Croft se cae al suelo a causa de la impresión y comienza a gritar. La mujer está muerta en el suelo. Se escucha una voz, es el comisario.
«¿Pero qué narices está pasando aquí?»
El policía se va hacia la zona de la recepción, donde de repente se escuchan más gritos, disparos y gritos nuevamente hasta que solo hay más silencio.
Entre los objetos de la fallecida encontraréis la ayuda suficiente para salir de ahí, pero cuidado... Cuando queráis probar algún plan para salir de las celdas no podréis dar por hecho si funciona o no, esperáis hasta el momento preciso y un narrador lo indicará. Para acabar con el zombie*2 deberéis utilizar el dado desafíos. ¡Ánimo, si lo lográis a la primera obtendréis una recompensa!
_______________
*1 Hora: Aunque se indica que son las doce de la noche, las horas en las diferentes situaciones están variando y son en torno a la media noche.
*2 Zombies: On rol aún no estamos dando por sentado que son zombies. Pero poco a poco podéis ir llegando a la conclusión de que sí.
▬ Slim Fox, Victoria Devars y Vannah Ward: El almacén por dentro está a oscuras. No se ve apenas nada, hasta que de repente una linterna ilumina a Victoria.
«No me lo puedo creer... ¿Has venido de visita?»
Es el tipo de antes, la apunta con un revólver y le pide que se acerque. Tienes dos opciones:
• Gritar y llamar la atención de Vannah y Slim Fox.
• Hacerle caso.
Fuera del almacén, en el patio, hay mucha basura, cajas apiladas en un costado, plásticos... a un lado hay un coche tapado con una lona, se ve una parte de este.
▬ Abigail Roth: La caja fuerte se abre. ¡Muy buena elección! Has encontrado más información del museo, un cuchillo militar (el tuyo) y una llave: es dorada y tiene el número 07 grabada en ella. ¿Qué harás ahora?
▬ Phoenix Hemmer & Chris J. Parker:
✘ Daniel Harris ha desaparecido.
La mujer solloza aterrada, muestra indicios de haber sido golpeada, además de diversos arañazos y heridas que sangran bastante. Asiente y corre hacia la ventana, en ese momento, de la nada aparece una figura que se lanza sobre ella. El hombre muerde con furia a la mujer en el pie tirando de ella al suelo. La chica grita a causa del dolor, el hombre tira de ella que trata de arrastrarse por el suelo hacia la ventana, cuando este alza apenas un momento la mirada, se distingue su rostro ligeramente desfigurado, corrompido por diversos ojos, ni dos, ni tres... al menos una decena de ojos observan en tu dirección. Tienes tres opciones:
• Tratar de acabar con el ser, deberás usar el dado de desafíos.
• Sabes que es más fuerte, le golpeas con cualquier cosa empujándolo lejos y ayudas a la mujer a entrar.
• Tarde, tratas de cerrar la ventana dejando a la mujer fuera con la criatura.
▬ Nicholas Robles, Ryder & Jemma E. Croft: El policía se lanza a por los barrotes de la celda de Nicholas, introduce las manos entre estos y trata de alcanzarle. El señor Croft se cae al suelo a causa de la impresión y comienza a gritar. La mujer está muerta en el suelo. Se escucha una voz, es el comisario.
«¿Pero qué narices está pasando aquí?»
El policía se va hacia la zona de la recepción, donde de repente se escuchan más gritos, disparos y gritos nuevamente hasta que solo hay más silencio.
Entre los objetos de la fallecida encontraréis la ayuda suficiente para salir de ahí, pero cuidado... Cuando queráis probar algún plan para salir de las celdas no podréis dar por hecho si funciona o no, esperáis hasta el momento preciso y un narrador lo indicará. Para acabar con el zombie*2 deberéis utilizar el dado desafíos. ¡Ánimo, si lo lográis a la primera obtendréis una recompensa!
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*1 Hora: Aunque se indica que son las doce de la noche, las horas en las diferentes situaciones están variando y son en torno a la media noche.
*2 Zombies: On rol aún no estamos dando por sentado que son zombies. Pero poco a poco podéis ir llegando a la conclusión de que sí.
Plazo de esta ronda: 48 horas para responder dos veces. Tenéis dos días hasta la misma hora de este mensaje.
Logró abrir la ventana. La sirena de policía no dejaba de sonar, cada vez más cerca. El ambiente estaba cargado de una energía extraña que no era capaz de comprender. Era tensión, estaba tensa, estaba asustada. Creía ser capaz de proteger a la mujer de quien sea que le haya hecho daño, sabía que tenía el carácter para enfrentarse a esos bravucones y salir victoriosa.
Su especulación cambió en un instante al ver cómo un sujeto arremetió contra la afligida mujer. Parecía un animal, un demonio, un enfermo mental. La mujer a la cual quería ayudar estaba cada vez más lejos. Cerró la ventana antes de pensar nada. Las personas fuera observaban, pero no veía a nadie acercarse para ayudar. Era tarde para ayudarla.
Bajó las cortinas que daban al exterior y trabó las puertas desde dentro. Afuera la cosa se estaba poniendo muy extraña. No estaba segura si comenzaría una guerra o si el pueblo se había vuelto loco. Tal vez era una enfermedad que generaba violencia, como la rabia en los animales. Nuevamente creía ser doctora, creía haber estudiado medicina. Era consciente que sabía el nombre de todos los huesos y músculos, que conocía las arterias, que había visto a seres humanos por dentro en más de una ocasión. Podía recordar la tapa de un libro de medicina, sin contexto alguno, pero le era imposible recordar el alumbramiento de Chris.
- Cariño. Tienes que alimentarte muy bien. ¿Comiste todo lo que hizo mami? - Preguntó al pequeño mientras atrincheraba la parte de la cocina. Jamás dejaría que nada malo le pase. - ¿Tú también comiste? - Preguntó al felino, haciéndole una caricia.
Éste, luego de recibir afecto, caminó al trote hasta las escaleras. Phoenix supuso que Harris estaba arriba.
- Puedes bajar, Daniel. Ya no importa quién eres. ¿Ves lo que está sucediendo afuera? ¿Estás bien? - Hacía rato que éste no respondía. Desde que le sugirió que buscara información de sí mismo. Phoenix sabía que era su amante, de un modo u otro lo sabía. Pero no mucho más.
Su especulación cambió en un instante al ver cómo un sujeto arremetió contra la afligida mujer. Parecía un animal, un demonio, un enfermo mental. La mujer a la cual quería ayudar estaba cada vez más lejos. Cerró la ventana antes de pensar nada. Las personas fuera observaban, pero no veía a nadie acercarse para ayudar. Era tarde para ayudarla.
Bajó las cortinas que daban al exterior y trabó las puertas desde dentro. Afuera la cosa se estaba poniendo muy extraña. No estaba segura si comenzaría una guerra o si el pueblo se había vuelto loco. Tal vez era una enfermedad que generaba violencia, como la rabia en los animales. Nuevamente creía ser doctora, creía haber estudiado medicina. Era consciente que sabía el nombre de todos los huesos y músculos, que conocía las arterias, que había visto a seres humanos por dentro en más de una ocasión. Podía recordar la tapa de un libro de medicina, sin contexto alguno, pero le era imposible recordar el alumbramiento de Chris.
- Cariño. Tienes que alimentarte muy bien. ¿Comiste todo lo que hizo mami? - Preguntó al pequeño mientras atrincheraba la parte de la cocina. Jamás dejaría que nada malo le pase. - ¿Tú también comiste? - Preguntó al felino, haciéndole una caricia.
Éste, luego de recibir afecto, caminó al trote hasta las escaleras. Phoenix supuso que Harris estaba arriba.
- Puedes bajar, Daniel. Ya no importa quién eres. ¿Ves lo que está sucediendo afuera? ¿Estás bien? - Hacía rato que éste no respondía. Desde que le sugirió que buscara información de sí mismo. Phoenix sabía que era su amante, de un modo u otro lo sabía. Pero no mucho más.
Me exasperaba el hombre junto a mi celda, que berreaba como un niño pequeño por lo que acababa de ocurrir; ni siquiera su esposa se había impactado tanto como él, y esos gritos agudos que emitía estaban cerca de romper mis tímpanos. -¡Cállate de una puta vez!- Le grité pegándole una patada a las rejas que separaban su celda de la mía. Algo en ese sujeto me hacía sacar mi lado más agresivo, y todavía no comprendía qué era lo que me ponía así con él.
Me eché hacia atrás instintivamente al momento en que el monstruoso policía metió sus asquerosas manos sangrientas por entre las rejas para intentar atraparme. Aunque al principio el pensamiento fugaz más coherente era no acercarme a esa cosa, también cabía la posibilidad de que si le agarraba los brazos, y tomando como ventaja que no podía morderme por los barrotes que se interponían, quizás lograría quitarle las llaves. Sin embargo, apenas mi mente maquinó el plan, una voz masculina se hizo presente en la recepción de la estación, robándome la atención que el monstruo tenía puesta en mí. -¡¡Heey, sáquenos de aquí!!- Vociferé con la esperanza de que, siendo un policía, también portase una copia de las llaves.
Ya era demasiado tarde. Los disparos y gritos desesperados que surgían del otro lado de la pared, seguidos del silencio sepulcral que se apoderó del sitio, nos hizo saber que aquel segundo policía yacía tan muerto como la mujer entre nuestras rejas. Y lo peor de todo es que el monstruo se había alejado con las únicas llaves que podrían sacarnos de ahí. Ahora empezaba a asustarme el hecho de permanecer encerrados hasta morir de hambre.
-Cassidy, pide ayuda por la ventana, quizás alguien pueda escucharte.- Sugerí con cierta duda en mi tono de voz. Nada nos aseguraba que más de esas cosas rondasen por la calle, y la peor situación sería llenar la estación con esos monstruos atraídos por los llamados de auxilio.
Me eché hacia atrás instintivamente al momento en que el monstruoso policía metió sus asquerosas manos sangrientas por entre las rejas para intentar atraparme. Aunque al principio el pensamiento fugaz más coherente era no acercarme a esa cosa, también cabía la posibilidad de que si le agarraba los brazos, y tomando como ventaja que no podía morderme por los barrotes que se interponían, quizás lograría quitarle las llaves. Sin embargo, apenas mi mente maquinó el plan, una voz masculina se hizo presente en la recepción de la estación, robándome la atención que el monstruo tenía puesta en mí. -¡¡Heey, sáquenos de aquí!!- Vociferé con la esperanza de que, siendo un policía, también portase una copia de las llaves.
Ya era demasiado tarde. Los disparos y gritos desesperados que surgían del otro lado de la pared, seguidos del silencio sepulcral que se apoderó del sitio, nos hizo saber que aquel segundo policía yacía tan muerto como la mujer entre nuestras rejas. Y lo peor de todo es que el monstruo se había alejado con las únicas llaves que podrían sacarnos de ahí. Ahora empezaba a asustarme el hecho de permanecer encerrados hasta morir de hambre.
-Cassidy, pide ayuda por la ventana, quizás alguien pueda escucharte.- Sugerí con cierta duda en mi tono de voz. Nada nos aseguraba que más de esas cosas rondasen por la calle, y la peor situación sería llenar la estación con esos monstruos atraídos por los llamados de auxilio.
¿hacer una bufanda?, ¿faja braga?, dios mio ¡esta colgada!, de repente empezaba a caerme mejor la chica.
-no prometo no mirar tus enaguas aun sin la braga faja- respondí a su comentario.
Cuando me iba a poner el pie sobre mis manos me incorporé rápidamente y salí andando rápido en la dirección de un plástico grande que cubría lo que parecía ser un coche.
-dame un segundo monina, quiero ver que es esto-
Los borrachos aun parecían estar a una distancia prudencial, seguramente entretenidos dándole una paliza al policía, así que no pasaría nada malo si veía que había bajo el plástico número 3.
Ni más ni menos que un camaro de color negro.
Al acariciar el capó me vino a la mente de manera fuga una imagen de los más perturbadora, me vi a mi mismo por un segundo en un coche similar pero vestido con una ropa muy diferente a la que llevaba puesta ahora mismo, y lo curioso que aunque estaba conduciendo esa maravilla no había sido un recuerdo bonito, más bien sentía desasosiego.
-¿que demonios pasa aquí? -.
-no prometo no mirar tus enaguas aun sin la braga faja- respondí a su comentario.
Cuando me iba a poner el pie sobre mis manos me incorporé rápidamente y salí andando rápido en la dirección de un plástico grande que cubría lo que parecía ser un coche.
-dame un segundo monina, quiero ver que es esto-
Los borrachos aun parecían estar a una distancia prudencial, seguramente entretenidos dándole una paliza al policía, así que no pasaría nada malo si veía que había bajo el plástico número 3.
Ni más ni menos que un camaro de color negro.
Al acariciar el capó me vino a la mente de manera fuga una imagen de los más perturbadora, me vi a mi mismo por un segundo en un coche similar pero vestido con una ropa muy diferente a la que llevaba puesta ahora mismo, y lo curioso que aunque estaba conduciendo esa maravilla no había sido un recuerdo bonito, más bien sentía desasosiego.
-¿que demonios pasa aquí? -.
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